Salafistas linchan hasta la muerte a cuatro chiitas

Más de 3.000 salafistas atacaron el domingo a miembros de la comunidad chiita de  Zawyat Abu Musalam (Giza) con el resultado de cuatro víctimas mortales, unos treinta heridos graves y varias casas incendiadas. La Policía no intervino, pero garantizó en todo momento a los asesinos la impunidad.

En la tarde del domingo, una turba de radicales suníes sembró el terror en la población de Zawyat Abu Musalam, donde fueron incendiadas cinco casas, agredidas treinta personas y linchadas hasta la muerte otras cuatro, entre las que se encontraba el conocido clérigo Hassan Shehato, de 66 años de edad. Vídeo

Shetato, sus dos hermanos y una tercera persona, cuya identidad no ha podido ser identificada a causa del más estado del cadáver, se hallaban en una casa celebrando la Noche del Perdón ( una festividad chiita) cuando una muchedumbre cercó el lugar y posteriormente irrumpió en su interior. Entre golpes, patadas y puñetazos, los salafistas sacaron a la calle a sus víctimas, las apalearon brutalmente y posteriormente arrastraron sus cuerpos desfigurados por las calles, mientras que los agitadores y asistentes al tenebroso suceso gritaban “¡Alá es grande!”.

Durante semanas, los salafistas (apoyados siempre por el presidente Morsi) habían lanzado virulentas soflamas contra los chiitas, a quienes acusaron de extender el libertinaje y la inmoralidad, así como de servir a los intereses de Irán. Sin embargo, estas acusaciones no son nuevas, ya que Mubarak y sus antecesores siempre definieron a los chiitas como enemigos del islam.

La “primavera árabe” comenzó con matanzas de cristianos, el hostigamiento a los intelectuales ateos o indiferentes y la imposición de los usos y costumbres misógenos. Ahora son los chiitas, que conforman la tercera minoría de Egipto, quienes sufren los rigores de los sunitas, quienes se definen como los auténticos defensores de la conocida “religión de paz”.