Inmigrantes sirios se concentran en Melilla para pedir su salida a la península
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Inmigrantes sirios se concentran en Melilla para pedir su salida a la península
Un grupo de inmigrantes sirios se han concentrado hoy en la Plaza de España en Melilla, donde acamparán, como medida de protesta para solicitar su salida hacia la península y para denunciar la situación que viven en el Centro de Estancia Temporal (CETI), donde tienen problemas con el colectivo argelino.
Las familias sirias, entre las que hay un gran número de menores, han abandonado con todas sus pertenencias el CETI, donde residen alrededor de 200 personas de esta nacionalidad, dispuestos a quedarse a la intemperie hasta que se les dé una solución.
Según ha explicado a los periodistas uno de los inmigrantes, que dice llamarse Mohamed, han venido huyendo de una guerra en su país y se han encontrado en el CETI con una situación difícil, ya que, afirma, los argelinos se enfrentan a ellos, les reclaman sus pertenencias e incluso son agredidos.
Mohamed ha señalado que piden tres opciones: viajar a la península, ser trasladados a otro CETI e, incluso, regresar a Siria, ya que la situación con los argelinos les provoca más miedo que la guerra en su país.
El inmigrante ha dicho que en Melilla no quieren pedir asilo, sino que quieren hacerlo en cualquier parte de la península, ya que hacerlo en la ciudad autónoma les obliga a permanecer en ella un año y medio, aproximadamente, algo que no quieren, ya que la ciudad es sólo su puerta de entrada, pero no su destino.
Se preguntan por qué en Melilla la situación es diferente y no pueden desplazarse a la península una vez han entrado en España a través de la ciudad autónoma.
"¿Acaso Melilla no es España igual que Madrid?", cuestiona Mohamed.
La acampada de los inmigrantes sirios se produce un día después de que se conociera el caso de Manar Almustafa, una joven con graves quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo, a la que el Gobierno ha concedido el asilo y será trasladada a la península junto a otros trece miembros de su familia.
En Melilla, hay actualmente unas 200 personas de origen sirio que han accedido a la ciudad autónoma a través de los pasos fronterizos con Marruecos, valiéndose para ello de un pasaporte marroquí, por el que pagan entre 3.000 y 5.000 euros, dependiendo del número de miembros de cada familia.
La llegada de personas de origen sirio comenzó a ser significativa en la ciudad a partir de finales de julio y, en sólo unos meses, se han convertido en el segundo colectivo más numeroso del CETI, por detrás del argelino.
No es la primera vez que acampan en la plaza de España, ya que a finales de octubre también se trasladaron a este mismo lugar, una protesta que abandonaron días después ante la petición de la Fiscalía de que los menores regresaran al CETI.
Adelante, a seguir parasitando aquí, la ruina y la miseria está servida
Las familias sirias, entre las que hay un gran número de menores, han abandonado con todas sus pertenencias el CETI, donde residen alrededor de 200 personas de esta nacionalidad, dispuestos a quedarse a la intemperie hasta que se les dé una solución.
Según ha explicado a los periodistas uno de los inmigrantes, que dice llamarse Mohamed, han venido huyendo de una guerra en su país y se han encontrado en el CETI con una situación difícil, ya que, afirma, los argelinos se enfrentan a ellos, les reclaman sus pertenencias e incluso son agredidos.
Mohamed ha señalado que piden tres opciones: viajar a la península, ser trasladados a otro CETI e, incluso, regresar a Siria, ya que la situación con los argelinos les provoca más miedo que la guerra en su país.
El inmigrante ha dicho que en Melilla no quieren pedir asilo, sino que quieren hacerlo en cualquier parte de la península, ya que hacerlo en la ciudad autónoma les obliga a permanecer en ella un año y medio, aproximadamente, algo que no quieren, ya que la ciudad es sólo su puerta de entrada, pero no su destino.
Se preguntan por qué en Melilla la situación es diferente y no pueden desplazarse a la península una vez han entrado en España a través de la ciudad autónoma.
"¿Acaso Melilla no es España igual que Madrid?", cuestiona Mohamed.
La acampada de los inmigrantes sirios se produce un día después de que se conociera el caso de Manar Almustafa, una joven con graves quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo, a la que el Gobierno ha concedido el asilo y será trasladada a la península junto a otros trece miembros de su familia.
En Melilla, hay actualmente unas 200 personas de origen sirio que han accedido a la ciudad autónoma a través de los pasos fronterizos con Marruecos, valiéndose para ello de un pasaporte marroquí, por el que pagan entre 3.000 y 5.000 euros, dependiendo del número de miembros de cada familia.
La llegada de personas de origen sirio comenzó a ser significativa en la ciudad a partir de finales de julio y, en sólo unos meses, se han convertido en el segundo colectivo más numeroso del CETI, por detrás del argelino.
No es la primera vez que acampan en la plaza de España, ya que a finales de octubre también se trasladaron a este mismo lugar, una protesta que abandonaron días después ante la petición de la Fiscalía de que los menores regresaran al CETI.
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Las verdaderas cifras de la inmigración: El número de inmigrantes aumenta un 7% en 2013 en El Estrecho y un 64% en Ceuta y Melilla
La llegada por mar de inmigrantes irregulares se ha estancado este año, es la noticia que podemos leer en cualquier medio de comunicación. No obstante, lo que no nos cuentan es que sí se ha registrado un repunte en la entrada por el Estrecho y por los perímetros fronterizos de Ceuta y Melilla, tal y como explica el teniente coronel Eduardo Lobo, del Centro Nacional de Coordinación para la Vigilancia Marítima de Costas y Fronteras, instalado en la sede de la Dirección General de la Guardia Civil.
De hecho, mientras que en todo el año pasado se interceptaron en el Estrecho 1.062 inmigrantes, hasta el 23 de diciembre de este ejercicio la cifra era de 1.137 (un alza del 7%). Mientras, la Guardia Civil localizó en 2012 en las entradas por mar y tierra de Ceuta y Melilla a 1.014 inmigrantes que querían pasar a la península, frente a los 1.667 de este año, lo que supone un incremento del 64%.
En lo que va de año, los agentes de la Guardia Civil han interceptado a poco más de 4.370 inmigrantes que pretendían entrar irregularmente en España por Granada, Málaga, Tarifa, Cádiz, Huelva, Almería, Ceuta, Melilla, Tenerife, Las Palmas, Alicante, Murcia y Baleares.
Una cifra que es prácticamente similar al número de inmigrantes irregulares interceptados por la Guardia Civil en esos mismos puestos durante todo 2012, cuando alcanzaron los 4.381, de los que 590 fueron marroquíes (en 2013 han sido 496); 1.115 argelinos (629 en lo que va de año); 2.660 subsaharianos (3.228 este año) y 16 del resto de países. Fuente
De hecho, mientras que en todo el año pasado se interceptaron en el Estrecho 1.062 inmigrantes, hasta el 23 de diciembre de este ejercicio la cifra era de 1.137 (un alza del 7%). Mientras, la Guardia Civil localizó en 2012 en las entradas por mar y tierra de Ceuta y Melilla a 1.014 inmigrantes que querían pasar a la península, frente a los 1.667 de este año, lo que supone un incremento del 64%.
En lo que va de año, los agentes de la Guardia Civil han interceptado a poco más de 4.370 inmigrantes que pretendían entrar irregularmente en España por Granada, Málaga, Tarifa, Cádiz, Huelva, Almería, Ceuta, Melilla, Tenerife, Las Palmas, Alicante, Murcia y Baleares.
Una cifra que es prácticamente similar al número de inmigrantes irregulares interceptados por la Guardia Civil en esos mismos puestos durante todo 2012, cuando alcanzaron los 4.381, de los que 590 fueron marroquíes (en 2013 han sido 496); 1.115 argelinos (629 en lo que va de año); 2.660 subsaharianos (3.228 este año) y 16 del resto de países. Fuente
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La Policía inicia trámites para trasladar a la península a 217 inmigrantes sirios en Melilla
Agentes de la Policía Nacional han iniciado este jueves los trámites para trasladar a la península a un total de 217 inmigrantes sirios que se encuentran en Melilla, con el objetivo de que ingresen en un programa de acogimiento.
Según han indicado a Europa Press fuentes de la Policía, se están tomando ya las "medidas oportunas" para que sea autorizado el traslado a la península de estos inmigrantes. Para ello, se han comenzado los trámites administrativos que permitan su acogida.
La semana pasada se trasladó a España a una familia procedente de Siria, en la que hay personas con heridas de gravedad por el conflicto, que había solicitado el asilo el pasado octubre. En concreto, viajaron 13 personas procedentes del país en guerra, que llegaron a Melilla después de sufrir un bombardeo en su domicilio que causó quemaduras severas en todo el cuerpo a una de las mujeres de la familia.
En total, han huido de Siria 2,3 millones de personas, la mayoría buscando refugio en los países vecinos de Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto. Sólo una pequeña parte --24.110 personas en 2012-- ha dirigido su petición a un país europeo. Según datos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), el año pasado sólo 255 personas consiguieron llegar a España y pedir la protección. Link
Según han indicado a Europa Press fuentes de la Policía, se están tomando ya las "medidas oportunas" para que sea autorizado el traslado a la península de estos inmigrantes. Para ello, se han comenzado los trámites administrativos que permitan su acogida.
La semana pasada se trasladó a España a una familia procedente de Siria, en la que hay personas con heridas de gravedad por el conflicto, que había solicitado el asilo el pasado octubre. En concreto, viajaron 13 personas procedentes del país en guerra, que llegaron a Melilla después de sufrir un bombardeo en su domicilio que causó quemaduras severas en todo el cuerpo a una de las mujeres de la familia.
En total, han huido de Siria 2,3 millones de personas, la mayoría buscando refugio en los países vecinos de Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto. Sólo una pequeña parte --24.110 personas en 2012-- ha dirigido su petición a un país europeo. Según datos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), el año pasado sólo 255 personas consiguieron llegar a España y pedir la protección. Link
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Unos 200 sirios intentan entrar a la fuerza por la frontera de Melilla
Un grupo numeroso de inmigrantes sirios ha intentado entrar a la fuerza por la frontera de Beni-Enzar, la aduana principal entre Melilla y Marruecos, que estuvo cerrada durante una hora desde las nueve de la noche. Fuentes policiales calculan que han podido ser entre 150 y 200 las personas que se han aproximado corriendo y en masa, después de haber superado los controles de seguridad en el lado marroquí de la frontera. Al parecer, ninguno ha conseguido acceder a Melilla porque la Policía Nacional y la Guardia Civil ha cerrado a tiempo la verja para impedir la avalancha, por lo que se han quedado en la zona de tierra de nadie.
En estos momentos hay un fuerte despliegue de seguridad en el recinto fronterizo, adonde se han dirigido numerosos coches de la Policía Nacional. La situación también ha afectado a decenas de vehículos y peatones que en ese momento estaban pasando la frontera, y que se han quedado bloqueados a la espera de que las autoridades marroquíes intervengan para poder despejar la zona de tierra de nadie.
Primer intento de este tipo
Es la primera vez que los inmigrantes sirios protagonizan un intento de entrada de este tipo en Melilla. Hasta ahora, su entrada irregular a la ciudad había sido discreta, con un goteo constante desde el verano pasado, haciéndose pasar por marroquíes con documentación falsa.
A finales del año pasado, todo el colectivo sirio que estaba en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) acampó en el centro de Melilla para reclamar su salida hacia la Península, de igual manera que el Gobierno había hecho con la familia de Manar Almustafa, una mujer siria que sufría graves quemaduras tras el estallido de una bomba en su casa, por la que necesitaba asistencia sanitaria especializada. El gran reventón, cada día más cerca.
Melilla cierra un puesto fronterizo por un intento de entrada en masa de sirios
En estos momentos hay un fuerte despliegue de seguridad en el recinto fronterizo, adonde se han dirigido numerosos coches de la Policía Nacional. La situación también ha afectado a decenas de vehículos y peatones que en ese momento estaban pasando la frontera, y que se han quedado bloqueados a la espera de que las autoridades marroquíes intervengan para poder despejar la zona de tierra de nadie.
Primer intento de este tipo
Es la primera vez que los inmigrantes sirios protagonizan un intento de entrada de este tipo en Melilla. Hasta ahora, su entrada irregular a la ciudad había sido discreta, con un goteo constante desde el verano pasado, haciéndose pasar por marroquíes con documentación falsa.
A finales del año pasado, todo el colectivo sirio que estaba en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) acampó en el centro de Melilla para reclamar su salida hacia la Península, de igual manera que el Gobierno había hecho con la familia de Manar Almustafa, una mujer siria que sufría graves quemaduras tras el estallido de una bomba en su casa, por la que necesitaba asistencia sanitaria especializada. El gran reventón, cada día más cerca.
Melilla cierra un puesto fronterizo por un intento de entrada en masa de sirios
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Más de 300 sirios han llegado a Melilla desde enero con pasaporte falso
Con más poder adquisitivo que otros inmigrantes, no piden asilo porque su objetivo es trasladarse a la Península
Un grupo de sirios mata el tiempo en las puertas del CETI de Melilla
Hace unos días la Policía detuvo en el paso fronterizo de Beni Enzar, la principal aduana de mercancías y personas de Melilla, a una mujer árabe. Llevaba pasaporte marroquí pero era siria. En su cuerpo camuflaba medio kilo de oro y 40.000 euros, en esta moneda y en dólares. A mediados de febrero los agentes marroquíes tuvieron que cerrar la frontera durante varias horas ante el intento de un grupo de unos 400 sirios de colarse en la Ciudad Autónoma. Son dos episodios de la creciente presión que está viviendo el paso entre Nador y Melilla, al margen de la foto fija de la valla y las tentativas de salto de subsaharianos.
Ningún sirio ha tratado de saltar la valla hasta ahora, pero solo desde enero más de 300 ciudadanos de este país devastado por la guerra han accedido a España por esa frontera, según datos de Interior. Lo han hecho a pie o en coche y con pasaporte marroquí, tanto con documentos legales, comprados en Nador y en otros puntos de Marruecos a sus propietarios, como con documentación falsa. Esos papeles son casi imposibles de detectar en unos controles manuales atravesados a diario por miles de personas.
«Tienes delante a un árabe, con un pasaporte aparentemente bueno. Por los rasgos es muy difícil distinguir si es marroquí o no. Pasa lo mismo con los argelinos. Lo saben y lo aprovechan», explica un policía del control fronterizo a ABC.
El éxodo comenzó en septiembre del año pasado. Entre ese mes y diciembre unos 250 sirios llegaron a Melilla, según fuentes oficiales. En lo que va de año esa cifra se ha superado con creces. Una vez en la ciudad acuden a la Policía y posteriormente al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) y se identifican con su verdadera nacionalidad, que goza de protección debido a la guerra. Pero curiosamente la mayoría no recurre a la opción de pedir asilo como refugiados de guerra. La razón es que si se acogen a esa figura en Melilla tendrán que quedarse ahí hasta que se resuelva su petición (el procedimiento es largo y complejo).
La opción mayoritaria es pedir su traslado a la Península a cargo de las ONG que colaboran con el Gobierno y una vez en España solicitar el asilo, lo que les permite libertad deambulatoria por todo el país. Desde enero más de 200 personas de esa nacionalidad han sido conducidas a centros colaboradores de Andalucía sobre todo, en un régimen abierto, en detrimento de solicitantes de asilo de otros países que siguieron el cauce normal. Es el caso del egipcio Jamal Hsin Ahmed, quien atravesó Libia, Argelia y Marruecos. Su tarjeta roja le identifica como peticionario. Se queja amargamente de que él lleva seis meses esperando respuesta y, en cambio, sirios que llegaron al CETI hace un mes ya están en la Península.
De los casi 1.300 inmigrantes que que alberga ahora mismo este centro (donde no cabe ya ni un alfiler tras los últimos saltos de subsaharianos), unos 220 son sirios, miembros de unas sesenta familias. De ellos hay cerca de 60 menores. Rukian y Yasmeen Ahmed, que no levantan un metro del suelo, corretean junto a las faldas de su madre en la puerta del centro. Ella, Sanaa Al Marandi, con chilaba azul y pañuelo violeta cubriendo su cabeza, relata en árabe que su marido espera en Nador, al otro lado de la frontera para reunirse con ellas. Cuenta que ya no tiene dinero, que lo gastaron todo en el viaje y en los papeles para cruzar. Asegura que pagó 600 euros por cada pasaporte y las lágrimas asoman a sus ojos cuando evoca la travesía del infierno con dos niñas tan pequeñas.
Jouma Ackala, que no es pariente suyo, pero parece mandar mucho en el grupo de sirios que aguardan su viaje a la Península, interrumpe con malos modos exhibiendo la tarjeta que lo identifica como nacional de ese país. Dice que él no pagó nada y luego que entregó cien euros.
A simple vista, los sirios muestran un poder adquisitivo superior al resto de inmigrantes que se apelotonan en el CETI. Toman taxis desde ese alejado lugar para trasladarse al centro de Melilla; hacen compras y, desde luego sus ropas lucen mucho mejor que las de aquellos con quienes se ven obligados a convivir. Todos son muy muy jóvenes.
La Policía ha detectado, gracias a la información facilitada por Marruecos, que durante su estancia en Nador muchos se alojan en pensiones y hostales, en lugar de en los infernales campamentos del Gurugú, en los que aguardan los subsaharianos. Las joyerías de la región marroquí compran oro y joyas con los que estos refugiados han cargado a través de varios países. «Creemos que lo han vendido todo huyendo de la guerra y la pobreza para empezar de nuevo aquí. Antes de cruzar necesitan el dinero para comprar los documentos y vivir», señalan fuentes policiales.
Policía y Guardia Civil asisten con preocupación a esta nueva vulneración de la frontera, más sofisticada y casi «líquida», imposible de detectar. El efecto llamada está en boca de todos y se transmite a través del móvil.
>> Tabaré Vasquez congeló la llegada de refugiados sirios y descartó recibir mas presos de Guantánamo.
Un grupo de sirios mata el tiempo en las puertas del CETI de Melilla
Hace unos días la Policía detuvo en el paso fronterizo de Beni Enzar, la principal aduana de mercancías y personas de Melilla, a una mujer árabe. Llevaba pasaporte marroquí pero era siria. En su cuerpo camuflaba medio kilo de oro y 40.000 euros, en esta moneda y en dólares. A mediados de febrero los agentes marroquíes tuvieron que cerrar la frontera durante varias horas ante el intento de un grupo de unos 400 sirios de colarse en la Ciudad Autónoma. Son dos episodios de la creciente presión que está viviendo el paso entre Nador y Melilla, al margen de la foto fija de la valla y las tentativas de salto de subsaharianos.
Ningún sirio ha tratado de saltar la valla hasta ahora, pero solo desde enero más de 300 ciudadanos de este país devastado por la guerra han accedido a España por esa frontera, según datos de Interior. Lo han hecho a pie o en coche y con pasaporte marroquí, tanto con documentos legales, comprados en Nador y en otros puntos de Marruecos a sus propietarios, como con documentación falsa. Esos papeles son casi imposibles de detectar en unos controles manuales atravesados a diario por miles de personas.
«Tienes delante a un árabe, con un pasaporte aparentemente bueno. Por los rasgos es muy difícil distinguir si es marroquí o no. Pasa lo mismo con los argelinos. Lo saben y lo aprovechan», explica un policía del control fronterizo a ABC.
El éxodo comenzó en septiembre del año pasado. Entre ese mes y diciembre unos 250 sirios llegaron a Melilla, según fuentes oficiales. En lo que va de año esa cifra se ha superado con creces. Una vez en la ciudad acuden a la Policía y posteriormente al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) y se identifican con su verdadera nacionalidad, que goza de protección debido a la guerra. Pero curiosamente la mayoría no recurre a la opción de pedir asilo como refugiados de guerra. La razón es que si se acogen a esa figura en Melilla tendrán que quedarse ahí hasta que se resuelva su petición (el procedimiento es largo y complejo).
La opción mayoritaria es pedir su traslado a la Península a cargo de las ONG que colaboran con el Gobierno y una vez en España solicitar el asilo, lo que les permite libertad deambulatoria por todo el país. Desde enero más de 200 personas de esa nacionalidad han sido conducidas a centros colaboradores de Andalucía sobre todo, en un régimen abierto, en detrimento de solicitantes de asilo de otros países que siguieron el cauce normal. Es el caso del egipcio Jamal Hsin Ahmed, quien atravesó Libia, Argelia y Marruecos. Su tarjeta roja le identifica como peticionario. Se queja amargamente de que él lleva seis meses esperando respuesta y, en cambio, sirios que llegaron al CETI hace un mes ya están en la Península.
De los casi 1.300 inmigrantes que que alberga ahora mismo este centro (donde no cabe ya ni un alfiler tras los últimos saltos de subsaharianos), unos 220 son sirios, miembros de unas sesenta familias. De ellos hay cerca de 60 menores. Rukian y Yasmeen Ahmed, que no levantan un metro del suelo, corretean junto a las faldas de su madre en la puerta del centro. Ella, Sanaa Al Marandi, con chilaba azul y pañuelo violeta cubriendo su cabeza, relata en árabe que su marido espera en Nador, al otro lado de la frontera para reunirse con ellas. Cuenta que ya no tiene dinero, que lo gastaron todo en el viaje y en los papeles para cruzar. Asegura que pagó 600 euros por cada pasaporte y las lágrimas asoman a sus ojos cuando evoca la travesía del infierno con dos niñas tan pequeñas.
Jouma Ackala, que no es pariente suyo, pero parece mandar mucho en el grupo de sirios que aguardan su viaje a la Península, interrumpe con malos modos exhibiendo la tarjeta que lo identifica como nacional de ese país. Dice que él no pagó nada y luego que entregó cien euros.
A simple vista, los sirios muestran un poder adquisitivo superior al resto de inmigrantes que se apelotonan en el CETI. Toman taxis desde ese alejado lugar para trasladarse al centro de Melilla; hacen compras y, desde luego sus ropas lucen mucho mejor que las de aquellos con quienes se ven obligados a convivir. Todos son muy muy jóvenes.
La Policía ha detectado, gracias a la información facilitada por Marruecos, que durante su estancia en Nador muchos se alojan en pensiones y hostales, en lugar de en los infernales campamentos del Gurugú, en los que aguardan los subsaharianos. Las joyerías de la región marroquí compran oro y joyas con los que estos refugiados han cargado a través de varios países. «Creemos que lo han vendido todo huyendo de la guerra y la pobreza para empezar de nuevo aquí. Antes de cruzar necesitan el dinero para comprar los documentos y vivir», señalan fuentes policiales.
Policía y Guardia Civil asisten con preocupación a esta nueva vulneración de la frontera, más sofisticada y casi «líquida», imposible de detectar. El efecto llamada está en boca de todos y se transmite a través del móvil.
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