Ser español ya no es un honor, ni un privilegio, sino un triste castigo
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Ser español ya no es un honor, ni un privilegio, sino un triste castigo
Ser español ya no es un motivo de orgullo, ni un honor, sino el triste destino de los que no tuvimos la suerte de ser alumbrados en un pais serio y decente.
En el pasado nos inculcaron "el orgullo de ser español", un sentimiento que se sostenía en la Historia de esta nación y en un presente que, aunque con dificultades, era próspero y presidido por una aparente "calidad de vida", pero hoy todo aquello se ha hundido y ser español es una lacra que te obliga a vivir en un país injusto, corrompido y mal gobernado, donde se pagan más impuestos que en el resto del mundo, donde los servicios públicos son de baja calidad y en el que la vida se ha convertido, para la mayoría, en un infierno.
Lo único que funciona en España es aquello que los políticos no han podido estropear, como el clima, la gastronomía y el paisaje. El resto ha cambiado y se ha deteriorado, desde la convivencia a la confianza, sin olvidar una sensación agobiante de rabia ante la clase dirigente y de miedo frente al futuro. Hasta los viejos valores y el carácter afable y acogedor de las personas ha quedado afectado por el desastre de la política.
Ser español no es ya un privilegio, sino un drama. Tener hijos en España significa, por el momento, condenarlos, en un altísimo porcentaje, a ser desempleados y dependientes de las ayudas públicas o de la caridad, a pagar impuestos insoportables, a vivir bajo el peso de la deuda pública por toda sus vidas, a soportar unos servicios públicos más africanos que europeos y a vivir gobernados por una de las peores clases políticas del planeta, para colmo de escándalo, cargada de ostentación y de privilegios que no merece.
El español podrá seguir disfrutando del clima, de las playas, del paisaje y de las cañas de cerveza y de las tapas, pero es muy probable que, condenado al desempleo, ni siquiera tenga dinero para gozar de esos placeres.
Tendrá, también, dificultades para crear una familia y el sueño de ser propietario de una vivienda, como lo fueron sus padres y abuelos, se habrá esfumado. Si tiene hijos, temerá por su futuro y tendrá que someterlo a una educación pública deficiente y de escasa calidad. Con un poco de ma la suerte, sus hijos se convertirán en vagos sin esperanza, tal vez violentos e indisciplinado, y engrosarán las filas tristes del fracaso escolar. Si logra que alguno de sus hijos adquiera una formación competitiva, tendrá que empujarlo para que emigre a otro país, donde las oportunidades y la justicia sean mayores.
Los grandes valores de España, desde su unidad a su fortaleza y honradez, se han ido por las cañerías, impulsados por una clase política detestable y fracasada que ha convertido al país en un infierno y al ciudadano español en un ser triste, atormentado, pobre y asustado.
La España que han creado los políticos mal llamados "demócratas" ocupa puestos de liderazgo mundial en casi todo lo sucio y perverso: tráfico y consumo de drogas, blanqueo de dinero, prostitución, trata de blancas, mafias organizadas, fracaso escolar, desempleo, avance de la pobreza, baja calidad de la democracia, desprestigio del liderazgo, inseguridad y un largo etcétera que convierte a España en algo parecido a un vertedero.
Es más que probable que los nuevos españoles, desquiciados por la crisis y la decadencia, se nutran del resentimiento y alimenten el incorformismo y el deseo de venganza contra los políticos y los ricos. La misma política, sectaria, indecente, egoísta e injusta, les impulsará a sentir frustración y a odiar . Pronto se dará cuenta de que esa ruta conduce al enfrentamiento civil y a desgracias indescriptibles.
http://www.votoenblanco.com/Ser-espanol-ya-no-es-un-honor-ni-un-privilegio-sino-un-triste-castigo_a4824.html#last_comment
En el pasado nos inculcaron "el orgullo de ser español", un sentimiento que se sostenía en la Historia de esta nación y en un presente que, aunque con dificultades, era próspero y presidido por una aparente "calidad de vida", pero hoy todo aquello se ha hundido y ser español es una lacra que te obliga a vivir en un país injusto, corrompido y mal gobernado, donde se pagan más impuestos que en el resto del mundo, donde los servicios públicos son de baja calidad y en el que la vida se ha convertido, para la mayoría, en un infierno.
Lo único que funciona en España es aquello que los políticos no han podido estropear, como el clima, la gastronomía y el paisaje. El resto ha cambiado y se ha deteriorado, desde la convivencia a la confianza, sin olvidar una sensación agobiante de rabia ante la clase dirigente y de miedo frente al futuro. Hasta los viejos valores y el carácter afable y acogedor de las personas ha quedado afectado por el desastre de la política.
Ser español no es ya un privilegio, sino un drama. Tener hijos en España significa, por el momento, condenarlos, en un altísimo porcentaje, a ser desempleados y dependientes de las ayudas públicas o de la caridad, a pagar impuestos insoportables, a vivir bajo el peso de la deuda pública por toda sus vidas, a soportar unos servicios públicos más africanos que europeos y a vivir gobernados por una de las peores clases políticas del planeta, para colmo de escándalo, cargada de ostentación y de privilegios que no merece.
El español podrá seguir disfrutando del clima, de las playas, del paisaje y de las cañas de cerveza y de las tapas, pero es muy probable que, condenado al desempleo, ni siquiera tenga dinero para gozar de esos placeres.
Tendrá, también, dificultades para crear una familia y el sueño de ser propietario de una vivienda, como lo fueron sus padres y abuelos, se habrá esfumado. Si tiene hijos, temerá por su futuro y tendrá que someterlo a una educación pública deficiente y de escasa calidad. Con un poco de ma la suerte, sus hijos se convertirán en vagos sin esperanza, tal vez violentos e indisciplinado, y engrosarán las filas tristes del fracaso escolar. Si logra que alguno de sus hijos adquiera una formación competitiva, tendrá que empujarlo para que emigre a otro país, donde las oportunidades y la justicia sean mayores.
Los grandes valores de España, desde su unidad a su fortaleza y honradez, se han ido por las cañerías, impulsados por una clase política detestable y fracasada que ha convertido al país en un infierno y al ciudadano español en un ser triste, atormentado, pobre y asustado.
La España que han creado los políticos mal llamados "demócratas" ocupa puestos de liderazgo mundial en casi todo lo sucio y perverso: tráfico y consumo de drogas, blanqueo de dinero, prostitución, trata de blancas, mafias organizadas, fracaso escolar, desempleo, avance de la pobreza, baja calidad de la democracia, desprestigio del liderazgo, inseguridad y un largo etcétera que convierte a España en algo parecido a un vertedero.
Es más que probable que los nuevos españoles, desquiciados por la crisis y la decadencia, se nutran del resentimiento y alimenten el incorformismo y el deseo de venganza contra los políticos y los ricos. La misma política, sectaria, indecente, egoísta e injusta, les impulsará a sentir frustración y a odiar . Pronto se dará cuenta de que esa ruta conduce al enfrentamiento civil y a desgracias indescriptibles.
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