Cortés, de estudiante de Salamanca a conquistador

Su padre le envió a Salamanca a estudiar latín, pero terminó siendo uno de los grandes conquistadores de la Historia.


La conquista del imperio azteca, que ha historiado el británico Hugh Thomas entre otros, supuso una de las mayores proezas de la Humanidad, dado que un puñado reducido de españoles, fueron capaces de hacerse con un gran reino, por el procedimiento de dividir entre sí a las distintas tribus, y de provocar guerras entre ellos, a base de alianzas.

Esa estrategia demuestra que Hernán Cortés no sólo era un gran soldado y un temerario aventurero, sino también un consumador político. Uno de esos caudillos que surgen esporádicamente en la historia y que consiguen culminar hazañas casi quiméricas.

Nacido en Medellín,(Extremadura) en 1485, siete años antes del descubrimiento de América, fue enviado a los 14 años a estudiar Latín a Salamanca, pero a los dos años marchó a Italia con los tercios de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.

En 1504 zarpó en dirección a la Isla La Española, una isla situada en un archipiélago de las Antillas Mayores en el Caribe. Allí trabajó un tiempo como plantador y funcionario colonial.

En 1511 formaría parte de la expedición a Cuba como secretario del gobernador Diego Velázquez, con quien se vincularía familiarmente tras casarse con su cuñada. Posteriormente fue designado alcalde de la nueva ciudad de Santiago.

Siete años más tarde, el gobernador le asigna la misión de liderar una expedición a Yucatán, aunque antes se arrepiente, pero ya era demasiado tarde, Cortes, había zarpado; con 11 barcos, 600 hombres, 16 caballos y nada más que 14 piezas de artillería. El extremeño logró su primera gran victoria en tierras centroamericanas, al derrotar a los mayas. Para entonces ya era total el desconocimiento respecto de las órdenes que llegaban del gobernador Velázquez.

Al llegar a Tenochtitlán, la capital del imperio azteca, Hernán Cortés y sus hombres fueron recibidos por el jefe Moctezuma con mucha cordialidad. Diversos autores creen que algo tuvo que ver con ello, la idea que los españoles eran seres divinos y enviados directos del dios Quetzalcoátl.

El 30 de junio de 1520 Cortés debió abandonar Tenochtitlán, pero siguió enfrentando a los aztecas, quienes ahora estaban bajo las órdenes de Cuauhtémoc y al año siguiente ya se encontraba nuevamente al frente de Tenochtitlán. En el lugar de la capital azteca construyó una ciudad de estilo español y además envió expediciones hacia el sur para anexar más territorios: Guatemala, Honduras y Yucatán.

En 1522 fue designado como gobernador y capitán general de Nueva España (México) y también recibió el título de Marqués de Oaxaca.

En 1540 regresa a España con el objetivo de obtener más ganancias de sus expediciones, aunque su reclamo no sería oído. Luego se instaló en un pueblo cercano a Sevilla en donde se ocupó de reunir una tertulia humanística y literaria, ya que a diferencia de muchos colegas, Cortes, fue un hombre realmente culto y preocupado por las carencias sociales. Falleció en Sevilla en diciembre de 1547.

La noche triste
Entre los episodios que jalonan su epopeya destaca la noche triste, (1 de julio de 1520), en la que Cortés y sus hombres huyen de la ciudad de Tenochtitlán, perdiendo unos 600 hombres. Muchos de ellos sólo lo intentaron, porque se quedaron encerrados en la isla-matadero o porque los guerreros indígenas alcanzaron a tiempo su sangre para ofrendarla a sus dioses.

El cronista Bernal Díaz del Castillo, autor de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, luchaba como soldado en la hueste de Cortés y fue testigo de la masacre. Link