Seis brillantes inventores españoles que la Historia ha olvidado
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Seis brillantes inventores españoles que la Historia ha olvidado
La incomprensión, la mala suerte y el progreso han borrado sus nombres, pero sus creaciones están a la altura de los más grandes inventores de la Historia
La historia de la tecnología es caprichosa y, aplicando una especie de selección natural por la que la supervivencia de un nombre propio es directamente proporcional al éxito comercial de su invento, acostumbra a sepultar historias personales que, si no relevantes desde una perspectiva global, resultan como mínimo ejemplares.
Las vidas de estos seis inventores españoles, pertenecientes a distintas épocas, parecen cortadas por el mismo patrón. Aunque algunos corrieron mejor suerte y pudieron terminar sus días con mayor dignidad después de haber consagrado su vida a la investigación por amor al arte, todos gozaron en su momento de una fama de cinco minutos, si bien su destino ha sido el olvido.
"La indiferencia es el peso muerto de la Historia, es la bola de plomo para el innovador, es la materia inerte en la que a menudo se ahogan los entusiasmos más brillantes". Lo decía Antonio Gramsci, en un contexto distinto, pero la indeferencia del mundo también juega un papel importante en la biografía de muchos inventores.
elconfidencial
La historia de la tecnología es caprichosa y, aplicando una especie de selección natural por la que la supervivencia de un nombre propio es directamente proporcional al éxito comercial de su invento, acostumbra a sepultar historias personales que, si no relevantes desde una perspectiva global, resultan como mínimo ejemplares.
Las vidas de estos seis inventores españoles, pertenecientes a distintas épocas, parecen cortadas por el mismo patrón. Aunque algunos corrieron mejor suerte y pudieron terminar sus días con mayor dignidad después de haber consagrado su vida a la investigación por amor al arte, todos gozaron en su momento de una fama de cinco minutos, si bien su destino ha sido el olvido.
"La indiferencia es el peso muerto de la Historia, es la bola de plomo para el innovador, es la materia inerte en la que a menudo se ahogan los entusiasmos más brillantes". Lo decía Antonio Gramsci, en un contexto distinto, pero la indeferencia del mundo también juega un papel importante en la biografía de muchos inventores.
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Última edición por Webmaster el Vie Sep 27, 2024 8:33 am, editado 1 vez
1. Ramón Verea: la calculadora total
En el museo de la sede central de IBM, entre cientos de aparatos imprescindibles para entender la evolución de la tecnología, hay una voluminosa calculadora amarilla de 26 kilos, fabricada de hierro y acero, de nombreVerea Direct Multiplier. Fue la primera de la historia capaz de realizar cuatro operaciones aritméticas (suma, resta, división y multiplicación),manejando cifras de hasta nueve dígitos.
Cualquiera podría pensar que el creador de este artilugio debía de ser una personalidad relevante en su época, pero el gallego Ramón Vereamurió en la indigencia en Buenos Aires en 1899, y su cadáver fue recogido por los servicios sociales. Nacido en la aldea pontevedresa de Currantes, donde tuvo acceso a una biblioteca que le cambió la vida,había zarpado a Cuba en 1855, pero fue en Nueva York donde desarrolló su carrera.
En la capital del mundo escribió novelas, fundó un periódico quincenal, El Progreso, que mantuvo durante una década sin publicidad; einventó la calculadora. No le importaba el dinero:sólo queríademostrar que el talento español estaba a la altura de los pensadores más brillantes. Por eso la patentó, para a continuación olvidarse de ella, para siempre, sin tratar de obtenerrendimiento económico alguno.Algo de lo que sí se preocupó el suizo Otto Steigerpara lanzar,basándose en los principios del gallego, la primera calculadora de la historia con éxito comercial.
Cualquiera podría pensar que el creador de este artilugio debía de ser una personalidad relevante en su época, pero el gallego Ramón Vereamurió en la indigencia en Buenos Aires en 1899, y su cadáver fue recogido por los servicios sociales. Nacido en la aldea pontevedresa de Currantes, donde tuvo acceso a una biblioteca que le cambió la vida,había zarpado a Cuba en 1855, pero fue en Nueva York donde desarrolló su carrera.
En la capital del mundo escribió novelas, fundó un periódico quincenal, El Progreso, que mantuvo durante una década sin publicidad; einventó la calculadora. No le importaba el dinero:sólo queríademostrar que el talento español estaba a la altura de los pensadores más brillantes. Por eso la patentó, para a continuación olvidarse de ella, para siempre, sin tratar de obtenerrendimiento económico alguno.Algo de lo que sí se preocupó el suizo Otto Steigerpara lanzar,basándose en los principios del gallego, la primera calculadora de la historia con éxito comercial.
2. Arturo Estévez Varela: ¿unmotor de agua?
A lo largo de la Historia, el motor de agua ha sido objeto de distintas investigaciones, a menudo rodeadas de un halo de fraude.Según los científicos que han documentado el casoEstévez, susistema se basaba en una reacción químicaoriginada a partir del contacto del agua con un "componente secreto", afirmaba el perito, pero quesupuestamente era boro. Así generaba hidrógeno, sustancia que a la postre hacía funcionar el motor.En ese sentido, los críticos valoran al extremeño como un visionario, aunque la viabilidad económica a gran escala de su proyecto hoy parece dudosa.
Estévez nació en1914 en la localidad de Valle de la Serena, aunque vivió la mayor parte de suvida en Sevilla. Patentó su motorde agua en 1971, expresando su deseo de donar la tecnología al pueblo español.Tras la efervescencia pública de su invento, en un década donde había estallado la crisis del petróleo, murió en el anonimato.
Estévez nació en1914 en la localidad de Valle de la Serena, aunque vivió la mayor parte de suvida en Sevilla. Patentó su motorde agua en 1971, expresando su deseo de donar la tecnología al pueblo español.Tras la efervescencia pública de su invento, en un década donde había estallado la crisis del petróleo, murió en el anonimato.
3. Jerónimo de Ayanz: aire acondicionado en el Siglo de Oro
Sus gestas como militar alcanzaron tanta fama que Lope de Vega le dedicó una obra, inspiradaen sus hazañas en Flandes. Sin embargo, el navarro,hijodel Siglo de Oro, no se conformó con el campo de batalla. Dedicó su vida a la invención, convirtiéndose en un industrial brillantecuyas teoríasse aplicaron con éxito en los sectoresde la minería, la náutica y la agricultura.
En 1587, fue nombradoAdministrador General de Minas, y fue en el contexto de ese cargo donde desarrolló la primera aplicación industrial de la historia de una máquina de vapor. Ideóun sistema para evacuar el agua desde el interior de las minas hacia el exterior, a través de tuberías. Además, aplicó las técnicas del vapor para crear una especie de antecedente del aire acondicionado: enfriaba el aire con nieve y lo introducía en las minas, purificando así las galerías.
Después de haber sido un pionero que asombró a sus contemporáneos,su figura se ha convertido en un fantasma.En total, se le reconocen 48 inventos, que fueron recogidos en 1606 en una cédula de privilegio para invenciones, antecedente histórico del actual sistema de patentes. Entre ellos, se encuentra un traje de buceo que fue testado, en presencia del rey, en el río Pisuerga. También unsubmarino primitivo,una brújula que establecía la declinación magnética, un horno para destilar agua marina en los barcos, distintas balanzas de precisión, molinos de rodillos metálicos ybombas para el riego.
En 1587, fue nombradoAdministrador General de Minas, y fue en el contexto de ese cargo donde desarrolló la primera aplicación industrial de la historia de una máquina de vapor. Ideóun sistema para evacuar el agua desde el interior de las minas hacia el exterior, a través de tuberías. Además, aplicó las técnicas del vapor para crear una especie de antecedente del aire acondicionado: enfriaba el aire con nieve y lo introducía en las minas, purificando así las galerías.
Después de haber sido un pionero que asombró a sus contemporáneos,su figura se ha convertido en un fantasma.En total, se le reconocen 48 inventos, que fueron recogidos en 1606 en una cédula de privilegio para invenciones, antecedente histórico del actual sistema de patentes. Entre ellos, se encuentra un traje de buceo que fue testado, en presencia del rey, en el río Pisuerga. También unsubmarino primitivo,una brújula que establecía la declinación magnética, un horno para destilar agua marina en los barcos, distintas balanzas de precisión, molinos de rodillos metálicos ybombas para el riego.
4. Adrián Álvarez Ruiz: tentado por los nazis
Este palentino nacido en 1884, ya quien la lectura de Julio Verne inspiró para desarrollar sus propias invenciones,emigró a Madrid para trabajar como obrero, pero pronto demostró que su inteligencia estaba por encima de la media.No tardó en llegar a la dirección de los talleres de la compañía MZA, antecedente de Renfe.
Toda su vida trabajó para mejorar la tecnologíaferroviaria, pero su invento estrella fue un tanque submarinoideado para mejorar las condiciones de regeneración del aire en el interior de los submarinosy hacer posible que las personas encerradas bajo el agua pudiesen resistir más tiempo.
Su invento convenció a laSección de Ingeniería del Estado Mayor Central, y en 1932 se organizó un test público, ante 15.000 personas,en el lago de la casa de Campo, enMadrid. El español había construido el prototipo en su propia casa. En aquel tiempo, se trataba de una tecnología avanzada por la que se interesaron varias potencias y empresaseuropeas. Sin embargo, el deseo del palentinoera que la patente se desarrollase en España. Nadie mostró demasiado interés.
La Alemania nazi trató de captaral español, como ocurriría también con el inventor de Talgo, Alejandro Goicoechea Omar,pero se negó. Quería que su invento salvase vidas, pero no participar en una guerra. Finalmente, en 1947 patentó su tanque submarinoen Gran Bretaña, ofreciendo la tecnología a laRoyal Naval Scientific Service. Era demasiado tarde. Tras la guerra, el sistema había quedado obsoleto.
Toda su vida trabajó para mejorar la tecnologíaferroviaria, pero su invento estrella fue un tanque submarinoideado para mejorar las condiciones de regeneración del aire en el interior de los submarinosy hacer posible que las personas encerradas bajo el agua pudiesen resistir más tiempo.
Su invento convenció a laSección de Ingeniería del Estado Mayor Central, y en 1932 se organizó un test público, ante 15.000 personas,en el lago de la casa de Campo, enMadrid. El español había construido el prototipo en su propia casa. En aquel tiempo, se trataba de una tecnología avanzada por la que se interesaron varias potencias y empresaseuropeas. Sin embargo, el deseo del palentinoera que la patente se desarrollase en España. Nadie mostró demasiado interés.
La Alemania nazi trató de captaral español, como ocurriría también con el inventor de Talgo, Alejandro Goicoechea Omar,pero se negó. Quería que su invento salvase vidas, pero no participar en una guerra. Finalmente, en 1947 patentó su tanque submarinoen Gran Bretaña, ofreciendo la tecnología a laRoyal Naval Scientific Service. Era demasiado tarde. Tras la guerra, el sistema había quedado obsoleto.
5. Mónico Sánchez: el Tesla español
Su historia es similar a la de Ramón Verea. Un español de origen humilde que emigra a Nueva York y logra la excelencia, en su caso en el campo de la electricidad. La diferencia es que el manchego Mónico Sánchez sí ganóuna fortuna, que luego decidió invertiren un proyecto para crear un centro de alta tecnología en su pueblo natal,Piedrabuena, en Ciudad Real.
Lo consiguió, aunquepara ello también tuvo que construir una central -la electricidad no había llegado al pueblo todavía-paraalimentar de energía unlaboratorio donde tenía previsto fabricar en serie su propia tecnología. Sobre todo, la máquinaque le había hecho rico y famoso en Estados Unidos:el primerdispositivo portátil de rayos X de la historia,que Francia utilizó en la Primera Guerra Mundial como parte de su equipamiento médico.
Antes de regresar a España, enNueva Yorkhabía vendido su invento por 500.000 dólares a la empresaCollins Wireless Telephone, compañía pionera en el campo de la telefonía móvil, donde el español fue ingeniero jefe, eso sí, en una épocaanterior a las condenas por estafa a varios ejecutivos de la firma.
Contemporáneo de Tesla y Edison, con quienes llegó a compartir espacio en algunas ferias, su dominio de la electricidad fueautodidacta. A causa de las huelgas estudiantiles, en Madrid no había podido matricularse en la escuela de ingenieros. Entonces,decidió hacer un curso por correspondencia, en inglés, vía Londres. No conocía el idioma, pero quería aprender, y asombró tanto al creador del curso,Joseph Wetzler,que el británico le recomendó para una plaza en una empresa neoyorquina.
Contemporáneo de Tesla y Edison, con quienes llegó a compartir espacio en algunas ferias, su dominio de la electricidad fue autodidacta
Así empezó una carrera que le llevaría a la Universidad de Columbiay, más tarde, a la empresaHouten and Ten Broeck Company, donde concebiría su máquina de rayos X. De vuelta a España, la Guerra Civil -y sobre todo la excentricidad del proyecto-truncaron el Laboratorio Eléctrico Sánchez dePiedrabuena, donde Mónico Sánchez murió en 1961 con problemas económicos.
Lo consiguió, aunquepara ello también tuvo que construir una central -la electricidad no había llegado al pueblo todavía-paraalimentar de energía unlaboratorio donde tenía previsto fabricar en serie su propia tecnología. Sobre todo, la máquinaque le había hecho rico y famoso en Estados Unidos:el primerdispositivo portátil de rayos X de la historia,que Francia utilizó en la Primera Guerra Mundial como parte de su equipamiento médico.
Antes de regresar a España, enNueva Yorkhabía vendido su invento por 500.000 dólares a la empresaCollins Wireless Telephone, compañía pionera en el campo de la telefonía móvil, donde el español fue ingeniero jefe, eso sí, en una épocaanterior a las condenas por estafa a varios ejecutivos de la firma.
Contemporáneo de Tesla y Edison, con quienes llegó a compartir espacio en algunas ferias, su dominio de la electricidad fueautodidacta. A causa de las huelgas estudiantiles, en Madrid no había podido matricularse en la escuela de ingenieros. Entonces,decidió hacer un curso por correspondencia, en inglés, vía Londres. No conocía el idioma, pero quería aprender, y asombró tanto al creador del curso,Joseph Wetzler,que el británico le recomendó para una plaza en una empresa neoyorquina.
Contemporáneo de Tesla y Edison, con quienes llegó a compartir espacio en algunas ferias, su dominio de la electricidad fue autodidacta
Así empezó una carrera que le llevaría a la Universidad de Columbiay, más tarde, a la empresaHouten and Ten Broeck Company, donde concebiría su máquina de rayos X. De vuelta a España, la Guerra Civil -y sobre todo la excentricidad del proyecto-truncaron el Laboratorio Eléctrico Sánchez dePiedrabuena, donde Mónico Sánchez murió en 1961 con problemas económicos.
6. Alejandro Finisterre: padre del futbolín
Varios países reclaman la autoría de este clásico universal del entretenimiento. Son unas cuantas las patentes del período de entreguerras que tienen por objeto el futbolín, perola teorías mejor documentadas apuntan a que fue un gallego de nombre Alejandro Finisterre (se llamaba Alejandro Campos Ramírez, pero se cambió el nombre en honor a sus orígenes) quien lo patentó por primera vez, al menos tal como conocemos el juego en la actualidad. Aunque existían futbolines en los años 20 y 30, se trataba de artilugios de sobremesa, alejados del concepto actual.
Fue una bomba alemana, al comienzo de la Guerra Civil, el elemento circunstancial que propició la idea. Tras la explosión, hospitalizado en Barcelona e incapaz de moverse, pensó en un juego que le permitiese divertirse en ese estado. Entonces, fusionó dos de sus pasiones: el fútbol y el tenis de mesa.
Un carpintero vasco, Francisco Javier Altuna, le ayudó a construir un prototipoque Finisterre patentó en 1937, al mismo tiempo que un pasador de partituras que se accionaba con el pie. Sin embargo, la lluvia destruyó los documentos en los Pirineosdurante su huida hacia el exilio en Francia. Años más tarde, cuando las patentes sobre el futbolín comenzaban a superponerse, y el juego a hacerse famoso en Europa, Finisterre logró presionar a una de las factorías que losfabricabapara que le pagasen los derechos de explotación.
Utilizó el dinero para emigrar a Ecuador, aunque fue en Guatemala donde logró relanzar el invento, obteniendo notables rendimientos económicos. También llegó a jugar varias partidas con el Che Guevara
Utilizó el dinero para emigrar a Ecuador, aunque fue en Guatemala donde logró relanzar el invento, obteniendo notables rendimientos económicos. También llegó a jugarvarias partidas con el Che Guevara. Todo iba bien hasta que, tras el golpe de Estado en Guatemala, lo apresaron, según su versión agentes franquistas. En un avión, destino a Panamá, se convirtió también en uno de los primeros secuestradores aéreos de la historiapara librarse de sus captores.
Regresó a España tras la muerte de Franco, sorprendiéndose de la enorme popularidad que había adquirido su invento. Falleció en 2007, en Zamora, y aún hoy ninguna federaciónde futbolín ha reconocido su paternidad del invento. Antes de morir, el que también fuera albacea del poeta León Felipe, entregó sus memorias a la agente literaria de Gabriel García Márquez, Carmen Balcells. El documental Tras el futbolín, dirigido por Bep Moll, es el mejor testimonio de su vida.
Este español inventó el primer mando a distancia de la historia, facilitó las operaciones y anticipó la IA
Algunos genios siguen sin ser reconocidos, incluso en sus propios países, como el caso de Leonardo Torres Quevedo.
Ingeniero de caminos e inventor español. En 2022 (el 28 de diciembre) se cumplieron 150 años del nacimiento de Leonardo Torres Quevedo, pero a pesar de ser “el más prodigioso inventor de su tiempo”, ha de ser considerado como un genio en las sombras de la narrativa histórica, a causa de la fama de nación desentendida de la ciencia que tenía España en la época que él vivió (finales del siglo XIX y los inicios del XX). El menosprecio a la ciencia española y sus protagonistas, se dio no solo en el extranjero, sino también en nuestro propio país.
Inventor universal
Leonardo Torres Quevedo nació en 1852 en Santa Cruz de Iguña, Cantabria. Realizó sus estudios superiores de ingeniería en Bilbao (y los completó en París); y posteriormente entró en la prestigiosa Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid allá por 1871. En 1889 se instalaría definitivamente en Madrid, donde pudo conocer de cerca el progreso científico del país.
Su destreza académica fue evidente desde el principio y posteriormente su carrera abarcó varios campos, incluidas las matemáticas, la ingeniería y la aeronáutica. De hecho, no solo fue un gran inventor, sino que su trabajo es considerado precursor de la cibernética, del cálculo analógico y de la informática.
Repasamos algunos de sus múltiples inventos.
El 'transbordador', según Torres Quevedo “un vehículo que surca los aires, suspendido de cables, entre dos puntos elevados del terreno”. Su primera patente fue presentada en Suiza en el año 1890 aunque fue rechazada. No cejó en su empeño y siguió persiguiendo sus sueños. Precisamente es el transbordador con el que millones de personas han sobrevolado las cataratas del Niágara en Canadá (a unos 236 metros sobre el nivel del mar). Era el primer teleférico o trasbordador de pasajeros construido en el mundo. Así es: un teleférico bilbaíno en Niágara. Se inauguró el 8 de agosto de 1916 y, desde entonces, ha transportado a más de diez millones de turistas sobre un tumultuoso remolino del río.
Las contribuciones de Torres Quevedo a su desarrollo fueron cruciales. Sus diseños mejoraron la estabilidad y seguridad de estos sistemas, permitiendo cubrir distancias más largas, incluida la espectacular instalación a través de las Cataratas del Niágara. Esto no solo demostró su talento en ingeniería sino también su habilidad para realizar demostraciones espectaculares de tecnología. Fue una iniciativa de la Sociedad de Estudios y Obras de Ingeniería, formada por ingenieros y capitalistas de Bilbao. A día de hoy sigue funcionando sin accidentes, circulando a 60 metros de altura y recorriendo 580 metros suspendido en seis cables.
El primer juego de ordenador de la historia. Desarrollado en 1912, fue el primer juego en el que se podía jugar ajedrez contra un humano. Máquina vs humano. Lo que distinguió a este invento de muchos otros fue su capacidad de funcionar sin intervención humana, gracias a relés electromecánicos. Se presentó oficialmente en la Feria de París de 1914 y para muchos, fue el primer autómata capaz de jugar ajedrez de la historia. Este invento no solo mostró el dominio de Torres Quevedo sobre los sistemas mecánicos y eléctricos, sino que también sentó las bases para la programación informática y la inteligencia artificial del futuro. Este momento ayudó a que su figura y fama se extendieran a nivel internacional.
El primer mando a distancia de la historia. Quizá uno de sus inventos más futuristas fue este. Bautizado como Telekino, es considerado el primer dispositivo de control remoto. Presentado en París en 1903 en la Academia de Ciencias de París, este artefacto estaba destinado a controlar dirigibles y otros vehículos a distancia. Consiguió la patente ese mismo año en España, Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña. ¿Cómo funcionaba? Utilizando ondas electromagnéticas, que permitía a los operadores ejecutar comandos a distancia, una tecnología que desde entonces se ha vuelto omnipresente en todo nuestro mundo, desde drones hasta aparatos electrónicos domésticos. El telekino es, sin duda, otro hito en la historia de la ingeniería a nivel mundial.
Máquinas algebraicas a principios del siglo XX. Torres Quevedo desarrolló una serie de máquinas capaces de realizar operaciones algebraicas de forma automática. Estos dispositivos o máquinas calculadoras podían resolver ecuaciones hasta de segundo grado. Eran artefactos analógicos que funcionaban asignando cantidades a rotaciones de determinados ejes u otras magnitudes físicas como valores eléctricos o electromagnéticos; esto es, resolviendo matemáticas con física. Su trabajo en esta área precedió e influyó significativamente en los desarrollos posteriores de la informática digital.
A pesar de sus monumentales contribuciones a la tecnología, Leonardo Torres Quevedo sigue siendo relativamente desconocido en España, eclipsado quizá por la enorme amplitud de su trabajo, que tocaba las más variadas disciplinas.
Leonardo Torres Quevedo falleció en Madrid el 18 de diciembre de 1936 a los 83 años en su casa de Madrid cuando le quedaban unos días para celebrar su 84 cumpleaños.
Leonardo Torres Quevedo fue pionero en el desarrollo de globos dirigibles a principios del siglo XX, logrando avances que compitieron directamente con los famosos Zeppelines. Sus dirigibles, conocidos como Astra-Torres, eran flexibles, lo que les proporcionaba una mayor maniobrabilidad y seguridad en comparación con los modelos rígidos. Estos globos ofrecían un control más preciso y una estructura innovadora basada en múltiples compartimientos, lo que les permitía mantener su forma y estabilidad durante el vuelo. Su diseño fue tan exitoso que las fuerzas armadas de varios países, como Francia, Reino Unido y Japón, adoptaron los Astra-Torres para sus operaciones militares, destacándose como una de las mayores contribuciones de Torres Quevedo a la aeronáutica.
muyinteresante.com
Ingeniero de caminos e inventor español. En 2022 (el 28 de diciembre) se cumplieron 150 años del nacimiento de Leonardo Torres Quevedo, pero a pesar de ser “el más prodigioso inventor de su tiempo”, ha de ser considerado como un genio en las sombras de la narrativa histórica, a causa de la fama de nación desentendida de la ciencia que tenía España en la época que él vivió (finales del siglo XIX y los inicios del XX). El menosprecio a la ciencia española y sus protagonistas, se dio no solo en el extranjero, sino también en nuestro propio país.
Inventor universal
Leonardo Torres Quevedo nació en 1852 en Santa Cruz de Iguña, Cantabria. Realizó sus estudios superiores de ingeniería en Bilbao (y los completó en París); y posteriormente entró en la prestigiosa Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid allá por 1871. En 1889 se instalaría definitivamente en Madrid, donde pudo conocer de cerca el progreso científico del país.
Su destreza académica fue evidente desde el principio y posteriormente su carrera abarcó varios campos, incluidas las matemáticas, la ingeniería y la aeronáutica. De hecho, no solo fue un gran inventor, sino que su trabajo es considerado precursor de la cibernética, del cálculo analógico y de la informática.
Repasamos algunos de sus múltiples inventos.
Teleférico
El 'transbordador', según Torres Quevedo “un vehículo que surca los aires, suspendido de cables, entre dos puntos elevados del terreno”. Su primera patente fue presentada en Suiza en el año 1890 aunque fue rechazada. No cejó en su empeño y siguió persiguiendo sus sueños. Precisamente es el transbordador con el que millones de personas han sobrevolado las cataratas del Niágara en Canadá (a unos 236 metros sobre el nivel del mar). Era el primer teleférico o trasbordador de pasajeros construido en el mundo. Así es: un teleférico bilbaíno en Niágara. Se inauguró el 8 de agosto de 1916 y, desde entonces, ha transportado a más de diez millones de turistas sobre un tumultuoso remolino del río.
Las contribuciones de Torres Quevedo a su desarrollo fueron cruciales. Sus diseños mejoraron la estabilidad y seguridad de estos sistemas, permitiendo cubrir distancias más largas, incluida la espectacular instalación a través de las Cataratas del Niágara. Esto no solo demostró su talento en ingeniería sino también su habilidad para realizar demostraciones espectaculares de tecnología. Fue una iniciativa de la Sociedad de Estudios y Obras de Ingeniería, formada por ingenieros y capitalistas de Bilbao. A día de hoy sigue funcionando sin accidentes, circulando a 60 metros de altura y recorriendo 580 metros suspendido en seis cables.
El Ajedrecista
El primer juego de ordenador de la historia. Desarrollado en 1912, fue el primer juego en el que se podía jugar ajedrez contra un humano. Máquina vs humano. Lo que distinguió a este invento de muchos otros fue su capacidad de funcionar sin intervención humana, gracias a relés electromecánicos. Se presentó oficialmente en la Feria de París de 1914 y para muchos, fue el primer autómata capaz de jugar ajedrez de la historia. Este invento no solo mostró el dominio de Torres Quevedo sobre los sistemas mecánicos y eléctricos, sino que también sentó las bases para la programación informática y la inteligencia artificial del futuro. Este momento ayudó a que su figura y fama se extendieran a nivel internacional.
El Telekino
El primer mando a distancia de la historia. Quizá uno de sus inventos más futuristas fue este. Bautizado como Telekino, es considerado el primer dispositivo de control remoto. Presentado en París en 1903 en la Academia de Ciencias de París, este artefacto estaba destinado a controlar dirigibles y otros vehículos a distancia. Consiguió la patente ese mismo año en España, Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña. ¿Cómo funcionaba? Utilizando ondas electromagnéticas, que permitía a los operadores ejecutar comandos a distancia, una tecnología que desde entonces se ha vuelto omnipresente en todo nuestro mundo, desde drones hasta aparatos electrónicos domésticos. El telekino es, sin duda, otro hito en la historia de la ingeniería a nivel mundial.
Calculadora mecánica
Máquinas algebraicas a principios del siglo XX. Torres Quevedo desarrolló una serie de máquinas capaces de realizar operaciones algebraicas de forma automática. Estos dispositivos o máquinas calculadoras podían resolver ecuaciones hasta de segundo grado. Eran artefactos analógicos que funcionaban asignando cantidades a rotaciones de determinados ejes u otras magnitudes físicas como valores eléctricos o electromagnéticos; esto es, resolviendo matemáticas con física. Su trabajo en esta área precedió e influyó significativamente en los desarrollos posteriores de la informática digital.
A pesar de sus monumentales contribuciones a la tecnología, Leonardo Torres Quevedo sigue siendo relativamente desconocido en España, eclipsado quizá por la enorme amplitud de su trabajo, que tocaba las más variadas disciplinas.
Leonardo Torres Quevedo falleció en Madrid el 18 de diciembre de 1936 a los 83 años en su casa de Madrid cuando le quedaban unos días para celebrar su 84 cumpleaños.
Globos dirigibles
Leonardo Torres Quevedo fue pionero en el desarrollo de globos dirigibles a principios del siglo XX, logrando avances que compitieron directamente con los famosos Zeppelines. Sus dirigibles, conocidos como Astra-Torres, eran flexibles, lo que les proporcionaba una mayor maniobrabilidad y seguridad en comparación con los modelos rígidos. Estos globos ofrecían un control más preciso y una estructura innovadora basada en múltiples compartimientos, lo que les permitía mantener su forma y estabilidad durante el vuelo. Su diseño fue tan exitoso que las fuerzas armadas de varios países, como Francia, Reino Unido y Japón, adoptaron los Astra-Torres para sus operaciones militares, destacándose como una de las mayores contribuciones de Torres Quevedo a la aeronáutica.
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