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¿Es la democracia un sistema trasnochado, obsoleto e ineficiente?

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Mensaje por Sportnauta Dom Abr 06, 2014 1:19 pm

Publicamos hoy una interesante llamada a la reflexión introducida en el blog como comentario por Josesmegol. Plantea que la democracia es un sistema trasnochado, obsoleto e ineficiente, que debe ser sustituido por la meritocracia y pregunta algo tan sólido e inquietante como lo siguiente: ¿Cómo se puede elegir a una cosa tan importante como el dirigente de un país por votación en lugar de por preparación? Su tesis nos coloca frente a la injusta estupidez de un sistema político como el español, que exige idiomas y formación de élite a muchos profesionales, incluso a las secretarias, y no exige nada a un político para que pueda ser concejal, alcalde, consejero, ministro o hasta presidente. La experiencia demuestra que muchos imbéciles reales han llegado al poder y que inútiles e ineptos han causado estragos en la sociedad como presidentes del gobierno "democrático" de España.


A ver, una pequeña reflexión. La mayoría de la gente es idiota, así que de una democracia solo pueden salir gobiernos idiotas y la educación no lo va a solucionar ya que a la mayoría de la gente, como es idiota, la educación no le aprovecha en absoluto. Da igual que tengan la ESO, el bachiller y una carrera, el 99,9% seguirán siendo analfabetos funcionales incluso con una educación de calidad.

No nos hemos pasado la vida rajando del comunismo/socialismo de que es una cosa que queda muy bien sobre el papel pero que es una mierda en la practica (y con razón) ya que choca con la naturaleza animal del ser humano para que ahora que la democracia se muestra como un sistema obsoleto e ineficaz no hagamos lo mismo. ¿No va siendo hora de que dejemos atrás un sistema inventado hace ya más de 2000 años? ¿No debería avanzar un poco la humanidad? ¿Acaso un médico o un piloto o un científico se eligen democraticamente? ¿Cómo se puede elegir a una cosa tan importante como el dirigente de un país por votación en lugar de por preparación? Admitamoslo, la democracia es una mierda. ¿Se imaginan que cuando Darwin publico "El origen de las especies" la comunidad científica hubiese elegido por democracia si la evolución era cierta o no en vez de ceñirse a los hechos? Ahí lo dejo, reflexionen.

El único sistema posible es la meritocracia, donde, siguiendo el principio de la evolución, solo el que valga para ocupar un puesto debería ocuparlo y no el que salga votado. Si os hace ilusión pues después de la criba y quedando solo los mejores pues ya que la gente vote al que quiera de entre los mejores pero joder, que ya vale, es que no hay ningún filtro. Se pueden aprender muchas cosas de la evolución y la selección natural y por mucho que joda escucharlo no somos iguales, ni siquiera dos gemelos o dos clones serian iguales al 100% y precisamente porque no somos iguales nuestro voto no debería valer igual. Link
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¿Es la democracia un sistema trasnochado, obsoleto e ineficiente? Empty La democracia es un fracaso y no sirve

Mensaje por Internauta Dom Mar 13, 2016 12:27 pm

Muchas personas de mi entorno y no pocos de mis lectores no entienden mi lucha continua a favor de la democracia. Decenas de amigos y cientos de lectores me dicen una y otra vez que mi obsesión por defender la democracia es absurda y que ese sistema no sirve para nada porque está basado en la mediocridad y en la explotación de las masas por parte de unos políticos listillos que se sirven del sistema sin servir jamás al pueblo.

Yo siempre me he negado a admitirlo, pero hoy, ante lo que está ocurriendo en España, no tengo mas remedio que admitir que la falsa democracia o la democracia degradada, como la que está vigente en España y en otros países corruptos y deteriorados, es un pésimo e injusto sistema, probablemente peor que la misma tiranía.


Sin embargo, la democracia, cuando es auténtica, sigue siendo el mejor de los sistemas posibles, no porque sea un gobierno de todos, por todos y para todos, sino porque es el único capaz de controlar el poder del Estado, de los políticos y de sus partidos mediante una inteligente y eficaz red de cautelas, frenos, contrapesos y contrapoderes.

El problema es que esa democracia verdadera ya no existe, ni siquiera en los Estados Unidos, que es el país que la instauró por vez primera, ni en ningún otro país del mundo. Y no existe porque los políticos la han asesinado y porque los ciudadanos no han sabido defenderla.

Algunos de mis amigos aseguran que no existe porque no puede existir nunca en un mundo donde la gente no es educada para que sea inteligente y virtuosa, sino para que sea imbécil y esclava. Cuando la democracia carece de ciudadanos educados, responsables, cumplidores y exigentes, entonces, inevitablemente, se convierte en un lodazal donde florecen el abuso de poder, la desigualdad, la corrupción y la injusticia en todas sus facetas.

Los mismos políticos en el poder se han encargado de corromper y degradar el sistema democrático. Les da miedo gobernar sobre seres inteligentes y por eso han educado, desde el poder, a esclavos torpes que lo soportan todo, que desconocen sus derechos y que viven ajenos a la política, la responsabilidad y la grandeza de pertenecer al género humano.

La democracia tiene dos patas que la sostienen: una son sus reglas y leyes, que deben ser respetadas y cumplidas; la otra son los ciudadanos, que tienen que vigilar y hacer que el sistema se mantenga activo y no se desvirtúe y se pudra.

En la mayoría de los países del mundo, ni existen verdaderos ciudadanos, ni se respetan y cumplen las reglas democráticas. Esos países, sin ciudadanos y sin respeto al sistema, no son democracias sino dictaduras camufladas de poderes visibles e invisibles: líderes, partidos, grandes corporaciones y un poder establecido, en parte visible y en parte oculto, que es el que controla el destino del mundo.

España es uno de los ejemplos más elocuentes y tristes de los estragos y deterioros que causa la degradación de la democracia. El poder político, controlado férreamente por partidos políticos de derecha y de izquierda, ha conseguido que el pueblo se someta a las mentiras, los abusos y las corrupciones y los políticos, sin un pueblo que los vigile y los controle, se han convertido en déspotas que gobiernan sin democracia y sin justicia. La democracia ha sido asesinada por los políticos, la sociedad civil ha sido ocupada por los partidos y la corrupción, el abuso de poder y el mal gobierno se han adueñado de la situación y han condenado a la nación española a la decadencia, la pérdida de valores fundamentales, el irrespeto a los derechos humanos y la postración. Como consecuencia, el país se empobrece, se endeuda de manera suicida, se hace cada día más injusto y menos habitable, al mismo tiempo que pierde cohesión y deteriora peligrosamente su convivencia.

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¿Es la democracia un sistema trasnochado, obsoleto e ineficiente? Empty Meritocracia y centralización

Mensaje por Infornauta Jue Ago 11, 2016 1:08 pm

Este principio esencial de un Movimiento Patriota con mayúsculas, no es una formulación nueva.

Este artículo pretende ser un mero resumen, sin entrar en complejos detalles, más propios de un manual de derecho político.

La meritocracia, es una forma gobierno basada en el mérito, esto es, en que los más capaces sean los que rijan los destinos de España. Actualmente, tal principio, rige aquéllo que le interesa al Estado, al menos teóricamente, a la hora de seleccionar funcionarios y poco más.

La centralización es un principio político y administrativo.

Como principio político implica la existencia de una autoridad y estructura política única en el Estado, que puede delegar en órganos inferiores y subordinados en rango. Como principio administrativo supone que los órganos centrales del estado son los encargados de diseñar las funciones propias de una administración pública, implementando y ejecutando éstas por sí o a través de órganos inferiores y subordinados.

Analizaremos ahora cómo implementarlos y las enormes ventajas que ambos principios suponen para España y los españoles, partiendo eso sí, de que la actual Constitución, con una forma de gobierno oligárquica, a través de los partidos, ha degenerado, como es natural, en una dictadura de los partidos (cuyas víctimas son los ciudadanos convertidos en súbditos) y una organización territorial autonómica nefasta para una gestión óptima administrativa y para nuestra devastada economía (el desarrollo ha supuesto una corrupción total (repito total), descarada y dervergonzada, con la subsigueinte (y lógica) iineficacia administrativa, con un altísimo e insostenible coste, que nos endeuda, y por tanto, nos empobrece día a día, en tanto no seremos capaces de gestionar sin recurrir al bucle del endeudamiento, que a la postre ya resulta prácticamente impagable).

1º.- La meritocracia:


Tal principio ha de conseguirse pacíficamente, por la fuerza de la calle, pacífica y democráticamente, superando todo obstáculo institucional y jurídico, siendo para ello un importante aliado la abstención activa o pasiva en las sucesivas mascaradas y tramposas convocatorias electorales.

El artículo 6 de la Constitución Española se refiere a los partidos políticos como una suerte de mediums, intercesores a la postre, entre el Estado y los ciudadanos, a pesar de la falacia constitucional de que la soberanía reside en el pueblo (artículo 1.2 de la mismas) y como expresión de un pluralismo político que no existe, pues son máquinas de poder antidemocráticas, que se engrasan con la corrupción a partir del clientelismo y con la complicidad a partir de la colocación de sus afines, unidas por un mismo fin, sobrevivir, aún extenuando a sus súbditos.

El artículo 7 de la Constitución Española apuesta por los sindicatos como mediadores entre los tutelados trabajadores y la empresa, como si un trabajador no pudiese negociar su propio contrato con la misma a partir de unos mínimos estatatales, y por las asociaciones empresariales que no son más que lobbys que dependen de la partitocracia, alimentándola con nuestro dinero, participando, por tanto, en la persistente y total corrupción.

A partir del repudio de nuestra actual forma de gobierno (que nos vampiriza, empobrece y acaba con toda ilusión de avance democrático, ante el valladar mediático de los partidos y sindicatos que no quieren perder el pesebre que les oxigena) y la apertura de un proceso constituyente de refundación de España, como Nación, y de su herramienta, el Estado, podremos actuar bajo una forma de gobierno fundada en el mérito y la capacidad, sin que la posición social o económica subordinen a lo anterior.

Quienes sean más meritorios tendrán el deber moral de concurrir para, previa elección democrática por los españoles (y mediante el telesufragio libre, directo y secreto), asumir los destinos de España con todas sus consecuencias, sometiéndose al imperio de la ley y a una auténtica división de poderes, absolutamente independientes, respondiendo por sus acciones.

Obviamente, esta forma de gobierno requiere del concurso de nuestros nacionales, como ciudadanos responsables, que pierdan el miedo a las instituciones y a todo lo que emana de ella, es decir, en definitiva, asumir y gestionar nuestra propia libertad para refundar España donde no tienen cabida ni instituciones como la Corona (y que desde la muerte del Generalísimo Franco, y como acto de enorme traición a España y a la memoria del mismo, nunca ha servido a España para nada, por el propio diseño constitucional del que se ha dotado para ello y recogido en la Norma de normas), ni el Senado (que no representanta a nada ni nadie), ni las comunidades autónomas (que son una suerte de artificio provocado por el chantaje de los enemigos del separatismo periférico ejercido sobre una clase política sin arredros y con complejos de inferioridad) y que a la postre, han traicionado a España y a los españoles, vendiendo nuestra Patria a los enemigos externos de España (la propia UE, EEUU y el amo de todos ellos, el sionismo, entre otros) e internos (separatismo y los propios partidos políticos nacionales con “representación” en su totalidad, entre otros), bajo la innegable complicidad de las Fuerzas Armadas que han incumplido, sistemáticamente, su obligación de garantizar por encima de todos y de todo, la unidad de España, conforme el mandato constitucional del artítulo 8, dejando que los separatistas den pasos golpistas, y con nuestro dinero, dicho sea de paso, para asegurar la desintegración de España.

2º.- La centralización:


Seleccionado por los nacionales el cuadro gestor que por mérito y capacidad ha de asumir tan magna refundación, el primer paso será elaborar una nueva constitución, que ha de ser objeto de aprobación (o no) por los nacionales.

Las administraciones públicas de hoy se concretan en la central, la autonómica y la local (diputaciones y ayuntamientos).

El contenido de esa nueva constitución, en lo que a la organización administrativa y territorial respecta, ha de ser claro y concreto bajo el principio de la centralización política y administrativa.

Obviamente, y por sentido común, la descentralización es una opción que ni tan siquiera ha de contemplarse por los vicios y daños actualmente causados, tras casi cuarenta años de dictadura partitocrática, fundado en unas organizaciones donde las oligarquías continúan perseverando en la infame e industrial parasitación, sostenidas por la plutocracia más repugnante e intolerable.

La aplicación de tal principio de centralización ha de barrer, totalmente, la actual estructura administrativa descentralizada dando lugar a un nuevo orden político y administrativo, de suerte que una administración central debe gestionar todos los recursos públicos, llegando al ciudadano a través del principio desconcentración, a través de sus órganos periféricos y la administración local a través ayuntamientos (siendo éstos reducidos en número -actualmente hay más de 8.000- en pos del principio de eficiencia), suprimiéndose tras ello, todo vestigio de comunidad autónoma y diputación.

Los beneficios inherentes serían inmediatamente palpables y además, sostenidos en el tiempo, pudiendo reducir deuda, déficit, funcionarios y personal laboral afecto a las administraciones públicas (parte del entramado de la economía no productiva), bajar los impuestos, incrementar el empleo, hasta conseguir prácticamente el pleno empleo, subir los salarios, etc.

En definitiva, mejores servicios públicos a un menor coste.

No compartir esta visión, en su esencia al menos, es de necios o de cómplices con el estatus quo actual, pagando tanto ellos como nosotros, los que buscamos soluciones reales, las consecuencias que son evidentes y así, según datos de contabilidad nacional a 31/12/15:

– La deuda pública alcanza, prácticamente, un 100% del Producto Interior Bruto (PIB) y que sin maquillar alcanza una cifra próxima al 150%;
– El déficit público es superior a un 5%;
– El gasto autonómico próximo a los 100.000 millones de euros anuales;
– El número de empleados públicos es usperior a de 3 millones de funcionarios y personal laboral;
– El mayor índice de pobreza y de desempleo en la UE (salvando alguna excepción) y atemperados por factores “sostén familiar” y la economía sumergida que supone más de un 20% del PIB, están aquí, en España.
– Cada empleo público creado (economía no productiva, aunque necesaria en menor número), genera la destrucción de casi 3 puestos de trabajo en la empresa como consecuencia de la necesidad de cubrir tales costes vía impuestos.

¿ Se imaginan un escenario alternativo a todo este despropósito descomunal que nos esclaviza ?.

España, en 5 años (o menos) estaría ubicada entre las 10 primeras potencias económicas mundiales y para ello no hay que ser muy optimista.

En resumen, o abrazamos el principio meritocrático y el principio de centralización o esta fiesta acabará mal, pero que muy mal y probablemente, de forma violenta, abrupta y sostenida.

Ha llegado el momento de asumir la responsabilidad de nuestra libertad y elegir bien y si no, pues padezcamos el bucle electoral en el que estamos, yendo a por las terceras, aún a sabiendas que nos están porculizando a todos, menos a los que viven de todo este momio.

No me resisto a despedirme sin una egregia frase del filósofo y siempre maestro, Gustavo Bueno Martínez, tras el recientísimo fallecimiento de éste, siguiendo al de fallecimiento de Carmen Sánchez, y con escasos días de diferencia.

Es ésa que dice: “Se suele oponer Europa a España, pero España es Europa antes que otras muchas naciones”.

Vaya mi sincero y humilde pésame a la familia por ambas pérdidas, como apasionado admirador de D. Gustavo. Españoles, pierdan sus complejos y den lo mejor de sí por España, apisonando toda esta mierda que les aprisiona, pero éso sí, pacífica y democráticamente.

Yo les he dado las pautas, los que por mérito y capacidad me superan deben desarrollarlas con la confianza de todos los españoles. link
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¿Es la democracia un sistema trasnochado, obsoleto e ineficiente? Empty La democracia ya no es el mejor de los sistemas

Mensaje por Josuhe Dom Ene 14, 2018 8:40 pm

Los políticos, además de destruir valores y de llenar nuestro mundo de lodo, están acabando con la democracia, que, adulterada y degradada por los partidos, pierde prestigio y el aprecio de la ciudadanía.

Ya no es cierto aquello que afirmó el estadista británico Winston Churchill de que la democracia es el mejor de los sistemas posibles. A juzgar por el tipo de sociedad que están construyendo los políticos que se autoproclaman demócratas, injusta, desigual, lejana al ciudadano, hipócrita, sin valores y a veces opresora, la democracia ha quedado tan prostituida que ya es una basura.


Los políticos y los sistemas económicos han asesinado la democracia.

Es probable que, sin percatarnos, se esté iniciando una nueva era en la que la democracia quede erradicada por débil y corrupta, por no haber sabido solucionar los grandes problemas de la humanidad, que siguen vigentes en un mundo actual sin felicidad, sin justicia y sin igualdad, donde avanzan la pobreza, el abuso de poder, la violencia y el hambre.

La democracia, tras ser prostituida por los partidos políticos, ha abandonado a los débiles y ha construido un mundo a la medida de los poderosos, donde los políticos y sus aliados financieros y empresariales son los reyes y el pueblo ha quedado integrado en una masa de súbditos abandonados a su suerte.

Al observar los múltiples acontecimientos, políticos, económicos, sociales climáticos, bélicos y armamentistas, a nivel global que vienen sucediendo en los distintos rincones del planeta, se llega a la conclusión de que los sistemas políticos han fracasado en su misión de mejorar el mundo y lograr la felicidad de los ciudadanos, que es el fin principal de toda acción política.

Los conflictos en Oriente Medio, Asia, África y otros lugares del mundo siguen poniendo de manifiesto el fracaso de nuestra especie como seres racionales pensantes y únicos responsables de nuestro devenir como civilización.

Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo y la que ha dominado el último siglo, ha iniciado su declive y hoy está dirigida por un insensato impredecible como Donald Trump, mientras es sustituida, poco a poco, por otras potencias emergentes, todas ellas con otra manera de concebir el futuro, más autoritarias y ajenas a las filosofías humanísticas y liberales que crearon y sostuvieron la democracia.

Los valores que han sido referente mundial durante el último siglo, sobre todo la libertad y la democracia, se debilitan día a día.

El fracaso del liderazgo de Estados Unidos, un país que a pesar de ser el más próspero de la Tierra siempre tuvo al menos 50 millones de personas el los aledaños de la pobreza y el desamparo, es el fracaso de todo nuestro mundo.

La derrota y la cobardía se han instalado en nuestro mundo y vivimos con indiferencia las tragedias en países como Siria y Venezuela, el primero asolado por la guerra y el segundo sometido a los caprichos de un tirano apoyado por otros tiranos y por lo peor de la sociedad.

Tampoco reaccionamos ante un hecho real que domina nuestro mundo: los gobiernos son
marionetas al servicio de intereses ocultos, próximos a los grandes capitales y los mercados financieros. Los poderes públicos elegidos por los ciudadanos doblan la rodilla ante poderes que no tienen otra legitimidad que el poder que han acumulado, siempre con la ayuda de la peor y más irresponsable clase que ha producido nuestra civilización, la clase política.

Esos poderes ocultos han impuesto una dinámica diabólica que los políticos siguen al pie de la letra: recortes y privaciones para el pueblo y más facilidades para que los poderosos puedan acumular más dinero y poder. La indiferencia ante el mal ha condenado nuestro mundo y ni siquiera nos escandaliza que las diez mayores fortunas del planeta posean mas riqueza que la mitad de la población mundial.

La injusticia se ha instalado en el poder y los impuestos se cobran no tanto para financiar los servicios básicos que la sociedad necesita, como la educación, la sanidad y la seguridad ciudadana, sino para que los poderosos vivan a cuerpo re rey.

Las clases medias, que durante décadas fueron el colchón que daba solvencia y estabilidad a la economía mundial, está siendo empobrecida por unos gobiernos insaciables de codicia que sólo benefician a los grandes poderes.

Los sistemas democráticos, lógicamente, empiezan a ser cuestionados por los ciudadanos sin que nadie reaccione ante esa catástrofe. Muchos sospechamos que de eso se trata, de desprestigiar un sistema que, por depender del voto y de la voluntad ciudadana, se convierte a veces en un obstáculo para las élites mundiales, que quieren gobiernos sometidos con poderes inapelables, puras tiranías camufladas de democracia.

España, nuestro país, es uno de los que ocupa un puesto de vanguardia en la demolición de la democracia y la ruina de los valores, libertades y derechos. Nuestros gobiernos, desde la muerte del general franco, parece que han legislado y gobernado en contra del bien común y han empujado al país hasta el borde de la corrupción, la ruptura, la injusticia, el desempleo y la falta de esperanza.

Que nadie se extrañe si los próximos años son inseguros e inestables porque la ciudadanía se resista a los cambios que les imponen desde las sombras. La gente votará en contra de lo viejo y buscará, dando palos de ciegos, nuevas ideas y nuevos partidos que devuelvan la esperanza. La desesperación ira creciendo y llegará el momento en que los pueblos, deseosos de orden, justicia, esperanza e ilusión, acojan con los brazos abiertos a dictadores canallas.

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¿Es la democracia un sistema trasnochado, obsoleto e ineficiente? Empty La falsa democracia debe morir; viva la meritocracia

Mensaje por Extranauta Dom Jul 22, 2018 8:08 pm

No hay democracia. Democracia significa "el gobierno del pueblo" y aquí solo hay poder de las élites de los partidos. Es un sistema representativo al que llaman democracia, pero que no lo es en modo alguno porque el pueblo no solo no manda sino que el sistema está ideado para suplantarlo y eliminar toda su influencia.

Si los políticos que han usurpado y prostituido el sistema quisieran, el poder del pueblo y la democracia podían ser fácilmente restablecidos y lograrían, gracias a las nuevas tecnologías, algo parecido a lo que existía en la Atenas clásica que inventó la democracia, donde los ciudadanos mandaban sin interferencia ni mediación alguna de partidos políticos. Bastaría con establecer un sistema de consulta permanente para saber lo que piensa y desean los ciudadanos, pero a los políticos no les interesa porque quieren ser ellos y solo ellos los que tomen las decisiones, casi siempre en contra de la voluntad popular.

Dicen como excusa que el poder del pueblo es imposible y que la única vía para tener democracia es la representativa, pero eso es una rotunda mentira interesada. No elegimos a los que nos representan sino a los que usurpan esa representación y solo representan a sus partidos y a ellos mismos.



El sistema al que llaman democracia, que no es otra cosa que un sistema que elige a representantes perteneciente a partidos políticos, que son más fieles a sus organizaciones que a los ciudadanos, está obsoleto y ha demostratrado hasta la saciedad que es inútil e injusto. De la vieja democracia que funcionó en la Atenas clásica hace más de 2.000 años, sólo le queda el nombre. El sistema vigente sólo produce mediocres y gente escasa de valores que, sin merecerlo, alcanza la cúspide del poder. Ya va siendo hora de que evolucionemos y nos demos cuenta que estamos gobernados por un sistema que sólo tiene de bueno el nombre y que representa una estafa en toda regla porque es uno de los que más marginan e ignoran al pueblo en toda la historia de la política.

La humanidad debería avanzar un poco y abandonar la estupidez ¿Acaso un médico o un piloto o un científico se eligen democraticamente? ¿Cómo se puede elegir a una cosa tan importante como el dirigente de un país por votación en lugar de por preparación? Admitámoslo, la democracia, como se aplica hoy, es una estafa. ¿Se imaginan que cuando Darwin publico "El origen de las especies" la comunidad científica hubiese elegido por democracia si la evolución era cierta o no en vez de ceñirse a los hechos?

El unico sistema posible es la meritocracia, donde, siguiendo el principio de la evolución, solo el que valga para ocupar un puesto deberia ocuparlo y no el que salga votado.

No puedo entender que a los gobiernos representativos se les llame democráticos. Lo que tenemos no se parece en nada a lo que había en Grecia. Lo que hoy se parece más a democracia es el modelo suizo. Los demás son solo gobiernos representativos que usurpan un nombre que no merecen y que dejan mucho que desear. El sistema consiste en que nosotros, el pueblo, le delegamos el poder a unos pocos en los que en teoría creemos, pero el problema es que después de haberlos elegido no tenemos ningún instrumento para obligarlos a cumplir las promesas o el programa partidario. De hecho, lo que llaman el "gobierno del pueblo" se queda sin poder alguno después de las elecciones, permitiendo que ellos aprueben las leyes que les de la gana y que gobiernen como si dispusieran de un cheque en blanco, muchas veces en contra de la voluntad popular.

No elegimos a los que nos representan porque esos representantes sólo representan a sus partidos o, en el mejor de los casos, a ellos mismos. Sólo elegimos a los que estarán en la cúpula del poder, a las élites. El sistema debería llamarse "Elitismo" u "Oligocracia elitista", nunca democracia, nombre que usurpa sólo porque la palabra "Democracia" está adornada con cualidades y atributos que la hacen extraordinariamente atractiva.

La conclusión del análisis es elemental y fácil: si lo que elegimos es a la élite que va a dirigirnos, que al menos sean élites preparadas y con méritos suficientes, no a los sinvergüenzas, paletos y hasta delincuentes que ahora alcanzan el poder a través de los sistemas de esta democracia prostituida que nos gobierna

O cambiamos el actual sistema por una democracia auténtica, donde la voluntad popular sea el faro rector que debe ser siempre respetado, o instauramos una "meritocracia", que consiste en elegir para que nos representen a los mejores, a los que tienen más méritos y cualidades. La experiencia demuestra que dejar las cosas como están es una rotunda estupidez.

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¿Es la democracia un sistema trasnochado, obsoleto e ineficiente? Empty España no necesita políticos en el poder, sino personas decentes y preparadas

Mensaje por Josuhe Lun Abr 06, 2020 11:53 am

Una de las mas burdas e indecentes manipulaciones de los políticos es definir a los partidos como parte esencial de la democracia, un sistema que, según ellos afirman, necesita a los políticos para que funcione. Sin embargo, eso es mentira. La democracia, para que funcione bien, no necesita partidos ni políticos sino a gente decente y sensata tomando decisiones y conduciendo a sus países hacia la prosperidad, la justicia y el bien común.

Los políticos y sus partidos no sólo no son imprescindibles sino que en los países más prostituidos y deteriorados, como España, constituyen el principal obstáculo para que esas sociedades despeguen y prosperen y una apuesta segura y miserable para que en esas naciones avancen la corrupción, el abuso de poder y el expolio del dinero y los recursos públicos.


¿Es la democracia un sistema trasnochado, obsoleto e ineficiente? 44467586-36328570

La pésima gestión de la crisis del coronavirus es la mejor prueba de que los políticos españoles fracasan continuamente y nos llevan a la derrota y el colapso. Es imposible encontrar una gestión peor del drama que representa el coronavirus que la realizada por la coalición Sánchez-Iglesias. Han provocado miles de muertos con sus retrasos interesados, sus indecisiones, sus pésimas compras de materiales y su distribución torpe y sectaria de los recursos, premiando a los amigos y castigando a los adversarios con menos suministros vitales. Han enviado a miles de sanitarios hacia la muerte sin mascarillas, guantes y batas protectoras, consiguiendo un aluvión de infectados y muertos entre ellos y han causado miles de bajas dejando a los ciudadanos sin respiradores ni recursos para que se salven. Por su culpa, hay miles de ataúdes y cuerpos amontonados en tanatorios de hielo improvisados, sin que las familias ni siquiera puedan verlos.

Nos estamos equivocando. No necesitamos políticos en el poder sino gestores capaces, técnicos bien preparados y dotados de valores para que gestionen con garantías nuestras instituciones y administren el Estado con sabiduría y acierto, justo lo contrario de lo que están haciendo nuestros políticos, cuya mano conduce a España hacia el caos y el fracaso. Una nación tiene que ser gestionada como una empresa, no como un cortijo propiedad de una casta de políticos intocables. El servicio a la comunidad debe sustituir al privilegios y lo justo debe ocupar el espacio que hoy, con nuestros políticos al mando, ocupan la arbitrariedad, el abuso y el vicio.

La gestión de los malditos políticos no sólo siembra de fracaso y muerte la sanidad pública, sino que actúa del mismo modo en otros ámbitos vitales, como la economía, la educación, la cultura, la igualdad, la unidad de la nación, la convivencia, etc. España es ya conocida en todo el mundo como un país mal gestionado por una de las clases políticas peores del planeta, que, además es la que disfruta de más privilegios y es más rechazada por sus ciudadanos.

Basta un par de ejemplos para que se perciba con toda crudeza la pésima gestión de nuestros políticos: Uno de cada cinco muertos en el mundo por coronavirus es español, cuando nuestra población es solo el 0.6 por ciento de la mundial; España tiene más coches oficiales rodando que Europa y Estados Unidos justos y también tiene mas políticos que Alemania, Francia y Gran Bretaña juntos. Pero, además, es un país con mas políticos y altos cargos aforados que todo el reto de Europa y Estados Unidos. Por último, la España que nos han construido nuestros ineptos y corruptos "amos" ocupa lugares de privilegio en el ranking mundial de casi todos los vicios y miserias: blanqueo de dinero, prostitución, alcoholismo, drogas, dinero sucio...

La Historia de España demuestra con una claridad pasmosa que los políticos no han llevado siempre al desastre y que la salvación, cuando ha ocurrido, nos ha llegado desde la ciudadanía, generosa y capaz de reaccionar ante el drama. De un estudio detallado de nuestra historia surge la conclusión de que los peores enemigos de España son sus políticos.

Cuando el drama del coronavirus termine, este mundo fracasado tiene que cambiar y la primera conclusión para el cambio debe ser que sin políticos y sin sus corrompidos partidos, con una España gestionada por personas decentes y preparadas, nuestro país podía ser de los más prósperos y avanzados de Europa y del mundo.

Con una democracia, sin partidos políticos y con ciudadanos preparados gestionando el poder, como ocurría en la Grecia clásica, España sería otra y desde luego mucho mejor que la pocilga de injusticias, abusos, arbitrariedades y vicios que nuestros políticos nos han construido.

Lo dice claramente el certero divulgador economista Gay de Liébana: "Necesitamos políticos que sepan lo que es una empresa y el mundo real".

La economía de Estados Unidos marchaba viento en popa hasta la llegada del coronavirus porque allí tienen a un presidente empresario, Donald Trump, que ha incorporado a su gabinete al presidente de Exxon Mobil, al de Goldman Sachs o al de otra gran multinacional, todos con gran experiencia en la creación de riqueza y empleo. Pero en España ¿A quién tenemos? ¿Qué han gestionado los que nos están matando con la crisis, generan dolor y desesperación y conducen nuestra economía hacia el colapso? ¿Conoce el Gabinete Ministerial el mundo real o es un inepto cóctel de intereses y una componenda para compensar a los que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez?

La España que surja de la matanza del coronavirus tiene que cambiar y el primer cambio que necesita es dotarse de un liderazgo decente y eficaz, sin corruptos, ineptos y miserables al mando del timón, optando por personas de valores, capaces de anteponer el bien común y el interés general a la basura de los partidos políticos, esas asociaciones de mediocres ambiciosos que sólo luchan por obtener privilegios, dinero y poder.

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¿Es la democracia un sistema trasnochado, obsoleto e ineficiente? Empty La solución de España es la "tecnocracia"

Mensaje por Josuhe Mar Jun 08, 2021 11:52 am

En España, cambiar en las urnas a un partido por otro es inútil. Lo hemos hecho varias veces desde 1978 y no ha servido de nada. El nuevo gobernante casi siempre supera al anterior en estupidez, corrupción y mal gobierno. Los dos grandes partidos están podridos y sus dirigentes son siempre mediocres sin valor. La ruta de los partidos políticos está amortizada y cerrada para la España que quiere prosperar y si sigue en ella perecerá.

La única solución para países política y moralmente enfermos, como España, es la tecnocracia, un gobierno en el que los cargos públicos no son desempeñados por políticos sino por especialistas en sectores productivos y de conocimiento. En las tecnocracias, los dirigentes no están subordinados a ideologías políticas ni a partidos, sino al pueblo, que vuelve con ese sistema a recuperar el protagonismo que le corresponde en democracia, el cual le había sido arrebatado por los insaciables y corruptos partidos políticos.


Muchos países, ante el deterioro de sus partidos políticos y el mal gobierno, han recurrido a nombrar gobiernos técnicos sin servidumbres partidistas. Lo ha hecho con frecuencia y éxito Italia, por ejemplo. En la España actual, ante el fracaso de los dos grandes partidos, existen condiciones muchos más sólidas que en Italia para elegir un gobierno tecnocrático.

Creíamos que Superar a Zapatero en estupidez y mal gobierno era imposible, pero llegó Rajoy y casi lo logró. Después llegó Pedro Sánchez y se convirtió en el peor presidente desde 1978, superando a todos sus predecesores en mentiras, engaños, traiciones, torpezas, errores y fracasos, dejando a España en una profunda ruina moral, económica y política de la que costará sangre, sudor y lágrimas salir.

La llegada al poder de Pedro Sánchez ha sido demoledora para el sistema político español porque lo ha pervertido casi por completo practicando la mentira, el engaño y la corrupción de los valores, principios y reglas del sistema. Creíamos que no era posible tanta impunidad de los políticos, pero lo es. Pensábamos que el país no soportaría tanto mal gobierno tendencioso, pero lo está soportando. Creíamos que existían instituciones defensivas capaces de frenar la demolición del país y su podredumbre institucional, pero esas instituciones defensivas, desde la Corona a la Justicia, las Fuerzas Armadas y la Sociedad Civil, son inoperantes y han demostrado su enervante inutilidad.

La política española está podrida y los grandes partidos políticos con capacidad de gobernar, cargados de suciedades, corrupciones, abusos y delitos, es probable que ya sean irrecuperables. El mismo sistema, viciado y degradado, es muy difícil de regenerar porque la solución del problema nunca puede llegar del mismo problema.

España necesita un gobierno de los mejores, de personas de probada sabiduría y capacidad, sin servidumbres ideológicas, éticas y mafiosas, sin tener que alimentar a las tribus clientelares, sin que la política tenga que satisfacer compromisos y lealtades llenos de injusticia, inconstitucionalidad y riesgo, un gobierno capaz de anteponer el servicio a la nación y a los ciudadanos a cualquier otra obligación.

La tecnocracia que España necesita de verdad debería ser también constituyente, obligada a redactar una constitución verdaderamente democrática, no la actual, que es un documento partitocrático y desequilibrado que otorga demasiado poder a los partidos políticos y que margina y desprecia al ciudadano, que siempre debe ser el soberano en democracia.

La tecnocracia no es un gobierno huérfano, sin partido que lo arrope y proteja. Detrás de todo gobierno independiente y formado por los mejores está el pueblo, que es superior a todos los partidos políticos juntos. Los militantes de partidos en España ni siquiera llegan al millón, mientras que el pueblo es da 46 millones de personas. La democracia española, viciada y corrompida, representa, de hecho, la dictadura de unas minorías militantes sobre unas mayorías inmensas, tratadas como ganado por los partidos políticos.

Sólo un gobierno libre, integrado por personas de relieve y de probada solvencia y virtud, puede acabar con la mafia de los partidos en España, que es el mayor de los problemas de la nación y el tapón que nos impide el progreso, la prosperidad, la Justicia, la convivencia en paz y el prestigio internacional

Hasta que España no reconozca que su principal problema son los partidos políticos, estaremos condenados a la decadencia y la bajeza, fuerzas éstas que emanan de la partitocracia viciada que se ha adueñado de España, al amparo de una Constitución diseñada por políticos para beneficiar a sus partidos, marginando de manera indecente al pueblo.

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¿Es la democracia un sistema trasnochado, obsoleto e ineficiente? Empty El anarco liberalismo, la nueva democracia

Mensaje por Josuhe Sáb Oct 21, 2023 10:51 am

Argentina vota mañana y atrae como un potente imán la atención de las legiones de ciudadanos frustrados e indignados con la vieja política, esa que ha demostrado su bajeza e inutilidad creando un mundo sin valores, sin respeto, sin decencia y plagado de corruptos y canallas controlando los gobiernos.

La esperanza es que gane Javier Milei, un genuino, aunque también original e innovador producto de la frustración mundial ante las izquierdas que fabrican pobres y esclavos y las derechas impotentes y corruptas que no saben gestionar el poder.

Las urnas se abrirán bajo la sensación de que la vieja democracia, ideada para limitar el poder del Estado y e impedir que los delincuentes se apoderen del Estado, ha sido prostituida, castrada e inutilizada por los mismos partidos y dirigentes políticos que estaban obligados a defenderla.

Hoy, esos políticos han aprendido a burlar los controles democráticos, a violar sus leyes y a disfrutar de una impunidad y unos privilegios nunca previstos por el sistema.

La democracia ha muerto, asesinada por los políticos delincuentes, excepto en algunos escasos reductos, donde todavía resiste y es capaz de hacer dimitir y expulsar a los corruptos y sinvergüenzas.


En nuestros tiempos, como reacción a los partidos asesinos del sistema democrático, los ciudadanos desprecian a sus clases dirigentes y votan a partidos nuevos que nacen cuestionando el abuso de poder y la corrupción.

El anarco liberalismo, la doctrina del argentino Milei y de algunos otros partidos nuevos del mundo, desempeña hoy el mismo papel que la democracia cuando nació: su objetivo es controlar y suprimir el brutal poder del Estado, que, en manos de miserables, tiende a expandir siempre su poder y esclavizar a los humanos.

Javier Milei, el anarco liberal ganador de las primarias argentinas, vence porque conecta con la desesperación de los pueblos ante la maldad de los políticos: «Confiar en los políticos es como poner a tus hijos en manos de un pedófilo», afirma.

El grueso de la ciudadanía mundial está harta de sinvergüenzas, estafadores, corruptos y malvados egoístas en el poder. La mala gente se ha apoderado del mundo, aprovechando la maldad intrínseca de esas formaciones llamadas partidos políticos, cuya dinámica interna conduce a la corrupción, al abuso de poder y a la tiranía.

El anarco liberalismo no cree en el Estado y promete hacer todo lo posible por atarle las manos y los pies con cadenas, lo que, sin duda, constituirá una salida regeneradora y refrescante para un mundo infectado de canallas con poder.

La democracia ha sido desactivada y el anarco liberalismo quiere llegar para resucitarla, bajo otras bases más sólidas.

Casi la totalidad de los males que afectan a nuestro mundo, desde la corrupción al abuso de poder, sin olvidar la injusticia y el mal uso de los recursos públicos, se deben al aumento de poder de las clases dirigentes y de la supresión de los controles y límites que tenía la democracia para frenar los desmanes de los poderosos. Los políticos de muchos países podidos, entre ellos España, ya no rinden cuentas, ni dimiten, ni respetan mucho límites establecidos por las democracias originales. Se han convertido en tiranos elegidos en unas urnas casi siempre manipuladas y, en algunos casos, con sus resultados alterados.

Aunque parezca que el pueblo traga con todo y permite el abuso de los canallas que se han apoderado del Estado, eso no es del todo correcto porque el rechazo a los políticos y la resistencia al poder inicuo crecen por todas partes, generando nuevos partidos y tendencias, como son las nuevas derechas radicales, que avanzan en toda Europa, y fenómenos con gran proyección como el anarco liberalismo que representa en Argentina Milei.

El panorama se aclara poco a poco para el pueblo sometido, que cada día tiene más claro que la única lucha que tiene sentido es la que se enfrenta al poder abusivo, ese que miente sin pudor, interpreta las constituciones a su antojo, coloca a sinvergüenzas en las instituciones, controla la información, adoctrina y subyuga.

Esa lucha por una nueva democracia sin izquierdas carnívoras y derechas podridas será la espina dorsal de la vida política en todo el siglo XXI, en el que los ciudadanos tendrán cada vez más claro que el peor de sus enemigos es el político corrupto.

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