El microondas, los desodorantes y el estrés no causan cáncer
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El microondas, los desodorantes y el estrés no causan cáncer
No lo causa el estrés, ni los plásticos en el microondas, ni los sujetadores con aros o determinados desodorantes; tampoco lo acentúa un estado depresivo ni lo curan las hierbas medicinales. Al menos no hay ninguna constatación científica que relacione la aparición o curación del cáncer con tales circunstancias. Son solo algunos de los falsos mitos que la consejería catalana de Sanidad, en colaboración con el Instituto Catalán de Oncología (ICO), intenta combatir ahora con una campaña informativa impulsada coincidiendo con la conmemoración del Día Mundial de la enfermedad.
Según los especialistas, ser pesimista tampoco tiene nada que ver con las probabilidades de padecer cáncer, aunque reconocen que ser positivo a la hora de afrontar la enfermedad puede ayudar a superarla, al ser más constante en seguir las indicaciones médicas. El responsable de la unidad de consejo genético del ICO, Ignacio Blanco, reconoce, no obstante, que se ha observado que el sobrepeso o la obesidad tras la menopausia, hacer poco ejercicio físico y el exceso de consumo de alcohol aumentan las probabilidades de desarrollar la patología.
La creencia de que el cáncer es hereditario es falsa, afirma Blanco, quien reconoce, no obstante, que entre un 5 % y un 10 % de los casos detectados sí presentan una predisposición hereditaria. En su campaña, la Generalitat insiste en que padecer la enfermedad no supone una sentencia de muerte porque, actualmente, "más de la mitad de los pacientes superan la enfermedad" gracias, en gran parte, a la implantación de programas de detección precoz.
Entre estos programas, el responsable del ICO ha citado el de mama, gracias al cual el pasado año se detectaron un millar de casos, y el de cuello de útero, del que se ha pasado de hacer pruebas anuales a realizarlas cada tres años en Cataluña, un plazo que se considera "suficiente" dado que en sus fases iniciales este tipo de cáncer no tiene capacidad para hacer metástasis.
No siempre causa dolor
Otros falsos mitos a combatir son que el cáncer siempre provoca dolor, cuando en las fases iniciales no es así, aunque en un 75 % de los casos, las personas que padecen esta enfermedad sí pueden tener dolor a lo largo del proceso. Cada año fallecen en Cataluña unas 15.700 personas a causa del cáncer y esta enfermedad es la primera causa de mortalidad en los hombres y la segunda en las mujeres, tras las enfermedades del aparato circulatorio. Lo dice la ciencia
Según los especialistas, ser pesimista tampoco tiene nada que ver con las probabilidades de padecer cáncer, aunque reconocen que ser positivo a la hora de afrontar la enfermedad puede ayudar a superarla, al ser más constante en seguir las indicaciones médicas. El responsable de la unidad de consejo genético del ICO, Ignacio Blanco, reconoce, no obstante, que se ha observado que el sobrepeso o la obesidad tras la menopausia, hacer poco ejercicio físico y el exceso de consumo de alcohol aumentan las probabilidades de desarrollar la patología.
La creencia de que el cáncer es hereditario es falsa, afirma Blanco, quien reconoce, no obstante, que entre un 5 % y un 10 % de los casos detectados sí presentan una predisposición hereditaria. En su campaña, la Generalitat insiste en que padecer la enfermedad no supone una sentencia de muerte porque, actualmente, "más de la mitad de los pacientes superan la enfermedad" gracias, en gran parte, a la implantación de programas de detección precoz.
Entre estos programas, el responsable del ICO ha citado el de mama, gracias al cual el pasado año se detectaron un millar de casos, y el de cuello de útero, del que se ha pasado de hacer pruebas anuales a realizarlas cada tres años en Cataluña, un plazo que se considera "suficiente" dado que en sus fases iniciales este tipo de cáncer no tiene capacidad para hacer metástasis.
No siempre causa dolor
Otros falsos mitos a combatir son que el cáncer siempre provoca dolor, cuando en las fases iniciales no es así, aunque en un 75 % de los casos, las personas que padecen esta enfermedad sí pueden tener dolor a lo largo del proceso. Cada año fallecen en Cataluña unas 15.700 personas a causa del cáncer y esta enfermedad es la primera causa de mortalidad en los hombres y la segunda en las mujeres, tras las enfermedades del aparato circulatorio. Lo dice la ciencia
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Desmontando falsas creencias sobre los microondas: ¿por qué no provocan cáncer?
[*] No son perjudiciales para la salud ni provocan cáncer como algunos aseguran.
[*]El microondas no emite radiaciones ionizantes, sino radiaciones no ionizantes, que no son peligrosas para la salud.
[*]Sus ondas no rompen enlaces químicos como se cree.
[*]Tampoco originan cambios moleculares en los alimentos.
El microondas es uno de los electrodomésticos más usados en el mundo. Durante décadas ha estado acompañado de una serie de falsas creencias que van desde que provoca cáncer a que destruye los nutrientes de los alimentos. Desde Eroski Consumer explican qué hay de falso en estos mitos.
El microondas no provoca cáncer
El principal "mal augurio" que pende sobre la utilización del microondas es el supuesto poder de producirnos cáncer. Para desmentirlo, nada mejor que acudir a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que publicó en 2004 un documento denominado Campos electromagnéticos y cáncer: preguntas y respuestas (PDF). En el texto, avalado por diversas entidades, como la Sociedad Española de Oncología Médica, se refuta con rotundidad cualquier posible relación entre el uso del horno microondas y un mayor riesgo de sufrir cáncer.
Los microondas emiten unas radiaciones electromagnéticas, con las que consiguen calentar desde una sopa hasta un bloque de espinacas congeladas. Pese a que ciertas radiaciones electromagnéticas pueden romper enlaces químicos y dañar nuestras células, esto solo sucede con un tipo particular: las ionizantes, que no son emitidas de ninguna manera por el horno microondas de nuestra cocina. Las radiaciones ionizantes proceden de materiales radioactivos, de los conocidos 'rayos X' o de la radiación ultravioleta de alta frecuencia, y pueden producir efectos nocivos en el material genético de nuestras células. Por eso cuando un médico nos somete a radioterapia, siempre lo hace bajo estrictas condiciones de seguridad.
El microondas no emite radiaciones ionizantes, sino radiaciones no ionizantes, que no son peligrosas para la salud. Ningún médico, ni ninguna entidad médica o sanitaria de referencia, alerta hoy sobre los peligros de las radiaciones no ionizantes de un horno microondas casero. Horno que, además, siempre dispone de una protección que reduce la salida de tales radiaciones hasta niveles ínfimos. No diferenciar las radiaciones ionizantes de las no ionizantes está en la base del error que lleva a ciertos terapeutas alternativos a enumerar razones para tirar el microondas a la basura.
No destruye los nutrientes de los alimentos
Para entender que el microondas no destruye los nutrientes de un alimento, tal y como se afirma desde ciertos ámbitos, es preciso saber cómo funciona.
Los hornos microondas cocinan los alimentos mediante unas ondas oscilantes similares a las ondas de radio, pero que se mueven a más velocidad. Estas ondas, muy selectivas, calientan sobre todo el agua contenida en los alimentos, porque la mueven a gran velocidad. Es esa agua la que eleva la temperatura de todo el alimento, y por eso se calientan antes en el microondas los líquidos que los sólidos. Así, las ondas de estos hornos no rompen enlaces químicos ni tampoco originan cambios moleculares en los alimentos.
Una investigación publicada por Cross y Fung en 1982 en la prestigiosa revista Critical reviews in food science and nutrition concluyó que las diferencias nutritivas entre cocinar con microondas o mediante una cocción convencional son "mínimas".
Algunos nutrientes son sensibles al tiempo que los sometemos al calor, así que, cuanto mayor sea el lapso que tengamos un alimento a una alta temperatura, mayores serán las pérdidas. Si, además, los sumergimos en agua, algunos nutrientes pasarán al caldo de cocción. Como el horno microondas, en general, calienta los alimentos en poco tiempo y sin necesidad de sumergirlos en agua, la pérdida de nutrientes puede ser menor. De hecho, la Universidad de Harvard, en su texto Cocción con microondas y nutrición, indica que "la cocción con microondas suele preservar mejor el contenido de nutrientes de los alimentos".
En todo caso, es necesario seguir las instrucciones que acompañan al electrodoméstico con respecto a tiempos de cocción e intensidad. El documento Pérdidas de nutrientes mediante la manipulación doméstica de frutas y hortalizas, publicado por el GREP-AEDN en 2012, recuerda que no son aptos para el microondas la mayoría de los recipientes de comida para llevar, las botellas de agua o los plásticos elaborados para mantener margarinas, yogures, cremas, quesos, mayonesas, mostazas o similares Link
>> 5 formas en las que el microondas puede afectar a tu salud y como evitarlas
[*]El microondas no emite radiaciones ionizantes, sino radiaciones no ionizantes, que no son peligrosas para la salud.
[*]Sus ondas no rompen enlaces químicos como se cree.
[*]Tampoco originan cambios moleculares en los alimentos.
El microondas es uno de los electrodomésticos más usados en el mundo. Durante décadas ha estado acompañado de una serie de falsas creencias que van desde que provoca cáncer a que destruye los nutrientes de los alimentos. Desde Eroski Consumer explican qué hay de falso en estos mitos.
El microondas no provoca cáncer
El principal "mal augurio" que pende sobre la utilización del microondas es el supuesto poder de producirnos cáncer. Para desmentirlo, nada mejor que acudir a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que publicó en 2004 un documento denominado Campos electromagnéticos y cáncer: preguntas y respuestas (PDF). En el texto, avalado por diversas entidades, como la Sociedad Española de Oncología Médica, se refuta con rotundidad cualquier posible relación entre el uso del horno microondas y un mayor riesgo de sufrir cáncer.
Los microondas emiten unas radiaciones electromagnéticas, con las que consiguen calentar desde una sopa hasta un bloque de espinacas congeladas. Pese a que ciertas radiaciones electromagnéticas pueden romper enlaces químicos y dañar nuestras células, esto solo sucede con un tipo particular: las ionizantes, que no son emitidas de ninguna manera por el horno microondas de nuestra cocina. Las radiaciones ionizantes proceden de materiales radioactivos, de los conocidos 'rayos X' o de la radiación ultravioleta de alta frecuencia, y pueden producir efectos nocivos en el material genético de nuestras células. Por eso cuando un médico nos somete a radioterapia, siempre lo hace bajo estrictas condiciones de seguridad.
El microondas no emite radiaciones ionizantes, sino radiaciones no ionizantes, que no son peligrosas para la salud. Ningún médico, ni ninguna entidad médica o sanitaria de referencia, alerta hoy sobre los peligros de las radiaciones no ionizantes de un horno microondas casero. Horno que, además, siempre dispone de una protección que reduce la salida de tales radiaciones hasta niveles ínfimos. No diferenciar las radiaciones ionizantes de las no ionizantes está en la base del error que lleva a ciertos terapeutas alternativos a enumerar razones para tirar el microondas a la basura.
No destruye los nutrientes de los alimentos
Para entender que el microondas no destruye los nutrientes de un alimento, tal y como se afirma desde ciertos ámbitos, es preciso saber cómo funciona.
Los hornos microondas cocinan los alimentos mediante unas ondas oscilantes similares a las ondas de radio, pero que se mueven a más velocidad. Estas ondas, muy selectivas, calientan sobre todo el agua contenida en los alimentos, porque la mueven a gran velocidad. Es esa agua la que eleva la temperatura de todo el alimento, y por eso se calientan antes en el microondas los líquidos que los sólidos. Así, las ondas de estos hornos no rompen enlaces químicos ni tampoco originan cambios moleculares en los alimentos.
Una investigación publicada por Cross y Fung en 1982 en la prestigiosa revista Critical reviews in food science and nutrition concluyó que las diferencias nutritivas entre cocinar con microondas o mediante una cocción convencional son "mínimas".
Algunos nutrientes son sensibles al tiempo que los sometemos al calor, así que, cuanto mayor sea el lapso que tengamos un alimento a una alta temperatura, mayores serán las pérdidas. Si, además, los sumergimos en agua, algunos nutrientes pasarán al caldo de cocción. Como el horno microondas, en general, calienta los alimentos en poco tiempo y sin necesidad de sumergirlos en agua, la pérdida de nutrientes puede ser menor. De hecho, la Universidad de Harvard, en su texto Cocción con microondas y nutrición, indica que "la cocción con microondas suele preservar mejor el contenido de nutrientes de los alimentos".
En todo caso, es necesario seguir las instrucciones que acompañan al electrodoméstico con respecto a tiempos de cocción e intensidad. El documento Pérdidas de nutrientes mediante la manipulación doméstica de frutas y hortalizas, publicado por el GREP-AEDN en 2012, recuerda que no son aptos para el microondas la mayoría de los recipientes de comida para llevar, las botellas de agua o los plásticos elaborados para mantener margarinas, yogures, cremas, quesos, mayonesas, mostazas o similares Link
>> 5 formas en las que el microondas puede afectar a tu salud y como evitarlas
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