El asesinato de Calvo Sotelo a manos del PSOE precipitaba la Guerra Civil
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El asesinato de Calvo Sotelo a manos del PSOE precipitaba la Guerra Civil
No viene mal por estas fechas –Calvo Sotelo fue asesinado el 13 de julio de 1936- recordar que aquellos que hoy se quieren hacer pasar por demócratas, todo el Frente Popular, en realidad no mantenían en los años 30 un comportamiento muy diferente al que hoy mantiene Batasuna-ETA. Su idea de la política, al igual que los etarras, pasaba por la premisa de que eliminar a tiros a quienes se oponían a sus dictados e impedían u obstaculizaban su triunfo estaba justificado.
MEMORIA HISTÓRICA
En la madrugada del 13 de julio de 1936 un grupo de guardias de Asalto y militantes socialistas, dirigido por el capitán de la Guardia Civil Fernando Condes, que se encargaba de la instrucción militar de la “motorizada”, guardia pretoriana del dirigente del PSOE Indalecio Prieto, le detuvo en su domicilio y le introdujo en el interior de una camioneta de la guardia de Asalto donde Luis Cuenca, militante de las Juventudes Socialistas y también guardaespaldas de Indalecio Prieto le asesinó a sangre fría disparándole dos tiros en la nuca. Inmediatamente después del asesinato el capitán Condes, que fue reconocido por la viuda de Calvo Sotelo, estuvo oculto por una noche en casa de la diputada Margarita Nelken.
Previamente Calvo Sotelo había sido amenazado de muerte en sede parlamentaria por Dolores Ibárruri La Pasionaria (16 de junio), e indudablemente por Ángel Galarza (1 de julio). Posteriormente los dos líderes del PSOE se pronunciaban sin lugar a dudas sobre el significado del crimen. Indalecio Prieto escribía el día 14 de julio en “El Liberal”: “La trágica muerte del Sr. Calvo Sotelo servirá para provocar el alzamiento… Será una batalla a muerte, porque cada uno de los bandos sabe que el adversario, si triunfa, no le dará cuartel”. Largo Caballero iba más allá y el 16 de julio de 1936, en el diario socialista Claridad aprobaba los métodos terroristas y violentos, cualquier cosa menos la democracia: “La lógica histórica aconseja soluciones más drásticas. Si el estado de alarma no puede someter a las derechas, venga, cuanto antes, la dictadura del Frente Popular. Dictadura por dictadura, la de izquierdas. ¿No quiere el Gobierno? Pues sustitúyale por un Gobierno dictatorial de izquierdas… ¿No quiere la paz civil? Pues sea la guerra civil a fondo. Todo menos el retorno de las derechas.”
Calvo Sotelo, junto a Gil Robles y José Antonio Primo de Rivera eran los líderes más importantes y populares de la oposición al Frente Popular. Dos de ellos, Calvo Sotelo y José Antonio, cayeron asesinados sin haber tenido participación alguna en el Alzamiento Nacional. Pero es que si repasamos la lista de víctimas de la guerra civil podremos encontrar a toda la cúpula dirigente de Falange junto a muchos significados líderes de la derecha española, mientras que del lado contrario, a excepción de Companys, no encontramos baja alguna. Dato muy significativo a la hora de comprender la realidad, profundidad y alcance de la represión desatada en ambos bandos.
Lo truculento del revisionismo, que desde el más puro revanchismo ha gestado la Ley de memoria histórica, es que ha llegado al extremo de perseguir la memoria de personajes que como Calvo Sotelo o José Antonio Primo de Rivera, que no sólo nada tuvieron que ver con el régimen franquista o la guerra civil, sino que cayeron víctimas de la violencia política. Cuando se pretende eliminar su presencia en el callejero de nuestras ciudades, lo que se está haciendo es cometer una autentica barbaridad. Ni más ni menos como si dentro de 70 años las calles y monumentos dedicados a Miguel Ángel Blanco fueran eliminados porque había pertenecido al PP.
MEMORIA HISTÓRICA
En la madrugada del 13 de julio de 1936 un grupo de guardias de Asalto y militantes socialistas, dirigido por el capitán de la Guardia Civil Fernando Condes, que se encargaba de la instrucción militar de la “motorizada”, guardia pretoriana del dirigente del PSOE Indalecio Prieto, le detuvo en su domicilio y le introdujo en el interior de una camioneta de la guardia de Asalto donde Luis Cuenca, militante de las Juventudes Socialistas y también guardaespaldas de Indalecio Prieto le asesinó a sangre fría disparándole dos tiros en la nuca. Inmediatamente después del asesinato el capitán Condes, que fue reconocido por la viuda de Calvo Sotelo, estuvo oculto por una noche en casa de la diputada Margarita Nelken.
Previamente Calvo Sotelo había sido amenazado de muerte en sede parlamentaria por Dolores Ibárruri La Pasionaria (16 de junio), e indudablemente por Ángel Galarza (1 de julio). Posteriormente los dos líderes del PSOE se pronunciaban sin lugar a dudas sobre el significado del crimen. Indalecio Prieto escribía el día 14 de julio en “El Liberal”: “La trágica muerte del Sr. Calvo Sotelo servirá para provocar el alzamiento… Será una batalla a muerte, porque cada uno de los bandos sabe que el adversario, si triunfa, no le dará cuartel”. Largo Caballero iba más allá y el 16 de julio de 1936, en el diario socialista Claridad aprobaba los métodos terroristas y violentos, cualquier cosa menos la democracia: “La lógica histórica aconseja soluciones más drásticas. Si el estado de alarma no puede someter a las derechas, venga, cuanto antes, la dictadura del Frente Popular. Dictadura por dictadura, la de izquierdas. ¿No quiere el Gobierno? Pues sustitúyale por un Gobierno dictatorial de izquierdas… ¿No quiere la paz civil? Pues sea la guerra civil a fondo. Todo menos el retorno de las derechas.”
Calvo Sotelo, junto a Gil Robles y José Antonio Primo de Rivera eran los líderes más importantes y populares de la oposición al Frente Popular. Dos de ellos, Calvo Sotelo y José Antonio, cayeron asesinados sin haber tenido participación alguna en el Alzamiento Nacional. Pero es que si repasamos la lista de víctimas de la guerra civil podremos encontrar a toda la cúpula dirigente de Falange junto a muchos significados líderes de la derecha española, mientras que del lado contrario, a excepción de Companys, no encontramos baja alguna. Dato muy significativo a la hora de comprender la realidad, profundidad y alcance de la represión desatada en ambos bandos.
Lo truculento del revisionismo, que desde el más puro revanchismo ha gestado la Ley de memoria histórica, es que ha llegado al extremo de perseguir la memoria de personajes que como Calvo Sotelo o José Antonio Primo de Rivera, que no sólo nada tuvieron que ver con el régimen franquista o la guerra civil, sino que cayeron víctimas de la violencia política. Cuando se pretende eliminar su presencia en el callejero de nuestras ciudades, lo que se está haciendo es cometer una autentica barbaridad. Ni más ni menos como si dentro de 70 años las calles y monumentos dedicados a Miguel Ángel Blanco fueran eliminados porque había pertenecido al PP.
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