Viktor Orbán:
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Viktor Orbán:
Hace apenas unas décadas, Viktor Orbán hubiera sido un gobernante más. Pero la enloquecida deriva progresista de Europa y el mundo le han convertido en el defensor, casi en solitario, de los valores que han hecho grande Occidente.
Lo más extraordinario de Viktor Orbán, el primer ministro húngaro al que la crisis de refugiados ha convertido por segunda vez en el malo de la película europea -la primera fue cuando osó citar a Dios en el preámbulo de la nueva constitución del país-, es que nada de lo que dice o hace es extraordinario en absoluto.
El heroísmo, como la sabiduría, es a menudo cuestión de fechas, y la enorme valentía y el sólido sentido común de Viktor Orbán serían no muchos años atrás lo que cualquiera daría por supuesto en un gobernante al uso. Mencionar a Dios en la Constitución (nuestra venerada 'Pepa', abre con un contundente: "En el nombre de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo autor y supremo legislador de la sociedad"), comentar que nuestra civilización europea tiene raíces cristianas, hablar de la patria, definir el matrimonio como una unión de hombre y mujer o pretender controlar las propias fronteras no son, exactamente, ideas radicales en ninguna otra época. En ese sentido, el valor de Orbán está en ser una vara de medir para darnos cuenta de cuánto hemos cambiado o, por mejor decir, cuánto han cambiado quienes nos gobiernan y deciden los dogmas culturales.
También su carrera política es relativamente típica de su tiempo -transición del comunismo a la democracia- y lugar -Europa del Este-, y la hemos visto repetida con variaciones en Polonia, Checoslovaquia (cuando existía) o la propia Rusia. Es el caso del joven brillante que surge de las entrañas del sistema -fue secretario de la organización juvenil comunista (KISZ) en su segundo colegio-, responde a las ansias de cambio evidentes por todas partes como consecuencia del desmoronamiento del régimen, estudia en Oxford con una beca de la Fundación Soros y acaba fundando un partido, la Alianza de Jóvenes Demócratas (Fidesz: Fiatal Demokraták Szövetsége) del que, tras un audaz discurso en la Plaza de los Héroes de Budapest en el que demanda elecciones libres y la retirada de las tropas soviéticas, pasa a ser líder tres años más tarde.
Para hacer corta una larga historia, el modesto partido de centro-derecha de Orbán, en coalición con otros menores, gana las elecciones por supermayoría y cambia la Constitución, nada extraño porque llevaban con la misma desde después de la Segunda Guerra Mundial. Y aquí es la primera vez que Orbán, con ese aspecto de hombre normal que solo quiere una vida normal en una casa normal y un país normal, muestra el temple del que está hecho.
Hay hombres que nacen grandes y otros a los que las circunstancias hacen grandes. Estos son los mejores, los que no buscan la gloria pero, llegado el momento, resisten cuando otros ceden o huyen, como el centinela que permanece en su puesto aunque se quede solo en una situación desesperada. Sencillamente, porque es su deber. De este tipo es Viktor Orbán.
Lo más extraordinario de Viktor Orbán, el primer ministro húngaro al que la crisis de refugiados ha convertido por segunda vez en el malo de la película europea -la primera fue cuando osó citar a Dios en el preámbulo de la nueva constitución del país-, es que nada de lo que dice o hace es extraordinario en absoluto.
El heroísmo, como la sabiduría, es a menudo cuestión de fechas, y la enorme valentía y el sólido sentido común de Viktor Orbán serían no muchos años atrás lo que cualquiera daría por supuesto en un gobernante al uso. Mencionar a Dios en la Constitución (nuestra venerada 'Pepa', abre con un contundente: "En el nombre de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo autor y supremo legislador de la sociedad"), comentar que nuestra civilización europea tiene raíces cristianas, hablar de la patria, definir el matrimonio como una unión de hombre y mujer o pretender controlar las propias fronteras no son, exactamente, ideas radicales en ninguna otra época. En ese sentido, el valor de Orbán está en ser una vara de medir para darnos cuenta de cuánto hemos cambiado o, por mejor decir, cuánto han cambiado quienes nos gobiernan y deciden los dogmas culturales.
También su carrera política es relativamente típica de su tiempo -transición del comunismo a la democracia- y lugar -Europa del Este-, y la hemos visto repetida con variaciones en Polonia, Checoslovaquia (cuando existía) o la propia Rusia. Es el caso del joven brillante que surge de las entrañas del sistema -fue secretario de la organización juvenil comunista (KISZ) en su segundo colegio-, responde a las ansias de cambio evidentes por todas partes como consecuencia del desmoronamiento del régimen, estudia en Oxford con una beca de la Fundación Soros y acaba fundando un partido, la Alianza de Jóvenes Demócratas (Fidesz: Fiatal Demokraták Szövetsége) del que, tras un audaz discurso en la Plaza de los Héroes de Budapest en el que demanda elecciones libres y la retirada de las tropas soviéticas, pasa a ser líder tres años más tarde.
Para hacer corta una larga historia, el modesto partido de centro-derecha de Orbán, en coalición con otros menores, gana las elecciones por supermayoría y cambia la Constitución, nada extraño porque llevaban con la misma desde después de la Segunda Guerra Mundial. Y aquí es la primera vez que Orbán, con ese aspecto de hombre normal que solo quiere una vida normal en una casa normal y un país normal, muestra el temple del que está hecho.
Hay hombres que nacen grandes y otros a los que las circunstancias hacen grandes. Estos son los mejores, los que no buscan la gloria pero, llegado el momento, resisten cuando otros ceden o huyen, como el centinela que permanece en su puesto aunque se quede solo en una situación desesperada. Sencillamente, porque es su deber. De este tipo es Viktor Orbán.
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Constitución: el primer desafío
Pongámonos en situación: Hungría, 2011. El país está práticamente en la ruina. Necesita ayuda financiera urgente de otros miembros de la Unión Europea, que ya están ayudando a otros estados comunitarios sacudidos por la crisis, y al FMI. Ambas instancias se niegan a soltar un euro. ¿Por qué? No les gusta la nueva Constitución que se acaba de aprobar en el Parlamento de Budapest por abrumadora mayoría.
Bruselas va aún más lejos en su inquina a la nueva Carta Magna de los magiares y la Comisión Europea inicia procedimientos legales contra Hungría, dándole un mes para aplicar los cambios apetecidos por los eurócratas. Hasta la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, airea públicamente su alarma por lo que los húgaros parecen querer mayoritariamente.
¿Qué horrores contenía esa Constitución que no solo critican sus socios, sino que les lleva a amenazar la independencia de Hungría? La reforma constitucional era la promesa clave que llevó al Fidesz a la victoria, y uno de sus objetivos, poner fin al monopolio de hecho que las viejas élites comunistas mantenían sobre el poder. Pero no se limita a eso, y, llegado el momento, aprueba una ley fundamental cuyo preámbulo es una oda a los valores tradicionales, al patriotismo, a la familia y a la libertad. La mención a Dios es la gota que colma el vaso para las élites de Bruselas, que en el preámbulo de su constitución se han negado a reconocer las raíces cristianas de Europa.
La Constitución húngara protege la vida humana desde el el momento de la concepción y define el matrimonio como una unión exclusiva entre hombre y mujer (aunque las parejas del mismo sexo pueden registrarse y disfrutar de ciertas ventajas). El nombre oficial del país pasa de República de Hungría a sencillamente Hungría, aunque no deje de ser una república, y hace referencia a la Santa Corona del Rey Esteban, el primer rey de Hungría. Más: hace referencia a "los crímenes inhumanos cometidos contra la nación húngara y sus ciudadanos durante las dictaduras nacionalsocialista y comunista". Menciona explícitamente que la autodeterminación húngara se perdió entre el 19 de marzo de 1955 (invasión soviética) y el el 2 de mayo de 1990 (primeras elecciones libres en la era postsoviética): "No reconocemos la Constitución comunista de 1949 porque ha servido como cimiento de un régimen tiránico. Por esa razón decretamos la legislación derivada de la misma inválida".
Las críticas llovieron de todas partes, desde ONG como la americana Human Rights Watch a la miriada de grupos LGBT, los medios de comunicación convencionales y políticos del mundo entero. Peor, en el Parlamento Europeo fue atacado por violar los valores fundamentales de la democracia y la libertad. Liberales, verdes y socialistas coincidieron en que la Constitución húngara no era un documento democrático. Guy Verhofstadt, líder del grupo liberal europeo, y Daniel Cohn Bendit, líder del grupo ecologista, solicitaron que la UE suspendiera los derechos de voto de Hungría en el Consejo de Europa. El ex comunista Cohn Bendit tuvo el espectacular descaro de comparar a Orbán con Hugo Chávez y Fidel Castro.
Orbán, necesitado con urgencia del crédito de 20.000 millones de euros que amenazaban con negarle, maniobró con promesas de reformas limitadas a la legislación. Pero esa misma semana cien mil húngaros se manifestaron en Budapest en apoyo de su gobierno.
La crisis de los refugiados ha devuelto a Orbán al centro de todas las críticas, de nuevo Hitler del Mes, pero su actitud ante la avalancha refleja, en esencia, el mismo desafío que lanzó al aprobar la constitución: la soberanía nacional. Orbán trata de que el Gobierno sea un reflejo del pueblo húngaro, de lo que quieren los húngaros. Y un gobierno en sintonía con su pueblo es anatema para los globalistas, sobre todo para los de Bruselas. Pero en el proceso está prestando un impagable servicio a Europa al recordar a los europeos lo que son y lo que pueden dejar de ser en un par o tres de generaciones, como una especie de alcalde de Móstoles del Viejo Continente.
Orbán ha tomado medidas, construido vallas, aprobado leyes y dado instrucciones a las fuerzas del orden, al tiempo que censura las políticas autodestructivas que emanan de Bruselas.
Occidente se está suicidando con el aplauso de las élites y quienes se dan cuenta y pueden advertir del peligro son poca cosa para ser escuchados. Pero Orbán es el primer ministro de un Estado miembro de la Unión Europea, elegido democráticamente y con un respaldo que envidian otros líderes de la UE. Puede, como Putin antes de que él, decir cosas que muchos ciudadanos en Europa querrían oír a sus propios líderes. Pero estos líderes están enredados en intereses financieros y compromisos exteriores e interiores que les impiden esta claridad. Orbán se ha asegurado de que puede ser libre y decir lo que piensa.
Es fácil apuntar errores de Orbán, defectos de su partido Fidesz. Los tiene, naturalmente. No repetiremos bastante que no es ningún superhéroe, ni siquiera un supergobernante. Es el hombre que ha dicho "no" a lo que cualquier otro líder occidental hubiera dicho "no"hace menos de medio siglo, pero lo ha dicho cuando hacerlo significaba quedarse solo, oponerse a las élites globales y jugarse mucho más que su puesto.
Pero hay que entender otras cosas, también, del pueblo húngaro, forjado por dos tragedias: el dominio musulmán por los turcos y, recientemente, el dominio soviético. Ante las dos tiranías se alzo desafiante. Hoy lo hace frente a las amenazas de sus propios socios de Bruselas. El preámbulo de sus famosa/infame constitución pide a Dios que bendiga a los húngaros. Ojalá: van a necesitarlo.
También:
> «Si mantenemos la política de invitación a los inmigrantes, la aceptarán»
Bruselas va aún más lejos en su inquina a la nueva Carta Magna de los magiares y la Comisión Europea inicia procedimientos legales contra Hungría, dándole un mes para aplicar los cambios apetecidos por los eurócratas. Hasta la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, airea públicamente su alarma por lo que los húgaros parecen querer mayoritariamente.
¿Qué horrores contenía esa Constitución que no solo critican sus socios, sino que les lleva a amenazar la independencia de Hungría? La reforma constitucional era la promesa clave que llevó al Fidesz a la victoria, y uno de sus objetivos, poner fin al monopolio de hecho que las viejas élites comunistas mantenían sobre el poder. Pero no se limita a eso, y, llegado el momento, aprueba una ley fundamental cuyo preámbulo es una oda a los valores tradicionales, al patriotismo, a la familia y a la libertad. La mención a Dios es la gota que colma el vaso para las élites de Bruselas, que en el preámbulo de su constitución se han negado a reconocer las raíces cristianas de Europa.
La Constitución húngara protege la vida humana desde el el momento de la concepción y define el matrimonio como una unión exclusiva entre hombre y mujer (aunque las parejas del mismo sexo pueden registrarse y disfrutar de ciertas ventajas). El nombre oficial del país pasa de República de Hungría a sencillamente Hungría, aunque no deje de ser una república, y hace referencia a la Santa Corona del Rey Esteban, el primer rey de Hungría. Más: hace referencia a "los crímenes inhumanos cometidos contra la nación húngara y sus ciudadanos durante las dictaduras nacionalsocialista y comunista". Menciona explícitamente que la autodeterminación húngara se perdió entre el 19 de marzo de 1955 (invasión soviética) y el el 2 de mayo de 1990 (primeras elecciones libres en la era postsoviética): "No reconocemos la Constitución comunista de 1949 porque ha servido como cimiento de un régimen tiránico. Por esa razón decretamos la legislación derivada de la misma inválida".
Las críticas llovieron de todas partes, desde ONG como la americana Human Rights Watch a la miriada de grupos LGBT, los medios de comunicación convencionales y políticos del mundo entero. Peor, en el Parlamento Europeo fue atacado por violar los valores fundamentales de la democracia y la libertad. Liberales, verdes y socialistas coincidieron en que la Constitución húngara no era un documento democrático. Guy Verhofstadt, líder del grupo liberal europeo, y Daniel Cohn Bendit, líder del grupo ecologista, solicitaron que la UE suspendiera los derechos de voto de Hungría en el Consejo de Europa. El ex comunista Cohn Bendit tuvo el espectacular descaro de comparar a Orbán con Hugo Chávez y Fidel Castro.
Orbán, necesitado con urgencia del crédito de 20.000 millones de euros que amenazaban con negarle, maniobró con promesas de reformas limitadas a la legislación. Pero esa misma semana cien mil húngaros se manifestaron en Budapest en apoyo de su gobierno.
Refugiados:: segundo desafío
La crisis de los refugiados ha devuelto a Orbán al centro de todas las críticas, de nuevo Hitler del Mes, pero su actitud ante la avalancha refleja, en esencia, el mismo desafío que lanzó al aprobar la constitución: la soberanía nacional. Orbán trata de que el Gobierno sea un reflejo del pueblo húngaro, de lo que quieren los húngaros. Y un gobierno en sintonía con su pueblo es anatema para los globalistas, sobre todo para los de Bruselas. Pero en el proceso está prestando un impagable servicio a Europa al recordar a los europeos lo que son y lo que pueden dejar de ser en un par o tres de generaciones, como una especie de alcalde de Móstoles del Viejo Continente.
Orbán ha tomado medidas, construido vallas, aprobado leyes y dado instrucciones a las fuerzas del orden, al tiempo que censura las políticas autodestructivas que emanan de Bruselas.
Occidente se está suicidando con el aplauso de las élites y quienes se dan cuenta y pueden advertir del peligro son poca cosa para ser escuchados. Pero Orbán es el primer ministro de un Estado miembro de la Unión Europea, elegido democráticamente y con un respaldo que envidian otros líderes de la UE. Puede, como Putin antes de que él, decir cosas que muchos ciudadanos en Europa querrían oír a sus propios líderes. Pero estos líderes están enredados en intereses financieros y compromisos exteriores e interiores que les impiden esta claridad. Orbán se ha asegurado de que puede ser libre y decir lo que piensa.
Es fácil apuntar errores de Orbán, defectos de su partido Fidesz. Los tiene, naturalmente. No repetiremos bastante que no es ningún superhéroe, ni siquiera un supergobernante. Es el hombre que ha dicho "no" a lo que cualquier otro líder occidental hubiera dicho "no"hace menos de medio siglo, pero lo ha dicho cuando hacerlo significaba quedarse solo, oponerse a las élites globales y jugarse mucho más que su puesto.
Pero hay que entender otras cosas, también, del pueblo húngaro, forjado por dos tragedias: el dominio musulmán por los turcos y, recientemente, el dominio soviético. Ante las dos tiranías se alzo desafiante. Hoy lo hace frente a las amenazas de sus propios socios de Bruselas. El preámbulo de sus famosa/infame constitución pide a Dios que bendiga a los húngaros. Ojalá: van a necesitarlo.
También:
> «Si mantenemos la política de invitación a los inmigrantes, la aceptarán»
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Víctor Orbán: Los europeos deben tener hijos, no traer inmigrantes
Durante una sesión del foro demográfico de Budapest, el presidente húngaro, Viktor Orbán, dio un discurso que ya ha sido catalogado por la prensa occidental como "racista" "extremista" e incluso "peligroso"
Orbán, hasta hace poco un desconocido de la política, saltó a primera plana tras negarse a que Hungría acogiese a refugiados. Este alarde de independencia nacional ha molestado en gran medida a los burócratas de Bruselas.
En el Foro Demográfico de Budapest, celebrado este domingo día 22 de noviembre, Viktor Orbán habló claramente de la necesidad de aumentar la natalidad entre los propios europeos y calificó de locura el sustituirla por inmigración africana e islámica. "Europa no puede construir su futuro sobre la inmigración, únicamente puede hacerlo sobre las familias europeas"
Otra de las frases claves pronunciadas por el dirigente húngaro y que molestó en gran medida a los representantes de otros países europeos, que intentaron y de conocidas universidades, que intentaron llevar el tema del foro hacia asuntos como el cambio climático o la multiculturalidad, fue la proclama lanzada por Orbán sobre la necesidad de convertir Hungría en "un estado basado en la familia"
"Siento que debemos hablar claramente de política demográfica, dejando de lado todos los tabúes. El problema demográfico que arrastra Europa es tan serio que hoy en día no tenemos respuesta la pregunta ¿Quién vivirá en Europa en un futuro?"
Para finalizar su discurso, Orbán lanzó un patriótico mensaje refiriéndose a la mentalidad de su propio pueblo: "Nosotros los húngaros creemos los niños aumentan la fuerza de sus padres, la de su familia, y que una generación de niños fuertes aumenta la fuerza de la nación y finalmente de toda nuestra civilización"
>> Orbán insiste en que los refugiados 'son un peligro' para Europa
>> Orbán: 'Hoy en Europa está prohibido decir la verdad'
>> Orbán: ‘Hungría no tiene la necesidad económica de acoger migrantes’
Orbán, hasta hace poco un desconocido de la política, saltó a primera plana tras negarse a que Hungría acogiese a refugiados. Este alarde de independencia nacional ha molestado en gran medida a los burócratas de Bruselas.
En el Foro Demográfico de Budapest, celebrado este domingo día 22 de noviembre, Viktor Orbán habló claramente de la necesidad de aumentar la natalidad entre los propios europeos y calificó de locura el sustituirla por inmigración africana e islámica. "Europa no puede construir su futuro sobre la inmigración, únicamente puede hacerlo sobre las familias europeas"
Otra de las frases claves pronunciadas por el dirigente húngaro y que molestó en gran medida a los representantes de otros países europeos, que intentaron y de conocidas universidades, que intentaron llevar el tema del foro hacia asuntos como el cambio climático o la multiculturalidad, fue la proclama lanzada por Orbán sobre la necesidad de convertir Hungría en "un estado basado en la familia"
"Siento que debemos hablar claramente de política demográfica, dejando de lado todos los tabúes. El problema demográfico que arrastra Europa es tan serio que hoy en día no tenemos respuesta la pregunta ¿Quién vivirá en Europa en un futuro?"
Para finalizar su discurso, Orbán lanzó un patriótico mensaje refiriéndose a la mentalidad de su propio pueblo: "Nosotros los húngaros creemos los niños aumentan la fuerza de sus padres, la de su familia, y que una generación de niños fuertes aumenta la fuerza de la nación y finalmente de toda nuestra civilización"
>> Orbán insiste en que los refugiados 'son un peligro' para Europa
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'Perderemos nuestros valores, habrá más musulmanes y no reconoceremos Europa'
El ministro de Exteriores húngaro, por su parte, ha recordado a Luxemburgo -que ha pedido expulsar a Hungría de la UE- que su país defiende a Europa y que los ciudadanos húngaros son los únicos que pueden decidir con quién quieren vivir, un derecho que "ni los burócratas de Bruselas ni Luxemburgo pueden quitarles".
ORBÁN ALERTA DE LA 'POLÍTICA INGENUA' DE BRUSELAS
"Perderemos nuestros valores, poco a poco habrá cada vez más musulmanes y no reconoceremos Europa". Estas serán las consecuencias -ha advertido el primer ministro húngaro, Viktor Orbán- de la "política ingenua" aplicada por Bruselas. Este lunes en el Parlamento, Orbán ha recordado que el plan de la Unión Europea (UE) para reubicar a los refugiados "lleva a una catástrofe de la civilización europea" y ha vuelto a denunciar la "relación clara" que existe entre el terrorismo y la inmigración ilegal que está azotando al Viejo Continente.
Este martes ha sido el ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, el que se ha visto obligado a recordar que Hungría defiende a Europa después de que su homólogo luxemburgués, Jean Asselborn, haya planteado la posibilidad de expulsar a Hungría de la UE por su política migratoria. Szijjártó ha recordado además que los ciudadanos húngaros son los únicos que pueden decidir con quién quieren vivir, un derecho que "ni los burócratas de Bruselas ni el ministro de Exteriores de Luxemburgo pueden quitarles".
El jefe de la diplomacia luxemburguesa, contagiado por la "generosidad mal entendida" de la canciller alemana Angela Merkel, no entiende que Hungría rechace el sistema de cuotas de refugiados, a pesar de que este -tal y como han denunciado tanto las autoridades polacas como las húngaras- "reduce la soberanía nacional" y "viola las leyes nacionales". Además cabe recordar que, como ha reivindicado en diferentes ocasiones el viceministro polaco de Exteriores, Konrady Szymanski, la decisión de países como Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa de rechazar la acogida de inmigrantes ha sido tomada de acuerdo a la opinión de la mayoría de la población.
En una entrevista en el diario alemán Die Welt, el ministro luxemburgués se ha atrevido a decir que Hungría "no está muy lejos de dar la orden de disparar contra los refugiados". Y todo por defender la forma de vida, la cultura y las tradiciones cristianas de Europa. Pero las acusaciones han ido a más y no ha tenido reparos en señalar que "no podemos tolerar que se vulneren los valores fundamentales de la UE", a pesar de que es precisamente la UE quien quiere aniquilar a las naciones europeas -así lo han denunciado recientemente desde Polonia-.
El ministro húngaro ha mostrado su malestar por estas declaraciones y ha calificado a Asselborn de "frustrado, aleccionador y presuntuoso", a la vez que ha denunciado que "trabaja sin cansancio en erradicar la seguridad de Europa". "Es bastante curioso que Jean Asselborn y el también luxemburgués Jean-Claude Juncker -presidente de al Comisión Europea-, que llegan de la patria de los 'beneficios fiscales', hablen de igualdad de obligaciones", ha añadido Szijjártó.
El país celebrará un referéndum contra esas cuotas el próximo dos de octubre. "¿Quiere que la Unión Europea disponga, sin el consentimiento del Parlamento, sobre el asentamiento de ciudadanos no húngaros en Hungría?", será la pregunta en esa consulta. El Ejecutivo, que pide a los ciudadanos que voten "no", lleva meses alertando de que la llegada de inmigrantes traerá terrorismo y crimen. "Desde el inicio de la crisis migratoria en Europa murieron más de 300 personas en ataques terroristas", "el atentado de París fue cometido por inmigrantes" o "desde el inicio de la crisis migratoria en Europa ha aumentado considerablemente el número de acosos contra las mujeres" son los mensajes más importantes de la campaña de cara al referéndum.
El primer ministro húngaro, consciente de la necesidad de restablecer el orden europeo y de defender al pueblo húngaro de las políticas de Bruselas, anunció el pasado mes de agosto la construcción de una nueva valla más robusta en su frontera sur para proteger el país ante un posible incremento en el número de inmigrantes y refugiados si el acuerdo con Turquía fracasa.
ORBÁN ALERTA DE LA 'POLÍTICA INGENUA' DE BRUSELAS
"Perderemos nuestros valores, poco a poco habrá cada vez más musulmanes y no reconoceremos Europa". Estas serán las consecuencias -ha advertido el primer ministro húngaro, Viktor Orbán- de la "política ingenua" aplicada por Bruselas. Este lunes en el Parlamento, Orbán ha recordado que el plan de la Unión Europea (UE) para reubicar a los refugiados "lleva a una catástrofe de la civilización europea" y ha vuelto a denunciar la "relación clara" que existe entre el terrorismo y la inmigración ilegal que está azotando al Viejo Continente.
Este martes ha sido el ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, el que se ha visto obligado a recordar que Hungría defiende a Europa después de que su homólogo luxemburgués, Jean Asselborn, haya planteado la posibilidad de expulsar a Hungría de la UE por su política migratoria. Szijjártó ha recordado además que los ciudadanos húngaros son los únicos que pueden decidir con quién quieren vivir, un derecho que "ni los burócratas de Bruselas ni el ministro de Exteriores de Luxemburgo pueden quitarles".
El jefe de la diplomacia luxemburguesa, contagiado por la "generosidad mal entendida" de la canciller alemana Angela Merkel, no entiende que Hungría rechace el sistema de cuotas de refugiados, a pesar de que este -tal y como han denunciado tanto las autoridades polacas como las húngaras- "reduce la soberanía nacional" y "viola las leyes nacionales". Además cabe recordar que, como ha reivindicado en diferentes ocasiones el viceministro polaco de Exteriores, Konrady Szymanski, la decisión de países como Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa de rechazar la acogida de inmigrantes ha sido tomada de acuerdo a la opinión de la mayoría de la población.
En una entrevista en el diario alemán Die Welt, el ministro luxemburgués se ha atrevido a decir que Hungría "no está muy lejos de dar la orden de disparar contra los refugiados". Y todo por defender la forma de vida, la cultura y las tradiciones cristianas de Europa. Pero las acusaciones han ido a más y no ha tenido reparos en señalar que "no podemos tolerar que se vulneren los valores fundamentales de la UE", a pesar de que es precisamente la UE quien quiere aniquilar a las naciones europeas -así lo han denunciado recientemente desde Polonia-.
El ministro húngaro ha mostrado su malestar por estas declaraciones y ha calificado a Asselborn de "frustrado, aleccionador y presuntuoso", a la vez que ha denunciado que "trabaja sin cansancio en erradicar la seguridad de Europa". "Es bastante curioso que Jean Asselborn y el también luxemburgués Jean-Claude Juncker -presidente de al Comisión Europea-, que llegan de la patria de los 'beneficios fiscales', hablen de igualdad de obligaciones", ha añadido Szijjártó.
El país celebrará un referéndum contra esas cuotas el próximo dos de octubre. "¿Quiere que la Unión Europea disponga, sin el consentimiento del Parlamento, sobre el asentamiento de ciudadanos no húngaros en Hungría?", será la pregunta en esa consulta. El Ejecutivo, que pide a los ciudadanos que voten "no", lleva meses alertando de que la llegada de inmigrantes traerá terrorismo y crimen. "Desde el inicio de la crisis migratoria en Europa murieron más de 300 personas en ataques terroristas", "el atentado de París fue cometido por inmigrantes" o "desde el inicio de la crisis migratoria en Europa ha aumentado considerablemente el número de acosos contra las mujeres" son los mensajes más importantes de la campaña de cara al referéndum.
El primer ministro húngaro, consciente de la necesidad de restablecer el orden europeo y de defender al pueblo húngaro de las políticas de Bruselas, anunció el pasado mes de agosto la construcción de una nueva valla más robusta en su frontera sur para proteger el país ante un posible incremento en el número de inmigrantes y refugiados si el acuerdo con Turquía fracasa.
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Primer ministro de Hungría dice que”El cristianismo es la última esperanza de Europa”
El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, dijo que “el cristianismo es la última esperanza de Europa“, en un discurso pronunciado el domingo en contra de la migracion de los otros países europeos.
Orban advirtió que los políticos que favorecen la migración en importantes ciudades como Bruselas, Berlín y París, “abrieron el camino para el declive de la cultura cristiana y el avance del Islam”.
“De acuerdo con estimaciones, la proporción de inmigrantes crecerá a un ritmo acelerado en los países europeos a nuestro oeste“, declaró el primer ministro. “Incluso los alemanes de nacimiento están siendo forzados a salir de la mayoría de las grandes ciudades alemanas, pues los migrantes siempre ocupan las grandes ciudades primero“.
El primer ministro habló sobre una Europa occidental superada por los musulmanes y destacó que su gobierno se opondrá a los esfuerzos de migración de las Naciones Unidas y de la Unión Europea.
El político afirmó que el Islam pronto “golpea la puerta de Europa Central”, desde el oeste y el sur del continente.
“Eso significa que la civilización islámica, que siempre considera su vocación de convertir Europa a lo que llama” fe verdadera “, en el futuro, estará golpeando en la puerta de Europa Central no sólo desde el sur, sino también desde el oeste, ella.
Viktor Orban convocó este domingo una alianza global contra la migración, mientras que su partido Fidesz inicia una campaña para las elecciones del 8 de abril y espera una tercera victoria consecutiva. NC.
Vanessa- Cybernauta-Premium
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Hungría desobedecerá a la UE y seguirá castigando a quienes ayuden a entrar a los inmigrantes ilegales
«No retiraremos las leyes que defienden al país y a Europa», ha asegurado el secretario de Estado de Justicia, Pál Völner
El Gobierno de Hungría rechaza derogar una polémica ley que castiga a las personas y organizaciones que ayudan a los inmigrantes que entran en el país de forma ilegal, pese a las amenazas de sanciones de la UE, ha informado este miércoles el Ministerio de Justicia.
«Hungría no retira las leyes que defienden al país y a Europa», ha asegurado el secretario de Estado de Justicia, Pál Völner, según recoge la agencia de noticias oficial MTI.
El Gobierno conservador nacionalista de Hungría responde así oficialmente al procedimiento de infracción que le abrió en julio la Comisión Europea (CE) por esta ley, pues la considera contraria a los valores europeos y estima que vulnera el derecho comunitario.
El polémico paquete de leyes húngaro, aprobado en junio de este año, penaliza con hasta un año de prisión a quien ayude a una persona que haya entrado de forma ilegal en Hungría, siempre y cuando la vida de esa persona no esté en peligro. También castiga ayudar a los inmigrantes irregulares dentro de una franja de ocho kilómetros desde la frontera o por beneficio económico.
Además, prohíbe el asentamiento de ciudadanos no húngaros en Hungría -a excepción de los europeos-, mientras que declara que la composición de la población del país no puede ser modificada «mediante una voluntad externa».
Poco después de aprobar este paquete de leyes, la mayoría gubernamental en el Parlamento también aprobó una ley que impone un impuesto extraordinario del 25% a las ONG que «apoyan la inmigración ilegal».
El Gobierno del primer ministro nacionalista Viktor Orbán se opone a todos los proyectos europeos de acogida de la inmigración ya que opina que los refugiados, a quienes relaciona con el terrorismo, pondrían en peligro la cultura cristiana y europea. Según Völner, en su respuesta a la CE Hungría lamenta que «la Comisión siga siendo abiertamente partidaria de la inmigración, en lugar de funcionar como el guardián de las leyes».
El Gobierno de Hungría rechaza derogar una polémica ley que castiga a las personas y organizaciones que ayudan a los inmigrantes que entran en el país de forma ilegal, pese a las amenazas de sanciones de la UE, ha informado este miércoles el Ministerio de Justicia.
«Hungría no retira las leyes que defienden al país y a Europa», ha asegurado el secretario de Estado de Justicia, Pál Völner, según recoge la agencia de noticias oficial MTI.
El Gobierno conservador nacionalista de Hungría responde así oficialmente al procedimiento de infracción que le abrió en julio la Comisión Europea (CE) por esta ley, pues la considera contraria a los valores europeos y estima que vulnera el derecho comunitario.
El polémico paquete de leyes húngaro, aprobado en junio de este año, penaliza con hasta un año de prisión a quien ayude a una persona que haya entrado de forma ilegal en Hungría, siempre y cuando la vida de esa persona no esté en peligro. También castiga ayudar a los inmigrantes irregulares dentro de una franja de ocho kilómetros desde la frontera o por beneficio económico.
Además, prohíbe el asentamiento de ciudadanos no húngaros en Hungría -a excepción de los europeos-, mientras que declara que la composición de la población del país no puede ser modificada «mediante una voluntad externa».
Poco después de aprobar este paquete de leyes, la mayoría gubernamental en el Parlamento también aprobó una ley que impone un impuesto extraordinario del 25% a las ONG que «apoyan la inmigración ilegal».
El Gobierno del primer ministro nacionalista Viktor Orbán se opone a todos los proyectos europeos de acogida de la inmigración ya que opina que los refugiados, a quienes relaciona con el terrorismo, pondrían en peligro la cultura cristiana y europea. Según Völner, en su respuesta a la CE Hungría lamenta que «la Comisión siga siendo abiertamente partidaria de la inmigración, en lugar de funcionar como el guardián de las leyes».
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Orbán: «Europa es para los europeos y necesita líderes para defenderla»
En el programa de radio «Buenos días, Hungría», el Primer Ministro Viktor Orbán dijo que un mensaje fuerte debe enviarse a Bruselas en las elecciones de la UE: «Queremos un cambio y una Europa que proteja sus fronteras en tierra y mar».
También dijo que «queremos ver líderes en Bruselas que no quieran organizar la migración, sino que quieran detenerla».
El Primer Ministro agregó que hay una «mafia socialdemócrata», que incluye políticos, periodistas y analistas, que están «cargados de dinero» y están trabajando para convencer al mundo de que no se puede hacer nada para detener la migración.
Pero, dijo, resulta que sí se puede hacer algo: cuando Hungría detiene la migración en tierra, el Ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, hace lo mismo en el mar y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, decide construir un muro. estos opositores de la migración «comienzan a ser tratados como figuras de odio».
El Sr. Orbán declaró que «están tratando de imponernos la inmigración», y agregó que Europa necesita líderes para defenderla, porque «Europa Es el hogar de los europeos y Hungría es el hogar de los húngaros».
Dijo que la mayoría de los húngaros «sienten un escalofrío por sus espinas» cuando escuchan a tantos políticos europeos decir que la migración es buena, pero que debería estar mejor organizada de lo que es hoy.
Al preguntársele si hay algún candidato para el puesto de Presidente de la Comisión Europea que apoyaría después de haber retirado su respaldo a Manfred Weber, Orbán dijo que «habrá, después de la elección».
Dijo que dos días después de las negociaciones electorales se iniciará la selección de los futuros líderes europeos, y «Veremos cuánto apoyo ha recibido cada una de las figuras políticas».
Misesreport
También dijo que «queremos ver líderes en Bruselas que no quieran organizar la migración, sino que quieran detenerla».
El Primer Ministro agregó que hay una «mafia socialdemócrata», que incluye políticos, periodistas y analistas, que están «cargados de dinero» y están trabajando para convencer al mundo de que no se puede hacer nada para detener la migración.
Pero, dijo, resulta que sí se puede hacer algo: cuando Hungría detiene la migración en tierra, el Ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, hace lo mismo en el mar y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, decide construir un muro. estos opositores de la migración «comienzan a ser tratados como figuras de odio».
El Sr. Orbán declaró que «están tratando de imponernos la inmigración», y agregó que Europa necesita líderes para defenderla, porque «Europa Es el hogar de los europeos y Hungría es el hogar de los húngaros».
Dijo que la mayoría de los húngaros «sienten un escalofrío por sus espinas» cuando escuchan a tantos políticos europeos decir que la migración es buena, pero que debería estar mejor organizada de lo que es hoy.
Al preguntársele si hay algún candidato para el puesto de Presidente de la Comisión Europea que apoyaría después de haber retirado su respaldo a Manfred Weber, Orbán dijo que «habrá, después de la elección».
Dijo que dos días después de las negociaciones electorales se iniciará la selección de los futuros líderes europeos, y «Veremos cuánto apoyo ha recibido cada una de las figuras políticas».
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Vanessa- Cybernauta-Premium
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Viktor Orbán arrasa en las elecciones europeas de Hungría con sus políticas antiinmigración ilegal
Los húngaros aplauden su defensa de una Europa sin inmigrantes ilegales
El partido Fidesz, de Viktor Orbán, habría arrasado en las elecciones europeas al lograr el 55% de los votos, logrando 14 de los 21 escaños que pertenecen a Hungría en el Parlamento Europeo.
Según ha adelantado el instituto demoscópico Nézöpont, la gran mayoría de húngaros habrían apoyado las políticas de Viktor Orbán, obteniendo dos escaños más que los que tienen actualmente, sumando un 4% más que en las elecciones europeas de 2014.
Por su parte, el resto de escaños serán repartidos entre la Coalición Democrática (11 % de los votos), el Partido Socialista (10 %), el xenófobo Jobbik (9 %) y el partido centrista y liberal Momentun, que obtendría un escaño.
Hay que recordar que el Partido Popular Europeo suspendió el pasado mes de marzo la pertenencia al grupo Fidesz por su posición contra la inmigración ilegal y por rechazar las políticas que defiende Bruselas.
No se descarta que Viktor Orbán sume fuerzas con Marine Le Pen, que ha ganado en Francia y con Matteo Salvini, que con casi toda seguridad también ganará en Italia.
Mi enhorabuena.
El partido Fidesz, de Viktor Orbán, habría arrasado en las elecciones europeas al lograr el 55% de los votos, logrando 14 de los 21 escaños que pertenecen a Hungría en el Parlamento Europeo.
Según ha adelantado el instituto demoscópico Nézöpont, la gran mayoría de húngaros habrían apoyado las políticas de Viktor Orbán, obteniendo dos escaños más que los que tienen actualmente, sumando un 4% más que en las elecciones europeas de 2014.
Por su parte, el resto de escaños serán repartidos entre la Coalición Democrática (11 % de los votos), el Partido Socialista (10 %), el xenófobo Jobbik (9 %) y el partido centrista y liberal Momentun, que obtendría un escaño.
Hay que recordar que el Partido Popular Europeo suspendió el pasado mes de marzo la pertenencia al grupo Fidesz por su posición contra la inmigración ilegal y por rechazar las políticas que defiende Bruselas.
No se descarta que Viktor Orbán sume fuerzas con Marine Le Pen, que ha ganado en Francia y con Matteo Salvini, que con casi toda seguridad también ganará en Italia.
Mi enhorabuena.
Internauta- Cybernauta-Master
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Hungría defiende Europa del plan Kalergi
Porque la verdad nos hará un poco más libre a todos.
Melquiades- Cybernauta-Master
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