La diversidad es nociva para la sociedad
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La diversidad es nociva para la sociedad
¿La diversidad perjudica a la sociedad? El célebre sociólogo Robert Putnam llega a una conclusión políticamente incorrecta y responde afirmativamente a esta pregunta.
“La diversidad es algo maravilloso, es cosa sabida”: esa es la verdad que el sistema proclama y los bardos de la multicultura repiten. Nadie aporta pruebas convincentes de ello, más bien todo indica lo contrario: la experiencia vivida por millones de personas y los estudios científicos de los investigadores no contaminados por la ideología en boga ni a sueldo de los promotores de teorías tan nefastas como artificialmente elevadas a categoría de modelo infalible de sociedad y de ideal humano insuperable. El sociólogo Robert Putnam de la Universidad de Harvard, también creía en ello hasta que sus propios estudios le han señalado serios problemas de anomia relacionados con la convivencia de las culturas.
La fórmula: “La inmigración es una riqueza” se ha convertido en un tópico, pero es muy posible que la “diversidad étnica” engendrada por la inmigración socave el “capital social” de las sociedades sometidas a este proceso, es decir todas las redes sociales “ciudadanas” que permiten la participación de los individuos en la sociedad. Esta es la conclusión políticamente incorrecta a la que ha llegado uno de los más importantes sociólogos norteamericanos, Robert Putnam.
Este profesor de la Universidad de Harvard se convirtió en una estrella de la sociología con un artículo titulado “Bowlling alone” (más tarde se publicó en un libro). Ahí describía la caída de la participación cívica y la erosión de lo que algunos, desde Alexis de Toqueville en el siglo XIX, habían presentado como un elemento esencial de la democracia norteamericana: las asociaciones voluntarias. El concepto de “capital social” golpeó los espíritus, penetró en el vocabulario y en las políticas públicas con una rapidez fulgurante, y le valió a su autor una fama que le llevó a ser invitado a la Casa Banca, tanto con Clinton como con Bush.
En junio pasado, la publicación de un nuevo artículo de Putnam desencadenó una importante polémica. El texto titulado “E Pluribus Unum Diversity and Community in the Twenty-First Century” (publicado en la revista “Scandinavian Political Studies”) retoma y profundiza un discurso ofrecido por el sociólogo con ocasión de la recepción del Premio Skytte que se le ha otorgó por su concepto de “capital social”. En él Putnam presenta los primeros resultados de sus investigaciones sobre el impacto de la diversidad sobre el capital social, y define su programa.
El mismo Putnam se encuentra incómodo con sus propias conclusiones. Algunos universitarios de izquierda piensan que ha traicionado su bando (Putnam siempre ha sido considerado un sociólogo de izquierda). Por el otro lado, los conservadores, como el ex candidato a la presidencia, Pat Buchanan, lo califican de genio y lo felicitan por provocar una toma de conciencia acerca de los riesgos de la inmigración.
En artículo, Putnam sostiene que “sería una lástima que un progresismo políticamente correcto se dedicara a negar el hecho de que la diversidad representa un desafío para la solidaridad social. Y añade que “sería igualmente una lástima que un conservadurismo ahistórico y etnocéntrico negara que sea posible y deseable afrontar este desafío.
Pero, ¿cómo llega Putnam a sus conclusiones?
En primer lugar Putnam nos recuerda que en una sociedad rica en capital social, los niños crecen en buena salud, todo el mundo goza de seguridad, la esperanza de vida es incluso mayor y la vida democrática es de buena calidad. Sin el famoso capital social, estos indicadores caen en picado.
Putnam llevó a cabo su investigación en 2000, ante 30.000 personas en 41 ciudades de los EE.UU, ricos y pobres, blancos y negros,latinos o asiáticos. Se les preguntó a los encuestados si tenían confianza en sus vecinos, acerca de sus “prácticas y actitudes cívicas , y acerca de sus amistades.
Conclusiones:
Cuanto más elevada es la diversidad étnica:
- menos confianza tienen los ciudadanos en el gobierno, en los dirigentes y los medios de comunicación locales
- menos altos son los índices de registro en las listas electorales (en los EE.UU hay que registrarse antes de votar)
- menos altos son los índices de voluntariado o de donaciones a los organismos de caridad
- menos inclinados están los ciudadanos a participar en proyectos comunitarios
- menos amigos o relaciones vecinales tienen las personas
- más ven la televisión y admiten estar de acuerdo con el enunciado “la televisión es mi pasatiempo más importante”
Dicho de otra manera: ¡el capital social es más bien asocial!
En definitiva: Putnam estima que los dados desmienten las dos teorías más comunes en la literatura sobre el tema de la inmigración. La primera, la del “contacto” (muy corriente entre los bienpensantes de las grandes ciudades), pretende que cuando más se codea uno con gentes de otras culturas más se vuelve uno tolerante. La segunda. la del “conflicto”, postula por el contrario, que cuando más se tiene contacto con otras culturas, más los individuos se repliegan sobre sus propias comunidades para formar ghettos o cuasi-ghettos.
Putnam concluye, en cambio, que la diversidad conduce a las personas a comportarse como… tortugas. La “diversidad provoca la anomia y el aislamiento. Las personas que viven en lugares “diversificados” parecen refugiarse en su carapazón como las tortugas”. En los lugares “diversificados”, no sólo los niveles de confianza de los miembros de las demás comunidades se hunden sino que paralelamente la confianza hacia los demás miembros de la propia comunidad se erosiona. el individuo, para retomar la fórmula de Tocqueville, se refugia en la “soledad de su propio corazón”. Fuente
“La diversidad es algo maravilloso, es cosa sabida”: esa es la verdad que el sistema proclama y los bardos de la multicultura repiten. Nadie aporta pruebas convincentes de ello, más bien todo indica lo contrario: la experiencia vivida por millones de personas y los estudios científicos de los investigadores no contaminados por la ideología en boga ni a sueldo de los promotores de teorías tan nefastas como artificialmente elevadas a categoría de modelo infalible de sociedad y de ideal humano insuperable. El sociólogo Robert Putnam de la Universidad de Harvard, también creía en ello hasta que sus propios estudios le han señalado serios problemas de anomia relacionados con la convivencia de las culturas.
La fórmula: “La inmigración es una riqueza” se ha convertido en un tópico, pero es muy posible que la “diversidad étnica” engendrada por la inmigración socave el “capital social” de las sociedades sometidas a este proceso, es decir todas las redes sociales “ciudadanas” que permiten la participación de los individuos en la sociedad. Esta es la conclusión políticamente incorrecta a la que ha llegado uno de los más importantes sociólogos norteamericanos, Robert Putnam.
Este profesor de la Universidad de Harvard se convirtió en una estrella de la sociología con un artículo titulado “Bowlling alone” (más tarde se publicó en un libro). Ahí describía la caída de la participación cívica y la erosión de lo que algunos, desde Alexis de Toqueville en el siglo XIX, habían presentado como un elemento esencial de la democracia norteamericana: las asociaciones voluntarias. El concepto de “capital social” golpeó los espíritus, penetró en el vocabulario y en las políticas públicas con una rapidez fulgurante, y le valió a su autor una fama que le llevó a ser invitado a la Casa Banca, tanto con Clinton como con Bush.
En junio pasado, la publicación de un nuevo artículo de Putnam desencadenó una importante polémica. El texto titulado “E Pluribus Unum Diversity and Community in the Twenty-First Century” (publicado en la revista “Scandinavian Political Studies”) retoma y profundiza un discurso ofrecido por el sociólogo con ocasión de la recepción del Premio Skytte que se le ha otorgó por su concepto de “capital social”. En él Putnam presenta los primeros resultados de sus investigaciones sobre el impacto de la diversidad sobre el capital social, y define su programa.
El mismo Putnam se encuentra incómodo con sus propias conclusiones. Algunos universitarios de izquierda piensan que ha traicionado su bando (Putnam siempre ha sido considerado un sociólogo de izquierda). Por el otro lado, los conservadores, como el ex candidato a la presidencia, Pat Buchanan, lo califican de genio y lo felicitan por provocar una toma de conciencia acerca de los riesgos de la inmigración.
En artículo, Putnam sostiene que “sería una lástima que un progresismo políticamente correcto se dedicara a negar el hecho de que la diversidad representa un desafío para la solidaridad social. Y añade que “sería igualmente una lástima que un conservadurismo ahistórico y etnocéntrico negara que sea posible y deseable afrontar este desafío.
Pero, ¿cómo llega Putnam a sus conclusiones?
En primer lugar Putnam nos recuerda que en una sociedad rica en capital social, los niños crecen en buena salud, todo el mundo goza de seguridad, la esperanza de vida es incluso mayor y la vida democrática es de buena calidad. Sin el famoso capital social, estos indicadores caen en picado.
Putnam llevó a cabo su investigación en 2000, ante 30.000 personas en 41 ciudades de los EE.UU, ricos y pobres, blancos y negros,latinos o asiáticos. Se les preguntó a los encuestados si tenían confianza en sus vecinos, acerca de sus “prácticas y actitudes cívicas , y acerca de sus amistades.
Conclusiones:
Cuanto más elevada es la diversidad étnica:
- menos confianza tienen los ciudadanos en el gobierno, en los dirigentes y los medios de comunicación locales
- menos altos son los índices de registro en las listas electorales (en los EE.UU hay que registrarse antes de votar)
- menos altos son los índices de voluntariado o de donaciones a los organismos de caridad
- menos inclinados están los ciudadanos a participar en proyectos comunitarios
- menos amigos o relaciones vecinales tienen las personas
- más ven la televisión y admiten estar de acuerdo con el enunciado “la televisión es mi pasatiempo más importante”
Dicho de otra manera: ¡el capital social es más bien asocial!
En definitiva: Putnam estima que los dados desmienten las dos teorías más comunes en la literatura sobre el tema de la inmigración. La primera, la del “contacto” (muy corriente entre los bienpensantes de las grandes ciudades), pretende que cuando más se codea uno con gentes de otras culturas más se vuelve uno tolerante. La segunda. la del “conflicto”, postula por el contrario, que cuando más se tiene contacto con otras culturas, más los individuos se repliegan sobre sus propias comunidades para formar ghettos o cuasi-ghettos.
Putnam concluye, en cambio, que la diversidad conduce a las personas a comportarse como… tortugas. La “diversidad provoca la anomia y el aislamiento. Las personas que viven en lugares “diversificados” parecen refugiarse en su carapazón como las tortugas”. En los lugares “diversificados”, no sólo los niveles de confianza de los miembros de las demás comunidades se hunden sino que paralelamente la confianza hacia los demás miembros de la propia comunidad se erosiona. el individuo, para retomar la fórmula de Tocqueville, se refugia en la “soledad de su propio corazón”. Fuente
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