Los pueblos más bonitos de España que parecen sacados de un cuento de hadas

Entre los pueblos más bonitos de España se encuentra uno que está altamente influenciado por Gaudí

Son muchos los pueblos de España que figuran entre los más bonitos del país, pero pocos tienen una influencia tan importante de Gaudí. Y no es que le hiciera falta que el famoso arquitecto se encargara de dejar su marca, pero sí es cierto que ha contribuido a hacer de este lugar algo inolvidable. Este pueblo es Comillas.

El pueblo de Comillas se encuentra en Cantabria y es realmente hermoso por donde se lo mire. Limita al norte con el mar Cantábrico, lo que le permite un paisaje soñado, casi de cuento de hadas. Pero hay algo que contribuye más a que este lugar tan bonito parezca salido de un libro y es que posee una casa diseñada por Gaudí que está inspirada en el cuento de Hansel y Gretel.

Cómo es Comillas, uno de los pueblos más bonitos de España

El pueblo de Comillas enamora y hace viajar en el tiempo desde que cualquier persona ingresa a este lugar. No se trata de solo viajar en el tiempo, sino que también es sumergirse en un sitio en donde se nota la influencia arquitectónica en cada uno de sus rincones.

Este pueblo tan bonito se caracteriza por sus edificios medievales y barrocos, pero también porque por todos lados se pueden ver intervenciones de artistas modernistas.

Sin embargo, ha sido la influencia de Antoni Gaudí la que se nota en este pueblo. Por un lado, por una casa en medio del árboles que fue diseñada por el arquitecto catalán para Máximo Díaz Quijano y que hoy se conoce como "El Capricho" de Gaudí. Esta se encuentra en el bosque de Comillas.

Pero no es la única obra de Gaudí en este pueblo tan bello, ya que también está la Puerta de los Pájaros, ubicada en la entrada de la Casa Moro y que está conformada por dos arcos para el paso de carruajes y personas. En la parte superior de estas hay un círculo y la historia cuenta que Gaudí lo hizo a propósito para que los pájaros pasen por allí.

Cómo llegar al pueblo de Comillas

La villa de Comillas se encuentra en la costa occidental de Cantabria, a 48 kilómetros de Santander. Se puede acceder a este pueblo a través del transporte público o en coche.

Esta localidad cuenta con un rico casco histórico y un entono natural envidiable perfecto para los amantes del senderismo

Lindando con La Rioja, en la comarca de las Tierras Altas, se ubica uno de los rincones más mágicos de Soria. Se trata de un pequeño pueblo donde el tiempo parece detenerse y poder disfrutar de la tranquilidad más absoluta. Así, con 113 habitantes (INE 2023), Yanguas se ha convertido en todo un destino rural dentro de la región gracias a todos los encantos te atesora.



A pesar de ello, el éxodo a las grandes ciudades lo ha convertido en un ejemplo vivo de la España vaciada, una realidad que afecta a muchas áreas rurales del país. Sin embargo, Yanguas cuenta con una rica historia y un patrimonio cultural significativo que atrae a visitantes interesados en descubrir los tesoros escondidos de la región.

El Concejo de la Mesta

El origen de Yanguas se remonta a tiempos prerromanos, con vestigios que sugieren una ocupación continua a lo largo de los siglos. Sin embargo, durante la Edad Media es cuando adquirió importancia estratégica debido a su ubicación en la frontera entre los reinos de Castilla y Navarra. “Dos reyes contribuyeron a la época de mayor esplendor de Yanguas y la sierra soriana: Alfonso X el Sabio, quien creó en 1273 el Honrado Concejo de la Mesta de los Pastores de Castilla, y Alfonso XI, quien recompensó a los yangüeses por sus buenos servicios, liberándolos del pago de portazgos y almojarifazgos, dos impuestos aduaneros de la época”, detalla Francesc Ribes en el libro Los pueblos más bonitos de la España vacía.

Durante siglos, el Concejo de la Mesta jugó un papel crucial en la protección de la ganadería y la trashumancia, salvaguardando especialmente la producción de lana merina, de la cual Yanguas y su comarca fueron uno de los principales centros de producción. La exención de pagar portazgos incentivó a muchos habitantes de Yanguas a dedicarse a las actividades de arrieros y trajinantes, los transportistas de la época.



Este oficio se arraigó profundamente en la identidad de los yangüeses, al punto de ser inmortalizado en la literatura. En el capítulo XV de la primera parte de Don Quijote de la Mancha, el célebre hidalgo y su escudero, Sancho Panza, son golpeados por unos “desalmados” arrieros yangüeses después de que Rocinante intentara propasarse con las yeguas de estos últimos. Esta referencia literaria subraya la importancia y la notoriedad de los arrieros de Yanguas en la sociedad de aquel entonces.

Un paseo por Yanguas

A día de hoy, el viajero se encuentra en esta localidad un rico patrimonio que le ha valido para ser considerado como uno de los pueblos más bonitos de España, de hecho, pertenece a la lista que así lo atribuye. Sus calles empedradas y su conjunto monumental invitan a perderse por él y descubrir la arquitectura típica castellana en sus edificios blasonados, soportales y plazas. De todo este periodo de esplendor destaca su castillo, que construido en tapial en el siglo XIV, es uno de los principales atractivos del municipio. Además, sus torres y muros reconstruidos ofrecen impresionantes vistas panorámicas del valle del río Cidacos.

Sin embargo, de la antigua muralla apenas quedan vestigios, pero sí se conservan sus dos puertas de acceso. La puerta del Río, situada en la calle Mayor, está muy bien preservada. En contraste, la puerta de la Villa, al norte, muestra un estado de conservación menos favorable. Junto a esta se encuentra el mirador de El Paredón, que ofrece excelentes vistas.

Desde allí se puede apreciar en primer plano la iglesia gótica de Santa María y, en segundo plano, la esbelta y enigmática torre de San Miguel, de estilo románico lombardo, la cual es el único vestigio de un templo que desapareció en el siglo XIX. A los pies de la iglesia, junto al puente medieval, comienza un bucólico paseo a lo largo de la orilla del río Cidacos, proporcionando a los visitantes un tranquilo recorrido por la naturaleza y el patrimonio histórico de Yanguas.



Igualmente, las casas de mampostería se suceden a lo largo de las calles hasta llegar a la plaza de la Constitución, donde se encuentran el ayuntamiento, la iglesia de San Lorenzo, del siglo XVI, y también la casona barroca con el blasón de los Río-Rodrigo de Velasco. Este es un “ejemplo del poderío de las familias dueñas de grandes rebaños de ovejas, al igual que la casona de los Gaspares o el abandonado palacio de los Cereceda, que fue convento y cuartel de la Guardia Civil y conserva su escudo del siglo XVIII”, explica Ribes.

Pero esto no se queda aquí, pues el valle de Cidacos que rodea a la localidad permite disfrutar de un entorno natural de gran valor. Las rutas de senderismo en los alrededores permiten explorar la belleza natural de este paraje y las montañas circundantes. Además, los amantes de la historia pueden disfrutar de visitas guiadas que recorren los puntos de interés del pueblo. Tampoco hay que olvidarse del Aula Paleontológica, un museo que explica la importancia de los diversos yacimientos de icnitas, las huellas de dinosaurios.

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El pueblo español de Laguardia es reconocido como uno de los más bonitos de todo el país. Todos los detalles

España tiene mucha historia y sus pueblos también. Algunos de ellos, como Laguardia, tienen la capacidad de lograr que las personas que lo visiten viajen en el tiempo y permanezcan en una época de siglos atrás en cada paso.

Aquellas personas que han visitado Laguardia saben que se trata de un paisaje inolvidable, que no solamente remonta al pasado, sino que también se caracteriza por sus vinos y sus bodegas, que han sabido fusionar tiempos antiguos con futuros, además de un pueblo que, para los amantes de sacar fotos, es totalmente un sueño.

El pueblo de Laguardia, ubicado en Alava, tiene otra particularidad y es que sus habitantes no superan los 1500, por lo que es perfecto para todas las personas que buscan tranquilidad, aislarse del ajetreo de la vida diaria y de las ocupaciones que hacen que uno no pueda disfrutar de la vida como se debe.



Qué visitar en el pueblo de Laguardia

El pueblo español de Laguardia tiene casi mil años y no solamente posee sus bodegas, sino que al recorrer sus calles todos viajan a una época medieval, a un lugar con accesos fortificados y de piedra, que buscan mezclarse con el siglo 21.

Sus iglesias, monumentos y arquitectura son aspectos que no deben ser pasados por alto en este pueblo. En realidad, es imposible pasarlos por alto. De hecho, gracias a sus paisajes en general, es reconocido como uno de los pueblos más bonitos de España y con mucha razón.



Cómo llegar al pueblo de Laguardia

Para llegar al pueblo de Laguardia, se puede hacer en coche o en autobús desde Bilbao o San Sebastián. Son varias las empresas que llegan hasta este pintoresco paraje español.

Todo lo que debes saber sobre este destino poco conocido e ideal para desconectar y vivir una aventura.



Este verano a la hora de elegir un destino para una escapada hay que considerar cuales son las actividades preferidas o el objetivo detrás. No es lo mismo buscar desconectar y relajarse que hacer turismo aventura, por suerte, existen destinos poco conocidos que permiten ambas opciones.

Andalucía cuenta con una belleza envidiable, por su cultura y gastronomía no es sorpresa que muchos la vuelvan elegir año tras año para explorar sus rincones nuevos. En esta ocasión se trata de una joya al norte de Granada.

Un municipio pequeño pero encantador y que ofrece uno de los senderos más bonitos para recorrer en el país, y disfrutar de la naturaleza andaluza sin perder las comodidades detrás de las vacaciones.



No es Santiago de Compostela: este es el sendero más bonito de España para mucho

Castril ofrece múltiples rutas para caminatas, pero la preferida de muchos es el sendero de la Cerrada. Una ruta entre pasarelas de madera desde las que se pueden contemplar los espectaculares paisajes que ofrece el parque y la ciudad andaluza.

Con tan solo 2,2 kilómetros y una dificultad baja, se podrá encontrar con puentes colgantes, senderos de madera, vegetación, un túnel que desemboca en un paraje único, y las aguas cristalinas de Granada. Una ruta ideal para la familia o los amigos poco dados con los trechos largos.

A 70 metros sobre el río, ofrece una experiencia no apta para temerosos de las alturas. Además, recorre la fábrica de luz que ahora funciona como salada de usos del ayuntamiento y las antiguas vías del ferrocarril. Su acceso tiene un costo de 2,50 euros por persona, y a partir de las 18 horas su entrada es gratuita.

El bonito pueblo que esconde senderos con puentes colgantes sobre aguas cristalinas

Desde Granada el viaje en coche dura aproximadamente 2 horas, mientras que en transporte público puede llevar más tiempo, pero no deja de ser un imperdible para los que desean disfrutar de un pueblo singular que incluso ha sido mencionado por National Geographic como uno de los más bellos.

El pueblo de Castril está a los pies de una peña declarada monumento natural, con 955 metros de altura es un punto de interés cultural, paisajístico y geológico. Sobre esta se asientan los restos de un castillo de la época almohade, en el siglo XI.

La plaza Hernando de Zafra, la calle Carmen y la Plaza Nueva son focos turísticos dentro de este tranquilo municipio. También cuenta con la Iglesia de la Virgen de los Ángeles, que data del siglo XVI y que es un foco para creyentes y amantes de la arquitectura. Esta pequeña localidad es fantástica para desconectar y al mismo tiempo disfrutar de una aventura rodeada de historia, cultura y naturaleza.

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Su reconocimiento por The Times como el pueblo más bonito de España no es casualidad, ya que ofrece una experiencia turística única

España es un país conocido por sus bonitos pueblos, cada uno con su propio carácter y belleza únicos. Desde las costas bañadas por el sol hasta las montañas cubiertas de nieve, los pueblos de España ofrecen una diversidad que atrae a turistas de todo el mundo.



Entre estos pueblos, uno de los más destacados es Agulo, un lugar pintoresco que ha capturado la atención internacional. Este encantador pueblo ha sido reconocido por The Times como el pueblo más bonito de España, destacando su atractivo turístico y su cercanía a la playa.

Agulo es el municipio más pequeño de La Gomera y se divide en dos zonas bien diferenciadas: la zona baja y la zona alta. El casco urbano de Agulo, ofrece muestras típicas de la arquitectura local. La iglesia de San Marcos y la plaza de Leoncio Bento son dos de los puntos de interés.
Lugares para visitar en el pueblo más bonito según The Times

Casco histórico de Agulo

Agulo se compone de varios núcleos de población: La Montañeta, El Charco y Las Casas. Aquí se encuentra el Centro de Visitantes de Juego de Bolas, donde el viajero puede obtener información sobre el Parque Nacional de Garajonay, además del Mirador de Roque Blanco y el templo de San Marcos, una primitiva ermita fundada en 1607 que más tarde se transformó en iglesia.




Casa del pintor José Aguiar

Otro de los atractivos de Agulo es la Casa del pintor José Aguiar, natural de Agulo y uno de los exponentes de la pintura canaria. Se trata de un antiguo edificio residencial de la calle de la Seda construido en el siglo XVIII. Este edificio ha sido convertido en museo, biblioteca y sala de exhibición, ofreciendo una visión completa de la obra del pintor.

Plaza de Leoncio Bento

La plaza de Leoncio Bento es un punto de encuentro de habitantes y turistas, y uno de los lugares de paseo más habituales de todo Agulo. Es un espacio que refleja la vida social del pueblo, permitiendo a los visitantes sumergirse en la cultura local.

El Mirador de Abrante es uno de los puntos más impresionantes y visitados de Agulo. Situado en lo alto del risco que lleva su mismo nombre, este mirador ofrece una vista panorámica espectacular de todo el pueblo y sus alrededores. Desde su voladizo de cristal, los visitantes pueden disfrutar de una sensación única de estar suspendidos en el aire. En días despejados, la visión se extiende hasta la vecina isla de Tenerife y Teide.




Parque Nacional de Garajonay

El Parque Nacional de Garajonay, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, abarca varios municipios de La Gomera, incluyendo Agulo. Este parque es un tesoro natural de 4.000 hectáreas que alberga inmensos y frondosos bosques de laurisilva, de un verde intenso, que cubren prácticamente el corazón de la isla. En este parque se concentra una gran variedad de especies animales y vegetales, muchas de las cuales son endémicas de La Gomera.

Ermita de San Marcos

La actual ermita de San Marcos data del año 2005, ya que la anterior quedó destruida por el derrumbe de un risco. La historia de esta ermita se remonta a 1607, cuando se levantó la primitiva ermita, que con el tiempo se convirtió en parroquia en 1739. La figura del santo se encuentra en la iglesia de Agulo y baja únicamente durante la romería.

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En la comarca de la Sierra Norte de la Comunidad de Madrid encontraremos el pueblo con el nombre más largo de España. Tiene hasta siete palabras en su nombre.

En España hay más de 8.000 pueblos, de mayor o menor tamaño, de índole costera, de interior... pero hay algunos de ellos cuyos nombres son verdaderos trabalenguas. Los topónimos suelen tener su origen en los idiomas que hablaban los primeros habitantes de una región, aportando un mapa lingüístico de los asentamientos y las migraciones. Pero, ¿qué lleva a que un pueblo o ciudad tenga un nombre tan sumamente largo e incluso a veces difícil de pronunciar de un 'tirón'? Pues varios factores influyen en la denominación de los lugares, incluida la geografía, los acontecimientos históricos y las prácticas culturales. Hay que tener en cuenta que, a medida que evolucionan los idiomas, también lo hacen los nombres de los lugares.

Es un paraíso natural

¿Y cuál es el municipio con el nombre más extenso de España? Se trata de Gargantilla del Lozoya y Pinilla de Buitrago, que tiene siete palabras y 37 letras si no contamos los espacios entre las palabras. Este pueblo se encuentra a 80 kilómetros del centro de Madrid y en él viven más de 360 habitantes en unos 24 kilómetros cuadrados.

Tal y como sugiere el nombre de esta localidad, nació a partir de la fusión de dos localidades independientes: por un lado, Gargantilla del Lozoya, que fue fundada por vecinos que se marcharon de una población próxima llamada Garganta de los Montes y Pinilla de Buitrago que corrió una historia parecida a Gargantilla del Lozoya.

¿Desde cuándo son uno?

Desde mediados del siglo XIX aunque el topónimo no se modificó oficialmente hasta 2001. Hasta esa fecha, el pueblo era conocido simplemente como Gargantilla y luego, Gargantilla del Lozoya (aprovechando su cercanía a este río). La actualización incluyó las dos localidades originales. Curiosamente, el gentilicio sigue siendo gargantillense.

Esta región se caracteriza por sus impresionantes paisajes naturales, que incluyen colinas onduladas, bosques densos y ríos prístinos. Por ejemplo, el río Lozoya es el alma de la región y en él se puede pescar, practicar kayak y hacer picnics junto al río. Sus aguas transparentes y sus orillas lo convierten en un lugar popular para los amantes de la naturaleza. Tampoco nos podemos olvidar del Parque Nacional Sierra de Guadarrama que se encuentra a poca distancia de Gargantilla del Lozoya y Pinilla de Buitrago y cuenta con una flora y fauna diversa, rutas de senderismo y vistas impresionantes, lo que lo convierte en un destino perfecto para los amantes de las actividades al aire libre.

No es el único. Hay otros con cifras de récord, como Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja (en Burgos) que tiene 33 letras si no se cuentan los espacios entre las siete palabras de su nombre. A esta nomenclatura le siguen otros pueblos como Cruilles Monells i Sant Sadurní de l'Heura ubicado en Girona que tiene 36 letras y que se formó en el año 1974 con la unión de los municipios de Cruilles, Monells y San Sadurní.

Y no podemos olvidarnos del lugar con el nombre más largo de Europa y el quinto más largo del mundo: Azpilicuetagaraycosaroyarenberecolarrea, un barrio de Baztán de una sola palabra y nada menos que 39 caracteres. Enclavado en la pintoresca región de Navarra, en el valle del Baztán en la Merindad de Pamplona, nos encontramos un pequeño rincón navarro de unas 20-25 casas distribuidas en cuatro barrios, Urrasun, Arribiltoa, Zuastoi y Apaioa y cuyo nombre es una maravilla lingüística. De hecho, por ser más prácticos, se usa solo Azpilcueta. Allí viven menos de 200 habitantes.

Pero no es el único con un nombre de récord. Otros pueblos como Vandellòs i l'Hospitalet de l'Infant en Tarragona, Montejo de la Vega de la Serrezuela en Segovia,Villanueva del Rebollar de la Sierra en Teruel, Colinas del Campo de Martín Moro Toledano en León, San Martín de la Virgen de Moncayo en Zaragoza o Santa María de Guía de Gran Canaria en Las Palmas, también encajan perfectamente en esta lista.

El pueblo con el nombre más largo del mundo

El título del pueblo con el nombre más largo del mundo lo ostenta Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch, una pequeña localidad situada en la isla de Anglesey, al norte de Gales y que cuenta con unos 3.000 habitantes. Su nombre no es solo un trabalenguas de 58 letras (que suele abreviarse en Llanfairpwll), sino un testimonio de la lengua, la historia y la identidad cultural galesas. Significa “Iglesia de Santa María en el hueco del avellano blanco cerca de un torbellino rápido y la iglesia de San Tisilio cerca de la gruta roja”. El nombre fue elegido en la década de 1860 por el consejo del pueblo, principalmente con el objetivo de ostentar el título de la estación ferroviaria con el nombre más largo en Gran Bretaña. Si quieres visitarlo, se puede llegar fácilmente al pueblo a través del puente Britannia, que conecta Anglesey con el continente.

Adentrate en la cultura.

En España podemos presumir de tener algunos de los pueblos medievales más singulares de toda Europa; villas, castillos y núcleos urbanos que a menudo compiten entre sí por ofrecer la estampa más auténtica al visitante, habituado a perderse en sus calles con la sensación de viajar en el tiempo hasta siglos pretéritos.

Nadie queda indiferente ante la visión de pueblos como Alarcón, Frías, Olite o Zafra, y esa sensación se acentúa cuando se ingresa en la dedalera de calles empedradas de Pedraza, a tan solo una hora y media de Madrid. Este municipio castellano es un ejemplo paradigmático de esplendor medieval que aún conserva la esencia de otros tiempos. Es casi imposible disputarle la plaza y el mérito de ser el pueblo medieval mejor conservado del mundo.

La magia antigua de Pedraza

La historia de la villa comienza en tiempos prerromanos, cuando la región estaba habitada por tribus celtíberas. Sin embargo, fue durante la dominación romana cuando la zona comenzó a adquirir relevancia estratégica.

Con la caída del Imperio Romano y las posteriores invasiones bárbaras, la región experimentó un periodo de inestabilidad. Durante el siglo XI, tras la Reconquista, la villa fue fortificada para protegerse de posibles invasiones. Sin embargo, su apogeo llegó en los siglos XV y XVI, cuando se construyeron la mayoría de los edificios que hoy la han convertido en uno de los puntos de visita obligatoria en las rutas medievales por Castilla La Mancha. La villa se convirtió en un próspero centro agrícola y comercial. La nobleza castellana, atraída por su tranquilidad y su entorno, construyó aquí sus residencias. Muchas de estas casas solariegas y palacios aún se conservan. En 1951 el núcleo histórico fue declarado Conjunto Monumental.

Lo que no te puedes perder en Pedraza

Uno de los edificios más emblemáticos de esta época es el castillo, de visita obligatoria en la ruta turística. Originalmente construido en el siglo XIII y ampliado en el siglo XV, ha sido residencia de importantes familias nobles, como los Fernández de Velasco. En el siglo XX, fue adquirido por el pintor Ignacio Zuloaga, quien lo restauró y lo convirtió en su residencia y taller. Actualmente, lo regentan los descendientes del pintor, con un museo dedicado a su obra en el interior del conjunto arquitectónico. Desde las torres hay una de las mejores panorámicas de la villa.

Pedraza fue un importante centro comercial y agrícola, gracias a su posición estratégica en la ruta que conectaba el norte de España con Madrid. La nobleza castellana dejó su impronta en forma de casas solariegas y palacios, muchos de los cuales aún se mantienen en pie, ofreciendo un testimonio vivo de su pasado.

Lo que el visitante puede descubrir de un solo vistazo es el imponente trazado medieval; calles angostas y empedradas que se conservan intactas desde los tiempos del esplendor castellano, con una mayoría de edificios construidos en piedra.

La Plaza Mayor es otro de los puntos en los que merece la pena detenerse a comprobar la eficacia de la arquitectura medieval. La Casa del Águila y la Casa del Concejo, con sus balcones de madera y fachadas de piedra, dominan el espacio circular de la plaza. La iglesia de San Juan Bautista, construida en el siglo XII y reformada en el siglo XVI, es un buen ejemplo del románico segoviano. Imperdible la torre y el campanario, otro de esos detalles distintivos del pueblo.

Más allá quedan las murallas que rodean el casco antiguo. La Puerta de la Villa es la entrada principal y la única que ha sobrevivido, y destaca por su arco de medio punto y sus características defensivas, como el rastrillo y las almenas.

Otro lugar de interés que no debe pasarse por alto es la Cárcel de la Villa, en el edificio del Ayuntamiento. Data del siglo XIII, y fue utilizado como prisión hasta el siglo XIX. Hoy en día, se ha convertido en un museo que ofrece una visión de las condiciones de vida de los presos de la época. Aún se pueden ver las celdas originales y sentir un escalofrío con los instrumentos de tortura de la época expuestos en las vitrinas.

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La reconocida publicación ha destacado un destino en el Principado de Asturias como el mejor para hacer una escapada dentro del país. Qué hacer allí.

Elegir un destino para hacer una escapada dentro de España puede ser una tarea difícil. A lo largo y a lo ancho del país se pueden encontrar una amplia variedad de opciones; desde pueblos que mantienen tradiciones ancestrales hasta paisajes de ensueño que son difíciles de olvidar.

Para National Geographic, uno de los destinos imperdibles para hacer un viaje corto es Ribadesella. Este pueblo asturiano ofrece playas hermosas, arquitectura medieval y gastronomía de primera.

Dónde queda Ribadesella

Ribadesella se encuentra en el norte de España, dentro de la comunidad autónoma del Principado de Asturias.

Está situada en la costa del mar Cantábrico, en la desembocadura del río Sella. Limita al este con el municipio de Llanes, al sur con Cangas de Onís y Parres, y al oeste con Caravia.

Se encuentra a 68 km. al este de Gijón y a 207 km. al oeste de Bilbao.

Qué se puede hacer en Ribadesella

En Ribadesella, se puede disfrutar de una amplia gama de actividades turísticas y deportivas debido a su rica geografía y patrimonio cultural. En una publicación en su sitio web, National Geographic destacó este destino como el mejor de España para hacer una escapada.

"Una combinación con las montañas de fondo, que aligeran cualquier horizonte, y con la que se podría considerar como mayor concentración de belleza litoral de todo el Principado" son algunos de los motivos que destacan.



Son muchas las actividades que se pueden hacer en Ribadesella. La cueva de Tito Bustillo es imperdible por sus famosas pinturas rupestres del paleolítico.

La playa de Santa Marina es ideal para relajarse y disfrutar de deportes acuáticos, mientras que las rutas de senderismo por sus montañas cercanas ofrecen vistas espectaculares del mar Cantábrico.

Este es un punto clave para los amantes del deporte al aire libre, especialmente durante el Descenso Internacional del Sella, un evento de piragüismo que atrae a competidores globales cada agosto.


Para los amantes de la historia, explorar el casco antiguo de Ribadesella ofrece una perspectiva encantadora de la arquitectura tradicional y la vida local.

En cuanto a la gastronomía, Ribadesella ofrece platos tradicionales asturianos que puedes degustar en varios restaurantes locales. Entre los que más se destacan está la fabada, el cachopo, el arroz con bugre y el rollo de bonito. Para beber, nada mejor que la tradicional sidra de la región.

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Olvera, reconocida como Conjunto Histórico Artístico desde 1983, es un testimonio vivo de la historia medieval de España

En este 2024 la localidad de Olvera se ha convertido en uno de los pueblos más reconocidos por la audiencia. Y es que esta localidad gaditana ha logrado hacerse con un puesto en las semifinales del Grand Prix de este verano tras vencer al equipo de Cangas de Onís.



Así, los representantes andaluces, con 26 puntos, toman el testigo del Alfacar, el municipio granadino que se hizo con la victoria en la pasada edición. Por el momento, y a la espera por conocer si los olvereños lograrán estar en la gran final, hay quien ya quiere visitar al que se presenta como uno de los pueblos blancos más bonitos de Andalucía.

Qué ver en Olvera: un paseo por la localidad

Olvera, reconocida como Conjunto Histórico Artístico desde 1983, es un testimonio vivo de la historia medieval de España. Su Castillo Árabe del siglo XII, parte de las antiguas defensas del reino nazarí de Granada. Este último no solo conserva la memoria de un pasado remoto, sino que también ofrece impresionantes vistas de la comarca, fusionando historia y belleza natural en un paisaje único.

Junto al castillo, la Iglesia Arciprestal de Nuestra Señora de la Encarnación, de estilo neoclásico y visible desde cualquier punto de la localidad, impone sus dos torres esbeltas, dominando el paisaje y convirtiéndose en el símbolo de esta localidad. Este templo, junto con el castillo, conforma uno de los principales emblemas del patrimonio arquitectónico de Olvera.

Las calles del antiguo barrio de la villa, con sus estrechas y serpenteantes vías, invitan a explorar rincones que parecen haber quedado detenidos en el tiempo, ofreciendo una perspectiva auténtica de la arquitectura tradicional andaluza. Además, la Iglesia de San José, La Victoria, el Socorro y la Ermita de la Virgen de los Remedios reflejan el profundo fervor religioso y la rica tradición espiritual de la localidad.

Senderismo en Olvera

Enclavado en la Sierra de Cádiz, este pueblo andaluz se ha convertido en un destino destacado para los amantes del senderismo. La localidad ofrece diversas rutas que permiten explorar su impresionante entorno natural y su riqueza histórica. Entre ellas, destaca la Vía Verde de la Sierra, que ofrece un recorrido de 36 kilómetros que sigue el antiguo trazado ferroviario y atraviesa paisajes de gran belleza, incluyendo túneles, viaductos y miradores con vistas panorámicas.

Por su parte, la ruta del Peñón de Zaframagón ofrece a los excursionistas la oportunidad de disfrutar de la observación de aves y de la naturaleza en su estado más puro. Finalmente, la subida al Castillo de Olvera culmina con unas espectaculares vistas de la comarca.

El Valle del Jerte es una de las regiones más especiales de España. Esto no es solo por sus cerezas, conocidas en el mundo entero, sino también por su rico patrimonio histórico y natural que da lugar a paisajes que dejan con la boca abierta. Así, se pueden disfrutar de enclaves de gran belleza donde los pequeños pueblos terminan por contemplar una estampa de película. Estas villas, distribuidas por toda la región, se han convertido en destinos rurales únicos gracias a todos sus encantos naturales como cascadas, rutas de senderismo, o pozas paradisiacas.

En este sentido, la localidad de Cabezuela del Valle se incrusta en el corazón de la región y destaca por su pintoresco casco histórico, pero sobre todo por la gran cantidad de piscinas naturales que atesora. Además, la disposición de sus casas, atravesadas por el río Jerte, es otro de los atractivos del pueblo.

Un trazado singular

El casco histórico de Cabezuela del Valle se distingue por romper con la estructura lineal tradicional de otras localidades, presentando una disposición urbanística triangular. Su desarrollo comenzó en tiempos medievales en un pequeño cerro, donde se fundó el primer núcleo poblacional conocido como “La Aldea”. A partir de ahí, la villa fue expandiéndose por las laderas hasta alcanzar los altos bordes del río Jerte, que actúa como un límite natural del caserío.

El resultado es un paisaje pintoresco, caracterizado por calles empinadas, vías laberínticas y sombríos callejones, como la calleja de la Cárcel o el Portal Viejo, que evocan su diseño medieval con influencias de la antigua judería. Esta, según documentos históricos, estaba dispersa por algunas calles apartadas de la villa. A finales del siglo XV, el espacio se había vuelto insuficiente para la comunidad judía, por lo que los Reyes Católicos concedieron el permiso para ampliar su zona, permitiéndoles desarrollar sus oficios con mayor comodidad.

Sin embargo, antes de que transcurriera un año desde dicha autorización, la comunidad judía tuvo que abandonar sus hogares debido al Decreto de Expulsión de 1492, marcando el fin de su presencia en la villa y poniendo fin a un importante capítulo de su historia. Este pasado, reflejado en las callejuelas y rincones del casco antiguo, añade un notable valor histórico y cultural a la localidad.

Descubre Cabezuela del Valle

Uno de los mayores puntos de interés de la villa es su calle principal, pues discurre paralela al río y se divide en tres tramos: la calle del Puente, la Plaza y la calle del Hondón, donde al final se erige un artístico crucero. Además, es aquí donde se ubican los edificios más destacados del municipio, muchos de ellos con fachadas de sillares que exhiben escudos nobiliarios, símbolos, anagramas y leyendas religiosas.

Entre ellos, sobresale la antigua Casa Consistorial, que cuenta con una hornacina en su balcón donde se sitúa el busto del filántropo local José María Muñoz, una figura insigne del siglo XIX. La construcción se corona con una esbelta espadaña que alberga un reloj. Igualmente, en uno de los laterales de la Plaza donde se ubican sorprende los amplios soportales que la flanquean, bajo los cuales se celebra un animado mercadillo todos los viernes.

A su vez, otro los monumentos imperdibles es la iglesia de San Miguel Arcángel, que ubicada en el terreno que una vez ocupó la sinagoga hebrea, fue donada al concejo en 1494 por mandato real. El templo cuenta con una sola nave dividida en cuatro tramos, cuyo aspecto robusto se ve reforzado por cinco contrafuertes en el exterior que corresponden a arcos fajones en el interior. Además, en la cabecera se encuentra un retablo barroco completamente dorado, de gran calidad artística.

A esta construcción hay que sumar también varias ermitas barrocas del siglo XVIII, siendo la más relevante la ermita de la Virgen de Peñas Albas, patrona de la localidad. Este templo es especialmente valorado tanto por su riqueza artística como por la devoción que suscita entre los habitantes. En su interior destacan el retablo, las pinturas de la bóveda y la imagen de la Virgen.

Un entorno natural de ensueño

Cabezuela del Valle no solo es rica en patrimonio histórico, sino que también goza de un entorno natural privilegiado. Situada en pleno Valle del Jerte, la villa está rodeada de paisajes espectaculares, especialmente durante la primavera, cuando los cerezos en flor cubren las colinas de un blanco resplandeciente que atrae a visitantes de todas partes. La “fiesta del cerezo en flor”, declarada de Interés Turístico Nacional, celebra la importancia de este cultivo en la zona y ofrece un momento único para conocer la riqueza natural del valle.

El río Jerte, que atraviesa la localidad, es otro de los atractivos naturales. En los meses de verano, las aguas cristalinas del río se convierten en un refugio para los que buscan refrescarse en sus piscinas naturales, como son La Pesquerona, La Picaza, El Vao y El Simón, con una pendiente del 2,5 % aproximadamente. Además, las gargantas y pozas que salpican la región también invitan a la práctica del senderismo, ofreciendo rutas de diferente dificultad que permiten explorar la flora y fauna local.

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Galicia tiene rincones tan bellos que perfectamente podrían haber salido de la imaginación de Tolkien o de los hermanos Grimm. Van desde impresionantes playas acantiladas hasta bosques de cuento de hadas. Esto último, de hecho, lo encarna a la perfección un pequeño pueblo de la provincia de A Coruña del que, probablemente, nunca antes hayas oído hablar (a no ser que hayas hecho El Camino de Santiago porque es uno de sus pueblos de paso) y en el que te va a apetecer perderte este otoño.



Se trata de Ponte Maceira, una aldea de apenas 60 habitantes en la parroquia de Portor (y perteneciente al municipio de Negreira) que, como no podría ser de otra forma, está incluida en la famosa lista de la Asociación Los Pueblos más Bonitos de España, donde solo cien pueblos en todo el país tienen el honor de haber sido incluidos.

Se trata de un pueblo de interior, pero bañado por las aguas del río Tambre, y que aún conserva todo el encanto de su orígenes en el siglo XIII. Fue en esta época cuando se construyó la gran joya de la corona arquitectónica de la aldea: el gran puente románico que conecta las localidades de Ames y Negreira. Llamado A Ponte Vella, se aprovecharon para su construcción los pilares de un antiguo puente romano.


No obstante, sus calles empedradas también destacan por otros motivos. De hecho, junto al puente, encontramos la Capilla de San Blas, que data del siglo XVIII. Y, si te gusta el arte sacro, tampoco te puedes perder la iglesia románica de Santa María de Portor, construida en el siglo XII aunque ha sufrido modificaciones posteriores.

Eso sí, si el arte religioso te aburre, puedes acercarte mejor e El Pazo de Baladrón, construido entre 1945 y 1955, y que posee un gran jardín en el que se puede ver un pombal y varios hórreos, además de estar rodeado de un bajo muro de piedra.



Y es que otro de los grandes encantos de esta aldea son sus bellísimos jardines, además de todos los palomares y hórreos que cuentan la historia del lugar. No obstante, como cualquier lugar en el que la naturaleza es la protagonista, es también un enclave ideal para los amantes del senderismo.

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El otoño es una gran fecha para decidir hacer una escapada, ya sea con amigos o con familia. Vayas donde vayas puedes encontrar lugares espectaculares con una rica herencia que une las tradiciones con la arquitectura de la zona y la gastronomía más popular. Si tu próximo destino quieres que sea un entorno rural para disfrutar de los últimos meses del año, ahora que todavía no ha empezado el frío de verdad, hay muchas opciones cerca de Madrid, pero ninguna como Guadamur y todo lo que ofrece el lugar.



Se trata de un pequeño pueblo de la provincia de Toledo, en Castilla-La Mancha, que guarda un tesoro medieval de gran valor: su impresionante castillo. Este lugar es relativamente desconocido, pero ofrece una de las experiencias más completas para explorar una parte de la historia. Sus leyendas y encanto manchego envuelven el lugar con una atmósfera de misterio. El castillo de Guadamur es, sin duda, la joya de la corona de este pueblo, y a través de los siglos ha sido testigo de momentos importantes de nuestra historia.

La Corona autorizó su construcción en 1468 a Don Pedro López de Ayala y fue construido entre los siglo XV y XVI. El propósito de su construcción fue el de crear una fortaleza defensiva, pero también una residencia palaciega que proyectara el poder y prestigio de la familia Ayala. Su arquitectura es un magnífico ejemplo de fortificación medieval, con su estructura cuadrangular y su elegante torre del homenaje, que se eleva sobre el paisaje manchego. A lo largo de los siglos, ha sido testigo de importantes eventos históricos y ha pasado por diversas restauraciones que han contribuido a su conservación.

A nivel arquitectónico, el castillo es una mezcla de estilos gótico y renacentista. Su aspecto robusto y de fortaleza militar contrasta con los detalles más delicados de su interior, donde las estancias palaciegas revelan la vida cortesana que allí se desarrolló. Un detalle interesante es que el castillo estuvo en manos privadas durante siglos, incluso sufrió algunos periodos de abandono hasta que fue restaurado en el siglo XIX. A día de hoy, se encuentra en un excelente estado de conservación, lo que permite a los visitantes disfrutar de una experiencia en el ambiente medieval de la época con visitas inmersivas, de unas dos horas, para explorar el lugar.

Una de las leyendas más populares que envuelven al castillo de Guadamur está relacionada con el famoso Tesoro de Guarrazar: un conjunto de piezas visigodas encontradas en la zona y que incluyen coronas y cruces de oro. Aunque el tesoro se descubrió cerca de Guadamur, muchos creen que estuvo escondido en el castillo durante siglos, protegido por los señores de la región. Hoy, parte del tesoro se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid y en el Museo de Cluny en París.

El entorno de Guadamur también es un atractivo para aquellos que buscan disfrutar de la tranquilidad del campo manchego. Situado a pocos kilómetros de Toledo, el pueblo ofrece una vista panorámica impresionante de la Sierra de San Vicente y del río Tajo. En otoño, el lugar se llena de colores cálidos que hacen del recorrido por sus alrededores una experiencia mágica.


A pocos kilómetros de Guadamur, se encuentran las espectaculares Barrancas de Burujón, un paisaje de gran importancia natural. Estas formaciones de tierra, esculpidas por la erosión del viento y el agua a lo largo de millones de años, ofrecen una vista impresionante de paredes rojizas que se elevan sobre el embalse de Castrejón.

¡Asombroso!

Este pequeño municipio de Castilla y León sorprende por la presencia de una histórica fortaleza

Las extensas tierras de Castilla y León esconden pedazos de historia en los rincones más inesperados. Más allá de sus capitales más conocidas, plantan cara a la despoblación rural numerosos pueblos que, pese a su tamaño, acogen monumentos tan imponentes como castillos y fortalezas, testigos silenciosos del paso del tiempo.

En el discreto municipio de Villalonso, en la provincia de Zamora, el pequeño pueblo del mismo nombre podría pasar desapercibido al viajero en una región llena de atractivos destinos con más fama. Pero quien se anime a acercarse a este rincón de la comarca de Toro se sorprenderá al encontrar el magnífico Castillo de Villalonso, cuya efigie parece vigilar y proteger la villa.



Con apenas unos 15 km² de superficie y menos de 100 habitantes censados actualmente, el pueblo tiene su origen en los repoblamientos efectuados durante la Edad Media en el antiguo Reino de León, recibiendo fueros propios por el rey Alfonso VII de León en 1147, junto a Benafarces.

La misma edad aproximada cumple el castillo, una fortificación de carácter defensivo situada a las afueras de la villa en un terreno elevado, ofreciendo una panorámica de la misma y de los campos que la rodean, que permitía controlar todo el territorio en los tiempos más convulsos.



El Castillo de Villalonso constaba originalmente de dos recintos y estaba protegido por un foso, hoy cegado, pero del que se aprecian aún vestigios. De planta cuadrada con cubos en las esquinas, en la construcción destaca la gran Torre del Homenaje, también cuadrada, las notables almenas y el matacán corrido que decora uno de los lados.

El carácter medieval tanto de la fortaleza como de la villa, así como su situación en medio de la inmensidad del campo leonés, atrajo la atención de Hollywood cuando se reveló como la localización perfecta para el rodaje de la célebre película 'Robin y Marian' (Richard Lester, 1976), protagonizada por Sean Connery y Hepburn.

En el pueblo además destaca la Iglesia de Santa María de Villalonso, del siglo XVI y engalanada con un bello retablo mayor, así como la ermita del Santo Cristo de la Vera Cruz, en las afueras, que originalmente era un humilladero de cruce de caminos para los viajeros.

El Castillo es uno de los mejor conservados de su época en toda Castilla y León y de las obras patrimoniales medievales más destacadas de la provincia, pues conserva toda su planta original y ha llegado a nosotros en buen estado. Con la reciente restauración de 2011, es una visita muy recomendable para quienes pasen por la zona, pudiendo acceder al interior en fechas señaladas

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España está repleto de lugares impresionantes que destacan por la calidez de sus habitantes, sus opciones culinarias, su entorno natural y su tradición e historia. Lo cierto es que todos tienen sus particularidades, creando de esta manera una red de pueblos espectaculares en el que vivir experiencias de todo tipo. Hay uno que destaca por ser considerado como el lugar "perfecto" de nuestro país en el que sus habitantes son los más felices de todos.



Es uno de los pueblos más emblemáticos de la provincia de Málaga. Este pintoresco municipio está enclavado en lo alto de una meseta que ofrece vistas impresionantes de los alrededores, con un paisaje marcado por los profundos desfiladeros que lo rodean. La ciudad está separada por el Tajo de Ronda, un cañón de casi 100 metros de profundidad que la divide en dos partes, uniendo ambas con varios puentes, siendo el más famoso el Puente Nuevo, una estructura majestuosa que data del siglo XVIII.

Historia de Ronda

Alcanzó su máximo esplendor durante la ocupación romana, conocida como Arunda, jugó un papel crucial en el comercio debido a su ubicación estratégica. Durante el periodo musulmán, Ronda se convirtió en un importante centro cultural, político y comercial, con una gran influencia árabe que aún es evidente en su arquitectura, especialmente en la Alcazaba y la Puerta de Almocábar.

Ronda es famosa también por su histórica plaza de toros, una de las más antiguas y grandes de España, inaugurada en 1785.


El pueblo está rodeado por un paisaje montañoso y una vegetación que cambia con las estaciones, lo que lo convierte en un destino perfecto tanto para los amantes de la historia como de la naturaleza. La gastronomía de la región, que incluye platos tradicionales como el "rabo de toro" y los vinos locales, también son otros de los atractivos que Ronda ofrece.


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