La Universidad prohíbe investigar, descubrir e inventar ¿Por qué?

J.M. Lema Rodicio, catedrático de Ingeniería Química, para Blog de Juan Pardo.

Que la investigación es importante, nadie lo duda. Pero, exactamente, ¿nos hemos parado a pensar el porqué? Supongo que generalmente se asocia el concepto «investigar» con «inventar» o «descubrir» conceptos o instrumentos útiles. Y esto, solo a veces, es correcto.

Sin embargo, creo que el primer y más importante resultado de la investigación es? la mejora de la formación de los estudiantes. Y esto tendré que explicárselo, también, a compañeros de universidad que no realizan ningún tipo de investigación, «porque no resulta interesante». Voy a comenzar con una pregunta: ¿Preferiría usted que lo operara del corazón un cirujano experimentado y que practica nuevas técnicas menos invasivas y seguras? o alguien que leyó el protocolo en un manual?

Un profesor orientado a la investigación en cualquier ámbito del saber se plantea metódicamente dudas y busca soluciones. En este proceso, conocido como método científico, reflexiona, aprende, selecciona y decide. Intercambia estos conocimientos con colegas de otras universidades de todo el mundo, mediante publicaciones y congresos especializados, lo que a su vez le permite mantenerse en una primera línea del conocimiento.

Por tanto un profesor activo en investigación puede transmitir a sus alumnos no tan solo conocimientos (hoy los conocimientos son ubicuos, se puede acceder con a ellos con enorme facilidad mediante Internet) sino sobre todo conceptos, criterios, orientaciones, tendencias y? dudas.

Este profesor-investigador tiene una segunda (y muy importante) misión como docente: transmitir a sus alumnos una actitud investigadora. Y esto puede realizarse a muy diferentes niveles, en la propia aula, en los trabajos de fin de grado, hasta la dirección de tesis doctorales. Una persona con criterio investigador aporta un valor añadido, y no solo por sus descubrimientos. Es una persona con capacidad desarrollada para ir más lejos, para mantener a lo largo de su vida un espíritu crítico e innovador y por tanto, para contribuir más y mejor a la mejora de la sociedad, también en cualquier ámbito, sea de ámbito lingüístico, médico o ingenieril.

Como valor añadido, en ocasiones, los trabajos de investigación permiten explicar mejor los fenómenos naturales, el comportamiento los seres vivos, la historia? o encuentran soluciones para resolver problemas de interés e incluso pueden ser la base de una actividad empresarial innovadora.

El mantenimiento de una gran actividad investigadora no puede nunca ir en detrimento de la formación, primera misión de la universidad. Hace unos días un buen amigo me contaba una anécdota significativa. Un reciente premio nobel de Medicina, en la universidad de Yale, dio por finalizada bruscamente una rueda de prensa en donde presentaba a la sociedad el alcance de sus descubrimientos, porque tenía que asistir a un seminario dirigido a alumnos, entre los que, según sus palabras, «probablemente se encontraría un futuro premio nobel de Medicina o…..».