¿Por qué nos envidian los americanos?
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¿Por qué nos envidian los americanos?
Un reportaje sobre las «costumbres» gastronómicas españolas que más gustan a los extranjeros vuelve a caer en algunos de los tópicos más extendidos, aunque nos ponga por las nubes
Hace unos días desmontábamos algunos estereotipos que hay sobre los españoles después de que el New York Times ofreciera una imagen un poco trasnochada de España como un país de vagos, borrachos, machistas chapados a la antigua en un reportaje en el que un corresponsal cargaba contra unos horarios marcados por siestas de tres horas y otros mitos que circulan sobre los españoles.
Ahora es el Huffingtonpost Post el que se vuelve a dejar llevar por algunos estereotipos para «reflejar» las «costumbres gastronómicas» españolas... aunque para la autora del reportaje son la razón de que sepamos «disfrutar mejor de la vida».
Y dice Alison Spiegel que España es muchas cosas, tales como «sexy y sofisticada, guay y despreocupada, animada y relajada» pero lo que más resalta es que cuando se trata de comida y bebida, a los españoles nos gusta saborear de los productos ricos «hechos con ingredientes de alta calidad para disfrutar entre amigos».
Todo es una «cuestión de actitud» asegura la periodista que afirma que nuestro país tiene «algunos de los mejores restaurantes del mundo» y es la cuna de una de «las más grandes tendencias universales: las raciones pequeñas» y, a pesar de todo esto «España no es nada presuntuosa».
De nuestra gastronomía destaca el chorizo, el pan con tomate que «roza la perfección», las patatas bravas, las croquetas, la tortilla de patata, los calamares a la romana, la paella -de la que afirma «es una de las comidas más versátiles del mundo»-, los churros -aunque se confunde al decir que van rociados de azúcar y canela, lo que sí es muy habitual entre la población hispana instalada en el sur de California- y el jamón ibérico, que «hasta hace poco tiempo era ilegal en Estados Unidos pero, por suerte para nosotros, ya está permitido».
Spiegel se pregunta después «¿en qué otro sitio del mundo te dan comida gratis cuando vas a un bar?» en referencia a las tapas españolas o «¿en qué otro sitio te dicen que está bienecharse una larga siesta después de una copiosa y amena comida?». Y aquí es dónde los esteorotipos vuelven a hacer de las suyas... cuando ya sólo un 16% de los españoles practica esta costumbre a diario, muy sana y recomendable por otra parte.
Además, Spiegel vuelve a caer en los tópicos típicos de que nos pasamos el día de tapas y bebiendo sangría, que comemos mucho y muy tarde (causa por la cual tenemos que echarnos la siesta) y que cenamos «poco y muy tarde por la noche para poder salir de fiesta» durante unas cuantas horas, al final de la cuales volvemos a comer unas tapas...
Aunque, concluye de forma halagadora, Spiegel no entiende cómo aún los americanos se preguntan «por qué los españoles» somos «mucho más guays» que ellos. Por una vez la fama de vagos, juerguistas, borrachos comilones es la envidia fuera de nuestras de fronteras... Menos mal que no siempre somos como nos pintan
Hace unos días desmontábamos algunos estereotipos que hay sobre los españoles después de que el New York Times ofreciera una imagen un poco trasnochada de España como un país de vagos, borrachos, machistas chapados a la antigua en un reportaje en el que un corresponsal cargaba contra unos horarios marcados por siestas de tres horas y otros mitos que circulan sobre los españoles.
Ahora es el Huffingtonpost Post el que se vuelve a dejar llevar por algunos estereotipos para «reflejar» las «costumbres gastronómicas» españolas... aunque para la autora del reportaje son la razón de que sepamos «disfrutar mejor de la vida».
Y dice Alison Spiegel que España es muchas cosas, tales como «sexy y sofisticada, guay y despreocupada, animada y relajada» pero lo que más resalta es que cuando se trata de comida y bebida, a los españoles nos gusta saborear de los productos ricos «hechos con ingredientes de alta calidad para disfrutar entre amigos».
Todo es una «cuestión de actitud» asegura la periodista que afirma que nuestro país tiene «algunos de los mejores restaurantes del mundo» y es la cuna de una de «las más grandes tendencias universales: las raciones pequeñas» y, a pesar de todo esto «España no es nada presuntuosa».
De nuestra gastronomía destaca el chorizo, el pan con tomate que «roza la perfección», las patatas bravas, las croquetas, la tortilla de patata, los calamares a la romana, la paella -de la que afirma «es una de las comidas más versátiles del mundo»-, los churros -aunque se confunde al decir que van rociados de azúcar y canela, lo que sí es muy habitual entre la población hispana instalada en el sur de California- y el jamón ibérico, que «hasta hace poco tiempo era ilegal en Estados Unidos pero, por suerte para nosotros, ya está permitido».
Spiegel se pregunta después «¿en qué otro sitio del mundo te dan comida gratis cuando vas a un bar?» en referencia a las tapas españolas o «¿en qué otro sitio te dicen que está bienecharse una larga siesta después de una copiosa y amena comida?». Y aquí es dónde los esteorotipos vuelven a hacer de las suyas... cuando ya sólo un 16% de los españoles practica esta costumbre a diario, muy sana y recomendable por otra parte.
Además, Spiegel vuelve a caer en los tópicos típicos de que nos pasamos el día de tapas y bebiendo sangría, que comemos mucho y muy tarde (causa por la cual tenemos que echarnos la siesta) y que cenamos «poco y muy tarde por la noche para poder salir de fiesta» durante unas cuantas horas, al final de la cuales volvemos a comer unas tapas...
Aunque, concluye de forma halagadora, Spiegel no entiende cómo aún los americanos se preguntan «por qué los españoles» somos «mucho más guays» que ellos. Por una vez la fama de vagos, juerguistas, borrachos comilones es la envidia fuera de nuestras de fronteras... Menos mal que no siempre somos como nos pintan
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Desmontando los falsos mitos de los españoles
El «New York Times» recurría esta semana a estereotipos para «reflejar» el sistema de vida español. Pero ¿cuánto de cierto hay en como nos pintan?
España no es un país de vagos, borrachos, machistas chapados a la antigua como el«New York Times» parece querer hacernos parecer en su reportaje, en el que carga contra unos horarios marcados por siestas de tres horas y otros mitos que circulan sobre los españoles. Veamos que no somos tan vagos ni chapados a la antigua como nos pintan...
La siesta
Si hay algo por lo que nos conocen en el mundo entero es la siesta. La percepción que hay más allá de nuestras fronteras es que el país se paraliza en ese horario. Pero nada más lejos de la realidad. El mito de la siesta española ha quedado desterrado, ya que sólo un 16% de los españoles practica esta costumbre a diario, muy sana y recomendable por otra parte. Así lo ha revelado un estudio sobre el sueño, realizado entre más de 3.000 españoles mayores de 18 años por la Fundación de Educación para la Salud del Hospital Clínico San Carlos (Fundadeps)y la Asociación Española de la Cama (Asocama), ha revelado la extinción de este deporte nacional que se mantiene, no obstante, como reclamo para los turistas.
El análisis desvela que el 58,6% de los españoles nunca sestea, el 22% sólo en ocasiones y el 3,2% se adormece tras el almuerzo únicamente los fines de semana. La mayoría de esos pocos que gozan de un ligero sueñecito después de comer -un 72%- se conforma con recostarse en el sillón.
Es más. Un tercio de los adultos de Estados Unidos, el 34% se echa la siesta según una encuesta del Pew Research Center. Eso es bastante más que los españoles, para que luego el New York Times diga
Los alemanes, tan críticos también con nuestra costumbre, no pueden levantar mucho la voz porque en un estudio de la revista científica «Neurology» revelaba que los europeos que más duermen la siesta no son españoles, ni portugueses, sino alemanes. Incluso los ingleses se echan más cabezaditas después de comer que los españoles. Según este trabajo, el 22% de los alemanes asegura que duerme la siesta al menos tres veces por semana. Ahí se sitúan como líderes indiscutibles, muy por encima de los italianos, en segundo lugar con un 16%, y de los británicos, en la tercera plaza con un 15% de respuestas afirmativas. España y Portugal quedan relegados al cuarto y quinto puesto.
Oficialmente, la siesta fue eliminada de las costumbres españolas en 2012, cuando el Gobierno español por la presión de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional que creían que España «no podía permitirse» la siesta en medio de una crisis económica tan feroz.
Pero, ya en 2005, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero la suprimió para los funcionarios bajo la excusa de que «el aire acondicionado hacía fuer más fácil seguir trabajando a pesar del calor», por lo que recortó el descanso para la comida.
La jornada laboral
Cría fama y échate a dormir... Así podría resumirse la percepción que tienen de los españoles en muchos sitios pero sí bien es cierto que la jornada laboral es más larga en España que en el resto de Europa. Las imágenes de fiestas populares y horarios laborales un tanto extravagantes, con dos o tres horas de interrupción para la comida, han llevado a más de uno, y más de dos, a creer que los españoles somos unos vagos. Aunque la situación no es como la pintan y, desde hace años, las instituciones y empresas trabajan por cambiar esa percepción.
El problema radica en la organización de esa jornada laboral. Aunque desde hace meses el Gobierno trabaja para darle una solución por la aprobación del informe para la Racionalización de los Horarios que recomienda al Gobierno implantar el horario británico en Españacomo una de las fórmulas para acabar con los «tiempos muertos» de la jornada laboral española.
Como publicaba en su momento ABC.es, adelantar el huso horario español en una hora acompañado de una mayor implementación de la jornada continua (entrar a las siete u ocho de la mañana y salir entre las cuatro y las seis de la tarde, con media hora para comer), «permitiría una mejor conciliación de la vida laboral y familiar», y la productividad aumentaría sensiblemente.
Además y según la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo del 2011, sólo el 40% de los trabajadores tenía en esos momentos la jornada de trabajo partida. Ya son muchas las empresas, algunas de ellas del selectivo Ibex 35, que ofrecen a sus trabajadores la posibilidad de realizar teletrabajo como BBVA, ENDESA, INDRA, ONO, Iberdrola, Línea Directa Aseguradora, Telefónica, Microsoft, Sanitas, entidades públicas como el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), Administración General del Estado (AGE) y algunas Comunidades Autónomas como Castilla-La Mancha y País Vasco, lo que las hace más competitivas, a la vez que que mejora la calidad de vida de los empleados.
El Real Decreto – Ley 3/2012 de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral, publicado recientemente, constituye un hito legal, en la medida que establece por primera vez una regulación del fenómeno del Teletrabajo, modificado para ello el Artículo 13 del Estatuto de Trabajadores.
El 21,8% de las empresas ya tiene programas de trabajo a distancia, según datos del INE. Un 26% de los españoles realiza algún tipo de trabajo desde casa, un 7-8% teletrabajan un mínimo de un cuarto de la semana laboral, mientras que un 16,2% de las empresas tienen empleados que realizan Teletrabajo, al menos media jornada semanal, conectándose a los sistemas de su empresa mediante redes telemáticas externas. Esta cifra supone un incremento interanual del 10,7%, según refleja el Libro blanco del telebrajo en España.
Los horarios de las comidas
Aunque pueda parecer que en España se come más tarde que en ningún sitio del mundo, en realidad es, de algún modo, una percepción errónea. Sí es cierto que la hora estándar para la comida es a las dos de la tarde y las nueve de la noche para la cena... Sin embargo, hay que tener en cuenta que desde 1940 España se sitúa en el huso horario de Alemania en vez de al británico por lo que vamos una hora por delante del horario solar en invierno y dos en verano... Así que es como si comiesemos a la una y cenasemos a las ocho de la hora solar. Vivimos con la hora desajustada respecto a las horas de luz y oscuridad naturales, por eso comemos y cenamos más tarde que en el resto de Europa respecto al tiempo oficial, pero no tanto respecto al solar.
En septiembre, el Congreso votó una propuesta para pedir al Gobierno que realice los estudios socioeconómicos necesarios para saber cuánto costaría que España volviera al horario del meridiano de Greenwich. Lo ideal sería poder adoptar unos horarios de comida más racionales, pero sin renunciar a nuestra cultura mediterránea. O lo que es lo mismo salir pronto del trabajo podría llevarnos al sándwich rápido de los anglosajones o la comida rápida con grasas (hamburguesas o perritos calientes), de pie acompañada de refrescos con gas y azucarados que distan mucho de lo que conocemos como una alimentación sana.
Las cañitas
Aunque pueda parecer que los españoles siempre estamos en el bar con la caña de cerveza, la copa de vino o el cubata en la mano, resulta que no somos, ni de lejos, los más bebedores de Europa. Así lo reflejaba en 2012 la OCDE en un estudio que nos colocaba en el puesto 11 de Europa por consumo de alcohol, muy por detrás de Francia, que ocupa el primer lugar, seguida de Portugal y Austria. Además, los españoles, junto con los franceses, alemanes e italianos beben mucho menos que en 1980, comparado con los británicos que beben un 9% más. El 54% de los británicos de 15 y 16 años confiesa haber caído en el «binge drinking» (beber rápido y mucho para emborracharse rápidamemte), frente a un promedio europeo del 43%, donde estamos los españoles
Según la última encuesta domiciliaria sobre alcohol y drogas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con un 3,4% de los españoles realizando consumo de alcohol considerado de riesgo (cifra más baja desde 1997), España se sitúa en los tramos más bajos de la Unión Europea (UE) en cuanto a porcentaje de bebedores abusivos (consumidores de más de un litro de cerveza, medio de vino o más de tres destilados diarios, al menos cinco días a la semana).
Asimismo, y en comparación con el resto de países de la UE, España es el quinto país con mayor número de abstemios, un 33%; una cifra por encima de la media europea, que es del 25%.
Según el informe económico anual de la Federación Española de Vino (FEV), el consumo per cápita de vino del año 2012 fue de 21 litros por habitante, menos de la mitad de países como Francia o Italia que rondan los 53 litros.
¿Tapas? Un fenómeno mundial
Aunque España es el país donde, probablemente, nacieron las «tapas», el aperitivo se ha convertido en un fenómeno mundial que ya se puede encontrar en restaurante de todo el mundo, entre ellos Estados Unidos, donde los bares de tapas triunfan tanto en número como emn afluencia de público con los famosos «sliders».
En algunos países de Europa, se llama «Hors d'oeuvre» (fuera de horas de trabajo), que viene a indicar el intervalo de tiempo entre la parada del trabajo y el comienzo del almuerzo.
También en los países de Sudámerica son una costumbre arraigada, como Venezuela, donde se incluye los «pasapalos» -nomre que reciben las tapas- como parte del menú, algunos de los cuales son famosos a nivel internacional como el «tequeño».
También Filipinas es un fenómeno popular así como en algunas cocinas mediterráneas orientales y su expresión es el «Mezze», es todo un estilo culinario social. La tapa por antonomasia filipina este país es un plato tradicional con carne, arroz y huevo.
En Italia, Coreana, Japón, México... la costumbre de servir pequeñas porciones de comida con cada ronda de bebida, de manera gratuita, está totalmente arraigado, aunque según el país de procedencia adquiera un nombre distinto: aperitivos, tapas, pinchos, bocaditos, picada, nachos, bocados, entremeses, canapés, picada...
Más allá del pincho de tortilla
Los españoles no basamos el picoteo en el pincho de tortilla. Nuestra rica gastronomía se extiende al tapeo, que puede ir desde unas -rápidas de preparar- aceitunas, patatas fritas, patatas bravas, etc... a las deliciosas croquetas caseras, el jamón o embutidos de cualquier tipo, «pescaíto», ensaladillas en sus mil y una variedades, pequeñas raciones de guisos...
La variedad de los aperitivos es tan grande como bares hay en España que los sirven.
España no es un país de vagos, borrachos, machistas chapados a la antigua como el«New York Times» parece querer hacernos parecer en su reportaje, en el que carga contra unos horarios marcados por siestas de tres horas y otros mitos que circulan sobre los españoles. Veamos que no somos tan vagos ni chapados a la antigua como nos pintan...
La siesta
Si hay algo por lo que nos conocen en el mundo entero es la siesta. La percepción que hay más allá de nuestras fronteras es que el país se paraliza en ese horario. Pero nada más lejos de la realidad. El mito de la siesta española ha quedado desterrado, ya que sólo un 16% de los españoles practica esta costumbre a diario, muy sana y recomendable por otra parte. Así lo ha revelado un estudio sobre el sueño, realizado entre más de 3.000 españoles mayores de 18 años por la Fundación de Educación para la Salud del Hospital Clínico San Carlos (Fundadeps)y la Asociación Española de la Cama (Asocama), ha revelado la extinción de este deporte nacional que se mantiene, no obstante, como reclamo para los turistas.
El análisis desvela que el 58,6% de los españoles nunca sestea, el 22% sólo en ocasiones y el 3,2% se adormece tras el almuerzo únicamente los fines de semana. La mayoría de esos pocos que gozan de un ligero sueñecito después de comer -un 72%- se conforma con recostarse en el sillón.
Es más. Un tercio de los adultos de Estados Unidos, el 34% se echa la siesta según una encuesta del Pew Research Center. Eso es bastante más que los españoles, para que luego el New York Times diga
Los alemanes, tan críticos también con nuestra costumbre, no pueden levantar mucho la voz porque en un estudio de la revista científica «Neurology» revelaba que los europeos que más duermen la siesta no son españoles, ni portugueses, sino alemanes. Incluso los ingleses se echan más cabezaditas después de comer que los españoles. Según este trabajo, el 22% de los alemanes asegura que duerme la siesta al menos tres veces por semana. Ahí se sitúan como líderes indiscutibles, muy por encima de los italianos, en segundo lugar con un 16%, y de los británicos, en la tercera plaza con un 15% de respuestas afirmativas. España y Portugal quedan relegados al cuarto y quinto puesto.
Oficialmente, la siesta fue eliminada de las costumbres españolas en 2012, cuando el Gobierno español por la presión de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional que creían que España «no podía permitirse» la siesta en medio de una crisis económica tan feroz.
Pero, ya en 2005, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero la suprimió para los funcionarios bajo la excusa de que «el aire acondicionado hacía fuer más fácil seguir trabajando a pesar del calor», por lo que recortó el descanso para la comida.
La jornada laboral
Cría fama y échate a dormir... Así podría resumirse la percepción que tienen de los españoles en muchos sitios pero sí bien es cierto que la jornada laboral es más larga en España que en el resto de Europa. Las imágenes de fiestas populares y horarios laborales un tanto extravagantes, con dos o tres horas de interrupción para la comida, han llevado a más de uno, y más de dos, a creer que los españoles somos unos vagos. Aunque la situación no es como la pintan y, desde hace años, las instituciones y empresas trabajan por cambiar esa percepción.
El problema radica en la organización de esa jornada laboral. Aunque desde hace meses el Gobierno trabaja para darle una solución por la aprobación del informe para la Racionalización de los Horarios que recomienda al Gobierno implantar el horario británico en Españacomo una de las fórmulas para acabar con los «tiempos muertos» de la jornada laboral española.
Como publicaba en su momento ABC.es, adelantar el huso horario español en una hora acompañado de una mayor implementación de la jornada continua (entrar a las siete u ocho de la mañana y salir entre las cuatro y las seis de la tarde, con media hora para comer), «permitiría una mejor conciliación de la vida laboral y familiar», y la productividad aumentaría sensiblemente.
Además y según la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo del 2011, sólo el 40% de los trabajadores tenía en esos momentos la jornada de trabajo partida. Ya son muchas las empresas, algunas de ellas del selectivo Ibex 35, que ofrecen a sus trabajadores la posibilidad de realizar teletrabajo como BBVA, ENDESA, INDRA, ONO, Iberdrola, Línea Directa Aseguradora, Telefónica, Microsoft, Sanitas, entidades públicas como el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), Administración General del Estado (AGE) y algunas Comunidades Autónomas como Castilla-La Mancha y País Vasco, lo que las hace más competitivas, a la vez que que mejora la calidad de vida de los empleados.
El Real Decreto – Ley 3/2012 de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral, publicado recientemente, constituye un hito legal, en la medida que establece por primera vez una regulación del fenómeno del Teletrabajo, modificado para ello el Artículo 13 del Estatuto de Trabajadores.
El 21,8% de las empresas ya tiene programas de trabajo a distancia, según datos del INE. Un 26% de los españoles realiza algún tipo de trabajo desde casa, un 7-8% teletrabajan un mínimo de un cuarto de la semana laboral, mientras que un 16,2% de las empresas tienen empleados que realizan Teletrabajo, al menos media jornada semanal, conectándose a los sistemas de su empresa mediante redes telemáticas externas. Esta cifra supone un incremento interanual del 10,7%, según refleja el Libro blanco del telebrajo en España.
Los horarios de las comidas
Aunque pueda parecer que en España se come más tarde que en ningún sitio del mundo, en realidad es, de algún modo, una percepción errónea. Sí es cierto que la hora estándar para la comida es a las dos de la tarde y las nueve de la noche para la cena... Sin embargo, hay que tener en cuenta que desde 1940 España se sitúa en el huso horario de Alemania en vez de al británico por lo que vamos una hora por delante del horario solar en invierno y dos en verano... Así que es como si comiesemos a la una y cenasemos a las ocho de la hora solar. Vivimos con la hora desajustada respecto a las horas de luz y oscuridad naturales, por eso comemos y cenamos más tarde que en el resto de Europa respecto al tiempo oficial, pero no tanto respecto al solar.
En septiembre, el Congreso votó una propuesta para pedir al Gobierno que realice los estudios socioeconómicos necesarios para saber cuánto costaría que España volviera al horario del meridiano de Greenwich. Lo ideal sería poder adoptar unos horarios de comida más racionales, pero sin renunciar a nuestra cultura mediterránea. O lo que es lo mismo salir pronto del trabajo podría llevarnos al sándwich rápido de los anglosajones o la comida rápida con grasas (hamburguesas o perritos calientes), de pie acompañada de refrescos con gas y azucarados que distan mucho de lo que conocemos como una alimentación sana.
Las cañitas
Aunque pueda parecer que los españoles siempre estamos en el bar con la caña de cerveza, la copa de vino o el cubata en la mano, resulta que no somos, ni de lejos, los más bebedores de Europa. Así lo reflejaba en 2012 la OCDE en un estudio que nos colocaba en el puesto 11 de Europa por consumo de alcohol, muy por detrás de Francia, que ocupa el primer lugar, seguida de Portugal y Austria. Además, los españoles, junto con los franceses, alemanes e italianos beben mucho menos que en 1980, comparado con los británicos que beben un 9% más. El 54% de los británicos de 15 y 16 años confiesa haber caído en el «binge drinking» (beber rápido y mucho para emborracharse rápidamemte), frente a un promedio europeo del 43%, donde estamos los españoles
Según la última encuesta domiciliaria sobre alcohol y drogas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con un 3,4% de los españoles realizando consumo de alcohol considerado de riesgo (cifra más baja desde 1997), España se sitúa en los tramos más bajos de la Unión Europea (UE) en cuanto a porcentaje de bebedores abusivos (consumidores de más de un litro de cerveza, medio de vino o más de tres destilados diarios, al menos cinco días a la semana).
Asimismo, y en comparación con el resto de países de la UE, España es el quinto país con mayor número de abstemios, un 33%; una cifra por encima de la media europea, que es del 25%.
Según el informe económico anual de la Federación Española de Vino (FEV), el consumo per cápita de vino del año 2012 fue de 21 litros por habitante, menos de la mitad de países como Francia o Italia que rondan los 53 litros.
¿Tapas? Un fenómeno mundial
Aunque España es el país donde, probablemente, nacieron las «tapas», el aperitivo se ha convertido en un fenómeno mundial que ya se puede encontrar en restaurante de todo el mundo, entre ellos Estados Unidos, donde los bares de tapas triunfan tanto en número como emn afluencia de público con los famosos «sliders».
En algunos países de Europa, se llama «Hors d'oeuvre» (fuera de horas de trabajo), que viene a indicar el intervalo de tiempo entre la parada del trabajo y el comienzo del almuerzo.
También en los países de Sudámerica son una costumbre arraigada, como Venezuela, donde se incluye los «pasapalos» -nomre que reciben las tapas- como parte del menú, algunos de los cuales son famosos a nivel internacional como el «tequeño».
También Filipinas es un fenómeno popular así como en algunas cocinas mediterráneas orientales y su expresión es el «Mezze», es todo un estilo culinario social. La tapa por antonomasia filipina este país es un plato tradicional con carne, arroz y huevo.
En Italia, Coreana, Japón, México... la costumbre de servir pequeñas porciones de comida con cada ronda de bebida, de manera gratuita, está totalmente arraigado, aunque según el país de procedencia adquiera un nombre distinto: aperitivos, tapas, pinchos, bocaditos, picada, nachos, bocados, entremeses, canapés, picada...
Más allá del pincho de tortilla
Los españoles no basamos el picoteo en el pincho de tortilla. Nuestra rica gastronomía se extiende al tapeo, que puede ir desde unas -rápidas de preparar- aceitunas, patatas fritas, patatas bravas, etc... a las deliciosas croquetas caseras, el jamón o embutidos de cualquier tipo, «pescaíto», ensaladillas en sus mil y una variedades, pequeñas raciones de guisos...
La variedad de los aperitivos es tan grande como bares hay en España que los sirven.
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