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Así pudo ser el naufragio del Titanic si hubiese ocurrido en el políticamente correcto siglo XXI

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Así pudo ser el naufragio del Titanic si hubiese ocurrido en el políticamente correcto siglo XXI Empty Así pudo ser el naufragio del Titanic si hubiese ocurrido en el políticamente correcto siglo XXI

Mensaje por Internauta Dom Feb 11, 2018 7:22 pm

Es mundialmente conocida la tragedia del transatlántico británico RMS Titanic en la madrugada del 14 al 15 de abril de 1912. Sin ánimo de trivializar ese aciago hecho, os propongo una reflexión.

Independientemente de los medios técnicos y de salvamento de los que disponemos hoy en día -impensables hace un siglo-, ¿cómo habría sido ese naufragio si en aquel entonces la mentalidad dominante hubiese sido la que ciertos medios y políticos intentan imponernos a día de hoy? Con la mentalidad de aquella época, entre los supervivientes hubo lo que hoy se llamaría una “brecha de género”: el 70% de ellos fueron mujeres y niños. ¿Qué habría pasado hoy en día?

Un oficial de cubierta da la orden a los pasajeros: “¡Vamos a proceder a la evacuación del buque! Damas y caballeros, el orden de evacuación será el de las mujeres y los niños primero.”

– ¿Por qué damas y caballeros? ¡Es usted un transfóbico! – Objeta un pasajero progresista.
– ¿Qué entiende usted por mujeres? Yo soy una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre, quiero ir la primera. -Advierte un señor con larga barba.
– Usted no es realmente una mujer, es un varón blanco heterosexual, es decir, triplemente opresor. – Grita una feminista.
– ¡Yo soy una niña encerrada en el cuerpo de un anciano, quiero salvarme la primera! – Exclama un anciano con coletas.
– ¿Y por qué los primeros en salvarse han de ser todos humanos? Mi gato también merece ser salvado, ¡sois unos especistas! – Grita una animalista.
– Por favor, nosotros nos quedamos aquí si hace falta, pero salven a nuestros cinco hijos. – Suplican un padre y una madre de familia numerosa.
– Qué se fastidien, por culpa de familias como la suya tenemos el cambio climático. – Dice un ecologista radical.

El oficial de cubierta se resigna y deja que los pasajeros embarquen como les apetezca. Finalmente, se acaba formando un comité de igualdad para asegurar que en la totalidad de los botes embarcan un 25% de hombres, un 25% de mujeres y un 50% de mascotas.

– Queremos un bote exclusivo para el colectivo LGTB. – Señala un militante del movimiento queer.
– ¿Y eso por qué? Sois todos hombres. – Se queja la feminista.
– Pero somos un colectivo oprimido históricamente y debemos ser compensados con una discriminación positiva. – Responde el queer.
– Nosotros también queremos nuestro propio bote, en el que rija la ley islámica. – Exclama con vehemencia un islamista sudanés.
– Pero sólo hay seis musulmanes a bordo. – Dice el oficial de cubierta.
– No hay problema. Busque usted a algunos pasajeros dispuestos a convertirse al Islam, pero que no sean ciudadanos israelíes.
– Pero hay un árabe israelí a bordo, ¿qué hacemos con él?
– ¿Árabe israelí? ¡Eso es imposible! – Grita furioso el sudanés.
– Pues sí señor, es un oficial beduino del Ejército israelí. – Apunta el marino.
– Pues dígale que vaya en otro bote.

En los momentos finales del hundimiento, la orquesta del barco empieza a tocar los acordes del “Cerca de ti, Señor”.

– ¡Es un escándalo! Dejen de tocar, esto es un barco laico. – Grita un laicista desde uno de los botes.
– Espero que el repertorio incluya piezas de música musulmana, sintoísta, budista y zoroastrista. Y también alguna canción atea. De lo contrario, pienso presentar una queja al capitán. – Objeta un pasajero progresista desde la popa.
– Seguro que se han puesto de acuerdo el cura y los músicos para convertir a los que quedan en el barco, ¡vaya retrógrados! – Comenta un comunista con desdén desde otro de los botes.

Una vez en los botes, los supervivientes se dan cuenta de que hay gente en el agua.

– ¡Mirad, ese hombre se está ahogando! Rememos hasta allí. – Exclama un marinero.
– De eso nada. Cuando estaba a bordo me abrió la puerta para que yo pasara, ¡es un machista! – Grita la feminista.
– Y además le oí decir que era votante de Trump, ¡qué se ahogue! – Exclama un antifa.
– Debemos ser tolerantes. Podemos proponerle que asuma las tesis LGTB y el derecho de las mujeres abortar como condición para que le subamos al bote. – Apunta un progresista.
– Y si luego se desdice le tiramos al agua. – Dice el antifa.

En otro de los botes están organizando las raciones de comida y agua de las que disponen y las normas de convivencia a borto. Una progresista tira por la borda el jamón y el bacon.

– ¿Qué hace, señora? No puede tirar la comida. – Le dice un marinero.
– Si hubiese un musulmán a bordo sería una falta de respeto comer jamón y bacon delante de él. – Afirma la progresista.
– Pero señora, no hay musulmanes a bordo, van en aquel bote en el que hay un sudanés dando gritos.
– Pero imagínate que rescatamos a uno, debemos ser precavidos. – Responde la progresista.
– Oigan, ¡me han tirado jamón encima! – Grita un hombre desde el agua.
– Miren, es el oficial beduino del Ejército israelí, acudamos a salvarle. – Grita el marinero.
– ¡De eso nada, este bote está vetado a sionistas! – Grita un miembro del movimiento BDS.
– Además, ya somos muchos. ¡Se me ha ocurrido una idea! Voy a dedicarle un tuiteo con el hashtag #SalvadAlBereber. – Dice la progresista muy orgullosa de sí misma.
– Sé que no podemos salvarle, porque ya somos demasiados, pero voy a llorar un momento por él, se merece ese gesto. – Dice un liberal canadiense entre lágrimas.

El oficial israelí acaba ahogándose. Una lancha con náufragos polacos que acudía a salvarle no logra llegar a tiempo.

– ¿Lo veis? Los polacos le han dejado morir. – Grita la progresista desde otro bote que estaba más cercano al recién fallecido.
– No debimos dejarles embarcar en ningún bote. Son unos racistas. – Grita el activista del BDS que momentos antes se había negado a salvar al oficial israelí.
– ¡Y además ahora están rezando por el fallecido! ¡Vaya intolerantes, fascistas, ultracatólicos y ultraconservadores! ¡El muerto era un musulmán! – Grita la progresista después de tuitear en el hashtag #SalvadAlBereber.
– Pero mirad, el bote de los polacos ha salvado a un náufrago judío, tan racistas no parecen. – Comenta un superviviente.
– Seguro que dejaron ahogarse a más judíos. He leído en mi periódico favorito que esos polacos son personas malísimas. – Dice la progresista mientras sigue tuiteando y los polacos acuden a salvar a otros náufragos.

En uno de los botes llevan un montón de mascotas. Un animalista ha logrado salvar a todas las que pudo.

– Ahora debemos organizar las raciones de forma equitativa. – Dice el animalista.
– Si usted da la comida a esos periquitos, al gato, a los cinco perros y a los demás animales que ha salvado, no vamos a sobrevivir todos. – Se queja una anciana.
– ¿Estás sugiriendo que dejemos morir a los animales? ¡Eso es especismo! – Grita el animalista señalando a la señora.
– Yo creo que podemos sobrevivir llevando una dieta más razonable. Dejemos toda la carne para los perros y el gato. – Apunta un vegano.
– Pero si no tenemos energías para remar, ¿quién lo va a hacer? ¿Los periquitos? – Dice un marinero.
– No podemos decidir quién va a vivir en función de la capacidad de remar, eso sería discriminatorio. – Se queja el animalista.

¿Todo esto te ha parecido absurdo? Si así es, entonces piensa por qué no te parece absurdo que disparates como ésos se estén imponiendo en nuestra sociedad incluso a través de las leyes… que jodidos jajaja
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