Gitanos dan una brutal paliza al chófer del vertedero de basura que atropelló a su madre

El caso del vertedero no es ningún rompecabezas. Desde el punto de vista policial está resuelto desde el primer día. Joaquina, la mujer que rebuscaba chatarra, murió atropellada de forma accidental y, después, un vídeo muestra cómo sus hijos, todos de étinia gitana, dieron una brutal paliza al conductor. Sin embargo, el caso no estará cerrado hasta que el maquinista agredido declare.

La Policía Judicial de la Guardia Civil aún no ha podido interrogarlo sobre lo ocurrido a primera hora de la mañana del pasado miércoles en el basurero municipal. Los golpes que le dieron José y Antonio M. F., los hijos de la mujer fallecida, lo mandaron directamente al Hospital Neurotraumatológico.

Los médicos tuvieron que operarlo esa misma tarde y permaneció en observación tras la intervención quirúrgica. A última hora del jueves, recibió el alta hospitalaria, si bien sigue con importantes dolores, tal y como confirmó su esposa. La familia no quiere desvelar detalles del lugar donde el conductor se está recuperando. Ni tan siquiera se lo dicen a los más allegados. Tienen miedo de que se produzcan más represalias por parte de los agresores, sobre todo después de que quedaran en libertad a mediodía del pasado jueves. Su señoría Antonio Valdivia Milla decidió no enviarlos a prisión para no generar "más tensión", según confirman fuentes judiciales cercanas al caso. A los imputados solo les impuso una orden de alejamiento. No podrán acercarse a la víctima a menos de trescientos metros. Fuentes policiales confirman que no han recibido la orden de su señoría de dar protección al conductor agredido. Hay que recordar que estuvo bajo custodia durante los dos días que estuvo en el hospital.

Personas del entorno del maquinista agradecen las muestras de cariño recibidas por lo sucedido. Eso sí, aseguran que quieren olvidar los hechos "cuanto antes". El maquinista tendrá que revivir los hechos otra vez. Y es que la investigación aún no está completamente cerrada. Para los agentes, todo está muy claro. Sin embargo, les queda un trámite, un formalismo: tomarle declaración al conductor del vehículo. Se trata de que dé su versión del atropello y de que confirme quiénes le dieron la paliza.

Las fuentes consultadas explican que ni tan siquiera se percató de que había arrollado a la chatarrera. Iba marcha atrás, lo que hace que a la máquina compactadora que pilotaba se le encienda una sirena y que suena una alarma acústica. Solo se percató de lo que había ocurrido cuando José y Antonio se abalanzaron sobre él, lo bajaron de la cabina y lo arrojaron al suelo para golpearlo en repetidas ocasiones. Le pegaron con piedras, palos de madera, ladrillos y objetos de metal. Una vez que se le tome declaración, el juez podrá ordenar la realización de más diligencias. Lo que no está claro es a qué juzgado —el 1 o el 2 de Instrucción— corresponde este caso, ya que se produjo en el límite horario en el que se cambia la guardia entre ambos fuente