Es el comunismo peor que el nazismo
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Es el comunismo peor que el nazismo
Cuando la gente describe a individuos o regímenes malvados y genocidas, las palabras "NAZI" y "FASCISMO" generalmente vienen a la mente pero casi nunca "COMUNISMO". El Comunismo es responsable de la muerte de más de setenta millones (70.000.000) de personas en China, 20 millones (20.000.000) en la Unión Soviética, y casi un tercio de toda la población de Camboya.
Los comunistas han esclavizado a naciones enteras: Rusia, Vietnam, China, Corean del Norte...
Esto plantea la pregunta, ¿por qué el COMUNISMO no es tan odiado como el fascismo o el nazismo?
1. Educación Moderna
Existe una ignorancia generalizada sobre el pasado comunista y falta de educación sobre sus actividades despiadadas. Mientras que las personas que ideológicamente están en la derecha y en la izquierda, ambas detestan al fascismo y al nazismo. Y abiertamente enseñan su historia malvada, como enemigos reconocidos. Pero tanto los de izquierda como los de derecha parece también estar alienados en casi nunca enseñar los males de la historia comunista.
2. El holocausto
Los Nazis llevaron a cabo el holocausto. Una de las historias más grotescas en la historia de la humanidad. El acorralamiento de prácticamente todos los judíos; hombres, mujeres y niños... Y enviándoles a morir; uno de los peores crímenes de la historia del hombre. Los comunistas mataron a mucho más gente que los nazis pero se diferenció del Holocausto en la sistematización del genocidio. La singularidad del Holocausto aseguró que el Nazismo tenga un peor nombre que el Comunismo.
3. Teoría e Ideales
El Comunismo se basa en teorías que suenan bien. El Nazismo no tiene esto, se basa en teorías que suenan atroces. Todos nosotros, incluyendo a los intelectuales, podemos ser fácilmente seducidos por "palabras" o enlabios; y el lenguaje agradable es el velo bajo el cual se esconde el comunismo. La gente considera las atrocidades nazis correctamente como el resultado inevitable del fascismo, pero descartan los males del comunismo como perversiones del "verdadero comunismo".
4. Propiedad y Aceptación
El gobierno alemán ha expuesto los males del partido Nazi y ha cargado la responsabilidad de su pasado al país, dedicando monumentos a las víctimas y jurando aprender de sus errores. Los rusos no han hecho nada similar con respecto a los horrores cometidos por Lenin o Stalin. Por el contrario, Lenin, el padre del comunismo soviético, todavía es ámpliamente venerado en Rusia. Mao Zedong, el dictador comunista, sigue siendo venerado en China. Y el partido comunista chino nunca la gran hambruna china. El movimiento de reforma agraria en países comunistas. La masacre de la Plaza de Tiananmen. La destrucción de templos y monasterios en el Tíbet y el exilio del Dalai Lama. La persecusión a los practicantes de Falun Dafa. Así que mientras China, Vietnam, Cuba y Corea del Norte no reconozcan sus malas acciones. La verdadera naturaleza del Comunismo permanecerá en las sombras. Y las víctimas asesinadas permanecerán olvidadas.
5. Objetivo de Exterminio
Ya que el Comunismo mayormente apunta a asesinar a su propia gente y, posteriormente, oculta toda la información, el mundo desconoce su verdadera brutalidad. Los Nazis, por otro lado, mataron a muy pocos alemanes de su clase. Porque creían que la sangre alemana era valiosa y no debía derramarse. La opinión mundial considera que el asesinato de los miembros del mismo grupo es mucho menos notable que el asesinato de extranjeros.
6. La Validez de la Guerra de Vietnam
Debido a la indecisión global con respecto a la validez de guerras como la Guerra de Vietnam, es una opinión popular que la última "guerra buena" fue la de la segunda Guerra Mundial, que luchó por supuesto, contra los nazis. Debido a las bajas civiles y a los crímenes de guerra cometidos en ambos lados, la guerra estadounidense contra la Vietnam comunista es ámpliamente como atroz e inmoral. Pero, ¿nos impide esto reconocer los horrores genuinos del comunismo? ¿Acaso permanecer en silencio frente al mal no significa que le estamos dando consentimiento? Le debemos a las víctimas del comunismo, saber más sobre lo que les sucedió, por qué sucedió y cómo podría evitarse en el futuro. No es hasta que admitamos y aprendamos de nuestros errores del pasado, que realmente podamos crear un mundo mejor. Peor que ser asesinado o esclavizado, es un mundo que no recuerda que una vez lo fuiste.
NO OLVIDEMOS A LOS CAÍDOS, Y AYUDEMOS A CONSTRUIR EL FUTURO.
>>> La verdad del fundador de comunismo: una vida de burdeles, borracheras y criadas
Los comunistas han esclavizado a naciones enteras: Rusia, Vietnam, China, Corean del Norte...
Esto plantea la pregunta, ¿por qué el COMUNISMO no es tan odiado como el fascismo o el nazismo?
1. Educación Moderna
Existe una ignorancia generalizada sobre el pasado comunista y falta de educación sobre sus actividades despiadadas. Mientras que las personas que ideológicamente están en la derecha y en la izquierda, ambas detestan al fascismo y al nazismo. Y abiertamente enseñan su historia malvada, como enemigos reconocidos. Pero tanto los de izquierda como los de derecha parece también estar alienados en casi nunca enseñar los males de la historia comunista.
2. El holocausto
Los Nazis llevaron a cabo el holocausto. Una de las historias más grotescas en la historia de la humanidad. El acorralamiento de prácticamente todos los judíos; hombres, mujeres y niños... Y enviándoles a morir; uno de los peores crímenes de la historia del hombre. Los comunistas mataron a mucho más gente que los nazis pero se diferenció del Holocausto en la sistematización del genocidio. La singularidad del Holocausto aseguró que el Nazismo tenga un peor nombre que el Comunismo.
3. Teoría e Ideales
El Comunismo se basa en teorías que suenan bien. El Nazismo no tiene esto, se basa en teorías que suenan atroces. Todos nosotros, incluyendo a los intelectuales, podemos ser fácilmente seducidos por "palabras" o enlabios; y el lenguaje agradable es el velo bajo el cual se esconde el comunismo. La gente considera las atrocidades nazis correctamente como el resultado inevitable del fascismo, pero descartan los males del comunismo como perversiones del "verdadero comunismo".
4. Propiedad y Aceptación
El gobierno alemán ha expuesto los males del partido Nazi y ha cargado la responsabilidad de su pasado al país, dedicando monumentos a las víctimas y jurando aprender de sus errores. Los rusos no han hecho nada similar con respecto a los horrores cometidos por Lenin o Stalin. Por el contrario, Lenin, el padre del comunismo soviético, todavía es ámpliamente venerado en Rusia. Mao Zedong, el dictador comunista, sigue siendo venerado en China. Y el partido comunista chino nunca la gran hambruna china. El movimiento de reforma agraria en países comunistas. La masacre de la Plaza de Tiananmen. La destrucción de templos y monasterios en el Tíbet y el exilio del Dalai Lama. La persecusión a los practicantes de Falun Dafa. Así que mientras China, Vietnam, Cuba y Corea del Norte no reconozcan sus malas acciones. La verdadera naturaleza del Comunismo permanecerá en las sombras. Y las víctimas asesinadas permanecerán olvidadas.
5. Objetivo de Exterminio
Ya que el Comunismo mayormente apunta a asesinar a su propia gente y, posteriormente, oculta toda la información, el mundo desconoce su verdadera brutalidad. Los Nazis, por otro lado, mataron a muy pocos alemanes de su clase. Porque creían que la sangre alemana era valiosa y no debía derramarse. La opinión mundial considera que el asesinato de los miembros del mismo grupo es mucho menos notable que el asesinato de extranjeros.
6. La Validez de la Guerra de Vietnam
Debido a la indecisión global con respecto a la validez de guerras como la Guerra de Vietnam, es una opinión popular que la última "guerra buena" fue la de la segunda Guerra Mundial, que luchó por supuesto, contra los nazis. Debido a las bajas civiles y a los crímenes de guerra cometidos en ambos lados, la guerra estadounidense contra la Vietnam comunista es ámpliamente como atroz e inmoral. Pero, ¿nos impide esto reconocer los horrores genuinos del comunismo? ¿Acaso permanecer en silencio frente al mal no significa que le estamos dando consentimiento? Le debemos a las víctimas del comunismo, saber más sobre lo que les sucedió, por qué sucedió y cómo podría evitarse en el futuro. No es hasta que admitamos y aprendamos de nuestros errores del pasado, que realmente podamos crear un mundo mejor. Peor que ser asesinado o esclavizado, es un mundo que no recuerda que una vez lo fuiste.
NO OLVIDEMOS A LOS CAÍDOS, Y AYUDEMOS A CONSTRUIR EL FUTURO.
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El Holocausto soviético: cómo Stalin mató de hambre a 4 millones de ucranianos
La situación de los campesinos ucranianos comenzó a ser desoladora a comienzos de la primavera de 1932. Apenas había alimentos básicos que llevarse a la boca; a los niños les hinchaba el estómago a causa del hambre y muchas familias se vieron obligadas a subsistir a base de una dieta de hierba y bellotas. La Unión Soviética, ese mecanismo infalible, igualitario, que había puesto en marcha los planes de colectivización agraria, patinaba en sus políticas. Sus camaradas sucumbían ante la escasez, ¿y qué se hizo desde Moscú? Nada, simplemente tapar las muertes con silencio.
Algunos campesinos, ya sin nada a lo que agarrarse, escribieron al Kremlin en busca de una solución divina: "Honorable camarada Stalin, ¿hay alguna ley del Gobierno soviético que establezca que los aldeanos deban pasar hambre? Porque nosotros, los trabajadores de las granjas colectivas, no hemos tenido una rebanada de pan en nuestra granja desde el 1 de enero (...) ¿Cómo vamos a construir la economía del pueblo socialista si estamos condenados a morir de hambre? ¿Para qué caímos en el frente de batalla? ¿Para pasar hambre? ¿Para ver a nuestros hijos sufrir y morir de inanición?".
Sin embargo, las respuestas nunca llegarían. El balance final sería escalofriante: entre 1931 y 1934 al menos cinco millones de soviéticos murieron de hambre. Ese período se ha definido como Holodomor, un término derivado de las palabras ucranianas hólod (hambre) y mor (exterminio). Y es que si hubo un lugar en el cual las muertes se registraron de forma imparable —también dentro de su élite política e intelectual—, ese fue Ucrania, con más de cuatro millones de víctimas. Estos asesinatos —por dejación en unos casos, premeditados en otros— no tuvieron nada que envidiarle a las purgas de Stalin.
Sobre estos oscuros acontecimientos gira la última obra de la aplaudida escritora Anne Applebaum, Hambruna Roja (Debate), un relato minucioso, basado en multitud de testimonios y archivos clasificados, de cómo las políticas articuladas desde el Kremlin fueron las propias causantes del exterminio humano, por mucho que quisiese ocultarse. Y de ahí se arrastran conflictos que todavía permanecen en el presente: "La combinación de estas dos políticas —el Holodomor en el invierno y la primavera de 1933, y la represión de la clase intelectual y política ucraniana en los meses posteriores— dio lugar a la sovietización de Ucrania, la destrucción de su idea nacional y la castración de cualquier intento ucraniano de desafiar la unidad soviética", sostiene la Pulitzer en la categoría de no ficción por Gulag.
Applebaum ha sido capaz de construir una escalofriante travesía por el sufrimiento al que hubo de enfrentarse esta gente, sola, desamparada, sin nada que comer y a la que no se le permitió huir a otras zonas más prósperas. Los testimonios que se van encadenando en el libro son puro dolor, inhumanidad, que describen comportamientos impensables para el ser humano, como cuando en las zonas rurales se generalizó el canibalismo —incluso hay registrados de padres que devoraban a sus hijos— o la necrofagia, el consumo de cadáveres que habían fallecido de inanición.
Resulta escalofriante la historia de una señora de cincuenta años, que habitaba en el distrito de Bohuslavski, y le cortó el cuello a un niño de doce años para descuartizarlo. Cuando un vecino la vio con los órganos y otras partes del cuerpo del joven, se tragó la película de que procedían de un ternero. Cocinaron para toda la familia, se comieron el corazón asado y cuando el anciano rebuscó en la bolsa para ver qué cachos más de carne podían ser desaprovechados, se topó con la realidad.
El hambre llegó a un nivel semejante que muchos ucranianos se vieron impulsados a actitudes salvajes. Esos efectos de la hambruna los describió el escritor Vasili Grossman en Todo fluye: "Al principio el hambre te echa de casa. Primero es un fuego que te quema, te atormenta, te desgarra las tripas y el alma: el hombre huye de casa (...) Luego llega el día en que el hambriento vuelve atrás, se arrastra hasta casa. Esto significa que el hambre le ha vencido, aquel hombre ya no se salvará. Se mete en la cama y permanece tumbado. Una vez el hambre lo ha vencido, el hombre ya no se levantará, no solo porque ya no tenga fuerzas: le falta interés ya no quiere vivir. Se queda tumbado en silencio y no quiere que nadie lo toque. El hambriento no quiere comer (...) no quiere que le molesten: quiere que le dejen en paz".
Mijaíl Shólojov, otro novelista soviético de renombre, remitió a Stalin varias cartas en las que describía este fenómeno, visto con sus propios ojos en algunas zonas rurales del Cáucaso septentrional: "Los kolsojianos y los granjeros particulares se están muriendo de hambre a partes iguales; los adultos y los niños están hinchados y comen cosas que ningún ser humano debería comer jamás, desde carroña hasta la corteza de los robles y todo tipo de raíces embarradas". En otros escritos posteriores, Shólojov también se quejaba al líder soviético de las purgas del Partido Comunista entres sus afiliados de base.
"Usted solo ve un asunto de la cuestión", le respondió Stalin. "Los productores de cereal de su región (y no solo de la suya) están llevando a cabo un sabotaje y dejando al Ejército rojo sin cereal". Esos hombres, granjeros aparentemente inofensivos, estaban, según su versión, librando "una guerra silenciosa contra el poder soviético". La única explicación que dio Stalin, como bien señala Applebaum, fue agarrarse a las teorías conspirativas: "Los que se estaban muriendo de hambre no eran inocentes, al contrario, eran traidores, saboteadores, estaban conspirando para debilitar la revolución proletaria". Link
La resolución del Parlamento Europeo condenatoria del comunismo (2019/2819 RSP) y su aplicación en España
Algunos campesinos, ya sin nada a lo que agarrarse, escribieron al Kremlin en busca de una solución divina: "Honorable camarada Stalin, ¿hay alguna ley del Gobierno soviético que establezca que los aldeanos deban pasar hambre? Porque nosotros, los trabajadores de las granjas colectivas, no hemos tenido una rebanada de pan en nuestra granja desde el 1 de enero (...) ¿Cómo vamos a construir la economía del pueblo socialista si estamos condenados a morir de hambre? ¿Para qué caímos en el frente de batalla? ¿Para pasar hambre? ¿Para ver a nuestros hijos sufrir y morir de inanición?".
Sin embargo, las respuestas nunca llegarían. El balance final sería escalofriante: entre 1931 y 1934 al menos cinco millones de soviéticos murieron de hambre. Ese período se ha definido como Holodomor, un término derivado de las palabras ucranianas hólod (hambre) y mor (exterminio). Y es que si hubo un lugar en el cual las muertes se registraron de forma imparable —también dentro de su élite política e intelectual—, ese fue Ucrania, con más de cuatro millones de víctimas. Estos asesinatos —por dejación en unos casos, premeditados en otros— no tuvieron nada que envidiarle a las purgas de Stalin.
Sobre estos oscuros acontecimientos gira la última obra de la aplaudida escritora Anne Applebaum, Hambruna Roja (Debate), un relato minucioso, basado en multitud de testimonios y archivos clasificados, de cómo las políticas articuladas desde el Kremlin fueron las propias causantes del exterminio humano, por mucho que quisiese ocultarse. Y de ahí se arrastran conflictos que todavía permanecen en el presente: "La combinación de estas dos políticas —el Holodomor en el invierno y la primavera de 1933, y la represión de la clase intelectual y política ucraniana en los meses posteriores— dio lugar a la sovietización de Ucrania, la destrucción de su idea nacional y la castración de cualquier intento ucraniano de desafiar la unidad soviética", sostiene la Pulitzer en la categoría de no ficción por Gulag.
Applebaum ha sido capaz de construir una escalofriante travesía por el sufrimiento al que hubo de enfrentarse esta gente, sola, desamparada, sin nada que comer y a la que no se le permitió huir a otras zonas más prósperas. Los testimonios que se van encadenando en el libro son puro dolor, inhumanidad, que describen comportamientos impensables para el ser humano, como cuando en las zonas rurales se generalizó el canibalismo —incluso hay registrados de padres que devoraban a sus hijos— o la necrofagia, el consumo de cadáveres que habían fallecido de inanición.
Resulta escalofriante la historia de una señora de cincuenta años, que habitaba en el distrito de Bohuslavski, y le cortó el cuello a un niño de doce años para descuartizarlo. Cuando un vecino la vio con los órganos y otras partes del cuerpo del joven, se tragó la película de que procedían de un ternero. Cocinaron para toda la familia, se comieron el corazón asado y cuando el anciano rebuscó en la bolsa para ver qué cachos más de carne podían ser desaprovechados, se topó con la realidad.
El hambre llegó a un nivel semejante que muchos ucranianos se vieron impulsados a actitudes salvajes. Esos efectos de la hambruna los describió el escritor Vasili Grossman en Todo fluye: "Al principio el hambre te echa de casa. Primero es un fuego que te quema, te atormenta, te desgarra las tripas y el alma: el hombre huye de casa (...) Luego llega el día en que el hambriento vuelve atrás, se arrastra hasta casa. Esto significa que el hambre le ha vencido, aquel hombre ya no se salvará. Se mete en la cama y permanece tumbado. Una vez el hambre lo ha vencido, el hombre ya no se levantará, no solo porque ya no tenga fuerzas: le falta interés ya no quiere vivir. Se queda tumbado en silencio y no quiere que nadie lo toque. El hambriento no quiere comer (...) no quiere que le molesten: quiere que le dejen en paz".
Mijaíl Shólojov, otro novelista soviético de renombre, remitió a Stalin varias cartas en las que describía este fenómeno, visto con sus propios ojos en algunas zonas rurales del Cáucaso septentrional: "Los kolsojianos y los granjeros particulares se están muriendo de hambre a partes iguales; los adultos y los niños están hinchados y comen cosas que ningún ser humano debería comer jamás, desde carroña hasta la corteza de los robles y todo tipo de raíces embarradas". En otros escritos posteriores, Shólojov también se quejaba al líder soviético de las purgas del Partido Comunista entres sus afiliados de base.
"Usted solo ve un asunto de la cuestión", le respondió Stalin. "Los productores de cereal de su región (y no solo de la suya) están llevando a cabo un sabotaje y dejando al Ejército rojo sin cereal". Esos hombres, granjeros aparentemente inofensivos, estaban, según su versión, librando "una guerra silenciosa contra el poder soviético". La única explicación que dio Stalin, como bien señala Applebaum, fue agarrarse a las teorías conspirativas: "Los que se estaban muriendo de hambre no eran inocentes, al contrario, eran traidores, saboteadores, estaban conspirando para debilitar la revolución proletaria". Link
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Re: Es el comunismo peor que el nazismo
Presentación completa del libro 'La vuelta del comunismo', de Federico Jiménez Losantos
Tras el éxito de ventas que ha supuesto (y supone) Memoria del Comunismo, Federico Jiménez Losantos regresa con el esperado y anunciado libro La vuelta del comunismo
Tras el éxito de ventas que ha supuesto (y supone) Memoria del Comunismo, Federico Jiménez Losantos regresa con el esperado y anunciado libro La vuelta del comunismo
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Cómo el comunismo destroza el medio ambiente: las cifras del desastre alemán de la RDA
A finales de los 80, la polución de la mitad comunista del país germano era hasta diez veces mayor que en la mitad capitalista.
Los autoproclamados "activistas por el clima" afirman que el capitalismo es el culpable del cambio climático y la destrucción del medio ambiente. Cada vez que alguien les pide soluciones, prescriben más regulación y menos libre mercado. Pero la experiencia histórica arroja serias dudas sobre estas supuestas soluciones.
Ya en el año 1968, la Alemania comunista incluyó la protección del medio ambiente en su constitución, fijando dicha meta como un objetivo de Estado. Cuatro años después, en 1972, la RDA estableció su propio Ministerio de Medio Ambiente, algo que la Alemania federal, capitalista y democrática, no haría hasta quince años más tarde.
La propaganda de la RDA afirmaba constantemente que el capitalismo era el culpable de la destrucción del medio ambiente y defendía que solamente el socialismo, con su modelo de economía planificada y el consecuente dirigismo por parte del estado, podría garantizar un medio ambiente limpio y bien conservado.
Pero, ¿cómo eran las cosas en realidad? En 1990, la fundación federal creada en el país teutón para evaluar todo lo ocurrido en la RDA publicó un demoledor estudio en el que, haciendo balance sobre esta cuestión, se afirmaba lo siguiente:
"Los problemas ecológicos en la mitad Este del país son devastadores. La población de la antigua RDA lidia con problemas de contaminación ambiental casi en todas partes. Particularmente grave es la polución del aire causada por el dióxido de azufre y el dióxido de carbono, creado por la quema de lignito. El lignito es la mayor fuente de energía en la RDA, pero las centrales eléctricas están desactualizadas y no hay equipos de desulfuración. De hecho, la contaminación es tan severa que muchas personas en las regiones más afectadas (por ejemplo, en polos industriales como Dresde, Halle, Karl-Marx-Stadt o Leipzig) sufren de enfermedades respiratorias y eczema con niveles de prevalencia que están muy por encima de la media. La "niebla industrial" activa regularmente las alarmas de smog en ciudades y pueblos, dejando capas de polvo sobre los automóviles, los alféizares de las ventanas e incluso la ropa que los habitantes de estas ciudades dejan tendidas para secar al aire libre"
"Los cuerpos y masas de agua están muy contaminados. La industria química vierte aguas residuales no tratadas que contaminan acuíferos, dañando ríos y lagos. El chiste popular sostiene que "todo es gris en la RDA… salvo los ríos" y, lamentablemente, este chascarrillo no está exento de razón. El "Silver Lake" o "Lago de Plata", ubicado cerca de Bitterfeld / Wolfen, es representativo de los drásticos problemas de contaminación del agua que ha sufrido la mitad Este del país. Esta antigua cantera a cielo abierto sirvió como pozo de aguas residuales para las fábricas de las industrias comunistas, que vertían lodos y desechos. En 1990, la capa de lodos contaminados con metales pesados llegaba a tener hasta doce metros de espesor en algunos lugares. Sin embargo, no solo las aguas residuales industriales contribuyen a la contaminación del agua, sino también el uso excesivo de fertilizantes en la producción agrícola, también planificada. En general, buena parte de los ríos y lagos de la RDA estaban muy diezmados ecológicamente en 1990"
Según este informe, el suelo de muchas áreas de la antigua RDA resultó estar contaminado por una amplia variedad de sustancias, sea por causa de la agricultura intensiva, por la ganadería industrial o por el vertido incontrolado de vertidos tóxicos en vertederos silvestres.
Los mineros del uranio de Wismut trabajaban en condiciones extremadamente peligrosas para su salud que, como forma de compensación, se les ofrecían siete litros de aguardiente cada mes. Se trataba de ayudar a olvidar el infierno, la miseria y la contaminación de la Alemania comunista...
Sin embargo, a nadie de la zona se le permitió mencionar la palabra "uranio" e incluso los folletos oficiales del régimen silenciaban por completo los trabajos que se hacían con dicho material. El silencio se trasladó a las conversaciones privadas entre los vecinos de la zona y los empleados de la empresa minera estatal más grande de Europa: el uranio nunca se mencionó, siempre se silenció.
De hecho, los datos relativos al desempeño ambiental del país se convirtieron en "información clasificada" el 19 de marzo de 1974, tras una decisión ministerial del 19 de marzo de 1974 que otorgó a Günther Mittag, secretario del Comité Central del Estado para la Economía, autoridad sobre la distribución de los informes y evaluaciones ambientales anuales de la RDA.
Desde 1982, solo tres personas recibían el informe anual de desempeño medioambiental: el propio Mittag, el presidente del Consejo de Estado Willi Stoph y el jefe de la Stasi, Erich Mielke. Para el resto, solo había silencio. De hecho, muchos ciudadanos solo conocieron la verdad sobre el catastrófico estado del medio ambiente después de la reunificación, por mucho que sufriesen problemas diarios a raíz de dicha debacle y, por tanto, pudiesen intuir que la cosa iba tremendamente mal.
He aquí algunos datos clave para evaluar el bagaje del comunismo alemán en materia medioambiental:
- El historiador Hubertus Knabe, experto en la historia de la RDA, afirma que el régimen fue "uno de los mayores asesinos climáticos del mundo". Así, "los mismos que se jactaban de haber abolido el capitalismo emitían en 1989 tres veces más CO2 por unidad de PIB producido que la Alemania occidental, democrática y asentada sobre el sistema económico de libre mercado".
- En cuanto a la contaminación del aire, los datos para 1988 muestran que las emisiones de dióxido de azufre por kilómetro cuadrado eran diez veces mayores en la RDA (48,1 toneladas/m2 frente a 4,6 toneladas/m2). Si nos fijamos en las partículas en suspensión, vemos que la carga media por metro cuadrado era de 20,3 toneladas en la RDA, diez veces más que en la mitad occidental, donde esta métrica era de 1,8 toneladas por metro cuadrado.
- En los hogares, casi dos tercios de los apartamentos de la RDA se calentaban con combustibles sólidos, como briquetas de lignito, en el momento en el que se produjo la reunificación.
- Casi la mitad de los principales ríos de la RDA estaban biológicamente muertos en 1989. De hecho, se prohibió beber agua del 70% de ellos, ante el deplorable estado en el que estaban dichos cauces fluviales.
- Casi la mitad de los residentes de la Alemania comunista no tenían un suministro de agua potable limpia de manera permanente. La elevadísima presencia de nitrógeno, fósforo, metales pesados y otros contaminantes en las aguas hacía imposible hidratarse con agua de grifo.
Knabe recalca que "al igual que muchos activistas climáticos de hoy, el liderazgo de la RDA sostenía que solo aboliendo el capitalismo se podrían resolver los problemas medioambientales, pues creían que era la codicia de las corporaciones lo que conducía a la despiadada destrucción de la naturaleza. Según esta lógica, el afán de lucro necesitaba ser reemplazado por la razón y la planificación del Estado, en beneficio de la sociedad en su conjunto. Solo sería posible preservar el medio ambiente si se suprimía también el libre mercado".
Sin embargo, como demuestran los hechos descritos anteriormente, las economías que operan bajo modelos planificación centralizada han sido responsables de las mayores catástrofes ambientales conocidas por el ser humano durante el último siglo. Por lo tanto, es aún más absurdo que los autoproclamados "activistas climáticos" de hoy en día estén tratando de persuadirnos de abolir el capitalismo y se empeñen en poner nuestra fe en una mayor regulación estatal de la economía, puesto que esto no solo no ayudará a resolver los problemas medioambientales, sino que contribuirá a agravarlos.
Enlace
Los autoproclamados "activistas por el clima" afirman que el capitalismo es el culpable del cambio climático y la destrucción del medio ambiente. Cada vez que alguien les pide soluciones, prescriben más regulación y menos libre mercado. Pero la experiencia histórica arroja serias dudas sobre estas supuestas soluciones.
Ya en el año 1968, la Alemania comunista incluyó la protección del medio ambiente en su constitución, fijando dicha meta como un objetivo de Estado. Cuatro años después, en 1972, la RDA estableció su propio Ministerio de Medio Ambiente, algo que la Alemania federal, capitalista y democrática, no haría hasta quince años más tarde.
La propaganda de la RDA afirmaba constantemente que el capitalismo era el culpable de la destrucción del medio ambiente y defendía que solamente el socialismo, con su modelo de economía planificada y el consecuente dirigismo por parte del estado, podría garantizar un medio ambiente limpio y bien conservado.
Pero, ¿cómo eran las cosas en realidad? En 1990, la fundación federal creada en el país teutón para evaluar todo lo ocurrido en la RDA publicó un demoledor estudio en el que, haciendo balance sobre esta cuestión, se afirmaba lo siguiente:
"Los problemas ecológicos en la mitad Este del país son devastadores. La población de la antigua RDA lidia con problemas de contaminación ambiental casi en todas partes. Particularmente grave es la polución del aire causada por el dióxido de azufre y el dióxido de carbono, creado por la quema de lignito. El lignito es la mayor fuente de energía en la RDA, pero las centrales eléctricas están desactualizadas y no hay equipos de desulfuración. De hecho, la contaminación es tan severa que muchas personas en las regiones más afectadas (por ejemplo, en polos industriales como Dresde, Halle, Karl-Marx-Stadt o Leipzig) sufren de enfermedades respiratorias y eczema con niveles de prevalencia que están muy por encima de la media. La "niebla industrial" activa regularmente las alarmas de smog en ciudades y pueblos, dejando capas de polvo sobre los automóviles, los alféizares de las ventanas e incluso la ropa que los habitantes de estas ciudades dejan tendidas para secar al aire libre"
"Los cuerpos y masas de agua están muy contaminados. La industria química vierte aguas residuales no tratadas que contaminan acuíferos, dañando ríos y lagos. El chiste popular sostiene que "todo es gris en la RDA… salvo los ríos" y, lamentablemente, este chascarrillo no está exento de razón. El "Silver Lake" o "Lago de Plata", ubicado cerca de Bitterfeld / Wolfen, es representativo de los drásticos problemas de contaminación del agua que ha sufrido la mitad Este del país. Esta antigua cantera a cielo abierto sirvió como pozo de aguas residuales para las fábricas de las industrias comunistas, que vertían lodos y desechos. En 1990, la capa de lodos contaminados con metales pesados llegaba a tener hasta doce metros de espesor en algunos lugares. Sin embargo, no solo las aguas residuales industriales contribuyen a la contaminación del agua, sino también el uso excesivo de fertilizantes en la producción agrícola, también planificada. En general, buena parte de los ríos y lagos de la RDA estaban muy diezmados ecológicamente en 1990"
Según este informe, el suelo de muchas áreas de la antigua RDA resultó estar contaminado por una amplia variedad de sustancias, sea por causa de la agricultura intensiva, por la ganadería industrial o por el vertido incontrolado de vertidos tóxicos en vertederos silvestres.
Los mineros del uranio de Wismut trabajaban en condiciones extremadamente peligrosas para su salud que, como forma de compensación, se les ofrecían siete litros de aguardiente cada mes. Se trataba de ayudar a olvidar el infierno, la miseria y la contaminación de la Alemania comunista...
Sin embargo, a nadie de la zona se le permitió mencionar la palabra "uranio" e incluso los folletos oficiales del régimen silenciaban por completo los trabajos que se hacían con dicho material. El silencio se trasladó a las conversaciones privadas entre los vecinos de la zona y los empleados de la empresa minera estatal más grande de Europa: el uranio nunca se mencionó, siempre se silenció.
De hecho, los datos relativos al desempeño ambiental del país se convirtieron en "información clasificada" el 19 de marzo de 1974, tras una decisión ministerial del 19 de marzo de 1974 que otorgó a Günther Mittag, secretario del Comité Central del Estado para la Economía, autoridad sobre la distribución de los informes y evaluaciones ambientales anuales de la RDA.
Desde 1982, solo tres personas recibían el informe anual de desempeño medioambiental: el propio Mittag, el presidente del Consejo de Estado Willi Stoph y el jefe de la Stasi, Erich Mielke. Para el resto, solo había silencio. De hecho, muchos ciudadanos solo conocieron la verdad sobre el catastrófico estado del medio ambiente después de la reunificación, por mucho que sufriesen problemas diarios a raíz de dicha debacle y, por tanto, pudiesen intuir que la cosa iba tremendamente mal.
Datos demoledores
He aquí algunos datos clave para evaluar el bagaje del comunismo alemán en materia medioambiental:
- El historiador Hubertus Knabe, experto en la historia de la RDA, afirma que el régimen fue "uno de los mayores asesinos climáticos del mundo". Así, "los mismos que se jactaban de haber abolido el capitalismo emitían en 1989 tres veces más CO2 por unidad de PIB producido que la Alemania occidental, democrática y asentada sobre el sistema económico de libre mercado".
- En cuanto a la contaminación del aire, los datos para 1988 muestran que las emisiones de dióxido de azufre por kilómetro cuadrado eran diez veces mayores en la RDA (48,1 toneladas/m2 frente a 4,6 toneladas/m2). Si nos fijamos en las partículas en suspensión, vemos que la carga media por metro cuadrado era de 20,3 toneladas en la RDA, diez veces más que en la mitad occidental, donde esta métrica era de 1,8 toneladas por metro cuadrado.
- En los hogares, casi dos tercios de los apartamentos de la RDA se calentaban con combustibles sólidos, como briquetas de lignito, en el momento en el que se produjo la reunificación.
- Casi la mitad de los principales ríos de la RDA estaban biológicamente muertos en 1989. De hecho, se prohibió beber agua del 70% de ellos, ante el deplorable estado en el que estaban dichos cauces fluviales.
- Casi la mitad de los residentes de la Alemania comunista no tenían un suministro de agua potable limpia de manera permanente. La elevadísima presencia de nitrógeno, fósforo, metales pesados y otros contaminantes en las aguas hacía imposible hidratarse con agua de grifo.
Knabe recalca que "al igual que muchos activistas climáticos de hoy, el liderazgo de la RDA sostenía que solo aboliendo el capitalismo se podrían resolver los problemas medioambientales, pues creían que era la codicia de las corporaciones lo que conducía a la despiadada destrucción de la naturaleza. Según esta lógica, el afán de lucro necesitaba ser reemplazado por la razón y la planificación del Estado, en beneficio de la sociedad en su conjunto. Solo sería posible preservar el medio ambiente si se suprimía también el libre mercado".
Sin embargo, como demuestran los hechos descritos anteriormente, las economías que operan bajo modelos planificación centralizada han sido responsables de las mayores catástrofes ambientales conocidas por el ser humano durante el último siglo. Por lo tanto, es aún más absurdo que los autoproclamados "activistas climáticos" de hoy en día estén tratando de persuadirnos de abolir el capitalismo y se empeñen en poner nuestra fe en una mayor regulación estatal de la economía, puesto que esto no solo no ayudará a resolver los problemas medioambientales, sino que contribuirá a agravarlos.
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La Operación Comunista Más Sofisticada para Difamar a la Iglesia Católica
Un ataque oculto para desacreditar moralmente a la Iglesia Católica. Cuando la Virgen María bajó a Fátima en 1917 alertó claramente que el comunismo era su gran adversario, porque operaba un plan del maligno, para esparcir males por el mundo. Y una vez el comunismo tomó el poder en Rusia, rápidamente se dirigió contra la Iglesia. Ya producimos videos donde destacamos los programas de infiltración comunista a la Iglesia a través de los seminarios y entre los sacerdotes, los sobornos a obispos y su influencia en la creación de la teología de la liberación. Y hemos producido también varios videos sobre el atentado a Juan Pablo II. Y aquí queremos contar la operación de los soviéticos para desacreditar a la estructura papal atacando a Pío XII, como forma de destruir la autoridad moral de la Iglesia Católica. De esta operación soviética que te contaremos nació la leyenda negra de Pío XII.
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