Los españoles, los que más sufren el peso de los impuestos en la eurozona
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Los españoles, los que más sufren el peso de los impuestos en la eurozona
De cada diez euros que ganan los ciudadanos, cuatro se destinan a 'engordar' las arcas del Estado. El Partido Popular ha introducido un total de 30 subidas tributarias en sus 16 meses de Gobierno.
Defienden desde el Gobierno que los impuestos españoles son muy bajos, y que la llamada presión fiscal -que mide el peso de la recaudación tributaria en relación a la riqueza que genera el país- es de las más bajas de Europa. Sin embargo, una radiografía más exhaustiva de la realidad deja un resultado mucho más desolador de lo que el Ejecutivo quiere reconocer: de cada diez euros que gana un ciudadano, nada menos que cuatro se dirigen a engordar las arcas del Estado.
Unos datos que sitúan a España a la cabeza de la eurozona en esfuerzo fiscal: la relación entre renta y pago de impuestos en nuestro país es mayor que en Alemania, Reino Unido o Suecia.
Ésta es la cifra que ejemplifica lo que la política tributaria del Partido Popular ha terminado suponiendo para el bolsillo del ciudadano. Y es que 16 meses de legislatura le han bastado al Gobierno de Mariano Rajoy para acometer un total de 30 modificaciones fiscales, entre subidas de impuestos, reducciones de exenciones, prórroga de cargas o creación de nuevas tasas.
El esfuerzo que se pide a los españoles es desmoralizador: el contribuyente medio tarda 130 días de sus ingresos en pagar sus impuestos, por lo que, en teoría, hoy es el primer día del año en que se empieza a ganar dinero para uno mismo.
A pesar de ello, el Gobierno ya ha reconocido que España no recuperará un ritmo de crecimiento económico capaz de generar empleo neto hasta más allá de 2016. El horizonte de la recuperación se aleja, así, más de dos años, dejando en papel mojado el marco con el que se venía trabajando durante los últimos meses.
Los ajustes de cinturón al contribuyente han llegado desde todos los frentes: se ha tocado el IRPF e IVA, el Impuesto sobre Sociedades, IBI o Patrimonio. La inventiva del Gobierno ha hecho el resto: se crean impuestos para los depósitos bancarios o en materia de medio ambiente.
La renta, la más afectada
Los grandes sustos a los contribuyentes llevan tiempo aplicándose, en contra del propio programa electoral del PP, que rompió sus promesas de no subir los impuestos casi desde el principio. El primer varapalo llegó ya en diciembre de 2011, con la subida "temporal" del IRPF, nada más comenzar la legislatura, y con efectos desde 2013.
Avanzó entonces el Gobierno que, con esta radical subida perseguía recaudar 6.000 millones de euros más en 2012 y alcanzar el objetivo de déficit público prometido para ese año a la Comisión Europea, un 4,4 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Lejos de alcanzar estas cifras, el Gobierno baraja ya previsiones muy diferentes: cifran en un 6,3 por ciento el déficit para 2013 y en un 5,5 para 2014.
Mucho menos optimistas son en Bruselas. La Comisión Europea, prevé que el déficit español se sitúe este año en el 6,5 por ciento del PIB y alcance el 7 por ciento en 2014.
A esta subida inicial, se suma la prórroga del gravamen temporal sobre este Impuesto hasta durante 2014, anunciada el pasado Consejo de Ministros de 26 de abril. El Ejecutivo pretende ingresar en las arcas del Estado unos 4.000 millones de euros. De este modo, el IRPF se lleva el premio gordo de las subidas: el Gobierno lo ha incrementado en un total de cuatro ocasiones.
Por si esto fuera poco, en la declaración de este año las ganancias patrimoniales tributarán entre el 21 y el 27 por ciento según la cuantía, pero a la hora de rendir cuentas de 2013, las plusvalías generadas en menos de un año pasarán a tributar a la escala de gravamen del IRPF, es decir, en función de la renta del contribuyente y no del importe de las plusvalías, lo que en la mayoría de los casos implica un tipo más alto, al ir del 24,75 al 52 por ciento. A las ganancias a más de un año se les seguirá aplicando el 21-25-27 por ciento
IVA, la mayor subida de la UE
El IVA también ha subido, y lo ha hecho sin complejos: el primer incremento, de julio de 2012 supuso la mayor subida del IVA en toda la eurozona. Así, el tipo general se incrementó tres puntos, hasta el 21 por ciento, el tipo reducido dos puntos (del 8 al 10 por ciento) manteniéndose el superreducido en el 4 por ciento (que grava los bienes de primera necesidad). La segunda subida se aprobó el pasado abril, si bien afectará únicamente a algunos productos sanitarios. El Ejecutivo pretende recaudar unos 8.000 millones.
Otra subida que, finalmente, parece haber tenido también un efecto demoledor en la economía española: cuando el PP llegó al poder el consumo crecía al 0,5 por ciento. Tras las reformas del PP, aderezadas con la crisis económica, ahora cae más de un 2 por ciento.
Más impuestos a las sociedades
El Impuesto sobre Sociedades también ha sufrido importantes modificaciones, y presenta un dato desalentador: la recaudación por este tributo cayó un 63 por ciento entre 2007 y 2011, lo que ha supuesto la pérdida de más de 28.000 millones de euros durante la crisis.
De ahí que el Gobierno se haya puesto las pilas a la hora de ajustar este tributo y provocar un aumento de la recaudación. Así, ya en 2012 se aprobaron medidas "con carácter temporal" para aquel ejercicio y el actual, como el pago fraccionado mínimo general del 12 por ciento del resultado contable para determinadas entidades, el incremento de tipos del pago fraccionado, la limitación de la deducibilidad del fondo de comercio, la limitación de la deducibilidad de los activos intangibles de vida útil indefinida, la incorporación en la base imponible del pago fraccionado del 25 por ciento de los dividendos y rentas exentos y la limitación de las amortizaciones fiscalmente deducibles.
Las medidas se prorrogan en 2014, para recaudar unos 3.000 millones.
Más IBI para las rentas altas
En cuanto al Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), el alza vino de la mano del primer paquete de reformas tributarias de la legislatura. A finales de 2011 el Ejecutivo anunció que el impuesto subiría durante los dos siguientes años para el 50 por ciento de las viviendas, que son las que tienen un valor catastral superior a la media de cada municipio. La idea fue que el tributo no subiera para la gente con menos rentas y viviendas de menos valor, según defendió en su día Montoro.
Nuevos impuestos
En esta materia, Industria se lleva la palma: en septiembre de 2012 se creó un impuesto uniforme a los ingresos por generación eléctrica, impuestos nucleares y un canon a la producción hidroeléctrica. Asimismo, se inauguró el llamado "céntimo verde" al gas natural para consumo y para generación eléctrica, así como al carbón y al fuel-oil y al gasóleo empleados para la generación de energía eléctrica.
A ello se suman nuevos tributos como el Impuesto a las Loterías, el Impuesto a los Depósitos Bancarios y el tramo autonómico del Impuesto a los Hidrocarburos.
Impuestos especiales
El Gobierno ha retocado estos impuestos -que afectan a las gasolinas, el tabaco, el alcohol y la electricidad- en varias ocasiones. El tabaco sufrió un alza a principios de la legislatura, que se moderó tras la subida del IVA del 18 al 21 por ciento. El Impuesto de Hidrocarburos, por su parte, se elevó a principios de 2012, provocando un aumento de la fiscalidad del 9,27 por ciento. Link
Defienden desde el Gobierno que los impuestos españoles son muy bajos, y que la llamada presión fiscal -que mide el peso de la recaudación tributaria en relación a la riqueza que genera el país- es de las más bajas de Europa. Sin embargo, una radiografía más exhaustiva de la realidad deja un resultado mucho más desolador de lo que el Ejecutivo quiere reconocer: de cada diez euros que gana un ciudadano, nada menos que cuatro se dirigen a engordar las arcas del Estado.
Unos datos que sitúan a España a la cabeza de la eurozona en esfuerzo fiscal: la relación entre renta y pago de impuestos en nuestro país es mayor que en Alemania, Reino Unido o Suecia.
Ésta es la cifra que ejemplifica lo que la política tributaria del Partido Popular ha terminado suponiendo para el bolsillo del ciudadano. Y es que 16 meses de legislatura le han bastado al Gobierno de Mariano Rajoy para acometer un total de 30 modificaciones fiscales, entre subidas de impuestos, reducciones de exenciones, prórroga de cargas o creación de nuevas tasas.
El esfuerzo que se pide a los españoles es desmoralizador: el contribuyente medio tarda 130 días de sus ingresos en pagar sus impuestos, por lo que, en teoría, hoy es el primer día del año en que se empieza a ganar dinero para uno mismo.
A pesar de ello, el Gobierno ya ha reconocido que España no recuperará un ritmo de crecimiento económico capaz de generar empleo neto hasta más allá de 2016. El horizonte de la recuperación se aleja, así, más de dos años, dejando en papel mojado el marco con el que se venía trabajando durante los últimos meses.
Los ajustes de cinturón al contribuyente han llegado desde todos los frentes: se ha tocado el IRPF e IVA, el Impuesto sobre Sociedades, IBI o Patrimonio. La inventiva del Gobierno ha hecho el resto: se crean impuestos para los depósitos bancarios o en materia de medio ambiente.
La renta, la más afectada
Los grandes sustos a los contribuyentes llevan tiempo aplicándose, en contra del propio programa electoral del PP, que rompió sus promesas de no subir los impuestos casi desde el principio. El primer varapalo llegó ya en diciembre de 2011, con la subida "temporal" del IRPF, nada más comenzar la legislatura, y con efectos desde 2013.
Avanzó entonces el Gobierno que, con esta radical subida perseguía recaudar 6.000 millones de euros más en 2012 y alcanzar el objetivo de déficit público prometido para ese año a la Comisión Europea, un 4,4 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Lejos de alcanzar estas cifras, el Gobierno baraja ya previsiones muy diferentes: cifran en un 6,3 por ciento el déficit para 2013 y en un 5,5 para 2014.
Mucho menos optimistas son en Bruselas. La Comisión Europea, prevé que el déficit español se sitúe este año en el 6,5 por ciento del PIB y alcance el 7 por ciento en 2014.
A esta subida inicial, se suma la prórroga del gravamen temporal sobre este Impuesto hasta durante 2014, anunciada el pasado Consejo de Ministros de 26 de abril. El Ejecutivo pretende ingresar en las arcas del Estado unos 4.000 millones de euros. De este modo, el IRPF se lleva el premio gordo de las subidas: el Gobierno lo ha incrementado en un total de cuatro ocasiones.
Por si esto fuera poco, en la declaración de este año las ganancias patrimoniales tributarán entre el 21 y el 27 por ciento según la cuantía, pero a la hora de rendir cuentas de 2013, las plusvalías generadas en menos de un año pasarán a tributar a la escala de gravamen del IRPF, es decir, en función de la renta del contribuyente y no del importe de las plusvalías, lo que en la mayoría de los casos implica un tipo más alto, al ir del 24,75 al 52 por ciento. A las ganancias a más de un año se les seguirá aplicando el 21-25-27 por ciento
IVA, la mayor subida de la UE
El IVA también ha subido, y lo ha hecho sin complejos: el primer incremento, de julio de 2012 supuso la mayor subida del IVA en toda la eurozona. Así, el tipo general se incrementó tres puntos, hasta el 21 por ciento, el tipo reducido dos puntos (del 8 al 10 por ciento) manteniéndose el superreducido en el 4 por ciento (que grava los bienes de primera necesidad). La segunda subida se aprobó el pasado abril, si bien afectará únicamente a algunos productos sanitarios. El Ejecutivo pretende recaudar unos 8.000 millones.
Otra subida que, finalmente, parece haber tenido también un efecto demoledor en la economía española: cuando el PP llegó al poder el consumo crecía al 0,5 por ciento. Tras las reformas del PP, aderezadas con la crisis económica, ahora cae más de un 2 por ciento.
Más impuestos a las sociedades
El Impuesto sobre Sociedades también ha sufrido importantes modificaciones, y presenta un dato desalentador: la recaudación por este tributo cayó un 63 por ciento entre 2007 y 2011, lo que ha supuesto la pérdida de más de 28.000 millones de euros durante la crisis.
De ahí que el Gobierno se haya puesto las pilas a la hora de ajustar este tributo y provocar un aumento de la recaudación. Así, ya en 2012 se aprobaron medidas "con carácter temporal" para aquel ejercicio y el actual, como el pago fraccionado mínimo general del 12 por ciento del resultado contable para determinadas entidades, el incremento de tipos del pago fraccionado, la limitación de la deducibilidad del fondo de comercio, la limitación de la deducibilidad de los activos intangibles de vida útil indefinida, la incorporación en la base imponible del pago fraccionado del 25 por ciento de los dividendos y rentas exentos y la limitación de las amortizaciones fiscalmente deducibles.
Las medidas se prorrogan en 2014, para recaudar unos 3.000 millones.
Más IBI para las rentas altas
En cuanto al Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), el alza vino de la mano del primer paquete de reformas tributarias de la legislatura. A finales de 2011 el Ejecutivo anunció que el impuesto subiría durante los dos siguientes años para el 50 por ciento de las viviendas, que son las que tienen un valor catastral superior a la media de cada municipio. La idea fue que el tributo no subiera para la gente con menos rentas y viviendas de menos valor, según defendió en su día Montoro.
Nuevos impuestos
En esta materia, Industria se lleva la palma: en septiembre de 2012 se creó un impuesto uniforme a los ingresos por generación eléctrica, impuestos nucleares y un canon a la producción hidroeléctrica. Asimismo, se inauguró el llamado "céntimo verde" al gas natural para consumo y para generación eléctrica, así como al carbón y al fuel-oil y al gasóleo empleados para la generación de energía eléctrica.
A ello se suman nuevos tributos como el Impuesto a las Loterías, el Impuesto a los Depósitos Bancarios y el tramo autonómico del Impuesto a los Hidrocarburos.
Impuestos especiales
El Gobierno ha retocado estos impuestos -que afectan a las gasolinas, el tabaco, el alcohol y la electricidad- en varias ocasiones. El tabaco sufrió un alza a principios de la legislatura, que se moderó tras la subida del IVA del 18 al 21 por ciento. El Impuesto de Hidrocarburos, por su parte, se elevó a principios de 2012, provocando un aumento de la fiscalidad del 9,27 por ciento. Link
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Muchos impuestos y poca recaudación: los ingresos fiscales caen del 13 al 7% del PIB
La drástica caída de los ingresos fiscales ha situado a España como el séptimo país del mundo con menor recaudación en relación al PIB. Así se desprende de los indicadores del desarrollo mundial (IDM) publicados esta semana por el Banco Mundial, que sitúan a nuestro país por delante sólo de Samoa, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Baréin, Omán y Nigeria y en los mismos niveles que Afganistán.
De acuerdo al organismo internacional, los ingresos públicos percibidos por el Ejecutivo central han pasado de representar el 12,9% del PIB en 2005 –sin incluir multas, sanciones y la mayoría de las contribuciones a la Seguridad Social– a tan sólo el 7,3% en 2012. Estos cinco puntos y medio menos –unos 55.000 millones de euros– representan una caída del 43%, la tercera más importante en este periodo. Sólo Malta y Chipre han sufrido un mayor descenso porcentual.
Estos datos van en la línea de los publicados por la Unión Europea hace ahora un año y que situaban a España como el séptimo país comunitario que menos recaudaba y el segundo de la Eurozona, sólo por delante de Irlanda. Bruselas sí tiene en cuenta las cotizaciones que pagan trabajadores y empresarios a la Seguridad Social, de ahí que la presión fiscal global española ascendiera hasta el 31,4% del PIB. Sin embargo, este dato es ocho puntos menos que la media de la Eurozona.
La carga tributaria para las empresas asciende al 58,6%
Los indicadores publicados por el Banco Mundial también señalan los tributos a los que tienen que hacer frente las empresas en cada país. En el caso español, la carga tributaria –el peso de los impuestos sobre los ingresos netos– asciende al 58,6%, veinte puntos más que hace dos años. En el ámbito de la Unión Europea, sólo los negocios italianos (65,8%) y franceses (64,7%) pagan más que los de nuestro país. La media mundial se sitúa en el 43,1%.
Los impuestos al trabajo y las cotizaciones sociales representan, con el 36,8%, la mayor parte de estos tributos. A continuación se sitúa la presión fiscal sobre los beneficios empresariales (21,2%), mientras que sólo el 0,6% está asociado a otros gravámenes.
Cada empresa española debe hacer frente a ocho tributos –cuatro menos que el promedio de la Eurozona–, a los que tiene que destinar un tiempo similar a la media europea: 167 horas. Estas cifras están muy por debajo respecto a los datos mundiales: 27 pagos y 268 horas.
EL TERCER MAYOR DESCENSO MUNDIAL DESDE 2005
De acuerdo al organismo internacional, los ingresos públicos percibidos por el Ejecutivo central han pasado de representar el 12,9% del PIB en 2005 –sin incluir multas, sanciones y la mayoría de las contribuciones a la Seguridad Social– a tan sólo el 7,3% en 2012. Estos cinco puntos y medio menos –unos 55.000 millones de euros– representan una caída del 43%, la tercera más importante en este periodo. Sólo Malta y Chipre han sufrido un mayor descenso porcentual.
Estos datos van en la línea de los publicados por la Unión Europea hace ahora un año y que situaban a España como el séptimo país comunitario que menos recaudaba y el segundo de la Eurozona, sólo por delante de Irlanda. Bruselas sí tiene en cuenta las cotizaciones que pagan trabajadores y empresarios a la Seguridad Social, de ahí que la presión fiscal global española ascendiera hasta el 31,4% del PIB. Sin embargo, este dato es ocho puntos menos que la media de la Eurozona.
La carga tributaria para las empresas asciende al 58,6%
Los indicadores publicados por el Banco Mundial también señalan los tributos a los que tienen que hacer frente las empresas en cada país. En el caso español, la carga tributaria –el peso de los impuestos sobre los ingresos netos– asciende al 58,6%, veinte puntos más que hace dos años. En el ámbito de la Unión Europea, sólo los negocios italianos (65,8%) y franceses (64,7%) pagan más que los de nuestro país. La media mundial se sitúa en el 43,1%.
Los impuestos al trabajo y las cotizaciones sociales representan, con el 36,8%, la mayor parte de estos tributos. A continuación se sitúa la presión fiscal sobre los beneficios empresariales (21,2%), mientras que sólo el 0,6% está asociado a otros gravámenes.
Cada empresa española debe hacer frente a ocho tributos –cuatro menos que el promedio de la Eurozona–, a los que tiene que destinar un tiempo similar a la media europea: 167 horas. Estas cifras están muy por debajo respecto a los datos mundiales: 27 pagos y 268 horas.
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