Dejan saltar la valla de Melilla a 80 inmigrantes africanos por la presión de las organizaciones de izquierdas
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Vanessa
Callahan
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Dejan saltar la valla de Melilla a 80 inmigrantes africanos por la presión de las organizaciones de izquierdas
Unos 700 inmigrantes de origen subsahariano han intentado hoy acceder a la ciudad autónoma de Melilla a través de la valla fronteriza en dos intentos casi simultáneos, un objetivo conseguido primero por alrededor de una treintena mientras que medio centenar quedó encaramado en una de las verjas.
Tras permanecer subidos durante siete horas, la Guardia Civil finalmente les permitió la entrada en Melilla, por lo que finalmente han llegado a la ciudad autónoma 80 subsaharianos.
Para sortear las nuevas medidas desplegadas a lo largo del vallado, como es la malla antritrepa, los inmigrantes han utilizado escaleras de madera, de fabricación artesanal, así como objetos diversos como piedras, que fueron lanzando contra las fuerzas de seguridad marroquíes en su aproximación a la valla de Melilla, así como contra la Guardia Civil.
Según la Delegación del Gobierno en Melilla, el primero de los intentos de entrada se ha producido sobre las 06:05 horas en una amplia zona de unos 800 metros, comprendida entre dos de los puestos fronterizos, el de Barrio Chino y el de Farhana.
Este primer grupo estaba compuesto por unas 500 personas y ya había sido avistado por el servicio de vigilancia de la Guardia Civil, que puso en marcha un despliegue de seguridad, en el que ha participado un helicóptero.
Estos 500 subsaharianos se dividieron en dos grupos al acercarse a la valla, cada uno tomando una dirección opuesta, y trataron de protagonizar el salto, sorteando "con piedras y otro tipo de objetos" a las fuerzas marroquíes que trataban de contenerlos.
Unos 30 han conseguido acceder a la zona situada entre las dos vallas y, tras destrozar una de las puertas interiores de la verja, lograron acceder a territorio español.
El resto consiguió ser controlado por el dispositivo en el que, además de los agentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla, han participado miembros de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS), destinados al refuerzo del control fronterizo.
El segundo de los intentos se produjo una hora más tarde, sobre las 07:05 horas, en las inmediaciones del Río de Oro, protagonizado por unos 200 subsaharianos.
Según la Delegación, ninguno de ellos ha conseguido rebasar el vallado, aunque alrededor de medio centenar ha logrado encaramarse a la valla, donde permanecieron durante siete horas, hasta que se les permitió la entrada en la ciudad por "la presión de las entidades humanitarias", donde fueron conducidos al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).
¿Acaso se piensan estos cenutrios que solo son fuente de votos?
Tras permanecer subidos durante siete horas, la Guardia Civil finalmente les permitió la entrada en Melilla, por lo que finalmente han llegado a la ciudad autónoma 80 subsaharianos.
Para sortear las nuevas medidas desplegadas a lo largo del vallado, como es la malla antritrepa, los inmigrantes han utilizado escaleras de madera, de fabricación artesanal, así como objetos diversos como piedras, que fueron lanzando contra las fuerzas de seguridad marroquíes en su aproximación a la valla de Melilla, así como contra la Guardia Civil.
Según la Delegación del Gobierno en Melilla, el primero de los intentos de entrada se ha producido sobre las 06:05 horas en una amplia zona de unos 800 metros, comprendida entre dos de los puestos fronterizos, el de Barrio Chino y el de Farhana.
Este primer grupo estaba compuesto por unas 500 personas y ya había sido avistado por el servicio de vigilancia de la Guardia Civil, que puso en marcha un despliegue de seguridad, en el que ha participado un helicóptero.
Estos 500 subsaharianos se dividieron en dos grupos al acercarse a la valla, cada uno tomando una dirección opuesta, y trataron de protagonizar el salto, sorteando "con piedras y otro tipo de objetos" a las fuerzas marroquíes que trataban de contenerlos.
Unos 30 han conseguido acceder a la zona situada entre las dos vallas y, tras destrozar una de las puertas interiores de la verja, lograron acceder a territorio español.
El resto consiguió ser controlado por el dispositivo en el que, además de los agentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla, han participado miembros de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS), destinados al refuerzo del control fronterizo.
El segundo de los intentos se produjo una hora más tarde, sobre las 07:05 horas, en las inmediaciones del Río de Oro, protagonizado por unos 200 subsaharianos.
Según la Delegación, ninguno de ellos ha conseguido rebasar el vallado, aunque alrededor de medio centenar ha logrado encaramarse a la valla, donde permanecieron durante siete horas, hasta que se les permitió la entrada en la ciudad por "la presión de las entidades humanitarias", donde fueron conducidos al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).
¿Acaso se piensan estos cenutrios que solo son fuente de votos?
Callahan- Cybernauta-Premium
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La policía detiene a un 'mantero' y es atacada por 40 inmigrantes africanos
Cuatroo policías locales de Alcalà de Xivert sufrieron lesiones de diversa consideración tras ser agredidos en dos noches consecutivas por un grupo numeroso de 'manteros' en el Paseo Marítimo de Alcossebre y la playa de Las Fuentes. Los cuatro agentes necesitaron atención médica y en uno de los ataques fueron rodeadas por unos 40 vendedores ambulantes, que intentaron impedir la detención de uno de los violentos individuos.
El primer incidente tuvo lugar sobre las diez de la noche del domingo, cuando dos policías locales identificaron en el Paseo Marítimo de Alcossebre a seis 'manteros' que estaban vendiendo productos falsificados. Los inmigrantes africanos reaccionaron de forma violenta y agredieron a los agentes, que resultaron heridos y tuvieron que pedir refuerzos ante su inferioridad numérica.
A la noche siguiente, la Policía Local de Alcalà de Xivert montó un segundo operativo con una decena de agentes y el inspector jefe de la plantilla al mando. Los vendedores ambulantes fueron localizados en la playa de Las Fuentes, donde acudieron los policías y detuvieron a uno de los agresores de la noche anterior. El joven senegalés huyó, pero fue apresado tras una persecución. Unos 40 'manteros' acudieron al lugar, rodearon a los agentes y zarandearon a varios de ellos en un intento de liberar a su compañero.
Los policías tuvieron que utilizar sus porras para abrirse paso y trasladar al detenido al coche patrulla. Un agente resultó herido leve al recibir un golpe. El vendedor ambulante fue acusado de un delito de desobediencia y quedó en libertad tras declarar en el juzgado.
Insostenible.
El primer incidente tuvo lugar sobre las diez de la noche del domingo, cuando dos policías locales identificaron en el Paseo Marítimo de Alcossebre a seis 'manteros' que estaban vendiendo productos falsificados. Los inmigrantes africanos reaccionaron de forma violenta y agredieron a los agentes, que resultaron heridos y tuvieron que pedir refuerzos ante su inferioridad numérica.
A la noche siguiente, la Policía Local de Alcalà de Xivert montó un segundo operativo con una decena de agentes y el inspector jefe de la plantilla al mando. Los vendedores ambulantes fueron localizados en la playa de Las Fuentes, donde acudieron los policías y detuvieron a uno de los agresores de la noche anterior. El joven senegalés huyó, pero fue apresado tras una persecución. Unos 40 'manteros' acudieron al lugar, rodearon a los agentes y zarandearon a varios de ellos en un intento de liberar a su compañero.
Los policías tuvieron que utilizar sus porras para abrirse paso y trasladar al detenido al coche patrulla. Un agente resultó herido leve al recibir un golpe. El vendedor ambulante fue acusado de un delito de desobediencia y quedó en libertad tras declarar en el juzgado.
Insostenible.
Vanessa- Cybernauta-Premium
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Requisan un cuchillo de 35 centímetros a unos de los inmigrantes que intentó saltar la valla de Melilla
La Delegación del Gobierno en Melilla ha destacado que la Guardia Civil ha requisado a uno de los inmigrantes que lograron aproximarse a la valla en el intento de salto registrado este martes un cuchillo de 35 centímetros de largo, dotado con una hoja de 22 centímetros.
A través de una nota de prensa, la institución ha concretado que han sido unos 200 inmigrantes, de origen subsahariano los que han protagonizado esta mañana, sobre las 07.50 horas, el intento de salto a la valla de Melilla por la zona conocida como ‘V Pino’, próxima a las instalaciones aeroportuarias de la ciudad.
La Delegación ha confirmado que el amplio despliegue policial, por parte de la Guardia Civil, cuyo helicóptero asignado a la vigilancia fronteriza ya había advertido la aproximación del grueso de inmigrantes a la valla, así como la cooperación de las fuerzas marroquíes, “ha acabado por frustrar el nuevo intento de salto a la frontera sur de Europa”.
En el dispositivo antiintrusión han participado unidades de la Comandancia de la Guardia Civil en Melilla con apoyo de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) destinados al refuerzo fronterizo.
Lo traería para pagarnos las pensiones.
A través de una nota de prensa, la institución ha concretado que han sido unos 200 inmigrantes, de origen subsahariano los que han protagonizado esta mañana, sobre las 07.50 horas, el intento de salto a la valla de Melilla por la zona conocida como ‘V Pino’, próxima a las instalaciones aeroportuarias de la ciudad.
La Delegación ha confirmado que el amplio despliegue policial, por parte de la Guardia Civil, cuyo helicóptero asignado a la vigilancia fronteriza ya había advertido la aproximación del grueso de inmigrantes a la valla, así como la cooperación de las fuerzas marroquíes, “ha acabado por frustrar el nuevo intento de salto a la frontera sur de Europa”.
En el dispositivo antiintrusión han participado unidades de la Comandancia de la Guardia Civil en Melilla con apoyo de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) destinados al refuerzo fronterizo.
Lo traería para pagarnos las pensiones.
Leónidas- Cybernauta-Gran-Master
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Islamistas de Melilla planean secuestros para financiar la yihad
Una célula desarticulada en Melilla tenía varios objetivos en Marruecos
Las células en España del Estado Islámico de Irak y Levante (EI) proyectan llevar a cabo secuestros para financiarse y conseguir un gran efecto propagandístico, según se desprende de la información incautada por la Policía y la Guardia Civil a varios yihadistas detenidos en Melilla.
Esta iniciativa— inédita hasta ahora en Europa y el norte de África— preocupa a los servicios de inteligencia porque de llevarse a cabo supondría una amenaza nueva en la actividad del terrorismo internacional en este continente, hasta ahora centrada en el proselitismo, la financiación, la captación de muyahidines para las zonas de conflicto y ataques como el 11-M en Madrid en 2004 o el 7-J en Londres un año más tarde.
El examen de los ordenadores y la documentación incautada el pasado mes de mayo a un grupo de seis islamistas dirigido desde Siria e Irak por Zakaria Said Mohamed, un ex militar profesional experto en explosivos, revela que entre sus planes figuraba el secuestro de narcotraficantes de hachís que operan en la zona con la intención de pedir fuertes sumas a sus familiares con las que financiar la yihad. La célula tenía fijados varios objetivos, todos en localidades marroquíes próximas a Melilla, según aseguran a EL PAÍS fuentes de la investigación.
Temor a que los secuestros se conviertan en una nueva amenaza
El grupo desarticulado trabajaba, también, en la localización de viviendas de cambistas, en su mayoría musulmanes, con la intención de secuestrar a sus dueños o asaltar sus domicilios para robarles su fortuna. Los takfires, la secta más clandestina del yihadismo a la que pertenecían algunos de los detenidos, permite a sus miembros robar para financiar la yihad.
Muchos de los centenares de yihadistas detenidos en España desde los atentados del 11-S en 2001 en EE UU— al igual que los capturados en otros países de Europa— tienen un perfil delincuencial, pero ninguno de ellos había planificado un secuestro para financiarse. La venta de coches robados, las tarjetas de crédito falsificadas y el trapicheo con pequeñas cantidades de droga, oro o diamantes son su principal fuente de financiación.
Las Fuerzas de Seguridad sospechan que tras la idea inicial de llevar a cabo secuestros en Marruecos, donde creían que sería menos arriesgado, los yihadistas detenidos se iban a fijar nuevos objetivos en Ceuta y Melilla, dos ciudades en las que residen acudalados traficantes y reputados cambistas, en algunos casos las mayores fortunas de la zona. Numerosas familias de ambas ciudades españolas viven desde hace décadas del tráfico de hachís que se cultiva en Marruecos e introduce a la Península para abastecer el consumo de esta droga en Europa.
Entre sus víctimas figuraban varios ricos cambistas de la zona
“Querían secuestrar a traficantes en Marruecos, pero no descartamos que la intención futura fuera hacer lo mismo aquí. ¿ Por qué iban a secuestrar solo en Marruecos?”, se pregunta un analista de inteligencia que ha tenido acceso al material incautado. “Lo que más nos ha sorprendido es que barajaran un secuestro, algo que hasta ahora no habían hecho. Algo con lo que no contábamos ni sospechábamos”, añade un mando policial.
La célula que proyectaba los secuestros estaba dirigida por Zakaria Said Mohamed, un español antiguo soldado del cuerpo de ingenieros de Melilla. Primero desde un campo de Al Qaeda en Malí y luego desde Siria— adónde marchó para unirse a la yihad contra Bachar el Asad—, encargó a su hermano Mohamed, vecino del barrio de la Cañada de Melilla, la creación de una red que envió desde esa ciudad a los campos yihadistas del Sahel a 26 jóvenes muyahidines de varias nacionalidades, 24 marroquíes y dos españoles. Mohamed fue detenido el pasado mes de septiembre. El ex militar sigue libre en los campamentos del EI entre Siria e Irak.
Todos los miembros del grupo desarticulado sufrieron la mutación de otros jóvenes yihadistas de todo el planeta. Se iniciaron en el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO), un satélite de Al Qaeda, pero acabaron en el Estado Islámico de Irak, el grupo más sanguinario y activo que ha restablecido el califato e impuesto la sharia (ley islámica) en ciudades de Siria e Irak.
Entre los detenidos se encontraba Benaissa Lagmouchi Baghdahi, un retornado de los campos de entrenamiento terrorista del MUJAO en el norte de Malí. En la amplia franja desértica del Sahel se mueven con total libertad las células terroristas de este grupo y de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), responsables del secuestro de dos cooperantes españoles en octubre de 2011, liberados en Malí nueve meses después tras pagar un rescate el Gobierno español.
“¿Y sí las células del Estado Islamico secuestraran en Europa no solo a narcotraficantes sino a cualquier otro ciudadano considerado enemigo en busca de publicidad?, se pregunta un analista de inteligencia. “Es algo que no descartamos porque esta organización maneja bien la propaganda y esa es una de sus prioridades”, se responde a sí mismo. El EI ha ordenado a sus fieles matar a cualquier ciudadano de la coalición de los países que le plantan cara.
investigación@elpais.es
>>> La policía vigila a cuatro radicales que entraron por Ceuta y Melilla
Las células en España del Estado Islámico de Irak y Levante (EI) proyectan llevar a cabo secuestros para financiarse y conseguir un gran efecto propagandístico, según se desprende de la información incautada por la Policía y la Guardia Civil a varios yihadistas detenidos en Melilla.
Esta iniciativa— inédita hasta ahora en Europa y el norte de África— preocupa a los servicios de inteligencia porque de llevarse a cabo supondría una amenaza nueva en la actividad del terrorismo internacional en este continente, hasta ahora centrada en el proselitismo, la financiación, la captación de muyahidines para las zonas de conflicto y ataques como el 11-M en Madrid en 2004 o el 7-J en Londres un año más tarde.
El examen de los ordenadores y la documentación incautada el pasado mes de mayo a un grupo de seis islamistas dirigido desde Siria e Irak por Zakaria Said Mohamed, un ex militar profesional experto en explosivos, revela que entre sus planes figuraba el secuestro de narcotraficantes de hachís que operan en la zona con la intención de pedir fuertes sumas a sus familiares con las que financiar la yihad. La célula tenía fijados varios objetivos, todos en localidades marroquíes próximas a Melilla, según aseguran a EL PAÍS fuentes de la investigación.
Temor a que los secuestros se conviertan en una nueva amenaza
El grupo desarticulado trabajaba, también, en la localización de viviendas de cambistas, en su mayoría musulmanes, con la intención de secuestrar a sus dueños o asaltar sus domicilios para robarles su fortuna. Los takfires, la secta más clandestina del yihadismo a la que pertenecían algunos de los detenidos, permite a sus miembros robar para financiar la yihad.
Muchos de los centenares de yihadistas detenidos en España desde los atentados del 11-S en 2001 en EE UU— al igual que los capturados en otros países de Europa— tienen un perfil delincuencial, pero ninguno de ellos había planificado un secuestro para financiarse. La venta de coches robados, las tarjetas de crédito falsificadas y el trapicheo con pequeñas cantidades de droga, oro o diamantes son su principal fuente de financiación.
Las Fuerzas de Seguridad sospechan que tras la idea inicial de llevar a cabo secuestros en Marruecos, donde creían que sería menos arriesgado, los yihadistas detenidos se iban a fijar nuevos objetivos en Ceuta y Melilla, dos ciudades en las que residen acudalados traficantes y reputados cambistas, en algunos casos las mayores fortunas de la zona. Numerosas familias de ambas ciudades españolas viven desde hace décadas del tráfico de hachís que se cultiva en Marruecos e introduce a la Península para abastecer el consumo de esta droga en Europa.
Entre sus víctimas figuraban varios ricos cambistas de la zona
“Querían secuestrar a traficantes en Marruecos, pero no descartamos que la intención futura fuera hacer lo mismo aquí. ¿ Por qué iban a secuestrar solo en Marruecos?”, se pregunta un analista de inteligencia que ha tenido acceso al material incautado. “Lo que más nos ha sorprendido es que barajaran un secuestro, algo que hasta ahora no habían hecho. Algo con lo que no contábamos ni sospechábamos”, añade un mando policial.
La célula que proyectaba los secuestros estaba dirigida por Zakaria Said Mohamed, un español antiguo soldado del cuerpo de ingenieros de Melilla. Primero desde un campo de Al Qaeda en Malí y luego desde Siria— adónde marchó para unirse a la yihad contra Bachar el Asad—, encargó a su hermano Mohamed, vecino del barrio de la Cañada de Melilla, la creación de una red que envió desde esa ciudad a los campos yihadistas del Sahel a 26 jóvenes muyahidines de varias nacionalidades, 24 marroquíes y dos españoles. Mohamed fue detenido el pasado mes de septiembre. El ex militar sigue libre en los campamentos del EI entre Siria e Irak.
Todos los miembros del grupo desarticulado sufrieron la mutación de otros jóvenes yihadistas de todo el planeta. Se iniciaron en el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO), un satélite de Al Qaeda, pero acabaron en el Estado Islámico de Irak, el grupo más sanguinario y activo que ha restablecido el califato e impuesto la sharia (ley islámica) en ciudades de Siria e Irak.
Entre los detenidos se encontraba Benaissa Lagmouchi Baghdahi, un retornado de los campos de entrenamiento terrorista del MUJAO en el norte de Malí. En la amplia franja desértica del Sahel se mueven con total libertad las células terroristas de este grupo y de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), responsables del secuestro de dos cooperantes españoles en octubre de 2011, liberados en Malí nueve meses después tras pagar un rescate el Gobierno español.
“¿Y sí las células del Estado Islamico secuestraran en Europa no solo a narcotraficantes sino a cualquier otro ciudadano considerado enemigo en busca de publicidad?, se pregunta un analista de inteligencia. “Es algo que no descartamos porque esta organización maneja bien la propaganda y esa es una de sus prioridades”, se responde a sí mismo. El EI ha ordenado a sus fieles matar a cualquier ciudadano de la coalición de los países que le plantan cara.
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>>> La policía vigila a cuatro radicales que entraron por Ceuta y Melilla
Vanessa- Cybernauta-Premium
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Y después de saltar la valla ¿qué?…
En lo que va de año, 3.500 subsaharianos han saltado la valla de Melilla, la inmensa mayoría de los cuales se encuentran en estos momentos en territorio peninsular. Parecen pocos, pero el hecho de haber conseguido forzar su entrada ilegal en España y quedarse, anima a otros muchos más a intentarlo. Por otra parte, en dos años estos 3.500 subsaharianos tendrán sus papeles en regla y podrán pedir “reagrupación familiar”. Podemos calcular que los 3.500 subsaharianos que han entrado en estos últimos diez meses, se habrán convertido en dos años en 20.000 sólo por las “reagrupaciones” y por su alta tasa de natalidad. Pocos de ellos habrán aportado algo a la tesorería de la Seguridad Social. Tal es el drama.
El CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) de Melilla tiene una situación muy degradada. Sus gestores no pueden hacerlo mejor porque les faltan medios y les sobra masificación. En tales condiciones los profesionales de este servicio están literalmente desbordados y sin posibilidades de poder canalizar el flujo migratorio. Lo peor está por llegar: según la Delegación del Gobierno de Melilla, en estos momentos, hay 80.000 subsaharianos que están esperando para saltar la valla, merodeando en las zonas fronterizas. ¿A dónde van a parar quienes logran saltar la valla? Salvo las raras “expulsiones en caliente” que se producen, la inmensa mayoría son trasladados a la península. Sorpréndanse con el retorcido recorrido que siguen.Un juez que ejerce en Melilla, Fernando Portillo, explica lo que ocurre inmediatamente después de que los inmigrantes se descuelgan por la parte española de la valla: “Cuando un inmigrante entra en Melilla saltando la valla (o nadando, o en patera, o por la frontera oculto en un coche, o usando un pasaporte falso) lo hace ilegalmente y, por tanto, se convierte en un inmigrante ilegal. Tras ser identificado por la policía y darle de alta en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), el Gobierno inicia contra ellos un procedimiento que, en términos generales y para no complicar la explicación, llamaremos de expulsión, regulado en la Ley Orgánica 4/2000 sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su Integración Social. Este procedimiento no es judicial, es administrativo. Es el poder ejecutivo tratando de devolver a un ciudadano que ha entrado irregularmente en Melilla a su país de origen. El poder judicial no dice nada. Y no intervendrá hasta que ese procedimiento administrativo de expulsión acabe, en el caso de Melilla siempre con una resolución de expulsión/devolución, pues entonces ésta puede ser (y es habitualmente) recurrida ante los tribunales de lo contencioso-administrativo. Durante la tramitación del procedimiento de expulsión estos subsaharianos que corrían alegres al entrar en Melilla pueden seguir haciéndolo porque son libres. No están detenidos ni privados de libertad. Pueden ir y venir a donde les plazca. Dentro de Melilla, eso sí, porque su condición de ilegales no les permite adquirir válidamente un billete de barco o avión para cruzar a la Europa continental. Pero en Melilla son hombres libres, e incluso su estancia en el CETI es voluntaria. Si se quedan ahí es porque no tienen nada, y al menos en el CETI se les da un techo y tres comidas al día, pero realmente pueden dormir y comer donde quieran; o puedan. De hecho, dada la saturación del CETI, no son pocos los que en el pasado reciente han optado por construir chabolas y malvivir entre cartones y basura”.
Hemos hablado personalmente con responsables del CETI de Melilla que nos cuentan lo que Fernando Portillo no dice: que muchos de los inmigrantes ilegales que permanecen dentro y fuera del CETI se dedican al trapicheo de drogas. Entran ilegalmente, sobreviven ilegalmente… ¿cómo explicarles que están obligados a respetar alguna ley? Y, sobre todo, ¿cuándo explicárselo de manera que sea creíble? Porque los inmigrantes, cuando llegan lo que perciben inmediatamente es que cualquier ley puede vulnerarse y aquí no pasa nada. Absolutamente nada.
Prosigue el juez Portillo: “Ahora bien, esa libertad de la que gozan puede tener su fin si el Gobierno, durante la tramitación del procedimiento de expulsión, pide al poder judicial que autorice el internamiento del inmigrante en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) y el juez lo autoriza. Un CIE ya sí es un establecimiento donde los extranjeros están privados de libertad. Es, a todos los efectos prácticos, una cárcel. Como decía, el procedimiento de expulsión no es judicial, es administrativo. Pero si la Administración quiere privar de libertad a alguien durante el proceso debe autorizarlo un juez, en este caso el juez que está de guardia. Al tratarse de la limitación de un derecho fundamental es necesario que un juez dé el visto bueno. Era típico en Melilla antes de la crisis que la policía trajese al juzgado de guardia entre 30 y 50 extranjeros a la semana para que el juez autorizase su ingreso en un CIE”.
Pero ¿qué ocurre? Pues ocurre que cada semana unos 50 inmigrantes son llevados al juzgado para ingresar en un CIE ¡porque en Melilla no lo hay! La mayoría, en efecto, todos están en la península: Madrid, Barcelona, Murcia, Málaga, Algeciras y Valencia… ¡justo donde los subsaharianos quieren establecerse! Este procedimiento judicial lo único que hace es pagarles con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, es decir a los bolsillo de usted y yo, el billete para la última parte de su viaje. No sirve para nada más. Porque, ante estos casos, los jueces están obligados a respetar la ley… una ley que dice que el inmigrante debe estar en situación de internamiento cuando se le notifique la resolución de expulsión. Dado que el gobierno no tiene la certeza de donde se encontrará cuando un juzgado emita esa resolución, pide al juez que se le interne para garantizar s localización. Por eso, los jueces de Melilla autorizan siempre el internamiento de los ilegales en un CIE… peninsular. Que es, en lugar de un castigo, el premio final para el inmigrante ilegal.
Mientras la UE en una circular de 2011 sugería que los inmigrantes fueran recluidos en este tipo de centros durante un máximo de 18 meses, el gobierno Zapatero en la reforma del Reglamento de Inmigración, estableció solamente sesenta días de internamiento como máximo. ¿Dónde está la trampa generada por el infame zapaterismo? ¡¡que estos procesos para la expulsión duran SIEMPRE más de sesenta días!! ¿Por qué tantas dilaciones? Es fácil entenderlo: porque la muy garantista Ley de Inmigración y su reglamento prescriben que para expulsar a un inmigrante haya que realizar un trámite kilométrico, casi un “parto de los montes” que empieza cuando los inmigrantes mienten sobre su origen o callan simplemente su nacionalidad, el gobierno pide información a un gobierno africano para que reconozca o no si es ciudadano suyo y para solicitar si consiente la repatriación…
Pero, incluso llegado a ese punto, cuando llega la resolución de expulsión, lo que el inmigrante recibe (o lo que se anota en su expediente) es que se le conmina a abandonar el territorio nacional y, salvo que se trate de una expulsión por “vía de urgencia”, el procedimiento normal consiste en enviar simplemente una carta a la dirección postal que ha dado el inmigrante y confiar en su buena voluntad para abandonar el país en el tiempo prescrito… algo que ninguno, óigase bien, ninguno de ellos, ha hecho jamás en los últimos 20 años.
Todo esto sería un mal chiste del zapaterismo sino fuera porque el gobierno Rajoy ha tenido tres años para liquidar este absurdo y no ha hecho absolutamente nada, aumentando cada año el efecto llamada. La “amistad” de Felipe VI con Mohamed VI contribuye a que el Estado Marroquí, habitualmente decida aliviar la presión migratoria que sufre por el sur aliviando la presión en la valla de Melilla…
Queda hablar de las “expulsiones en caliente”. Se realizan en virtud del convenio hispano-marroquí de enero de 1992… que entró en vigor, incomprensiblemente, veinte años después, en diciembre de 2012, según el cual Marruecos está obligado a aceptar a los inmigrantes de terceros países que hayan entrado ilegalmente en Ceuta y Melilla, a través de un procedimiento rápido (solicitud formal en plazo, identificación del inmigrante, aportados de datos sobre cómo entró, etc) y todo ello si el inmigrante no pide asilo político, en cuyo caso, se paraliza la “expulsión en caliente”. Contrariamente a lo que sostienen las ONGs, este tipo de expulsiones son excepciones: en primer lugar, porque Marruecos no las admite, salvo que se trate de alguien que ha cometido algún delito en ese país, y en segundo lugar, porque el inmigrante sometido a este procedimiento… inmediatamente pide asilo político paralizándolo.
De lo cual se deduce que todos los que intentan saltar la valla y lo consiguen, por ese mismo hecho, en un plazo máximo de dos años, se convierten en inmigrantes legales. La ilegalidad termina generando legalidad. Como si un atracador, a fuerza de atracar bancos, finalmente, le ofrecieran un puesto de director de sucursal bancaria…
Todo esto no es un chiste: es una realidad, ocurre aquí y ahora, de manera tan reiterada como incomprensible. Y ocurre en tierra española, en Melilla. El gobierno mira a otro lugar. Ya se sabe cuál es la técnica de Rajoy para resolver los problemas: dejarlos pudrid. Pero ahora están en juego muchas más cosas que los 3.500 inmigrantes que han entrado en España desde el mes de enero de 2014: ahora, la principal amenaza de entrada del ébola que se da en nuestro país tiene que ver con estas oleadas descontroladas. Y no sólo del ébola: en cualquier país “normal”, el certificado médico expedido por un servicio reconocido por el consulado de ese país más próximo al lugar de residencia del aspirante a inmigrar es condición sine qua non para poder entrar. En España no. Hasta ahora esto ha generado la reaparición de enfermedades desterradas y la llegada de nuevas enfermedades procedentes de zonas tropicales. Además, por supuesto, de SIDA, enfermedad a la que la población africana es particularmente sensible.
Hace falta atajar de una vez por todas las llegadas masivas de una inmigración que llega sin mostrar el más mínimo respeto ni interés por nuestro aparato legislativo y que entra sin entender que la base de nuestra convivencia es el respeto a la ley. Pero también, no lo olvidemos, se trata de una inmigración que no trae absolutamente ningún valor añadido: que carece completamente de formación profesional, que llega a un país con el mercado laboral hundido por completo y sin esperanzas de que se puede revitalizar… antes de 2020. Estos inmigrantes sobrevivirán solamente realizando trabajo negro o bien delinquiendo. Es inevitable. Y, por supuesto, en cualquiera de los dos casos, serán mantenidos con cargo a la caridad pública. Insostenible, intolerable, inasumible y, por supuesto, sobre todo, vergonzoso, abochornante y tercermundista. Una política de inmigración de seriedad muy inferior a la de cualquier país bananero.
Tal es la política de Rajoy y del PP en materia de inmigración. Como la de Zapatero. Peor imposible.
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Inmigración subsahariana. No perdamos de vista la valla de Melilla
África es una de las zonas en las que el islamismo registra una más rápida expansión. Todo el Magreb y la franja del Shäel son islámicas, incluso en las antiguas colonias portuguesas el islam ha irrumpido como ocurre igualmente en el norte de la República Centroafricana. El islam se está expandiendo de Norte a Sur y de Este a Oeste. Incluso ha llegado a Sudáfrica. Y esto a pesar del desprecio racista con el que la cultura árabe trata a los negros y las afrentas que los negros podrían presentar ante los islamistas que históricamente fueron los responsables de las caravanas de esclavos que fueron enviados a América. De ahí que cuando la noticia de que en la madrugada del lunes 19 de febrero un millar de subsaharianos intentaron entrar en Melilla asaltando la valla, la noticia puede leerse de otra manera: un millar de islamistas subsaharianos asaltaron la valla. Vale la pena meditar sobre esto.
África era el paraíso de las religiones animistas hasta que primero llegaron los misioneros cristianos y, cuando se abolió la esclavitud, los mercaderes árabes de esclavos fueron sustituidos por los predicadores islamistas y los imanes wahabitas. Después de unas décadas en las que el catolicismo africano se encontraba en expansión, en la actualidad los misioneros católicos se dedican más a tareas humanitarias que a la predicación del Evangelio. La experiencia ha demostrado que el catolicismo africano es inestable, poco sólido, menos “comprometido” con los dogmas y muy superficial. Casos como el del atrabiliario Monseñor Milingo, ex obispo de Lusaka, hoy excomulgado, evidencian que la “negritud” no es el terreno mejor adaptado para el mensaje evangélico y los llamamientos al celibato y la castidad. Además, la competencia de las sectas evangélicas y su mayor oferta de “espectáculo” en las ceremonias dominicales, constituye una “competencia desleal” para la Iglesia.
Boko Haram como ejemplo
En algunas zonas de África el islam se encuentra en plena expansión actuando de manera particularmente brutal y agresiva. Nigeria se encuentra en plena guerra civil y la marejada islámica cada vez se extiende más hacia el sur. Algo preocupante a la vista de la situación geopolítica del país en el Golfo de Guinea y de su importante producción petrolera. El secuestro masivo de niñas por parte de Boko Haram no debe hacer olvidar que el grupo se ha extendido al Chad, Níger y Camerún. A pesar de que es cuestionable que sea –como sostienen los EEUU– una “filial de Al–Qaeda”, lo cierto es que se trata de un grupo islamista que entre 2009 y 2014 ha asesinado a 50.000 personas.
El hecho de que su acción más importante haya sido el secuestro de 276 colegialas en Chibok en abril de 2014, no debe hacer olvidar que sus acciones terroristas ha provocado la migración de millón y medio de personas. El ejército nigeriano se ha demostrado completamente incapaz de afrontar la ofensiva de los 10.000 miembros armados de Boko Haram que controla 20.000 kilómetros cuadrados del país. Hay que recordar que el nombre real del grupo que utiliza en su propaganda en el interior de Nigeria es Jama’atu Ahli es–Sunnah tapa–Da’wati wal–Jihad, que significa “gente comprometida con las enseñanzas del Profeta para la propagación y la Yihad”. El nombre de Boko Haram se debe a que se trata de la consigna que difunde con más reiteración y que se puede traducir tanto “la educación occidental está prohibida” como “la influencia occidental es un sacrilegio”.
Hoy, Nigeria es, gracias al petróleo, la mayor economía de África. A partir de 2000, la sharia se impuso progresivamente en las regiones del norte del país. Occidente calló. La “versión oficial” es que Boko Haram nació de la corrupción de las autoridades locales, pero, en realidad llegó a través de personalidades que no tenían nada que ver con la administración. En efecto, misioneros islamistas llegados de otros países, fundaron la organización: Mohammed Marwa (a) Maitatsine (“el que maldice a otros”), con pretensiones de “profeta”, nacido en Camerún y que ha condenado la lectura de cualquier libro que no sea el Corán. Entre sus creencias más estrafalarias figura la negativa a considerar la Tierra como esfera o sostener que la lluvia no es el resultado de una evaporación de agua causada por el sol. Su símbolo es una bandera negra con dos AK–47 cruzados y un ejemplar del Corán abierto. La existencia y expansión de este grupo indican la facilidad con la que el islam más radical se extiende por el África negra.
Inmigración subsahariana en España
La inmigración africana se inició en 1996 cuando empezó a llegar a Melilla un mayor número de inmigrantes procedentes de los países subsaharianos. En 1998, las cifras oficiales aludían a 36.000 subsaharianos presentes en España, pero es posible que alcanzaran ya la cifra de 100.000, dado que se contaba solamente a los que estaban en situación de legalidad. Habitualmente trabajaban en agricultura, construcción y comercio ambulante, sectores, todos ellos, con bajos salarios y contratos temporales en el mejor de los casos.
Cuando llega Zapatero al gobierno (abril de 2004), hay unos 300.000 subsaharianos de los que 100.000 residían en Cataluña, 60.000 en Madrid, 40.000 en Andalucía, 30.000 en Valencia y el resto disperso por otras autonomías. Durante los años del zapaterismo las llegadas de subsaharianos se mantuvieron constantes y varios miles de ellos empezaron a obtener la nacionalidad española.
En la actualidad, entre inmigrantes subsaharianos legales, ilegales, nacionalizados e hijos de todos ellos, considerados legalmente como españoles, nos aproximamos al millón, con una concentración masiva en Cataluña que agrupa a más de un tercio de los subsaharianos presentes en toda España. Desde 1996 cuando se produjeron las primeras aglomeraciones de inmigrantes en Melilla llamó la atención ver como algunos de ellos, entrevistados por los medios de comunicación españoles, llegaban a España reclamando “casa y trabajo”… cuando en España existían en ese momento dos millones de parados y una subida acelerada en los precios de la vivienda. Desde entonces, el desenfoque habitual con que los africanos percibían lo que iba a ser su vida en España y el contraste entre las condiciones de vida en sus países de origen y las que han encontrado aquí, no ha hecho nada más que acentuar el fenómeno.
Las ONGs, Cáritas y Cruz Roja, definen a la inmigración subsahariana como “especialmente vulnerable”. Pero tampoco puede olvidarse que en algunas regiones (Barcelona, por ejemplo) los nigerianos controlan el tráfico de heroína y que otras bandas de ese país vienen protagonizando desde hace dos décadas el timo de las “cartas nigerianas”. Así mismo, entre los presos de ochenta nacionalidades diferentes residentes en cárceles españolas, se encuentran inmigrantes procedentes de Guinea–Conakri, Guinea–Bissau, Guinea Ecuatorial, Mali, Mauritania, Senegal, Nigeria, Cabo Verde… La generosidad de las autoridades estatales, autonómicas y municipales hacia esta inmigración es lo que ha facilitado el que especialmente senegaleses, gambianos y nigerianos pueden ejercer sin ningún inconveniente actividades comerciales ilegales y sistemáticas como “manteros”, especialmente en la costa Mediterránea. Sin olvidar que una secta religiosa islamista subsahariana se encuentra detrás de la red de manteros que opera en nuestro territorio.
Para hacernos una idea de lo que representa la inmigración africana, podemos decir que el salario medio en África no pasa de 50 euros al mes. El envío de 200–300 euros mensuales por parte de los inmigrantes, a sus países de origen, ha tenido un efecto deletéreo en las zonas de emisoras de inmigración: al poder vivir holgadamente con los euros enviados por los familiares residentes en Europa, zonas enteras de esos países han visto cómo eran abandonados los campos de cultivo y cualquier otra actividad que implicara trabajo y esfuerzo.
La inmigración africana no ha cesado: efectos actuales y futuros
El hecho de que hoy lunes 19 de enero ¡un millar! de subsaharianos haya intentado cruzar la valla de Melilla es sintomático: las oleadas migratorias procedentes de África negra distan mucho de haber cesado. Los que ya están aquí escriben a sus familiares y amigos de sus aldeas natales, explicándoles lo bien que los han acogido y que los tratan y, lo esencial, que aquí, no hace falta trabajar para vivir, que desde que desembarcan de la patera o saltan la valla, las autoridades les dan todo lo necesario para vivir.
La indefensión con la que llegan, los casos de hipotermia, las lacerantes lesiones por las concertinas, e incluso la simpatía y la comunicabilidad de la mayoría de sus miembros, parecen aureolar a la inmigración subsahariana de cierta condescendencia por parte de la población española e incluso de las autoridades y no digamos de las ONGs. En Francia ocurrió lo mismo al principio. En la actualidad, en muchas “zonas de non droit” (zonas en las que el Estado Republicado ya ha dejado de existir y están controladas por las bandas étnicas, lo que eufemísticamente, el gobierno define como “zonas particularmente sensibles”…) gobiernan las bandas subsaharianas. No todas ellas son islamistas. De hecho la característica habitual en la segunda y tercera generación de inmigrantes es que muchos de sus miembros, ante la falta de competitividad laboral a causa de su escasa preparación profesional, se refugian, o bien en su identidad originaria (el islam), o bien, si el sentimiento religioso no les ha poseído, adopten actitudes ultraviolentas, engrosando los circuitos de la delincuencia, con tics racistas anti–blancos reiterados. Esto, que es habitual en Francia, puede trasladarse en pocos años a España.
Las dificultades de integración de los grupos subsaharianos son extraordinarias (pensamos lo que supone para un niño subsahariano acudir a clase en Europa y percibir muy pronto que ninguno de los personajes históricos, de los literatos, de los científicos, a los que se aluden pertenecen a su raza). Si a las diferencias antropológicas y culturales, unimos las diferencias religiosas y el hecho de que la inmensa mayoría de subsaharianos que llegan a España proceden de zonas controladas por el islam y son islamistas, se oscurece todavía más el futuro y las posibilidades de integración de estos grupos.
En las actuales circunstancias, cuando es público y notorio en todo el mundo que en España existen casi 6.000.000 de parados, y que el país dista mucho de haber salido de la crisis económica iniciada en 2007, no hay que hacerse ilusiones: los inmigrantes que llegan en estas circunstancias ya no tienen ese interés y esa necesidad de trabajar con los que llegaban los primeros inmigrantes en los años 90. Los que llegan hoy vienen, simplemente, para aprovechar nuestro sistema de seguridad y asistencia social y las dádivas que el Estado, directamente o a través del “negocio humanitario” de las ONGs, distribuye entre la inmigración.
Pero la cuestión de fondo es ¿hacen falta en España? Sí, especialmente para los intereses de determinadas patronales y para que la economía española “gane competitividad”… Un africano, a fin de cuentas está dispuesto a trabajar por menos dinero que un marroquí, un rumano o un andino. Así pues, a pesar de que numéricamente estén por detrás de todos estos grupos, su mera presencia, su peso muerto en el mercado laboral, tira, por sí mismo, hacia abajo en los salarios.
A esto, que es ya de por sí una amenaza, se une a otra mucho más directa y perceptible: quienes han entrado ilegalmente en España y han sido recompensados por ello recibiendo dos años después “los papeles” y, mientras tanto, un salario de supervivencia, quienes se han habituado a ejercer de “manteros” sin ningún respeto a las legislaciones municipales, y han recibido ayudas sociales de los ayuntamientos, sanidad y educación gratuitas, quienes han estado completamente al margen de la legalidad vigente, difícilmente se integrarán en alguna regla que les imponga la convivencia, y considerarán como “xenófoba y racista” cualquier norma y legislación que les obligue a algo que no están dispuestos, habituados, ni educados para aceptar.
El problema de la inmigración subsahariana dista mucho en España de haber alcanzado su clímax, pero si se trata de prever su futuro no hay nada más que observar lo ocurrido en Francia. Este tipo de inmigración co-protagonizó la revuelta generalizada de noviembre de 2005 ex aequo con las bandas étnicas magrebíes. Aquello, que no quepa la menor duda, se repetirá en España. Y no es, desde luego, ni halagüeño, ni tranquilizador.
Hasta el gran reventón!!
África era el paraíso de las religiones animistas hasta que primero llegaron los misioneros cristianos y, cuando se abolió la esclavitud, los mercaderes árabes de esclavos fueron sustituidos por los predicadores islamistas y los imanes wahabitas. Después de unas décadas en las que el catolicismo africano se encontraba en expansión, en la actualidad los misioneros católicos se dedican más a tareas humanitarias que a la predicación del Evangelio. La experiencia ha demostrado que el catolicismo africano es inestable, poco sólido, menos “comprometido” con los dogmas y muy superficial. Casos como el del atrabiliario Monseñor Milingo, ex obispo de Lusaka, hoy excomulgado, evidencian que la “negritud” no es el terreno mejor adaptado para el mensaje evangélico y los llamamientos al celibato y la castidad. Además, la competencia de las sectas evangélicas y su mayor oferta de “espectáculo” en las ceremonias dominicales, constituye una “competencia desleal” para la Iglesia.
Boko Haram como ejemplo
En algunas zonas de África el islam se encuentra en plena expansión actuando de manera particularmente brutal y agresiva. Nigeria se encuentra en plena guerra civil y la marejada islámica cada vez se extiende más hacia el sur. Algo preocupante a la vista de la situación geopolítica del país en el Golfo de Guinea y de su importante producción petrolera. El secuestro masivo de niñas por parte de Boko Haram no debe hacer olvidar que el grupo se ha extendido al Chad, Níger y Camerún. A pesar de que es cuestionable que sea –como sostienen los EEUU– una “filial de Al–Qaeda”, lo cierto es que se trata de un grupo islamista que entre 2009 y 2014 ha asesinado a 50.000 personas.
El hecho de que su acción más importante haya sido el secuestro de 276 colegialas en Chibok en abril de 2014, no debe hacer olvidar que sus acciones terroristas ha provocado la migración de millón y medio de personas. El ejército nigeriano se ha demostrado completamente incapaz de afrontar la ofensiva de los 10.000 miembros armados de Boko Haram que controla 20.000 kilómetros cuadrados del país. Hay que recordar que el nombre real del grupo que utiliza en su propaganda en el interior de Nigeria es Jama’atu Ahli es–Sunnah tapa–Da’wati wal–Jihad, que significa “gente comprometida con las enseñanzas del Profeta para la propagación y la Yihad”. El nombre de Boko Haram se debe a que se trata de la consigna que difunde con más reiteración y que se puede traducir tanto “la educación occidental está prohibida” como “la influencia occidental es un sacrilegio”.
Hoy, Nigeria es, gracias al petróleo, la mayor economía de África. A partir de 2000, la sharia se impuso progresivamente en las regiones del norte del país. Occidente calló. La “versión oficial” es que Boko Haram nació de la corrupción de las autoridades locales, pero, en realidad llegó a través de personalidades que no tenían nada que ver con la administración. En efecto, misioneros islamistas llegados de otros países, fundaron la organización: Mohammed Marwa (a) Maitatsine (“el que maldice a otros”), con pretensiones de “profeta”, nacido en Camerún y que ha condenado la lectura de cualquier libro que no sea el Corán. Entre sus creencias más estrafalarias figura la negativa a considerar la Tierra como esfera o sostener que la lluvia no es el resultado de una evaporación de agua causada por el sol. Su símbolo es una bandera negra con dos AK–47 cruzados y un ejemplar del Corán abierto. La existencia y expansión de este grupo indican la facilidad con la que el islam más radical se extiende por el África negra.
Inmigración subsahariana en España
La inmigración africana se inició en 1996 cuando empezó a llegar a Melilla un mayor número de inmigrantes procedentes de los países subsaharianos. En 1998, las cifras oficiales aludían a 36.000 subsaharianos presentes en España, pero es posible que alcanzaran ya la cifra de 100.000, dado que se contaba solamente a los que estaban en situación de legalidad. Habitualmente trabajaban en agricultura, construcción y comercio ambulante, sectores, todos ellos, con bajos salarios y contratos temporales en el mejor de los casos.
Cuando llega Zapatero al gobierno (abril de 2004), hay unos 300.000 subsaharianos de los que 100.000 residían en Cataluña, 60.000 en Madrid, 40.000 en Andalucía, 30.000 en Valencia y el resto disperso por otras autonomías. Durante los años del zapaterismo las llegadas de subsaharianos se mantuvieron constantes y varios miles de ellos empezaron a obtener la nacionalidad española.
En la actualidad, entre inmigrantes subsaharianos legales, ilegales, nacionalizados e hijos de todos ellos, considerados legalmente como españoles, nos aproximamos al millón, con una concentración masiva en Cataluña que agrupa a más de un tercio de los subsaharianos presentes en toda España. Desde 1996 cuando se produjeron las primeras aglomeraciones de inmigrantes en Melilla llamó la atención ver como algunos de ellos, entrevistados por los medios de comunicación españoles, llegaban a España reclamando “casa y trabajo”… cuando en España existían en ese momento dos millones de parados y una subida acelerada en los precios de la vivienda. Desde entonces, el desenfoque habitual con que los africanos percibían lo que iba a ser su vida en España y el contraste entre las condiciones de vida en sus países de origen y las que han encontrado aquí, no ha hecho nada más que acentuar el fenómeno.
Las ONGs, Cáritas y Cruz Roja, definen a la inmigración subsahariana como “especialmente vulnerable”. Pero tampoco puede olvidarse que en algunas regiones (Barcelona, por ejemplo) los nigerianos controlan el tráfico de heroína y que otras bandas de ese país vienen protagonizando desde hace dos décadas el timo de las “cartas nigerianas”. Así mismo, entre los presos de ochenta nacionalidades diferentes residentes en cárceles españolas, se encuentran inmigrantes procedentes de Guinea–Conakri, Guinea–Bissau, Guinea Ecuatorial, Mali, Mauritania, Senegal, Nigeria, Cabo Verde… La generosidad de las autoridades estatales, autonómicas y municipales hacia esta inmigración es lo que ha facilitado el que especialmente senegaleses, gambianos y nigerianos pueden ejercer sin ningún inconveniente actividades comerciales ilegales y sistemáticas como “manteros”, especialmente en la costa Mediterránea. Sin olvidar que una secta religiosa islamista subsahariana se encuentra detrás de la red de manteros que opera en nuestro territorio.
Para hacernos una idea de lo que representa la inmigración africana, podemos decir que el salario medio en África no pasa de 50 euros al mes. El envío de 200–300 euros mensuales por parte de los inmigrantes, a sus países de origen, ha tenido un efecto deletéreo en las zonas de emisoras de inmigración: al poder vivir holgadamente con los euros enviados por los familiares residentes en Europa, zonas enteras de esos países han visto cómo eran abandonados los campos de cultivo y cualquier otra actividad que implicara trabajo y esfuerzo.
La inmigración africana no ha cesado: efectos actuales y futuros
El hecho de que hoy lunes 19 de enero ¡un millar! de subsaharianos haya intentado cruzar la valla de Melilla es sintomático: las oleadas migratorias procedentes de África negra distan mucho de haber cesado. Los que ya están aquí escriben a sus familiares y amigos de sus aldeas natales, explicándoles lo bien que los han acogido y que los tratan y, lo esencial, que aquí, no hace falta trabajar para vivir, que desde que desembarcan de la patera o saltan la valla, las autoridades les dan todo lo necesario para vivir.
La indefensión con la que llegan, los casos de hipotermia, las lacerantes lesiones por las concertinas, e incluso la simpatía y la comunicabilidad de la mayoría de sus miembros, parecen aureolar a la inmigración subsahariana de cierta condescendencia por parte de la población española e incluso de las autoridades y no digamos de las ONGs. En Francia ocurrió lo mismo al principio. En la actualidad, en muchas “zonas de non droit” (zonas en las que el Estado Republicado ya ha dejado de existir y están controladas por las bandas étnicas, lo que eufemísticamente, el gobierno define como “zonas particularmente sensibles”…) gobiernan las bandas subsaharianas. No todas ellas son islamistas. De hecho la característica habitual en la segunda y tercera generación de inmigrantes es que muchos de sus miembros, ante la falta de competitividad laboral a causa de su escasa preparación profesional, se refugian, o bien en su identidad originaria (el islam), o bien, si el sentimiento religioso no les ha poseído, adopten actitudes ultraviolentas, engrosando los circuitos de la delincuencia, con tics racistas anti–blancos reiterados. Esto, que es habitual en Francia, puede trasladarse en pocos años a España.
Las dificultades de integración de los grupos subsaharianos son extraordinarias (pensamos lo que supone para un niño subsahariano acudir a clase en Europa y percibir muy pronto que ninguno de los personajes históricos, de los literatos, de los científicos, a los que se aluden pertenecen a su raza). Si a las diferencias antropológicas y culturales, unimos las diferencias religiosas y el hecho de que la inmensa mayoría de subsaharianos que llegan a España proceden de zonas controladas por el islam y son islamistas, se oscurece todavía más el futuro y las posibilidades de integración de estos grupos.
En las actuales circunstancias, cuando es público y notorio en todo el mundo que en España existen casi 6.000.000 de parados, y que el país dista mucho de haber salido de la crisis económica iniciada en 2007, no hay que hacerse ilusiones: los inmigrantes que llegan en estas circunstancias ya no tienen ese interés y esa necesidad de trabajar con los que llegaban los primeros inmigrantes en los años 90. Los que llegan hoy vienen, simplemente, para aprovechar nuestro sistema de seguridad y asistencia social y las dádivas que el Estado, directamente o a través del “negocio humanitario” de las ONGs, distribuye entre la inmigración.
Pero la cuestión de fondo es ¿hacen falta en España? Sí, especialmente para los intereses de determinadas patronales y para que la economía española “gane competitividad”… Un africano, a fin de cuentas está dispuesto a trabajar por menos dinero que un marroquí, un rumano o un andino. Así pues, a pesar de que numéricamente estén por detrás de todos estos grupos, su mera presencia, su peso muerto en el mercado laboral, tira, por sí mismo, hacia abajo en los salarios.
A esto, que es ya de por sí una amenaza, se une a otra mucho más directa y perceptible: quienes han entrado ilegalmente en España y han sido recompensados por ello recibiendo dos años después “los papeles” y, mientras tanto, un salario de supervivencia, quienes se han habituado a ejercer de “manteros” sin ningún respeto a las legislaciones municipales, y han recibido ayudas sociales de los ayuntamientos, sanidad y educación gratuitas, quienes han estado completamente al margen de la legalidad vigente, difícilmente se integrarán en alguna regla que les imponga la convivencia, y considerarán como “xenófoba y racista” cualquier norma y legislación que les obligue a algo que no están dispuestos, habituados, ni educados para aceptar.
El problema de la inmigración subsahariana dista mucho en España de haber alcanzado su clímax, pero si se trata de prever su futuro no hay nada más que observar lo ocurrido en Francia. Este tipo de inmigración co-protagonizó la revuelta generalizada de noviembre de 2005 ex aequo con las bandas étnicas magrebíes. Aquello, que no quepa la menor duda, se repetirá en España. Y no es, desde luego, ni halagüeño, ni tranquilizador.
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Más de 200 subsaharianos saltan la valla de Melilla y hieren a los agentes con garfios
238 inmigrantes han conseguido entrar en la ciudad autónoma. Se trata de uno de los saltos más numerosos de los últimos años.
Un total de 238 inmigrantes de origen subsahariano, según datos de la Delegación del Gobierno, han entrado a Melilla a primera hora de este jueves en un salto a la valla que ha dejado varios heridos, entre ellos tres agentes de la Guardia Civil.
Este salto a la valla, uno de los más numerosos de los últimos años, se ha producido sobre las 6.50 horas y en él han participado más de 300 subsaharianos, aunque no todos lo han conseguido.
Los inmigrantes, provistos de garfios, han escalado la alambrada, que mide seis metros de altura, por la zona del Barrio Chino. A pesar de que el dispositivo de la Guardia Civil se había desplegado a lo largo de todo el perímetro, han logrado acceder a Melilla 238 personas, todas ellas varones.
Según ha informado la Delegación del Gobierno, los ilegales, que han sido atendidos a su llegada en la puerta del CETI, pasarán la cuarentena en las dependencias que se han habilitado para ello en el interior del centro.
Se unen, así, a los dos grupos de más de un centenar y una veintena de inmigrantes que también lograron saltar la valla la semana pasada, y que estaban aislados en el interior del CETI como medida de prevención por la pandemia.
Link
Los inmigrantes que han protagonizado el salto de hoy podrían haber aprovechado la celebración ayer del Aid El Kebir o Pascua del Sacrificio, la festividad más importante para la comunidad musulmana, con la creencia de que podría haber una menor vigilancia del vallado fronterizo por parte de Marruecos y de España.
Un total de 238 inmigrantes de origen subsahariano, según datos de la Delegación del Gobierno, han entrado a Melilla a primera hora de este jueves en un salto a la valla que ha dejado varios heridos, entre ellos tres agentes de la Guardia Civil.
Este salto a la valla, uno de los más numerosos de los últimos años, se ha producido sobre las 6.50 horas y en él han participado más de 300 subsaharianos, aunque no todos lo han conseguido.
Los inmigrantes, provistos de garfios, han escalado la alambrada, que mide seis metros de altura, por la zona del Barrio Chino. A pesar de que el dispositivo de la Guardia Civil se había desplegado a lo largo de todo el perímetro, han logrado acceder a Melilla 238 personas, todas ellas varones.
Tres agentes heridos
Tres agentes de la Guardia Civil han resultado heridos de carácter leve, dos de ellos como consecuencia de las heridas producidas por los garfios. Los subsaharianos, entre los que también hay heridos, han llegado al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla por su propio pie, a la carrera, atravesando varios barrios de la ciudad, entre gritos "boza" y "asilo", y grandes muestras de alegría.Según ha informado la Delegación del Gobierno, los ilegales, que han sido atendidos a su llegada en la puerta del CETI, pasarán la cuarentena en las dependencias que se han habilitado para ello en el interior del centro.
Se unen, así, a los dos grupos de más de un centenar y una veintena de inmigrantes que también lograron saltar la valla la semana pasada, y que estaban aislados en el interior del CETI como medida de prevención por la pandemia.
Refuerzo de agentes en la zona
Este salto a la valla se produce en un momento en el que el perímetro fronterizo estaba reforzado con más agentes, según informó el pasado lunes la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, como consecuencia de los intentos de entrada masivos que se produjeron la semana pasada en apenas 48 horas.Link
Los inmigrantes que han protagonizado el salto de hoy podrían haber aprovechado la celebración ayer del Aid El Kebir o Pascua del Sacrificio, la festividad más importante para la comunidad musulmana, con la creencia de que podría haber una menor vigilancia del vallado fronterizo por parte de Marruecos y de España.
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La violencia vuelve a la valla de Melilla: clavan un garfio en la cara a un guardia civil
Éste es el agente número 61 que ha resultado herido este año en el perímetro fronterizo por la extrema violencia de algunos inmigrantes.
Un agente de la Guardia Civil, que formaba parte del dispositivo anti-intrusión, ha resultado herido durante la madrugada de este miércoles en el último intento de asalto al vallado de Melilla, en el que los inmigrantes ilegales se han vuelto a empeñar con extrema violencia —un hecho que empieza a ser habitual— para violar el perímetro fronterizo de la ciudad autónoma y conseguir su propósito de entrar en suelo español.
Uno de los inmigrantes subsaharianos ha empleado el garfio metálico que ha utilizado para escalar el vallado contra uno de los agentes del Instituto Armado. Exactamente, se lo ha clavado en la cara, en la zona del mentón, provocándole una importante herida que le ha tenido que ser tratada en el hospital de la ciudad. Fuentes policiales consultadas por este periódico han explicado que han sido necesarios una docena de puntos para cerrarse la herida.
La Delegación del Gobierno en Melilla ha explicado que el salto a la valla se ha producido sobre las 4.30 horas de esta madrugada por la zona próxima al paso fronterizo del Barrio Chino, por la que se han aproximado desde el lado marroquí "un grupo reducido de subsaharianos". De las doce personas que han intentado acceder, siete han conseguido entrar a Melilla a pesar del dispositivo de la Guardia Civil y de la colaboración de las fuerzas marroquíes.
Una vez dentro de la ciudad autónoma, estos siete inmigrantes han sido dirigidos al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde los vigilantes les han dado mascarillas y agua. Se desconoce si se han abierto diligencias judiciales contra el subsahariano que ha agredido al agente de la Benemérita. Según informa Efe, durante el recorrido hasta el CETI los inmigrantes iban dando gritos de "boza" (victoria) y "free" (libre).
La extrema violencia con la que se emplean muchos inmigrantes en el vallado fronterizo ha hecho que crezcan de forma importante el número de agentes heridos. El coronel Antonio Sierra, máximo responsable de la Comandancia de la Guardia Civil en Melilla, ofreció datos sobre ello el pasado lunes durante el discurso que pronunció en el acto de celebración del Día del Pilar, patrona de la institución, según quedó reflejado en El Faro de Melilla.
"En 2021 son ya más de 60 los guardias civiles heridos en los asaltos al perímetro fronterizo en los que los inmigrantes no dudan en utilizar tácticas militares en su avance hacia Melilla y una violencia inusitada contra las fuerzas de seguridad marroquíes y, posteriormente, contra nuestras fuerzas de seguridad", señaló el coronel Sierras. A esa cifra hay que sumar la del agente herido esta madrugada, haciendo subir el número hasta 61.
En esa misma intervención, el alto mando de la Benemérita aseguró que las Fuerzas de Seguridad marroquíes que están en su lado del perímetro "han tenido muertos y heridos de extrema gravedad" por la violencia extrema de los inmigrantes.
Link de la fuente
Un agente de la Guardia Civil, que formaba parte del dispositivo anti-intrusión, ha resultado herido durante la madrugada de este miércoles en el último intento de asalto al vallado de Melilla, en el que los inmigrantes ilegales se han vuelto a empeñar con extrema violencia —un hecho que empieza a ser habitual— para violar el perímetro fronterizo de la ciudad autónoma y conseguir su propósito de entrar en suelo español.
Uno de los inmigrantes subsaharianos ha empleado el garfio metálico que ha utilizado para escalar el vallado contra uno de los agentes del Instituto Armado. Exactamente, se lo ha clavado en la cara, en la zona del mentón, provocándole una importante herida que le ha tenido que ser tratada en el hospital de la ciudad. Fuentes policiales consultadas por este periódico han explicado que han sido necesarios una docena de puntos para cerrarse la herida.
La Delegación del Gobierno en Melilla ha explicado que el salto a la valla se ha producido sobre las 4.30 horas de esta madrugada por la zona próxima al paso fronterizo del Barrio Chino, por la que se han aproximado desde el lado marroquí "un grupo reducido de subsaharianos". De las doce personas que han intentado acceder, siete han conseguido entrar a Melilla a pesar del dispositivo de la Guardia Civil y de la colaboración de las fuerzas marroquíes.
Una vez dentro de la ciudad autónoma, estos siete inmigrantes han sido dirigidos al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde los vigilantes les han dado mascarillas y agua. Se desconoce si se han abierto diligencias judiciales contra el subsahariano que ha agredido al agente de la Benemérita. Según informa Efe, durante el recorrido hasta el CETI los inmigrantes iban dando gritos de "boza" (victoria) y "free" (libre).
61 agentes heridos en 2021
La extrema violencia con la que se emplean muchos inmigrantes en el vallado fronterizo ha hecho que crezcan de forma importante el número de agentes heridos. El coronel Antonio Sierra, máximo responsable de la Comandancia de la Guardia Civil en Melilla, ofreció datos sobre ello el pasado lunes durante el discurso que pronunció en el acto de celebración del Día del Pilar, patrona de la institución, según quedó reflejado en El Faro de Melilla."En 2021 son ya más de 60 los guardias civiles heridos en los asaltos al perímetro fronterizo en los que los inmigrantes no dudan en utilizar tácticas militares en su avance hacia Melilla y una violencia inusitada contra las fuerzas de seguridad marroquíes y, posteriormente, contra nuestras fuerzas de seguridad", señaló el coronel Sierras. A esa cifra hay que sumar la del agente herido esta madrugada, haciendo subir el número hasta 61.
En esa misma intervención, el alto mando de la Benemérita aseguró que las Fuerzas de Seguridad marroquíes que están en su lado del perímetro "han tenido muertos y heridos de extrema gravedad" por la violencia extrema de los inmigrantes.
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Más de 500 subsaharianos asaltan con extrema violencia la valla de Melilla y hieren con palos y garfios a trece guardias civiles
Un total de 13 agentes de la Guardia Civil han resultado heridos este miércoles en Melilla cuando participaban en el dispositivo que ha evitado la entrada en la ciudad española del norte de África de unos 500 subsaharianos durante la madrugada repartidos en dos grupos de 400 y 100, en los que los inmigrantes emplearon «una violencia extrema» a través de la utilización de palos, garfios y piedras.
Los agentes en territorio nacional, apoyados por las fuerzas de seguridad de Marruecos al otro lado de la valla, han conseguido que ningún inmigrante pasara a la ciudad autónoma.
Según ha informado un portavoz de la Delegación del Gobierno, la presión en el perímetro fronterizo de Melilla de estos días se ha mantenido a lo largo de esta esta madrugada. Así, pasados unos minutos de las 4,00 horas, se ha producido un intento de entrada de unos 400 subsaharianos por las inmediaciones del Barrio Chino.
La citada fuente ha destacado que se han activado todos los medios y efectivos de la Guardia Civil, incluyendo el helicóptero, y se ha requerido la colaboración de la Policía Nacional y de la Policía Local.
Asimismo, sobre las 6,30 horas, un grupo de unos 100 inmigrantes, que ha rebasado a las fuerzas de seguridad marroquíes, han logrado llegar hasta el vallado, «acometiendo el intento de entrada mediante el escalo, siendo contenidos por la Guardia Civil», ha precisado.
La coordinación y acción conjunta de las Fuerzas de Seguridad de Marruecos y la Guardia Civil, según ha añadido el portavoz gubernamental, «han neutralizado la totalidad del salto, impidiendo que se produjera el acceso a territorio nacional de ninguno de ellos».
Sin embargo, ha denunciado que «fruto de la violencia extrema empleada por los subsaharianos, que han utilizado palos, garfios y piedras, 13 agentes de la Guardia Civil han resultado heridos«. Por último, ha especificado que «algunos han acudido a Urgencias para la evaluación de sus contusiones, pero, en principio, todos ellos han sido resultado heridos leves».
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Los agentes en territorio nacional, apoyados por las fuerzas de seguridad de Marruecos al otro lado de la valla, han conseguido que ningún inmigrante pasara a la ciudad autónoma.
Según ha informado un portavoz de la Delegación del Gobierno, la presión en el perímetro fronterizo de Melilla de estos días se ha mantenido a lo largo de esta esta madrugada. Así, pasados unos minutos de las 4,00 horas, se ha producido un intento de entrada de unos 400 subsaharianos por las inmediaciones del Barrio Chino.
La citada fuente ha destacado que se han activado todos los medios y efectivos de la Guardia Civil, incluyendo el helicóptero, y se ha requerido la colaboración de la Policía Nacional y de la Policía Local.
Asimismo, sobre las 6,30 horas, un grupo de unos 100 inmigrantes, que ha rebasado a las fuerzas de seguridad marroquíes, han logrado llegar hasta el vallado, «acometiendo el intento de entrada mediante el escalo, siendo contenidos por la Guardia Civil», ha precisado.
La coordinación y acción conjunta de las Fuerzas de Seguridad de Marruecos y la Guardia Civil, según ha añadido el portavoz gubernamental, «han neutralizado la totalidad del salto, impidiendo que se produjera el acceso a territorio nacional de ninguno de ellos».
Sin embargo, ha denunciado que «fruto de la violencia extrema empleada por los subsaharianos, que han utilizado palos, garfios y piedras, 13 agentes de la Guardia Civil han resultado heridos«. Por último, ha especificado que «algunos han acudido a Urgencias para la evaluación de sus contusiones, pero, en principio, todos ellos han sido resultado heridos leves».
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La mayor avalancha inmigratoria del año: más de 2.000 ilegales subsaharianos asaltan la valla de Melilla
Más de 2.000 inmigrantes ilegales han asaltado con garfios este miércoles la valla de Melilla. Según las fuerzas de seguridad, han logrado acceder a la ciudad autónoma más de 500 y al menos 16 guardias civiles han resultado heridos al tratar de detener la avalancha.
Según el experto en Inmigración y colaborador de La Gaceta de la Iberosfera, Rubén Pulido, los ilegales llevaban intentándolo toda la noche y habían testeado antes la zona.
El asalto coordinado se ha producido pasadas las 09:30 horas, cuando a la carrera han logrado acercarse a la alambrada que separa ambos territorios.
Según fuentes de la Delegación del Gobierno, la gran violencia empleada por los inmigrantes, que iban provistos con garfios, palos y tornillería en los zapatos y que se han dedicado al lanzamiento de piedras, les ha permitido rebasar a las fuerzas de seguridad marroquíes que trataban de impedir su llegada al vallado.
Los ilegales han recorrido a la carrera el camino que va desde la zona conocida como ‘Villa Pilar’, concretamente desde el tramo que va desde los puestos fronterizos de Barrio Chino y Farhana, hasta el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).
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Según el experto en Inmigración y colaborador de La Gaceta de la Iberosfera, Rubén Pulido, los ilegales llevaban intentándolo toda la noche y habían testeado antes la zona.
El asalto coordinado se ha producido pasadas las 09:30 horas, cuando a la carrera han logrado acercarse a la alambrada que separa ambos territorios.
Según fuentes de la Delegación del Gobierno, la gran violencia empleada por los inmigrantes, que iban provistos con garfios, palos y tornillería en los zapatos y que se han dedicado al lanzamiento de piedras, les ha permitido rebasar a las fuerzas de seguridad marroquíes que trataban de impedir su llegada al vallado.
Los ilegales han recorrido a la carrera el camino que va desde la zona conocida como ‘Villa Pilar’, concretamente desde el tramo que va desde los puestos fronterizos de Barrio Chino y Farhana, hasta el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).
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Extranauta- Cybernauta VIP
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