Sanchismo repugnante
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Sandro
Josuhe
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¿Quién debe más a España Ferrovial o Pedro Sánchez?
Pedro Sánchez ha tenido la osadía de reclamar a la empresa Ferrovial, que es libre y soberana, que ha decidido marcharse de España, lo mucho que le debe a España. Debería haber reflexionado y preguntarse por qué se marcha esa empresa para poder evitar que otras hagan lo mismo, pero él ha decidido atacar y pasar factura.
Seamos justos, hagamos nosotros otro tanto y pasemos a Sánchez factura por sus daños, abusos y desmanes, como ciudadanos libres, soberanos y demócratas que somos, a los que nos duele el martirio sanchista de España.
Vale, Pedro Sánchez, Ferrovial, como tú dices, le debe mucho a España, pero ¿No le debes tú mucho más?
¿Cuánto nos cuesta tu compra de periodistas y medios de comunicación?
¿Cuánto nos cuestan los regalos y privilegios a tus socios catalanes y vascos, hechos en detrimento de otras autonomías mas fieles y leales?
¿Cuánto cuestan los miles de asesores inútiles de tu gobierno?
¿Cuántos contratos internacionales hemos perdido por tu alianza con los comunistas?
¿Vas a pagarnos algo por habernos estafado en campaña electoral, cuando nos prometiste que no gobernarías con Podemos ni con BILDU y que acabarías con la corrupción?
¿Vas a indemnizar a España por tu chorro inacabable de mentiras e incumplimientos de promesas y compromisos?
¿Cuánto has despilfarrado con tus lujos y viajes con amiguetes e inflación de escoltas?
¿Cuánto nos cuesta la deuda que has creado?
¿Qué precio le ponemos a la pérdida que has provocado de prestigio mundial de España?
¿Cuánto pagaremos y cuánto tardaremos en recuperar la unidad que tu has roto y borrar el odio que has esparcido?
¿Cuánto vale habernos colocado al borde del enfrentamiento civil?
¿Cuánto deberías pagar por la corrupción de los tuyos, de Tito Berni y de otros muchos socialistas, de los que eres responsable?
¿Contabilizamos también los trenes que no caben por los túneles, hechos por tu gobierno?
¿Qué precio le ponemos a la ruptura con Argelia y a la pérdida del suministro de gas argelino, meteduras de pata de las que tú eres el único culpable?
¿Cuánto vale la traición a los saharauis, un pueblo que hasta hace poco era español con DNI?
¿Cuánto te cobramos los españoles por tu vergonzante sumisión al corrupto monarca de Marruecos?
¿Cuánto debes pagar por los impuestos abusivos que nos cobras?
¿Qué precio pagaremos en el futuro por la enemistad profunda que has creado con los rusos?
¿Cuánto nos va a costar tu odio bolchevique a los empresarios y las empresas españolas, muchas de las cueles empiezan a huir de España porque las esquilmas, las desprecias y les das miedo?
¿Con cuanto debes compensarnos por haber soltado a casi un centenar de violadores y pederastas y por inundar nuestras ciudades de delincuentes y violadores llegados en pateras, sin ser filtrados y controlados?
¿Qué valen los daños que has causado a la salud, la educación, la investigación y otros capítulos claves para la fortaleza de España, a los que has descuidado para tener dinero suficiente que dedicar a lo que más te gusta, que es la compra de votos y de voluntades para seguir en el poder eternamente?
Podemos seguir presentándote facturas y te aseguro que nos quedan cientos en el cajón del balance y los lamentos.
Esperad a que Ferrovial acuse al gobierno de Sánchez, por acoso y daños, en los tribunales internacionales y los españoles tengamos que pagar la indemnización a esa empresa, otro despilfarro irresponsable y estúpido que Sánchez deberá a España.
Al lado de tus deudas con España, las de Ferrovial son apenas el zumbido de una mosca.
Francisco Rubiales Moreno
Seamos justos, hagamos nosotros otro tanto y pasemos a Sánchez factura por sus daños, abusos y desmanes, como ciudadanos libres, soberanos y demócratas que somos, a los que nos duele el martirio sanchista de España.
Vale, Pedro Sánchez, Ferrovial, como tú dices, le debe mucho a España, pero ¿No le debes tú mucho más?
¿Cuánto nos cuesta tu compra de periodistas y medios de comunicación?
¿Cuánto nos cuestan los regalos y privilegios a tus socios catalanes y vascos, hechos en detrimento de otras autonomías mas fieles y leales?
¿Cuánto cuestan los miles de asesores inútiles de tu gobierno?
¿Cuántos contratos internacionales hemos perdido por tu alianza con los comunistas?
¿Vas a pagarnos algo por habernos estafado en campaña electoral, cuando nos prometiste que no gobernarías con Podemos ni con BILDU y que acabarías con la corrupción?
¿Vas a indemnizar a España por tu chorro inacabable de mentiras e incumplimientos de promesas y compromisos?
¿Cuánto has despilfarrado con tus lujos y viajes con amiguetes e inflación de escoltas?
¿Cuánto nos cuesta la deuda que has creado?
¿Qué precio le ponemos a la pérdida que has provocado de prestigio mundial de España?
¿Cuánto pagaremos y cuánto tardaremos en recuperar la unidad que tu has roto y borrar el odio que has esparcido?
¿Cuánto vale habernos colocado al borde del enfrentamiento civil?
¿Cuánto deberías pagar por la corrupción de los tuyos, de Tito Berni y de otros muchos socialistas, de los que eres responsable?
¿Contabilizamos también los trenes que no caben por los túneles, hechos por tu gobierno?
¿Qué precio le ponemos a la ruptura con Argelia y a la pérdida del suministro de gas argelino, meteduras de pata de las que tú eres el único culpable?
¿Cuánto vale la traición a los saharauis, un pueblo que hasta hace poco era español con DNI?
¿Cuánto te cobramos los españoles por tu vergonzante sumisión al corrupto monarca de Marruecos?
¿Cuánto debes pagar por los impuestos abusivos que nos cobras?
¿Qué precio pagaremos en el futuro por la enemistad profunda que has creado con los rusos?
¿Cuánto nos va a costar tu odio bolchevique a los empresarios y las empresas españolas, muchas de las cueles empiezan a huir de España porque las esquilmas, las desprecias y les das miedo?
¿Con cuanto debes compensarnos por haber soltado a casi un centenar de violadores y pederastas y por inundar nuestras ciudades de delincuentes y violadores llegados en pateras, sin ser filtrados y controlados?
¿Qué valen los daños que has causado a la salud, la educación, la investigación y otros capítulos claves para la fortaleza de España, a los que has descuidado para tener dinero suficiente que dedicar a lo que más te gusta, que es la compra de votos y de voluntades para seguir en el poder eternamente?
Podemos seguir presentándote facturas y te aseguro que nos quedan cientos en el cajón del balance y los lamentos.
Esperad a que Ferrovial acuse al gobierno de Sánchez, por acoso y daños, en los tribunales internacionales y los españoles tengamos que pagar la indemnización a esa empresa, otro despilfarro irresponsable y estúpido que Sánchez deberá a España.
Al lado de tus deudas con España, las de Ferrovial son apenas el zumbido de una mosca.
Francisco Rubiales Moreno
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La debilidad del déspota
Se acerca el momento de la verdad para Pedro Sánchez, el despota español, cuyo sueño es permanecer eternamente en el poder. En los próximos meses se enfrentará a dos elecciones en la que los españoles decididrán si quieren que se quede o que se marche. A esas elecciones acude con fortalezas y debilidades. Su gran fortaleza es que manda mucho, que controla casi todos los resortes del poder y que tiene sometidos a casi la totalidad de los poderes. instituciones y fuerzas de España. Su debilidad es ese mismo poder, que cuando es casi absoluto, como es su caso, corrompe y convierte en imbéciles a los déspotas.
El poder corrompe y fabrica déspotas cada día más débiles y obtusos. El poder aleja de la realidad y confunde. Cuando el poder es absoluto, el déspota se vuelve idiota y ya resulta fácil de destronar.
Ese proceso de deterioro ha funcionado desde hace milenios y ha acabado con cientos de emperadores e imperios que cayeron porque no supieron rodearse de verdad y decencia, sino de sumisión,mentiras y lealtades ciegas.
Cuando nadie de su entorno se atreve a decirle la verdad, el déspota ya está muerto.
El orgullo es el gran enemigo de todo déspota, lo mismo que la vanidad lo es de toda mujer hermosa.
Es lo que le está ocurriendo a Pedro Sánchez, un déspota de libro, que ya valora más al adulador que al amigo sincero, un tipo al que el poder ha deteriorado tanto que no es consciente de que media España le rechaza y le quiere ver lejos del poder y juzgado por sus abusos, arbitrariedades e injusticias.
Desde que murió Franco se habla en España del “Síndrome de la Moncloa”, un proceso inexorable de deterioro mental que afecta y no perdona a los presidentes de gobierno que habitan en ese palacio. Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González, Aznar y Rajoy lo padecieron y el atontamiento les llevó a perder el poder. Pero con Zapatero y Sánchez, el síndrome ha empeorado y se ha convertido en una enfermedad tan grave que sus víctimas, además de atontarse, se envilecen y se hacen perversas.
Zapatero inauguró el mal terrible que envilece y pervierte a los presidentes, un drama que convirtió a Rajoy en un gilipollas andante y a Sánchez en un ser altamente peligroso y desenfrenado.
Desde Zapatero, ningún político catastrófico paga por sus pecados, lo que constituye una tragedia para el pueblo español, que está sometido a caprichos, abusos, injusticias, errores y suciedades impunes.
Rodeado de un cortejo de aduladores cínicos que no osan contradecirle, Sánchez es ya un pobre diablo con poderes que le desbordan y que no sabe gestionar.
Sánchez se ha vuelto tan obtuso, inflado y prepotente que toma todas las decisiones personalmente, despreciando las toneladas de neuronas de sus asesores contratados, convertidos en enchufados estériles.
¿Le ocultan ya a Sánchez aquello que no desea escuchar? Es más que probable ¿Se atreve alguien a decirle que es el presidente de gobierno más odiado desde Fernando VII y Godoy? No lo creo ¿Se cree Sánchez superior a todos sus asesores, compañeros y adversarios? Seguro que sí ¿Le advierten que los impuestos están asfixiando la economía? ¿Le han advertido que esconder desempleados en las estadísticas es delito? ¿Le advierten que el endeudamiento de España es un suicidio? ¿Le avisan de que el abuso del avión Falcon y de los helicopteros Puma para actos de su partido es un abuso de poder intolerable? ¿Se atreven a decirle que gobernar con socios totalitarios y preñados de odio, como Podemos, BILDU y ERC, le convierten en un peligroso monstruo Franquestein?
El déspota es tan todopoderoso como frágil e imbécil y cuando acapara demasiado poder siempre termina siendo un ridículo pavo real arrogante y un bobo con patas.
Francisco Rubiales
El poder corrompe y fabrica déspotas cada día más débiles y obtusos. El poder aleja de la realidad y confunde. Cuando el poder es absoluto, el déspota se vuelve idiota y ya resulta fácil de destronar.
Ese proceso de deterioro ha funcionado desde hace milenios y ha acabado con cientos de emperadores e imperios que cayeron porque no supieron rodearse de verdad y decencia, sino de sumisión,mentiras y lealtades ciegas.
Cuando nadie de su entorno se atreve a decirle la verdad, el déspota ya está muerto.
El orgullo es el gran enemigo de todo déspota, lo mismo que la vanidad lo es de toda mujer hermosa.
Es lo que le está ocurriendo a Pedro Sánchez, un déspota de libro, que ya valora más al adulador que al amigo sincero, un tipo al que el poder ha deteriorado tanto que no es consciente de que media España le rechaza y le quiere ver lejos del poder y juzgado por sus abusos, arbitrariedades e injusticias.
Desde que murió Franco se habla en España del “Síndrome de la Moncloa”, un proceso inexorable de deterioro mental que afecta y no perdona a los presidentes de gobierno que habitan en ese palacio. Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González, Aznar y Rajoy lo padecieron y el atontamiento les llevó a perder el poder. Pero con Zapatero y Sánchez, el síndrome ha empeorado y se ha convertido en una enfermedad tan grave que sus víctimas, además de atontarse, se envilecen y se hacen perversas.
Zapatero inauguró el mal terrible que envilece y pervierte a los presidentes, un drama que convirtió a Rajoy en un gilipollas andante y a Sánchez en un ser altamente peligroso y desenfrenado.
Desde Zapatero, ningún político catastrófico paga por sus pecados, lo que constituye una tragedia para el pueblo español, que está sometido a caprichos, abusos, injusticias, errores y suciedades impunes.
Rodeado de un cortejo de aduladores cínicos que no osan contradecirle, Sánchez es ya un pobre diablo con poderes que le desbordan y que no sabe gestionar.
Sánchez se ha vuelto tan obtuso, inflado y prepotente que toma todas las decisiones personalmente, despreciando las toneladas de neuronas de sus asesores contratados, convertidos en enchufados estériles.
¿Le ocultan ya a Sánchez aquello que no desea escuchar? Es más que probable ¿Se atreve alguien a decirle que es el presidente de gobierno más odiado desde Fernando VII y Godoy? No lo creo ¿Se cree Sánchez superior a todos sus asesores, compañeros y adversarios? Seguro que sí ¿Le advierten que los impuestos están asfixiando la economía? ¿Le han advertido que esconder desempleados en las estadísticas es delito? ¿Le advierten que el endeudamiento de España es un suicidio? ¿Le avisan de que el abuso del avión Falcon y de los helicopteros Puma para actos de su partido es un abuso de poder intolerable? ¿Se atreven a decirle que gobernar con socios totalitarios y preñados de odio, como Podemos, BILDU y ERC, le convierten en un peligroso monstruo Franquestein?
El déspota es tan todopoderoso como frágil e imbécil y cuando acapara demasiado poder siempre termina siendo un ridículo pavo real arrogante y un bobo con patas.
Francisco Rubiales
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Las consecuencias de votar a Pedro Sánchez
Votar a Pedro Sánchez y a sus seguidores es un acto de libertad y un derecho individual de cada español, pero también constituye una tragedia y una agresión a España con consecuencias terribles, como ha quedado demostrado en los últimos años de sanchismo.
Pronto se abrirán de nuevo las urnas, aunque muchos, dado el carácter tiránico del presidente, lo dudan. Votar de nuevo a Sánchez sería un suicidio colectivo y una estocada de muerte a España
Si votas a Pedro Sánchez también votas a favor de:
Los ladrones de viviendas (okupas), a los que les permiten sus robos.
Los corruptos, a los que el sistema protege y rara vez castiga.
Los independentistas, a los que el gobierno de Sánchez hace regalos y otorga privilegios.
Los golpistas, en los que Sánchez se apoya para gobernar.
Los amigos del terrorismo, con los que el gobierno pacta leyes inicuas, como la de Memoria Democrática.
Los comunistas e incautos de Sumar, creados por la ingeniería sanchista para acorralar a Podemos y ganar votos en los espacios de izquierda.
Los comunistas de Podemos, a los que Sánchez ha sentado en el Consejo de Ministros.
Los inmigrantes ilegales, que encuentran en España un paraíso en el que el gobierno les premia a pesar de sus violaciones fronterizas y entradas ilegales.
Los que quieren prostituir, controlar o maniatar la Justicia, como el gobierno y los principales partidos del país.
Los vagos, premiado con pagas y ayudas estatales.
Los envidiosos que disfrutan con la desgracia ajena, a los que el gobierno halaga y cultiva para que le voten.
Los empresarios corrompidos, muchas veces favorecidos con subvenciones y contratos públicos amañados.
Los malos militares sometidos al poder socialista, que son ascendidos y premiados con dinero y cargos de relieve.
Los que que se alzan contra España y convocan violencia, a los que Sánchez indulta.
Los presos de ETA, a los que acerca a cárceles vascas, mima y suaviza sus castigos.
Los presos, mejor tratados por el Sanchismo que los españoles pobres.
Los maleantes españoles y de todo el mundo, que encuentran en España un refugio seguro.
Los sindicatos, subvencionados y corrompidos, al servicio de la izquierda, nunca del obrero.
Los que odian a España y quieren destruirla, a los que Sánchez ayuda en su labor de demolición.
Los adictos a las subvenciones, que en España se reparten un cuantioso botín de dinero público a cambio de apoyos y votos al sanchismo.
Los narcotraficantes, cada día con más poder en España.
Los ricos, que cada día son más ricos en España.
Los periodistas corrompidos, convertidos por el sanchismo en una mafia al servicio de la mentira y el poder.
Los jueces y magistrados politizados, que reproducen en el sistema judicial la corrupción nefasta de los partidos.
Los encarcelados, a los que el sistema trata mejor que a los ancianos pobres.
Los delincuentes internacionales y mafias, que en España encuentran su refugio dorado.
Los corruptos de todo tipo, desde blanqueadores de dinero a explotadores de mujeres y narcos, dueños de mansiones suntuosas en las costas españolas, donde nadie les molesta.
El sultán de Marruecos, al que Sánchez se somete constantemente y colma de privilegios, ventajas y ayudas.
Mandatarios tiranos e indignos, a los que España condecora y regala dinero, como el colombiano Gustavo Petros y los verdugos de Venezuela, Cuba, Nicaragua y otras tiranías.
Francisco Rubiales
Pronto se abrirán de nuevo las urnas, aunque muchos, dado el carácter tiránico del presidente, lo dudan. Votar de nuevo a Sánchez sería un suicidio colectivo y una estocada de muerte a España
Si votas a Pedro Sánchez también votas a favor de:
Los ladrones de viviendas (okupas), a los que les permiten sus robos.
Los corruptos, a los que el sistema protege y rara vez castiga.
Los independentistas, a los que el gobierno de Sánchez hace regalos y otorga privilegios.
Los golpistas, en los que Sánchez se apoya para gobernar.
Los amigos del terrorismo, con los que el gobierno pacta leyes inicuas, como la de Memoria Democrática.
Los comunistas e incautos de Sumar, creados por la ingeniería sanchista para acorralar a Podemos y ganar votos en los espacios de izquierda.
Los comunistas de Podemos, a los que Sánchez ha sentado en el Consejo de Ministros.
Los inmigrantes ilegales, que encuentran en España un paraíso en el que el gobierno les premia a pesar de sus violaciones fronterizas y entradas ilegales.
Los que quieren prostituir, controlar o maniatar la Justicia, como el gobierno y los principales partidos del país.
Los vagos, premiado con pagas y ayudas estatales.
Los envidiosos que disfrutan con la desgracia ajena, a los que el gobierno halaga y cultiva para que le voten.
Los empresarios corrompidos, muchas veces favorecidos con subvenciones y contratos públicos amañados.
Los malos militares sometidos al poder socialista, que son ascendidos y premiados con dinero y cargos de relieve.
Los que que se alzan contra España y convocan violencia, a los que Sánchez indulta.
Los presos de ETA, a los que acerca a cárceles vascas, mima y suaviza sus castigos.
Los presos, mejor tratados por el Sanchismo que los españoles pobres.
Los maleantes españoles y de todo el mundo, que encuentran en España un refugio seguro.
Los sindicatos, subvencionados y corrompidos, al servicio de la izquierda, nunca del obrero.
Los que odian a España y quieren destruirla, a los que Sánchez ayuda en su labor de demolición.
Los adictos a las subvenciones, que en España se reparten un cuantioso botín de dinero público a cambio de apoyos y votos al sanchismo.
Los narcotraficantes, cada día con más poder en España.
Los ricos, que cada día son más ricos en España.
Los periodistas corrompidos, convertidos por el sanchismo en una mafia al servicio de la mentira y el poder.
Los jueces y magistrados politizados, que reproducen en el sistema judicial la corrupción nefasta de los partidos.
Los encarcelados, a los que el sistema trata mejor que a los ancianos pobres.
Los delincuentes internacionales y mafias, que en España encuentran su refugio dorado.
Los corruptos de todo tipo, desde blanqueadores de dinero a explotadores de mujeres y narcos, dueños de mansiones suntuosas en las costas españolas, donde nadie les molesta.
El sultán de Marruecos, al que Sánchez se somete constantemente y colma de privilegios, ventajas y ayudas.
Mandatarios tiranos e indignos, a los que España condecora y regala dinero, como el colombiano Gustavo Petros y los verdugos de Venezuela, Cuba, Nicaragua y otras tiranías.
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YA NO HAY NADA DE QUÉ HABLAR (No queremos vivir en la pocilga de Sánchez)
Sánchez nos ha envilecido, ha destrozado la ética y dañado la amistad y la convivencia. Esa perversión de España es una obra tan miserable y malvada que produce asco y terror. ¿Cómo puede existir un tipo tan repugnante? ¿Qué hemos hecho los españoles para ser gobernados por uno de los peores seres humanos que pisan el planeta?
Son las preguntas que se hace el autor del artículo de hoy, que ha circulado profusamente por las redes, pero que debe tener un sitio reservado en Voto en Blanco, una página que, poco a poco, se está convirtiendo en el manuel de resistencia y lucha para miles de españoles decentes y libres.
Lean el artículo del médico y escritor malagueño Juan Manuel Jimenez Muñoz y, por favor, en lugar de llorar por España, vapuleada por un ser perverso y corrupto, vela tus armas de rechazo y protesta. pacífica pero tenaz y dura, porque tendrás que utilizarlas con frecuencia, si quieres que tus hijos y nietos vivan en un país decente y no en la pocilga de Sánchez.
Con muchas personas es imposible argumentar sobre lo que está sucediendo en España. Ya no importa lo que les digamos. Cuando alguien acepta que las leyes españolas las redacte un delincuente, o que el destino de España esté en manos de quienes no quieren que el país sobreviva, ya no cabe argumentar. No hay que argumentar más. No cabe diálogo alguno. Se han borrado los mínimos códigos que posibilitan la conversación. Es como si hubiésemos de explicar a un adulto por qué no está bien robar, o burlarse de un paralítico, o no visitar a una madre. Si te lo tengo que explicar, no lo entenderías. Mejor, me callo. Tú, a lo tuyo. Yo, a lo mío.
Cuando alguien acepta que el Presidente del Gobierno diga que “hay que levantar un muro” contra la mitad de España, cuando alguien ve normal que el Presidente deba acudir cada mes a Suiza para dar cuenta de sus actos a unos anónimos “mediadores” extranjeros, o cuando alguien aplaude que sus diputados electos de Andalucía, de Extremadura, de La Rioja… voten contra sus propios intereses regionales para inundar de dinero y de prebendas a los insolidarios separatistas, ya no cabe argumentar. Ya no importa lo que le digamos. Se han borrado los mínimos códigos que posibilitan la conversación. Es como si hubiésemos de explicar a un ciego la diferencia entre el añil y el violeta. Es como si hubiésemos de explicar a un adulto por qué no está bien martirizar a un gato, o maltratar a un bebé. Si te lo tengo que explicar, no lo entenderías. Mejor, me callo.
La defensa de la amnistía ha envilecido a muchas personas cultas, gentes que han perdido su dignidad intelectual y esconden la cabeza, como el avestruz, cuando se les muestra la infame hemeroteca previa. En su servil entrega a Sánchez, a Iglesias o a Yolanda, que no al socialismo, se han visto obligadas a rechazar un día la amnistía y, al siguiente, a aplaudirla. Incluso entre los humildes simpatizantes de esos partidos, más de uno acaba por confesar como único argumento que "el partido es mi identidad". Es decir: se ratifican en negar su libertad de opinión y se vanaglorian de pertenecer a un rebaño de ovejas, a una yunta de bueyes, a una piara de cabras. Lamentablemente, son como niños pequeños en fase de obediencia acrítica a su mamá, a su papá o a su profe de gimnasia: una recua servil que, cuando Sánchez caiga en desgracia ante el separatismo, nos jurará por sus muertos que ellos fueron los primeros en advertirle del riesgo, y que nunca estuvieron de acuerdo con el líder de la secta.
La razón fundamental de los justificadores de la amnistía (la pacificación de Cataluña) no es una razón. La pacificación ha quedado definitivamente desmentida por las únicas personas autorizadas a hacerlo: sus beneficiaros. Éstos dicen una y otra vez (incluso en sede parlamentaria) que no aceptan la Constitución, que no obedecerán las Leyes del Reino de España, que los jueces prevarican, que Felipe VI no es su rey, que no se arrepienten de sus delitos y que volverán a intentar otro Golpe. Por lo tanto, no existe la tal pacificación. La verdadera y única razón de la amnistía es intercambiar investidura por impunidad. Impunidad por investidura. O sea: hacer realidad los intereses personales de Sánchez. Y, que yo sepa, los intereses particulares de alguien jamás son razones; al menos, razones morales o éticas.
La amnistía, además, consagra el axioma fundamental que encanalla nuestra vida política desde el año 2014. Según este axioma inventado por Pablo Iglesias y asumido ahora por Sánchez, los nacionalismos catalán y vasco equivalen a democracia pura, y España equivale a dictadura represiva. El separatismo, por tanto, sería la manifestación de una causa justa. De esa aberración nacida en Podemos se siguen dos teoremas falsos: (a) toda concesión al nacionalismo catalán y vasco es una mejora de nuestra vida democrática; y (b) una vez resueltas las seculares injusticias con los nacionalismos periféricos, éstos se domesticarán para siempre: una peligrosa fantasía que, desde mediados del siglo XIX, está en el origen de muchísimas guerras europeas y de las dos grandes guerras mundiales. Porque si algo han demostrado los nacionalismos de todos los lugares y colores es que son indomesticables, insaciables, incansables, inasequibles al desaliento, impermeables a todo argumento, fuente de todos los conflictos y madre de todas las desgracias.
Por si esto fuera poco, la defensa de la amnistía ha inoculado en gran parte de los españoles una retórica que degrada la salud de la Nación. Jactanciosa a más no poder, Laura Borrás, la líder corrupta de Junts, lo ha expresado anteayer muy claramente:
<>.
Y lleva razón Borrás. El tifus del nacionalismo, usando como vectores infecciosos a Sánchez, Sumar y Podemos, ha conseguido que lo que sucedía en Cataluña entre 2012 y 2022 sea ahora común en toda España: cenas de Navidad oscurecidas por el debate secesionista; amigos que evitan hablarse; amigos que dejan de serlo; algaradas en las calles; botes de humo contra los manifestantes; pintadas en librerías madrileñas; bloqueos en los Wassap a quienes se atreven a discrepar; suspicacias entre familiares, etcétera, etcétera, etcétera. En resumidas cuentas: pródromos guerracivilistas en la convivencia entre españoles. Una España en la que Pedro Sánchez, como hoy, siempre tendrá que entrar al Congreso por la puerta de atrás, y jamás podrá pisar la calle sin haberla acordonado previamente.
Firmado:
Juan Manuel Jimenez Muñoz
Son las preguntas que se hace el autor del artículo de hoy, que ha circulado profusamente por las redes, pero que debe tener un sitio reservado en Voto en Blanco, una página que, poco a poco, se está convirtiendo en el manuel de resistencia y lucha para miles de españoles decentes y libres.
Lean el artículo del médico y escritor malagueño Juan Manuel Jimenez Muñoz y, por favor, en lugar de llorar por España, vapuleada por un ser perverso y corrupto, vela tus armas de rechazo y protesta. pacífica pero tenaz y dura, porque tendrás que utilizarlas con frecuencia, si quieres que tus hijos y nietos vivan en un país decente y no en la pocilga de Sánchez.
Con muchas personas es imposible argumentar sobre lo que está sucediendo en España. Ya no importa lo que les digamos. Cuando alguien acepta que las leyes españolas las redacte un delincuente, o que el destino de España esté en manos de quienes no quieren que el país sobreviva, ya no cabe argumentar. No hay que argumentar más. No cabe diálogo alguno. Se han borrado los mínimos códigos que posibilitan la conversación. Es como si hubiésemos de explicar a un adulto por qué no está bien robar, o burlarse de un paralítico, o no visitar a una madre. Si te lo tengo que explicar, no lo entenderías. Mejor, me callo. Tú, a lo tuyo. Yo, a lo mío.
Cuando alguien acepta que el Presidente del Gobierno diga que “hay que levantar un muro” contra la mitad de España, cuando alguien ve normal que el Presidente deba acudir cada mes a Suiza para dar cuenta de sus actos a unos anónimos “mediadores” extranjeros, o cuando alguien aplaude que sus diputados electos de Andalucía, de Extremadura, de La Rioja… voten contra sus propios intereses regionales para inundar de dinero y de prebendas a los insolidarios separatistas, ya no cabe argumentar. Ya no importa lo que le digamos. Se han borrado los mínimos códigos que posibilitan la conversación. Es como si hubiésemos de explicar a un ciego la diferencia entre el añil y el violeta. Es como si hubiésemos de explicar a un adulto por qué no está bien martirizar a un gato, o maltratar a un bebé. Si te lo tengo que explicar, no lo entenderías. Mejor, me callo.
La defensa de la amnistía ha envilecido a muchas personas cultas, gentes que han perdido su dignidad intelectual y esconden la cabeza, como el avestruz, cuando se les muestra la infame hemeroteca previa. En su servil entrega a Sánchez, a Iglesias o a Yolanda, que no al socialismo, se han visto obligadas a rechazar un día la amnistía y, al siguiente, a aplaudirla. Incluso entre los humildes simpatizantes de esos partidos, más de uno acaba por confesar como único argumento que "el partido es mi identidad". Es decir: se ratifican en negar su libertad de opinión y se vanaglorian de pertenecer a un rebaño de ovejas, a una yunta de bueyes, a una piara de cabras. Lamentablemente, son como niños pequeños en fase de obediencia acrítica a su mamá, a su papá o a su profe de gimnasia: una recua servil que, cuando Sánchez caiga en desgracia ante el separatismo, nos jurará por sus muertos que ellos fueron los primeros en advertirle del riesgo, y que nunca estuvieron de acuerdo con el líder de la secta.
La razón fundamental de los justificadores de la amnistía (la pacificación de Cataluña) no es una razón. La pacificación ha quedado definitivamente desmentida por las únicas personas autorizadas a hacerlo: sus beneficiaros. Éstos dicen una y otra vez (incluso en sede parlamentaria) que no aceptan la Constitución, que no obedecerán las Leyes del Reino de España, que los jueces prevarican, que Felipe VI no es su rey, que no se arrepienten de sus delitos y que volverán a intentar otro Golpe. Por lo tanto, no existe la tal pacificación. La verdadera y única razón de la amnistía es intercambiar investidura por impunidad. Impunidad por investidura. O sea: hacer realidad los intereses personales de Sánchez. Y, que yo sepa, los intereses particulares de alguien jamás son razones; al menos, razones morales o éticas.
La amnistía, además, consagra el axioma fundamental que encanalla nuestra vida política desde el año 2014. Según este axioma inventado por Pablo Iglesias y asumido ahora por Sánchez, los nacionalismos catalán y vasco equivalen a democracia pura, y España equivale a dictadura represiva. El separatismo, por tanto, sería la manifestación de una causa justa. De esa aberración nacida en Podemos se siguen dos teoremas falsos: (a) toda concesión al nacionalismo catalán y vasco es una mejora de nuestra vida democrática; y (b) una vez resueltas las seculares injusticias con los nacionalismos periféricos, éstos se domesticarán para siempre: una peligrosa fantasía que, desde mediados del siglo XIX, está en el origen de muchísimas guerras europeas y de las dos grandes guerras mundiales. Porque si algo han demostrado los nacionalismos de todos los lugares y colores es que son indomesticables, insaciables, incansables, inasequibles al desaliento, impermeables a todo argumento, fuente de todos los conflictos y madre de todas las desgracias.
Por si esto fuera poco, la defensa de la amnistía ha inoculado en gran parte de los españoles una retórica que degrada la salud de la Nación. Jactanciosa a más no poder, Laura Borrás, la líder corrupta de Junts, lo ha expresado anteayer muy claramente:
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Y lleva razón Borrás. El tifus del nacionalismo, usando como vectores infecciosos a Sánchez, Sumar y Podemos, ha conseguido que lo que sucedía en Cataluña entre 2012 y 2022 sea ahora común en toda España: cenas de Navidad oscurecidas por el debate secesionista; amigos que evitan hablarse; amigos que dejan de serlo; algaradas en las calles; botes de humo contra los manifestantes; pintadas en librerías madrileñas; bloqueos en los Wassap a quienes se atreven a discrepar; suspicacias entre familiares, etcétera, etcétera, etcétera. En resumidas cuentas: pródromos guerracivilistas en la convivencia entre españoles. Una España en la que Pedro Sánchez, como hoy, siempre tendrá que entrar al Congreso por la puerta de atrás, y jamás podrá pisar la calle sin haberla acordonado previamente.
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Juan Manuel Jimenez Muñoz
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España, inmoral y antidemocráticamente colonizada por el PSOE
Colonizar las instituciones españolas a través del poder ejecutivo es una de las corrupciones más perversas en democracia. Pedro Sánchez es en eso un campeón mundial sin escrúpulos y sin una gota de decencia democrática que se ha apoderado de espacios y poderes que en democracia deben ser libres e independientes y los ha puesto a su servicio, en lugar de al servicio del bien común.
Esa aberración sanchista habría provocado su destitución inmediata en cualquier país democrático del mundo, pero en la pocilga española que nos han construido el PP, el PSOE y los nacionalistas caben todas las suciedades, abusos y canalladas.
El Socialismo de Sánchez ha alcanzado tal grado de corrupción que recuerda los tiempos de Cánovas y Sagasta, cuando entre los dos se repartían el poder y sus seguidores y aduladores se repartían entre ellos los sueldos públicos y el botín del Estado.
Las 15 instituciones colonizadas por Sánchez son:
- Tribunal Constitucional
- Fiscalía General del Estado
- Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)
- Correos
- Agencia EFE
- RENFE
- Consejo de Estado, donde la presidenta designada, la ex ministra Magdalena Valerio, ha sido destituida por el Tribunal Supremo)
- Paradores
- Indra
- Tribunal de Cuentas
- AENA
- Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC)
- Hipódromo de la Zarzuela
--Tribunal de Cuentas Europeo
- Embajada ante la ONU
Y, además, acaba de colocar a una de sus más entusiastas seguidoras al frente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), donde Nadia Calviño ejercerá como presidenta a partir de enero de 2024.
Hay otras muchas instituciones que también están controladas por Sánchez, a través del dinero, las amenazas y los favores, entre ellas las Fuerzas Armadas, donde los ascensos a los altos niveles son imposibles para los que no sean sometidos al sanchismo, en las universidades y en numerosas instituciones y empresas que dependen de contratos y subvenciones.
El sanchismo ha llegado con vocación de permanecer en el poder y para lograrlo está colocando sus piezas en los espacios vitales y puntos claves del sistema. El objetivo no es otro que impedir la alternancia sin tener que hacerlo con la fuerza de las armas, como han hecho otras dictaduras. Ser miembro de la Unión Europea y de la OTAN obliga a aparentar ser demócratas aunque se sean un tirano implacable y corrompido.
La última colonización por la vía dura ha sido la agencia de noticias española EFE, donde acaba de designar como residente a su antiguo secretario de Estado, el impopular Miguel Ángel Oliver.
EFE es una empresa que había logrado un puesto entre las grandes agencias mundiales distribuidoras de información a medios de comunicación de todo el mundo, junto con las anglosajonas y la francesa, pero que ahora, bajo la disciplina y la sumisión al sanchismo, perderá credibilidad y clientes en todo el mundo, perdiendo España, al mismo tiempo, capacidad de influencia y presencia internacional.
Francisco Rubiales
Esa aberración sanchista habría provocado su destitución inmediata en cualquier país democrático del mundo, pero en la pocilga española que nos han construido el PP, el PSOE y los nacionalistas caben todas las suciedades, abusos y canalladas.
El Socialismo de Sánchez ha alcanzado tal grado de corrupción que recuerda los tiempos de Cánovas y Sagasta, cuando entre los dos se repartían el poder y sus seguidores y aduladores se repartían entre ellos los sueldos públicos y el botín del Estado.
Las 15 instituciones colonizadas por Sánchez son:
- Tribunal Constitucional
- Fiscalía General del Estado
- Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)
- Correos
- Agencia EFE
- RENFE
- Consejo de Estado, donde la presidenta designada, la ex ministra Magdalena Valerio, ha sido destituida por el Tribunal Supremo)
- Paradores
- Indra
- Tribunal de Cuentas
- AENA
- Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC)
- Hipódromo de la Zarzuela
--Tribunal de Cuentas Europeo
- Embajada ante la ONU
Y, además, acaba de colocar a una de sus más entusiastas seguidoras al frente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), donde Nadia Calviño ejercerá como presidenta a partir de enero de 2024.
Hay otras muchas instituciones que también están controladas por Sánchez, a través del dinero, las amenazas y los favores, entre ellas las Fuerzas Armadas, donde los ascensos a los altos niveles son imposibles para los que no sean sometidos al sanchismo, en las universidades y en numerosas instituciones y empresas que dependen de contratos y subvenciones.
El sanchismo ha llegado con vocación de permanecer en el poder y para lograrlo está colocando sus piezas en los espacios vitales y puntos claves del sistema. El objetivo no es otro que impedir la alternancia sin tener que hacerlo con la fuerza de las armas, como han hecho otras dictaduras. Ser miembro de la Unión Europea y de la OTAN obliga a aparentar ser demócratas aunque se sean un tirano implacable y corrompido.
La última colonización por la vía dura ha sido la agencia de noticias española EFE, donde acaba de designar como residente a su antiguo secretario de Estado, el impopular Miguel Ángel Oliver.
EFE es una empresa que había logrado un puesto entre las grandes agencias mundiales distribuidoras de información a medios de comunicación de todo el mundo, junto con las anglosajonas y la francesa, pero que ahora, bajo la disciplina y la sumisión al sanchismo, perderá credibilidad y clientes en todo el mundo, perdiendo España, al mismo tiempo, capacidad de influencia y presencia internacional.
Francisco Rubiales
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Mala persona
Millones de españoles creen firmemente que Pedro Sánchez es mala persona, de esas que intentan manipular, oprimir y destruir. Los expertos recomiendan alejarse de ellas o establecer un escudo de protección para evitar que su actitud nos amargue la existencia.
No podemos asegurar con certeza plena que Pedro Sánchez sea un malvado, pero suele comportarse como tal y eso causa espanto y miedo.
Las malas personas generan sufrimiento en el entorno, pero ellas también padecen. Cuando sufren, se acentúa su maldad como revancha.
Cuando una de esas malas personas alcanza un alto nivel de influencia, como la dirección de empresas o cargos políticos con poder, su radio de acción crece y causan mucho mal y daño. Cuando tenemos a una mala persona presidiendo el gobierno de una nación, eso es peor que un tsunami o que una concatenación de desastres, desde inundaciones y erupciones volcánicas a terremotos. Pueden, incluso, destruir naciones y pueblos.
Stalin y Hitler fueron, evidentemente, malas personas y sus estragos fueron inmensos, pero no es fácil definir a las malas personas porque su gama de maldades es siempre amplia y variada. Generalmente, son aquellas que actúan para hacer el mal de manera consciente, sistemática y sin remordimientos. No siempre tienen trastornos de personalidad, aunque suele ser frecuente.
Esos individuos carecen de empatía y reúnen rasgos maquiavélicos, narcisistas y psicópatas.
Sánchez lo está demostrando a diario, ante todos los españoles, siendo capaz de romper la igualdad constitucional y entregar dinero y privilegios a sus socios delincuentes, en detrimento del resto de España. Es el primer presidente desde la muerte de Franco que no gobierna para todos los españoles. Lo hace sólo para los suyos y llama "fachas" al resto. Carece de bondad y no sabe colocarse en el sitio de los demás para entenderlos. En realidad desprecia a todo el que no se le somete. Los buenos siempre tratan de ayudar; los malos sólo quieren dominar.
Cada día son más los que opinan que Pedro Sánchez es una mala persona de libro.
Es fácil definir en qué consiste ser buena persona. Normalmente, son perfiles facilitadores, que no ponen problemas ante ninguna situación, siempre tratan de ayudar y no entienden hacer daño de manera consciente. También podemos reconocer a una mala persona intrínseca: quienes tienen la triada oscura de la personalidad, con rasgos maquiavélicos, narcisistas y psicópatas. En general, la empatía, la capacidad de pensar desde la posición de otra persona, es la principal característica de la bondad, al igual que su carencia es el rasgo más distintivo de las malas personas. La falta de empatía reposa en la base de los caracteres narcisistas y psicópatas.
Las malas personas mienten, engañan, estafan, utilizan el miedo, dividen, enfrentan, avasallan, despilfarran, exhiben poder y riqueza, carecen de escrúpulos y son hipócritas, hasta lloran y utilizan gestos teatrales para alcanzar sus objetivos.
Todos hemos tenido malas actuaciones en nuestras vidas, pero eso no nos convierte en malas personas. Los verdaderos malos, si pueden perjudicar de alguna manera, lo harán, sin sentimiento de culpa alguno y justificando por entero sus actos. Esas personas tienen mucha energía hostil, de forma crónica, y la maldad forma parte de su repertorio habitual de conducta.
El enfado y la ira son sentimientos comunes en los humanos, pero la hostilidad, que se relaciona más bien con ese pensamiento negativo hacia los otros y que se va alimentando constantemente, es rasgo de los malos. La hostilidad puede durar toda una vida, siendo el esquema de la persona 'mala', mientras que el enfado viene y se va.
La única defensa ante el malvado es apartarlo del poder y la influencia y cerrarle el circulo de su influencia para que el daño que cause sea mínimo. Cuando el malo se coloca en la cumbre, el mundo puede temblar.
Francisco Rubiales
No podemos asegurar con certeza plena que Pedro Sánchez sea un malvado, pero suele comportarse como tal y eso causa espanto y miedo.
Las malas personas generan sufrimiento en el entorno, pero ellas también padecen. Cuando sufren, se acentúa su maldad como revancha.
Cuando una de esas malas personas alcanza un alto nivel de influencia, como la dirección de empresas o cargos políticos con poder, su radio de acción crece y causan mucho mal y daño. Cuando tenemos a una mala persona presidiendo el gobierno de una nación, eso es peor que un tsunami o que una concatenación de desastres, desde inundaciones y erupciones volcánicas a terremotos. Pueden, incluso, destruir naciones y pueblos.
Stalin y Hitler fueron, evidentemente, malas personas y sus estragos fueron inmensos, pero no es fácil definir a las malas personas porque su gama de maldades es siempre amplia y variada. Generalmente, son aquellas que actúan para hacer el mal de manera consciente, sistemática y sin remordimientos. No siempre tienen trastornos de personalidad, aunque suele ser frecuente.
Esos individuos carecen de empatía y reúnen rasgos maquiavélicos, narcisistas y psicópatas.
Sánchez lo está demostrando a diario, ante todos los españoles, siendo capaz de romper la igualdad constitucional y entregar dinero y privilegios a sus socios delincuentes, en detrimento del resto de España. Es el primer presidente desde la muerte de Franco que no gobierna para todos los españoles. Lo hace sólo para los suyos y llama "fachas" al resto. Carece de bondad y no sabe colocarse en el sitio de los demás para entenderlos. En realidad desprecia a todo el que no se le somete. Los buenos siempre tratan de ayudar; los malos sólo quieren dominar.
Cada día son más los que opinan que Pedro Sánchez es una mala persona de libro.
Es fácil definir en qué consiste ser buena persona. Normalmente, son perfiles facilitadores, que no ponen problemas ante ninguna situación, siempre tratan de ayudar y no entienden hacer daño de manera consciente. También podemos reconocer a una mala persona intrínseca: quienes tienen la triada oscura de la personalidad, con rasgos maquiavélicos, narcisistas y psicópatas. En general, la empatía, la capacidad de pensar desde la posición de otra persona, es la principal característica de la bondad, al igual que su carencia es el rasgo más distintivo de las malas personas. La falta de empatía reposa en la base de los caracteres narcisistas y psicópatas.
Las malas personas mienten, engañan, estafan, utilizan el miedo, dividen, enfrentan, avasallan, despilfarran, exhiben poder y riqueza, carecen de escrúpulos y son hipócritas, hasta lloran y utilizan gestos teatrales para alcanzar sus objetivos.
Todos hemos tenido malas actuaciones en nuestras vidas, pero eso no nos convierte en malas personas. Los verdaderos malos, si pueden perjudicar de alguna manera, lo harán, sin sentimiento de culpa alguno y justificando por entero sus actos. Esas personas tienen mucha energía hostil, de forma crónica, y la maldad forma parte de su repertorio habitual de conducta.
El enfado y la ira son sentimientos comunes en los humanos, pero la hostilidad, que se relaciona más bien con ese pensamiento negativo hacia los otros y que se va alimentando constantemente, es rasgo de los malos. La hostilidad puede durar toda una vida, siendo el esquema de la persona 'mala', mientras que el enfado viene y se va.
La única defensa ante el malvado es apartarlo del poder y la influencia y cerrarle el circulo de su influencia para que el daño que cause sea mínimo. Cuando el malo se coloca en la cumbre, el mundo puede temblar.
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Sánchez es la cabeza de todo
Dejaos ya de señalar y acusar a personas que están por debajo de Sánchez. Él es el "Capo di tutti capi", el único, el autócrata que tiene todo el poder, el que exige sumisión y reverencia de los suyos y de todos los españoles, el responsable de todo. Los demás que le rodean son sólo dependientes y cortafuegos, para proteger al CAPO, el gran responsable y el mayor culpable.
El régimen sanchista es una autocracia piramidal y en la cúspide sólo está él. Todos los demás miembros de la banda son sólo soldados. El suyo es un ejército sin oficiales. Como ocurría con Franco y ocurre con Putin, él es el único capitán.
A nadie en Rusia se le ocurre pensar que el asesino de Alekséi Navalni sea el jefe de la prisión ártica donde murió o el responsable de la seguridad del Estado. Allí saben que el único responsable es el capo Putin. Sólo en España hay imbéciles y subyugados que señalan a los cortafuegos secundarios como responsables de la corrupción, el abuso y los atentado contra la democracia.
El "caso Koldo" es el "caso Sánchez" porque ni Koldo, ni Ábalos, ni Santos Cerdán, ni María Jesús Montero, ni la Armengol, ni nadie que forme parte del poder socialista es capaz de mover un sólo dedo sin el permiso del capo Sánchez.
En el PSOE de Sánchez, la democracia interna es humo, como lo es también el debate. Allí no hay más que un jefe y un único pensamiento. Lo más parecido a Sánchez es la China comunista, pero Xi Jinping, como autócrata integral, no le llega a Sánchez ni a la rodilla.
¿España es una dictadura? SI. ¿En España hay democracia? NO. En España sólo manda Sánchez y su máximo esfuerzo no está orientado a que el país prospere y crezca o a que los españoles vivan mejor, sino a controlar el resto de los recursos y poderes del Estado: la Justicia, la Monarquía, las Fuerzas Armadas, la vida y las propiedades de los ciudadanos, la información, incluso el pensamiento.
Sus armas favoritas son la manipulación, la invasión de los inmigrantes, el miedo, la mentira, el control de la información y la insidia. Mueve a las personas como si fueran tanques en una guerra, Las usa para acaparar poder y ocupar espacios.
Ha llenado España de cortafuegos sometidos y los ha colocado en los espacios estratégicos del poder: empresas públicas, instituciones, Poder Judicial, organismos de control, etc., todo un ejército de zombis a sus órdenes.
La estrategia del gran autócrata consiste en interponer a sus cortafuegos para evitar que el incendio y la mierda lleguen hasta él. Koldo, Ábalos, Armengol y todos los sospechosos son cortafuegos prescindibles cuando ya no sirven para detener el drama que amenaza al Capo. Hablar de Ábalos, de Koldo o de Armengol, en términos de poder, equivale a dar oxígeno al verdadero culpable de los escándalos, abusos e iniquidades, Pedro Sánchez.
El verdadero rostro del Capo es muy difícil de ver porque está rodeado de disimulo, sobreactuación y mentira. Cuando habla, el capo parece una monja y pone voz humilde para engañar. Cuando arde España, él se quita de enmedio y se va a Latinoamérica, como ha hecho hoy. Cuando la oposición le acusa en el Congreso, él no asiste y envía a un cortafuegos para que lo frían. Pero a veces se le escapa la soberbia del autócrata. ¿Recordáis aquello que dijo: "¿De quién depende la Fiscalía? Pues eso".
Francisco Rubiales
El régimen sanchista es una autocracia piramidal y en la cúspide sólo está él. Todos los demás miembros de la banda son sólo soldados. El suyo es un ejército sin oficiales. Como ocurría con Franco y ocurre con Putin, él es el único capitán.
A nadie en Rusia se le ocurre pensar que el asesino de Alekséi Navalni sea el jefe de la prisión ártica donde murió o el responsable de la seguridad del Estado. Allí saben que el único responsable es el capo Putin. Sólo en España hay imbéciles y subyugados que señalan a los cortafuegos secundarios como responsables de la corrupción, el abuso y los atentado contra la democracia.
El "caso Koldo" es el "caso Sánchez" porque ni Koldo, ni Ábalos, ni Santos Cerdán, ni María Jesús Montero, ni la Armengol, ni nadie que forme parte del poder socialista es capaz de mover un sólo dedo sin el permiso del capo Sánchez.
En el PSOE de Sánchez, la democracia interna es humo, como lo es también el debate. Allí no hay más que un jefe y un único pensamiento. Lo más parecido a Sánchez es la China comunista, pero Xi Jinping, como autócrata integral, no le llega a Sánchez ni a la rodilla.
¿España es una dictadura? SI. ¿En España hay democracia? NO. En España sólo manda Sánchez y su máximo esfuerzo no está orientado a que el país prospere y crezca o a que los españoles vivan mejor, sino a controlar el resto de los recursos y poderes del Estado: la Justicia, la Monarquía, las Fuerzas Armadas, la vida y las propiedades de los ciudadanos, la información, incluso el pensamiento.
Sus armas favoritas son la manipulación, la invasión de los inmigrantes, el miedo, la mentira, el control de la información y la insidia. Mueve a las personas como si fueran tanques en una guerra, Las usa para acaparar poder y ocupar espacios.
Ha llenado España de cortafuegos sometidos y los ha colocado en los espacios estratégicos del poder: empresas públicas, instituciones, Poder Judicial, organismos de control, etc., todo un ejército de zombis a sus órdenes.
La estrategia del gran autócrata consiste en interponer a sus cortafuegos para evitar que el incendio y la mierda lleguen hasta él. Koldo, Ábalos, Armengol y todos los sospechosos son cortafuegos prescindibles cuando ya no sirven para detener el drama que amenaza al Capo. Hablar de Ábalos, de Koldo o de Armengol, en términos de poder, equivale a dar oxígeno al verdadero culpable de los escándalos, abusos e iniquidades, Pedro Sánchez.
El verdadero rostro del Capo es muy difícil de ver porque está rodeado de disimulo, sobreactuación y mentira. Cuando habla, el capo parece una monja y pone voz humilde para engañar. Cuando arde España, él se quita de enmedio y se va a Latinoamérica, como ha hecho hoy. Cuando la oposición le acusa en el Congreso, él no asiste y envía a un cortafuegos para que lo frían. Pero a veces se le escapa la soberbia del autócrata. ¿Recordáis aquello que dijo: "¿De quién depende la Fiscalía? Pues eso".
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La terrible decadencia española bajo el sanchismo
Ningún país del mundo desarrollado se ha hundido con tanta intensidad y velocidad como España. De aquel "Milagro Español" que sorprendió al mundo y que convirtió a España en la octava potencia industrial del mundo y en un país de propietarios, pasamos a la actual "vergüenza española", a ser un país problemático, arruinado por el volumen de su deuda y con enfermedades tan graves como la inseguridad, la desintegración, la desconfianza en el poder y el divorcio severo entre el pueblo y el gobierno. De la alegría tradicional española estamos transitando hacia una tristeza que, poco a poco, conquista la sociedad.
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Fuimos la octava potencia industrial del planeta, teníamos un desempleo casi inexistente y los ciudadanos poseían un poder adquisitivo envidiado por todo el mundo. Se hablaba del Milagro Español y se nos comparaba con el milagro italiano y el japonés.
Pero llegaron los políticos, verdaderos miserables que se decían demócratas, de derecha o izquierda, pero que sólo eran ineptos y viciosos, y se dedicaron a pedir dinero a la banca mundial y a despilfarrar y gobernar con el trasero, hasta convertir España en lo que hoy es, un país lleno de problemas, decadente y enfermo de envidia, odio, división y frustración, donde los ciudadanos desprecian a los políticos y donde los políticos desprecian a los ciudadanos y se dedican a vivir en el lujo y el privilegio.
Con el trabajo de una sola persona en cada hogar vivían otras cinco o seis y era posible comprar una vivienda, un automóvil y disfrutar unas vacaciones anuales en la playa.
El sistema educativo y el sanitario público eran de los mejores del mundo, hoy ambos en decadencia absoluta y retrocediendo.
El desempleo español es el mayor de Europa y el juvenil de los mayores del planeta.
Las calles están llenas de mendigos e inmigrantes viviendo de pagas y cada día hay más delitos y delincuentes en un país que también era ejemplo de seguridad y convivencia.
El odio entre españoles se ha disparado y algunas regiones hacen esfuerzo por separarse y romper la nación.
Todo el Milagro Español se construyó prácticamente sin impuestos, pero hoy los impuestos españoles son récord en Europa y no para de crecer. Pedro Sánchez, el último y el peor de nuestros sátrapas miserables en el poder, los ha subido 69 veces en cinco años.
El mismo socialista Sánchez ha endeudado el país hasta límites de locura, 1.5 veces el PIB, y sigue pidiendo dinero como un demente, hipotecando la vida de por los menos las próximas tres generaciones.
Los valores han caído en picado y España ha dejado de ser un país de gente decente y honrada para convertirse en paraíso del dinero sucio, de ladrones públicos, de corruptos y de partidos políticos que, por el número de delitos y condenados, son verdaderas asociaciones para delinquir.
También nos hemos hecho cobardes, lo suficiente para tolerar a sinvergüenzas y canallas en el gobierno, olvidando que fuimos, no hace mucho, el país más bravo y valiente del mundo.
Somos ya un país débil y con demasiados enemigos, creados irresponsablemente por los políticos, que son los grandes culpables del desastre español, junto con un pueblo que les ha dejado destrozar la hermosa nación que temíamos.
No debemos el drama español al fracaso de la democracia, porque nunca tuvimos una verdadera democracia, sino a la corrupción de unos partidos políticos y una clase política que destaca como una de las peores del mundo, viciosa, codiciosa, corrupta, inmoral, tramposa, cruel, mentirosa y ladrona.
Nuestros progresos visibles: carreteras, autopistas, trenes, hoteles, aviones, aeropuertos, etc. son únicamente los frutos del dinero prestado que los políticos han obtenido de la Banca mundial y de Europa, a cambio de endeudamiento atroz y pérdida de soberanía.
El pueblo esta adormecido y adoctrinado por la clase dirigente y por una estructura de medios de comunicación casi en su totalidad comprada por el poder y que ha abandonado a su pueblo, llena de corrupción y al servicio del engaño y la mentira.
Esta es la España real que tenemos, donde las instituciones no defienden al ciudadano, donde los gobernantes están atiborrados de privilegios, corrupción y abuso de poder.
Las campanas de la emergencia están sonando desde hace décadas, pero nadie les hace caso y la regeneración, que en España es ya imprescindible para respirar, sigue sin afrontarse.
El baño en el cieno que nos preparan nuestros políticos cada mañana sigue caliente y acogedor y los imbéciles seguimos sumergiéndonos cada día en esas aguas fétidas.
Voto en Blanco.
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Fuimos la octava potencia industrial del planeta, teníamos un desempleo casi inexistente y los ciudadanos poseían un poder adquisitivo envidiado por todo el mundo. Se hablaba del Milagro Español y se nos comparaba con el milagro italiano y el japonés.
Pero llegaron los políticos, verdaderos miserables que se decían demócratas, de derecha o izquierda, pero que sólo eran ineptos y viciosos, y se dedicaron a pedir dinero a la banca mundial y a despilfarrar y gobernar con el trasero, hasta convertir España en lo que hoy es, un país lleno de problemas, decadente y enfermo de envidia, odio, división y frustración, donde los ciudadanos desprecian a los políticos y donde los políticos desprecian a los ciudadanos y se dedican a vivir en el lujo y el privilegio.
Con el trabajo de una sola persona en cada hogar vivían otras cinco o seis y era posible comprar una vivienda, un automóvil y disfrutar unas vacaciones anuales en la playa.
El sistema educativo y el sanitario público eran de los mejores del mundo, hoy ambos en decadencia absoluta y retrocediendo.
El desempleo español es el mayor de Europa y el juvenil de los mayores del planeta.
Las calles están llenas de mendigos e inmigrantes viviendo de pagas y cada día hay más delitos y delincuentes en un país que también era ejemplo de seguridad y convivencia.
El odio entre españoles se ha disparado y algunas regiones hacen esfuerzo por separarse y romper la nación.
Todo el Milagro Español se construyó prácticamente sin impuestos, pero hoy los impuestos españoles son récord en Europa y no para de crecer. Pedro Sánchez, el último y el peor de nuestros sátrapas miserables en el poder, los ha subido 69 veces en cinco años.
El mismo socialista Sánchez ha endeudado el país hasta límites de locura, 1.5 veces el PIB, y sigue pidiendo dinero como un demente, hipotecando la vida de por los menos las próximas tres generaciones.
Los valores han caído en picado y España ha dejado de ser un país de gente decente y honrada para convertirse en paraíso del dinero sucio, de ladrones públicos, de corruptos y de partidos políticos que, por el número de delitos y condenados, son verdaderas asociaciones para delinquir.
También nos hemos hecho cobardes, lo suficiente para tolerar a sinvergüenzas y canallas en el gobierno, olvidando que fuimos, no hace mucho, el país más bravo y valiente del mundo.
Somos ya un país débil y con demasiados enemigos, creados irresponsablemente por los políticos, que son los grandes culpables del desastre español, junto con un pueblo que les ha dejado destrozar la hermosa nación que temíamos.
No debemos el drama español al fracaso de la democracia, porque nunca tuvimos una verdadera democracia, sino a la corrupción de unos partidos políticos y una clase política que destaca como una de las peores del mundo, viciosa, codiciosa, corrupta, inmoral, tramposa, cruel, mentirosa y ladrona.
Nuestros progresos visibles: carreteras, autopistas, trenes, hoteles, aviones, aeropuertos, etc. son únicamente los frutos del dinero prestado que los políticos han obtenido de la Banca mundial y de Europa, a cambio de endeudamiento atroz y pérdida de soberanía.
El pueblo esta adormecido y adoctrinado por la clase dirigente y por una estructura de medios de comunicación casi en su totalidad comprada por el poder y que ha abandonado a su pueblo, llena de corrupción y al servicio del engaño y la mentira.
Esta es la España real que tenemos, donde las instituciones no defienden al ciudadano, donde los gobernantes están atiborrados de privilegios, corrupción y abuso de poder.
Las campanas de la emergencia están sonando desde hace décadas, pero nadie les hace caso y la regeneración, que en España es ya imprescindible para respirar, sigue sin afrontarse.
El baño en el cieno que nos preparan nuestros políticos cada mañana sigue caliente y acogedor y los imbéciles seguimos sumergiéndonos cada día en esas aguas fétidas.
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El tirano Sánchez está enfurecido y enloquece con las derrotas
¿Se puede ser tan tirano en la Europa del siglo XXI? Al parecer, Pedro Sánchez sí puede y con toda la impunidad imaginable. Esa tiranía desatada en España sorprende, escandaliza y abruma a millones de españoles decentes y democráticos, que creían con inocencia que la Constitución, las instituciones y Europa les defenderían de una amenaza como el sanchismo.
Pedro Sánchez, agobiado por el rechazo de los españoles, que le lleva a perder una elección tras otra, incrementa el nivel de su tiranía y quiere controlar la Justicia y la Información, sometiendo a jueces y periodistas.
Quiere que los jueces sean nombrados por el Ministerio de Justicia, que los medios de comunicación le obedezcan, que los críticos se asfixien, que nadie se atreva a criticarle y que todos defiendan su gobierno dictatorial. Se trata de medidas contrarias a la esencia de la democracia y de Europa, propias de un tipo fuera de control.
Eso sí que es fango antidemocrático.
Sánchez anuncia que aprobará antes del verano su plan para amordazar a jueces y medios críticos. Y lo hace con todo descaro, como lo harían Hitler o Stalin.
Lo que se sabe de ese plan fascista de Sánchez es que presentará el denominado "paquete de calidad democrática" para evitar los "bulos", al mismo tiempo que amenaza con reformar el Poder Judicial (CGPJ) quitándole su facultad de nombrar jueces, para que sea el Ministerio de Justicia quien los designe.
Su proyecto convertiría a Sánchez en un tirano integral, una figura maldita en la político mundial por ser asesino de las libertades y derechos y esclavizador de seres humanos.
La explicación de ese avance hacia el fango auténtico y la miseria humana es que Sánchez no acepta la realidad de ser un perdedor fracasado y, ante ese drama, está reaccionando como un desquiciado.
Ha perdido las cuatro últimas elecciones; tiene a su esposa y a su hermano ante los tribunales, que los investigan por corrupción; muchos observadores y analistas le señalan a él mismo como capo de la corrupción gubernamental; medio país sospecha que hace trampas en los escrutinios y que en realidad tiene muchos menos votos de los que se le adjudican; pierde prestigio en el mundo; se está ganando enemigos peligrosos, como Israel y Estados Unidos, entre otros; el argentino Milei está difundiendo, a nivel mundial, las miserias y abusos del sanchismo, con gran acogida en la prensa libre internacional; cada día es más marginado de los grandes foros y ya no le invitan a los principales centros de decisión; en España, el rechazo ciudadano es masivo y ya le pitan y abuchean cuando se atreve a salir a las calles; su rechazo es tan grande que genera el crecimiento de la derecha auténtica, a la que él llama "ultra" y el nacimiento de nuevos partidos que le desafían y denuncian, como el de Alvise Pérez, que ha obtenido nada menos que tres eurodiputados y 800.000 votos.
Todos estos fracasos, que en cualquier país decente y democrático habrían provocado hace mucho tiempo su dimisión, a él le enervan, le enfurecen y le empujan hacia responder al pueblo y al sistema con más tiranía y abuso.
Sin duda, Pedro Sánchez es hoy un peligro para España, Europa y la comunidad internacional.
Francisco Rubiales
Pedro Sánchez, agobiado por el rechazo de los españoles, que le lleva a perder una elección tras otra, incrementa el nivel de su tiranía y quiere controlar la Justicia y la Información, sometiendo a jueces y periodistas.
Quiere que los jueces sean nombrados por el Ministerio de Justicia, que los medios de comunicación le obedezcan, que los críticos se asfixien, que nadie se atreva a criticarle y que todos defiendan su gobierno dictatorial. Se trata de medidas contrarias a la esencia de la democracia y de Europa, propias de un tipo fuera de control.
Eso sí que es fango antidemocrático.
Sánchez anuncia que aprobará antes del verano su plan para amordazar a jueces y medios críticos. Y lo hace con todo descaro, como lo harían Hitler o Stalin.
Lo que se sabe de ese plan fascista de Sánchez es que presentará el denominado "paquete de calidad democrática" para evitar los "bulos", al mismo tiempo que amenaza con reformar el Poder Judicial (CGPJ) quitándole su facultad de nombrar jueces, para que sea el Ministerio de Justicia quien los designe.
Su proyecto convertiría a Sánchez en un tirano integral, una figura maldita en la político mundial por ser asesino de las libertades y derechos y esclavizador de seres humanos.
La explicación de ese avance hacia el fango auténtico y la miseria humana es que Sánchez no acepta la realidad de ser un perdedor fracasado y, ante ese drama, está reaccionando como un desquiciado.
Ha perdido las cuatro últimas elecciones; tiene a su esposa y a su hermano ante los tribunales, que los investigan por corrupción; muchos observadores y analistas le señalan a él mismo como capo de la corrupción gubernamental; medio país sospecha que hace trampas en los escrutinios y que en realidad tiene muchos menos votos de los que se le adjudican; pierde prestigio en el mundo; se está ganando enemigos peligrosos, como Israel y Estados Unidos, entre otros; el argentino Milei está difundiendo, a nivel mundial, las miserias y abusos del sanchismo, con gran acogida en la prensa libre internacional; cada día es más marginado de los grandes foros y ya no le invitan a los principales centros de decisión; en España, el rechazo ciudadano es masivo y ya le pitan y abuchean cuando se atreve a salir a las calles; su rechazo es tan grande que genera el crecimiento de la derecha auténtica, a la que él llama "ultra" y el nacimiento de nuevos partidos que le desafían y denuncian, como el de Alvise Pérez, que ha obtenido nada menos que tres eurodiputados y 800.000 votos.
Todos estos fracasos, que en cualquier país decente y democrático habrían provocado hace mucho tiempo su dimisión, a él le enervan, le enfurecen y le empujan hacia responder al pueblo y al sistema con más tiranía y abuso.
Sin duda, Pedro Sánchez es hoy un peligro para España, Europa y la comunidad internacional.
Francisco Rubiales
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¿No os dais cuenta de que Pedro Sánchez es el mayor gafe de la Historia moderna de España?
El rasgo dominante de Pedro Sánchez no es la corrupción, ni su alma tiránica, ni su abuso de poder, sino que es un perfecto gafe, que todo lo que toca o ama queda destruido. Es una bomba ambulante, un veneno que hiere o mata a todo el que se acerca.
Ser gobernado por un corrupto desequilibrado es malo y peligroso, pero es todavía peor tener a un gafe como gobernante porque su mala suerte es una desgracia para la nación y para todos sus ciudadanos.
Todo el que se arrima a Sánchez PIERDE ..... Le ha pasado a PODEMOS, le ha pasado al PNV, le ha pasado a ERC y le ha pasado a SUMAR ....... Pero no quieren darse cuenta de que este tío, además de antiespañol y enemigo de la libertad, es gafe.
Su esposa y su hermano, investigados por corrupción, podrían ser condenados por la Justicia. Cataluña, la única región que le vota y a la que él ama y mima, es ya una región fallida, en retroceso, empobreciéndose, llena de chorizos y delincuentes.
Pierde todas las elecciones; es el presidente de gobierno más despreciado por el pueblo desde Godoy; tiene investigados por corrupción a su esposa y a su hermano; media España le abuchea cuando lo ve en la calle; millones de electores creen que gobierna porque ha hecho fraude electoral; cada día son más los que le consideran un tirano y una mala persona… ¿Se puede ser más desgraciado y fracasado? El sujeto que padece ese calvario sólo puede ser un gafe empedernido e incurable.
Los colaboradores más cercanos del gafe Sánchez caen como moscas: Pablo Iglesias, Ábalos, Koldo y ahora Yolanda. Sus socios de gobierno se hunden: Podemos, SUMAR y algo parecido le ocurre a sus aliados.
Pero la mayor víctima del gafe Sánchez es España, un país en retroceso, que fue ejemplo de democracia y ahora navega en las fronteras de la dictadura, que fue un portento económico y ahora está en la cola de Europa, junto a Rumania y Bulgaria.
El gafe ha logrado que España tenga enemigos muy peligrosos: Marruecos, Argelia, Israel y otros que sin ser todavía enemigos declarados se sienten cada día más lejos e incómodos con el gafe: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia, Argentina…
Nadie se atreve a decirlo pero Sánchez, un tipo antipático que nos ha hecho perder decenas de miles de millones en los negocios, tiene en contra al poderoso capital judío y ha pedido dinero como un loco a los bancos, elevando la deuda española hasta niveles de quiebra.
Ha arruinado la Monarquía y ha convertido al débil Felipe VI en un rey amortizado. Ha arruinado el prestigio de las instituciones claves del Estado. Ha enfrentado a unas comunidades con otras, convirtiendo a su favorita Cataluña en una región odiosa. Ha domesticado al Ejército, le ha arrebatado el honor y la bravura y le ha limado las uñas y los dientes. Espanta a las empresas, arruina a los autónomos, aterroriza al contribuyente y siembra división y odio para dominar a todo el mundo. Es un mal tipo.
Ha hecho de España un país poco fiable en el mundo, sometido a un tirano caprichoso y falso, una nación que molesta en los grandes foros mundiales del poder.
Bajo el gafe Sánchez, España fue el país del mundo que más ha sufrido con la pandemia del COVID y el que ocupa puestos de liderazgo en casi todas las desgracias: decadencia, avance hacia la pobreza, inflación, despilfarro, deuda, trata de blancas, fracaso escolar, drogas, dinero negro, impuestos abusivos, precios altos de los combustibles y un largo etcétera.
Tantas desgracias juntas son metafísicamente imposibles, salvo que un peligroso gafe ande por medio.
Pedro Sánchez lo es.
Francisco Rubiales
Ser gobernado por un corrupto desequilibrado es malo y peligroso, pero es todavía peor tener a un gafe como gobernante porque su mala suerte es una desgracia para la nación y para todos sus ciudadanos.
Todo el que se arrima a Sánchez PIERDE ..... Le ha pasado a PODEMOS, le ha pasado al PNV, le ha pasado a ERC y le ha pasado a SUMAR ....... Pero no quieren darse cuenta de que este tío, además de antiespañol y enemigo de la libertad, es gafe.
Su esposa y su hermano, investigados por corrupción, podrían ser condenados por la Justicia. Cataluña, la única región que le vota y a la que él ama y mima, es ya una región fallida, en retroceso, empobreciéndose, llena de chorizos y delincuentes.
Pierde todas las elecciones; es el presidente de gobierno más despreciado por el pueblo desde Godoy; tiene investigados por corrupción a su esposa y a su hermano; media España le abuchea cuando lo ve en la calle; millones de electores creen que gobierna porque ha hecho fraude electoral; cada día son más los que le consideran un tirano y una mala persona… ¿Se puede ser más desgraciado y fracasado? El sujeto que padece ese calvario sólo puede ser un gafe empedernido e incurable.
Los colaboradores más cercanos del gafe Sánchez caen como moscas: Pablo Iglesias, Ábalos, Koldo y ahora Yolanda. Sus socios de gobierno se hunden: Podemos, SUMAR y algo parecido le ocurre a sus aliados.
Pero la mayor víctima del gafe Sánchez es España, un país en retroceso, que fue ejemplo de democracia y ahora navega en las fronteras de la dictadura, que fue un portento económico y ahora está en la cola de Europa, junto a Rumania y Bulgaria.
El gafe ha logrado que España tenga enemigos muy peligrosos: Marruecos, Argelia, Israel y otros que sin ser todavía enemigos declarados se sienten cada día más lejos e incómodos con el gafe: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia, Argentina…
Nadie se atreve a decirlo pero Sánchez, un tipo antipático que nos ha hecho perder decenas de miles de millones en los negocios, tiene en contra al poderoso capital judío y ha pedido dinero como un loco a los bancos, elevando la deuda española hasta niveles de quiebra.
Ha arruinado la Monarquía y ha convertido al débil Felipe VI en un rey amortizado. Ha arruinado el prestigio de las instituciones claves del Estado. Ha enfrentado a unas comunidades con otras, convirtiendo a su favorita Cataluña en una región odiosa. Ha domesticado al Ejército, le ha arrebatado el honor y la bravura y le ha limado las uñas y los dientes. Espanta a las empresas, arruina a los autónomos, aterroriza al contribuyente y siembra división y odio para dominar a todo el mundo. Es un mal tipo.
Ha hecho de España un país poco fiable en el mundo, sometido a un tirano caprichoso y falso, una nación que molesta en los grandes foros mundiales del poder.
Bajo el gafe Sánchez, España fue el país del mundo que más ha sufrido con la pandemia del COVID y el que ocupa puestos de liderazgo en casi todas las desgracias: decadencia, avance hacia la pobreza, inflación, despilfarro, deuda, trata de blancas, fracaso escolar, drogas, dinero negro, impuestos abusivos, precios altos de los combustibles y un largo etcétera.
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El movimiento mundial del "asco"
Los ciudadanos sienten asco de la política en casi todo el mundo. El asco se está convirtiendo en el gran protagonista de la política mundial, en este siglo XXI.
Hace dos décadas el mundo era testigo del movimiento de los "indignados", una fuerza que movilizó a millones de ciudadanos, hartos de dictadores y canallas en el poder, y que cambió regímenes, provocó revoluciones populares, hizo surgir nuevos partidos y quiso transformar el mundo, pero que al final se diluyó como un azucarillo porque los poderosos supieron adaptarse al desafío y lo neutralizaron con la mentira, la manipulación, el miedo y la tiranía represora, siempre hipócritamente camuflada de democracia y justicia social.
Hoy está creciendo en todo el mundo el nuevo movimiento del "asco", parecido al de los indignados pero más decepcionado, radical y desesperado, que también quiere cambiar el mundo y que acusa del drama mundial y de la podredumbre a la clase dirigente, sobre todo a los políticos, a los que acusa de ser fracasados que en lugar de mejorar la vida de los ciudadanos con su gobierno la está destrozando.
El movimiento del asco será protagonista del acontecer político en las próximas décadas y tendrá graves consecuencias sobre la libertad, el liderazgo, la política, la economía y principalmente sobre la convivencia y la paz mundial.
El asco está detrás de la Guerra de Ucrania, de las invasiones descontroladas de inmigrantes, del terrorismo desesperado y del profundo deterioro moral de los políticos, que se han convertido en la escoria podrida de la Humanidad.
El asco moral hacia los políticos es un sentimiento que aumenta cada día y que impregna el acontecer mundial y las relaciones del ciudadano con los poderes. Durante siglos, los ciudadanos han soportado la hipocresía, la traición y la crueldad de sus dirigentes, pero parece que ahora están cansados de soportar a tantos canallas, ególatras y psicópatas fracasados, dueños de los estados y gobernando en nombre de partidos políticos que son auténticas cochineras de corrupción, abuso de poder y delito.
El divorcio entre políticos y ciudadanos es el principal rasgo de la política mundial en el siglo XXI y el asco está detrás de ese drama.
Los políticos ya no causan indignación sino asco y repulsión. Tipos como el español Pedro Sánchez, que gobierna como quiere, sin respeto a las leyes ni a la voluntad popular, producen ganas de vomitar, algo que va más allá de la indignación y el rechazo. Sánchez, al que la gente abuchea en las calles y le desea todo tipo de desgracias, es uno de los más perfectos políticos generadores de asco en el mundo actual.
Es casi imposible encontrar un político en el mundo tan viscoso, falso y repulsivo como el español Sánchez. El único que se le acerca con capacidad de competir es, por desgracia, otro socialista español, José Luis Rodríguez Zapatero.
El asco es una reacción defensiva frente a algo que nos puede causar daño y nació hace milenios como rechazo a aquellos alimentos que nos pueden enfermar y a las enfermedades que nos pueden matar.
El salto del asco a la política se produce por los mismos caminos: defensa frente a tipos miserables y dañinos que nos causan daño y hasta pueden matarnos.
Cuando el cuerpo político se corrompe, se rechaza, como ocurre con los alimentos venenosos. Es lo que está pasando ahora con los poderosos, con los políticos, los banqueros... La gente siente repugnancia moral.
Pero el asco también produce daños físicos. Hay estudios que demuestran que el asco genera enfermedades mentales, estrés extremo y desequilibrios graves. El asco es un sentimiento tan profundo que sólo se tolera por poco tiempo. Si se prolonga toda una legislatura, con el país gobernado por la chusma corrupta, ese asco produce enfermedades y muertes.
El sentimiento del asco es un salto cualitativo con respecto al rechazo indignado. El asco es visceral y fisiológico además de mental. Los malos políticos del pasado producían rechazo, pero no asco. Los de ahora son generadores de vómitos, diarreas y cólicos morales y, a veces, hasta físicos.
La gente de este siglo XXI no está dispuesta a soportar en el poder a mentirosos, estafadores, psicópatas, arrogantes, corruptos y sinvergüenzas, gente que expolia a sus compatriotas, que propicia la corrupción en su entorno y que vive en el lujo, sin merecerlo, con el dinero que roban (legalmente) a sus víctimas, los ciudadanos.
El asco genera deseos irrefrenables de venganza. Los ciudadanos asqueados, impotentes para golpear y expulsar del poder a los delincuentes que gobiernan, los esperan a pie de urna para votar en su contra.
De ahí nacen con fuerza nuevos partidos radicales,, como VOX, que no tienen otro mérito que prometer acabar con el abuso y el mal gobierno de los asquerosos.
A pesar de su dureza, el sentimiento de asco tiene una dimensión positiva: produce una potente reacción a favor de la limpieza y la democracia, muy superior y más positiva que la resignación, que al fin y al cabo es una cobardía y una huida.
Podemos asegurar, sin miedo a equivocarnos, que la única medicina que cura del asco a los políticos delincuentes es la rebeldía y la lucha contra esa plaga indecente.
Francisco Rubiales
Nota:
Omito foto del infecto para no herir sensibilidades.
Hace dos décadas el mundo era testigo del movimiento de los "indignados", una fuerza que movilizó a millones de ciudadanos, hartos de dictadores y canallas en el poder, y que cambió regímenes, provocó revoluciones populares, hizo surgir nuevos partidos y quiso transformar el mundo, pero que al final se diluyó como un azucarillo porque los poderosos supieron adaptarse al desafío y lo neutralizaron con la mentira, la manipulación, el miedo y la tiranía represora, siempre hipócritamente camuflada de democracia y justicia social.
Hoy está creciendo en todo el mundo el nuevo movimiento del "asco", parecido al de los indignados pero más decepcionado, radical y desesperado, que también quiere cambiar el mundo y que acusa del drama mundial y de la podredumbre a la clase dirigente, sobre todo a los políticos, a los que acusa de ser fracasados que en lugar de mejorar la vida de los ciudadanos con su gobierno la está destrozando.
El movimiento del asco será protagonista del acontecer político en las próximas décadas y tendrá graves consecuencias sobre la libertad, el liderazgo, la política, la economía y principalmente sobre la convivencia y la paz mundial.
El asco está detrás de la Guerra de Ucrania, de las invasiones descontroladas de inmigrantes, del terrorismo desesperado y del profundo deterioro moral de los políticos, que se han convertido en la escoria podrida de la Humanidad.
El asco moral hacia los políticos es un sentimiento que aumenta cada día y que impregna el acontecer mundial y las relaciones del ciudadano con los poderes. Durante siglos, los ciudadanos han soportado la hipocresía, la traición y la crueldad de sus dirigentes, pero parece que ahora están cansados de soportar a tantos canallas, ególatras y psicópatas fracasados, dueños de los estados y gobernando en nombre de partidos políticos que son auténticas cochineras de corrupción, abuso de poder y delito.
El divorcio entre políticos y ciudadanos es el principal rasgo de la política mundial en el siglo XXI y el asco está detrás de ese drama.
Los políticos ya no causan indignación sino asco y repulsión. Tipos como el español Pedro Sánchez, que gobierna como quiere, sin respeto a las leyes ni a la voluntad popular, producen ganas de vomitar, algo que va más allá de la indignación y el rechazo. Sánchez, al que la gente abuchea en las calles y le desea todo tipo de desgracias, es uno de los más perfectos políticos generadores de asco en el mundo actual.
Es casi imposible encontrar un político en el mundo tan viscoso, falso y repulsivo como el español Sánchez. El único que se le acerca con capacidad de competir es, por desgracia, otro socialista español, José Luis Rodríguez Zapatero.
El asco es una reacción defensiva frente a algo que nos puede causar daño y nació hace milenios como rechazo a aquellos alimentos que nos pueden enfermar y a las enfermedades que nos pueden matar.
El salto del asco a la política se produce por los mismos caminos: defensa frente a tipos miserables y dañinos que nos causan daño y hasta pueden matarnos.
Cuando el cuerpo político se corrompe, se rechaza, como ocurre con los alimentos venenosos. Es lo que está pasando ahora con los poderosos, con los políticos, los banqueros... La gente siente repugnancia moral.
Pero el asco también produce daños físicos. Hay estudios que demuestran que el asco genera enfermedades mentales, estrés extremo y desequilibrios graves. El asco es un sentimiento tan profundo que sólo se tolera por poco tiempo. Si se prolonga toda una legislatura, con el país gobernado por la chusma corrupta, ese asco produce enfermedades y muertes.
El sentimiento del asco es un salto cualitativo con respecto al rechazo indignado. El asco es visceral y fisiológico además de mental. Los malos políticos del pasado producían rechazo, pero no asco. Los de ahora son generadores de vómitos, diarreas y cólicos morales y, a veces, hasta físicos.
La gente de este siglo XXI no está dispuesta a soportar en el poder a mentirosos, estafadores, psicópatas, arrogantes, corruptos y sinvergüenzas, gente que expolia a sus compatriotas, que propicia la corrupción en su entorno y que vive en el lujo, sin merecerlo, con el dinero que roban (legalmente) a sus víctimas, los ciudadanos.
El asco genera deseos irrefrenables de venganza. Los ciudadanos asqueados, impotentes para golpear y expulsar del poder a los delincuentes que gobiernan, los esperan a pie de urna para votar en su contra.
De ahí nacen con fuerza nuevos partidos radicales,, como VOX, que no tienen otro mérito que prometer acabar con el abuso y el mal gobierno de los asquerosos.
A pesar de su dureza, el sentimiento de asco tiene una dimensión positiva: produce una potente reacción a favor de la limpieza y la democracia, muy superior y más positiva que la resignación, que al fin y al cabo es una cobardía y una huida.
Podemos asegurar, sin miedo a equivocarnos, que la única medicina que cura del asco a los políticos delincuentes es la rebeldía y la lucha contra esa plaga indecente.
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Omito foto del infecto para no herir sensibilidades.
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El “despiadado” Pedro Sánchez
The Economist llama “astuto” y “despiadado” a Pedro Sánchez. Es la crítica más dura lanzada contra Sánchez por un medio internacional de prensa, de gran prestigio e influencia. De hecho, las palabras empleadas contra Sánchez son tan crueles o más que las que la prensa occidental emplea contra Putin, Maduro y otros tiranos deleznables.
La revista británica ya ha calado al inmoral tirano Sánchez, vergüenza de Occidente y verdugo de los españoles. Hoy le golpea con una dureza especial y le llama "despiadado", uno de los peores calificativos que se puede emplear contra un ser humano.
Llamar "despiadado" a Pedro Sánchez no parece exagerado, sino fiel reflejo de su labor al frente del gobierno de España.
Está comprobado que Sánchez antepone sus intereses al bien común, indulta a delincuentes, expande la corrupción, protege a sus familiares manchados por el abuso de poder, llena nuestras calles de delincuentes, apoya a los ladrones de viviendas, asalta la Justicia, coloniza las instituciones y embiste a las libertades.
Además, ha endeudado al país de manera enloquecida, despilfarra, está lleno de codicia, cobra impuestos desproporcionados e injustos y miente como un bellaco con más de 600 mentira detectadas por la hemeroteca en los últimos años.
Para colmo, se ha aliado con lo peor de España, premia a los malvados, beneficia a las comunidades más desleales en perjuicio de las más leales y cumplidoras, se rodea de personas sin honor ni decencia y, como afirma The Economist, «se aferra al cargo a costa de la democracia española» y «gobierna a placer de los nacionalistas radicales catalanes y vascos».
Sobre la oposición del PP, la revista británica también es dura y la califica de «ineficaz y dividida» y sostiene que su inoperancia y torpeza son los mejores activos del sanchismo.
Como ejemplo visible de la bajeza de Sánchez, The Economist afirma que el antiguo terrorista Otegi amordaza a Sánchez y exhibe su influencia en el Gobierno al forzarle a saltarse más líneas rojas.
El medio británico advierte que las "tácticas" de Pedro Sánchez están teniendo "un alto coste para la democracia" y da a entender que conducen a España hacia la ruina y el fracaso.
La gran pregunta es si Pedro Sánchez es o no tan "despiadado" e inmoral como le califican. Ser despìadado significa ser cruel, injusto, desalmado y carecer de piedad, atributos brutales que quizás sean los peores para un ser humano. "Despiadados" son los asesinos en serie y los grandes tiranos de este mundo, del nivel de Hitler, Stalin, Pol Pot, Mao y Maduro. Es cierto que todavía no se le conocen al dirigente español crímenes, pero sí océanos de injusticias y estragos a los españoles y a España, la nación que ha tenido la mala suerte de tenerlo como jefe de gobierno.
Ha indultado a delincuentes, ha roto la igualdad entre regiones y ciudadanos que consagraba la Constitución, sólo porque él necesita los votos de los más canallas y antiespañoles. Ha eliminado leyes que castigaban la rebelión, el golpe de Estado y la corrupción, sólo para beneficiar a sus aliados delincuentes y llenos de odio a España, ha llenado de vicio y bajeza a su partido, el PSOE, al que ha despojado de toda ideología y grandeza, y es capaz de cerrar los ojos y oídos para no ver como millones de españoles le rechazan y abuchean por las calles.
Viaja en costosos aviones del Estado y cuando se mueve por carretera lo hace rodeado de caravanas de coches y guardaespaldas, con más protección y boato que el presidente de Estados Unidos.
Muchos le califican de "inhumano", palabra que también es sinónimo de "despiadado" por sus mentiras, engaños y medidas contrarias a la justicia y al bien común.
Entre sus "fechorías" antidemocráticas y contrarias al bien común destacan su asalto a la Justicia y haber colocado a sus amigos al frente de instituciones de gran peso, que necesitan ser independientes, como el Tribunal Constitucional, el Banco de España, la Fiscalía General y otras muchas.
Sinceramente, su labor de gobierno es repugnante y despiadada para cualquier persona decente y demócrata.
Francisco Rubiales
La revista británica ya ha calado al inmoral tirano Sánchez, vergüenza de Occidente y verdugo de los españoles. Hoy le golpea con una dureza especial y le llama "despiadado", uno de los peores calificativos que se puede emplear contra un ser humano.
Llamar "despiadado" a Pedro Sánchez no parece exagerado, sino fiel reflejo de su labor al frente del gobierno de España.
Está comprobado que Sánchez antepone sus intereses al bien común, indulta a delincuentes, expande la corrupción, protege a sus familiares manchados por el abuso de poder, llena nuestras calles de delincuentes, apoya a los ladrones de viviendas, asalta la Justicia, coloniza las instituciones y embiste a las libertades.
Además, ha endeudado al país de manera enloquecida, despilfarra, está lleno de codicia, cobra impuestos desproporcionados e injustos y miente como un bellaco con más de 600 mentira detectadas por la hemeroteca en los últimos años.
Para colmo, se ha aliado con lo peor de España, premia a los malvados, beneficia a las comunidades más desleales en perjuicio de las más leales y cumplidoras, se rodea de personas sin honor ni decencia y, como afirma The Economist, «se aferra al cargo a costa de la democracia española» y «gobierna a placer de los nacionalistas radicales catalanes y vascos».
Sobre la oposición del PP, la revista británica también es dura y la califica de «ineficaz y dividida» y sostiene que su inoperancia y torpeza son los mejores activos del sanchismo.
Como ejemplo visible de la bajeza de Sánchez, The Economist afirma que el antiguo terrorista Otegi amordaza a Sánchez y exhibe su influencia en el Gobierno al forzarle a saltarse más líneas rojas.
El medio británico advierte que las "tácticas" de Pedro Sánchez están teniendo "un alto coste para la democracia" y da a entender que conducen a España hacia la ruina y el fracaso.
La gran pregunta es si Pedro Sánchez es o no tan "despiadado" e inmoral como le califican. Ser despìadado significa ser cruel, injusto, desalmado y carecer de piedad, atributos brutales que quizás sean los peores para un ser humano. "Despiadados" son los asesinos en serie y los grandes tiranos de este mundo, del nivel de Hitler, Stalin, Pol Pot, Mao y Maduro. Es cierto que todavía no se le conocen al dirigente español crímenes, pero sí océanos de injusticias y estragos a los españoles y a España, la nación que ha tenido la mala suerte de tenerlo como jefe de gobierno.
Ha indultado a delincuentes, ha roto la igualdad entre regiones y ciudadanos que consagraba la Constitución, sólo porque él necesita los votos de los más canallas y antiespañoles. Ha eliminado leyes que castigaban la rebelión, el golpe de Estado y la corrupción, sólo para beneficiar a sus aliados delincuentes y llenos de odio a España, ha llenado de vicio y bajeza a su partido, el PSOE, al que ha despojado de toda ideología y grandeza, y es capaz de cerrar los ojos y oídos para no ver como millones de españoles le rechazan y abuchean por las calles.
Viaja en costosos aviones del Estado y cuando se mueve por carretera lo hace rodeado de caravanas de coches y guardaespaldas, con más protección y boato que el presidente de Estados Unidos.
Muchos le califican de "inhumano", palabra que también es sinónimo de "despiadado" por sus mentiras, engaños y medidas contrarias a la justicia y al bien común.
Entre sus "fechorías" antidemocráticas y contrarias al bien común destacan su asalto a la Justicia y haber colocado a sus amigos al frente de instituciones de gran peso, que necesitan ser independientes, como el Tribunal Constitucional, el Banco de España, la Fiscalía General y otras muchas.
Sinceramente, su labor de gobierno es repugnante y despiadada para cualquier persona decente y demócrata.
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El saldo de población desde que Sánchez llegó a La Moncloa: 620.000 españoles menos y 2,7 millones de extranjeros más
La avalancha migratoria sigue haciendo estragos en España, que el pasado mes de junio alcanzó un nuevo récord de habitantes superando las 48 millones. Sin embargo, si analizamos a qué se debe este crecimiento basándonos en datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), comprobamos que desde que llegó Pedro Sánchez al Ejecutivo nacional —el 1 de junio de 2018—, la inmigración ha crecido en más de dos millones de personas (2.703.938), mientras que la población española ha pasado de estar sobre los 40.382.905 a caer a los 39.761.459 (un balance de 621.446 españoles).
Según ha detallado la cuenta de X (antes Twitter) Renacimiento Demográfico, de esa caída 511.000 se deben a la diferencia entre los muertos y los nacidos mientras que en torno a 110.000 son casos de españoles que deciden emigrar (una media de 18.000 personas al año).
La población de Barcelona, una de las capitales con más afluencia de inmigrantes, creció por segundo año consecutivo y se situó en 1.702.814 residentes, la cifra más alta de ciudadanos censados en la ciudad desde 1991 y que representa, además, un aumento del 2,6% respecto a 2023.
Una novedad destacada de los datos del padrón es que, por primera vez desde 2015, la población de nacionalidad española empadronada aumentó, aunque el crecimiento fue de tan sólo un 0,1%. Así, en Barcelona, el crecimiento demográfico resultó sobre todo del aumento de un 10,4% respeto en 2023 de la población extranjera, que logra el máximo en la historia reciente de la ciudad tanto en términos absolutos —432.556 personas—, como en peso relativo, un 25,4 % del total. Es decir, uno de cada cuatro barceloneses tiene nacionalidad extranjera.
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Según ha detallado la cuenta de X (antes Twitter) Renacimiento Demográfico, de esa caída 511.000 se deben a la diferencia entre los muertos y los nacidos mientras que en torno a 110.000 son casos de españoles que deciden emigrar (una media de 18.000 personas al año).
La población de Barcelona, una de las capitales con más afluencia de inmigrantes, creció por segundo año consecutivo y se situó en 1.702.814 residentes, la cifra más alta de ciudadanos censados en la ciudad desde 1991 y que representa, además, un aumento del 2,6% respecto a 2023.
Una novedad destacada de los datos del padrón es que, por primera vez desde 2015, la población de nacionalidad española empadronada aumentó, aunque el crecimiento fue de tan sólo un 0,1%. Así, en Barcelona, el crecimiento demográfico resultó sobre todo del aumento de un 10,4% respeto en 2023 de la población extranjera, que logra el máximo en la historia reciente de la ciudad tanto en términos absolutos —432.556 personas—, como en peso relativo, un 25,4 % del total. Es decir, uno de cada cuatro barceloneses tiene nacionalidad extranjera.
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