Cinco cosas que debe saber sobre la guerra en Gaza y no se atreve a preguntar
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“La gente de Gaza no quiere a Hamás”: Mudar Zahran
Es común oir a israelíes criticando a Hamás. Pero resulta especialmente interesante escuchar a palestinos que osan hacerlo abiertamente, también en la situación actual, comprendiendo que la tragedia de muertos civiles en la Franja de Gaza no significa que haya aquí algo por que defender a dicha organización terrorista.
Mudar Zahran (41), palestino jordano, secretario general de la Coalición de Oposición Palestino-Jordano, exiliado en Londres debido a lo que afirma es la persecución que sufre de parte del régimen hachemita, es un ejemplo de la crítica abierta, que él asegura manifiesta también en nombre de numerosos palestinos con los que ha hablado, que no osan decir a la prensa lo que le pueden sí decir a él.
Es un conocido analista e investigador, columnista en Gatestone Institute y tiene un doctorado en Finanzas de Oriente Medio. Nos resulta imposible asegurar cuál es el porcentaje de palestinos en Cisjordania, Gaza o la propia Jordania, que adhieren a sus ideas. Es difícil saber si se trata del 10% o del 70%. Pero sin duda, la suya es una voz que vale la pena escuchar.
Este es un resumen de las declaraciones que compartió con nosotros.
- La población de Gaza no dice todo lo que piensa ni siente hoy. Hay autocensura por temor y, abiertamente, dirá que Hamás es bueno, que está a favor de la resistencia, pero es porque le teme a Hamás y a veces hasta a su propia familia, que puede convertirse en una extensión de la policía del pensamiento.
- Conmigo la gente sí puede hablar con otra libertad, porque saben quién soy. Y por ende, puedo confirmar en forma autorizada que la mayoría de la gente de Gaza no quiere a Hamás en la franja. La mayoría ya ha tenido suficiente de Hamás. La mayoría no puede perdonar a Hamás por haber matado a 2.000 palestinos por el sólo hecho de estar vinculados con la OLP, tal cual pasó hace unos años.
- La mayoría considera que Hamás es irresponsable. Y está sumamente ofendida porque los líderes máximos de Hamás están fuera de Gaza.
- Un periodista de Gaza, editor en jefe de un diario electrónico importante, me dijo que preferiría que Israel gobierne Gaza, no Hamás. «Hemos visto el derramamiento de sangre por parte de Hamás», afirmó, asegurando que además de los 2.000 palestinos que Hamás asesinó cuando tomó el poder por la fuerza en Gaza, mató a otros 1.000 desde entonces en diferentes ocasiones.
- Ha habido una protesta contra Hamás luego de los eventos en Sayaíe, cuando el Ejército israelí mandó mensajes de texto a la población para que salga de su casa. Debe ser el único ejército del mundo que hace algo así. Ojalá mi compañía de teléfono celular en Gran Bretaña fuera tan eficiente.
- No estoy haciendo la apología de Israel. No digo que Israel tiene derecho de hacer cualquier cosa. Pero hay que decir la verdad sobre lo que está pasando.
- Estuve siguiendo la televisión de Hamás. Que alguien me explique por qué Hamás está enviando mensajes a la gente – tengo evidencias, fotos – diciendo «el ejército de ocupación pidiendo a la población a salir de sus casas, pero el Ministerio del Interior en Gaza pide a la gente hacer caso omiso de esa orden». Así decían los mensajes. ¿Alguien ha visto en la historia que un gobierno pida a su gente no evacuar una zona de peligro?
- Seamos claros. El Ejército israelí no está repartiendo caramelos. No es lo más agradable. Pero por otro lado, si tuviera la intención de masacrar a mi pueblo, podrían matar a un millón en un día, no 2.000 en cinco semanas.
- Lo que está pasando en Gaza es una tragedia. Lloro por la sangre de mis hermanos palestinos derramada allí. Pero también es responsabilidad de Hamás. ¿Por qué ha estado provocando constantemente a Israel? Si Israel es el mal, el propio Satanás, ¿para qué provocar a Satanás, matando civiles por el camino?
- Y en medio de todo eso, el Sr. Khaled Mashal está en Qatar, Muhammad Nazal, el número 2, en Ammán, y Musa Abu Marzuk en El Cairo. Nunca he visto una Yihad librada por Facebook, Whatsapp y Viber.
- Un maestro de escuela cuyo nombre no puedo revelar, ex miembro afiliado de Hamás, me dijo «sabíamos que Hamás no presta atención a la sangre derramada, lo comprendimos cabalmente cuando rechazó la primera propuesta de alto el fuego, y luego la segunda y varias más».
- En base a lo que hablo con palestinos de Gaza, puedo decir en forma autorizada que Hamás usa a propósito zonas densamente pobladas para disparar sus cohetes hacia Israel. Un ex miembro de Hamás, Abu Sitta, me dijo que lo hacen porque saben que cuando el Ejército israelí va a disparar en respuesta a una zona en la que hay civiles, dan diez minutos de advertencia. Esta es la razón por la que han logrado lanzar todos los cohetes. El ejército da advertencia de diez minutos, a veces más, pero al final, disparan hacia donde Hamás disparó, aunque haya aún civiles.
- Hay evidencias documentadas de que Hamás ordena a la gente no irse de las zonas que van a ser atacadas, que impide por la fuerza a los civiles salir de sus casas. Por ejemplo, en Bet Hanún. Gente de allí me dijo que 15 hombres armados de Hamás se apostaron ante la salida del lugar y cuando la población intentaba salir tras haber recibido las advertencias de Israel, les decían «traidores, regresen». No les importa las muertes, siempre y cuando sus misiones sean completadas.
Ana Jerozolimski, Entrevistas a Mudar Zahran
Mudar Zahran (41), palestino jordano, secretario general de la Coalición de Oposición Palestino-Jordano, exiliado en Londres debido a lo que afirma es la persecución que sufre de parte del régimen hachemita, es un ejemplo de la crítica abierta, que él asegura manifiesta también en nombre de numerosos palestinos con los que ha hablado, que no osan decir a la prensa lo que le pueden sí decir a él.
Es un conocido analista e investigador, columnista en Gatestone Institute y tiene un doctorado en Finanzas de Oriente Medio. Nos resulta imposible asegurar cuál es el porcentaje de palestinos en Cisjordania, Gaza o la propia Jordania, que adhieren a sus ideas. Es difícil saber si se trata del 10% o del 70%. Pero sin duda, la suya es una voz que vale la pena escuchar.
Este es un resumen de las declaraciones que compartió con nosotros.
- La población de Gaza no dice todo lo que piensa ni siente hoy. Hay autocensura por temor y, abiertamente, dirá que Hamás es bueno, que está a favor de la resistencia, pero es porque le teme a Hamás y a veces hasta a su propia familia, que puede convertirse en una extensión de la policía del pensamiento.
- Conmigo la gente sí puede hablar con otra libertad, porque saben quién soy. Y por ende, puedo confirmar en forma autorizada que la mayoría de la gente de Gaza no quiere a Hamás en la franja. La mayoría ya ha tenido suficiente de Hamás. La mayoría no puede perdonar a Hamás por haber matado a 2.000 palestinos por el sólo hecho de estar vinculados con la OLP, tal cual pasó hace unos años.
- La mayoría considera que Hamás es irresponsable. Y está sumamente ofendida porque los líderes máximos de Hamás están fuera de Gaza.
- Un periodista de Gaza, editor en jefe de un diario electrónico importante, me dijo que preferiría que Israel gobierne Gaza, no Hamás. «Hemos visto el derramamiento de sangre por parte de Hamás», afirmó, asegurando que además de los 2.000 palestinos que Hamás asesinó cuando tomó el poder por la fuerza en Gaza, mató a otros 1.000 desde entonces en diferentes ocasiones.
- Ha habido una protesta contra Hamás luego de los eventos en Sayaíe, cuando el Ejército israelí mandó mensajes de texto a la población para que salga de su casa. Debe ser el único ejército del mundo que hace algo así. Ojalá mi compañía de teléfono celular en Gran Bretaña fuera tan eficiente.
- No estoy haciendo la apología de Israel. No digo que Israel tiene derecho de hacer cualquier cosa. Pero hay que decir la verdad sobre lo que está pasando.
- Estuve siguiendo la televisión de Hamás. Que alguien me explique por qué Hamás está enviando mensajes a la gente – tengo evidencias, fotos – diciendo «el ejército de ocupación pidiendo a la población a salir de sus casas, pero el Ministerio del Interior en Gaza pide a la gente hacer caso omiso de esa orden». Así decían los mensajes. ¿Alguien ha visto en la historia que un gobierno pida a su gente no evacuar una zona de peligro?
- Seamos claros. El Ejército israelí no está repartiendo caramelos. No es lo más agradable. Pero por otro lado, si tuviera la intención de masacrar a mi pueblo, podrían matar a un millón en un día, no 2.000 en cinco semanas.
- Lo que está pasando en Gaza es una tragedia. Lloro por la sangre de mis hermanos palestinos derramada allí. Pero también es responsabilidad de Hamás. ¿Por qué ha estado provocando constantemente a Israel? Si Israel es el mal, el propio Satanás, ¿para qué provocar a Satanás, matando civiles por el camino?
- Y en medio de todo eso, el Sr. Khaled Mashal está en Qatar, Muhammad Nazal, el número 2, en Ammán, y Musa Abu Marzuk en El Cairo. Nunca he visto una Yihad librada por Facebook, Whatsapp y Viber.
- Un maestro de escuela cuyo nombre no puedo revelar, ex miembro afiliado de Hamás, me dijo «sabíamos que Hamás no presta atención a la sangre derramada, lo comprendimos cabalmente cuando rechazó la primera propuesta de alto el fuego, y luego la segunda y varias más».
- En base a lo que hablo con palestinos de Gaza, puedo decir en forma autorizada que Hamás usa a propósito zonas densamente pobladas para disparar sus cohetes hacia Israel. Un ex miembro de Hamás, Abu Sitta, me dijo que lo hacen porque saben que cuando el Ejército israelí va a disparar en respuesta a una zona en la que hay civiles, dan diez minutos de advertencia. Esta es la razón por la que han logrado lanzar todos los cohetes. El ejército da advertencia de diez minutos, a veces más, pero al final, disparan hacia donde Hamás disparó, aunque haya aún civiles.
- Hay evidencias documentadas de que Hamás ordena a la gente no irse de las zonas que van a ser atacadas, que impide por la fuerza a los civiles salir de sus casas. Por ejemplo, en Bet Hanún. Gente de allí me dijo que 15 hombres armados de Hamás se apostaron ante la salida del lugar y cuando la población intentaba salir tras haber recibido las advertencias de Israel, les decían «traidores, regresen». No les importa las muertes, siempre y cuando sus misiones sean completadas.
Ana Jerozolimski, Entrevistas a Mudar Zahran
TresTristesTigres- Cybernauta-Master
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¿Por qué Jordania no quiere más palestinos?
No es ningún secreto que muchos países árabes desprecian a los palestinos y los someten a leyes segregacionistas y a estrictas medidas de seguridad que les privan de los derechos más básicos.
El maltrato a los palestinos por parte de sus hermanos árabes es una cuestión raramente mencionada en los principales medios de comunicación occidentales. La mayoría de los periodistas prefiere mirar para otro lado cuando la historia carece de alguna faceta antiisraelí.
Una noticia importa cuando es Israel el que detiene, mata o deporta.
En cambio, cuando países árabes como Jordania, Siria o el Líbano actúan contra los palestinos, los periodistas extranjeros prefieren enterrar la cabeza en la arena. Así ha sucedido en el caso de Jordania y su maltrato a la mayoría palestina del reino.
El dilema jordano es que si admite a más palestinos en el país, el reino, que ya tiene una mayoría palestina, se convertiría en un Estado palestino.
Pero al maltratarlos y privarlos de derechos básicos, Jordania y otros países árabes los están echando en brazos de extremistas, sobre todo de grupos islamistas como los Hermanos Musulmanes y Hamás.
Está claro que los jordanos han preferido la segunda opción, que es mantener a tantos palestinos como sea posible fuera del reino. Por lo que respecta al rey Abdalá, es mejor tener a unos palestinos radicalizados fuera del país antes que dejarlos entrar, lo que le causaría más problemas.
Los jordanos consideran a los palestinos una “amenaza demográfica” y siempre están buscando una solución a este problema. Su mayor temor es que su reino se convierta un día en un Estado palestino. Las autoridades del país parecen decididas a hacer cuanto sea posible por evitarlo, incluso si ello les supone ser criticados por grupos pro-derechos humanos.
Los jordanos saben que las agencias de Naciones Unidas no los van a denunciar si deportan palestinos o les retiran la nacionalidad.
Jordania quiere resolver su problema palestino sin hacer ruido y lejos de la atención pública.
Hay una serie de medidas, adoptadas por las autorices jordanas en los últimos tres años, que sirven como indicador de la creciente preocupación de Amán por la amenaza palestina. Dichas medidas incluyen retirar la nacionalidad a muchos palestinos y deportar forzosamente a otros que huyen de Siria.
Resulta irónico que los jordanos digan que esas medidas van encaminadas a ayudar a los palestinos. Quieren hacerles creer que privarlos de derechos básicos y deportarlos del reino hachemita es bueno para la causa palestina. Afirman que no entienden por qué los afectados no reciben bien las medidas antipalestinas.
¿Cómo justifican los jordanos sus políticas antipalestinas? Sostienen que si ayudan a los palestinos y les proporcionan refugio y pasaportes, ello serviría a los intereses israelíes.
“No queremos ser un instrumento israelí para reubicar palestinos que vienen a Jordania concediéndoles la ciudadanía”, explicó el antiguo ministro del Interior jordano Nayef al Qadi. “De no ser así, estaríamos diciéndoles a los palestinos que se olvidaran de Palestina”.
Al Qadi, que desempeñó un papel fundamental en del diseño de la política de retirada de la ciudadanía a los palestinos, afirmó que también se opone a concederles la nacionalidad a los hijos de mujeres jordanas casadas con palestinos y con hombres de otras nacionalidades:
¿Por qué no reclaman a los hijos de los hombres casados con mujeres jordanas? ¿Por qué a estos niños no se les da la nacionalidad de sus padres? Tenemos a unas 500.000 jordanas casadas con no jordanos. Si multiplicamos eso por 3 o 4, tendremos que entregarle este país a Israel y marcharnos. Aquí nos quedaremos sin nada.
El intento del exministro de justificar la represión se produjo poco después de que Human Rights Watch hiciera público un informe en el que se detallaban los maltratos jordanos a los refugiados palestinos que huyen de Siria. El informe, titulado “No son bienvenidos: el trato de Jordania a los palestinos que escapan de Siria”, y que ha recibido poca atención por parte de los medios internacionales, acusa a los jordanos de incumplir sus obligaciones internacionales.
Por desgracia para los palestinos (pero por suerte para los jordanos) el informe condenatorio fue publicado el 7 de agosto, cuando la atención mundial estaba centrada en la guerra entre Hamás e Israel.
Según dicho informe, Jordania, en una clara violación de sus obligaciones internacionales, niega la entrada o deporta por la fuerza a refugiados palestinos que huyen de Siria. “Jordania ha prohibido oficialmente la entrada a los palestinos de Siria desde enero de 2013 y ha deportado por la fuerza a más de 100 que lograron entrar en el país desde mediados de 2012, mujeres y niños incluidos”, revela el informe.
El documento cita a Basma, una palestina del campamento de refugiados de Yarmuk (Siria), que describe cómo los jordanos la hicieron volver a ella y a otros:
Nos dijeron: “Sois palestinos, no podéis entrar”. Nos metieron en un autobús y nos dejaron en el lado sirio de la frontera a las dos de la mañana.
Abdulá, de 47 años, otro refugiado palestino, procedente de Damasco, dijo:
Cuando estábamos cruzando, el Ejército jordano empezó a dispararnos. Nos lanzamos todos cuerpo a tierra para evitar los disparos. Tras unos momentos, llegaron dos camiones con militares hasta donde estábamos y, antes de darnos cuenta de lo que pasaba, uno de ellos disparó en las piernas a cinco de nosotros. No estábamos tratando de huir.
En los tres últimos años, Jordania ha recibido a millones de refugiados sirios, pero cuando se trata de palestinos la cosa cambia.
Los jordanos no temen a los refugiados sirios porque saben que en cuanto acabe la crisis en su país volverán a sus hogares. A diferencia de los palestinos, los sirios no buscan la ciudadanía jordana o una nueva vida en el reino; consideran que su presencia allí es algo temporal.
Tampoco se habla de convertir Jordania en un “Estado sirio”, a diferencia de los llamamientos a crear un hogar para los palestinos en el reino hachemita. Así, el problema de los jordanos es con los palestinos, no con los sirios ni con otros árabes.
Fayez Tarawneh, jefe de la Corte Real y ex primer ministro, defendió las medidas antipalestinas el año pasado en una reunión con Human Rights Watch. Dijo que una excesiva entrada de palestinos procedentes de Siria alteraría el equilibrio demográfico del reino y causaría inestabilidad.
El grupo pro-derechos humanos dijo que, como consecuencia de la política gubernamental jordana, muchos palestinos de Siria no tienen los debidos documentos de residencia en Jordania, lo que “los hace susceptibles de ser explotados, detenidos y deportados”.
Añadió que “los palestinos indocumentados procedentes de Siria no se atreven a pedir protección o reparaciones al Gobierno jordano frente a la explotación u otros abusos”.
Jordania, el Líbano y Siria pueden proseguir con sus prácticas abusivas contra los palestinos sin tener que preocuparse de la respuesta de la comunidad internacional. Nadie va a salir a las calles de las ciudades norteamericanas o europeas para condenar a unos árabes por maltratar a otros árabes.
http://elmed.io/por-que-jordania-no-quiere-mas-palestinos/
El maltrato a los palestinos por parte de sus hermanos árabes es una cuestión raramente mencionada en los principales medios de comunicación occidentales. La mayoría de los periodistas prefiere mirar para otro lado cuando la historia carece de alguna faceta antiisraelí.
Una noticia importa cuando es Israel el que detiene, mata o deporta.
En cambio, cuando países árabes como Jordania, Siria o el Líbano actúan contra los palestinos, los periodistas extranjeros prefieren enterrar la cabeza en la arena. Así ha sucedido en el caso de Jordania y su maltrato a la mayoría palestina del reino.
El dilema jordano es que si admite a más palestinos en el país, el reino, que ya tiene una mayoría palestina, se convertiría en un Estado palestino.
Pero al maltratarlos y privarlos de derechos básicos, Jordania y otros países árabes los están echando en brazos de extremistas, sobre todo de grupos islamistas como los Hermanos Musulmanes y Hamás.
Está claro que los jordanos han preferido la segunda opción, que es mantener a tantos palestinos como sea posible fuera del reino. Por lo que respecta al rey Abdalá, es mejor tener a unos palestinos radicalizados fuera del país antes que dejarlos entrar, lo que le causaría más problemas.
Los jordanos consideran a los palestinos una “amenaza demográfica” y siempre están buscando una solución a este problema. Su mayor temor es que su reino se convierta un día en un Estado palestino. Las autoridades del país parecen decididas a hacer cuanto sea posible por evitarlo, incluso si ello les supone ser criticados por grupos pro-derechos humanos.
Los jordanos saben que las agencias de Naciones Unidas no los van a denunciar si deportan palestinos o les retiran la nacionalidad.
Jordania quiere resolver su problema palestino sin hacer ruido y lejos de la atención pública.
Hay una serie de medidas, adoptadas por las autorices jordanas en los últimos tres años, que sirven como indicador de la creciente preocupación de Amán por la amenaza palestina. Dichas medidas incluyen retirar la nacionalidad a muchos palestinos y deportar forzosamente a otros que huyen de Siria.
Resulta irónico que los jordanos digan que esas medidas van encaminadas a ayudar a los palestinos. Quieren hacerles creer que privarlos de derechos básicos y deportarlos del reino hachemita es bueno para la causa palestina. Afirman que no entienden por qué los afectados no reciben bien las medidas antipalestinas.
¿Cómo justifican los jordanos sus políticas antipalestinas? Sostienen que si ayudan a los palestinos y les proporcionan refugio y pasaportes, ello serviría a los intereses israelíes.
“No queremos ser un instrumento israelí para reubicar palestinos que vienen a Jordania concediéndoles la ciudadanía”, explicó el antiguo ministro del Interior jordano Nayef al Qadi. “De no ser así, estaríamos diciéndoles a los palestinos que se olvidaran de Palestina”.
Al Qadi, que desempeñó un papel fundamental en del diseño de la política de retirada de la ciudadanía a los palestinos, afirmó que también se opone a concederles la nacionalidad a los hijos de mujeres jordanas casadas con palestinos y con hombres de otras nacionalidades:
¿Por qué no reclaman a los hijos de los hombres casados con mujeres jordanas? ¿Por qué a estos niños no se les da la nacionalidad de sus padres? Tenemos a unas 500.000 jordanas casadas con no jordanos. Si multiplicamos eso por 3 o 4, tendremos que entregarle este país a Israel y marcharnos. Aquí nos quedaremos sin nada.
El intento del exministro de justificar la represión se produjo poco después de que Human Rights Watch hiciera público un informe en el que se detallaban los maltratos jordanos a los refugiados palestinos que huyen de Siria. El informe, titulado “No son bienvenidos: el trato de Jordania a los palestinos que escapan de Siria”, y que ha recibido poca atención por parte de los medios internacionales, acusa a los jordanos de incumplir sus obligaciones internacionales.
Por desgracia para los palestinos (pero por suerte para los jordanos) el informe condenatorio fue publicado el 7 de agosto, cuando la atención mundial estaba centrada en la guerra entre Hamás e Israel.
Según dicho informe, Jordania, en una clara violación de sus obligaciones internacionales, niega la entrada o deporta por la fuerza a refugiados palestinos que huyen de Siria. “Jordania ha prohibido oficialmente la entrada a los palestinos de Siria desde enero de 2013 y ha deportado por la fuerza a más de 100 que lograron entrar en el país desde mediados de 2012, mujeres y niños incluidos”, revela el informe.
El documento cita a Basma, una palestina del campamento de refugiados de Yarmuk (Siria), que describe cómo los jordanos la hicieron volver a ella y a otros:
Nos dijeron: “Sois palestinos, no podéis entrar”. Nos metieron en un autobús y nos dejaron en el lado sirio de la frontera a las dos de la mañana.
Abdulá, de 47 años, otro refugiado palestino, procedente de Damasco, dijo:
Cuando estábamos cruzando, el Ejército jordano empezó a dispararnos. Nos lanzamos todos cuerpo a tierra para evitar los disparos. Tras unos momentos, llegaron dos camiones con militares hasta donde estábamos y, antes de darnos cuenta de lo que pasaba, uno de ellos disparó en las piernas a cinco de nosotros. No estábamos tratando de huir.
En los tres últimos años, Jordania ha recibido a millones de refugiados sirios, pero cuando se trata de palestinos la cosa cambia.
Los jordanos no temen a los refugiados sirios porque saben que en cuanto acabe la crisis en su país volverán a sus hogares. A diferencia de los palestinos, los sirios no buscan la ciudadanía jordana o una nueva vida en el reino; consideran que su presencia allí es algo temporal.
Tampoco se habla de convertir Jordania en un “Estado sirio”, a diferencia de los llamamientos a crear un hogar para los palestinos en el reino hachemita. Así, el problema de los jordanos es con los palestinos, no con los sirios ni con otros árabes.
Fayez Tarawneh, jefe de la Corte Real y ex primer ministro, defendió las medidas antipalestinas el año pasado en una reunión con Human Rights Watch. Dijo que una excesiva entrada de palestinos procedentes de Siria alteraría el equilibrio demográfico del reino y causaría inestabilidad.
El grupo pro-derechos humanos dijo que, como consecuencia de la política gubernamental jordana, muchos palestinos de Siria no tienen los debidos documentos de residencia en Jordania, lo que “los hace susceptibles de ser explotados, detenidos y deportados”.
Añadió que “los palestinos indocumentados procedentes de Siria no se atreven a pedir protección o reparaciones al Gobierno jordano frente a la explotación u otros abusos”.
Jordania, el Líbano y Siria pueden proseguir con sus prácticas abusivas contra los palestinos sin tener que preocuparse de la respuesta de la comunidad internacional. Nadie va a salir a las calles de las ciudades norteamericanas o europeas para condenar a unos árabes por maltratar a otros árabes.
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Briseida- Cybernauta-Premium
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Los grandes medios ignoran los crímenes más horrendos de Hamás
Durante la reciente guerra en la Franja de Gaza, milicias armadas de Hamás han cometido los más atroces crímenes y delitos. Esta acusación no la ha formulado la Oficina de Prensa del Gobierno israelí ni el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI); fueron dirigentes de la facción gobernante de Fatah en la Margen Occidental quienes lanzaron estas acusaciones contra Hamás en un enérgico comunicado emitido en Ramala el pasado 30 de agosto.
El comunicado se refiere a la represión en Gaza de decenas de miembros de Fatah por parte de Hamás durante la Operación Margen Protector, nombre empleado por las FDI para referirse a la guerra contra el movimiento islamista.
Los dirigentes de Fatah (miembros del Comité Central de la facción, un órgano dominado por los partidarios de Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Palestina) acusaron a los milicianos de Hamás de disparar en las piernas y en otras partes del cuerpo a decenas de sus activistas en la Franja. Además, los acusaron de golpear brutalmente a otros de sus activistas, los cuales, con ayuda israelí, fueron trasladados posteriormente para recibir tratamiento en hospitales de la Margen Occidental.
Los líderes de Fatah denunciaron, asimismo, que, durante la guerra, Hamás puso bajo arresto domiciliario a unos 300 de sus miembros en la Franja de Gaza, “arriesgando sus vidas y las de sus familias al exponerlos a los ataques aéreos y bombardeos israelíes”.
Además de reprimir a los miembros de Fatah, los milicianos de Hamás confiscaron alimentos y medicinas enviados a la Franja desde la Margen Occidental y algunos “países amigos”, según revelaron los dirigentes de la facción. Afirmaron que “ Hamás distribuyó entre sus hombres parte de la ayuda a través de mezquitas, o la vendió en el mercado negro”.
Estas acusaciones contra Hamás no han sorprendido a muchos palestinos, sobre todo a los que viven en la Franja de Gaza, los cuales fueron testigo de diversos ataques contra miembros de Fatah.
Sin embargo, lo que resulta difícil de comprender es que muchos periodistas extranjeros que entraron en la Franja durante la guerra no informaran de los “horrendos crímenes y delitos” de Hamás. No es fácil creer que no se enteraran de ellos.
Algunos periodistas admitieron posteriormente que estaban al tanto de los ataques contra miembros de Fatah, pero que no pudieron informar de ello debido a las “restricciones” impuestas por Hamás.
Varios periodistas extranjeros se quejaron de que sus contactos locales se negaron a proporcionarles información acerca de los crímenes de Hamás, por miedo o porque no querían informar de nada que pudiera dar una imagen negativa de los palestinos durante la guerra.
Los dirigentes de Fatah en la Margen Occidental explicaron la semana pasada que ellos también se habían abstenido de formular acusación alguna contra Hamás en el transcurso de la guerra “debido a que les preocupaba la unidad nacional”.
Pero incluso aunque la excusa de los periodistas extranjeros de que no pudieron informar acerca de los delitos de Hamás mientras estaban en la Franja parece bastante válida, sigue sin estar claro por qué siguen ignorando la historia. Muchos de los heridos de Fatah ahora están hospitalizados en centros de Ramala, Nablús y Hebrón, en la Margen Occidental, a la que los periodistas tienen acceso libre e ilimitado.
Según Zakariya al Aga, alto cargo de Fatah en la Franja, los hombres de su facción fueron trasladados a hospitales de la Margen después de que Hamás les negara tratamiento médico en Gaza.
Al Aga mencionó el caso de un activista de Fatah que desafió el arresto domiciliario y abandonó su casa junto a su familia, ante el temor de resultar muerto en un ataque aéreo israelíes en el norte de la Franja de Gaza:
Cuando regresó a su casa, Hamás lo acusó de infringir la orden de arresto domiciliario y le disparó en las piernas. Los hospitales de Gaza negaban la admisión en estos casos.
Uno de los hombres de Fatah, Tusef Shahin, del campamento de refugiados de Jebalya, en la Franja, afirmó que los milicianos de Hamás lo secuestraron cuando estaba delante de su casa el mismo día que fue anunciado el alto el fuego negociado por Egipto, a finales de agosto.
Shahín declaró que hombres armados de Hamás lo acusaron de violar el arresto domiciliario. “ Me llevaron a la zona de Sheikh Zayed y me golpearon duramente”, afirmó, y añadió que durante el ataque le rompieron ambas piernas.
Otro activista de Fatah, que también está recibiendo tratamiento en hospitales de la Margen Occidental, dijo que pistoleros de Hamás le descerrajaron a quemarropa 17 tiros contra las piernas.
Si estos miembros de Fatah hubieran sido atacados por soldados de las FDI o por colonos judíos, sus fotos y sus historias habrían sido portada de los principales periódicos de Estados Unidos, Canadá y Europa. Pero, por desgracia para ellos, los golpearon y dispararon compatriotas palestinos, en este caso de Hamás. Evidentemente, no es una noticia digna de ser tratada por los representantes de los principales medios occidentales.
Hay otro aspecto en los crímenes de Hamás contra miembros de Fatah en la Franja de Gaza. La represión demuestra que todo lo que se dice de la “unidad” palestina no es más que una farsa, y que la hostilidad entre ambas organizaciones sigue siendo tan grande como siempre.
Hamás dice que puso bajo arresto domiciliario a los hombres del Movimiento Nacional de Liberación Palestina por “motivos de seguridad”. Eso significa que el movimiento islamista considera a los miembros de Fatah en la Franja de Gaza colaboradores potenciales de Israel. Fuentes gazatíes afirman que algunos de los colaboradores ejecutados públicamente por Hamás durante la guerra eran miembros de la organización presidida por Abás.
La continuada rivalidad entre ambas organizaciones también siembra dudas sobre las esperanzas que mantienen algunos israelíes, norteamericanos y egipcios respecto a traer de vuelta a Gaza a las fuerzas de Abás tras la guerra. Incluso si los dirigentes de Hamás consienten en permitir que las fuerzas del rais se desplieguen en el paso de Rafah, entre el enclave y Egipto, el brazo armado y las milicias del movimiento seguramente se opongan a semejante paso.
Abás y su cúpula en la Margen Occidental siguen hablando de la necesidad de una comisión que investigue los “crímenes de guerra” cometidos por Israel en la Franja de Gaza. Pero, pese a sus graves acusaciones contra Hamás, se abstienen de pedir una comisión de investigación sobre lo que ellos mismos denominan “los horrendos crímenes y delitos de Hamás”.
Es probable que Abás considere que los “crímenes” de Hamás son una cuestión interna palestina, que debe abordarse a través del “diálogo nacional”. Pero la cuestión sigue ahí: ¿Por qué periodistas y defensores internacionales de los derechos humanos siguen haciendo la vista gorda cuando los palestinos cometen atrocidades contra los suyos? ¿Acaso es porque esas noticias carecen de un matiz antiisraelí?
Por Jaled Abu Toameh
El comunicado se refiere a la represión en Gaza de decenas de miembros de Fatah por parte de Hamás durante la Operación Margen Protector, nombre empleado por las FDI para referirse a la guerra contra el movimiento islamista.
Los dirigentes de Fatah (miembros del Comité Central de la facción, un órgano dominado por los partidarios de Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Palestina) acusaron a los milicianos de Hamás de disparar en las piernas y en otras partes del cuerpo a decenas de sus activistas en la Franja. Además, los acusaron de golpear brutalmente a otros de sus activistas, los cuales, con ayuda israelí, fueron trasladados posteriormente para recibir tratamiento en hospitales de la Margen Occidental.
Los líderes de Fatah denunciaron, asimismo, que, durante la guerra, Hamás puso bajo arresto domiciliario a unos 300 de sus miembros en la Franja de Gaza, “arriesgando sus vidas y las de sus familias al exponerlos a los ataques aéreos y bombardeos israelíes”.
Además de reprimir a los miembros de Fatah, los milicianos de Hamás confiscaron alimentos y medicinas enviados a la Franja desde la Margen Occidental y algunos “países amigos”, según revelaron los dirigentes de la facción. Afirmaron que “ Hamás distribuyó entre sus hombres parte de la ayuda a través de mezquitas, o la vendió en el mercado negro”.
Estas acusaciones contra Hamás no han sorprendido a muchos palestinos, sobre todo a los que viven en la Franja de Gaza, los cuales fueron testigo de diversos ataques contra miembros de Fatah.
Sin embargo, lo que resulta difícil de comprender es que muchos periodistas extranjeros que entraron en la Franja durante la guerra no informaran de los “horrendos crímenes y delitos” de Hamás. No es fácil creer que no se enteraran de ellos.
Algunos periodistas admitieron posteriormente que estaban al tanto de los ataques contra miembros de Fatah, pero que no pudieron informar de ello debido a las “restricciones” impuestas por Hamás.
Varios periodistas extranjeros se quejaron de que sus contactos locales se negaron a proporcionarles información acerca de los crímenes de Hamás, por miedo o porque no querían informar de nada que pudiera dar una imagen negativa de los palestinos durante la guerra.
Los dirigentes de Fatah en la Margen Occidental explicaron la semana pasada que ellos también se habían abstenido de formular acusación alguna contra Hamás en el transcurso de la guerra “debido a que les preocupaba la unidad nacional”.
Pero incluso aunque la excusa de los periodistas extranjeros de que no pudieron informar acerca de los delitos de Hamás mientras estaban en la Franja parece bastante válida, sigue sin estar claro por qué siguen ignorando la historia. Muchos de los heridos de Fatah ahora están hospitalizados en centros de Ramala, Nablús y Hebrón, en la Margen Occidental, a la que los periodistas tienen acceso libre e ilimitado.
Según Zakariya al Aga, alto cargo de Fatah en la Franja, los hombres de su facción fueron trasladados a hospitales de la Margen después de que Hamás les negara tratamiento médico en Gaza.
Al Aga mencionó el caso de un activista de Fatah que desafió el arresto domiciliario y abandonó su casa junto a su familia, ante el temor de resultar muerto en un ataque aéreo israelíes en el norte de la Franja de Gaza:
Cuando regresó a su casa, Hamás lo acusó de infringir la orden de arresto domiciliario y le disparó en las piernas. Los hospitales de Gaza negaban la admisión en estos casos.
Uno de los hombres de Fatah, Tusef Shahin, del campamento de refugiados de Jebalya, en la Franja, afirmó que los milicianos de Hamás lo secuestraron cuando estaba delante de su casa el mismo día que fue anunciado el alto el fuego negociado por Egipto, a finales de agosto.
Shahín declaró que hombres armados de Hamás lo acusaron de violar el arresto domiciliario. “ Me llevaron a la zona de Sheikh Zayed y me golpearon duramente”, afirmó, y añadió que durante el ataque le rompieron ambas piernas.
Otro activista de Fatah, que también está recibiendo tratamiento en hospitales de la Margen Occidental, dijo que pistoleros de Hamás le descerrajaron a quemarropa 17 tiros contra las piernas.
Si estos miembros de Fatah hubieran sido atacados por soldados de las FDI o por colonos judíos, sus fotos y sus historias habrían sido portada de los principales periódicos de Estados Unidos, Canadá y Europa. Pero, por desgracia para ellos, los golpearon y dispararon compatriotas palestinos, en este caso de Hamás. Evidentemente, no es una noticia digna de ser tratada por los representantes de los principales medios occidentales.
Hay otro aspecto en los crímenes de Hamás contra miembros de Fatah en la Franja de Gaza. La represión demuestra que todo lo que se dice de la “unidad” palestina no es más que una farsa, y que la hostilidad entre ambas organizaciones sigue siendo tan grande como siempre.
Hamás dice que puso bajo arresto domiciliario a los hombres del Movimiento Nacional de Liberación Palestina por “motivos de seguridad”. Eso significa que el movimiento islamista considera a los miembros de Fatah en la Franja de Gaza colaboradores potenciales de Israel. Fuentes gazatíes afirman que algunos de los colaboradores ejecutados públicamente por Hamás durante la guerra eran miembros de la organización presidida por Abás.
La continuada rivalidad entre ambas organizaciones también siembra dudas sobre las esperanzas que mantienen algunos israelíes, norteamericanos y egipcios respecto a traer de vuelta a Gaza a las fuerzas de Abás tras la guerra. Incluso si los dirigentes de Hamás consienten en permitir que las fuerzas del rais se desplieguen en el paso de Rafah, entre el enclave y Egipto, el brazo armado y las milicias del movimiento seguramente se opongan a semejante paso.
Abás y su cúpula en la Margen Occidental siguen hablando de la necesidad de una comisión que investigue los “crímenes de guerra” cometidos por Israel en la Franja de Gaza. Pero, pese a sus graves acusaciones contra Hamás, se abstienen de pedir una comisión de investigación sobre lo que ellos mismos denominan “los horrendos crímenes y delitos de Hamás”.
Es probable que Abás considere que los “crímenes” de Hamás son una cuestión interna palestina, que debe abordarse a través del “diálogo nacional”. Pero la cuestión sigue ahí: ¿Por qué periodistas y defensores internacionales de los derechos humanos siguen haciendo la vista gorda cuando los palestinos cometen atrocidades contra los suyos? ¿Acaso es porque esas noticias carecen de un matiz antiisraelí?
Por Jaled Abu Toameh
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