La desconocida ‘Pompeya española’
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Re: La desconocida ‘Pompeya española’
En la década de 1930, el arqueólogo Blas Taracena, director entonces del Museo Numantino, bautizó este lugar como la ‘Pompeya española’. Tal era la impresión que le causó aquel vergel arqueológico, uno de los grandes yacimientos donde revivir la historia lejana de nuestro país.
Un viaje a la Celtiberia en la ‘Pompeya española’
Tiermes se encuentra en mitad del páramo soriano, a 1200 metros de altitud, en el agreste entorno de la Sierra de Pela. Parece increíble que un lugar habitado durante 3500 años se muestre hoy tan desolado, pero puede suceder que sople una ventisca helada mientras admiramos el paisaje, y entonces el visitante se pregunta cómo pudo vivir aquí alguien además de los buitres que sobrevuelan este rincón.
Tiermes, un paraíso arqueológico
Cuando Taracena estudió los restos de Tiermes, ya había una nutrida lista de expertos que habían compartido su afán. Entre ellos estaban el pionero Nicolás Rabal y el Conde de Romanones, además de eminencias como Schulten y Obermaier.
Buena parte de la vieja ciudad de Tiermes estaba tallada en la roca, lo que le valió también el apelativo de la ‘Petra de occidente’. Además de por su espectacularidad, la comparación con Pompeya se debió al excepcional estado de conservación, propiciado también por la gran cantidad de sedimento y escombros. Las excavaciones no han parado desde entonces, y han permitido ir comprendiendo la sociedad humana que vivió entre estas piedras, sus creencias, sus rituales y su visión del mundo.
Pero ¿quién vivió en Tiermes?
Los majestuosos restos arquitectónicos que se ven en este escenario solitario corresponden a un oppidum celtíbero y a una ciudad romana. Los oppida eran asentamientos que aprovechaban alguna elevación o defensa natural del terreno, y se reforzaban con otros elementos como, en este caso, la piedra arenisca del lugar. Los romanos, por contra, formaron aquí un municipium, Termes, y sus restos son identificables porque utilizaron sistemas de edificación más avanzados que la mera roca excavada.
Ahora bien, las pruebas de presencia humana en este paraje abarcan un arco temporal mucho más amplio. Los primeros restos apuntan al Neolítico y la Edad del Bronce, pero es que la zona continuó poblada mucho más allá del fin de Roma.
Han aparecido tumbas visigodas que conectan con la Edad Media, de la que se han encontrado varias necrópolis. La prueba más clara, sin embargo, es la iglesia románica junto al yacimiento. Junto al desaparecido Monasterio de Santa María de Tiermes, dan fe de una comunidad humana estable que, sin embargo, abandonó el lugar en el siglo XVI.
Una visita a la ‘Pompeya española’
Para admirar esta Pompeya soriana es preciso acercarse al municipio de Montejo de Tiermes, en el suroeste de la provincia, cerca ya de Segovia. Allí, una sinuosa carretera nos deja a las puertas del recinto.
¿Qué vamos a encontrar en Tiermes?
Lo primero a tener en cuenta es que Tiermes está en un páramo escarpado a 1200 metros, por lo que conviene prepararse en consecuencia. Con todo, es un recorrido asequible que no suele extenderse más allá de las dos horas.
Un punto de inicio habitual es la ermita, antigua iglesia, pero también es buena idea comenzar por el museo para situarnos. En él se muestran muchos hallazgos del pueblo arévaco (los celtíberos de la zona), como las poderosas espadas falcata. Al igual que Numancia, este enclave fue escenario de las tremendas Guerras Celtibéricas, que trajeron de cabeza a los romanos durante largos años.
La blanda roca rojiza hizo posible una arquitectura rupestre que protegía a los moradores de los rigores del clima. Tallados en esta piedra arenisca están desde accesos como la Puerta del Sol, al suroeste, hasta el graderío y, por supuesto, las casas.
Una casa representativa es la Casa de las Hornacinas, que muestra unas curiosas alacenas en la roca. Ya en las de época romana, es espectacular la Casa del Acueducto, una mansión de 1800 m². El acueducto al que hace referencia es una construcción del siglo I que traía el agua desde la sierra por canales subterráneos. Los romanos añadieron también una muralla y dos foros, que dan idea de la envergadura que alcanzó la vieja Termes.
Más allá de la arqueología
Además de la magnificencia de esta ‘Pompeya española’, hay otras buenas razones para acudir a este rincón de Soria. La primera son las romerías que, en mayo y en octubre, tienen lugar con la Ermita de Santa María de Tiermes como protagonista. Las romerías atraen tanto a gente del entorno como a sorianos que viven lejos, y son una muestra de la importancia que conserva Nuestra Señora de Tiermes.
Por otro lado, la extraordinaria transparencia del cielo es ideal para las jornadas astronómicas que se celebran en septiembre, AstroTiermes, y que reúnen a aficionados de varios países. El resto del año, la maravillosa naturaleza del entorno garantiza una visita rica en senderos, miradores y absoluta desconexión.
Fuente.
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