La NASA lanza su sonda al Sol
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La NASA lanza su sonda al Sol
El lanzamiento está programado para las 3:53 a.m. (EDT) de este 11 de agosto de 2018, a bordo del cohete Delta IV Heavy y desde la Estación de la Fuerza Aérea Cabo Cañaveral en Florida. La nave (Parker Solar Probe), del tamaño de un coche pequeño, viajará hacia la infernal atmósfera solar en un complejo procedimiento que la llevará a situarse a solo 6 millones de kilómetros de la superficie de nuestra estrella, enfrentando calor y radiación que ninguna otra nave hecha por el hombre ha enfrentado jamás.
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Las imágenes del Sol más cercanas muestran un fenómeno nunca visto: hogueras o minierupciones
La pandemia complicó la puesta en marcha de los instrumentos de la nave Solar Orbiter, lanzada el 10 de febrero. Los ingenieros han trabajado durante semanas en remoto ante el cierre del Centro de Operaciones de la ESA y la imposibilidad de salir de sus países
Mientras en la Tierra nos enfrentamos a la mayor pandemia de las últimas décadas, una nave espacial ha estado viajando rumbo al Sol. Solar Orbiter despegó el pasado 10 de febrero, justo cuando empezaban a notificarse los primeros casos de coronavirus en Europa, y hoy, tras cuatro meses de comprobaciones técnicas, ofrece las imágenes más cercanas de nuestra estrella tomadas hasta ahora.
Unas imágenes que, según han explicado esta mañana los responsables de esta misión conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA, han permitido observar un fenómeno que no había sido visto hasta ahora cerca de la superficie de nuestra estrella. Se trata de innumerables minierupciones solares, llamadas de manera informal hogueras.
Estos primeros resultados, dice Daniel Müller, científico de la misión en la ESA, "han superado las expectativas". "No son más que las primeras imágenes y ya podemos ver nuevos fenómenos de interés. Juntos, los 10 instrumentos de la nave ofrecen una visión integral del Sol y el viento solar, y confiamos en que nos ayudará a responder a preguntas de gran calado sobre el Sol".
Las hogueras que aparecen en el primer conjunto de imágenes fueron fotografiadas cuando la nave estaba a 77 millones de kilómetros del Sol. Según ha explicado David Berghmans, del Real Observatorio de Bélgica (ROB) e investigador principal de la Cámara de Imagen del Ultravioleta Extremo (EUI) con la que se tomaron las fotos, "estas hogueras son como parientes menores de las fulguraciones solares que pueden observarse desde la Tierra, pero entre millones y miles de millones de veces más pequeñas". Y es que aunque "a primera vista, puede que el Sol parezca inmóvil, en cuanto se observa con detalle podemos apreciar estas pequeñas erupciones por todas partes".
A lo largo de la misión, investigarán si estas hogueras son versiones en pequeño de esas grandes fulguraciones o se originan por mecanismos diferentes. Una de las hipótesis, es que esas minierupciones podrían contribuir a uno de los fenómenos más enigmáticos de nuestra estrella: el calentamiento de la corona solar. Se trata de la capa más externa de la atmósfera del Sol, y pese a ello, es un auténtico infierno: su temperatura supera el millón de grados mientras que la superficie del Sol, que en teoría debería ser más calurosa, sólo está a 5.500 grados.
PRUEBAS DE LOS INSTRUMENTOS DESDE CASA
"Esta misión pasará a la historia por ser la primera en ponerse en funcionamiento desde nuestras casas", señala Javier Rodríguez-Pacheco Martín, de la Universidad de Alcalá de Henares, uno de los científicos españoles que forman parte del equipo internacional de Solar Orbiter. Y es que pese a la satisfacción por las primeras imágenes, los científicos de esta misión de 1.500 millones de euros no ocultan la inquietud que vivieron durante la crisis del coronavirus y las dificultades a las que tuvieron que hacer frente para poner en marcha los instrumentos desde el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de Darmstadt (Alemania), donde se controlan las misiones europeas y donde, como contaba hace unos días Sylvain Lodiot, responsable de operaciones de la Solar Orbiter en la ESA, hacen falta un gran número de científicos sobre el terreno para cada uno de los equipos de los 10 instrumentos que lleva la nave.
En primer lugar, se impidió por motivos de seguridad el acceso a los científicos italianos procedentes de Piamonte y Lombardía, las regiones más afectadas al inicio de la pandemia. La medida fue un revés para la misión ya que el equipo germano-italiano es el que gestiona el cronógrafo METIS, un importante instrumento que mide las emisiones de la corona solar.
Por otro lado, los científicos e ingenieros que en circunstancias normales habrían viajado al Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de Darmstadt (Alemania) tuvieron que quedarse en sus países tras decretar los confinamientos de la población. Además, a finales de marzo hubo que abandonar las salas de control de alta tecnología de ESOC tras la detección de varios casos de coronavirus entre los empleados.
De manera improvisada hubo que trabajar en casa, de forma remota, lo que dificultó el complejo proceso de pruebas y puesta en marcha de la decena de instrumentos que lleva la nave. Afortunadamente, durante las primeras semanas, las más importantes, pudieron trabajar más o menos con normalidad.
"Hemos pasado momentos angustiosos e incluso durante un corto periodo de tiempo nuestros instrumentos tuvieron que ser apagados para que no sufriesen ningún daño imprevisto. Sin embargo, gracias al esfuerzo de todos y particularmente del personal de la ESA en ESOC, hemos conseguido sacarlo todo adelante en tiempo y forma", asegura Rodríguez-Pacheco, investigador principal del Detector de Partículas Energéticas (EPD), uno de los instrumentos de la nave.
LA FASE CIENTÍFICA, A FINALES DE 2021
Nunca antes se habían tomado imágenes del Sol a tan poca distancia pues, como ha explicado durante la presentación, Holly Gilbert, de la NASA, la nave Parker de la agencia espacial de EEUU se ha acercado más pero no llevaba cámaras para tomar este tipo de fotografías. Durante su primer acercamiento al Sol, Solar Orbiter se situó a 77 millones de kilómetros de su superficie, que es aproximadamente la mitad de la distancia entre la Tierra y el Sol. Ahora se encuentra a 160 millones de kilómetros de nosotros, inmersa en su fase de crucero (y con sus telescopios apagados) y ajustando su órbita para obtener la primera vista de los polos solares y acercarse más a nuestra estrella. Será entonces cuando emprenda la fase científica, que comenzará en noviembre 2021.
En su máximo acercamiento a nuestra estrella, esta nave que cuenta con una importante participación española se situará a unos 42 millones de kilómetros de la superficie del Sol, más cerca de lo que se halla el planeta Mercurio.
"El mayor potencial de Solar Orbiter se alcanzará cuando estén todos sus instrumentos encendidos y seamos capaces de correlacionar lo que los telescopios observan con lo que los instrumentos in situ detectan alrededor de la nave. Esto ocurrirá en tres periodos concretos de la órbita: habrá una ventana durante la máxima aproximación al Sol y dos durante las observaciones desde fuera del plano de la eclíptica, donde se encuentra el Sol y los objetos del Sistema Solar, por lo que por primera vez seremos capaces de observar con detenimiento los polos solares y a la vez detectar los campos electromagnéticos y partículas cargadas que nuestra estrella continuamente emite", detalla Javier Rodríguez-Pacheco.
PRIMER MAPA MAGNÉTICO AUTÓNOMO DEL SOL
La participación de nuestro país en la misión se plasma también en el instrumento SO/PHI, que ha sido desarrollado en 40% por el equipo español y que ya ha obtenido el primer mapa magnético autónomo del Sol, tal y como señala José Carlos del Toro Iniesta, del Instituto de Astrofísica de Andalucía en Granada, y coinvestigador principal de la Cámara de Imagen Polarimétrica y Heliosísmica (PHI). Este instrumento mide la composición y la distribución de las partículas energéticas del Sol en las inmediaciones de la nave.
Además de los instrumentos de la Universidad de Alcalá de Henares y del Instituto de Astrofísica de Andalucia (IAA-CSIC), han participado en la misión el INTA, las universidades Politécnica de Madrid, de Barcelona y de Valencia, y el Instituto de Astrofísica de Canarias. También han suministrado componentes para la nave las empresas españolas CASA, Sener, Rymsa (Tryo), TAS-E, Crisa y CNM.
https://www.elmundo.es
Mientras en la Tierra nos enfrentamos a la mayor pandemia de las últimas décadas, una nave espacial ha estado viajando rumbo al Sol. Solar Orbiter despegó el pasado 10 de febrero, justo cuando empezaban a notificarse los primeros casos de coronavirus en Europa, y hoy, tras cuatro meses de comprobaciones técnicas, ofrece las imágenes más cercanas de nuestra estrella tomadas hasta ahora.
Unas imágenes que, según han explicado esta mañana los responsables de esta misión conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA, han permitido observar un fenómeno que no había sido visto hasta ahora cerca de la superficie de nuestra estrella. Se trata de innumerables minierupciones solares, llamadas de manera informal hogueras.
Estos primeros resultados, dice Daniel Müller, científico de la misión en la ESA, "han superado las expectativas". "No son más que las primeras imágenes y ya podemos ver nuevos fenómenos de interés. Juntos, los 10 instrumentos de la nave ofrecen una visión integral del Sol y el viento solar, y confiamos en que nos ayudará a responder a preguntas de gran calado sobre el Sol".
Las hogueras que aparecen en el primer conjunto de imágenes fueron fotografiadas cuando la nave estaba a 77 millones de kilómetros del Sol. Según ha explicado David Berghmans, del Real Observatorio de Bélgica (ROB) e investigador principal de la Cámara de Imagen del Ultravioleta Extremo (EUI) con la que se tomaron las fotos, "estas hogueras son como parientes menores de las fulguraciones solares que pueden observarse desde la Tierra, pero entre millones y miles de millones de veces más pequeñas". Y es que aunque "a primera vista, puede que el Sol parezca inmóvil, en cuanto se observa con detalle podemos apreciar estas pequeñas erupciones por todas partes".
A lo largo de la misión, investigarán si estas hogueras son versiones en pequeño de esas grandes fulguraciones o se originan por mecanismos diferentes. Una de las hipótesis, es que esas minierupciones podrían contribuir a uno de los fenómenos más enigmáticos de nuestra estrella: el calentamiento de la corona solar. Se trata de la capa más externa de la atmósfera del Sol, y pese a ello, es un auténtico infierno: su temperatura supera el millón de grados mientras que la superficie del Sol, que en teoría debería ser más calurosa, sólo está a 5.500 grados.
PRUEBAS DE LOS INSTRUMENTOS DESDE CASA
"Esta misión pasará a la historia por ser la primera en ponerse en funcionamiento desde nuestras casas", señala Javier Rodríguez-Pacheco Martín, de la Universidad de Alcalá de Henares, uno de los científicos españoles que forman parte del equipo internacional de Solar Orbiter. Y es que pese a la satisfacción por las primeras imágenes, los científicos de esta misión de 1.500 millones de euros no ocultan la inquietud que vivieron durante la crisis del coronavirus y las dificultades a las que tuvieron que hacer frente para poner en marcha los instrumentos desde el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de Darmstadt (Alemania), donde se controlan las misiones europeas y donde, como contaba hace unos días Sylvain Lodiot, responsable de operaciones de la Solar Orbiter en la ESA, hacen falta un gran número de científicos sobre el terreno para cada uno de los equipos de los 10 instrumentos que lleva la nave.
En primer lugar, se impidió por motivos de seguridad el acceso a los científicos italianos procedentes de Piamonte y Lombardía, las regiones más afectadas al inicio de la pandemia. La medida fue un revés para la misión ya que el equipo germano-italiano es el que gestiona el cronógrafo METIS, un importante instrumento que mide las emisiones de la corona solar.
Por otro lado, los científicos e ingenieros que en circunstancias normales habrían viajado al Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de Darmstadt (Alemania) tuvieron que quedarse en sus países tras decretar los confinamientos de la población. Además, a finales de marzo hubo que abandonar las salas de control de alta tecnología de ESOC tras la detección de varios casos de coronavirus entre los empleados.
De manera improvisada hubo que trabajar en casa, de forma remota, lo que dificultó el complejo proceso de pruebas y puesta en marcha de la decena de instrumentos que lleva la nave. Afortunadamente, durante las primeras semanas, las más importantes, pudieron trabajar más o menos con normalidad.
"Hemos pasado momentos angustiosos e incluso durante un corto periodo de tiempo nuestros instrumentos tuvieron que ser apagados para que no sufriesen ningún daño imprevisto. Sin embargo, gracias al esfuerzo de todos y particularmente del personal de la ESA en ESOC, hemos conseguido sacarlo todo adelante en tiempo y forma", asegura Rodríguez-Pacheco, investigador principal del Detector de Partículas Energéticas (EPD), uno de los instrumentos de la nave.
LA FASE CIENTÍFICA, A FINALES DE 2021
Nunca antes se habían tomado imágenes del Sol a tan poca distancia pues, como ha explicado durante la presentación, Holly Gilbert, de la NASA, la nave Parker de la agencia espacial de EEUU se ha acercado más pero no llevaba cámaras para tomar este tipo de fotografías. Durante su primer acercamiento al Sol, Solar Orbiter se situó a 77 millones de kilómetros de su superficie, que es aproximadamente la mitad de la distancia entre la Tierra y el Sol. Ahora se encuentra a 160 millones de kilómetros de nosotros, inmersa en su fase de crucero (y con sus telescopios apagados) y ajustando su órbita para obtener la primera vista de los polos solares y acercarse más a nuestra estrella. Será entonces cuando emprenda la fase científica, que comenzará en noviembre 2021.
En su máximo acercamiento a nuestra estrella, esta nave que cuenta con una importante participación española se situará a unos 42 millones de kilómetros de la superficie del Sol, más cerca de lo que se halla el planeta Mercurio.
"El mayor potencial de Solar Orbiter se alcanzará cuando estén todos sus instrumentos encendidos y seamos capaces de correlacionar lo que los telescopios observan con lo que los instrumentos in situ detectan alrededor de la nave. Esto ocurrirá en tres periodos concretos de la órbita: habrá una ventana durante la máxima aproximación al Sol y dos durante las observaciones desde fuera del plano de la eclíptica, donde se encuentra el Sol y los objetos del Sistema Solar, por lo que por primera vez seremos capaces de observar con detenimiento los polos solares y a la vez detectar los campos electromagnéticos y partículas cargadas que nuestra estrella continuamente emite", detalla Javier Rodríguez-Pacheco.
PRIMER MAPA MAGNÉTICO AUTÓNOMO DEL SOL
La participación de nuestro país en la misión se plasma también en el instrumento SO/PHI, que ha sido desarrollado en 40% por el equipo español y que ya ha obtenido el primer mapa magnético autónomo del Sol, tal y como señala José Carlos del Toro Iniesta, del Instituto de Astrofísica de Andalucía en Granada, y coinvestigador principal de la Cámara de Imagen Polarimétrica y Heliosísmica (PHI). Este instrumento mide la composición y la distribución de las partículas energéticas del Sol en las inmediaciones de la nave.
Además de los instrumentos de la Universidad de Alcalá de Henares y del Instituto de Astrofísica de Andalucia (IAA-CSIC), han participado en la misión el INTA, las universidades Politécnica de Madrid, de Barcelona y de Valencia, y el Instituto de Astrofísica de Canarias. También han suministrado componentes para la nave las empresas españolas CASA, Sener, Rymsa (Tryo), TAS-E, Crisa y CNM.
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