Las seis mentiras sobre el bombardeo de Guernica
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Las seis mentiras sobre el bombardeo de Guernica
La historiografía de izquierdas falseó datos
El cuadro de Picasso y las novelas hicieron el resto
La villa vizcaína de Guernica ha pasado a la Historia no tanto por las bombas que cayeron sobre ella el 26 de abril de 1937, hace ahora 75 años, como por la propaganda que ha sepultado la verdad.
El trabajo de Jesús Salas Larrazábal Guernica, el bombardeo (La Historia frente al mito) aporta datos que desmienten a autores anglosajones como Herbert Southworth o el novelista Max Morgan-Witts, coautor con Gordon Thomas de El día en que murió Guernica.
Estos son los seis tópicos más extendidos sobre el bombardeo y que las recientes investigaciones ponen en entredicho:
1. Guernica sí tenía interés militar
Guernica sí tenía interés militar. La propaganda de izquierdas ha insistido en que se trataba de una población indefensa y carente de interés militar. Pero la villa no sólo tenía interés per se (fábrica de armas y cuarteles), sino que su toma inmediata habría permitido copar a grandes unidades del Ejército republicano, lo que habría precipitado el final de la campaña del Ejército de Franco en Vizcaya.
Guernica era un nudo de comunicaciones y, aunque no se pretendía con la operación cambiar el curso de la guerra, sí se quería facilitar la ofensiva terrestre que se iba a llevar a cabo.
2 No pudo durar más de tres horas ininterrumpidas
El historiador británico Herberth Southworth da el dato por cierto cuando es sabido que los aparatos germanos de la época no tenían tanta autonomía de vuelo. El tiempo máximo de permanencia en el aire de los cazas de acompañamiento era inferior a las dos horas y media, y a los bombarderos Junkers no les daba tiempo material de bombardear Guernica, volver a Burgos, recargar y regresar a la villa en menos de tres horas. Todo indica que duró apenas unos minutos.
3 No hubo ametrallamiento de civiles
The New York Times titulaba su información sobre el bombardeo: "Histórica ciudad vasca destruida, aviones rebeldes ametrallan a civiles". Pero era materialmente imposible hacerlo porque las calles del casco urbano de Guernica no tenían ni la anchura ni la longitud necesarias.
Tampoco las escuadrillas de Junker y Heinkel tenían una carga especial de bombas, como se ha especulado. Se utilizaron las mismas que en otros bombardeos. Si los efectos fueron más destructivos se debió a lo compacto del núcleo urbano, la abundancia de casas de madera y el hecho de que los bomberos de Bilbao fueran avisados muy tarde y no llegaran a Guernica a apagar el incendio hasta las 10 de la noche, tres horas después de concluir el ataque.
4 No hubo 3.000 víctimas
Los estudios de Salas Larrazábal son concluyentes. Un número tan elevado de víctimas (entre 1.600 y 3.000) era imposible. El recuento de la recogida de cadáveres arrojó un número concreto, la cifra difícilmente alcanzaría los 200 fallecimientos. Estudios posteriores los reducen aún más y dan el número de 126 víctimas.
5 El mercado había terminado horas antes del ataque
Los estudiosos del bombardeo de Guernica, como Paul Preston, han usado los documentos de la propaganda que se desarrolló durante los últimos meses de la Guerra Civil. Uno de sus tópicos fue que era día de mercado y que se bombardeó el recinto. Este apenas sufrió daños al no recibir el impacto directo de las bombas alemanas. Además, el bombardeo se produjo más de dos horas después del cierre de los puestos.
6 Hemingway, Orwell y Dos Passos tergiversaron los hechos
El bando republicano no dudó en utilizar a un auténtico ejército de periodistas de medios de Inglaterra y EE UU que no dudaron en usar los datos facilitados por el mando republicano sin comprobarlos y sin entrevistar a testigos. Por eso, las informaciones de periodistas tan dispares como Hemingway, Orwell, Saint-Exupéry, o John Dos Passos no dudan en reproducir informaciones imposibles como los ametrallamientos sobre civiles, la duración de tres horas o la destrucción de la mitad de los edificios. Los 22 testigos presenciales que han declarado sobre lo ocurrido en Guernica coinciden en que la destrucción afectó a 52 edificios (14% del total), que no se ametralló a los civiles que escapaban de la localidad y que el bombardeo fue en tres pasadas, con una duración total que no superó, en ningún caso, los 15 minutos de duración.
El cuadro de Picasso y las novelas hicieron el resto
La villa vizcaína de Guernica ha pasado a la Historia no tanto por las bombas que cayeron sobre ella el 26 de abril de 1937, hace ahora 75 años, como por la propaganda que ha sepultado la verdad.
El trabajo de Jesús Salas Larrazábal Guernica, el bombardeo (La Historia frente al mito) aporta datos que desmienten a autores anglosajones como Herbert Southworth o el novelista Max Morgan-Witts, coautor con Gordon Thomas de El día en que murió Guernica.
Estos son los seis tópicos más extendidos sobre el bombardeo y que las recientes investigaciones ponen en entredicho:
1. Guernica sí tenía interés militar
Guernica sí tenía interés militar. La propaganda de izquierdas ha insistido en que se trataba de una población indefensa y carente de interés militar. Pero la villa no sólo tenía interés per se (fábrica de armas y cuarteles), sino que su toma inmediata habría permitido copar a grandes unidades del Ejército republicano, lo que habría precipitado el final de la campaña del Ejército de Franco en Vizcaya.
Guernica era un nudo de comunicaciones y, aunque no se pretendía con la operación cambiar el curso de la guerra, sí se quería facilitar la ofensiva terrestre que se iba a llevar a cabo.
2 No pudo durar más de tres horas ininterrumpidas
El historiador británico Herberth Southworth da el dato por cierto cuando es sabido que los aparatos germanos de la época no tenían tanta autonomía de vuelo. El tiempo máximo de permanencia en el aire de los cazas de acompañamiento era inferior a las dos horas y media, y a los bombarderos Junkers no les daba tiempo material de bombardear Guernica, volver a Burgos, recargar y regresar a la villa en menos de tres horas. Todo indica que duró apenas unos minutos.
3 No hubo ametrallamiento de civiles
The New York Times titulaba su información sobre el bombardeo: "Histórica ciudad vasca destruida, aviones rebeldes ametrallan a civiles". Pero era materialmente imposible hacerlo porque las calles del casco urbano de Guernica no tenían ni la anchura ni la longitud necesarias.
Tampoco las escuadrillas de Junker y Heinkel tenían una carga especial de bombas, como se ha especulado. Se utilizaron las mismas que en otros bombardeos. Si los efectos fueron más destructivos se debió a lo compacto del núcleo urbano, la abundancia de casas de madera y el hecho de que los bomberos de Bilbao fueran avisados muy tarde y no llegaran a Guernica a apagar el incendio hasta las 10 de la noche, tres horas después de concluir el ataque.
4 No hubo 3.000 víctimas
Los estudios de Salas Larrazábal son concluyentes. Un número tan elevado de víctimas (entre 1.600 y 3.000) era imposible. El recuento de la recogida de cadáveres arrojó un número concreto, la cifra difícilmente alcanzaría los 200 fallecimientos. Estudios posteriores los reducen aún más y dan el número de 126 víctimas.
5 El mercado había terminado horas antes del ataque
Los estudiosos del bombardeo de Guernica, como Paul Preston, han usado los documentos de la propaganda que se desarrolló durante los últimos meses de la Guerra Civil. Uno de sus tópicos fue que era día de mercado y que se bombardeó el recinto. Este apenas sufrió daños al no recibir el impacto directo de las bombas alemanas. Además, el bombardeo se produjo más de dos horas después del cierre de los puestos.
6 Hemingway, Orwell y Dos Passos tergiversaron los hechos
El bando republicano no dudó en utilizar a un auténtico ejército de periodistas de medios de Inglaterra y EE UU que no dudaron en usar los datos facilitados por el mando republicano sin comprobarlos y sin entrevistar a testigos. Por eso, las informaciones de periodistas tan dispares como Hemingway, Orwell, Saint-Exupéry, o John Dos Passos no dudan en reproducir informaciones imposibles como los ametrallamientos sobre civiles, la duración de tres horas o la destrucción de la mitad de los edificios. Los 22 testigos presenciales que han declarado sobre lo ocurrido en Guernica coinciden en que la destrucción afectó a 52 edificios (14% del total), que no se ametralló a los civiles que escapaban de la localidad y que el bombardeo fue en tres pasadas, con una duración total que no superó, en ningún caso, los 15 minutos de duración.
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Las mentiras sobre el bombardeo de Guernica
Bombardeos durante la Guerra Civil española: Guernica y Cabra.
Los bombardeos de Guernica y Cabra tuvieron lugar durante la Guerra Civil española y aunque las cifras de muertos eran parecidas, el impacto y difusión de estos fatídicos hechos fue muy distinto.
Si bien el bombardeo de Guernica (Bando Nacional) tuvo una difusión internacional, el bombardeo de Cabra (Frente Popular) permaneció prácticamente oculto hasta su 70º aniversario.
Bombardeo de Guernica
El bombardeo de Guernica fue un episodio de la Guerra Civil española que tuvo lugar el 26 de abril de 1937 sobre la población de Guernica (Vizcaya), que fue utilizado por el Frente Popular como elemento propagandístico. Se trató de un ataque aéreo realizado por la Legión Cóndor alemana y la Aviación legionaria italiana.
Las cifras de muertos ofrecidas por el frente popular fueron diversas, oscilando desde los 1.000 hasta los 3.000 muertos. El Gobierno vasco, por su parte, ofreció una cifra falsa de 1.625 muertos y 889 heridos que además fue la publicada por la prensa internacional y citada en los folletos impresos extranjeros. Uno de los periodistas responsable fue George Steer (The Times) que pretendía alertar a los ingleses sobre la amenaza y el terror que tría la Alemania Nazi. Estos periodistas internacionales no se encontraban en Guernica cuando tuvo lugar el bombardeo por lo que realmente escribieron a partir de otras fuentes.
Estas cifras desmedidas fueron recogidas en obras de arte como es el caso del cuadro de Pablo Picasso, pintado entre mayo y junio de 1936, realizado por encargo del Director General de Bellas Artes, Josep Renau, a petición del Gobierno de la República Española para ser expuesto en el pabellón español durante la Exposición Internacional de 1937 en París, con el fin de atraer la atención del público hacia la causa republicana en plena Guerra Civil Española.
Sin embargo, la realidad es muy distinta. Los estudios más recientes elaborados por los historiadores de la asociación "Gernikazarra", Vicente del Palacio y José Ángel Etxaniz, estiman que hubo 126 fallecidos, una cifra complemente alejada de las citadas anteriormente.
Franco prohibió antes y después de Guernica, el bombardeo sobre objetivos civiles. Fue desobedecido en esta ocasión y en el bombardeo sobre Barcelona en 1938. Sin embargo, el Frente Popular practicó bombardeos de ese tipo sobre Oviedo, Cabra, Huesca, Teruel, Valladolid, Cáceres, Baena, etc., nunca los prohibió.
EL Frente Popular acusó al Bando Nacional de haber atentado contra una villa sin interés militar. Sin embargo, tenía fábricas de armas y tres batallones acantonados en ella. Además, distaba del frente solo 14 kilómetros.
Por otro lado, el bombardeo de Cabra, un cruel ataque aéreo de la aviación republicana, fue realizado al amanecer del 7 de noviembre de 1938 y produjo 109 muertos y más de 200 heridos de todo tipo, en su gran mayoría civiles y trabajadores. Un número muy similar de víctimas al del bombardeo de Guernica y, sin embargo, a diferencia de éste, ha sido muy poco conocido hasta fechas recientes; excepto en la propia localidad egabrense, donde su memoria y terrible recuerdo ha sido preservado entre la población local.
El bombardeo de Cabra no fue casual sino planificado, tal como ha quedado demostrado por el reciente libro del profesor Antonio Arrabal “El bombardeo de Cabra. El Guernica de la Subbética” de 2012. Para lo que añade los siguientes argumentos:
1) La lejanía del frente de guerra, que en esos momentos estaba en el Ebro, a unos 1.000 kilómetros.
2) Debido a esa lejanía y la ausencia de tropas o fábricas, Cabra no era una ciudad de interés estratégico ni militar
3) Se realizaron tres reconocimientos aéreos republicanos sobre la ciudad los días previos.
4) Debido a que hubo bombardeos republicanos de similares características (menos mortíferos) semanas antes en localidades cercanas situadas en zona nacional como Aguilar (25 de octubre) y Baena (28 de octubre), y a lo largo de toda la guerra en Córdoba capital.
El bombardeo puede explicarse debido al objetivo del Frente Popular de realizar una maniobra de distracción, mediante el bombardeo de población civil enemiga, para desviar la atención del frente del Ebro y para demostrar que la capacidad ofensiva del ejército republicano era aún considerable. También se habla de la posibilidad de probar armamento soviético, tratándose, pues, de probar las armas y estrategias de destrucción bélica que poco después se emplearían con suma profusión en la II Guerra Mundial.
Así, Cabra sería atacada por tres aviones republicanos modelo soviético Tupolev SB-2, más conocidos como "Katiuskas", fabricados desde 1936 y conocidos por su ligereza y rapidez.
Casualmente, el bombardeo coincide en fecha con el aniversario de la revolución soviética de 1917, fecha emblemática para la URSS. En Cabra, en escasos cinco minutos, descargaron 2.000 kilos de bombas de varios tamaños: 15, 70, 100, 250 y 500 kilos, la mayor de las cuales cayó exactamente en el mercado de abastos, en día de mercado semanal, cuando había allí numerosos hortelanos y población no sólo de Cabra, sino de toda la comarca. Uno de estos artefactos explosivos soviéticos fue hallado en el año 2006, bajo tierra y sin explotar, en el transcurso de unas obras en el barrio de la Villa. En concreto, una bomba de 250 kilos, que tuvo que ser destruida por la Guardia Civil en una cantera de la localidad.
No fue hasta su 70º aniversario, en 2008, que el bombardeo, ocultado durante décadas, empezó a recordarse públicamente. Fue entonces cuando la asociación cultural Foro Erasmo y el círculo de historiadores Historia en Libertad realizaron en Cabra unas conferencias y un recorrido histórico guiado por las calles de la población donde cayeron las bombas. Antes, en 2003, fueron retiradas de su emplazamiento público las lápidas y la cruz que recordaban los nombres de las víctimas, por votación favorable de todos los partidos políticos del Consistorio. Actualmente están ocultas en dependencias municipales.
Los bombardeos de Guernica y Cabra tuvieron lugar durante la Guerra Civil española y aunque las cifras de muertos eran parecidas, el impacto y difusión de estos fatídicos hechos fue muy distinto.
Si bien el bombardeo de Guernica (Bando Nacional) tuvo una difusión internacional, el bombardeo de Cabra (Frente Popular) permaneció prácticamente oculto hasta su 70º aniversario.
Bombardeo de Guernica
El bombardeo de Guernica fue un episodio de la Guerra Civil española que tuvo lugar el 26 de abril de 1937 sobre la población de Guernica (Vizcaya), que fue utilizado por el Frente Popular como elemento propagandístico. Se trató de un ataque aéreo realizado por la Legión Cóndor alemana y la Aviación legionaria italiana.
Las cifras de muertos ofrecidas por el frente popular fueron diversas, oscilando desde los 1.000 hasta los 3.000 muertos. El Gobierno vasco, por su parte, ofreció una cifra falsa de 1.625 muertos y 889 heridos que además fue la publicada por la prensa internacional y citada en los folletos impresos extranjeros. Uno de los periodistas responsable fue George Steer (The Times) que pretendía alertar a los ingleses sobre la amenaza y el terror que tría la Alemania Nazi. Estos periodistas internacionales no se encontraban en Guernica cuando tuvo lugar el bombardeo por lo que realmente escribieron a partir de otras fuentes.
Estas cifras desmedidas fueron recogidas en obras de arte como es el caso del cuadro de Pablo Picasso, pintado entre mayo y junio de 1936, realizado por encargo del Director General de Bellas Artes, Josep Renau, a petición del Gobierno de la República Española para ser expuesto en el pabellón español durante la Exposición Internacional de 1937 en París, con el fin de atraer la atención del público hacia la causa republicana en plena Guerra Civil Española.
Sin embargo, la realidad es muy distinta. Los estudios más recientes elaborados por los historiadores de la asociación "Gernikazarra", Vicente del Palacio y José Ángel Etxaniz, estiman que hubo 126 fallecidos, una cifra complemente alejada de las citadas anteriormente.
Franco prohibió antes y después de Guernica, el bombardeo sobre objetivos civiles. Fue desobedecido en esta ocasión y en el bombardeo sobre Barcelona en 1938. Sin embargo, el Frente Popular practicó bombardeos de ese tipo sobre Oviedo, Cabra, Huesca, Teruel, Valladolid, Cáceres, Baena, etc., nunca los prohibió.
EL Frente Popular acusó al Bando Nacional de haber atentado contra una villa sin interés militar. Sin embargo, tenía fábricas de armas y tres batallones acantonados en ella. Además, distaba del frente solo 14 kilómetros.
Bombardeo de Cabra
Por otro lado, el bombardeo de Cabra, un cruel ataque aéreo de la aviación republicana, fue realizado al amanecer del 7 de noviembre de 1938 y produjo 109 muertos y más de 200 heridos de todo tipo, en su gran mayoría civiles y trabajadores. Un número muy similar de víctimas al del bombardeo de Guernica y, sin embargo, a diferencia de éste, ha sido muy poco conocido hasta fechas recientes; excepto en la propia localidad egabrense, donde su memoria y terrible recuerdo ha sido preservado entre la población local.
El bombardeo de Cabra no fue casual sino planificado, tal como ha quedado demostrado por el reciente libro del profesor Antonio Arrabal “El bombardeo de Cabra. El Guernica de la Subbética” de 2012. Para lo que añade los siguientes argumentos:
1) La lejanía del frente de guerra, que en esos momentos estaba en el Ebro, a unos 1.000 kilómetros.
2) Debido a esa lejanía y la ausencia de tropas o fábricas, Cabra no era una ciudad de interés estratégico ni militar
3) Se realizaron tres reconocimientos aéreos republicanos sobre la ciudad los días previos.
4) Debido a que hubo bombardeos republicanos de similares características (menos mortíferos) semanas antes en localidades cercanas situadas en zona nacional como Aguilar (25 de octubre) y Baena (28 de octubre), y a lo largo de toda la guerra en Córdoba capital.
El bombardeo puede explicarse debido al objetivo del Frente Popular de realizar una maniobra de distracción, mediante el bombardeo de población civil enemiga, para desviar la atención del frente del Ebro y para demostrar que la capacidad ofensiva del ejército republicano era aún considerable. También se habla de la posibilidad de probar armamento soviético, tratándose, pues, de probar las armas y estrategias de destrucción bélica que poco después se emplearían con suma profusión en la II Guerra Mundial.
Así, Cabra sería atacada por tres aviones republicanos modelo soviético Tupolev SB-2, más conocidos como "Katiuskas", fabricados desde 1936 y conocidos por su ligereza y rapidez.
Casualmente, el bombardeo coincide en fecha con el aniversario de la revolución soviética de 1917, fecha emblemática para la URSS. En Cabra, en escasos cinco minutos, descargaron 2.000 kilos de bombas de varios tamaños: 15, 70, 100, 250 y 500 kilos, la mayor de las cuales cayó exactamente en el mercado de abastos, en día de mercado semanal, cuando había allí numerosos hortelanos y población no sólo de Cabra, sino de toda la comarca. Uno de estos artefactos explosivos soviéticos fue hallado en el año 2006, bajo tierra y sin explotar, en el transcurso de unas obras en el barrio de la Villa. En concreto, una bomba de 250 kilos, que tuvo que ser destruida por la Guardia Civil en una cantera de la localidad.
No fue hasta su 70º aniversario, en 2008, que el bombardeo, ocultado durante décadas, empezó a recordarse públicamente. Fue entonces cuando la asociación cultural Foro Erasmo y el círculo de historiadores Historia en Libertad realizaron en Cabra unas conferencias y un recorrido histórico guiado por las calles de la población donde cayeron las bombas. Antes, en 2003, fueron retiradas de su emplazamiento público las lápidas y la cruz que recordaban los nombres de las víctimas, por votación favorable de todos los partidos políticos del Consistorio. Actualmente están ocultas en dependencias municipales.
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Guernica, la mentira que nunca muere
El dicho popular sostiene que las mentiras "tienen las patas cortas". Será en la vida cotidiana, porque en la universitaria las mentiras avanzan con grandes zancadas. Los españoles lo podemos comprobar si nos acercamos al consenso de los historiadores sobre la II República, la Guerra Civil y el régimen franquista.
Un ejemplo es la fabulación de que el general Franco hizo matar al gobernador militar de Las Palmas, general Amado Balmes, para dejar Santa Cruz de Tenerife y poder subir al avión que le trasladó a Marruecos. Según el fabulador, el catedrático Ángel Viñas, esa muerte accidental "¡es un asesinato con premeditación y alevosía. Y punto!". Un historiador aficionado, Moisés Domínguez, ha demostrado que la narración no pasa de ser una novela, y encima poco verosímil, ya que ha encontrado hasta la autopsia que se realizó a Balmes. Pero la academia sigue difundiendo la fábula. El único profesor que yo sepa se ha atrevido a señalar al rey desnudo ha sido Stanley Payne en su El camino al 18 de julio.
Un cínico —o quizás un realista—, afirmaba que en la universidad se producía la sustitución de las teorías o los paradigmas desfasados por otros nuevos sólo cuando los viejos que habían elaborado los primeros y se negaban a aceptar las novedades se jubilaban o se morían. Yo aceptaría la afirmación anterior si hubiera esa sustitución de teorías, pero es que los años pasan y vemos que, en este caso, las mentiras se mantienen, incluso engordan. Bien lo sabía el militar, ingeniero e historiador Jesús María Salas Larrazábal, fallecido el 29 de marzo, que, junto con el periodista Vicente Talón, introdujo racionalidad y hechos en el episodio más manipulado de la guerra civil española: el bombardeo de Guernica, realizado el lunes 26 de abril de 1937 por las aviaciones de Italia y Alemania.
Talón reveló (Arde Guernica) que el delegado del Gobierno vasco había suspendido el tradicional mercado del lunes, aparte de tomar otras medidas para proteger a la población de un bombardeo, cosa lógica debido al bombardeo de Durango efectuado por los italianos el 31 de marzo; la cercanía del frente; y las tropas y fábricas militares que había en la pequeña ciudad. Salas redujo el número de muertos a menos de 130, de los que dio nombre y apellidos, cuando la historiografía antifranquista y abertzale había impuesto el número de 1.654 fallecidos. Para desprestigiar a Salas, que expuso por escrito sus descubrimientos por primera vez en 1981, se le tildó de "general franquista", cuando sus dos ascensos a general de brigada y de división los aprobaron sendos Gobiernos socialistas presididos por Felipe González.
En La Guerra Civil española, escrito para el septuagésimo aniversario de la contienda, el historiador británico Anthony Beevor dedica poco más de dos páginas al bombardeo de Guernica, y, como le replicó Salas en su último libro:
demuestra que en el siglo XXI pueden seguir escribiéndose insensateces sobre el bombardeo de Guernica. Antepone versiones de escritores de su nacionalidad, aunque se alejen por completo de la realidad, a serias investigaciones de españoles, alemanes e italianos.
Entre otros errores, Beevor escribe que en Guernica "era día de mercado"; no menciona el primer bombardeo, que fue realizado por los italianos y había alertado a los habitantes; repite que los aviones alemanes ametrallaron a las personas que estaban dentro de las calles de la villa; inventa que de Bilbao, más alejado del frente, huía gente a Guernica que llegaba a ésta mientras se producía el bombardeo; ignora las intenciones de los corresponsales británicos de lanzar una campaña contra la amenaza nazi exagerando los horrores de la Luftwaffe... Y por último se sacude su responsabilidad con este párrafo:
Nunca se ha sabido con certeza el número de muertos y heridos que produjo el ataque. El gobierno vasco sostuvo que un tercio de la población (1.654 muertos y 889 heridos) sufrió en sus carnes el bombardeo, aunque las investigaciones más recientes sostienen que los muertos no pasaron de 300.
¿En qué quedamos? ¿Se conoce o no se conoce el número de víctimas? ¿Qué merece más crédito a un historiador: la declaración de uno de los bandos en una guerra o las posteriores investigaciones?
Una de las mentiras que forman parte de la leyenda de Guernica es que se trató del primer bombardeo aéreo de una ciudad. El Gobierno del Frente Popular había hecho bombardear por su aviación, según enumera Salas: Ceuta (20, 26 y 28 de julio), Tetuán (20 y 28 de julio), Melilla (26 y 28 de julio) Larache (28 y 7 de agosto), Cádiz (20 y 26 de julio y 7 de agosto), Toledo (22 de julio), Sevilla (23 y 26 de julio), Córdoba (26 de julio, 5 y 22 de agosto), Siétamo y Leciñena (1 y 2 de agosto), Algeciras y Tarifa (7 de agosto), Palma (13 de agosto), Huesca (24 y 27 de agosto), Oviedo (21, 24, 25 y 27 de agosto)
En la última actualización de su investigación, Guernica, el bombardeo: la historia frente al mito (Galland), editado en 2012, y de donde sacamos las citas anteriores, Salas volvió a desmontar los puntos de la leyenda sobre Guernica tanto los antiguos que provienen de los años de la guerra, como los nuevos. Entre éstos, destaca la afirmación de dos escritores británicos, Gordon Thomas y Max Morgan, en su novela El día en que murió Guernica (1976), de que la víspera del bombardeo hubo una reunión en Burgos de Franco, Mola, Richthofen (jefe de estado mayor de la Legión Cóndor), Velardi (jefe de la Aviación Legionaria italiana) y otros militares para planear el ataque genocida. Esa reunión era imposible entre otros motivos porque Franco, en Salamanca, se enfrentaba a la rebelión de algunos falangistas y carlistas que no aceptaban su unificación en FET de las Jons; el día 25 había sido detenido el jefe falangista Manuel Hedilla.
Sin embargo, los hechos siguen siendo ignorados en favor del mito. En un artículo del profesor universitario y militar Fernando Puell de la Villa, publicado en el número 7 de la revista Desperta Ferro dedicado a la guerra en Vizcaya en 1937, se incluye un mapa con los datos de la leyenda: bombardeo ininterrumpido "durante más de tres horas" y 1.654 muertos, según el Gobierno vasco.
Mientras la Academia se cierra a la verdad, como la cripta de un vampiro a la luz, la villa de Guernica no tuvo reparos en invitar a Salas Larrazábal a actos sobre el bombardeo.
Pedro Fernández Barbadillo
El "Y punto" de Viñas como argumento
Un ejemplo es la fabulación de que el general Franco hizo matar al gobernador militar de Las Palmas, general Amado Balmes, para dejar Santa Cruz de Tenerife y poder subir al avión que le trasladó a Marruecos. Según el fabulador, el catedrático Ángel Viñas, esa muerte accidental "¡es un asesinato con premeditación y alevosía. Y punto!". Un historiador aficionado, Moisés Domínguez, ha demostrado que la narración no pasa de ser una novela, y encima poco verosímil, ya que ha encontrado hasta la autopsia que se realizó a Balmes. Pero la academia sigue difundiendo la fábula. El único profesor que yo sepa se ha atrevido a señalar al rey desnudo ha sido Stanley Payne en su El camino al 18 de julio.
Un cínico —o quizás un realista—, afirmaba que en la universidad se producía la sustitución de las teorías o los paradigmas desfasados por otros nuevos sólo cuando los viejos que habían elaborado los primeros y se negaban a aceptar las novedades se jubilaban o se morían. Yo aceptaría la afirmación anterior si hubiera esa sustitución de teorías, pero es que los años pasan y vemos que, en este caso, las mentiras se mantienen, incluso engordan. Bien lo sabía el militar, ingeniero e historiador Jesús María Salas Larrazábal, fallecido el 29 de marzo, que, junto con el periodista Vicente Talón, introdujo racionalidad y hechos en el episodio más manipulado de la guerra civil española: el bombardeo de Guernica, realizado el lunes 26 de abril de 1937 por las aviaciones de Italia y Alemania.
Talón reveló (Arde Guernica) que el delegado del Gobierno vasco había suspendido el tradicional mercado del lunes, aparte de tomar otras medidas para proteger a la población de un bombardeo, cosa lógica debido al bombardeo de Durango efectuado por los italianos el 31 de marzo; la cercanía del frente; y las tropas y fábricas militares que había en la pequeña ciudad. Salas redujo el número de muertos a menos de 130, de los que dio nombre y apellidos, cuando la historiografía antifranquista y abertzale había impuesto el número de 1.654 fallecidos. Para desprestigiar a Salas, que expuso por escrito sus descubrimientos por primera vez en 1981, se le tildó de "general franquista", cuando sus dos ascensos a general de brigada y de división los aprobaron sendos Gobiernos socialistas presididos por Felipe González.
¿El peor libro de Anthony Beevor?
En La Guerra Civil española, escrito para el septuagésimo aniversario de la contienda, el historiador británico Anthony Beevor dedica poco más de dos páginas al bombardeo de Guernica, y, como le replicó Salas en su último libro:
demuestra que en el siglo XXI pueden seguir escribiéndose insensateces sobre el bombardeo de Guernica. Antepone versiones de escritores de su nacionalidad, aunque se alejen por completo de la realidad, a serias investigaciones de españoles, alemanes e italianos.
Entre otros errores, Beevor escribe que en Guernica "era día de mercado"; no menciona el primer bombardeo, que fue realizado por los italianos y había alertado a los habitantes; repite que los aviones alemanes ametrallaron a las personas que estaban dentro de las calles de la villa; inventa que de Bilbao, más alejado del frente, huía gente a Guernica que llegaba a ésta mientras se producía el bombardeo; ignora las intenciones de los corresponsales británicos de lanzar una campaña contra la amenaza nazi exagerando los horrores de la Luftwaffe... Y por último se sacude su responsabilidad con este párrafo:
Nunca se ha sabido con certeza el número de muertos y heridos que produjo el ataque. El gobierno vasco sostuvo que un tercio de la población (1.654 muertos y 889 heridos) sufrió en sus carnes el bombardeo, aunque las investigaciones más recientes sostienen que los muertos no pasaron de 300.
¿En qué quedamos? ¿Se conoce o no se conoce el número de víctimas? ¿Qué merece más crédito a un historiador: la declaración de uno de los bandos en una guerra o las posteriores investigaciones?
Las ciudades bombardeados por el Frente Popular
Una de las mentiras que forman parte de la leyenda de Guernica es que se trató del primer bombardeo aéreo de una ciudad. El Gobierno del Frente Popular había hecho bombardear por su aviación, según enumera Salas: Ceuta (20, 26 y 28 de julio), Tetuán (20 y 28 de julio), Melilla (26 y 28 de julio) Larache (28 y 7 de agosto), Cádiz (20 y 26 de julio y 7 de agosto), Toledo (22 de julio), Sevilla (23 y 26 de julio), Córdoba (26 de julio, 5 y 22 de agosto), Siétamo y Leciñena (1 y 2 de agosto), Algeciras y Tarifa (7 de agosto), Palma (13 de agosto), Huesca (24 y 27 de agosto), Oviedo (21, 24, 25 y 27 de agosto)
En la última actualización de su investigación, Guernica, el bombardeo: la historia frente al mito (Galland), editado en 2012, y de donde sacamos las citas anteriores, Salas volvió a desmontar los puntos de la leyenda sobre Guernica tanto los antiguos que provienen de los años de la guerra, como los nuevos. Entre éstos, destaca la afirmación de dos escritores británicos, Gordon Thomas y Max Morgan, en su novela El día en que murió Guernica (1976), de que la víspera del bombardeo hubo una reunión en Burgos de Franco, Mola, Richthofen (jefe de estado mayor de la Legión Cóndor), Velardi (jefe de la Aviación Legionaria italiana) y otros militares para planear el ataque genocida. Esa reunión era imposible entre otros motivos porque Franco, en Salamanca, se enfrentaba a la rebelión de algunos falangistas y carlistas que no aceptaban su unificación en FET de las Jons; el día 25 había sido detenido el jefe falangista Manuel Hedilla.
Sin embargo, los hechos siguen siendo ignorados en favor del mito. En un artículo del profesor universitario y militar Fernando Puell de la Villa, publicado en el número 7 de la revista Desperta Ferro dedicado a la guerra en Vizcaya en 1937, se incluye un mapa con los datos de la leyenda: bombardeo ininterrumpido "durante más de tres horas" y 1.654 muertos, según el Gobierno vasco.
Mientras la Academia se cierra a la verdad, como la cripta de un vampiro a la luz, la villa de Guernica no tuvo reparos en invitar a Salas Larrazábal a actos sobre el bombardeo.
Pedro Fernández Barbadillo
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El mito de Guernica
El mito de Guernica ha resultado enormemente productivo para toda la golfería progre y liberal mundial, y particularmente para el secesionismo sabiniano. Ha permitido a este último presentarse como representante del pueblo vasco y como víctima de uno de los crímenes de guerra más característicos de la guerra civil española, aunque los mismos fueran cometidos sobre todo por los anglosajones, precisamente los creadores del mito.
Hoy, después de estudios como los de Vicente Talón, César Vidal y, sobre todo, el muy pormenorizado de Jesús Salas, conocemos los aspectos clave del bombardeo:
a) Fue ordenado por el jefe de la Legión Cóndor Von Richthofen. Franco, que ya había dado órdenes de no atacar la población civil, las reiteró a continuación. Los bombardeos sobre la población civil fueron iniciados por el Frente Popular.
b) La acción obedeció al intento de Richthofen de que la ofensiva de Mola avanzase sobre Guernica para copar a una importante masa del ejército contrario. Habría sido una decisión militarmente acertada, pero Mola, que no congeniaba con el alemán, mantuvo el plan primitivo de avanzar sobre Durango, por lo que el efecto militar inmediato del bombardeo se perdió.
c) Sin embargo tuvo un efecto militar aplazado del máximo alcance: Aguirre, jefe del gobierno autonómico, hizo un llamamiento a los suyos a luchar con la máxima energía, pero ocultamente intensificó sus contactos con los nacionales, con vistas a traicionar al Frente Popular mediante una rendición por separado. El primer resultado de estos tratos fue la toma de la industria bilbaína intacta por las tropas de Franco, y el segundo la primera gran victoria masiva de los franquistas, en Santander.
d) Los muertos fueron, como máximo, 126, cifra muy alejada de los 1.600 ó 2000 que predominaban en la propaganda (oscilaban entre los 800 y los 3.000). No obstante muchos se resisten todavía y hablan de 200 o 300 muertos, sin fundamento alguno.
e) La destrucción por los incendios fue espectacular. Afectó inicialmente a cincuenta edificios, extendiéndose luego hasta a doscientos (70% de la villa). Los bomberos de Bilbao, a escasa distancia, tardaron dos horas en llegar y se retiraron a medianoche, sin apagar los fuegos, que continuaron extendiéndose hasta el día siguiente.
f) La Casa de Juntas y el árbol de Guernica, contra lo que quiere la leyenda, no fueron atacados. Los alemanes ignoraban por completo aquellos símbolos. Tampoco es cierto que Guernica fuera una "capital cultural" o "histórica" de las Vascongadas y que allí jurasen los reyes "los fueros vascos". En realidad no había tales fueros vascos, pues cada provincia tenía el suyo propio, y a menudo presionaba ante la corona para obtener privilegios a costa de los de las otras provincias.
g) El mito lo crearon sobre todo unos periodistas ingleses, de los que Steer fue el más destacado, con vistas a alertar a los ingleses, por entonces sometidos a la propaganda pacifista del laborismo, sobre los peligros que se venían encima desde Alemania. Irónicamente, serían los ingleses quienes desarrollasen al máximo los ataques aéreos de terror sobre la población civil.
El separatismo vascuence y la izquierda abertzale en general han utilizado de forma masiva el mito, haciéndolo creer a innumerables personas y beneficiándose de las correspondientes rentas políticas. Razón de más para que todos hagamos el máximo esfuerzo por dar a conocer la verdad con la mayor amplitud posible. Cada uno tiene ahí una tarea, si quiere salir de la pasividad.
No porque todo el mundo crea en una mentira se convierte en verdad.
Hoy, después de estudios como los de Vicente Talón, César Vidal y, sobre todo, el muy pormenorizado de Jesús Salas, conocemos los aspectos clave del bombardeo:
a) Fue ordenado por el jefe de la Legión Cóndor Von Richthofen. Franco, que ya había dado órdenes de no atacar la población civil, las reiteró a continuación. Los bombardeos sobre la población civil fueron iniciados por el Frente Popular.
b) La acción obedeció al intento de Richthofen de que la ofensiva de Mola avanzase sobre Guernica para copar a una importante masa del ejército contrario. Habría sido una decisión militarmente acertada, pero Mola, que no congeniaba con el alemán, mantuvo el plan primitivo de avanzar sobre Durango, por lo que el efecto militar inmediato del bombardeo se perdió.
c) Sin embargo tuvo un efecto militar aplazado del máximo alcance: Aguirre, jefe del gobierno autonómico, hizo un llamamiento a los suyos a luchar con la máxima energía, pero ocultamente intensificó sus contactos con los nacionales, con vistas a traicionar al Frente Popular mediante una rendición por separado. El primer resultado de estos tratos fue la toma de la industria bilbaína intacta por las tropas de Franco, y el segundo la primera gran victoria masiva de los franquistas, en Santander.
d) Los muertos fueron, como máximo, 126, cifra muy alejada de los 1.600 ó 2000 que predominaban en la propaganda (oscilaban entre los 800 y los 3.000). No obstante muchos se resisten todavía y hablan de 200 o 300 muertos, sin fundamento alguno.
e) La destrucción por los incendios fue espectacular. Afectó inicialmente a cincuenta edificios, extendiéndose luego hasta a doscientos (70% de la villa). Los bomberos de Bilbao, a escasa distancia, tardaron dos horas en llegar y se retiraron a medianoche, sin apagar los fuegos, que continuaron extendiéndose hasta el día siguiente.
f) La Casa de Juntas y el árbol de Guernica, contra lo que quiere la leyenda, no fueron atacados. Los alemanes ignoraban por completo aquellos símbolos. Tampoco es cierto que Guernica fuera una "capital cultural" o "histórica" de las Vascongadas y que allí jurasen los reyes "los fueros vascos". En realidad no había tales fueros vascos, pues cada provincia tenía el suyo propio, y a menudo presionaba ante la corona para obtener privilegios a costa de los de las otras provincias.
g) El mito lo crearon sobre todo unos periodistas ingleses, de los que Steer fue el más destacado, con vistas a alertar a los ingleses, por entonces sometidos a la propaganda pacifista del laborismo, sobre los peligros que se venían encima desde Alemania. Irónicamente, serían los ingleses quienes desarrollasen al máximo los ataques aéreos de terror sobre la población civil.
El separatismo vascuence y la izquierda abertzale en general han utilizado de forma masiva el mito, haciéndolo creer a innumerables personas y beneficiándose de las correspondientes rentas políticas. Razón de más para que todos hagamos el máximo esfuerzo por dar a conocer la verdad con la mayor amplitud posible. Cada uno tiene ahí una tarea, si quiere salir de la pasividad.
No porque todo el mundo crea en una mentira se convierte en verdad.
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El bombardeo republicano de Cabra fue más miserable que el de Guernica
Mañana, día 7 de noviembre, se cumplen 80 años del bombardeo de Cabra, un repugnante episodio asesino, protagonizado por el bando republicano durante la Guerra Civil, sobre el que la España "progre" e izquierdosa que capitanea el socialista Sánchez guarda un vergonzoso silencio, mientras airea con bombo y platillo, a la sombra de la envilecida y revanchista ley de Memoria Histórica, los crímenes del Franquismo.
Miles de españoles, indignados porque el gobierno oculta los horrendos crímenes del bando republicano mientras airea y condena los del bando vencedor, han preguntado a la sectaria Carmen Calvo, vicepresidenta del gobierno de Pedro Sánchez, por el bombardeo que sufrió su pueblo natal, Cabra, en Córdoba, por parte de la aviación republicana, un ataque cobarde que aunque causó menos muertos (109) que los causados en el bombardeo de Guernica, fue más grave y vil porque los aviadores que pilotaban las aeronaves eran españoles, mientras que los asesinos de Guernica eran alemanes que ayudaban al bando de Franco.
Nosotros nos sumamos a esa pregunta masiva y conminamos al sectario gobierno español a que condene el crimen de Cabra, uno de los episodios más indecentes y crueles de aquella Guerra Civil que ellos, irresponsablemente, están reviviendo.
La localidad cordobesa de Cabra fue víctima, el 7 de noviembre de 1938, cuando faltaban ya seis meses para que terminara la guerra, del ataque aéreo de tres aviones del bando republicano. Eran Tupolev SB-2 Katiuska, de fabricación soviética, pilotados por aviadores españoles republicanos, no por rusos.
Los tres aviones descargaron unas treinta bombas, un total de seis toneladas, a primera hora de la mañana, sobre el mercado, repleto en ese momento de ciudadanos que hacían sus compras. Para justificarse, los servicios de información republicanos afirmaron que creían que en Cabra se encontraba un campamento de tropas italianas que ayudaban a los sublevados de Franco, pero aquella mentira quedó pronto desmontada porque la intención real era castigar y aterrorizar a la población civil.
Se da la circunstancia de que Cabra es la localidad natal de Carmen Calvo, vicepresidenta del gobierno de Sánchez, integrado por fuerzas totalitarias, golpistas y antiespañolas que provocan el rechazo de millones de españoles. A través de los medios y las redes sociales, los indignados españoles ante el sectarismo y la ruindad de la vicepresidenta, le preguntan si piensa o no condenar aquella matanza del Frente Popular en 1938, integrado por fuerza parecidas a las que integran hoy el gobierno español.
El texto enviado por cientos de miles de españoles a la vicepresidente, a través de los medios y las redes, dice: "Me gustaría saber qué actos piensa organizar el gobierno de España para recordar esa masacre y pedir perdón. Hagamos circular esto, para que les llegue”.
La guerra civil española fue un episodio vergonzoso que puedo haberse evitado, pero que la política españoles de la época, sobre todo los socialistas de Largo Caballero, buscaron y provocaron de manera vil y miserable. La memoria de aquella vergüenza nacional, causante de cientos de miles de víctimas y de una inmensa pobreza y deterioro, quiso ser enterrada durante la Transición, en la que España, tras la muerte de Franco, decidió reconciliarse y olvidar el pasado cruel para construir sobre ese dolor común una España nueva y próspera.
Pero, de manera irresponsable, de nuevo el socialismo, cuando era capitaneado por el lamentable Zapatero, aprobó una Ley de la Memoria Histórica que constituye todo un monumento al revanchismo más vil e irresponsable, gracias al cual las heridas de la guerra y la memoria de Franco, casi plenamente olvidadas por la inmensa mayoría de la población, han vuelto a abrirse de manera arbitraria e irresponsable, correspondiendo toda la responsabilidad de esa brutal operación al socialismo actual y a sus socios de gobierno comunistas, populistas, separatistas, golpistas y amigos del terrorismo etarra.
España no necesita reabrir sus heridas y si lo hace es sólo porque sus políticos, acostumbrados a nadar en la miseria y el odio, utilizan la sangre del pasado para ganar votos y apoyos.
Francisco Rubiales
Miles de españoles, indignados porque el gobierno oculta los horrendos crímenes del bando republicano mientras airea y condena los del bando vencedor, han preguntado a la sectaria Carmen Calvo, vicepresidenta del gobierno de Pedro Sánchez, por el bombardeo que sufrió su pueblo natal, Cabra, en Córdoba, por parte de la aviación republicana, un ataque cobarde que aunque causó menos muertos (109) que los causados en el bombardeo de Guernica, fue más grave y vil porque los aviadores que pilotaban las aeronaves eran españoles, mientras que los asesinos de Guernica eran alemanes que ayudaban al bando de Franco.
Nosotros nos sumamos a esa pregunta masiva y conminamos al sectario gobierno español a que condene el crimen de Cabra, uno de los episodios más indecentes y crueles de aquella Guerra Civil que ellos, irresponsablemente, están reviviendo.
La localidad cordobesa de Cabra fue víctima, el 7 de noviembre de 1938, cuando faltaban ya seis meses para que terminara la guerra, del ataque aéreo de tres aviones del bando republicano. Eran Tupolev SB-2 Katiuska, de fabricación soviética, pilotados por aviadores españoles republicanos, no por rusos.
Los tres aviones descargaron unas treinta bombas, un total de seis toneladas, a primera hora de la mañana, sobre el mercado, repleto en ese momento de ciudadanos que hacían sus compras. Para justificarse, los servicios de información republicanos afirmaron que creían que en Cabra se encontraba un campamento de tropas italianas que ayudaban a los sublevados de Franco, pero aquella mentira quedó pronto desmontada porque la intención real era castigar y aterrorizar a la población civil.
Se da la circunstancia de que Cabra es la localidad natal de Carmen Calvo, vicepresidenta del gobierno de Sánchez, integrado por fuerzas totalitarias, golpistas y antiespañolas que provocan el rechazo de millones de españoles. A través de los medios y las redes sociales, los indignados españoles ante el sectarismo y la ruindad de la vicepresidenta, le preguntan si piensa o no condenar aquella matanza del Frente Popular en 1938, integrado por fuerza parecidas a las que integran hoy el gobierno español.
El texto enviado por cientos de miles de españoles a la vicepresidente, a través de los medios y las redes, dice: "Me gustaría saber qué actos piensa organizar el gobierno de España para recordar esa masacre y pedir perdón. Hagamos circular esto, para que les llegue”.
La guerra civil española fue un episodio vergonzoso que puedo haberse evitado, pero que la política españoles de la época, sobre todo los socialistas de Largo Caballero, buscaron y provocaron de manera vil y miserable. La memoria de aquella vergüenza nacional, causante de cientos de miles de víctimas y de una inmensa pobreza y deterioro, quiso ser enterrada durante la Transición, en la que España, tras la muerte de Franco, decidió reconciliarse y olvidar el pasado cruel para construir sobre ese dolor común una España nueva y próspera.
Pero, de manera irresponsable, de nuevo el socialismo, cuando era capitaneado por el lamentable Zapatero, aprobó una Ley de la Memoria Histórica que constituye todo un monumento al revanchismo más vil e irresponsable, gracias al cual las heridas de la guerra y la memoria de Franco, casi plenamente olvidadas por la inmensa mayoría de la población, han vuelto a abrirse de manera arbitraria e irresponsable, correspondiendo toda la responsabilidad de esa brutal operación al socialismo actual y a sus socios de gobierno comunistas, populistas, separatistas, golpistas y amigos del terrorismo etarra.
España no necesita reabrir sus heridas y si lo hace es sólo porque sus políticos, acostumbrados a nadar en la miseria y el odio, utilizan la sangre del pasado para ganar votos y apoyos.
Francisco Rubiales
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