Economía detecta un cambio de tendencia: España pierde competitividad por el alza de costes laborales
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Re: Economía detecta un cambio de tendencia: España pierde competitividad por el alza de costes laborales
Las cargas se elevan un 5% por la subida de cotizaciones sociales y de los sueldos
El indicador revela el primer empeoramiento tras dos años de ganancia competitiva
España entra en una nueva senda de incremento de costes laborales tras la pandemia que abre la puerta a un deterioro en la competitividad-precio frente a los vecinos europeos, capaz en el medio plazo de acabar con los buenos registros de exportaciones que nuestro país aún arroja. El índice más actual y fiable sobre competitividad se extrae de los informes trimestrales que publica el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa. Dichos documentos monitorizan la influencia de la inflación, el tipo de cambio y los costes laborales en la capacidad de nuestro país de ganar, o perder, posiciones en los mercados internacionales. Como el tipo de cambio es igual entre los miembros del euro, y los niveles de inflación son razonablemente semejantes, los impuestos sobre el trabajo, y especialmente las cotizaciones sociales, destacan como los grandes responsables de la pérdida de competitividad (cuatro puntos a la baja) experimentada en 2023, y así lo reconoce Economía.
¿Qué ocurrió el año pasado? El Ministerio dirigido por Carlos Cuerpo apunta a la posibilidad de estar ante un "cambio de tendencia después de dos años consecutivos de ganancia de competitividad" frente a la Unión Europea y a la propia eurozona. Los informes de su Ministerio reflejan alteraciones en sus indicadores que implican pérdidas de competitividad, tras los movimientos registrados en 2021 y 2022, que implicaban ganancias en este ámbito.
Se trata del primer deterioro de la competividad-precio de España por costes laborales desde 2020, cuando aumentaron por el frenazo de la actividad económica y los Ertes. Otra situación parecida se planteó en la época de las subidas del IRPF de Montoro tras la crisis de deuda (2013-2014). España aumentó los costes laborales unitarios en mayor medida que el resto de los países miembros (de media): los costes laborales experimentaron un incremento del 5% para el cierre de año según el INE (o un 5,2% según la estadística armonizada y homogeneizada a nivel europeo por Eurostat), principalmente por la potente subida de las cotizaciones sociales. El mercado laboral tiene bastante que ver.
Hay que tener en cuenta sobre todo el aumento del empleo tras la pandemia en la medida en la que se fueron activando los sectores y el aumento de los salarios en menor medida que en la eurozona", explica Miguel Cardoso, Economista Jefe para España en BBVA Research. "En España tuvimos un sector servicios altamente impactado por la crisis que hizo que los salarios no crecieran tanto como en Europa. Este momento de ganancia de competitividad se puede estar empezando a revertir, especialmente por el intenso aumento del empleo junto con la baja productividad", detalla el experto.
La reforma de pensiones también afectó por la subida de los costes laborales unitarios como fruto de la creación de una nueva cotización, el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) que aumentó el tipo aplicado sobre las nóminas en 0,6 puntos el pasado curso. El MEI es una medida incorporada en la última reforma de pensiones que recoge una subida progresiva de las cuotas por contingencias comunes de cara a financiar parte del desembolso de las pensiones del 'baby boom'.
En la comparativa del cuarto trimestre de 2023 frente al mismo de 2022, las empresas y los trabajadores terminaron abonando un 7% más en cotizaciones sociales obligatorias, principal componente frente a nuestros homólogos europeos. Los costes laborales no salariales en España crecieron un 8,3% en el cuarto trimestre de 2023 respecto al año pasado, el doble que los sueldos en ese mismo periodo y líder comunitario en este aumento de costes. En este aspecto, los costes laborales que no son salario bruto también tuvieron un peso mayor en España que en la eurozona.
De igual forma, varias iniciativas de la cartera de Trabajo y la de Seguridad Social (siempre condicionadas por la inflación) han afectado a la evolución de la competitividad por costes laborales. Por un lado, la histórica subida del salario mínimo del 8%, resulta como consecuencia en un incremento equitativo de las bases mínimas de cotización. De la mano de la inflación también se vieron incrementadas las bases máximas de cotización que afectan a los salarios por encima de 50.00 euros.
Además de las cotizaciones sociales, las percepciones salariales crecieron por encima de lo determinado en la negociación colectiva (los denominados deslizamientos). El efecto de la inflación sobre los salarios, que en 2022 no se manifestó, pero en 2023 hubo un efecto retardado de la inflación sobre los salarios junto con el efecto de las subidas de cotizaciones. Los acuerdos colectivos firmados en 2023 recogieron mejoras salariales del 4,1% para afrontar la inflación de los últimos años.
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El indicador revela el primer empeoramiento tras dos años de ganancia competitiva
España entra en una nueva senda de incremento de costes laborales tras la pandemia que abre la puerta a un deterioro en la competitividad-precio frente a los vecinos europeos, capaz en el medio plazo de acabar con los buenos registros de exportaciones que nuestro país aún arroja. El índice más actual y fiable sobre competitividad se extrae de los informes trimestrales que publica el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa. Dichos documentos monitorizan la influencia de la inflación, el tipo de cambio y los costes laborales en la capacidad de nuestro país de ganar, o perder, posiciones en los mercados internacionales. Como el tipo de cambio es igual entre los miembros del euro, y los niveles de inflación son razonablemente semejantes, los impuestos sobre el trabajo, y especialmente las cotizaciones sociales, destacan como los grandes responsables de la pérdida de competitividad (cuatro puntos a la baja) experimentada en 2023, y así lo reconoce Economía.
¿Qué ocurrió el año pasado? El Ministerio dirigido por Carlos Cuerpo apunta a la posibilidad de estar ante un "cambio de tendencia después de dos años consecutivos de ganancia de competitividad" frente a la Unión Europea y a la propia eurozona. Los informes de su Ministerio reflejan alteraciones en sus indicadores que implican pérdidas de competitividad, tras los movimientos registrados en 2021 y 2022, que implicaban ganancias en este ámbito.
Se trata del primer deterioro de la competividad-precio de España por costes laborales desde 2020, cuando aumentaron por el frenazo de la actividad económica y los Ertes. Otra situación parecida se planteó en la época de las subidas del IRPF de Montoro tras la crisis de deuda (2013-2014). España aumentó los costes laborales unitarios en mayor medida que el resto de los países miembros (de media): los costes laborales experimentaron un incremento del 5% para el cierre de año según el INE (o un 5,2% según la estadística armonizada y homogeneizada a nivel europeo por Eurostat), principalmente por la potente subida de las cotizaciones sociales. El mercado laboral tiene bastante que ver.
Hay que tener en cuenta sobre todo el aumento del empleo tras la pandemia en la medida en la que se fueron activando los sectores y el aumento de los salarios en menor medida que en la eurozona", explica Miguel Cardoso, Economista Jefe para España en BBVA Research. "En España tuvimos un sector servicios altamente impactado por la crisis que hizo que los salarios no crecieran tanto como en Europa. Este momento de ganancia de competitividad se puede estar empezando a revertir, especialmente por el intenso aumento del empleo junto con la baja productividad", detalla el experto.
La reforma de pensiones también afectó por la subida de los costes laborales unitarios como fruto de la creación de una nueva cotización, el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) que aumentó el tipo aplicado sobre las nóminas en 0,6 puntos el pasado curso. El MEI es una medida incorporada en la última reforma de pensiones que recoge una subida progresiva de las cuotas por contingencias comunes de cara a financiar parte del desembolso de las pensiones del 'baby boom'.
En la comparativa del cuarto trimestre de 2023 frente al mismo de 2022, las empresas y los trabajadores terminaron abonando un 7% más en cotizaciones sociales obligatorias, principal componente frente a nuestros homólogos europeos. Los costes laborales no salariales en España crecieron un 8,3% en el cuarto trimestre de 2023 respecto al año pasado, el doble que los sueldos en ese mismo periodo y líder comunitario en este aumento de costes. En este aspecto, los costes laborales que no son salario bruto también tuvieron un peso mayor en España que en la eurozona.
De igual forma, varias iniciativas de la cartera de Trabajo y la de Seguridad Social (siempre condicionadas por la inflación) han afectado a la evolución de la competitividad por costes laborales. Por un lado, la histórica subida del salario mínimo del 8%, resulta como consecuencia en un incremento equitativo de las bases mínimas de cotización. De la mano de la inflación también se vieron incrementadas las bases máximas de cotización que afectan a los salarios por encima de 50.00 euros.
Además de las cotizaciones sociales, las percepciones salariales crecieron por encima de lo determinado en la negociación colectiva (los denominados deslizamientos). El efecto de la inflación sobre los salarios, que en 2022 no se manifestó, pero en 2023 hubo un efecto retardado de la inflación sobre los salarios junto con el efecto de las subidas de cotizaciones. Los acuerdos colectivos firmados en 2023 recogieron mejoras salariales del 4,1% para afrontar la inflación de los últimos años.
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El paro en la eurozona se mantiene en mínimos históricos y España sigue a la cabeza
Los niveles de desempleo en los países del euro y de la UE continúan en mínimos históricos en el mes de marzo. La tasa de desempleo de los Veinte se situó en el 6,5%, en línea con el dato de febrero, mientras que la del conjunto del bloque cayó una décima respecto al segundo mes del año, hasta el 6%. Se trata de los niveles más bajos desde que la oficina europea de estadística, Eurostat, recopila datos, desde 1998. Sin embargo, España continúa siendo el país con la tasa más elevada, en el 11,7%.
Los países del euro han registrado un ratio de desempleo del 6,5%, una cifra que se mantiene desde cierre de 2023, según los datos publicados este viernes por la oficina europea de estadística, Eurostat. Suman cerca de 11,1 millones personas desempleadas, una décima por debajo de la tasa registrada hace un año. En comparación con el año previo a la pandemia, 2019, el paro en la eurozona descendió casi un punto, ya que en febrero de 2020 el desempleo en los países del euro era del 7,4%.
En el conjunto de países de la UE, los niveles de desempleo descienden al 6%, una décima menos que en febrero. La tasa de paro se mantiene en los mismos umbrales de los datos de los últimos cuatro meses y de hace un año. En términos absolutos, los Veintisiete han registrado un aumento de 175.00 personas, desde los 13,1 desempleados de hace un año a los casi 13,2 de marzo de 2024.
España continúa siendo la economía de la eurozona con una tasa de desempleo más elevada, también en desempleo juvenil. Unos niveles del 11,7% y 2,8 millones de personas que carecían de empleo en marzo que mantienen a España como el país con los peores datos de empleo del club comunitario.
No obstante, la tasa de paro en España marca una senda descendiente desde el 12.6% registrado en marzo de hace un año y el 11,9% con el que cerró diciembre del año pasado. Pese al mal dato de empleo, España es la cuarta economía del euro que más creció en el primer trimestre del año, con un rebote del 0,7%, por detrás de Irlanda, Lituania y Letonia.
Ese 11,7% de desempleo de España supera el 10,2% de Grecia en marzo y el 8,3% de desempleo de Suecia, las cifras más altas de la UE. Al otro lado de la balanza, República Checa y Polonia encabezan la lista de países con menores niveles de desempleo, con un 2,9%. En tercer lugar, se encuentra Eslovenia, con una tasa del 3,1%.
En un análisis de las grandes económicas del euro, Alemania cerró marzo de 2024 con un nivel de desempleo del 3,2%, en línea con los últimos tres meses, aunque por encima del 2,9% de hace un año. En Francia, la tasa de paro se situó en el 7,3% en marzo, dibujando una senda ligeramente a la baja desde el 7,5% de cierre de año. Italia, por su parte, registró un nivel de desempleo del 7,2%, por debajo del 7,9% de hace un año.
El desempleo juvenil en los países del euro se situó en el 14,1% en marzo, por debajo del 14,4% de hace un mes y cerca del 14,1% de hace un año. En el conjunto del bloque la cifra asciende al 14,6% en el tercer mes del año, superando el 14% de hace un año. Son 2,8 millones de desempleados menores de 25 años en la UE, de los cuales 2,2 se encuentran en la zona euro.
En España el número de jóvenes desempleados asciende a 480.000, una cifra que se traduce en un 27,2% de paro juvenil, la más alta de la UE y la eurozona. El paro juvenil se sitúa por encima del 21,1% que ha registrado Grecia en el tercer mes del año o del 24,2% y el 22,3% de Suecia y Portugal, respectivamente.
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Los países del euro han registrado un ratio de desempleo del 6,5%, una cifra que se mantiene desde cierre de 2023, según los datos publicados este viernes por la oficina europea de estadística, Eurostat. Suman cerca de 11,1 millones personas desempleadas, una décima por debajo de la tasa registrada hace un año. En comparación con el año previo a la pandemia, 2019, el paro en la eurozona descendió casi un punto, ya que en febrero de 2020 el desempleo en los países del euro era del 7,4%.
En el conjunto de países de la UE, los niveles de desempleo descienden al 6%, una décima menos que en febrero. La tasa de paro se mantiene en los mismos umbrales de los datos de los últimos cuatro meses y de hace un año. En términos absolutos, los Veintisiete han registrado un aumento de 175.00 personas, desde los 13,1 desempleados de hace un año a los casi 13,2 de marzo de 2024.
España continúa siendo la economía de la eurozona con una tasa de desempleo más elevada, también en desempleo juvenil. Unos niveles del 11,7% y 2,8 millones de personas que carecían de empleo en marzo que mantienen a España como el país con los peores datos de empleo del club comunitario.
No obstante, la tasa de paro en España marca una senda descendiente desde el 12.6% registrado en marzo de hace un año y el 11,9% con el que cerró diciembre del año pasado. Pese al mal dato de empleo, España es la cuarta economía del euro que más creció en el primer trimestre del año, con un rebote del 0,7%, por detrás de Irlanda, Lituania y Letonia.
Ese 11,7% de desempleo de España supera el 10,2% de Grecia en marzo y el 8,3% de desempleo de Suecia, las cifras más altas de la UE. Al otro lado de la balanza, República Checa y Polonia encabezan la lista de países con menores niveles de desempleo, con un 2,9%. En tercer lugar, se encuentra Eslovenia, con una tasa del 3,1%.
En un análisis de las grandes económicas del euro, Alemania cerró marzo de 2024 con un nivel de desempleo del 3,2%, en línea con los últimos tres meses, aunque por encima del 2,9% de hace un año. En Francia, la tasa de paro se situó en el 7,3% en marzo, dibujando una senda ligeramente a la baja desde el 7,5% de cierre de año. Italia, por su parte, registró un nivel de desempleo del 7,2%, por debajo del 7,9% de hace un año.
El desempleo juvenil en los países del euro se situó en el 14,1% en marzo, por debajo del 14,4% de hace un mes y cerca del 14,1% de hace un año. En el conjunto del bloque la cifra asciende al 14,6% en el tercer mes del año, superando el 14% de hace un año. Son 2,8 millones de desempleados menores de 25 años en la UE, de los cuales 2,2 se encuentran en la zona euro.
En España el número de jóvenes desempleados asciende a 480.000, una cifra que se traduce en un 27,2% de paro juvenil, la más alta de la UE y la eurozona. El paro juvenil se sitúa por encima del 21,1% que ha registrado Grecia en el tercer mes del año o del 24,2% y el 22,3% de Suecia y Portugal, respectivamente.
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El BdE advierte de que el PIB per cápita ha crecido siete veces menos en España que en la eurozona
El PIB real ha aumentado un 3,7% respecto a 2019, tres décimas más que en la zona euro, pero fundamentalmente por el incremento más intenso que ha experimentado la población
El crecimiento reciente y sorprendente de la economía española, que ya está un 3,7% por encima de los niveles de 2019, se desinfla si se mide en términos per cápita. Apenas ha aumentado un 0,3%, siete veces menos que en la media de la eurozona.
Es una de las principales advertencias que lanzó este martes el gobernador del Banco de España (BdE), Pablo Hernández de Cos, en la que fue su última comparecencia ante la Comisión de Economía, Comercio y Transformación Digital en el Congreso de los Diputados.
"El mensaje es que hasta el primer trimestre, en términos de PIB real, España ya tiene un nivel superior al prepandemia y superior al del euro (3,7% frente al 3,4%), pero precisamente como consecuencia de la evolución demográfica es también importante mirarlo en términos per cápita. En ese caso, se da la vuelta", dijo.
Dicho de otra manera, lo que transmitió De Cos en su comparecencia es que buena parte del crecimiento económico ha venido dado por el aumento de la población, que se ha disparado en un millón de personas en los últimos dos años, la mayoría inmigrantes.
Cuando se ajusta el PIB por habitante, la riqueza del país no ha avanzado prácticamente nada respecto al momento prepandemia que se toma como referencia. El 0,3% de crecimiento es doce veces menos de lo que ha aumentado el PIB total y está "claramente por debajo del alcanzado en la UEM", tal y como señaló De Cos.
El paro y la productividad impiden que los españoles prosperen económicamente, con una notable diferencia respecto al avance experimentado en el resto de la zona euro. De mantenerse la tendencia, el PIB real seguirá creciendo pero la renta per cápita aumentará modestamente.
Esta desventaja, sufrida en España durante décadas, empeoró con la pandemia, que llegó a sufrir una brecha con la media europea de 17 puntos. A cierre del 2023 el PIB per cápita de España estaba un 11% por debajo de la media europea, mientras que en 2019 la brecha era del 9%.
Sobre el lento avance del PIB per cápita español puso el foco el consorcio de consultoras e institutos de investigación al que la Comisión Europea encargó una especie de 'auditoría' externa e independiente de los fondos europeos, la primera desde que se puso en marcha el Mecanismo de Recuperación (MRR).
En términos globales, el desempeño de la economía español sigue sorprendiendo trimestre tras trimestres. El PIB creció un 0,7% en el primer trimestre, manteniendo el ritmo del último periodo del 2023, según avanzó el INE la semana pasada.
"El primer trimestre ha sorprendido al alza de nuevo. Creció tres décimas más de lo que habíamos incorporado en nuestras proyecciones de marzo", destacó también Hernández de Cos, quien anticipó que, con esta evolución y el resto de indicadores, la revisión de las perspectivas para este año que llevará a cabo el Banco de España en junio será "muy probablemente" al alza.
El BdE calculó en marzo que la economía crecerá un 1,9%, una décima por debajo de la previsión que tiene el Gobierno (2%). Tras los últimos datos se espera ahora que el Banco de España, como la mayoría de organismos económicos, eleven sus estimaciones al nivel del Ejecutivo.
El crecimiento reciente y sorprendente de la economía española, que ya está un 3,7% por encima de los niveles de 2019, se desinfla si se mide en términos per cápita. Apenas ha aumentado un 0,3%, siete veces menos que en la media de la eurozona.
Es una de las principales advertencias que lanzó este martes el gobernador del Banco de España (BdE), Pablo Hernández de Cos, en la que fue su última comparecencia ante la Comisión de Economía, Comercio y Transformación Digital en el Congreso de los Diputados.
"El mensaje es que hasta el primer trimestre, en términos de PIB real, España ya tiene un nivel superior al prepandemia y superior al del euro (3,7% frente al 3,4%), pero precisamente como consecuencia de la evolución demográfica es también importante mirarlo en términos per cápita. En ese caso, se da la vuelta", dijo.
Dicho de otra manera, lo que transmitió De Cos en su comparecencia es que buena parte del crecimiento económico ha venido dado por el aumento de la población, que se ha disparado en un millón de personas en los últimos dos años, la mayoría inmigrantes.
Cuando se ajusta el PIB por habitante, la riqueza del país no ha avanzado prácticamente nada respecto al momento prepandemia que se toma como referencia. El 0,3% de crecimiento es doce veces menos de lo que ha aumentado el PIB total y está "claramente por debajo del alcanzado en la UEM", tal y como señaló De Cos.
El paro y la productividad impiden que los españoles prosperen económicamente, con una notable diferencia respecto al avance experimentado en el resto de la zona euro. De mantenerse la tendencia, el PIB real seguirá creciendo pero la renta per cápita aumentará modestamente.
Esta desventaja, sufrida en España durante décadas, empeoró con la pandemia, que llegó a sufrir una brecha con la media europea de 17 puntos. A cierre del 2023 el PIB per cápita de España estaba un 11% por debajo de la media europea, mientras que en 2019 la brecha era del 9%.
Sobre el lento avance del PIB per cápita español puso el foco el consorcio de consultoras e institutos de investigación al que la Comisión Europea encargó una especie de 'auditoría' externa e independiente de los fondos europeos, la primera desde que se puso en marcha el Mecanismo de Recuperación (MRR).
Las sorpresas positivas del PIB
En términos globales, el desempeño de la economía español sigue sorprendiendo trimestre tras trimestres. El PIB creció un 0,7% en el primer trimestre, manteniendo el ritmo del último periodo del 2023, según avanzó el INE la semana pasada.
"El primer trimestre ha sorprendido al alza de nuevo. Creció tres décimas más de lo que habíamos incorporado en nuestras proyecciones de marzo", destacó también Hernández de Cos, quien anticipó que, con esta evolución y el resto de indicadores, la revisión de las perspectivas para este año que llevará a cabo el Banco de España en junio será "muy probablemente" al alza.
El BdE calculó en marzo que la economía crecerá un 1,9%, una décima por debajo de la previsión que tiene el Gobierno (2%). Tras los últimos datos se espera ahora que el Banco de España, como la mayoría de organismos económicos, eleven sus estimaciones al nivel del Ejecutivo.
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