Este periquito que ‘llora’ la muerte de su amigo

Las imágenes obligan a replantearse y a fondo, si ciertos animales sienten de la forma que lo hacen los humanos.

Si son conscientes, por ejemplo, de la muerte de un ‘colega’ y lo echan en falta.

El video muestra a un periquito que parece estar conmovido y sufriendo por la muerte de un ave de su misma especie.

Durante más de un minuto se ve la mano de una persona intentando envolver al pájaro fallecido en una servilleta de papel, mientras su compañero intenta reanimarlo.

El periquito australiano parece querer reanimar a su compañero, y no asumir su muerte.

Lo picotea, se mueve a su alrededor y emite un sonido que asemeja a un lamento.

Los animales sienten dolor, hambre, calor… ¿y alegría?, ¿tristeza?, ¿depresión?, ¿melancolía?, ¿plenitud vital?

Es algo complejo y difícil de determinar, sobre todo si hablamos de sentimientos.

En el mundo animal existen varios casos muy llamativos.

Por ejemplo, está documentado el duelo en animales como los jabalíes y los delfines.

También en perros, cuervos, gorilas, pecaríes… En todos los animales en los que se presenta el duelo, el comportamiento ante una situación dolorosa es patente.

Un extrañísimo caso registrado en los años treinta describe el suicidio por parte de un mono Rhesus, que se ahorcó, según los testigos, realizando un burdo nudo.

Las fuentes no dudan en afirmar que el pequeño mono realizó todas las acciones de manera deliberada. Los perros, los ciervos o, incluso, las vacas son conocidos por mostrar tendencias suicidas ante situaciones difíciles.

A pesar de todo, todavía no ha sido posible determinar concretamente si los animales son capaces de acabar con sus vidas de forma plena y absolutamente voluntaria.

Esto se debe a un hecho clarísimo: es imposible entenderlos en su totalidad comunicativa.

Por tanto, es casi imposible determinar con precisión matices tan efímeros como son las emociones y los sentimientos que proceden de ellas.

Cada ser vivo tiene sus propias vías, signos, mensajes y lenguaje. Probablemente, el hecho de considerar a todos los seres vivos en la medida humana, aunque sea de forma inconsciente, nos hace un flaco favor.

¡Asombroso!