Encuesta del CIS: Los periodistas son los profesionales peor valorados de la sociedad española
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Gran parte del periodismo en España es repugnante y está tan degradado como la política
Pedro Sánchez, además de degradar la política española hasta extremos inconcebibles, con mentiras, engaños, estafas y traiciones que han causado enormes daños a la nación, ha degradado también al periodismo, al que ha convertido en una profesión rechazada y odiada. La compra de periodistas y medios es una de las líneas principales de su política y nunca antes, si siquiera durante las guerras, el poder ha utilizado la información con tanta desvergüenza y maldad.
Periodistas y políticos eran los profesionales más admirados y respetados durante la Transición, cuando la sociedad española todavía creía que vivía en democracia, pero hoy, después de un insoportable cúmulo de traiciones, corrupciones y estafas al pueblo, políticos y periodistas son las dos profesiones más rechazadas y odiadas, seguidos por los jueces.
La culpa del cambio es, una vez más, de los políticos, que son el flagelo y el cáncer de la nación.
Nunca en la Historia de España el periodismo estuvo tan comprado y sometido como bajo el gobierno de Pedro Sánchez. El periodismo está tan corrompido y deteriorado que necesita más regeneración que la clase política. Los medios de comunicación corrompidos y sus periodistas mentirosos están sosteniendo un sistema político viciado, sin valores y escandalosamente antidemocrático, donde la mentira, la corrupción, la traición, el engaño y las apuestas anticonstitucionales y antidemocráticas causan estragos.
El gobierno español es el único del mundo democrático que emplea grandes masas de dinero público en comprar medios de comunicación, periodistas y voluntades, actuación incompatible con la democracia y la decencia. Tan sólo por eso, la legitimidad del gobierno queda en entredicho.
Una parte importante del periodismo español ha sido comprado y casi la totalidad del periodismo restante ha tomado partido por uno u otro bando político, lo que ha reducido a un número ínfimo y casi simbólico el número de periodistas independientes y fiables.
Como consecuencia de la prostitución en las relaciones entre periodismo y poder, la labor crítica de los medios ante el poder y la difusión de información veraz para que el ciudadano esté correctamente informado y sepa adoptar decisiones, deberes imprescindibles en democracia, han sido olvidados por muchos medios, que los han sustituido por una sumisión vergonzosa al poder, que los compensa con dinero, privilegios y otros favores ocultos.
La relación entre el poder y los medios en España es nauseabunda y, salvo algunas excepciones heroicas y dignas de admiración, esas relaciones pervertidas son causantes, en gran medida, del deterioro del país y de su avance hacia el fracaso.
Numerosos medios, en especial la televisión, no sólo mienten y ocultan informaciones importantes, sino que colaboran activamente en las políticos que emanan de la Moncloa para liquidar rumores, cercenar tendencias y confundir a la ciudadanía.
En el periodismo hay espacio para la opinión, pero esta debe estar subordinada a la información y a la verdad, nunca a la mentira y a la propaganda. La situación de los medios es tan lamentable que cabe afirmar que si los periodistas españoles hubieran hecho sus deberes, España no sería hoy una cloaca.
Especialmente importante es la ocultación de verdades que deberían ser portada y que tienen fuerza suficiente para hacer temblar al gobierno, como la ausencia de democracia, el abuso de poder, los impuestos injustificados y abusivos, los crimines de la inmigración ilegal, los asesinatos que protagonizan las mujeres, el abuso de poder institucional contra el varón, la situación dramática de la economía, el deterioro extremo del prestigio internacional de España en el mundo, la suciedad y miseria que preside la relación de los socialistas con los partidos desleales y antiespañoles que le apoyan, el injusto trato a las comunidades regidas por la oposición, los pactos secretos, muchos de ellos inconfesables, relación del gobierno, los escandalosos privilegios del poder, el brutal despilfarro, el incosteable tamaño del Estado, las violaciones de la Constitución que realiza el propio gobierno, la corrupción desbocada y la manipulación que preside la relación de los que gobiernan con los administraos, como se está viendo con claridad nítida, en el asunto de los indultos a los golpistas catalanes no arrepentidos.
Todo este océano de miseria, fracaso y desvergüenza no habría sido posible si los periodistas españoles hubieran cumplido con su deber, informando de la realidad. La democracia no habría sido asesinada y los valores no habrían sido eliminados por los políticos y sus partidos si el mundo mediático hubiera conservado su dignidad y respeto.
El periodismo libre es la columna vertebral de la democracia, pero el periodismo sometido es el sostén de la tiranía. El periodismo español está enfermo porque hay demasiados profesionales que han renunciado a la independencia, que no propagan la verdad, sino la verdad del poder, que es muy distinta, y que se han sometido a cambio de dinero, privilegios o, lo que es todavía peor, en espera de ser recompensados por los poderosos. Aquellos periodistas que aportan luz, información independiente y verdad, son los guardianes de la democracia, pero los que se han sometido son "los perros del poder".
Sólo los medios de comunicación tienen en España el poder necesario para regenerar la democracia, para erradicar la corrupción del sistema, doblegar a los partidos y obligar a los políticos a que respeten las reglas del juego democrático, se sometan al control de la ciudadanía y vuelvan a ser demócratas. Pero muchos medios, a cambio de dinero y privilegios, han desertado de la decencia y de la dignidad y se han sumado a las filas del oprobio y el abuso.
Los pactos son nauseabundos: la prensa presta apoyo a los poderes a cambio de recibir dinero publicitario, influencia e información privilegiada Los periodistas son rehenes y los grupos mediáticos son parte del entramado del poder, justo lo contrario a lo que establece la democracia.
La situación coloca hoy al periodista como centro de la esperanza de un país que está descubriendo con amargura que el régimen político por el que se rige, del que llegó a sentirse orgulloso en el pasado, no es una democracia sino una cloaca con forma de partitocracia corrompida y sin ética.
Si los periodistas se rebelaran y recuperaran los principios del periodismo libre (independencia, servicio a la verdad y apoyo a la democracia, ejerciendo un control eficaz sobre los grandes poderes), España todavía podría salvarse y librarse de la chusma que la conduce al abismo.
Texto extraido de Voto en Blanco
Periodistas y políticos eran los profesionales más admirados y respetados durante la Transición, cuando la sociedad española todavía creía que vivía en democracia, pero hoy, después de un insoportable cúmulo de traiciones, corrupciones y estafas al pueblo, políticos y periodistas son las dos profesiones más rechazadas y odiadas, seguidos por los jueces.
La culpa del cambio es, una vez más, de los políticos, que son el flagelo y el cáncer de la nación.
Nunca en la Historia de España el periodismo estuvo tan comprado y sometido como bajo el gobierno de Pedro Sánchez. El periodismo está tan corrompido y deteriorado que necesita más regeneración que la clase política. Los medios de comunicación corrompidos y sus periodistas mentirosos están sosteniendo un sistema político viciado, sin valores y escandalosamente antidemocrático, donde la mentira, la corrupción, la traición, el engaño y las apuestas anticonstitucionales y antidemocráticas causan estragos.
El gobierno español es el único del mundo democrático que emplea grandes masas de dinero público en comprar medios de comunicación, periodistas y voluntades, actuación incompatible con la democracia y la decencia. Tan sólo por eso, la legitimidad del gobierno queda en entredicho.
Una parte importante del periodismo español ha sido comprado y casi la totalidad del periodismo restante ha tomado partido por uno u otro bando político, lo que ha reducido a un número ínfimo y casi simbólico el número de periodistas independientes y fiables.
Como consecuencia de la prostitución en las relaciones entre periodismo y poder, la labor crítica de los medios ante el poder y la difusión de información veraz para que el ciudadano esté correctamente informado y sepa adoptar decisiones, deberes imprescindibles en democracia, han sido olvidados por muchos medios, que los han sustituido por una sumisión vergonzosa al poder, que los compensa con dinero, privilegios y otros favores ocultos.
La relación entre el poder y los medios en España es nauseabunda y, salvo algunas excepciones heroicas y dignas de admiración, esas relaciones pervertidas son causantes, en gran medida, del deterioro del país y de su avance hacia el fracaso.
Numerosos medios, en especial la televisión, no sólo mienten y ocultan informaciones importantes, sino que colaboran activamente en las políticos que emanan de la Moncloa para liquidar rumores, cercenar tendencias y confundir a la ciudadanía.
En el periodismo hay espacio para la opinión, pero esta debe estar subordinada a la información y a la verdad, nunca a la mentira y a la propaganda. La situación de los medios es tan lamentable que cabe afirmar que si los periodistas españoles hubieran hecho sus deberes, España no sería hoy una cloaca.
Especialmente importante es la ocultación de verdades que deberían ser portada y que tienen fuerza suficiente para hacer temblar al gobierno, como la ausencia de democracia, el abuso de poder, los impuestos injustificados y abusivos, los crimines de la inmigración ilegal, los asesinatos que protagonizan las mujeres, el abuso de poder institucional contra el varón, la situación dramática de la economía, el deterioro extremo del prestigio internacional de España en el mundo, la suciedad y miseria que preside la relación de los socialistas con los partidos desleales y antiespañoles que le apoyan, el injusto trato a las comunidades regidas por la oposición, los pactos secretos, muchos de ellos inconfesables, relación del gobierno, los escandalosos privilegios del poder, el brutal despilfarro, el incosteable tamaño del Estado, las violaciones de la Constitución que realiza el propio gobierno, la corrupción desbocada y la manipulación que preside la relación de los que gobiernan con los administraos, como se está viendo con claridad nítida, en el asunto de los indultos a los golpistas catalanes no arrepentidos.
Todo este océano de miseria, fracaso y desvergüenza no habría sido posible si los periodistas españoles hubieran cumplido con su deber, informando de la realidad. La democracia no habría sido asesinada y los valores no habrían sido eliminados por los políticos y sus partidos si el mundo mediático hubiera conservado su dignidad y respeto.
El periodismo libre es la columna vertebral de la democracia, pero el periodismo sometido es el sostén de la tiranía. El periodismo español está enfermo porque hay demasiados profesionales que han renunciado a la independencia, que no propagan la verdad, sino la verdad del poder, que es muy distinta, y que se han sometido a cambio de dinero, privilegios o, lo que es todavía peor, en espera de ser recompensados por los poderosos. Aquellos periodistas que aportan luz, información independiente y verdad, son los guardianes de la democracia, pero los que se han sometido son "los perros del poder".
Sólo los medios de comunicación tienen en España el poder necesario para regenerar la democracia, para erradicar la corrupción del sistema, doblegar a los partidos y obligar a los políticos a que respeten las reglas del juego democrático, se sometan al control de la ciudadanía y vuelvan a ser demócratas. Pero muchos medios, a cambio de dinero y privilegios, han desertado de la decencia y de la dignidad y se han sumado a las filas del oprobio y el abuso.
Los pactos son nauseabundos: la prensa presta apoyo a los poderes a cambio de recibir dinero publicitario, influencia e información privilegiada Los periodistas son rehenes y los grupos mediáticos son parte del entramado del poder, justo lo contrario a lo que establece la democracia.
La situación coloca hoy al periodista como centro de la esperanza de un país que está descubriendo con amargura que el régimen político por el que se rige, del que llegó a sentirse orgulloso en el pasado, no es una democracia sino una cloaca con forma de partitocracia corrompida y sin ética.
Si los periodistas se rebelaran y recuperaran los principios del periodismo libre (independencia, servicio a la verdad y apoyo a la democracia, ejerciendo un control eficaz sobre los grandes poderes), España todavía podría salvarse y librarse de la chusma que la conduce al abismo.
Texto extraido de Voto en Blanco
Apagar la televisión
Es tan grande el poder de la televisión en España, que se ha constituido en el principal soporte del gobierno de Pedro Sánchez, por encima de la adhesión del pueblo.
El de España es el primer gobierno televisivo de la Historia, un modelo de dictadura basada en el engaño masivo y la mentira que amenaza con convertirse en el modelo de las tiranías del futuro.
Gracias a la televisión, puede gobernarse a un pueblo que vive engañado y ajeno a la realidad, sin percibir el desastre, la destrucción, la injusticia, la corrupción, el abuso de poder y otros males. Es más, gracias a la televisión, el pueblo recibe una imagen distorsionada de la realidad y unos impulsos que le hacen sentir satisfacción y felicidad dentro del desastre.
La dictadura televisiva española es, probablemente, el mayor engaño colectivo de la historia contemporánea, la mayor felonía de un gobierno que se autoproclama democrático y una de las mayores amenazas para la libertad y la dignidad humana en todo el mundo.
La única solución para acabar con esta dictadura disfrazada de democracia que está destruyendo España es apagar la televisión. La pequeña pantalla oculta verdades, tergiversa, miente y refleja una falsa realidad que, además de fortalecer al gobierno de Sánchez, de quien recibe dinero abundante y otras concesiones y privilegios, corroe la libertad y destruye los valores y la armadura ética de la nación.
España es un enorme laboratorio donde se ha probado el modelo de dictadura televisiva y el resultado ha sido espectacular: un país engañado, con su ética dañada, que vive una realidad ficticia y acaramelada, incapaz de percibir la injusticia, los desmanes y el desastre que le rodea.
Acostumbrados a creer a pie juntilla lo que dicen los medios de comunicación públicos durante la dictadura de Franco, los españoles han seguido otorgando la misma imponente credibilidad a la moderna televisión, aunque ese medio haya sido manipulado, corrompido y sometido al poder del gobierno y de los partidos y no merezca credibilidad alguna.
La televisión ayuda a aliviar los sentimientos de depresión y soledad en los adultos; llega a alterar la capacidad cognitiva de los individuos y a influir poderosamente en la intención de voto; en los jóvenes, la creciente exposición a pantallas está teniendo una influencia muy negativa en el desarrollo cognitivo de niños y adolescentes, especialmente en áreas como rendimiento académico, lenguaje, atención y autorregulación emocional; influye también en los hábitos de consumo y, en términos generales, es capaz de sustituir la realidad por una realidad ficticia, diseñada y programada en ministerios, despachos y estudios.
Los efectos negativos de esa manipulación televisiva ya empiezan a verse en las calles, en la inseguridad ciudadana, en el bajo rendimiento escolar, en la desastre ético y la decadencia de la sociedad. Los daños ya son terribles, a pesar de que queda por llegar lo peor, ya que la manipulación de alta intensidad lleva pocos años funcionando y sus efectos todavía son poco visibles.
Pero su influencia, evidente y poderosa, nunca había sido empleada como lo es hoy en España para someter política y socialmente a toda una nación y convertirla en un rebaño manipulado por el poder. Lo que está ocurriendo en España es todo un asesinato electrónico y mediático de la democracia, de la libertad, de los valores y de los procesos naturales del conocimiento humano.
La televisión es un medio potente y peligroso por su poder persuasivo, capaz de transformar la realidad en los cerebros receptores y de influir en los sentimientos y el comportamiento humano. La persuasión televisiva logra alterar los sentimientos y el comportamiento de las personas y esa fuerza transformadora, que es todo un peligro para la libertad y el libre albedrío, está siendo utilizada por el actual poder político español corrupto, sin prudencia y con una diabólica intensidad.
En lo que se refiere a la política, la televisión, profusa e intensamente manipulada, es capaz de mantener en el poder a un gobierno miserable y destructor, todo un cáncer real que la televisión es capaz de presentar al pueblo como un bien y transformar su natural corrupción y repugnancia en normal y hasta atractiva. El resultado es que la democracia desaparece, sustituida por una dictadura camuflada.
En la España actual prácticamente todas las cadenas tienen sesgo político y practican la manipulación, la ocultación y la mentira. La inmensa mayoría, sobre todo las de mayor audiencia, sostienen el gobierno de Pedro Sánchez, aunque existen otras cadenas, de menor alcance, que ejercen la oposición, aunque también desde la politización, la falta de objetividad y de limpieza y respeto ala vedad, que es la gran víctima de la televisión en España, junto con la ética.
Por todas estas razones, los miembros de la actual resistencia española que se oponen a la deriva enferma, injusta, corrupta y destructiva de la política dominante, han llegado a la conclusión penosa de que la única forma de escapar del desastre que nos amenaza es apagar la televisión.
Web: Voto en Blanco
El de España es el primer gobierno televisivo de la Historia, un modelo de dictadura basada en el engaño masivo y la mentira que amenaza con convertirse en el modelo de las tiranías del futuro.
Gracias a la televisión, puede gobernarse a un pueblo que vive engañado y ajeno a la realidad, sin percibir el desastre, la destrucción, la injusticia, la corrupción, el abuso de poder y otros males. Es más, gracias a la televisión, el pueblo recibe una imagen distorsionada de la realidad y unos impulsos que le hacen sentir satisfacción y felicidad dentro del desastre.
La dictadura televisiva española es, probablemente, el mayor engaño colectivo de la historia contemporánea, la mayor felonía de un gobierno que se autoproclama democrático y una de las mayores amenazas para la libertad y la dignidad humana en todo el mundo.
La única solución para acabar con esta dictadura disfrazada de democracia que está destruyendo España es apagar la televisión. La pequeña pantalla oculta verdades, tergiversa, miente y refleja una falsa realidad que, además de fortalecer al gobierno de Sánchez, de quien recibe dinero abundante y otras concesiones y privilegios, corroe la libertad y destruye los valores y la armadura ética de la nación.
España es un enorme laboratorio donde se ha probado el modelo de dictadura televisiva y el resultado ha sido espectacular: un país engañado, con su ética dañada, que vive una realidad ficticia y acaramelada, incapaz de percibir la injusticia, los desmanes y el desastre que le rodea.
Acostumbrados a creer a pie juntilla lo que dicen los medios de comunicación públicos durante la dictadura de Franco, los españoles han seguido otorgando la misma imponente credibilidad a la moderna televisión, aunque ese medio haya sido manipulado, corrompido y sometido al poder del gobierno y de los partidos y no merezca credibilidad alguna.
La televisión ayuda a aliviar los sentimientos de depresión y soledad en los adultos; llega a alterar la capacidad cognitiva de los individuos y a influir poderosamente en la intención de voto; en los jóvenes, la creciente exposición a pantallas está teniendo una influencia muy negativa en el desarrollo cognitivo de niños y adolescentes, especialmente en áreas como rendimiento académico, lenguaje, atención y autorregulación emocional; influye también en los hábitos de consumo y, en términos generales, es capaz de sustituir la realidad por una realidad ficticia, diseñada y programada en ministerios, despachos y estudios.
Los efectos negativos de esa manipulación televisiva ya empiezan a verse en las calles, en la inseguridad ciudadana, en el bajo rendimiento escolar, en la desastre ético y la decadencia de la sociedad. Los daños ya son terribles, a pesar de que queda por llegar lo peor, ya que la manipulación de alta intensidad lleva pocos años funcionando y sus efectos todavía son poco visibles.
Pero su influencia, evidente y poderosa, nunca había sido empleada como lo es hoy en España para someter política y socialmente a toda una nación y convertirla en un rebaño manipulado por el poder. Lo que está ocurriendo en España es todo un asesinato electrónico y mediático de la democracia, de la libertad, de los valores y de los procesos naturales del conocimiento humano.
La televisión es un medio potente y peligroso por su poder persuasivo, capaz de transformar la realidad en los cerebros receptores y de influir en los sentimientos y el comportamiento humano. La persuasión televisiva logra alterar los sentimientos y el comportamiento de las personas y esa fuerza transformadora, que es todo un peligro para la libertad y el libre albedrío, está siendo utilizada por el actual poder político español corrupto, sin prudencia y con una diabólica intensidad.
En lo que se refiere a la política, la televisión, profusa e intensamente manipulada, es capaz de mantener en el poder a un gobierno miserable y destructor, todo un cáncer real que la televisión es capaz de presentar al pueblo como un bien y transformar su natural corrupción y repugnancia en normal y hasta atractiva. El resultado es que la democracia desaparece, sustituida por una dictadura camuflada.
En la España actual prácticamente todas las cadenas tienen sesgo político y practican la manipulación, la ocultación y la mentira. La inmensa mayoría, sobre todo las de mayor audiencia, sostienen el gobierno de Pedro Sánchez, aunque existen otras cadenas, de menor alcance, que ejercen la oposición, aunque también desde la politización, la falta de objetividad y de limpieza y respeto ala vedad, que es la gran víctima de la televisión en España, junto con la ética.
Por todas estas razones, los miembros de la actual resistencia española que se oponen a la deriva enferma, injusta, corrupta y destructiva de la política dominante, han llegado a la conclusión penosa de que la única forma de escapar del desastre que nos amenaza es apagar la televisión.
Web: Voto en Blanco
Re: Encuesta del CIS: Los periodistas son los profesionales peor valorados de la sociedad española
TENEMOS UN PERIODISMO VOMITIVO. LA ÚLTIMA CANALLADA.
-Es imperdonable que la ciencia tenga que torturar a los animales, que hagan sus experimentos con los periodistas y los políticos. (Henrik Ibsen)
-Es imperdonable que la ciencia tenga que torturar a los animales, que hagan sus experimentos con los periodistas y los políticos. (Henrik Ibsen)
El periodismo español nunca estuvo tan prostituido
El periodismo es ya, junto con la política, la profesión más rechazada y despreciada por los demócratas y los ciudadanos decentes de España.
Nada hay más repugnante para un periodista que ser esclavo del poder, como tampoco nada hay peor que un médico que empuja al paciente hacia la muerte o un juez que venda la justicia al mejor postor.
Preguntad a la España decente y limpia qué profesiones les producen mayor rechazo y escucharéis repetir sin descanso que "políticos y periodistas". Ese rechazo a dos piezas claves de la democracia constituye una prueba solvente de que la política española está pervertida y en el cubo de la basura.
La prostitución del periodismo, en tiempos del sanchismo, ha alcanzado su máximo nivel de corrupción y repugnancia. Legiones de periodistas han sido comprados y otros participan voluntariamente, sin ni siquiera cobrar, en el terrorismo informativo que promueven las izquierdas que gobiernan, ocultando la verdad al pueblo, desinformando, mintiendo, denigrando a los que piensan diferente y ayudando a que la tiranía se fortalezca y la democracia sea asesinada en España.
El periodismo español, prostituido por su intenso sometimiento al poder político y falta de independencia y verdad, salvo excepciones de gran mérito, ha acumulado mucho oprobio e indecencia durante la actual etapa de gobierno socialista-comunista, en la que ha alcanzado la cima de la bajeza utilizando en favor del gobierno noticias falsas, información censurada, tergiversaciones, manipulaciones, silencios cómplices y hasta un indecente boicot mediático al partido VOX, que sufre un acoso de la prensa sometida que nada tiene de democrático ni de ético.
El actual periodismo español, salvo escasas excepciones de independencia heroica y crítica democrática, tiene incrustada en su alma la corrupción, el declive ético, el rechazo a la verdad y el sometimiento al poder.
Los políticos al menos son elegidos cada cuatro años, lo que les otorga cierta legitimidad, aunque sean corruptos y malvados, pero los periodistas que ocultan la verdad, toman partido y mienten para ayudar al poder político son auténticos traidores corrompidos, sin excusas ni atenuantes.
Las asociaciones de la prensa de España repiten que "sin periodismo no hay democracia", pero ocultan que lo que la democracia necesita no es periodismo, sino "periodismo libre, independiente, veraz y capaz de fiscalizar al poder".
Del mismo modo que el periodismo libre fortalece la democracia, el periodismo sometido fortalece la tiranía.
En mi libro "Periodistas sometidos, los perros del poder" (Almuzara 2009), se dice que "No hay un sólo caso de periodista esclavo que sea recordado por la Historia, del mismo modo que tampoco merecen el recuerdo los militares cobardes o los médicos al servicio de la muerte".
En las actuales asociaciones de la prensa conviven revueltos dos tipos de comunicadores opuestos e irreconciliables: los sometidos al poder, verdaderos mercenarios a sueldo de los que mandan, y los auténticos periodistas, aquellos capaces de informar al pueblo con independencia, verdad y valor, aunque ese comportamiento decente les cueste marginación, acoso y represalias por parte del poder político inicuo.
En el periodismo actual, quien se somete a la verdad y la difunde es un verdadero "periodista-héroe", pero quien se somete al poder, desprecia la verdad y pone sus conocimientos al servicio de los que le han comprado, es un "propagandista" mercenario. Separar a los periodistas de los propagandistas debe ser el primer paso para la regeneración de una profesión, que es imprescindible para mejorar la política y hacer del mundo un espacio de justicia y decencia.
Ser periodista es ser un proveedor profesional de la información y la opinión veraz que el ciudadano necesita para conocer el mundo en el que vive y adoptar las decisiones correctas. Pero al poder no le interesa que el pueblo esté correctamente informado porque al descubrir las maldades, abusos e iniquidades de la clase política, los ciudadanos nunca les votarían. Por eso compran periodistas y medios, para ocultar la verdad, manipular la información y la opinión y engañar a los votantes.
Hay otra frase del libro "Periodistas sometidos" que conviene tener presente siempre, si se quiere ser periodista de respeto y decencia: "Que quede claro que los periodistas sometidos al poder sólo pueden esperar poder y dinero, pero nunca reconocimiento, honor o respeto".
En mi último libro "Hienas y buitres" (Tecnos 2018), se dice: "Muchos periodistas e intelectuales de hoy carecen de lealtad a la libertad porque han sido comprados o reducidos a ser meras piezas de la máquina estatal de propaganda".
Seres desprovistos de toda humanidad.
Nada hay más repugnante para un periodista que ser esclavo del poder, como tampoco nada hay peor que un médico que empuja al paciente hacia la muerte o un juez que venda la justicia al mejor postor.
Preguntad a la España decente y limpia qué profesiones les producen mayor rechazo y escucharéis repetir sin descanso que "políticos y periodistas". Ese rechazo a dos piezas claves de la democracia constituye una prueba solvente de que la política española está pervertida y en el cubo de la basura.
La prostitución del periodismo, en tiempos del sanchismo, ha alcanzado su máximo nivel de corrupción y repugnancia. Legiones de periodistas han sido comprados y otros participan voluntariamente, sin ni siquiera cobrar, en el terrorismo informativo que promueven las izquierdas que gobiernan, ocultando la verdad al pueblo, desinformando, mintiendo, denigrando a los que piensan diferente y ayudando a que la tiranía se fortalezca y la democracia sea asesinada en España.
El periodismo español, prostituido por su intenso sometimiento al poder político y falta de independencia y verdad, salvo excepciones de gran mérito, ha acumulado mucho oprobio e indecencia durante la actual etapa de gobierno socialista-comunista, en la que ha alcanzado la cima de la bajeza utilizando en favor del gobierno noticias falsas, información censurada, tergiversaciones, manipulaciones, silencios cómplices y hasta un indecente boicot mediático al partido VOX, que sufre un acoso de la prensa sometida que nada tiene de democrático ni de ético.
El actual periodismo español, salvo escasas excepciones de independencia heroica y crítica democrática, tiene incrustada en su alma la corrupción, el declive ético, el rechazo a la verdad y el sometimiento al poder.
Los políticos al menos son elegidos cada cuatro años, lo que les otorga cierta legitimidad, aunque sean corruptos y malvados, pero los periodistas que ocultan la verdad, toman partido y mienten para ayudar al poder político son auténticos traidores corrompidos, sin excusas ni atenuantes.
Las asociaciones de la prensa de España repiten que "sin periodismo no hay democracia", pero ocultan que lo que la democracia necesita no es periodismo, sino "periodismo libre, independiente, veraz y capaz de fiscalizar al poder".
Del mismo modo que el periodismo libre fortalece la democracia, el periodismo sometido fortalece la tiranía.
En mi libro "Periodistas sometidos, los perros del poder" (Almuzara 2009), se dice que "No hay un sólo caso de periodista esclavo que sea recordado por la Historia, del mismo modo que tampoco merecen el recuerdo los militares cobardes o los médicos al servicio de la muerte".
En las actuales asociaciones de la prensa conviven revueltos dos tipos de comunicadores opuestos e irreconciliables: los sometidos al poder, verdaderos mercenarios a sueldo de los que mandan, y los auténticos periodistas, aquellos capaces de informar al pueblo con independencia, verdad y valor, aunque ese comportamiento decente les cueste marginación, acoso y represalias por parte del poder político inicuo.
En el periodismo actual, quien se somete a la verdad y la difunde es un verdadero "periodista-héroe", pero quien se somete al poder, desprecia la verdad y pone sus conocimientos al servicio de los que le han comprado, es un "propagandista" mercenario. Separar a los periodistas de los propagandistas debe ser el primer paso para la regeneración de una profesión, que es imprescindible para mejorar la política y hacer del mundo un espacio de justicia y decencia.
Ser periodista es ser un proveedor profesional de la información y la opinión veraz que el ciudadano necesita para conocer el mundo en el que vive y adoptar las decisiones correctas. Pero al poder no le interesa que el pueblo esté correctamente informado porque al descubrir las maldades, abusos e iniquidades de la clase política, los ciudadanos nunca les votarían. Por eso compran periodistas y medios, para ocultar la verdad, manipular la información y la opinión y engañar a los votantes.
Hay otra frase del libro "Periodistas sometidos" que conviene tener presente siempre, si se quiere ser periodista de respeto y decencia: "Que quede claro que los periodistas sometidos al poder sólo pueden esperar poder y dinero, pero nunca reconocimiento, honor o respeto".
En mi último libro "Hienas y buitres" (Tecnos 2018), se dice: "Muchos periodistas e intelectuales de hoy carecen de lealtad a la libertad porque han sido comprados o reducidos a ser meras piezas de la máquina estatal de propaganda".
Seres desprovistos de toda humanidad.
Re: Encuesta del CIS: Los periodistas son los profesionales peor valorados de la sociedad española
Otra señal que indica el fin del mundo Occidental. las ratas del submundo de la prensa
Prensa amarilla, periodismo sensacionalista
Se asocia el término ‘prensa amarilla’ a aquel tipo de publicaciones cuyas noticias favoritas y más frecuentes están relacionadas con catástrofes, crímenes, robos, escándalos y desgracias familiares, además suelen presentar la información haciendo hincapié en los aspectos negativos, magnificándolos y exagerándolos, acompañándolos de fotografías lo más llamativas y truculentas posible. En muchos casos estas noticias no cuenten con ninguna evidencia (o escasas) y una investigación bien definida.
El término se originó durante la "batalla periodística" entre el diario New York World, de Joseph Pulitzer, y el New York Journal, de William Randolph Hearst, de 1895 a 1898, y se puede referir específicamente a esa época. Ambos periódicos fueron acusados, por otras publicaciones más serias, de magnificar cierta clase de noticias para aumentar las ventas y de pagar a los implicados para conseguir exclusivas.
El periódico New York Press acuñó el término "periodismo amarillo", a principios de 1897, para describir el trabajo tanto de Pulitzer, como de Hearst. A ello contribuyó el éxito del personaje de historieta "The Yellow Kid" en ambos diarios.
El diario no definió el término y en 1898 simplemente elaboró "We called them Yellow because they are yellow" ("Los llamamos amarillos porque son amarillos", siendo un juego de palabras en inglés. Yellow significa tanto amarillo como cruel y cobarde)
Porque bueno es saberlo.
El término se originó durante la "batalla periodística" entre el diario New York World, de Joseph Pulitzer, y el New York Journal, de William Randolph Hearst, de 1895 a 1898, y se puede referir específicamente a esa época. Ambos periódicos fueron acusados, por otras publicaciones más serias, de magnificar cierta clase de noticias para aumentar las ventas y de pagar a los implicados para conseguir exclusivas.
El periódico New York Press acuñó el término "periodismo amarillo", a principios de 1897, para describir el trabajo tanto de Pulitzer, como de Hearst. A ello contribuyó el éxito del personaje de historieta "The Yellow Kid" en ambos diarios.
El diario no definió el término y en 1898 simplemente elaboró "We called them Yellow because they are yellow" ("Los llamamos amarillos porque son amarillos", siendo un juego de palabras en inglés. Yellow significa tanto amarillo como cruel y cobarde)
Porque bueno es saberlo.
La prostitución del periodismo español. Los perros del poder traicionan al ciudadano
Los periodistas, junto con los políticos, son los seres más despreciados y rechazados del país. Juntos y aliados integran la punta de lanza del deterioro, la decadencia y la bajeza de la nueva España que han construido, desde la muerte de Franco, el PSOE y el PP, a veces con la sucia ayuda de nacionalistas que odian a España y quieren romperla.
Los políticos, salvo contadas excepciones, se han convertido en verdugos del pueblo, enemigos de la democracia y corruptos que dañan a la nación y a su propio pueblo. Pero los periodistas, salvo unos pocos independientes con ética que se mantienen fieles a la verdad, son sus grandes aliados, traidores que han renunciado a la información veraz para ser mercenarios que cobran por difundir las mentiras del poder.
Hoy, bajo el sanchismo, políticos y periodistas constituyen la vanguardia más nauseabunda y podrida de la pocilga española.
Hace ya 15 años publiqué el libro "Periodistas Sometidos. Los perros del poder" (Francisco Rubiales, Editorial Almuzara, 2009), destinado a los ciudadanos interesados en conocer la profunda crisis del periodismo en España, el sorprendente sometimiento al poder político de miles de periodistas y de redacciones completas, la agonía del periodismo libre, independiente y crítico y la rotura de la vieja alianza entre periodistas y ciudadanos, sin la cual la democracia deja de existir.
El libro, con prologo del periodista y académico Luis María Ansón, conserva una actualidad rabiosa, estudia los orígenes del periodismo moderno, que nace vinculado a la democracia y a los ciudadanos libres, exalta la vinculación inquebrantable del periodismo con la verdad y la necesidad de que mantenga la independencia y la libertad necesarias para que informe y cree opinión con veracidad, critique y fiscalice a los grandes poderes, tareas indispensables para que funcione la democracia.
El ensayo anticipa el actual desastre del periodismo bajo el socialismo sanchista corruptor, analiza el fenómeno de los numerosos periodistas que rompen su alianza con la democracia y con los ciudadanos, abandonan el servicio a la verdad y se someten al poder a cambio de sueldos, concesiones y premios. Con abundancia de datos y argumentos demuestra que no es lo mismo difundir “la verdad” que "la verdad del poder" y sostiene que del mismo modo que la prensa libre es el pilar de la democracia, la prensa sometida es el pilar de la tiranía.
Tras repasar numerosos ejemplos de periodistas que fueron perseguidos e, incluso, asesinados por defender la verdad, el análisis concluye que aquellos que se alejan de la verdad para servir al poder deberían abandonar las asociaciones profesionales de periodistas para incorporarse a otras asociaciones distintas que congreguen a propagandistas, agitadores de masas, publicistas o policías del pensamiento.
Si los periodistas españoles hubieran hecho sus deberes, España no sería hoy una cloaca. Ante el miedo a que los ciudadanos conozcan sus fechorías, las ratas, asustadas, se habrían escondido en sus madrigueras. Pero sin auténticos periodistas que digan la verdad y denuncien los abusos y corrupciones del poder, los miserables se tornan impunes y tienen todo el campo libre para robar, acumular privilegios inmerecidos y cazar ciudadanos.
Si los periodistas hubieran hecho bien su trabajo en España, la democracia no habría sido asesinada por los partidos políticos y transformada en una oligocracia sin dignidad ni respeto.
El periodismo libre es la columna vertebral de la democracia, pero el periodismo sometido es el sostén de la tiranía. El periodismo español está enfermo porque hay demasiados profesionales que han renunciado a la independencia, que no propagan la verdad, sino las mentiras del poder y que se han hecho traidores a cambio de dinero, privilegios o, lo que es todavía peor, en espera de ser recompensados por los poderosos. Aquellos periodistas que aportan luz, información independiente y verdad, son los guardianes de la democracia, pero los que se han sometido son los "perros del poder".
Es un libro de gran interés que analiza el control informativo de los gobiernos, la utilización de los medios para acaparar y conservar el poder, el sometimiento al poder de miles de profesionales, el auge de la policía del pensamiento, el valioso papel de Internet como proveedor de información veraz y crítica y la necesidad de reconstruir la alianza rota entre periodistas y ciudadanos para devolver la dignidad perdida a la política y regenerar la democracia.
En su prólogo, Ansón define el libro como “implacable” y “redactado con grave acento de verdad” y cree que “se hará referencia en las facultades de Ciencias de la Información” y permitirá reflexionar a los que trabajamos en esta profesión y a muchos otros que se mueven en los entornos de la política y la información.
En la contraportada del libro se destacan dos párrafos:
“No hay un solo caso de periodista esclavo que sea recordado por la Historia, del mismo modo que tampoco merecen el recuerdo los militares cobardes o los médicos al servicio de la muerte. Que quede claro que los periodistas sometidos al poder sólo pueden esperar poder y dinero, pero nunca reconocimiento, honor o respeto.”
Bueno, es saberlo.
Los políticos, salvo contadas excepciones, se han convertido en verdugos del pueblo, enemigos de la democracia y corruptos que dañan a la nación y a su propio pueblo. Pero los periodistas, salvo unos pocos independientes con ética que se mantienen fieles a la verdad, son sus grandes aliados, traidores que han renunciado a la información veraz para ser mercenarios que cobran por difundir las mentiras del poder.
Hoy, bajo el sanchismo, políticos y periodistas constituyen la vanguardia más nauseabunda y podrida de la pocilga española.
Hace ya 15 años publiqué el libro "Periodistas Sometidos. Los perros del poder" (Francisco Rubiales, Editorial Almuzara, 2009), destinado a los ciudadanos interesados en conocer la profunda crisis del periodismo en España, el sorprendente sometimiento al poder político de miles de periodistas y de redacciones completas, la agonía del periodismo libre, independiente y crítico y la rotura de la vieja alianza entre periodistas y ciudadanos, sin la cual la democracia deja de existir.
El libro, con prologo del periodista y académico Luis María Ansón, conserva una actualidad rabiosa, estudia los orígenes del periodismo moderno, que nace vinculado a la democracia y a los ciudadanos libres, exalta la vinculación inquebrantable del periodismo con la verdad y la necesidad de que mantenga la independencia y la libertad necesarias para que informe y cree opinión con veracidad, critique y fiscalice a los grandes poderes, tareas indispensables para que funcione la democracia.
El ensayo anticipa el actual desastre del periodismo bajo el socialismo sanchista corruptor, analiza el fenómeno de los numerosos periodistas que rompen su alianza con la democracia y con los ciudadanos, abandonan el servicio a la verdad y se someten al poder a cambio de sueldos, concesiones y premios. Con abundancia de datos y argumentos demuestra que no es lo mismo difundir “la verdad” que "la verdad del poder" y sostiene que del mismo modo que la prensa libre es el pilar de la democracia, la prensa sometida es el pilar de la tiranía.
Tras repasar numerosos ejemplos de periodistas que fueron perseguidos e, incluso, asesinados por defender la verdad, el análisis concluye que aquellos que se alejan de la verdad para servir al poder deberían abandonar las asociaciones profesionales de periodistas para incorporarse a otras asociaciones distintas que congreguen a propagandistas, agitadores de masas, publicistas o policías del pensamiento.
Si los periodistas españoles hubieran hecho sus deberes, España no sería hoy una cloaca. Ante el miedo a que los ciudadanos conozcan sus fechorías, las ratas, asustadas, se habrían escondido en sus madrigueras. Pero sin auténticos periodistas que digan la verdad y denuncien los abusos y corrupciones del poder, los miserables se tornan impunes y tienen todo el campo libre para robar, acumular privilegios inmerecidos y cazar ciudadanos.
Si los periodistas hubieran hecho bien su trabajo en España, la democracia no habría sido asesinada por los partidos políticos y transformada en una oligocracia sin dignidad ni respeto.
El periodismo libre es la columna vertebral de la democracia, pero el periodismo sometido es el sostén de la tiranía. El periodismo español está enfermo porque hay demasiados profesionales que han renunciado a la independencia, que no propagan la verdad, sino las mentiras del poder y que se han hecho traidores a cambio de dinero, privilegios o, lo que es todavía peor, en espera de ser recompensados por los poderosos. Aquellos periodistas que aportan luz, información independiente y verdad, son los guardianes de la democracia, pero los que se han sometido son los "perros del poder".
Es un libro de gran interés que analiza el control informativo de los gobiernos, la utilización de los medios para acaparar y conservar el poder, el sometimiento al poder de miles de profesionales, el auge de la policía del pensamiento, el valioso papel de Internet como proveedor de información veraz y crítica y la necesidad de reconstruir la alianza rota entre periodistas y ciudadanos para devolver la dignidad perdida a la política y regenerar la democracia.
En su prólogo, Ansón define el libro como “implacable” y “redactado con grave acento de verdad” y cree que “se hará referencia en las facultades de Ciencias de la Información” y permitirá reflexionar a los que trabajamos en esta profesión y a muchos otros que se mueven en los entornos de la política y la información.
En la contraportada del libro se destacan dos párrafos:
“No hay un solo caso de periodista esclavo que sea recordado por la Historia, del mismo modo que tampoco merecen el recuerdo los militares cobardes o los médicos al servicio de la muerte. Que quede claro que los periodistas sometidos al poder sólo pueden esperar poder y dinero, pero nunca reconocimiento, honor o respeto.”
Bueno, es saberlo.
¡Que vergüenza ser hoy periodista en España!
Ser hoy periodista en España es vergonzoso, salvo que formes parte de la resistencia y de la vieja escuela del periodismo, aquella que considera un deber publicar lo que el gobierno no quiere que publiques y la que se siente obligada a servir al pueblo con la verdad.
Hay una legión de periodistas comprados, corruptos y sin honor, que están alterando la Historia vendiendo propaganda sanchista adulterada, pura mentira, engaño y estafa antidemocrática y corrupta al servicio de un dictador sin ética.
La mayoría del periodismo actual español ha traicionado al pueblo, a la verdad y a la democracia y se ha aliado con el poder para defender las posiciones y políticas de los partidos que gobiernan, compran voluntades mercenarias y subvencionan medios de comunicación a cambio de sumisión y propagación de mentiras.
Ser periodista sometido al poder en España equivale a formar parte de la mugre del sistema, quedando integrado entre las profesiones desprestigiadas y traidoras, donde hay políticos antidemocráticos, jueces corruptos, militares que olvidan su juramento de servicio al pueblo, policías sicarios y periodistas comprados.
La corrupción está presente en el mundo desde Adán y Eva, pero hay etapas en las que los corruptos se hacen fuertes, toman el poder y embadurnan el mundo con un hediondo barniz de excrementos. La etapa que estamos viviendo bajo el sanchismo es una de las peores de la Historia.
La DANA de Valencia ha servido para desnudar a los políticos y a los periodistas, protagonistas unos y otros del fracaso, la decadencia y el empobrecimiento económico y moral de España. En torno al barro de Valencia, las jaurías de periodistas comprados por el socialismo pelean para alterar el relato y culpar sólo a la derecha del desastre, cuando el primer culpable de una tragedia de envergadura nacional siempre es el gobierno de la nación. el comandado por Sánchez.
Me duele reconocer que he entrevistado a cientos de jefes de Estado, de gobierno, ministros y altos cargos en por lo menos una docena de países, entre ellos a dictadores como Fidel Castro, Daniel Ortega, Anastasio Somoza y muchos otros que eran golpistas y dictadores crueles, pero debo confesar que nunca conocí a nadie tan viscoso, oscuro y peligroso como Pedro Sánchez.
Tras la muerte de Franco, empezaron a llegar las consignas y las "recomendaciones" de los falsos demócratas que gobernaban el país.
Para mi generación, el periodismo consistía en servir al pueblo con la verdad, sobre todo aireando las suciedades y abusos del poder, como mandaba la democracia, que consideraba las libertades de prensa, de opinión y de expresión como baluartes defensivos que impedían que los gobiernos se volvieran tiránicos y corruptos.
Hoy, nada queda de aquella filosofía, salvo en algunos reductos de periodismo libre, donde se rechazan los dineros, los cargos y las muchas presiones del poder para convertirte en periodista mercenario o sicario.
El sanchismo, que es uno de los sistemas más corrompidos del planeta, compra periodistas y medios, silencia las críticas y esconde los errores, abusos, suciedades y miserias del poder bajo un océano de corrupción y dinero sucio.
El sanchismo ha convertido a los medios públicos de comunicación en nidos de prostitución informativa y ha conseguido corromper y someter también a muchos medios privados, a los que chantajea con la publicidad oficial.
Cuando el futuro condene el sanchismo y su prole de aliados corrompidos y enemigos de la democracia y España, los periodistas en general, serán también arrojados al basurero por haber ayudado a los tiranos a destrozar la nación española y asesinar sus valores.
Al morir Franco, durante la Transición, los periodistas, los políticos y los jueces eran los profesionales más respetados por el pueblo. Hoy esos tres grupos son los más denostados, junto con los militares y los policías, a los que el sanchismo también ha conseguido doblegar y corromper.
Las Asociaciones de la Prensa son hoy nidos de periodistas sometidos, auténticos perros del poder, dedicados a denunciar a los enemigos del gobierno, a propagar los falsos méritos del poder gobernante y a silenciar la basura gubernamental.
En el año 2009 publiqué "Periodistas sometidos, los perros del poder", en la editorial Almuzara. En aquel libro describia la ruta emprendida por el periodismo español hacia la ignominia y profetizaba con clarividencia lo que hoy vivimos con plenitud: un periodismo corrupto y mercenario al servicio de los partidos políticos y de espaldas al pueblo, a la verdad y a la democracia.
Me he dado de baja de la Asociación de la Prensa de Sevilla, silenciosa, cómplice y en manos del socialismo que hizo de Andalucía, durante décadas, un cortijo corrupto y lleno de basura y atraso. Algunos otros periodistas, muy pocos en realidad, han hecho lo mismo.
Lástima que la resistencia a la mugre que gobierna España no sea mayor y que los periodistas no sean, como deben ser en democracia, la vanguardia de la limpieza y los férreos defensores del buen gobierno.
votoenblanco.com
Hay una legión de periodistas comprados, corruptos y sin honor, que están alterando la Historia vendiendo propaganda sanchista adulterada, pura mentira, engaño y estafa antidemocrática y corrupta al servicio de un dictador sin ética.
La mayoría del periodismo actual español ha traicionado al pueblo, a la verdad y a la democracia y se ha aliado con el poder para defender las posiciones y políticas de los partidos que gobiernan, compran voluntades mercenarias y subvencionan medios de comunicación a cambio de sumisión y propagación de mentiras.
Ser periodista sometido al poder en España equivale a formar parte de la mugre del sistema, quedando integrado entre las profesiones desprestigiadas y traidoras, donde hay políticos antidemocráticos, jueces corruptos, militares que olvidan su juramento de servicio al pueblo, policías sicarios y periodistas comprados.
La corrupción está presente en el mundo desde Adán y Eva, pero hay etapas en las que los corruptos se hacen fuertes, toman el poder y embadurnan el mundo con un hediondo barniz de excrementos. La etapa que estamos viviendo bajo el sanchismo es una de las peores de la Historia.
La DANA de Valencia ha servido para desnudar a los políticos y a los periodistas, protagonistas unos y otros del fracaso, la decadencia y el empobrecimiento económico y moral de España. En torno al barro de Valencia, las jaurías de periodistas comprados por el socialismo pelean para alterar el relato y culpar sólo a la derecha del desastre, cuando el primer culpable de una tragedia de envergadura nacional siempre es el gobierno de la nación. el comandado por Sánchez.
Me duele reconocer que he entrevistado a cientos de jefes de Estado, de gobierno, ministros y altos cargos en por lo menos una docena de países, entre ellos a dictadores como Fidel Castro, Daniel Ortega, Anastasio Somoza y muchos otros que eran golpistas y dictadores crueles, pero debo confesar que nunca conocí a nadie tan viscoso, oscuro y peligroso como Pedro Sánchez.
Tras la muerte de Franco, empezaron a llegar las consignas y las "recomendaciones" de los falsos demócratas que gobernaban el país.
Para mi generación, el periodismo consistía en servir al pueblo con la verdad, sobre todo aireando las suciedades y abusos del poder, como mandaba la democracia, que consideraba las libertades de prensa, de opinión y de expresión como baluartes defensivos que impedían que los gobiernos se volvieran tiránicos y corruptos.
Hoy, nada queda de aquella filosofía, salvo en algunos reductos de periodismo libre, donde se rechazan los dineros, los cargos y las muchas presiones del poder para convertirte en periodista mercenario o sicario.
El sanchismo, que es uno de los sistemas más corrompidos del planeta, compra periodistas y medios, silencia las críticas y esconde los errores, abusos, suciedades y miserias del poder bajo un océano de corrupción y dinero sucio.
El sanchismo ha convertido a los medios públicos de comunicación en nidos de prostitución informativa y ha conseguido corromper y someter también a muchos medios privados, a los que chantajea con la publicidad oficial.
Cuando el futuro condene el sanchismo y su prole de aliados corrompidos y enemigos de la democracia y España, los periodistas en general, serán también arrojados al basurero por haber ayudado a los tiranos a destrozar la nación española y asesinar sus valores.
Al morir Franco, durante la Transición, los periodistas, los políticos y los jueces eran los profesionales más respetados por el pueblo. Hoy esos tres grupos son los más denostados, junto con los militares y los policías, a los que el sanchismo también ha conseguido doblegar y corromper.
Las Asociaciones de la Prensa son hoy nidos de periodistas sometidos, auténticos perros del poder, dedicados a denunciar a los enemigos del gobierno, a propagar los falsos méritos del poder gobernante y a silenciar la basura gubernamental.
En el año 2009 publiqué "Periodistas sometidos, los perros del poder", en la editorial Almuzara. En aquel libro describia la ruta emprendida por el periodismo español hacia la ignominia y profetizaba con clarividencia lo que hoy vivimos con plenitud: un periodismo corrupto y mercenario al servicio de los partidos políticos y de espaldas al pueblo, a la verdad y a la democracia.
Me he dado de baja de la Asociación de la Prensa de Sevilla, silenciosa, cómplice y en manos del socialismo que hizo de Andalucía, durante décadas, un cortijo corrupto y lleno de basura y atraso. Algunos otros periodistas, muy pocos en realidad, han hecho lo mismo.
Lástima que la resistencia a la mugre que gobierna España no sea mayor y que los periodistas no sean, como deben ser en democracia, la vanguardia de la limpieza y los férreos defensores del buen gobierno.
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