«Hernán Cortés liberó a las tribus mexicanas de la tiranía del Imperio azteca»
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«Hernán Cortés liberó a las tribus mexicanas de la tiranía del Imperio azteca»
El escritor madrileño presenta su libro «Los Invencibles de América», con pinturas de Augusto Ferrer-Dalmau, prólogo de Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordiú y epílogo del descendiente primogénito del emperador Moctezum
Es el relato de un continente hostil, de unos barbudos fieros y astutos, de la luz sobre Europa, del mayor mestizaje de la historia y, por desgracia, también de una leyenda inventada para esconder lo que realmente ocurrió. Jesús Ángel Rojo Pinilla, autor de «Cuando éramos invencibles» (el Gran Capitán ediciones, 2015), publica su segundo libro de historia trasladando en esta ocasión a sus invencibles a América. «Los Invencibles de América» nace para combatir la leyenda negra que ha transformado el nacimiento de Iberoamérica y su riqueza cultural en un cuento de terror a la medida de los intereses anglosajones. «Cuando los españoles estuvieron en América algunos lugares vivieron el momento de paz y de bonanza económica más grandes de su historia», recuerda Jesús Ángel Rojo.
–Insiste usted en que tu libro, para bien o para mal, no va a dejar a nadie indiferente. Por el momento ha recibido una buena respuesta de la embajada de Perú.
–El embajador de Perú es una persona muy interesada en la figura de Francisco de Pizarro. La embajada de México parecía entusiasmada también al principio, pero luego le surgieron una serie de compromisos al conocer el contenido del libro, sobre todo porque hay una crítica muy fuerte al olvido de Hernán Cortés. Uno de los personajes más importantes de la historia universal está enterrado casi de forma clandestina y en los años 80 los indígenas asaltaron la iglesia para destrozar su tumba. Es una pena que ni España ni México hayan hecho un homenaje a Cortés.
–¿Por qué México debe mejorar su opinión sobre Cortés?
–Hernán Cortés es el padre de México, se quiera o no, y el país actual no se puede entender sin él. Él amó profundamente México y liberó a todos los pueblos sometidos por la tiranía y la brutalidad de los aztecas. Nada más conquistar un pueblo, los aztecas esclavizaban a hombres y mujeres de forma extrema. Cuando los españoles empezaron a vencer y mostraron que no iban esclavizando a su paso, las tribus mejicanas (mexicas) se unieran a su lucha. No reconocer eso es un insulto a la memoria de todos y a Cortés.
–El que no ha faltado a la cita, e incluso escribe el epílogo, es el descendiente directo de Moctezuma, Juan J. Marcilla de Teruel-Moctezuma. ¿No le guarda rencor a España?
–A la muerte de Moctezuma, la leyenda negra nos ha contado que toda su familia fue exterminada. Esto es falso. Cortés cuidó a sus descendientes e incluso tuvo un hijo con una de sus hijas. Además, la Corona les dio pensiones vitalicias a varios caudillos aztecas y, en general, veló por los vencidos y los introdujo en la nobleza española. El testamento de Isabel «La Católica» y las Leyes de Burgos de 1512, que es el primer instrumento legal para proteger a los indígenas de un pueblo conquistado, demuestran la preocupación española por los vencidos. España quería que esos indígenas formaran parte de las nuevas sociedades, a diferencia de los anglosajones.
–La imagen de los conquistadores hasta hoy es la de hombres codiciosos, crueles y traicioneros, ¿el libro «Los Invencibles de América» combate esta imagen?
–Los conquistadores españoles no emplearon más violencia que la que se desplegaba en esa Europa; ni más de la que acostumbraban las distintas tribus de América. Lo que ocurre es que la historiografía mundial no puede soportar que la mayor hazaña de la humanidad fuera realizada por españoles y ha distorsionado su imagen. En tanto, ponen la lupa sobre todo lo que hicieron mal para crear una imagen totalmente oscura. Los conquistadores puede que tuvieran puntos negros, pero su hazaña es inigualable.
–Remarca usted que el Descubrimiento y Conquista de América es el hecho más importante de la historia universal, ¿por qué?
–España sacó con este hecho a Europa de sus tinieblas y la convirtió de nuevo en la potencia mundial, puesto que hasta entonces el Imperio otomano llevaba la voz protagonista. Con el Descubrimiento y Conquista de América se produce la mayor unión de razas y culturas jamás vista. Y no solo sacamos a Europa de la oscuridad, sino que América pasó de la Edad de Piedra a evolucionar en 50 años hasta la Edad Moderna. Eso no ha sucedido en ningún lugar del mundo, y no hay ninguna experiencia de mestizaje de esas dimensiones. No olvidemos que España tiene el honor de haber fundado más de 1.000 ciudades. Muchas de ellas son patrimonio de la humanidad.
–Las Leyes de Burgos, que insistían en que los indígenas no podían ser explotados, fueron precursoras dentro del derecho internacional: ¿Cómo alcanzó España una legislación tan vanguardiasta?
–Las Leyes de Burgos es el primer texto legal que protege a los indígenas de un país conquistado y prohíbe expresamente la esclavización. Esto ocurre 300 años antes de la Revolución francesa o la Guerra de Independencia de EE.UU. Leyes tan progresistas que incluso otorgaban a las mujeres tres años de derecho de maternidad para cuidar a sus hijos. Los españoles se adelantaron en materia de derechos humanos al resto de países y consideraron casi desde el principio a los indios como súbditos y no como esclavos. En este sentido, es verdad que existieron las encomiendas, aunque tienen más que ver con las servidumbres medievales que con la esclavitud. En Europa se vivía todavía en regímenes de servidumbre en muchos lugares, y nadie los consideraba a ellos esclavos.
–Su libro es crítico con la cultura anglosajona y su forma de solapar episodios protagonizados previamente por españolas.
–Los anglosajones, en definitiva, no buscaban crear una sociedad nueva como los españoles, simplemente trasladaron e impusieron su sociedad a América. Los puritanos eran religiosos radicales que usaban la Biblia a su antojo. El indio no era un ser humano para ellos. Esa diferencia entre unos y otros es lo que la historiografía anglosajona ha querido ocultar, para hacer olvidar que donde han estado han exterminado a todas las razas aborígenes. Su forma de explotar a sus pueblos es parasitaria; sus colonias son factorías.
–Ciertos sectores políticos están repitiendo mucho la idea del genocidio en fechas recientes.
–Dan argumentos casi infantiles: hubo un genocidio, los españoles mataron a los indios, violaron a las mujeres y se llevaron el oro. No obstante, lo primero que invalida la teoría del genocidio es que hasta avanzado el siglo XVI los españoles eran muy escasos, es decir, estaban en una inferioridad numérica que no daba lugar a una acción así. Por otro lado, su afán de mestizaje es evidente casi desde el principio, porque daban su apellido a los hijos nacidos de relaciones entre razas.
En materia económica, España no dejó expoliado el continente, que sigue siendo el lugar con más recursos naturales del mundo. Cuando los españoles estuvieron en América algunos lugares vivieron el momento de paz y de bonanza económica más grandes de su historia. Hispanoamérica era la zona más rica del mundo y la separación de España provocó una involución de 100 años.
–El genocidio parece una idea también extendida en la opinión pública española e iberoamericana.
—Aquí en España la conquista ni siquiera se cuenta en los colegios y cuando se hace se pide perdón por los actos cometidos. Hay que enseñar en ambos lados del charco el contexto y la historia sin complejos. Lo que no se puede hacer es manipular con intereses políticos y populistas esa historia con el fin de que esos pueblos hermanos se queden huérfanos de su pasado. Un pueblo huérfano y que desprecia su historia es un pueblo sin futuro. Esta manipulación solo beneficia a unos pocos políticos y no beneficia a la gran sociedad hispanoamericana.
–Lo que tampoco se puede ocultar es que la colonización de América fue resultado de una conquista militar, ¿cómo lograron los españoles superar su inferioridad numérica?
–Nos han contado el mito de que los españoles tenían una superioridad tecnológica tan enorme que parece que iban con naves espaciales y metralletas de repetición. Eso es falso. Estaba la superioridad que daba el caballo, el acero y los perros de la guerra, pero la victoria se consiguió por hombres de una gran valentía y una inteligencia increíble. Las personas que les acompañaban venían de luchar en los tercios en Europa y eso les hacía los mejores soldados del mundo. Los indígenas, por el contrario, lo que tenían de su lado era la superioridad numérica, un clima hostil a los españoles, grandes cordilleras, guerra civiles entre hispanos y enfermedades autóctonas. Para superar todas estas dificultades, España hubo de concebir en pocos años un número de héroes que algunos países jamás podrán reunir en toda su historia.
–Cree que su libro logrará hacer cambiar de opinión a quienes siguen creyendo al detalle la leyenda negra.
–Lo importante es dar a conocer esta historia y dar argumentos para combatir la leyenda. Convencerlos ya es más difícil. Vamos primero a enseñar la historia de los conquistadores y acabar con el mito de que los indios que vivían allí eran hermanitas de la caridad. Sin ir más lejos, hay historiadores indigenistas que hablan de que el pueblo azteca estaba al borde del colapso al ritmo de sacrificios que llevaban.
–Los críticos con la conquista pueden remitirse a los datos de muertes de indígenas que siguió a la llegada de los españoles, ¿cómo se argumenta contra eso?
–La culpa originalmente es de Bartolomé de las Casas, que escribió un libro que no contaba con datos fiables y sirvió a los enemigos de España para crear la leyenda negra. Por ejemplo, decía que en la Española había 30.000 ríos y vivián 3 millones de personas o que Alonso de Ojeda con 12 españoles mató a 10.000 indios. Ha pasado la historia como un protector de los derechos humanos, pero yo creo que fue un activista político que solo pretendía adquirir ciertas cotas de poder y llamar la atención del Emperador Carlos. Por eso exageró los datos. En cualquier caso la gran mayoría de muertes entre indígenas se produjo por el choque microbiano.
Entrevista a Jesús A. Rojo
«Hernán Cortés tenía un hijo indio que adoraba, mientras que Jefferson vendió a sus hijos
Es el relato de un continente hostil, de unos barbudos fieros y astutos, de la luz sobre Europa, del mayor mestizaje de la historia y, por desgracia, también de una leyenda inventada para esconder lo que realmente ocurrió. Jesús Ángel Rojo Pinilla, autor de «Cuando éramos invencibles» (el Gran Capitán ediciones, 2015), publica su segundo libro de historia trasladando en esta ocasión a sus invencibles a América. «Los Invencibles de América» nace para combatir la leyenda negra que ha transformado el nacimiento de Iberoamérica y su riqueza cultural en un cuento de terror a la medida de los intereses anglosajones. «Cuando los españoles estuvieron en América algunos lugares vivieron el momento de paz y de bonanza económica más grandes de su historia», recuerda Jesús Ángel Rojo.
–Insiste usted en que tu libro, para bien o para mal, no va a dejar a nadie indiferente. Por el momento ha recibido una buena respuesta de la embajada de Perú.
–El embajador de Perú es una persona muy interesada en la figura de Francisco de Pizarro. La embajada de México parecía entusiasmada también al principio, pero luego le surgieron una serie de compromisos al conocer el contenido del libro, sobre todo porque hay una crítica muy fuerte al olvido de Hernán Cortés. Uno de los personajes más importantes de la historia universal está enterrado casi de forma clandestina y en los años 80 los indígenas asaltaron la iglesia para destrozar su tumba. Es una pena que ni España ni México hayan hecho un homenaje a Cortés.
–¿Por qué México debe mejorar su opinión sobre Cortés?
–Hernán Cortés es el padre de México, se quiera o no, y el país actual no se puede entender sin él. Él amó profundamente México y liberó a todos los pueblos sometidos por la tiranía y la brutalidad de los aztecas. Nada más conquistar un pueblo, los aztecas esclavizaban a hombres y mujeres de forma extrema. Cuando los españoles empezaron a vencer y mostraron que no iban esclavizando a su paso, las tribus mejicanas (mexicas) se unieran a su lucha. No reconocer eso es un insulto a la memoria de todos y a Cortés.
–El que no ha faltado a la cita, e incluso escribe el epílogo, es el descendiente directo de Moctezuma, Juan J. Marcilla de Teruel-Moctezuma. ¿No le guarda rencor a España?
–A la muerte de Moctezuma, la leyenda negra nos ha contado que toda su familia fue exterminada. Esto es falso. Cortés cuidó a sus descendientes e incluso tuvo un hijo con una de sus hijas. Además, la Corona les dio pensiones vitalicias a varios caudillos aztecas y, en general, veló por los vencidos y los introdujo en la nobleza española. El testamento de Isabel «La Católica» y las Leyes de Burgos de 1512, que es el primer instrumento legal para proteger a los indígenas de un pueblo conquistado, demuestran la preocupación española por los vencidos. España quería que esos indígenas formaran parte de las nuevas sociedades, a diferencia de los anglosajones.
–La imagen de los conquistadores hasta hoy es la de hombres codiciosos, crueles y traicioneros, ¿el libro «Los Invencibles de América» combate esta imagen?
–Los conquistadores españoles no emplearon más violencia que la que se desplegaba en esa Europa; ni más de la que acostumbraban las distintas tribus de América. Lo que ocurre es que la historiografía mundial no puede soportar que la mayor hazaña de la humanidad fuera realizada por españoles y ha distorsionado su imagen. En tanto, ponen la lupa sobre todo lo que hicieron mal para crear una imagen totalmente oscura. Los conquistadores puede que tuvieran puntos negros, pero su hazaña es inigualable.
–Remarca usted que el Descubrimiento y Conquista de América es el hecho más importante de la historia universal, ¿por qué?
–España sacó con este hecho a Europa de sus tinieblas y la convirtió de nuevo en la potencia mundial, puesto que hasta entonces el Imperio otomano llevaba la voz protagonista. Con el Descubrimiento y Conquista de América se produce la mayor unión de razas y culturas jamás vista. Y no solo sacamos a Europa de la oscuridad, sino que América pasó de la Edad de Piedra a evolucionar en 50 años hasta la Edad Moderna. Eso no ha sucedido en ningún lugar del mundo, y no hay ninguna experiencia de mestizaje de esas dimensiones. No olvidemos que España tiene el honor de haber fundado más de 1.000 ciudades. Muchas de ellas son patrimonio de la humanidad.
–Las Leyes de Burgos, que insistían en que los indígenas no podían ser explotados, fueron precursoras dentro del derecho internacional: ¿Cómo alcanzó España una legislación tan vanguardiasta?
–Las Leyes de Burgos es el primer texto legal que protege a los indígenas de un país conquistado y prohíbe expresamente la esclavización. Esto ocurre 300 años antes de la Revolución francesa o la Guerra de Independencia de EE.UU. Leyes tan progresistas que incluso otorgaban a las mujeres tres años de derecho de maternidad para cuidar a sus hijos. Los españoles se adelantaron en materia de derechos humanos al resto de países y consideraron casi desde el principio a los indios como súbditos y no como esclavos. En este sentido, es verdad que existieron las encomiendas, aunque tienen más que ver con las servidumbres medievales que con la esclavitud. En Europa se vivía todavía en regímenes de servidumbre en muchos lugares, y nadie los consideraba a ellos esclavos.
–Su libro es crítico con la cultura anglosajona y su forma de solapar episodios protagonizados previamente por españolas.
–Los anglosajones, en definitiva, no buscaban crear una sociedad nueva como los españoles, simplemente trasladaron e impusieron su sociedad a América. Los puritanos eran religiosos radicales que usaban la Biblia a su antojo. El indio no era un ser humano para ellos. Esa diferencia entre unos y otros es lo que la historiografía anglosajona ha querido ocultar, para hacer olvidar que donde han estado han exterminado a todas las razas aborígenes. Su forma de explotar a sus pueblos es parasitaria; sus colonias son factorías.
–Ciertos sectores políticos están repitiendo mucho la idea del genocidio en fechas recientes.
–Dan argumentos casi infantiles: hubo un genocidio, los españoles mataron a los indios, violaron a las mujeres y se llevaron el oro. No obstante, lo primero que invalida la teoría del genocidio es que hasta avanzado el siglo XVI los españoles eran muy escasos, es decir, estaban en una inferioridad numérica que no daba lugar a una acción así. Por otro lado, su afán de mestizaje es evidente casi desde el principio, porque daban su apellido a los hijos nacidos de relaciones entre razas.
En materia económica, España no dejó expoliado el continente, que sigue siendo el lugar con más recursos naturales del mundo. Cuando los españoles estuvieron en América algunos lugares vivieron el momento de paz y de bonanza económica más grandes de su historia. Hispanoamérica era la zona más rica del mundo y la separación de España provocó una involución de 100 años.
–El genocidio parece una idea también extendida en la opinión pública española e iberoamericana.
—Aquí en España la conquista ni siquiera se cuenta en los colegios y cuando se hace se pide perdón por los actos cometidos. Hay que enseñar en ambos lados del charco el contexto y la historia sin complejos. Lo que no se puede hacer es manipular con intereses políticos y populistas esa historia con el fin de que esos pueblos hermanos se queden huérfanos de su pasado. Un pueblo huérfano y que desprecia su historia es un pueblo sin futuro. Esta manipulación solo beneficia a unos pocos políticos y no beneficia a la gran sociedad hispanoamericana.
–Lo que tampoco se puede ocultar es que la colonización de América fue resultado de una conquista militar, ¿cómo lograron los españoles superar su inferioridad numérica?
–Nos han contado el mito de que los españoles tenían una superioridad tecnológica tan enorme que parece que iban con naves espaciales y metralletas de repetición. Eso es falso. Estaba la superioridad que daba el caballo, el acero y los perros de la guerra, pero la victoria se consiguió por hombres de una gran valentía y una inteligencia increíble. Las personas que les acompañaban venían de luchar en los tercios en Europa y eso les hacía los mejores soldados del mundo. Los indígenas, por el contrario, lo que tenían de su lado era la superioridad numérica, un clima hostil a los españoles, grandes cordilleras, guerra civiles entre hispanos y enfermedades autóctonas. Para superar todas estas dificultades, España hubo de concebir en pocos años un número de héroes que algunos países jamás podrán reunir en toda su historia.
–Cree que su libro logrará hacer cambiar de opinión a quienes siguen creyendo al detalle la leyenda negra.
–Lo importante es dar a conocer esta historia y dar argumentos para combatir la leyenda. Convencerlos ya es más difícil. Vamos primero a enseñar la historia de los conquistadores y acabar con el mito de que los indios que vivían allí eran hermanitas de la caridad. Sin ir más lejos, hay historiadores indigenistas que hablan de que el pueblo azteca estaba al borde del colapso al ritmo de sacrificios que llevaban.
–Los críticos con la conquista pueden remitirse a los datos de muertes de indígenas que siguió a la llegada de los españoles, ¿cómo se argumenta contra eso?
–La culpa originalmente es de Bartolomé de las Casas, que escribió un libro que no contaba con datos fiables y sirvió a los enemigos de España para crear la leyenda negra. Por ejemplo, decía que en la Española había 30.000 ríos y vivián 3 millones de personas o que Alonso de Ojeda con 12 españoles mató a 10.000 indios. Ha pasado la historia como un protector de los derechos humanos, pero yo creo que fue un activista político que solo pretendía adquirir ciertas cotas de poder y llamar la atención del Emperador Carlos. Por eso exageró los datos. En cualquier caso la gran mayoría de muertes entre indígenas se produjo por el choque microbiano.
Entrevista a Jesús A. Rojo
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Ramón Tamames: "Hernán Cortés fue el máximo protector de los indígenas"
Acomodado como regidor de Santiago de Cuba, bañado en una incipiente riqueza, Hernán Cortés no soportaba aquella monotonía del poder. Contemplaba con envidia cómo dos exploraciones españolas eran enviadas al Yucatán en busca de los tesoros que habían glosado unos náufragos. Él, antítesis del sosiego, comenzó a pergeñar a espaldas del gobernador Diego Velázquez una empresa todavía más ambiciosa: la conquista de un vasto territorio, de todo un imperio.
Al mando de unos cuatrocientos hombres y una flota de una decena de naves, Cortés, extremeño de Medellín, zarpó hacia lo desconocido el 10 de febrero de 1519. Lo hizo saltándose los pactos que había acordado con su superior, convencido de que los resultados de su suerte de rebelión terminarían por absolverlo. Fue, en definitiva, un empresario de su propio proyecto que arriesgó todos los recursos de los que disponía por mera intuición. Un hombre que se lanzó a una aventura incierta, temeraria, protegido por el mito que comenzaba a gestarse.
Así presenta el economista Ramón Tamames el instante definitorio de la vida del conquistador español en su libro Hernán Cortés, gigante de la historia (Erasmus): como la entrega del soldado idealista y bravo a los brazos de un triunfo improbable, de la grandeza. El libro es una estupenda síntesis de las hazañas del personaje, del contexto en el que se registraron y de la evolución de un legado del que han brotado lecturas conflictivas.
Tamames, catedrático de Estructura Económica, dibuja de forma didáctica y concisa la vida del polifacético Cortés —militar, empresario, diplomático, estadista, globalizador, escritor y un sinfín de títulos más— a través de sus biógrafos y los cronistas de Indias; y también las de sus contemporáneos como Moctezuma, Carlos V, Malinche, Cuauhtémoc, Pizarro o Bartolomé de las Casas. En su conjunto, la obra, prologada por Josep Borrell, bebe del rigor histórico y se complementa con los dilemas presentistas que emanan de las acciones del conquistador.
"No es ni una biografía ni una hagiografía", defiende Tamames. En su obra también se esbozan los aspectos más controvertidos de Cortés: "En cierto modo acaba endiosándose, y no vacila en acabar con sus enemigos, tampoco repara en medios. Quizá lo más criticable fue la ejecución de Cuauhtémoc, pero hay que ponerse en las circunstancias de la época". Las diferencias se resolvían con la horca y no a través del diálogo.
Defensor de los indios
Tamames resalta el puente que tendió Hernán Cortés hace cinco siglos entre los territorios de la Monarquía Hispánica y el Nuevo Mundo, un nexo que se revela en el embrión de la comunidad hispanoablante, formada en la actualidad por 580 millones de personas. También pone en perspectiva la influencia del conquistador en la historia de México y en la repulsa que genera su figura en algunos círculos de ese país que no se explicaría sin su aparición.
"Cortés fue el fundador de un nuevo Estado, incluso durante su vida ya nace la Nueva España. Esa es la configuración inicial del nuevo México, por eso muchos expertos le han llamado el fundador de la nacionalidad mexicana o el inventor de México", resume el economista, quien también menciona la importancia del mestizaje por el que apostaron los conquistadores españoles.
Evidentemente, Tamames también aborda el debate de la leyenda negra: escribe que durante la conquista, como justificación de la altísima mortalidad, hubo una "invasión microbiana y bacteriológica, amén de virus, que con las enfermedades europeas se extendieron en grandes epidemias". ¿Qué sucede con los que le tildan de genocida? "Cortés fue el máximo protector de los indígenas. No quería repetir las masacres que se habían registrado en el Caribe con otras comunidades de indios. En sus años de oro (1522-1529) se dedica a montar la infraestructura de un estado nuevo: caminos, hospitales, escuelas, iglesias, evangelización...", explica el economista...
Al mando de unos cuatrocientos hombres y una flota de una decena de naves, Cortés, extremeño de Medellín, zarpó hacia lo desconocido el 10 de febrero de 1519. Lo hizo saltándose los pactos que había acordado con su superior, convencido de que los resultados de su suerte de rebelión terminarían por absolverlo. Fue, en definitiva, un empresario de su propio proyecto que arriesgó todos los recursos de los que disponía por mera intuición. Un hombre que se lanzó a una aventura incierta, temeraria, protegido por el mito que comenzaba a gestarse.
Así presenta el economista Ramón Tamames el instante definitorio de la vida del conquistador español en su libro Hernán Cortés, gigante de la historia (Erasmus): como la entrega del soldado idealista y bravo a los brazos de un triunfo improbable, de la grandeza. El libro es una estupenda síntesis de las hazañas del personaje, del contexto en el que se registraron y de la evolución de un legado del que han brotado lecturas conflictivas.
Tamames, catedrático de Estructura Económica, dibuja de forma didáctica y concisa la vida del polifacético Cortés —militar, empresario, diplomático, estadista, globalizador, escritor y un sinfín de títulos más— a través de sus biógrafos y los cronistas de Indias; y también las de sus contemporáneos como Moctezuma, Carlos V, Malinche, Cuauhtémoc, Pizarro o Bartolomé de las Casas. En su conjunto, la obra, prologada por Josep Borrell, bebe del rigor histórico y se complementa con los dilemas presentistas que emanan de las acciones del conquistador.
"No es ni una biografía ni una hagiografía", defiende Tamames. En su obra también se esbozan los aspectos más controvertidos de Cortés: "En cierto modo acaba endiosándose, y no vacila en acabar con sus enemigos, tampoco repara en medios. Quizá lo más criticable fue la ejecución de Cuauhtémoc, pero hay que ponerse en las circunstancias de la época". Las diferencias se resolvían con la horca y no a través del diálogo.
Defensor de los indios
Tamames resalta el puente que tendió Hernán Cortés hace cinco siglos entre los territorios de la Monarquía Hispánica y el Nuevo Mundo, un nexo que se revela en el embrión de la comunidad hispanoablante, formada en la actualidad por 580 millones de personas. También pone en perspectiva la influencia del conquistador en la historia de México y en la repulsa que genera su figura en algunos círculos de ese país que no se explicaría sin su aparición.
"Cortés fue el fundador de un nuevo Estado, incluso durante su vida ya nace la Nueva España. Esa es la configuración inicial del nuevo México, por eso muchos expertos le han llamado el fundador de la nacionalidad mexicana o el inventor de México", resume el economista, quien también menciona la importancia del mestizaje por el que apostaron los conquistadores españoles.
Evidentemente, Tamames también aborda el debate de la leyenda negra: escribe que durante la conquista, como justificación de la altísima mortalidad, hubo una "invasión microbiana y bacteriológica, amén de virus, que con las enfermedades europeas se extendieron en grandes epidemias". ¿Qué sucede con los que le tildan de genocida? "Cortés fue el máximo protector de los indígenas. No quería repetir las masacres que se habían registrado en el Caribe con otras comunidades de indios. En sus años de oro (1522-1529) se dedica a montar la infraestructura de un estado nuevo: caminos, hospitales, escuelas, iglesias, evangelización...", explica el economista...
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