Una musulmana insulta a una estudiante española en Palma por llevar pantalón corto. “España es de los emiratos”, gritó la mora

Unos pantalones “demasiado cortos” serían el motivo de una acalorada discusión en Palma de Mallorca. Una mujer musulmana, de unos 45 años, se enfrentó a una joven a las puertas de la biblioteca de Sa Riera porque no le parecían de buen gusto sus ‘shorts’. La increpó por ello y enseguida el resto de estudiantes se animaron a defender a la española.

El vídeo de lo ocurrido lo grabó Iván Rodríguez, un mallorquín que decidió no quedarse callado ante la reprimenda de la musulmana y se encaró con ella sin perder las formas. Según explica él en YouTube, donde ha colgado la discusión, la postura de los estudiantes fue la de defender la libertad de pensamiento y con la grabación queda constancia de ello.

La musulmana también se quejó de la metodología que aplicaban en uno de los cursos que se imparten en Sa Riera. “Ahí empezó a defender algunas costumbres del Islam que en España, mayoritariamente, no compartimos”, comenta Iván.

“Estos hoteles son de los emiratos, España es de lo emiratos… ¿por qué me viene una desnuda a insultarme a mí?”, gritaba la mujer fuera de sí a las puertas de la biblioteca. Los estudiantes trataron de hacerla entrar en razón diciéndole que cada uno ponía ir vestido como quisiera. Luego el vídeo se corta y en el siguiente plano ya se ve a la chica de los ‘shorts’ alejándose mientras insulta a la musulmana y esta última amenazaba con llamar a la policía.

Alrededor de la mujer árabe se montó una especie de corralito y un joven, ‘Pablete’, se acercó a ella para tratar calmarla sin mucho éxito. La musulmana después empezó a quejarse de que había que arreglar la universidad – Sa Riera pertenece a la Universitat de les Illes Balears- y ofreció argumentos incongruentes para tratar de cargarse de razón.

La musulmana pedía respeto constantemente y otra chica le echó en cara que precisamente es cuestión de respeto el poder ir como quiera cada uno. Aquí perdió los nervios la árabe y afirmó que si ella los subvencionaba – “si viven de mi dinero”- debían ponerse pañuelo. De ahí se derivó a debatir sobre quién contribuía más con sus impuestos y quién tenía más derechos a residir en Mallorca. El festival de reproches vacíos acabó con otro muchacho despidiéndose de la musulmana a grito de: “Esto es España, coño”.

Que puto asco de moros, que puto asco de moras y que puto asco de moritos.

A mi también me ofende tener que cruzarme con estas moras vestidas de fantoches que solo parecen sacos de basuras con patas y degrandan nuestra tierra y nuestras costumbres.

Pues si no les gustan nuestras costumbres tanto mejor. Así que ya saben lo que tienen que hacer coger las maletas y marcharse de nuevo a su país.... porque ni los hemos llamado, ni los queremos ni mucho menos lo necesitamos para nada....solo están aquí para chuparse nuestro bienestar, gracia a los medios y los políticos tan corruptos y criminales que tenemos

Escoria que ensucia nuestro amado suelo español, a tu puto país a pedir derechos y no quieras venir a quitarnos los nuestros.

De la calle vendrán de quien tu propia casa te echará porque por la caridad nos han metido esta peste
Gracias políticos pusilánimes y corruptos.

De esto los medios de manipulación y desinformación del sistema no dicen nada de nada,¡qué credibilidad tienen estos canallas!

Si nuestra forma de vestir no os gusta a nosotros no nos gusta la vuestra, así que os invitamos a que salgáis lo más pronto posible de nuestro país y regresar al vuestro, allí seguro no os ofenderemos ni ustedes a nosotros tampoco.

Se puede saber que coño hace una mora con todos esos trapajos e insultando a las personas en mi país!!

Primero Piden, Segundo exigen,Tercero Imponen

Lo tragico es que la gente que pasaba y vio el espectaculo no recriminara a la mora que esto es España y que aqui rigen leyes, leyes que permiten ir a una mujer con minifalda si la da la gana.

Como no van a invadir Europa esta peste que están metiendo día a día también. Si se lo dan todo hecho y vienen a vivir del cuento a España y los españoles cargados a impuestos para mantener a toda estos parásistos y los culpables de todo son la mierda de los políticos y los periodistas que están viviendo del cuento a costa de los españoles quien va echar del país ahora a toda esta peste que están metiendo y dándoselo todo hecho quien tendrá que levantarse para echar toda esta basura que aquí se está recogiendo una verdadera pena y un asco de políticos y periodistas los verdaderos culpables.

Sois unos abusadores Moros de mierda solamente pensais en vosotros y a los Españoles que nos den que hijos de puta desde luego no sois agradecidos vais a pagar lo que estais haciendo cabrones el Karma no se queda con nada de nadie

Vienen a España a vivir cojonudamente sin trabajar, sanidad y colegios gratis todo a costa de nuestros impuestos, exigen concesiones con arreglo a sus creencias, alimentación y su forma de vestir, quieren que seamos nosotros los que nos adoptemos a éllos y no al contrario y no contentos con todo esto masacran en nuestra casa, pues estamos tardando en expulsarlos a todos y no consentir la entrada a ninguno sin haber realizado una investigación profunda de que quiere venir.

Asombra la osadez de esta gente, anda a un país musulman a decirle algo a una mora o moro, no vuelves vivo... sí tanto les molestan las costumbres de Occidente vayanse a su maldito oriente y no vuelvan mas.

Pues lo tienen muy fácil, si no les gustan nuestra forma de vida que regresen a sus países que ya bastante tenemos mantener a tanto parásito moruno.

Nótese la diferencia. Una mujer musulmana increpa a una joven a las puertas de una biblioteca en Palma porque no le parecían de buen gusto sus ‘shorts’. La increpó con saña y no nos hubiésemos enterado de no ser porque alguien grabó la secuencia. Imagine ahora el lector un cambio en el papel de las dos protagonistas, sin que al caso haga falta que nos traslademos a un país de obediencia musulmana. Imaginemos, aquí en España, a una joven o a un joven autóctono siendo grabados mientras increpan a una mora por su siniestra vestimenta. ¿Cuánta más repercusión social no habría tenido ese supuesto caso? ¿Existiría un sólo español sin enterarse de este flagrante caso de “islamofobia”? ¿Cuántas alusiones al suceso no habrían sido hechas en las principales cadenas televisivas? ¿Cuántos más resultados de búsqueda se habrían producido en Google? ¿Cuántos interfectos habrían hecho falta para saldar la deuda moral con la musulmana? ¿Cuánto habría tardado la policía en identificar y poner al agresor en las punitivas manos de algún fiscal del odio?

Ha ocurrido sin embargo lo de casi siempre; es decir, que una europea ha sido atacada verbalmente por vestir conforme a las costumbres locales. Y también como casi siempre, el agresor (en este caso, la agresora) verá diluida su responsabilidad en el mar del olvido.

Si un español cualquiera atacara de una forma tan salvaje la forma primitiva de vida de una musulmana, incurriría en un delito de odio. Pero si es al revés, el atacante queda exento de cualquier responsabilidad penal. La islamofobia como delito de Odio fue creada para amordazar la respuesta política al plan establecido por las élites mundialistas para el reemplazo demográfico en Occidente. Las leyes españolas carecen de respuesta efectiva cuando la víctima es seleccionada por algún moro o por alguna mora a causa de su conexión, relación, afiliación, apoyo o pertenencia real o supuesta a la cultura todavía mayoritaria en nuestro país. La posición de las instituciones democráticas europeas es la de ceder continuamente ante los musulmanes. Cuando se produce algún caso difícilmente justificable, pongamos una agresión física o verbal como la de Palma, entonces el asunto queda reducido al nivel de anécdota. La motivación racista nunca cuenta si el agresor no es español. Si matan a los nuestros en nombre de Alá, nos dicen que se trata de una desviación y patología que aqueja al islam, como han aquejado y aquejan a otras religiones. Por consiguiente, si los actos violentos que tienen como destinatarios a los de casa son sistemáticamente atenuados, cuando no justificados, es del todo lógico que los musulmanes en Occidente estén cada vez más envalentonados y nos observen cada vez con menos respeto.

Un principio de la psicología islámica determina que los gestos de liviandad hacia ellos son interpretados como muestras de debilidad y cobardía. Los dirigentes europeos nunca reconocerán esta premisa básica. Y así nos va y así de peor nos irá yendo cuando empiecen a sentirse dueños del territorio, como de facto ya lo son en las ciudades autonómicas de Ceuta y Melilla, donde la población española ha quedado reducida a un puñado de funcionarios y otro puñado de desahuciados que vivaquean como almas en pena.

Lo apunta muy certeramente Lola, una de las más fecundas participantes en el mejor foro identitario de España: el de esta casa. Obsérvese en el vídeo el control que ya ejercen sobre todos nosotros. La mora espeta furiosa y desafiante a la joven española: “Llama a la policía”. Su seguridad está muy bien sustentada. Sabe bien de qué parte están las corrompidas instituciones políticas y los agentes a su servicio. Sabe que los jueces, salvo reducidas excepciones, no se atreverían a condenarla nunca en tanto mujer y musulmana. Sabe que pueden invadirnos impunemente y que incluso nos aprestamos a recogerlos en aguas internacionales para que sean mantenidos con el dinero que los políticos niegan a nuestros compatriotas. Saben que son un arma de incalculable potencial para los arquitectos del nuevo orden. El tono imperativo con el que exhorta a la joven española a llamar a la policía refleja sobre todo la seguridad que siente y la sensación de dominio desde la que nos contempla. Comprenderán todos ustedes el por qué mi creciente desafección hacia los funcionarios uniformados del Estado, en otros tiempos tan queridos y admirados por nosotros.

Si las vomitivas imágenes pueden servir de algo es de aviso a navegantes. A la vuelta de dos o tres esquinas generacionales, las jóvenes españolas serán igual de maltratadas en plena calle, pero no por llevar pantalones cortos, si no por dejar de llevar el chador. Si no estuvieran tan intelectualmente enclaustradas y tan henchidas de prejuicios feministas, tendrían ya que darse cuenta del porvenir que les espera. Pero no sólo a ellas.

Si el valor de los españoles no estuviese tan castrado, si hubiese para ellos vida más allá del fútbol, si el sentido perdurable de las cosas valiese más que un tatuaje, si no fuesen presas tan fáciles para las fauces afiladas del Sistema, si la telebasura dejase de tener para ellos el efecto amnésico del opio, entonces, tal vez entonces, contemplarían el vídeo de Mallorca con otros ojos y con la perspectiva que les ha sido cercenada.