Encuesta del CIS: Los periodistas son los profesionales peor valorados de la sociedad española
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Encuesta del CIS: Los periodistas son los profesionales peor valorados de la sociedad española
Médicos y profesores son muy bien valorados, mientras jueces y periodistas son los peor considerados
Utilizando una escala del 0 al 100, los médicos figuran al frente de la tabla con una nota media de 81,58 puntos
Los médicos y los profesores son los profesionales mejor valorados por los españoles, según consta en la Barómetro de Opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del mes de febrero de 2013.
Y esto, precisamente en una época a de movilizaciones de ambos colectivos contra los recortes.
En el lado contrario figuran los periodistas y los jueces, a casi veinte puntos.
Utilizando una escala del 0 al 100, los médicos figuran al frente de la tabla con una nota media de 81,58 puntos. y todo ello en medio de la 'marea blanca' y con los centros de salud empapelados de pintadas contra los recortes.
A continuación figuran los profesores desglosados en sus distintos niveles: Universitarios (75,16), de Primaria (74,7), de Educación Infantil (74,6), de Formación Profesional (73,92) y de Secundaria (73,67).
Ya después aparecen arquitectos, camareros, barrenderos, albañiles, fontaneros y policías locales, entre otros, para cerrar la clasificación, ya a casi 20 puntos de la cabeza, con los periodistas (59,09 puntos) y los jueces (59,01 puntos).
Al preguntar a los encuestados qué oficios recomendaría a su hijo a un buen amigo, el ejercicio de la Medicina vuelve a aparecer en primer lugar, citado en el 46,1 por ciento de los cuestionarios.
Más lejos aparecen los estudios de abogado (17,4), arquitecto (12,2 por ciento) y profesor universitario (11,7 por ciento).
LA AUTORIDAD EN LAS AULAS
La encuesta del CIS señala que más de la mitad de los españoles -51,8%- cree que los profesores tienen que ser considerados como autoridad pública. También indica que el 95,4% opina que los alumnos deben respetar más al profesorado.
En la última encuesta del CIS, solo el 13,7% de los españoles sostiene que el profesorado tiene toda la autoridad que necesita, mientras que el 86,8% considera que los padres tienen la mayor responsabilidad en la educación de sus hijos.
Además, un 53,2% cree que la imagen del maestro ha empeorado en los últimos diez años. La falta de disciplina de los alumnos -32,5% - es la respuesta más destacada a la pregunta de cuáles creen los españoles que son los principales problemas a los que se enfrenta hoy en día el profesorado.
Un 21,4% cree que reforzar la autoridad que se otorga al maestro mejoraría su trabajo, porcentaje solo superado en un 22,3% por los que creen que se lograría con más recursos materiales y técnicos. My Cyberespacio
Utilizando una escala del 0 al 100, los médicos figuran al frente de la tabla con una nota media de 81,58 puntos
Los médicos y los profesores son los profesionales mejor valorados por los españoles, según consta en la Barómetro de Opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del mes de febrero de 2013.
Y esto, precisamente en una época a de movilizaciones de ambos colectivos contra los recortes.
En el lado contrario figuran los periodistas y los jueces, a casi veinte puntos.
Utilizando una escala del 0 al 100, los médicos figuran al frente de la tabla con una nota media de 81,58 puntos. y todo ello en medio de la 'marea blanca' y con los centros de salud empapelados de pintadas contra los recortes.
A continuación figuran los profesores desglosados en sus distintos niveles: Universitarios (75,16), de Primaria (74,7), de Educación Infantil (74,6), de Formación Profesional (73,92) y de Secundaria (73,67).
Ya después aparecen arquitectos, camareros, barrenderos, albañiles, fontaneros y policías locales, entre otros, para cerrar la clasificación, ya a casi 20 puntos de la cabeza, con los periodistas (59,09 puntos) y los jueces (59,01 puntos).
Al preguntar a los encuestados qué oficios recomendaría a su hijo a un buen amigo, el ejercicio de la Medicina vuelve a aparecer en primer lugar, citado en el 46,1 por ciento de los cuestionarios.
Más lejos aparecen los estudios de abogado (17,4), arquitecto (12,2 por ciento) y profesor universitario (11,7 por ciento).
LA AUTORIDAD EN LAS AULAS
La encuesta del CIS señala que más de la mitad de los españoles -51,8%- cree que los profesores tienen que ser considerados como autoridad pública. También indica que el 95,4% opina que los alumnos deben respetar más al profesorado.
En la última encuesta del CIS, solo el 13,7% de los españoles sostiene que el profesorado tiene toda la autoridad que necesita, mientras que el 86,8% considera que los padres tienen la mayor responsabilidad en la educación de sus hijos.
Además, un 53,2% cree que la imagen del maestro ha empeorado en los últimos diez años. La falta de disciplina de los alumnos -32,5% - es la respuesta más destacada a la pregunta de cuáles creen los españoles que son los principales problemas a los que se enfrenta hoy en día el profesorado.
Un 21,4% cree que reforzar la autoridad que se otorga al maestro mejoraría su trabajo, porcentaje solo superado en un 22,3% por los que creen que se lograría con más recursos materiales y técnicos. My Cyberespacio
Última edición por WEBMASTER el Vie Mayo 09, 2014 3:06 pm, editado 1 vez
¿Están perdiendo poder los medios de comunicación?
¿Seguirán los medios incrementando su poder en el futuro? ¿Estamos en el principio o el final del proceso? Nadie lo sabe con certeza porque los expertos y exégetas opinan en un sentido y en otro. Muchos creen que los medios cada día serán mas importantes y decisivos, que ese proceso de crecimiento no ha hecho más que comenzar y que los gobiernos del futuro tendrán un único superministerio, el que mencionaba Orwell en su libro “1984”, el Ministerio de la Verdad, terrorífico aparato cuyo objetivo no era difundir mentiras oficiales, sino suprimir el concepto de verdad.
Sin embargo, otros muchos creemos que la influencia de los medios ha tocado techo y que a partir de ahora factores como la libertad reinante en Internet, la valiosa y libre labor de los ciberperiodistas, la resistencia activa de los ciudadanos frente al poder político, el rechazo popular a los medios sometidos al poder, la pérdida de credibilidad mediática y el déficit de verdad hundirán poco a poco a los imperios mediáticos.
Aunque los medios siempre han sido poderosos en democracia, porque la luz y la verdad eran dos valores imprescindibles para el sistema, nunca fueron tan influyentes como ahora. Sin embargo, ese auge del poder mediático, que está acompañado de fenómenos como pérdida continua de audiencia y el hundimiento de la publicidad, no es sinónimo de fuerza creciente sino de una especie de "canto de cisne" que anticipa la decadencia y la caída.
Las cosas empezaron a cambiar con la generalización de la radio y, sobre todo, de la televisión. Al llenarse los hogares de televisores en las últimas décadas del siglo XX , el poder mediático subió como la espuma y cambió el mundo. La televisión, al entrar en el hogar y convertirse en el principal interlocutor del ser humano, se transformó también en la mayor influencia, lo que cambió muchas cosas, entre ellas la democracia representativa tradicional, que pasó a ser una democracia de opinión pública con reglas distintas. El público perdió el respeto al poder y hasta se puso en duda el concepto mismo de gobierno. Los políticos, al ofrecer diariamente su mercancía en televisión, tratando a los ciudadanos como clientes, adquirieron perfiles de tenderos, mientras que los televidentes se sentían más poderosos.
Los medios y, en especial, la televisión han arrebatado a los partidos políticos el papel de mediadores exclusivos del proceso político, lo que los deja reducidos a puras maquinarias de poder. Es mucho más eficaz publicar un escándalo en un medio que contárselo a un político. Los representantes del pueblo ya no caminan por las calles, ni preguntan a sus electores en las plazas y mercados. Los políticos se han hecho élite y se refugian en burbujas de poder y de privilegios, una actitud que les ha hecho merecedores del desprecio y hasta del odio popular. Son los medios y no los políticos los que ahora pueden preguntar a los ciudadanos por sus vidas, denunciar las injusticias, hacer encuestas y dar voz a los que no la tienen. Los políticos, en el nuevo mundo mediático, se han alejado de sus bases y son poco más que privilegiados que se aprovechan del sistema y que mienten cuando afirman que representan a un pueblo al que realmente desconocen. La apoteosis mediática ha agrandado el foso que separa a los ciudadanos de sus dirigentes y ha desprestigiado hasta límites peligrosos a la política y al liderazgo.
Pero los medios tradicionales, a su vez, se encuentran envueltos en imbatibles dinámicas de decadencia y fracaso. Los ciudadanos desconfían de ellos porque las alianzas de los medios con los políticos les resultan despreciables y el rechazo es cada día mayor porque los medios aparecen claramente como aliados incondicionales de la corrupción y de las oligarquías que manipulan y envilecen la democracia. Además, todo lo que los medios pueden ofrecer, se encuentra gratis en Internet. La televisión y la radio resisten mas porque se transforman en medios de entretenimiento que, simultáneamente, emiten programas informativos, que los ciudadanos siguen consumiendo mas por inercia y comodidad que por convicción o por afán de información. Cybercafé
Sin embargo, otros muchos creemos que la influencia de los medios ha tocado techo y que a partir de ahora factores como la libertad reinante en Internet, la valiosa y libre labor de los ciberperiodistas, la resistencia activa de los ciudadanos frente al poder político, el rechazo popular a los medios sometidos al poder, la pérdida de credibilidad mediática y el déficit de verdad hundirán poco a poco a los imperios mediáticos.
Aunque los medios siempre han sido poderosos en democracia, porque la luz y la verdad eran dos valores imprescindibles para el sistema, nunca fueron tan influyentes como ahora. Sin embargo, ese auge del poder mediático, que está acompañado de fenómenos como pérdida continua de audiencia y el hundimiento de la publicidad, no es sinónimo de fuerza creciente sino de una especie de "canto de cisne" que anticipa la decadencia y la caída.
Las cosas empezaron a cambiar con la generalización de la radio y, sobre todo, de la televisión. Al llenarse los hogares de televisores en las últimas décadas del siglo XX , el poder mediático subió como la espuma y cambió el mundo. La televisión, al entrar en el hogar y convertirse en el principal interlocutor del ser humano, se transformó también en la mayor influencia, lo que cambió muchas cosas, entre ellas la democracia representativa tradicional, que pasó a ser una democracia de opinión pública con reglas distintas. El público perdió el respeto al poder y hasta se puso en duda el concepto mismo de gobierno. Los políticos, al ofrecer diariamente su mercancía en televisión, tratando a los ciudadanos como clientes, adquirieron perfiles de tenderos, mientras que los televidentes se sentían más poderosos.
Los medios y, en especial, la televisión han arrebatado a los partidos políticos el papel de mediadores exclusivos del proceso político, lo que los deja reducidos a puras maquinarias de poder. Es mucho más eficaz publicar un escándalo en un medio que contárselo a un político. Los representantes del pueblo ya no caminan por las calles, ni preguntan a sus electores en las plazas y mercados. Los políticos se han hecho élite y se refugian en burbujas de poder y de privilegios, una actitud que les ha hecho merecedores del desprecio y hasta del odio popular. Son los medios y no los políticos los que ahora pueden preguntar a los ciudadanos por sus vidas, denunciar las injusticias, hacer encuestas y dar voz a los que no la tienen. Los políticos, en el nuevo mundo mediático, se han alejado de sus bases y son poco más que privilegiados que se aprovechan del sistema y que mienten cuando afirman que representan a un pueblo al que realmente desconocen. La apoteosis mediática ha agrandado el foso que separa a los ciudadanos de sus dirigentes y ha desprestigiado hasta límites peligrosos a la política y al liderazgo.
Pero los medios tradicionales, a su vez, se encuentran envueltos en imbatibles dinámicas de decadencia y fracaso. Los ciudadanos desconfían de ellos porque las alianzas de los medios con los políticos les resultan despreciables y el rechazo es cada día mayor porque los medios aparecen claramente como aliados incondicionales de la corrupción y de las oligarquías que manipulan y envilecen la democracia. Además, todo lo que los medios pueden ofrecer, se encuentra gratis en Internet. La televisión y la radio resisten mas porque se transforman en medios de entretenimiento que, simultáneamente, emiten programas informativos, que los ciudadanos siguen consumiendo mas por inercia y comodidad que por convicción o por afán de información. Cybercafé
Bienvenido sean los robots periodistas, menos esclavos y mentirosos que los periodistas sometidos al poder
La medicina los utiliza para encontrar curas de las grandes enfermedades, la aeronautica ha llenado los cielos con aviones robot (drones) que prestan servicio en la investigación, el espionaje, la vigilancia y el asesinato selectivo, la NASA los usa para identificar meteoritos y ahora el periodismo los emplea para informar mejor y más rápido. Son los "robot periodistas", máquinas que utilizan un conjunto de algoritmos y reglas predefinidas que permiten realizar actividades como detección de noticias importantes y otras similares a las búsquedas en Google.
La llegada del "robot-periodista" no debe escandalizar a nadie porque, desgraciadamente, el periodismo ya estaba lleno de robots humanos esclavos, empleados por los poderosos y, sobre todo, por los políticos, para manipular, mentir, confundir y someter a los ciudadanos. Es cierto que quedan periodistas decentes, honrados y veraces, pero son cada día menos y eso no debe impedir que pensemos que, en el fondo, desde un punto de vista ético, una maquina que hace periodismo tiene mas dignidad y decencia que un periodista esclavo al servicio de la mentira.
El periódico Los Angeles Times publicó recientemente, en exclusiva, la noticia de un terremoto en California gracias a a uno de sus "robots", pre-programado para ponerse "a trabajar" cuando se produce un temblor. El padre de la criatura es el periodista y desarrollador Ken Schwencke, el creador de "Quakebot", un algoritmo diseñado para extraer información del Servicio Geológico de EEUU (USGS) cuando hay un temblor. De ese modo, con una velocidad de vértigo, cuando la gente abandona sus casas por miedo al temblor de la tierra, la noticia ya está escrita en Internet y preparada para imprimirse.
El "robot-periodista" está todavía en pañales, pero, a juzgar por sus éxitos iniciales, pronto será una realidad en acción y se encargará de tareas mas complejas, incluso la de aportar argumentos y datos para tertulianos sin inspiración o para editorialistas condundidos.
El diario The New York Times ya utiliza algoritmos para procesos de análisis de datos y para selección de gráficos. The Wall Street Journal es otro de los grandes diarios que está investigando a fondo el uso de periodistas robots para ser mas eficaz y competitivo.
España podría convertirse en un país puntero en ese tipo de periodismo, dada su amplia experiencia en periodistas sometidos y comprados, profusamente utilizados por el poder para engañar a los ciudadanos y confundirlos. Los tertulianos españoles, aunque hay algunas excepciones, constituyen ya una legión indigna y bien pagada que practica con una intensidad descomunal la manipulación, la mentira, el silencio y el engaño directo. En las tertulias, que inexplicablemente todavía conservan cierto grado de credibilidad, los grandes temas del momento son siempre ocultados y el poder las utiliza para ocultar dramas como la ausencia total de verdadera democracia, el enorme grado de corrupción institucional, las mentiras y promesas incumplidas por el poder, la desigualdad hiriente en la sociedad, el sucio funcionamiento de la Justicia, la falta de controles al poder, la impunidad de los poderosos y otras calamidades que hacen de España uno de los países menos democráticos y decentes del mundo. My Cyberespacio
La llegada del "robot-periodista" no debe escandalizar a nadie porque, desgraciadamente, el periodismo ya estaba lleno de robots humanos esclavos, empleados por los poderosos y, sobre todo, por los políticos, para manipular, mentir, confundir y someter a los ciudadanos. Es cierto que quedan periodistas decentes, honrados y veraces, pero son cada día menos y eso no debe impedir que pensemos que, en el fondo, desde un punto de vista ético, una maquina que hace periodismo tiene mas dignidad y decencia que un periodista esclavo al servicio de la mentira.
El periódico Los Angeles Times publicó recientemente, en exclusiva, la noticia de un terremoto en California gracias a a uno de sus "robots", pre-programado para ponerse "a trabajar" cuando se produce un temblor. El padre de la criatura es el periodista y desarrollador Ken Schwencke, el creador de "Quakebot", un algoritmo diseñado para extraer información del Servicio Geológico de EEUU (USGS) cuando hay un temblor. De ese modo, con una velocidad de vértigo, cuando la gente abandona sus casas por miedo al temblor de la tierra, la noticia ya está escrita en Internet y preparada para imprimirse.
El "robot-periodista" está todavía en pañales, pero, a juzgar por sus éxitos iniciales, pronto será una realidad en acción y se encargará de tareas mas complejas, incluso la de aportar argumentos y datos para tertulianos sin inspiración o para editorialistas condundidos.
El diario The New York Times ya utiliza algoritmos para procesos de análisis de datos y para selección de gráficos. The Wall Street Journal es otro de los grandes diarios que está investigando a fondo el uso de periodistas robots para ser mas eficaz y competitivo.
España podría convertirse en un país puntero en ese tipo de periodismo, dada su amplia experiencia en periodistas sometidos y comprados, profusamente utilizados por el poder para engañar a los ciudadanos y confundirlos. Los tertulianos españoles, aunque hay algunas excepciones, constituyen ya una legión indigna y bien pagada que practica con una intensidad descomunal la manipulación, la mentira, el silencio y el engaño directo. En las tertulias, que inexplicablemente todavía conservan cierto grado de credibilidad, los grandes temas del momento son siempre ocultados y el poder las utiliza para ocultar dramas como la ausencia total de verdadera democracia, el enorme grado de corrupción institucional, las mentiras y promesas incumplidas por el poder, la desigualdad hiriente en la sociedad, el sucio funcionamiento de la Justicia, la falta de controles al poder, la impunidad de los poderosos y otras calamidades que hacen de España uno de los países menos democráticos y decentes del mundo. My Cyberespacio
Re: Encuesta del CIS: Los periodistas son los profesionales peor valorados de la sociedad española
La TV como Medio de Control Social
Todos los grandes medios de comunicación, están controlados y sostenidos por los mayores grupos económicos planetarios, aquellos que hacen las guerras y presionan en los tratados y recortes. Esa élite global, ha utilizado los mejores sistemas y mecanismos de control creados por institutos como el Tavistock cuyo fin es modificar y estudiar el comportamiento humano para adaptarlo a las necesidades de esa oligarquía.La TV es el Mass Media por excelencia (de momento) el poder que ejerce sobre la mente humana es similar al control que ejerce un hipnotista sobre su víctima, y las mejoras tecnológicas que en la TV se han adoptado, siempre han sido encaminadas a favorecer y mejorar el control sobre sus espectadores.
En el siguiente video desvelamos muchas de las claves que se esconden detrás de la TV.
Los periodistas son peores que los politicos
El poder político mundial y los mismos conceptos de "liderazgo" y "democracia" están destrozados nuestro mundo. Muchos creen que los grandes culpables de la ruina de la democracia y la decencia son los políticos, pero yo creo que los periodistas, al traicionar a los ciudadanos y a la verdad, son más culpables todavía. El periodismo, en estos tiempos de zozobra y decadencia, cuando los valores desaparecen y los rufianes gestionan los estados y gobiernan el mundo, ha contraído culpas terribles y deudas impagables con la humanidad y la Historia al sostener a los corruptos en el poder, al masacrar la verdad y al propagar entre los ciudadanos la confusión y el engaño, dejando al pueblo y al sistema sin defensas frente a los depredadores con poder.
La mayor defensa de la democracia es la verdad, pero los periodistas, encargados de defenderla y propagarla, han fallado y traicionado al sistema, colocándose al lado de la mentira, la injusticia y los tiranos.
Son la guardia pretoriana del poder, más que los jueces y los policías. Los periodistas son los grandes cómplices de la actual debacle del liderazgo y de la democracia. Son tan miserables que consideran democracia lo que solo es dictadura de partidos sin controles y con demasiado poder. Hasta se atreven a considerar como un error el haber convocado un referéndum sobre la permanencia de Gran Bretaña en la Unión. "Hay cosas que no deben preguntarse nunca a los ciudadanos", han dicho, después del triunfo del Brexit, decenas de periodistas españoles confundidos y con alma de tiranos, ignorando que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Afirmar que el triunfo del Brexit se debe a la torpeza de Camerón, ocultando el fracaso de una Europa, manejada por políticos que desprecian a los ciudadanos y a la democracia, que ya no entusiasma ni emociona, ni es valorada por sus ciudadanos, es una postura mendaz y miserable. Camerón ha hecho lo que debe hacerse siempre en democracia: dar la palabra a los pueblos para que expresen su voluntad.
Hay bastantes periodistas malvados que defienden falsedades y propagan mentiras, pero hay muchos más que son simplemente imbéciles e ignorantes que olvidan que la democracia es transparencia y verdad, además del gobierno de las mayorías. Desde esa ignorancia temeraria sostienen esa herejía antidemocratica que consiste en imponer al pueblo los criterios de la élite. "No hay que preguntar al pueblo", sostienen esos energúmenos que hace mucho que dejaron de ser periodistas para operar como policías del pensamiento al servicio del poder.
Se han convertido en los escuderos más eficaces de esa mala política que ha asesinado la democracia divorciándose de los ciudadanos. Es la política que está fracasando en todo el mundo, la que obliga a los europeos a recibir contra su voluntad a millones de inmigrantes sin seleccionar, entre los que abundan delincuentes, terroristas, adictos a los subsidios y gente hostil que no quiere integrarse.
En España, los gobiernos han impuesto sus criterios a los ciudadanos una y otra vez, contra la voluntad de la mayoría. No se atreven a someter a referéndum criterios como la financiación pública de los partidos porque lo perderían en una proporción de 10 a 90, ni tampoco el mantenimiento de el incosteable Estado de las autonomías o la inflación de políticos aforados y otros privilegias políticos.
Los periodistas ocultan a los ciudadanos fenómenos tan intolerables como ese rechazo ciudadano masivo a los políticos, que invalida y deslegitima la democracia, o el verdadero alcance de la corrupción en el corazón y la cúspide del Estado, que es espeluznante.
Los periodistas, en España, están infiltrados por cientos de mentirosos y manipuladores al servicio de los partidos, traidores de una ciudadanía que en democracia tiene derecho pleno a la verdad y a estar informados con independencia y limpieza.
Los periodistas, a pesar de que todavía sobreviven cientos de luchadores honrados y veraces, merecen como colectivo ser considerados como los peores enemigos de la democracia y la decencia, junto con sus amigos los políticos.
Francisco Rubiales
TAMBIÉN:
5 ejemplos de titulares manipulados para que un atentado islamista no lo parezca
La mayor defensa de la democracia es la verdad, pero los periodistas, encargados de defenderla y propagarla, han fallado y traicionado al sistema, colocándose al lado de la mentira, la injusticia y los tiranos.
Son la guardia pretoriana del poder, más que los jueces y los policías. Los periodistas son los grandes cómplices de la actual debacle del liderazgo y de la democracia. Son tan miserables que consideran democracia lo que solo es dictadura de partidos sin controles y con demasiado poder. Hasta se atreven a considerar como un error el haber convocado un referéndum sobre la permanencia de Gran Bretaña en la Unión. "Hay cosas que no deben preguntarse nunca a los ciudadanos", han dicho, después del triunfo del Brexit, decenas de periodistas españoles confundidos y con alma de tiranos, ignorando que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Afirmar que el triunfo del Brexit se debe a la torpeza de Camerón, ocultando el fracaso de una Europa, manejada por políticos que desprecian a los ciudadanos y a la democracia, que ya no entusiasma ni emociona, ni es valorada por sus ciudadanos, es una postura mendaz y miserable. Camerón ha hecho lo que debe hacerse siempre en democracia: dar la palabra a los pueblos para que expresen su voluntad.
Hay bastantes periodistas malvados que defienden falsedades y propagan mentiras, pero hay muchos más que son simplemente imbéciles e ignorantes que olvidan que la democracia es transparencia y verdad, además del gobierno de las mayorías. Desde esa ignorancia temeraria sostienen esa herejía antidemocratica que consiste en imponer al pueblo los criterios de la élite. "No hay que preguntar al pueblo", sostienen esos energúmenos que hace mucho que dejaron de ser periodistas para operar como policías del pensamiento al servicio del poder.
Se han convertido en los escuderos más eficaces de esa mala política que ha asesinado la democracia divorciándose de los ciudadanos. Es la política que está fracasando en todo el mundo, la que obliga a los europeos a recibir contra su voluntad a millones de inmigrantes sin seleccionar, entre los que abundan delincuentes, terroristas, adictos a los subsidios y gente hostil que no quiere integrarse.
En España, los gobiernos han impuesto sus criterios a los ciudadanos una y otra vez, contra la voluntad de la mayoría. No se atreven a someter a referéndum criterios como la financiación pública de los partidos porque lo perderían en una proporción de 10 a 90, ni tampoco el mantenimiento de el incosteable Estado de las autonomías o la inflación de políticos aforados y otros privilegias políticos.
Los periodistas ocultan a los ciudadanos fenómenos tan intolerables como ese rechazo ciudadano masivo a los políticos, que invalida y deslegitima la democracia, o el verdadero alcance de la corrupción en el corazón y la cúspide del Estado, que es espeluznante.
Los periodistas, en España, están infiltrados por cientos de mentirosos y manipuladores al servicio de los partidos, traidores de una ciudadanía que en democracia tiene derecho pleno a la verdad y a estar informados con independencia y limpieza.
Los periodistas, a pesar de que todavía sobreviven cientos de luchadores honrados y veraces, merecen como colectivo ser considerados como los peores enemigos de la democracia y la decencia, junto con sus amigos los políticos.
Francisco Rubiales
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Famosa periodista estadounidense: “a la CNN se le paga por emitir noticias falsas y mentiras”
Según Ámbar Lyon, ex-reportera de la CNN y periodista que cuenta con tres importantes premios por su labor: “la CNN es pagada por el gobierno de los Estados Unidos y los gobiernos extranjeros y que cada día llaman para saber cómo proceder con el noticiario e informar selectivamente ciertos eventos”.
En concreto, la periodista lleva afirmando y declarando desde hace tiempo que “la administración de Obama ha pagado a la CNN para tener el control editorial sobre algunos de sus contenidos… a la CNN se le paga habitualmente para informmar selectivamente en ciertos acontecimientos a los ciudadanos del mundo”.
La periodista junto a otros compañeros de profesión han publicado varios informes con pruebas para demostrar con claridad la represión brutal del gobierno de los EE.UU. hacia los medios de comunicación, y en concreto hacia los periodistas que se tratan de desenmarcar de estas directrices gubernamentales; en el informe incluyen detenciones, torturas y secuestros.
Cybernatuas
En concreto, la periodista lleva afirmando y declarando desde hace tiempo que “la administración de Obama ha pagado a la CNN para tener el control editorial sobre algunos de sus contenidos… a la CNN se le paga habitualmente para informmar selectivamente en ciertos acontecimientos a los ciudadanos del mundo”.
La periodista junto a otros compañeros de profesión han publicado varios informes con pruebas para demostrar con claridad la represión brutal del gobierno de los EE.UU. hacia los medios de comunicación, y en concreto hacia los periodistas que se tratan de desenmarcar de estas directrices gubernamentales; en el informe incluyen detenciones, torturas y secuestros.
Cybernatuas
Crece en todo el mundo el rechazo a los medios de comunicación
La victoria de Donald Trump ha colocado a los medios de comunicación contra las cuerdas y en el banquillo de los acusados. Casi la totalidad de los grandes medios norteamericanos, con gigantes al frente como The New York Times, The Washington Post y la CNN, entre otros, apoyaron a Hillary Clinton e intentaron destrozar la candidatura de Donald Trump, pero los ciudadanos derrotaron a la Clinton y a los grandes medios.
Desde entonces, los medios están en el ojo del huracán y la gente empieza a tomar conciencia de la gran traición que han perpetrado contra la democracia, los ciudadanos, la verdad y la decencia al sellar alianzas con el poder político y económico, abandonando su compromiso histórico de servir a la ciudadanía con la verdad y la fiscalización de los poderosos.
Donald Trump, flamante presidente de los USA, continúa firme en su cruzada contra los medios, a los que acusa de estar fuera de control y de mentir constantemente. Su lucha rompe una sólida alianza entre poder político, poder mediático y poder financiero que ha transformado el mundo, hecho casi invencibles a los gobiernos, ha quitado poder a los ciudadanos, ha degradado la democracia y ha instalado la manipulación y la falsedad en la cumbre del poder.
Los medios, dedicados desde hace años a marcar la agenda, a decidir qué se debate y que no, qué se cuenta y que se silencia y a discernir quién es bueno y quien es malo, tendrán ahora que revisar su conducta anticiudadana, antiética y antidemocrática, quizás en busca de una regeneración que la prensa necesita con tanta urgencia como la clase política.
Los ciudadanos norteamericanos, al elegir a Donald Trump, a pesar de que tenía casi el 90 por ciento de los medios en contra, son los que han propiciado esta revolución que, si se consolida, va a transformar la política y el funcionamiento de la democracia, que tendrá que hacerle sitio a la verdad y a la ciudadanía, a los que había excluido y mandado al exilio.
Al no hacer caso a los opinadores profesionales, aliados con un tipo "progre" de ideología que representa el polo opuesto de lo que Trump significa, la mayoría de norteamericanos han condenado la arrogancia de los medios, sus estrechos vínculos con el poder político y financiero y su alejamiento del pueblo y de la democracia.
La victoria de Trump ha despertado en el mundo cierta esperanza entre los que no querían someterse al nuevo orden impulsado por esa alianza terrible y nefasta entre políticos, banqueros y periodistas, creadora de un mundo injusto, desigual, mentiroso, asesino de la democracia y de la verdad y tan implacable que es capaz (hecho real) de desahuciar de su hogar a una anciana de 90 años porque debía al banco 25 centavos de dolar.
En adelante, si los medios quieren rehacerse y recuperar la decencia y credibilidad perdidas, en lugar de dedicarse a mentir, ocultar las verdades que no convienen al poder, a repetir mantras engañosos, a manipular y a decir machaconamente lo que la gente tiene que hacer y pensar, tendrán que recuperar las antiguas misiones que les encomendó la democracia al nacer: informar verazmente a la ciudadanía y fiscalizar, con verdad e información independiente, a los grandes poderes del planeta.
La arrogancia, el error y la traición de los grandes medios han alcanzado extremos insoportables, hasta el punto de que muchos pensadores y analistas de la política y la sociedad les acusaban de haberse convertido en la peor peste del mundo occidental y el sostén y complice de una forma de hacer política que sigue vigente en casi todo el mundo, que consiste en gobernar de espaldas a los deseos y anhelos de los ciudadanos y de trabajar más para beneficiar a los poderosos que al pueblo.
La alianza entre políticos, periodistas y multimillonarios ha degradado la democracia y la ha convertido en un basurero que funciona al margen de los valores y de la soberanía popular. La democracia ya no era "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", sino "el gobierno de los políticos y sus aliados, para ellos mismos y sin el pueblo".
Trump, en su discurso de toma de posesión, ya acuso, claramente y con verdad, a la prensa de mentir con descaro y a los políticos de trabajar para sus propios intereses y nunca para el pueblo.
Las vanguardias más conscientes e informadas del pueblo ya han asumido que la alianza de los periodistas con los poderosos los convierte en ratas y que ya han dejado de ser aliados del bien común y de la democracia.
Los periodistas que participan en las tertulias y opinan se han convertido en ayatolas que esparcen una verdad que presentan como inamovible, aunque muchas veces se trata de mentiras interesadas que siempre benefician al poder. Los periódicos y las cadenas de radio y televisión, con esa política arrogante y alejada del pueblo y de la verdad han conseguido que descienda la audiencia, que la credibilidad que antes tenían los medios se desmorone y que el pueblo coloque a los periodistas al lado de los políticos, como principales culpables de la corrupción, la injusticia y el deterioro ético del mundo que nos han construído.
Algunos medios, por fortuna y conscientes de la podredumbre y servilismo que han alcanzado, empiezan a rectificar y han decidido incrementar las críticas y a revelar secretos que dañan a esos poderosos que, sin vergüenza, dignidad y valores, gobiernan a sus pueblos sin democracia, desde la corrupción, el abuso, la manipulación y la traición.
Ahora tienen la oportunidad de corregir el rumbo, aunque es difícil imaginar que los medios se alejen voluntariamente de esa alianza pervertida con los políticos y los millonarios que les proporciona el dinero que necesitan para vivir en el poder y el lujo, a cambio solo de silencios, mentiras y engaños a la ciudadanía.
Francisco Rubiales
Desde entonces, los medios están en el ojo del huracán y la gente empieza a tomar conciencia de la gran traición que han perpetrado contra la democracia, los ciudadanos, la verdad y la decencia al sellar alianzas con el poder político y económico, abandonando su compromiso histórico de servir a la ciudadanía con la verdad y la fiscalización de los poderosos.
Donald Trump, flamante presidente de los USA, continúa firme en su cruzada contra los medios, a los que acusa de estar fuera de control y de mentir constantemente. Su lucha rompe una sólida alianza entre poder político, poder mediático y poder financiero que ha transformado el mundo, hecho casi invencibles a los gobiernos, ha quitado poder a los ciudadanos, ha degradado la democracia y ha instalado la manipulación y la falsedad en la cumbre del poder.
Los medios, dedicados desde hace años a marcar la agenda, a decidir qué se debate y que no, qué se cuenta y que se silencia y a discernir quién es bueno y quien es malo, tendrán ahora que revisar su conducta anticiudadana, antiética y antidemocrática, quizás en busca de una regeneración que la prensa necesita con tanta urgencia como la clase política.
Los ciudadanos norteamericanos, al elegir a Donald Trump, a pesar de que tenía casi el 90 por ciento de los medios en contra, son los que han propiciado esta revolución que, si se consolida, va a transformar la política y el funcionamiento de la democracia, que tendrá que hacerle sitio a la verdad y a la ciudadanía, a los que había excluido y mandado al exilio.
Al no hacer caso a los opinadores profesionales, aliados con un tipo "progre" de ideología que representa el polo opuesto de lo que Trump significa, la mayoría de norteamericanos han condenado la arrogancia de los medios, sus estrechos vínculos con el poder político y financiero y su alejamiento del pueblo y de la democracia.
La victoria de Trump ha despertado en el mundo cierta esperanza entre los que no querían someterse al nuevo orden impulsado por esa alianza terrible y nefasta entre políticos, banqueros y periodistas, creadora de un mundo injusto, desigual, mentiroso, asesino de la democracia y de la verdad y tan implacable que es capaz (hecho real) de desahuciar de su hogar a una anciana de 90 años porque debía al banco 25 centavos de dolar.
En adelante, si los medios quieren rehacerse y recuperar la decencia y credibilidad perdidas, en lugar de dedicarse a mentir, ocultar las verdades que no convienen al poder, a repetir mantras engañosos, a manipular y a decir machaconamente lo que la gente tiene que hacer y pensar, tendrán que recuperar las antiguas misiones que les encomendó la democracia al nacer: informar verazmente a la ciudadanía y fiscalizar, con verdad e información independiente, a los grandes poderes del planeta.
La arrogancia, el error y la traición de los grandes medios han alcanzado extremos insoportables, hasta el punto de que muchos pensadores y analistas de la política y la sociedad les acusaban de haberse convertido en la peor peste del mundo occidental y el sostén y complice de una forma de hacer política que sigue vigente en casi todo el mundo, que consiste en gobernar de espaldas a los deseos y anhelos de los ciudadanos y de trabajar más para beneficiar a los poderosos que al pueblo.
La alianza entre políticos, periodistas y multimillonarios ha degradado la democracia y la ha convertido en un basurero que funciona al margen de los valores y de la soberanía popular. La democracia ya no era "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", sino "el gobierno de los políticos y sus aliados, para ellos mismos y sin el pueblo".
Trump, en su discurso de toma de posesión, ya acuso, claramente y con verdad, a la prensa de mentir con descaro y a los políticos de trabajar para sus propios intereses y nunca para el pueblo.
Las vanguardias más conscientes e informadas del pueblo ya han asumido que la alianza de los periodistas con los poderosos los convierte en ratas y que ya han dejado de ser aliados del bien común y de la democracia.
Los periodistas que participan en las tertulias y opinan se han convertido en ayatolas que esparcen una verdad que presentan como inamovible, aunque muchas veces se trata de mentiras interesadas que siempre benefician al poder. Los periódicos y las cadenas de radio y televisión, con esa política arrogante y alejada del pueblo y de la verdad han conseguido que descienda la audiencia, que la credibilidad que antes tenían los medios se desmorone y que el pueblo coloque a los periodistas al lado de los políticos, como principales culpables de la corrupción, la injusticia y el deterioro ético del mundo que nos han construído.
Algunos medios, por fortuna y conscientes de la podredumbre y servilismo que han alcanzado, empiezan a rectificar y han decidido incrementar las críticas y a revelar secretos que dañan a esos poderosos que, sin vergüenza, dignidad y valores, gobiernan a sus pueblos sin democracia, desde la corrupción, el abuso, la manipulación y la traición.
Ahora tienen la oportunidad de corregir el rumbo, aunque es difícil imaginar que los medios se alejen voluntariamente de esa alianza pervertida con los políticos y los millonarios que les proporciona el dinero que necesitan para vivir en el poder y el lujo, a cambio solo de silencios, mentiras y engaños a la ciudadanía.
Francisco Rubiales
Pillan a la CNN simulando protestas de musulmanes contra el atentado de Londres
La CNN simula una manifestación contra los atentados de Londres.
Así son las tácticas de los grandes medios de comunicación; manipular a los espectadores y engañarles con noticias creadas por ellos mismos.
En el vídeo, se puede apreciar como varios trabajadores de la CNN organizan a los voluntarios de formar parte de la noticia manipuladora para que salgan correctamente ante las cámaras del canal estadounidense.
Una decena de musulmanes, son colocados ante las cámaras con carteles de protesta para hacer creer que la manifestación fue un acto voluntario e improvisado para protestar contra los atentados que Londres sufrió el pasado sábado por la noche.
Pero afortunadamente, la escena fue grabada para reflejar que la manifestación fue creada por la propia CNN, posiblemente con el objetivo de evitar que el aumento contra el Islam aumente aún más. Cybernautas
> Ver para creer: ¿Pillan a la CNN 'fabricando' una noticia falsa en plena calle?
Así nos mienten los medios
Así son las tácticas de los grandes medios de comunicación; manipular a los espectadores y engañarles con noticias creadas por ellos mismos.
En el vídeo, se puede apreciar como varios trabajadores de la CNN organizan a los voluntarios de formar parte de la noticia manipuladora para que salgan correctamente ante las cámaras del canal estadounidense.
Una decena de musulmanes, son colocados ante las cámaras con carteles de protesta para hacer creer que la manifestación fue un acto voluntario e improvisado para protestar contra los atentados que Londres sufrió el pasado sábado por la noche.
Pero afortunadamente, la escena fue grabada para reflejar que la manifestación fue creada por la propia CNN, posiblemente con el objetivo de evitar que el aumento contra el Islam aumente aún más. Cybernautas
> Ver para creer: ¿Pillan a la CNN 'fabricando' una noticia falsa en plena calle?
Así nos mienten los medios
4 increibles estrategias que utilizan los medios informativos para manipular..
En los días que corren hoy, cualquier persona con un mínimo de sentido crítico sabe bien del modo en que los medios ejercen sus funciones, pervirtiendo en ocasiones el derecho a una información de calidad que toda democracia debería proteger para sus ciudadanos. Lo cierto es que, por miedo a no caer en la censura, en más ocasiones de las que debería suceder, las diversos naciones dan "barra libre" a los medios para publicar casi cualquier dato carente de corroboración oficial.
La libertad de información es una garantía fundamental que todo estado social y democrático de derecho debe de reconocer en el apartado formal y practicar en el plano material. No obstante, el rumbo mentiroso que llegan a tomar algunas de las noticias que actualmente se publican invita a plantearnos posibilidades de sanción que, sin llegar tampoco a pedir condenas extremas como la de cárcel, sí que puedan perjudicar de alguna manera a sus infractores. En cualquier caso, lo más sensato parece ser que la piedra angular que se utilizase para definir la gravedad de este tipo de delitos fuera siempre la veracidad o falsedad de los datos, y no tanto la identidad de las personas a quienes se imputan los hechos.
A falta de una normativa clara y rígida a este respecto, y de ni tan siquiera un debate social serio entorno al modo en que debiera reprimirse la falsedad en las publicaciones informativas, te planteamos aquí al menos algunas de las claves a las que recurren los medios para falsificar información y vender periódicos. Ya que nadie les va a impedir intentarlo, ¡sé tú mismo quien no se deje engañar!
1. Crear una distracción
En efecto, los medios son expertos en abrir todo un frente de noticias con el frívolo fin de distraer a la ciudadanía y aumentar sus ventas, cuando no además de crear una "cortina de humo" capaz de distraer a la población de sus auténticos problemas. Por lo tanto, en este punto confluye por un lado una vertiente más empresarial de los medios en su faceta puramente lucrativa, y otra corriente más política afecta a la defensa de intereses ocultos de sectores que sustentan al medio en cuestión desde la sombra.
2. Sobredimensionar un problema
En este apartado lo que los medios hacen básicamente es modificar la realidad de los acontecimientos más simples y cotidianos, tratando de otorgarle interés con base en medias verdades o directamente mentiras en un sentido sustantivo. Como ejemplo, damos con la popular noticia que la revista "Cosmopolitan" publicó en 2016 sobre el zodiaco. Decían que la ciencia había demostrado la falsedad del horóscopo tal y como lo conocemos gracias a un recientemente descubrimiento de la NASA, cuando lo único que esta organización había hecho en su día era sugerir que, si la astrología tuviese base científica, algunos signos del zodiaco deberían cambiar su posición. La NASA tuvo que retractarse.
3. Abuso de amabilidad
Los medios utilizan estrategias varias para generar influencia en el público. Entre las mejores que existen está la de presentar y adaptar sus idiomas y culturas en los consejos que difunden para tratar de convencer. Dicho método funciona con notable eficacia con especial intensidad en el caso de los más jóvenes. A pocos convencería un anuncio en México, relatado en Español de España, puesto que aunque hablan el mismo idioma las diferencias del lenguaje coloquial generan ciertas reticencias que los medios de comunicación no pueden ignorar con el fin de convencer.
4. Hacer sentir culpable al gran público
Esta es una de las estrategias básicas más recurridas en el, a veces mal llamado, mundo del periodismo y la información. La técnica que ahora les presentamos consiste en tocar la fibra más sensible del gran público. Como ejemplo hacemos mención a una imagen que se viralizó en 2014 sobre un niño que yacía tumbado junto a sus padres y que fue tomada con motivo de un proyecto dedicado al amor por la familia.
Dicho documento fue presentado al mundo como una imagen tomada en una zona de guerra por según que medios, los cuales pretendían hacer ver que estos padres habían muerto a causa de un ataque armado y que el hijo sufría por ello. Tal fue la sorpresa de la fuente real de dicha fotografía, que acabó por presentarse ante los medios para aclarar la situación. Cybernautas
La libertad de información es una garantía fundamental que todo estado social y democrático de derecho debe de reconocer en el apartado formal y practicar en el plano material. No obstante, el rumbo mentiroso que llegan a tomar algunas de las noticias que actualmente se publican invita a plantearnos posibilidades de sanción que, sin llegar tampoco a pedir condenas extremas como la de cárcel, sí que puedan perjudicar de alguna manera a sus infractores. En cualquier caso, lo más sensato parece ser que la piedra angular que se utilizase para definir la gravedad de este tipo de delitos fuera siempre la veracidad o falsedad de los datos, y no tanto la identidad de las personas a quienes se imputan los hechos.
A falta de una normativa clara y rígida a este respecto, y de ni tan siquiera un debate social serio entorno al modo en que debiera reprimirse la falsedad en las publicaciones informativas, te planteamos aquí al menos algunas de las claves a las que recurren los medios para falsificar información y vender periódicos. Ya que nadie les va a impedir intentarlo, ¡sé tú mismo quien no se deje engañar!
1. Crear una distracción
En efecto, los medios son expertos en abrir todo un frente de noticias con el frívolo fin de distraer a la ciudadanía y aumentar sus ventas, cuando no además de crear una "cortina de humo" capaz de distraer a la población de sus auténticos problemas. Por lo tanto, en este punto confluye por un lado una vertiente más empresarial de los medios en su faceta puramente lucrativa, y otra corriente más política afecta a la defensa de intereses ocultos de sectores que sustentan al medio en cuestión desde la sombra.
2. Sobredimensionar un problema
En este apartado lo que los medios hacen básicamente es modificar la realidad de los acontecimientos más simples y cotidianos, tratando de otorgarle interés con base en medias verdades o directamente mentiras en un sentido sustantivo. Como ejemplo, damos con la popular noticia que la revista "Cosmopolitan" publicó en 2016 sobre el zodiaco. Decían que la ciencia había demostrado la falsedad del horóscopo tal y como lo conocemos gracias a un recientemente descubrimiento de la NASA, cuando lo único que esta organización había hecho en su día era sugerir que, si la astrología tuviese base científica, algunos signos del zodiaco deberían cambiar su posición. La NASA tuvo que retractarse.
3. Abuso de amabilidad
Los medios utilizan estrategias varias para generar influencia en el público. Entre las mejores que existen está la de presentar y adaptar sus idiomas y culturas en los consejos que difunden para tratar de convencer. Dicho método funciona con notable eficacia con especial intensidad en el caso de los más jóvenes. A pocos convencería un anuncio en México, relatado en Español de España, puesto que aunque hablan el mismo idioma las diferencias del lenguaje coloquial generan ciertas reticencias que los medios de comunicación no pueden ignorar con el fin de convencer.
4. Hacer sentir culpable al gran público
Esta es una de las estrategias básicas más recurridas en el, a veces mal llamado, mundo del periodismo y la información. La técnica que ahora les presentamos consiste en tocar la fibra más sensible del gran público. Como ejemplo hacemos mención a una imagen que se viralizó en 2014 sobre un niño que yacía tumbado junto a sus padres y que fue tomada con motivo de un proyecto dedicado al amor por la familia.
Dicho documento fue presentado al mundo como una imagen tomada en una zona de guerra por según que medios, los cuales pretendían hacer ver que estos padres habían muerto a causa de un ataque armado y que el hijo sufría por ello. Tal fue la sorpresa de la fuente real de dicha fotografía, que acabó por presentarse ante los medios para aclarar la situación. Cybernautas
La enorme deuda de los periodistas sometidos españoles con los ciudadanos y la democracia
El espectáculo bochornoso de ver y oír a periodistas españoles defendiendo el gobierno sin urnas de Pedro Sánchez, a pesar de sus vicios de origen y de sus traiciones a la nación, es una vergüenza para la profesión periodística y para la sociedad española, que atiende y otorga atención y privilegios a esos manipuladores y farsantes. Muchos de esos mismos periodistas sometidos son los que gritan que la falsedad de que el partido VOX es de una extrema derecha peligrosa, justifican los impuestos abusivos que cobran los gobiernos y el gigantismo de los estados, llenos de políticos a sueldo, defienden la dictadura de Maduro en Venezuela y especulan sobre si lo que hace Juan Guaidó es o no es un golpe de Estado.
Gran parte del periodismo español es considerado por los ciudadanos como traidor y de ser los grandes cómplices de los políticos corruptos, que no podrían sostenerse en el poder sin la ayuda de esos publicistas del bochorno y la mentira. Al sostener el actual sistema falsamente democrático y colaborar con los partidos y gobiernos que envilecen y degradan a España, sin denunciar jamas sus graves carencias en democracia y justicia, han contraído una enorme deuda con los ciudadanos y con la democracia, que les condenará históricamente como profesionales fracasados.
En Europa y otros muchos paises del mundo se duda del peridismo español y no se le considera democráticamente fiables. Un informe elaborado por la Universidad de Oxford y publicado por el “Instituto Reuters para el estudio del periodismo” concluye que los medios comunicación de España son los menos creíbles de los once países consultados en Europa y los segundos menos creíbles de los doce estudiados de todo el mundo.
Los periodistas españoles deberían haber denunciado hace muchos años que la la ley no es igual para todos, que la soberanía en España no reside en el pueblo, como proclama la Constitución, sino en los partidos políticos, que las 17 autonomías disparan el gasto público, son fuentes de ruina, corrupción y ruptura y dañan el bien común y que lo que estamos manteniendo con nuestros impuestos y nuestra lealtad no es una democracia sino una especie de mafia organizada para disfrutar del poder sin controles ni frenos, un sistema más parecido a una tiranía camuflada que a cualquier modalidad de democracia.
El periodismo español es técnicamente bueno y sabe informar, pero en muchos casos opera sin valores y eso lo convierte en uno de los peores del mundo, desde el punto de vista ético. Su traición permanente a los ciudadanos y su vergonzosa colaboración con un sistema que incumple las más elementales normas de la democracia le hace merecedor de una seria condena por someterse al poder, incumplir sus deberes democráticos de decir la verdad e informar eficazmente a la ciudadanía para que pueda tomar decisiones acertadas y basadas en la información.
Uno de los peores dramas del periodismo español es que hable permanentemente de la "democracia" española, ocultando que el sistema español es más una oligocracia de partidos o una dictadura de políticos que una democracia real, cuyas reglas y normas básicas incumple al no respetar la separación de los poderes básicos del Estado, al marginar a los ciudadanos de la vida política, al ocupar la sociedad civil, dejándola casi en estado de coma, al impedir que los diputados y senadores representen y rindan cuentas a los ciudadanos, al falsear los procesos electorales para que el ciudadano no pueda elegir libremente, al ignorar que la ley, en España, no es igual para todos y al esconder la gravedad de la corrupción, un fenómeno tan intenso y grave que desvirtúa y deslegitima el mismo sistema.
En términos filosóficos, el periodismo ha abandonado su antigua alianza con los ciudadanos y con la verdad para aliarse con el poder y la mentira. Quizás la causa principal sea que el poder del gobierno, de los partidos políticos y de las grandes corporaciones sea demasiado grande y que los medios dependen de sus anunciantes para subsistir, más que de la audiencia, pero ni siquiera la gravedad de esa situación financiera justifica que el periodista haya abandonado las grandes misiones que les encomendó la democracia: ser veraz e independiente para poder informar eficazmente a los ciudadanos y fiscalizar a los grandes poderes para que se mantengan bajo control democrático.
Pero la lista de "pecados" mediáticos y periodísticos es mucho más amplia y peligrosa: hipertrofia de la política, convirtiendo a los noticieros y telediarios en una pasarela donde los sinvergüenzas y ladrones son presentados como estrellas de prestigio, apuesta por lo chabacano, mentiras y engaños a mansalva y corromper a la ciudadanía con falsos valores y modelos deleznables.
Los medios, en España, han tomado partido y no precisamente por los valores, la sociedad y el ciudadano, sino por la vulgaridad, los partidos políticos, las grandes corporaciones y el gobierno.
Cada día son más los periodistas que trabajan, directa o indirectamente, para el poder establecido y menos para medios libres. En la Andalucía socialista recién derrotada y sustituida por un nuevo gobierno, la Junta es el principal contratador de periodistas, muchos de los cuales eran empleados no para servir a la verdad sino para apuntalar el poder. La proporción entre periodistas sometidos y periodistas libres es hoy vergonzosa y abrumadoramente mayoritaria para los que ponen su inteligencia y habilidad al servicio de los poderosos, no de los ciudadanos.
La opinión es cada día mas fuerte en prensa escrita, radio y televisión. El sistema prefiere dar al ciudadano la información digerida y cocinada que entregársela en estado puro, para que él extraiga las conclusiones adecuadas. La mayoría de los periodistas que opinan están previamente encuadrados en un partido o en una tendencia ideológica, que defienden a machamartillo, en contra, incluso, de la razón y la evidencia. Muchas tertulias son falsos debates entre gallos de peleas previamente vendidos.
La mayoría de los medios están igualmente sometidos a líneas, ideas y partidos, lo que les lleva a traicionar la verdad, la independencia, al ciudadano y a la democracia, un sistema que necesita de la prensa crítica y veraz para que los poderes gobernantes estén bajo control.
La traición de los periodistas españoles puede acabar con el sistema y exaspera a los ciudadanos hasta el punto de que muchos han dejado de creer en los políticos y en la mismo democracia, con consecuencias profundas ya visibles, como el desprestigio de los políticos, del sistema y del mismo periodista, la pérdida de credibilidad de los medios, el ocaso de la prensa escrita, la más frágil, que yace abandonada en los kioscos por sus tradicionales lectores y, lo que es todavía más grave, una demencial y peligrosa impunidad para los poderosos, que sin una prensa que les vigile, les investigue y publique sus maldades, se siente impune y con el campo libre para robar, saquear y aplastar las leyes, el bien común y la ciudadanía.
Los periodistas son considerados en numerosos países como pieza fundamental de la democracia, pero en España son otra cosa bien diferente, el sostén del engaño, de los corruptos y de los malos gobernantes.
Por fortuna hay excepciones y algunos periodistas se mantienen en la lucha por la verdad, aunque padeciendo en carnes propias la marginación y el acoso del poder.
Fuente: Voto en Blanco
Gran parte del periodismo español es considerado por los ciudadanos como traidor y de ser los grandes cómplices de los políticos corruptos, que no podrían sostenerse en el poder sin la ayuda de esos publicistas del bochorno y la mentira. Al sostener el actual sistema falsamente democrático y colaborar con los partidos y gobiernos que envilecen y degradan a España, sin denunciar jamas sus graves carencias en democracia y justicia, han contraído una enorme deuda con los ciudadanos y con la democracia, que les condenará históricamente como profesionales fracasados.
En Europa y otros muchos paises del mundo se duda del peridismo español y no se le considera democráticamente fiables. Un informe elaborado por la Universidad de Oxford y publicado por el “Instituto Reuters para el estudio del periodismo” concluye que los medios comunicación de España son los menos creíbles de los once países consultados en Europa y los segundos menos creíbles de los doce estudiados de todo el mundo.
Los periodistas españoles deberían haber denunciado hace muchos años que la la ley no es igual para todos, que la soberanía en España no reside en el pueblo, como proclama la Constitución, sino en los partidos políticos, que las 17 autonomías disparan el gasto público, son fuentes de ruina, corrupción y ruptura y dañan el bien común y que lo que estamos manteniendo con nuestros impuestos y nuestra lealtad no es una democracia sino una especie de mafia organizada para disfrutar del poder sin controles ni frenos, un sistema más parecido a una tiranía camuflada que a cualquier modalidad de democracia.
El periodismo español es técnicamente bueno y sabe informar, pero en muchos casos opera sin valores y eso lo convierte en uno de los peores del mundo, desde el punto de vista ético. Su traición permanente a los ciudadanos y su vergonzosa colaboración con un sistema que incumple las más elementales normas de la democracia le hace merecedor de una seria condena por someterse al poder, incumplir sus deberes democráticos de decir la verdad e informar eficazmente a la ciudadanía para que pueda tomar decisiones acertadas y basadas en la información.
Uno de los peores dramas del periodismo español es que hable permanentemente de la "democracia" española, ocultando que el sistema español es más una oligocracia de partidos o una dictadura de políticos que una democracia real, cuyas reglas y normas básicas incumple al no respetar la separación de los poderes básicos del Estado, al marginar a los ciudadanos de la vida política, al ocupar la sociedad civil, dejándola casi en estado de coma, al impedir que los diputados y senadores representen y rindan cuentas a los ciudadanos, al falsear los procesos electorales para que el ciudadano no pueda elegir libremente, al ignorar que la ley, en España, no es igual para todos y al esconder la gravedad de la corrupción, un fenómeno tan intenso y grave que desvirtúa y deslegitima el mismo sistema.
En términos filosóficos, el periodismo ha abandonado su antigua alianza con los ciudadanos y con la verdad para aliarse con el poder y la mentira. Quizás la causa principal sea que el poder del gobierno, de los partidos políticos y de las grandes corporaciones sea demasiado grande y que los medios dependen de sus anunciantes para subsistir, más que de la audiencia, pero ni siquiera la gravedad de esa situación financiera justifica que el periodista haya abandonado las grandes misiones que les encomendó la democracia: ser veraz e independiente para poder informar eficazmente a los ciudadanos y fiscalizar a los grandes poderes para que se mantengan bajo control democrático.
Pero la lista de "pecados" mediáticos y periodísticos es mucho más amplia y peligrosa: hipertrofia de la política, convirtiendo a los noticieros y telediarios en una pasarela donde los sinvergüenzas y ladrones son presentados como estrellas de prestigio, apuesta por lo chabacano, mentiras y engaños a mansalva y corromper a la ciudadanía con falsos valores y modelos deleznables.
Los medios, en España, han tomado partido y no precisamente por los valores, la sociedad y el ciudadano, sino por la vulgaridad, los partidos políticos, las grandes corporaciones y el gobierno.
Cada día son más los periodistas que trabajan, directa o indirectamente, para el poder establecido y menos para medios libres. En la Andalucía socialista recién derrotada y sustituida por un nuevo gobierno, la Junta es el principal contratador de periodistas, muchos de los cuales eran empleados no para servir a la verdad sino para apuntalar el poder. La proporción entre periodistas sometidos y periodistas libres es hoy vergonzosa y abrumadoramente mayoritaria para los que ponen su inteligencia y habilidad al servicio de los poderosos, no de los ciudadanos.
La opinión es cada día mas fuerte en prensa escrita, radio y televisión. El sistema prefiere dar al ciudadano la información digerida y cocinada que entregársela en estado puro, para que él extraiga las conclusiones adecuadas. La mayoría de los periodistas que opinan están previamente encuadrados en un partido o en una tendencia ideológica, que defienden a machamartillo, en contra, incluso, de la razón y la evidencia. Muchas tertulias son falsos debates entre gallos de peleas previamente vendidos.
La mayoría de los medios están igualmente sometidos a líneas, ideas y partidos, lo que les lleva a traicionar la verdad, la independencia, al ciudadano y a la democracia, un sistema que necesita de la prensa crítica y veraz para que los poderes gobernantes estén bajo control.
La traición de los periodistas españoles puede acabar con el sistema y exaspera a los ciudadanos hasta el punto de que muchos han dejado de creer en los políticos y en la mismo democracia, con consecuencias profundas ya visibles, como el desprestigio de los políticos, del sistema y del mismo periodista, la pérdida de credibilidad de los medios, el ocaso de la prensa escrita, la más frágil, que yace abandonada en los kioscos por sus tradicionales lectores y, lo que es todavía más grave, una demencial y peligrosa impunidad para los poderosos, que sin una prensa que les vigile, les investigue y publique sus maldades, se siente impune y con el campo libre para robar, saquear y aplastar las leyes, el bien común y la ciudadanía.
Los periodistas son considerados en numerosos países como pieza fundamental de la democracia, pero en España son otra cosa bien diferente, el sostén del engaño, de los corruptos y de los malos gobernantes.
Por fortuna hay excepciones y algunos periodistas se mantienen en la lucha por la verdad, aunque padeciendo en carnes propias la marginación y el acoso del poder.
Fuente: Voto en Blanco
El periodismo español, más traidor y repugnante que la clase política
El periodismo español, ya prostituido por su intenso sometimiento al poder político y falta de independencia y verdad, salvo excepciones de gran mérito, ha acumulado mucho oprobio e indecencia durante la reciente campaña electoral, invadida por mentiras, noticias falsas, manipulaciones, silencios cómplices y hasta un indecente boicot mediático al partido VOX que no tiene nada de democrático ni de ético.
El actual periodismo español tiene incrustada la corrupción y el declive ético en su alma. Valga como ejemplo la reacción de la Asociación de la Prensa de Sevilla cuando las derechas (PP. Ciudadanos y VOX) ganaron las elecciones y decidieron formar gobierno. No se le ocurrió otra cosa que la barbaridad de pedir a los nuevos gobernantes que se hicieran fijos, sin concurso ni oposiciones, a los centenares de periodistas que los socialistas habían contratado durante el anterior gobierno para sus aparatos de propaganda en las dependencias, instituciones y chiringuitos públicos.
Los políticos al menos son elegidos cada cuatro años, lo que les otorga cierta legitimidad, aunque sean corruptos y malvados, pero los periodistas que ocultan la verdad, toman partido y mienten para ayudar al poder político son auténticos traidores corrompidos, sin excusas ni atenuantes.
Las asociaciones de la prensa de España repiten que "sin periodismo no hay democracia", pero ocultan la verdad: lo que la democracia necesita no es periodismo, sino periodismo libre, independiente, veraz y capaz de fiscalizar al poder. Del mismo modo que el periodismo libre fortalece la democracia, el periodismo sometido fortalece la tiranía.
En mi libro "Periodistas sometidos, los perros del poder" (Almuzara 2009), se dice que "No hay un sólo caso de periodista esclavo que sea recordado por la Historia, del mismo modo que tampoco merecen el recuerdo los militares cobardes o los médicos al servicio de la muerte".
En las actuales asociaciones de la prensa conviven revueltos dos tipos de comunicadores opuestos e irreconciliables: los sometidos al poder, verdaderos mercenarios a sueldo de los que mandan, y los auténticos periodistas, aquellos capaces de informar al pueblo con independencia, verdad y valor, aunque ese comportamiento decente les cueste marginación, acoso y represalias por parte del poder político inicuo.
En el periodismo, quien se somete a la verdad y la difunde sin sometimiento es un verdadero "periodista", pero quien se somete al poder, desprecia la verdad y pone sus conocimientos al servicio de los que le han comprado, es un "propagandista" mercenario. Separar a los periodistas de los propagandistas debe ser el primer paso para la regeneración de una profesión, que es imprescindible para mejorar la política y hacer del mundo un espacio de justicia y decencia.
Ser periodista es ser un proveedor profesional de la información y la opinión veraz que el ciudadano necesita para conocer el mundo en el que vive y adoptar las decisiones correctas. Al poder no le interesa que el pueblo esté correctamente informado porque al descubrir las maldades, abusos e iniquidades de la clase política, los ciudadanos nunca les votarían. Por eso compran periodistas y medios, para ocultar la verdad, manipular la información y la opinión y engañar a los votantes.
Hay otra frase del libro "Periodistas sometidos" que conviene tener presente siempre, si se quiere ser periodista de respeto y decencia: "Que quede claro que los periodistas sometidos al poder sólo pueden esperar poder y dinero, pero nunca reconocimiento, honor o respeto".
Por último, en mi último libro "Hienas y buitres" (Tecnos 2018), se dice: "Muchos periodistas e intelectuales de hoy carecen de lealtad a la libertad porque han sido comprados o reducidos a ser meras piezas de la máquina estatal de propaganda".
Y nada hay más repugnante para un periodista que ser esclavo del poder, como tampoco nada hay peor que un médico que empuja al paciente hacia la muerte o un juez que venda la justicia al mejor postor.
Preguntad a la España decente y limpia que profesiones les producen mayor rechazo y escuchareis repetir sin descanso que "políticos y periodistas". Ese rechazo a dos piezas claves de la democracia constituye una prueba solvente de que la democracia española está pervertida y en el cubo de la basura.
Web de enlace.
El actual periodismo español tiene incrustada la corrupción y el declive ético en su alma. Valga como ejemplo la reacción de la Asociación de la Prensa de Sevilla cuando las derechas (PP. Ciudadanos y VOX) ganaron las elecciones y decidieron formar gobierno. No se le ocurrió otra cosa que la barbaridad de pedir a los nuevos gobernantes que se hicieran fijos, sin concurso ni oposiciones, a los centenares de periodistas que los socialistas habían contratado durante el anterior gobierno para sus aparatos de propaganda en las dependencias, instituciones y chiringuitos públicos.
Los políticos al menos son elegidos cada cuatro años, lo que les otorga cierta legitimidad, aunque sean corruptos y malvados, pero los periodistas que ocultan la verdad, toman partido y mienten para ayudar al poder político son auténticos traidores corrompidos, sin excusas ni atenuantes.
Las asociaciones de la prensa de España repiten que "sin periodismo no hay democracia", pero ocultan la verdad: lo que la democracia necesita no es periodismo, sino periodismo libre, independiente, veraz y capaz de fiscalizar al poder. Del mismo modo que el periodismo libre fortalece la democracia, el periodismo sometido fortalece la tiranía.
En mi libro "Periodistas sometidos, los perros del poder" (Almuzara 2009), se dice que "No hay un sólo caso de periodista esclavo que sea recordado por la Historia, del mismo modo que tampoco merecen el recuerdo los militares cobardes o los médicos al servicio de la muerte".
En las actuales asociaciones de la prensa conviven revueltos dos tipos de comunicadores opuestos e irreconciliables: los sometidos al poder, verdaderos mercenarios a sueldo de los que mandan, y los auténticos periodistas, aquellos capaces de informar al pueblo con independencia, verdad y valor, aunque ese comportamiento decente les cueste marginación, acoso y represalias por parte del poder político inicuo.
En el periodismo, quien se somete a la verdad y la difunde sin sometimiento es un verdadero "periodista", pero quien se somete al poder, desprecia la verdad y pone sus conocimientos al servicio de los que le han comprado, es un "propagandista" mercenario. Separar a los periodistas de los propagandistas debe ser el primer paso para la regeneración de una profesión, que es imprescindible para mejorar la política y hacer del mundo un espacio de justicia y decencia.
Ser periodista es ser un proveedor profesional de la información y la opinión veraz que el ciudadano necesita para conocer el mundo en el que vive y adoptar las decisiones correctas. Al poder no le interesa que el pueblo esté correctamente informado porque al descubrir las maldades, abusos e iniquidades de la clase política, los ciudadanos nunca les votarían. Por eso compran periodistas y medios, para ocultar la verdad, manipular la información y la opinión y engañar a los votantes.
Hay otra frase del libro "Periodistas sometidos" que conviene tener presente siempre, si se quiere ser periodista de respeto y decencia: "Que quede claro que los periodistas sometidos al poder sólo pueden esperar poder y dinero, pero nunca reconocimiento, honor o respeto".
Por último, en mi último libro "Hienas y buitres" (Tecnos 2018), se dice: "Muchos periodistas e intelectuales de hoy carecen de lealtad a la libertad porque han sido comprados o reducidos a ser meras piezas de la máquina estatal de propaganda".
Y nada hay más repugnante para un periodista que ser esclavo del poder, como tampoco nada hay peor que un médico que empuja al paciente hacia la muerte o un juez que venda la justicia al mejor postor.
Preguntad a la España decente y limpia que profesiones les producen mayor rechazo y escuchareis repetir sin descanso que "políticos y periodistas". Ese rechazo a dos piezas claves de la democracia constituye una prueba solvente de que la democracia española está pervertida y en el cubo de la basura.
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Última edición por WEBMASTER el Dom Mar 22, 2020 6:53 pm, editado 1 vez
Llamamiento a los periodistas y medios comprados y sometidos de España
¡¡¡ Dejad de proteger a los sinvergüenzas del gobierno !!! Soy periodista, como vosotros, y en mi dilatada experiencia como corresponsal que ha ejercido el periodismo en una docena de países de tres continentes, os juro que nunca he encontrado un gobierno tan ineficaz y maligno como el de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Y eso que me he movido, durante casi dos décadas, en países escasos de democracia y de respeto a los derechos humanos, como Cuba, Nicaragua, Honduras y otros.
Por fortuna, no todos los periodistas españoles han caído en la ignominia y la traición y quedan algunos que resisten y cumplen con su deber. Esos constituyen la espina dorsal de la decencia mediática en un país podrido por la mentira y el engaño.
El español es, sin duda, uno de los peores gobiernos del planeta. Dejad de protegerlos y de ocultar sus miserias y suciedades y empezad a exigir que respondan ante el pueblo y la Justicia de sus negligencias, errores y crímenes, pues con sus decisiones atrasadas, sectarias y electoralistas, han causado la infección por coronavirus a decenas de miles de españoles y la muerte a muchos centenares de ciudadanos.
Estáis blanqueando a políticos que no lo merecen y estáis dañando a un pueblo que si merece vuestra apuesta por la verdad. Ante la opinión pública aparecéis como colegas del político en corrupciones, engaños y miserias. En la Transición, los periodistas fueron considerados héroes por los ciudadanos, pero hoy somos los villanos y los rufianes.
La escasez de suministros en los hospitales ha causado muertes de profesionales sanitarios. El retraso en las decisiones drásticas para salvar la manifestación feminista del 8 M es un asunto criminal que ha causado estragos en España y que clama justicia ¡Dejad de proteger a nuestros verdugos!
Tenéis que contar al pueblo las verdades que desconoce: que el gobierno, según declara el ministro de Ciencia, Pedro Duque, conocía desde enero la gravedad del problema y empezó a estudiar ya entonces el decreto de Alarma, que, inexplicablemente, sólo se firmó un mes y medio más tarde, después de la orgía feminista del 8 de Marzo, ya demasiado tarde para detener la pandemia, causando miles de víctimas y cientos de muertos.Si calláis estas cosas os convertís en cómplices y traidores a la democracia y al pueblo, al que estamos obligados los periodistas a servir con la verdad.
No solo ocultáis sus abusos y desmanes sino que también sois altavoces de su propaganda. Decís falsedades como que España es una democracia, cuando incumple casi todas sus reglas, que la sanidad española es de las mejores del mundo, cuando se está comprobando que los políticos la han degradado, y ocultáis vergüenzas como el obsceno tamaño del Estado, que es el más costoso y obeso de Europa, el cobro de impuestos confiscatorios, el despilfarro, los desorbitados privilegios de los políticos, la compra de medios de comunicación, la manipulación de la Justicia y otras muchas.
Nuestros gobernantes tienen que sentarse en el banquillo de los acusados y deben pagar por los terribles daños que han causado por negligentes, sectarios e irresponsables. Vosotros, al protegerlos y esconder sus culpas estáis convirtiéndoos en corruptos y traidores. Colaborar con los malos gobernantes es uno de los peores pecados del periodismo y equivale a condenar al pueblo a la ignorancia y a seguir siendo víctima. Impedir que los culpables sean juzgados, engañando a la opinión pública, es un comportamiento lleno de bajeza y deleznable para un informador decente.
Soy vuestro colega y entiendo que los dueños de vuestros medios se sometan al poder porque a cambio reciben dinero y favores, pero no entiendo como vosotros, periodistas comprometidos con la verdad y el servicio al pueblo, os convertís en cómplices de estos delitos y violaciones de los derechos humanos elementales. Aquellos que estáis protegiendo no merecen ejercer liderazgo alguno en España.
Vuestro servicio a la verdad y al pueblo tienen más rango, honor y decencia que vuestra sumisión a los ineptos e irresponsables del poder, exhibida cada día en las tertulias de la radio y la televisión y en muchos medios escritos. No sirváis a los malos a costa de traicionar a los ciudadanos honrados y cumplidores y a la democracia. Recordad que la información veraz es una de las barreras que la democracia impone al poder para controlarlo y evitar que abuse. Sin vuestra información, el gobierno ejerce de tirano, el pueblo cae en la confusión y se torna esclavo, mientras la nación se envilece.
Recordad también que esos mismos a los que protegéis con vuestros silencios y falsedades son los que tienen hoy a los hospitales sin mascarillas, sin guantes, sin respiradores, sin batas y sin equipos de protección, causando bajas innecesarias en el heroico personal sanitario. Proteger a esa gente es convertirse en cómplices de los culpables de que los ancianos, por falta de medios, estén muriendo sin protección, en soledad y sin los cuidados sanitarios a que tienen derecho. Contadle al pueblo que los políticos no han tenido. ni un solo detalle de humanidad con los que sufren, ni han visitado todavía un hospital, ni se han bajado sus sueldos, nada de nada. Vuestros protegidos se comportan como lo han hecho los caciques y los sátrapas siempre.
No hay regeneración posible en España si no empieza por los medios de comunicación y los jueces. Sólo si esos dos sectores se regeneran, los políticos y sus partidos dejarán de ser cloacas envilecidas.
En este llamamiento no hay ideología sino únicamente dolor, cierta vergüenza de compartir la profesión con vosotros y respeto a la democracia y a la decencia. Si el gobierno que está inundando España de ineptitud y bajeza fuera de derechas, los argumentos y lamentos serían los mismos.
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Por fortuna, no todos los periodistas españoles han caído en la ignominia y la traición y quedan algunos que resisten y cumplen con su deber. Esos constituyen la espina dorsal de la decencia mediática en un país podrido por la mentira y el engaño.
El español es, sin duda, uno de los peores gobiernos del planeta. Dejad de protegerlos y de ocultar sus miserias y suciedades y empezad a exigir que respondan ante el pueblo y la Justicia de sus negligencias, errores y crímenes, pues con sus decisiones atrasadas, sectarias y electoralistas, han causado la infección por coronavirus a decenas de miles de españoles y la muerte a muchos centenares de ciudadanos.
Estáis blanqueando a políticos que no lo merecen y estáis dañando a un pueblo que si merece vuestra apuesta por la verdad. Ante la opinión pública aparecéis como colegas del político en corrupciones, engaños y miserias. En la Transición, los periodistas fueron considerados héroes por los ciudadanos, pero hoy somos los villanos y los rufianes.
La escasez de suministros en los hospitales ha causado muertes de profesionales sanitarios. El retraso en las decisiones drásticas para salvar la manifestación feminista del 8 M es un asunto criminal que ha causado estragos en España y que clama justicia ¡Dejad de proteger a nuestros verdugos!
Tenéis que contar al pueblo las verdades que desconoce: que el gobierno, según declara el ministro de Ciencia, Pedro Duque, conocía desde enero la gravedad del problema y empezó a estudiar ya entonces el decreto de Alarma, que, inexplicablemente, sólo se firmó un mes y medio más tarde, después de la orgía feminista del 8 de Marzo, ya demasiado tarde para detener la pandemia, causando miles de víctimas y cientos de muertos.Si calláis estas cosas os convertís en cómplices y traidores a la democracia y al pueblo, al que estamos obligados los periodistas a servir con la verdad.
No solo ocultáis sus abusos y desmanes sino que también sois altavoces de su propaganda. Decís falsedades como que España es una democracia, cuando incumple casi todas sus reglas, que la sanidad española es de las mejores del mundo, cuando se está comprobando que los políticos la han degradado, y ocultáis vergüenzas como el obsceno tamaño del Estado, que es el más costoso y obeso de Europa, el cobro de impuestos confiscatorios, el despilfarro, los desorbitados privilegios de los políticos, la compra de medios de comunicación, la manipulación de la Justicia y otras muchas.
Nuestros gobernantes tienen que sentarse en el banquillo de los acusados y deben pagar por los terribles daños que han causado por negligentes, sectarios e irresponsables. Vosotros, al protegerlos y esconder sus culpas estáis convirtiéndoos en corruptos y traidores. Colaborar con los malos gobernantes es uno de los peores pecados del periodismo y equivale a condenar al pueblo a la ignorancia y a seguir siendo víctima. Impedir que los culpables sean juzgados, engañando a la opinión pública, es un comportamiento lleno de bajeza y deleznable para un informador decente.
Soy vuestro colega y entiendo que los dueños de vuestros medios se sometan al poder porque a cambio reciben dinero y favores, pero no entiendo como vosotros, periodistas comprometidos con la verdad y el servicio al pueblo, os convertís en cómplices de estos delitos y violaciones de los derechos humanos elementales. Aquellos que estáis protegiendo no merecen ejercer liderazgo alguno en España.
Vuestro servicio a la verdad y al pueblo tienen más rango, honor y decencia que vuestra sumisión a los ineptos e irresponsables del poder, exhibida cada día en las tertulias de la radio y la televisión y en muchos medios escritos. No sirváis a los malos a costa de traicionar a los ciudadanos honrados y cumplidores y a la democracia. Recordad que la información veraz es una de las barreras que la democracia impone al poder para controlarlo y evitar que abuse. Sin vuestra información, el gobierno ejerce de tirano, el pueblo cae en la confusión y se torna esclavo, mientras la nación se envilece.
Recordad también que esos mismos a los que protegéis con vuestros silencios y falsedades son los que tienen hoy a los hospitales sin mascarillas, sin guantes, sin respiradores, sin batas y sin equipos de protección, causando bajas innecesarias en el heroico personal sanitario. Proteger a esa gente es convertirse en cómplices de los culpables de que los ancianos, por falta de medios, estén muriendo sin protección, en soledad y sin los cuidados sanitarios a que tienen derecho. Contadle al pueblo que los políticos no han tenido. ni un solo detalle de humanidad con los que sufren, ni han visitado todavía un hospital, ni se han bajado sus sueldos, nada de nada. Vuestros protegidos se comportan como lo han hecho los caciques y los sátrapas siempre.
No hay regeneración posible en España si no empieza por los medios de comunicación y los jueces. Sólo si esos dos sectores se regeneran, los políticos y sus partidos dejarán de ser cloacas envilecidas.
En este llamamiento no hay ideología sino únicamente dolor, cierta vergüenza de compartir la profesión con vosotros y respeto a la democracia y a la decencia. Si el gobierno que está inundando España de ineptitud y bajeza fuera de derechas, los argumentos y lamentos serían los mismos.
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Periodismo español vergonzante de "talón al portador"
El diario ABC acaba de decidir boicotear también las ruedas de prensa manipuladas y sin preguntas libres que organiza vergonzosamente Pedro Sánchez en la Moncloa, un mecanismo propio de tiranías y nunca tolerable en democracia.
La protesta fue iniciada por ABC y «El Mundo», en conjunto, y a ella se unieron medios como la agencia «Colpisa», las cabeceras regionales del grupo Vocento, «La Razón», «Vozpopuli», «Libertad Digital» y «EsRadio», que, al igual que los profesionales de ABC, seguirán las comparecencias del presidente, ministros y técnicos, dada su importancia, pero no formularán preguntas porque consideran que sería contribuir en la impostura organizada por el Gobierno desde hace tres semanas.
Es casi imposible saber qué profesión está más corrompida y es más dañina en España, si la de político o la de periodista. Esos dos colectivos, junto con el de los jueces, son los máximos responsables de que España se parezca hoy más a una tiranía comunista que a una democracia de seres libres y de que nuestro país sea hoy uno de los más podridos del mundo.
El Secretario de Estado de Comunicación del gobierno de España, Miguel Ángel Oliver, es un típico periodistas sometido, un auténtico "perro del poder", un personaje enfermo que ha contraído el virus de la sumisión con talón al portador, una de las grandes vergüenzas de la democracia y de una profesión periodística, cuyo papel en democracia es precisamente el contrario, el de acosar a los gobiernos publicando la verdad para que el pueblo conozca la realidad sin filtros ni manipulaciones y para que los miserables que se han apoderado del Estado tengan miedo de que se conozcan sus bajezas.
Comprar medios y periodistas es una de las tareas fundamentales del actual gobierno de España, que acaba de regalar nada menos que 15 millones de euros, en plena lucha contra la pandemia del coronavirus, a dos grupos televisivos que le ayudan a comprar votos y votantes, a manipular la realidad y a ocultar sus errores, suciedades y miserias.
Cuando un gobierno consigue domesticar a la prensa, ya ha construido más de la mitad de su tiranía porque el mayor obstáculo para los dictadores y tiranos es la difusión de la verdad.
El político lleva siglos traicionando a la Humanidad y a sus congéneres, pero el periodista es casi un recién llegado a las cloacas. Hasta no hace mucho, el periodismo se consideraba una profesión vocacional, al servicio siempre de la verdad, bendecida por la democracia, amada por el pueblo y situada en el lado opuesto al que ocupaban los políticos. Hoy, para desgracia de nuestro mundo, el periodismo, salvo honrosas y escasas excepciones, se ha corrompido hasta la médula y es ya una profesión vendida, de "talón al portador".
La crisis del coronavirus está sacando a flote toda la porquería y la pestilencia que ocultaba el periodismo español. Pocas cosas son tan evidentes como la mala gestión que ha realizado el gobierno de la crisis, afrontándola tarde y mal, sin previsión, enviando a los sanitarios a la muerte sin mascarillas, sin guantes y sin batas protectoras y empujando a los ciudadanos hacia el contagio masivo y a una sanidad pública sin recursos, sin respiradores, sin medicamentos suficientes y sin ni siquiera bastantes camas para morir.
Pero hay miles de periodistas comprados con talones al portador, sometidos al gobierno, que niegan esa realidad patente y que siguen defendiendo en sus medios y en las influyentes tertulias una gestión tan inepta que reclama a gritos condenas públicas y dimisiones.
Rodeado de socios totalitarios que exigen medidas totalitarias y que aprietan el acelerador hacia la independencia en plena crisis, el gobierno de Sánchez está comportándose como uno de los peores gestores de la crisis en todo el mundo. Casi uno de cada cuatro muertos por coronavirus en el planeta es español, cuando nuestro población es del 0.06 por ciento del total mundial. La pandemia se está cebando en España exclusivamente porque tenemos un gobierno desastroso, un gobierno que se mantiene en el poder por tres razones principales, porque tiene en el bolsillo a gran parte de los periodistas, de los medios, de los fiscales y de los jueces; porque la oposición es inepta e impotente y porque el pueblo español, manipulado y acobardado, ha aprendido a ser esclavo.
La regeneración que España necesita no sólo exige cambiar el modelo de políticos, erradicando a los egoístas, torpes y corruptos que hoy ocupan los ministerios y los altos cargos del poder público, sino exigiendo a los periodistas que cumplan con su deber y condenando al desprecio y la vergüenza a los que se venden a los políticos, asesinando la verdad y poniendo su profesión al servicio de los que están conduciendo a España hacia la derrota, el fracaso y la ruina.
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La protesta fue iniciada por ABC y «El Mundo», en conjunto, y a ella se unieron medios como la agencia «Colpisa», las cabeceras regionales del grupo Vocento, «La Razón», «Vozpopuli», «Libertad Digital» y «EsRadio», que, al igual que los profesionales de ABC, seguirán las comparecencias del presidente, ministros y técnicos, dada su importancia, pero no formularán preguntas porque consideran que sería contribuir en la impostura organizada por el Gobierno desde hace tres semanas.
Es casi imposible saber qué profesión está más corrompida y es más dañina en España, si la de político o la de periodista. Esos dos colectivos, junto con el de los jueces, son los máximos responsables de que España se parezca hoy más a una tiranía comunista que a una democracia de seres libres y de que nuestro país sea hoy uno de los más podridos del mundo.
El Secretario de Estado de Comunicación del gobierno de España, Miguel Ángel Oliver, es un típico periodistas sometido, un auténtico "perro del poder", un personaje enfermo que ha contraído el virus de la sumisión con talón al portador, una de las grandes vergüenzas de la democracia y de una profesión periodística, cuyo papel en democracia es precisamente el contrario, el de acosar a los gobiernos publicando la verdad para que el pueblo conozca la realidad sin filtros ni manipulaciones y para que los miserables que se han apoderado del Estado tengan miedo de que se conozcan sus bajezas.
Comprar medios y periodistas es una de las tareas fundamentales del actual gobierno de España, que acaba de regalar nada menos que 15 millones de euros, en plena lucha contra la pandemia del coronavirus, a dos grupos televisivos que le ayudan a comprar votos y votantes, a manipular la realidad y a ocultar sus errores, suciedades y miserias.
Cuando un gobierno consigue domesticar a la prensa, ya ha construido más de la mitad de su tiranía porque el mayor obstáculo para los dictadores y tiranos es la difusión de la verdad.
El político lleva siglos traicionando a la Humanidad y a sus congéneres, pero el periodista es casi un recién llegado a las cloacas. Hasta no hace mucho, el periodismo se consideraba una profesión vocacional, al servicio siempre de la verdad, bendecida por la democracia, amada por el pueblo y situada en el lado opuesto al que ocupaban los políticos. Hoy, para desgracia de nuestro mundo, el periodismo, salvo honrosas y escasas excepciones, se ha corrompido hasta la médula y es ya una profesión vendida, de "talón al portador".
La crisis del coronavirus está sacando a flote toda la porquería y la pestilencia que ocultaba el periodismo español. Pocas cosas son tan evidentes como la mala gestión que ha realizado el gobierno de la crisis, afrontándola tarde y mal, sin previsión, enviando a los sanitarios a la muerte sin mascarillas, sin guantes y sin batas protectoras y empujando a los ciudadanos hacia el contagio masivo y a una sanidad pública sin recursos, sin respiradores, sin medicamentos suficientes y sin ni siquiera bastantes camas para morir.
Pero hay miles de periodistas comprados con talones al portador, sometidos al gobierno, que niegan esa realidad patente y que siguen defendiendo en sus medios y en las influyentes tertulias una gestión tan inepta que reclama a gritos condenas públicas y dimisiones.
Rodeado de socios totalitarios que exigen medidas totalitarias y que aprietan el acelerador hacia la independencia en plena crisis, el gobierno de Sánchez está comportándose como uno de los peores gestores de la crisis en todo el mundo. Casi uno de cada cuatro muertos por coronavirus en el planeta es español, cuando nuestro población es del 0.06 por ciento del total mundial. La pandemia se está cebando en España exclusivamente porque tenemos un gobierno desastroso, un gobierno que se mantiene en el poder por tres razones principales, porque tiene en el bolsillo a gran parte de los periodistas, de los medios, de los fiscales y de los jueces; porque la oposición es inepta e impotente y porque el pueblo español, manipulado y acobardado, ha aprendido a ser esclavo.
La regeneración que España necesita no sólo exige cambiar el modelo de políticos, erradicando a los egoístas, torpes y corruptos que hoy ocupan los ministerios y los altos cargos del poder público, sino exigiendo a los periodistas que cumplan con su deber y condenando al desprecio y la vergüenza a los que se venden a los políticos, asesinando la verdad y poniendo su profesión al servicio de los que están conduciendo a España hacia la derrota, el fracaso y la ruina.
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Re: Encuesta del CIS: Los periodistas son los profesionales peor valorados de la sociedad española
Mensaje para las televisiones en España, la estrategia de blanqueamiento y su falta de responsabilidad a la hora de concienciar a la sociedad.
La gran traición de los medios de comunicación
Televisión Española no transmitió ayer el solemne funeral por las víctimas del coronavirus celebrado en la catedral de la Almudena, al que acudieron los reyes. La ausencia de la televisión pública, inexplicable en ese acto de homenaje y de dolor nacional, demuestra el sectarismo y la sumisión de ese medio a los dictados del siniestro dúo Pedro Sánchez-Pablo Iglesias, dos mequetrefes arbitrarios, radicalizados por el odio ideológico e indignos de gobernar España.
Después de los políticos, los grandes traidores de la democracia y la decencia en España son los medios de comunicación sometidos y sus periodistas. Muchos de esos medios ya no tienen nada que ver con la información ni con la tradicional audiencia porque se han convertido en instrumentos de poder y de influencia al servicio de intereses concretos. La era del viejo periodismo heroico, al servicio del ciudadano, de la verdad y de la democracia, ha muerto y ha sido sustituida por el periodismo que se utiliza como un hacha.
El negocio y los intereses de muchos medios de comunicación de España, en especial de aquellos que se han aliado a los distintos partidos y al gobierno de Sánchez para ocultar la verdad, confundir a los ciudadanos y manipular la información, nada tiene que ver ya con el periodismo. No son medios informativos sino medios de poder y de influencia cuyo objetivo principal ya no es informar a los ciudadanos, sino fortalecer el poder y facilitar el gobierno de un partido político. No pretenden, como manda la democracia, proporcionar al pueblo información para que pueda decidir con conocimiento, sino apostar por una opción de gobierno concreta. Su objetivo no es la verdad sino adoctrinar y su arma de combate ya no es la pluma sino el hacha.
Ignorando todo esta corrupción mediática y periodística, las asociaciones de la prensa de España repiten como un papagayo que "no hay democracia sin periodismo", pero la verdad es que tampoco hay tiranía sin periodismo. El periodismo, cuando es independiente y veraz, es el sostén de la democracia y de la libertad, pero el periodismo, cuando está sometido al poder, es el sostén de las tiranías, los abusos y las corrupciones. El comportamiento de las asociaciones oficiles de periodistas denota también el sometimiento del gremio a los políticos. En Andalucía, por ejemplo, asociaciones como la se Sevilla arremeten contra la política informativa de la derecha que gobierna, después de guardar un cobarde y vergonzoso silencio durante el larguísimo mandato de los socialistas.
Muchos medios no solo han tomado partido sino que son ya parte de una opción concreta de poder, hasta el punto de que es más correcto decir que el periódico, la emisora o la televisión “X” no es que sean “cercanos” al socialismo sino que “son” el socialismo. Que conste que lo mismo puede decirse de otros poderes políticos, todo ellos embarcados en poseer una "cuadra" de medios favorables, aunque ninguno ha llegado tan lejos en esta vorágine de corrupción mediática como el socialismo.
El mundo ha cambiado y los medios, obligados a ser libres, veraces e independientes en democracia, se han integrado en la política de partido y son ya gobierno u oposición, según los resultados electorales.
Es toda una revolución contraria a la democracia que se ha realizado en silencio y en la oscuridad, un verderón golpe de Estado contra uno de los grandes pilares de la democracia, que es la libre información al servicio de la verdad, la libertad y el pueblo.
En mi libro "Periodistas sometidos. Los perros del poder" (Almuzara 2009), hay una frase que resume perfectamente la situación: "Los ciudadanos, indignados ante la corrupción y asqueados de los privilegios y del mal gobierno de los políticos, carecen del poder y de la influencia para forzar la regeneración. Sólo conseguirán barrer la inmundicia con el apoyo de periodistas e intelectuales"".
Pero sin ese apoyo de los medios decentes y del periodismo honrado, la sociedad entera estará en manos de los malvados y criminales que han logrado apoderarse del Estado.
Texto extraido de Voto en Blanco
Después de los políticos, los grandes traidores de la democracia y la decencia en España son los medios de comunicación sometidos y sus periodistas. Muchos de esos medios ya no tienen nada que ver con la información ni con la tradicional audiencia porque se han convertido en instrumentos de poder y de influencia al servicio de intereses concretos. La era del viejo periodismo heroico, al servicio del ciudadano, de la verdad y de la democracia, ha muerto y ha sido sustituida por el periodismo que se utiliza como un hacha.
El negocio y los intereses de muchos medios de comunicación de España, en especial de aquellos que se han aliado a los distintos partidos y al gobierno de Sánchez para ocultar la verdad, confundir a los ciudadanos y manipular la información, nada tiene que ver ya con el periodismo. No son medios informativos sino medios de poder y de influencia cuyo objetivo principal ya no es informar a los ciudadanos, sino fortalecer el poder y facilitar el gobierno de un partido político. No pretenden, como manda la democracia, proporcionar al pueblo información para que pueda decidir con conocimiento, sino apostar por una opción de gobierno concreta. Su objetivo no es la verdad sino adoctrinar y su arma de combate ya no es la pluma sino el hacha.
Ignorando todo esta corrupción mediática y periodística, las asociaciones de la prensa de España repiten como un papagayo que "no hay democracia sin periodismo", pero la verdad es que tampoco hay tiranía sin periodismo. El periodismo, cuando es independiente y veraz, es el sostén de la democracia y de la libertad, pero el periodismo, cuando está sometido al poder, es el sostén de las tiranías, los abusos y las corrupciones. El comportamiento de las asociaciones oficiles de periodistas denota también el sometimiento del gremio a los políticos. En Andalucía, por ejemplo, asociaciones como la se Sevilla arremeten contra la política informativa de la derecha que gobierna, después de guardar un cobarde y vergonzoso silencio durante el larguísimo mandato de los socialistas.
Muchos medios no solo han tomado partido sino que son ya parte de una opción concreta de poder, hasta el punto de que es más correcto decir que el periódico, la emisora o la televisión “X” no es que sean “cercanos” al socialismo sino que “son” el socialismo. Que conste que lo mismo puede decirse de otros poderes políticos, todo ellos embarcados en poseer una "cuadra" de medios favorables, aunque ninguno ha llegado tan lejos en esta vorágine de corrupción mediática como el socialismo.
El mundo ha cambiado y los medios, obligados a ser libres, veraces e independientes en democracia, se han integrado en la política de partido y son ya gobierno u oposición, según los resultados electorales.
Es toda una revolución contraria a la democracia que se ha realizado en silencio y en la oscuridad, un verderón golpe de Estado contra uno de los grandes pilares de la democracia, que es la libre información al servicio de la verdad, la libertad y el pueblo.
En mi libro "Periodistas sometidos. Los perros del poder" (Almuzara 2009), hay una frase que resume perfectamente la situación: "Los ciudadanos, indignados ante la corrupción y asqueados de los privilegios y del mal gobierno de los políticos, carecen del poder y de la influencia para forzar la regeneración. Sólo conseguirán barrer la inmundicia con el apoyo de periodistas e intelectuales"".
Pero sin ese apoyo de los medios decentes y del periodismo honrado, la sociedad entera estará en manos de los malvados y criminales que han logrado apoderarse del Estado.
Texto extraido de Voto en Blanco
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