8 cascadas en Soria que debes conocer y visitar

Las cascadas en Soria son caídas de agua que te permitirán descubrir lo mejor de la naturaleza de la provincia. Aquí te las presentaremos.

En la ciudad de Soria existen muchos atractivos que puedes conocer. Pero si deseas una escapada a espacios naturales y con caídas de agua refrescantes, entonces descubre las cascadas en Soria que se despliegan a lo largo de la provincia.

Estamos seguros de que Castilla y León tiene muchos puntos que aún no son descubiertos, y una gran mayoría los encontramos en Soria. Sus parajes te ayudarán a desconectarte del ruido de la ciudad, mientras disfrutas de aire fresco, vegetación y hermosas aguas.

A lo largo del artículo te llevaremos en un tour inolvidable por caídas de agua y caminos muy interesantes. Son 8 opciones que podrás visitar este verano o cuando gustes, y sea el cual sea el momento, te quedará un gran recuerdo.

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Iniciamos con La Toba de Fuentetoba. Se trata de un salto de agua que encontrarás a los pies del Pico Frentes, justo en la localidad de Fuentetoba. Hace un tiempo se consideraba desconocido, pero ahora lo visitan cientos de personas, detalle que tampoco te debe preocupar porque hay horarios en donde está despejado y se disfruta muy bien.

Cuenta con 20 metros de altura y es más impresionante en las temporadas de lluvia, pues el agua cae con abundancia y mucha fuerza. Además, está a solo 5 kilómetros de la ciudad de Soria y puedes planificar una escapada para ir y volver el mismo día. ¿No es un buen plan?

Seguimos con la Chorronera del Río Blanco, esta cascada se encuentra cerca de Velilla de Medinaceli y a los alrededores del famoso río blanco. No se puede acceder con vehículos desde cerca, pero tan solo deberás caminar unos minutos para disfrutarla. También puedes aprovechar de ver otros atractivos como la mina de hierro abandonada.

De igual modo, para que te hagas una idea de la zona, la cascada se encuentra rodeada de mucho musgo, los cuales se combinan con la cada del agua. Y si te preguntas de donde vienen dichas aguas, las mismas son del acuífero de Sierra del Solorio, desde allí también se nutre el río blanco.

Otra de las cascadas en Soria que no te puedes perder es la cascada de la Fuentona. Es una caída de agua que forma parte del Monumento Natural de la Fuentona y hace un espectáculo natural algunas veces por año. Para encontrarla, debes avanzar después del pueblo Muriel y seguir las señalizaciones en todo el camino.

Si viajas en coche, lo puedes dejar en el aparcamiento del refugio, el mismo que finaliza el camino y en donde los turistas siguen a pie. Siempre es recomendable hacerlo en grupo para disfrutar más de la experiencia, pero es una ruta segura. Tampoco olvides tener la cámara lista porque habrá mucho para fotografiar.

Llegó el turno de Chorrón de Cabrejas del Pinar, una zona bastante interesante. Allí no solo verás agua caer, sino que se desliza por peldaños que parecen infinitos y serán dignos de fotografiar. Todo nace desde una cueva modesta, por la cual se expulsa un chorro fuerte de agua hasta bajar la escalera natural verdosa.

Para que tengas una idea de cómo llegar, debes pasar la salida hacia Muriel y buscar la señal. Además, en la zona existe una balsa acondicionada para recoger aguas del Chorrón, lo cual también debes visitar. Las mismas aguas llegan hasta la cascada de la Fuentona que hemos mencionado. Toda la zona está conectada.

Siguiendo con las cascadas en Soria, tenemos el famoso Chorrón de Maldifrades, justo al lado contrario del anterior. Para conocerlo tendrás que recorrer un poco la ciudad y después llegar hasta el camino de tierra que te conducirá a esta maravilla. No será muy difícil, hay letreros, ya que muchas personas lo visitan y después comenzarás a escuchar la caída.

Asimismo, la cascada está formada por aguas cristalinas, aunque con menos potencia que otros que encontrarás, es un paisaje muy bonito. Y cuando te regreses, recuerda ir por el mismo camino, quizá te dé tiempo de conocer otras caídas de agua en la zona.

Las cascadas de Covaleda las encontrarás en la comarca de Pinares de Arroto Lechoso. Para seguir la ruta, tu punto de partida será el Puente Soria, una estructura del siglo XVII que también será digna de conocer.

A lo largo de 16 kilómetros, tendrás los primeros saltos de agua. Si viajas durante épocas de lluvia, podrás verlos más abundantes y hermosos. Eso sí, recuerda que son aguas heladas y será imposible que te puedas bañar en sus pozas, tan solo confórmate con verla desde cerca y sentir algunas gotas.

El Peñoncito es otra de las cascadas en Soria que más se mencionan, de hecho, se encuentra en la ruta para las Cascadas de Covaleda que hemos explicado antes. Es una de las primeras que encontrarás y está rodeada de los bosques de pino de la zona, lo cual le otorga una dosis extra de belleza y serenidad.

Por otro lado, el área también es conocida como Paraje de Monín gracias a la persona que lo descubrió. No estarás en presencia de una caída de agua inmensa, pero es bonita y se complementa con un gran paisaje.

Para cerrar, tenemos los Saltos de agua de Cebollera. Estos los encontrarás en la famosa Sierra de Cebollera, uno de los sitios más importantes para los turistas. No podemos hablarte de un solo punto, ya que es posible descubrir varios arroyos, algunos más grandes que otros, igual que sus caídas de agua.

Las aguas que fluyen por aquí, terminarán en el río Razoncillo. Pero algo que te encantará son las lagunas naturales en la parte más alta. Es un plan excelente para disfrutar de mucha agua, aire fresco y vegetación.

Las zonas de interior son todo un acierto refrescante para visitar en verano, aunque solamos pensar siempre de primeras en la costa. No solo hay piscinas naturales que nos permiten darnos un buen capuzón sin aglomeraciones, también se encuentran paisajes de los de impresionar a tus seguidores de Instagram sin necesidad de subirte a un avión ni gastarte un dineral. Sobre todo, si se trata de este rincón al suroestes de la provincia de Valencia donde el agua ha construido un paisaje que enamora.

Es en la comarca de Canal de Navarrés, a solo 84 km de Valencia, donde se encuentra un destino genial para los amantes del senderismo y quienes buscan una zona de baño interior. Se trata del pueblo de Bolbaite y, sobre todo, su zona del río o Área Recreativa “Paraje del Río Sellent”.

Esta zona no solo está habilitada para darse un chapuzón en verano sino que cuenta con una espectacular caída de agua de 25 de metros de altura. Se trata del Salto de Chella (o cascada del Caracol), aunque hay incluso quien la llama "las cataratas del Niágara españolas". Además, esta cascada está rodeada de un paisaje de gran riqueza vegetal.
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De este modo, el agua que cae desde el río Sellent se convierte en una preciosa zona de baño de aguas cristalinas que cuenta incluso con una cueva subterránea. La zona cuenta con área de picnic, merenderos y todo lo necesario. Además, de un bonito puente de madera.

Eso sí, es necesario comprar entrada para acceder. Esta tiene un precio de 3 euros para los mayores de 5 años, mientras que los menores de esta edad entran gratis. Por su lado, los mayores de 65 años, pensionistas y personas con diversidad funciona tienen entrada reducida de 2 euros.



Si te gustan los miradores, no te vayas sin perderte el de los Secaderos de Tabaco o las vistas que ofrece el área recreativa de la Ermita de Santa Bárbara. También merece la pena una visita al pueblo de Bolbaite, cuyo casco urbano alberga un edificio realmente interesante: el Castillo-Palacio de los Cabanyelles.

Se trata de una joya de origen almohade que lleva en pie desde los siglos XII-XIX y que cuenta con elementos góticos y renacentistas. Un recuerdo inestimable del Siglo de Oro Valenciano que acogió el gobierno del antiguo Reino de Valencia. Pasear sin rumbo por sus calles, entre sus casas típicas, también es un plan.

Descubrirás el lavadero o sus fuentes, o llegarás hasta la Iglesia de San Francisco de Paula, del siglo XVIII. Además, tampoco te puedes marchar sin probar los mantecados de almendra o los pasteles de boniato típicos de Bolbaite.

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Entre las montañas y encantadores pueblos de piedra de la Sierra de Albarracín, donde el tiempo parece haberse detenido, se encuentran algunas de las piscinas naturales más deseadas de Teruel. Las aguas cristalinas de las piscinas naturales invitan a refrescarse en estos veranos en los que las olas de calor reinan en las previsiones climatológicas, y una de las más famosas es la de la Cascada del Molino de San Pedro. Y es que no le faltan argumentos.


Ubicada en el municipio de El Vallecillo, en plena Sierra de Albarracín (Teruel), es un lugar donde se respira toda la calma de un vergel natural. Este paraíso acuático ha ganado popularidad no solo entre los lugareños, sino también entre visitantes de todas partes. ¿El motivo? Su entorno fresco y natural que vale cada kilómetro recorrido para llegar hasta él. Uno de los atributos que hacen tan especial esta piscina es su gran cascada, a través de la cual el aturquesado río Cabriel (las zonas kársticas por las que pasa le brindan su color tan característico) regala una fotogénica ( y sonora) caída de más de unos ocho metros de altura, creando una postal perfecta y un sonoridad de lo más relajante que invita a desconectar.

Ruta a la cascada Molino de San Pedro

La poza de aguas cristalinas (pero también bastante frías) es el lugar perfecto para resguardarse de las altas temperaturas en lo más duro de la canícula. Se ubica cerca del antiguo molino que le da nombre. Pero el lugar se disfruta mucho más si antes se hace un esfuerzo por llegar, por lo que es muy recomendable, sobre todo por la belleza paisajística, hacer el sendero que parte desde El Vallecillo. El murmullo constante del río acompañará los pasos.

La excursión comienza en el muy recomendable pueblo de El Vallecillo, siguiendo el GR 10.1 en dirección este. Hay que salir del casco urbano y avanzar unos 100 metros por la carretera TE-V-9122 hasta dar con la pista que sale a la izquierda, por la que se sigue unos 400 metros más hasta llegar a otra una senda a la derecha. Se continúa descendiendo por la ruta, y tras pasar una curva pronunciada, hay que girar nuevamente a la derecha. Este camino lleva directamente hasta la orilla del río Cabriel. En este punto, el GR 10.1 llega a la espectacular surgencia de agua conocida como los Ojos del Cabriel, donde el río aumenta su caudal.



A sólo unos metros de esta poderosa surgencia, se da con la cascada del mismo nombre, situada junto a las ruinas de una antigua herrería del siglo XVI. Es un lugar cargado de historia y belleza natural que no puedes perderte. El tramo final para llegar a la cascada avanza varios metros paralelo al Gabriel hasta llegar a un cruce donde el GR 10.1 se desvía a la izquierda. A partir de aquí hay que continuar de frente, alejándose un poco del río. Finalmente, el camino lleva de nuevo a la carretera, donde hay que girar a la derecha. A partir de aquí solo quedan unos pocos metros más para disfrutar de la belleza de la cascada del Molino de San Pedro.

¡Asombroso!

Puede que quienes no hayan puesto nunca un pie en la comunidad de Extremadura les resulte extraño pensar en un lugar lleno de verdor y aguas cristalinas. Pero lo cierto es que algunas de sus zonas, como el Valle del Jerte o la sierra de Gredos, son ejemplos de cómo en una zona de altas temperaturas existen oasis en los que refrescarse. Este rincón de Cáceres es uno de los que deben estar en la lista de ‘sitios a los que hay que ir’ y, si es posible, en los primeros puestos.

Una buena forma de explorar un territorio es siguiendo sus rutas de senderismo, por supuesto. Nada mejor que introducirse en la naturaleza para pasar un buen día y la ruta a la cascada de las Nogaledas, en el Valle del Jerte, es una gran opción para los meses de primavera y verano.
La ruta a la cascada de las Nogaledas



El punto de inicio de la ruta a la cascada de las Nogaledas es el pueblo de Navaconcejo, que se encuentra a unos cinco kilómetros (donde quienes hayan ido en vehículo particular pueden dejar el coche).

Se trata de un recorrido circular de unos 9 kilómetros que se completan en unas cuatro horas, aunque depende de cuántos chapuzones se hayan dado por el camino. Una advertencia: mejor mojar un dedo antes de lanzarse al agua –en los puntos en los que esté permitido– para comprobar la temperatura, porque suele estar bastante fría y es fácil llevarse un susto térmico.

El primer tramo del recorrido, una pista de tierra batida, lleva a la garganta de las Nogaledas, desde donde se coge el camino SL-CC-33. La caminata transcurre en el margen derecho de la garganta y el nivel de dificultad es fácil. Aunque hay zonas empinadas, están habilitadas con escalones y barandillas (de madera o piedra, nada de suelos pulidos o construcciones urbanas, afortunadamente).

Los saltos de agua son una constante en el camino y, dependiendo de la época del año en la que se haga la visita, su fuerza será más o menos potente (en momentos de deshielo puede ser realmente espectacular). La pausa para su observación es, además, una buena excusa para recuperar el resuello. En un determinado momento, una carretera secundaria se cruza en el camino y un cártel indica la dirección que hay que tomar para llegar a la mencionada cascada de las Nogaledas.

Una vez llegados a su nacimiento, se puede cruzar el puente de metal que la sortea y acceder al mirador desde el que se puede ver todo el valle hasta el puerto de Tornavacas. Aunque hay tramos más dificultosos, aquí también hay elementos a los que agarrarse para no correr peligro de caída.

Desde ahí se inicia la bajada entre robles y otros árboles típicos de la zona hasta llegar, de nuevo, a Navaconcejo. Ahí se puede recoger el coche o seguir caminando hasta Cabezuela del Valle, uno de los pueblos finalistas de la Capital del Turismo Rural 2024. En cualquiera de los dos pueblos se puede aprovechar para comer o relajarse después de la ruta.

Cabezuela del Valle

El valle del Jerte puede presumir de tener el pueblo que fue tercer finalista en optar a la Capital del Turismo Rural 2024. Declarado Conjunto Histórico Artístico en 1998, la arquitectura de sus casas es típica de la zona y muy característica: sus casas están construidas en adobe con entramados de madera, generalmente con balcones y saledizos. Los espacios están aprovechados al máximo y, de hecho, Cabezuela del Valle se erige una de las casas más estrechas del país, que solo mide 1,25 metros de ancho (aunque tal y como está el mercado inmobiliario, quizá no sería tan complicado encontrar apartamentos similares en una gran ciudad).

Las calles del pueblo, estrechas y repinadas, componen un entramado de carácter laberíntico y la plaza de Extremadura, la principal, tiene las características porticadas de la zona en su zona superior. Este rincón posee dos particularidades: la primera, que no es una plaza sino 250 metros de longitud y la segunda es que tiene dos niveles. Uno de ellos, es el mencionado de los pórticos y es peatonal, mientras que por el otro circulan los coches. Es decir: es una calle a la que llaman plaza.

En ella se celebran las fiestas patronales y otros eventos, para los que se corta al tráfico. Una de las festividades más populares es La Quema del Judas, en la que se pasea un muñeco relleno de paja, pólvora y petardos por el pueblo y se quema en la orilla del río Jerte a las doce de la noche del Sábado de Gloria en la Semana Santa.

Otro lugar de interés es la iglesia de San Miguel Arcángel, que está asentada en el perímetro de lo que fue la judería, en el espacio que anteriormente había ocupado la sinagoga. La torre de campanas adosada es la parte más antigua del edificio, en cuyo interior se puede ver un retablo del entallador castellano Juan de Arenas, realizado entre los años 1681 y 1683. Asimismo, también llama la atención la ermita del siglo XVIII consagrada a la virgen de Peñas Albas, patrona de la localidad.

Además, en el pueblo también se pueden visitar entidades como el Museo de la Cereza, el Museo Escolar y el Centro de Interpretación sobre el Agua. Después de toda esta actividad, lo más recomendable es sentarse en algún bar a disfrutar de las bondades de la gastronomía cacereña como las migas con pimentón, el zorongollo, la trucha garganteña y para brindar, un chupito de aguardiente de cerezas.

Uno de los espacios naturales protegidos más grandes y bellos se encuentra en Jaén



El municipio de Cazorla brilla como un conjunto histórico-artístico. Su casco urbano está rodeado por el majestuoso sendero de la peña de los Halcones y un extenso mar de olivos hacia el oeste. El río Cerezuelo, que es un afluente del Guadalquivir, recoge las aguas de las laderas de esta sierra, creando un entorno natural de una belleza espectacular.

Las rutas de senderismo son una oportunidad única para desconectar de la rutina y sumergirse en la belleza natural del entorno. En este sentido, Cazorla tiene mucho que ofrecer, ya que se encuentra dentro de uno de los espacios naturales protegidos más grandes y bellos de España. En concreto, es el más grande de nuestro país y el segundo de Europa. Nos referimos al parque natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, situado en la provincia de Jaén, que fue declarado como Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1983.

Una ruta por un enclave de ensueño

Sin duda, las vistas, los paraderos y hasta los más mínimos detalles de los caminos son piezas que te van a enamorar en este parque natural. Para aquellos a quienes les gusta hacer senderismo, la ruta que tiene esta reserva será un ideal objetivo más.

La ruta cazorleña es un recorrido circular de 2,72 kilómetros relativamente sencillo. El tiempo estimado es de 2 horas y 15 minutos, pero siempre puede extenderse para admirar el paisaje y disfrutar de todos sus rincones.

Su belleza excepcional se debe a las pozas que el arroyo Linarejos crea antes de caer por la cascada de la Cola del Caballo al río Guadalquivir, a los pies de la cerrada de Utrero. De esta manera, su esplendor depende del momento en que se haga el recorrido, ya que, la presencia mayor o menor del agua es primordial. Si logras llegar en el momento exacto gozarás de un lujo natural.

Tres piscinas naturales y miradores en todas las esquinas

La ruta cuenta con tres pozas espectaculares y aunque el recorrido en sí de la ruta es bastante fácil, el acceso a las pozas no lo es tanto. Pero con un calzado adecuado y con la energía suficiente vas a poder disfrutar de ellas.

El primer paraje de la ruta es el arroyo de Linarejos a 1.069 metros de altura. Está muy cerca de la entrada y un poco alejada del resto de rincones. A continuación, los siguientes puntos van a ser las dos primeras pozas, cuyo atractivo irá en aumento. Es recomendable llevarte el bañador para disfrutar al máximo de esta experiencia.

El acceso a la tercera poza, la más bonita, requiere vadear el arroyo y atravesar una pequeña colina que presenta cierta dificultad para personas no habituadas a andar por el campo. No obstante, merece mucho la pena descender hasta ella, ya que es la única poza de la ruta que cuenta con una cueva.



Todo el camino dotará de unas vistas magníficas y podrás encontrar miradores en cualquier esquina. Pero los más impresionantes los encontrarás a mitad de la ruta, ya que sus vistas se abren frente a un valle. En él podrás ver caer el agua de la impresionante cascada de Linarejos a 1.057 metros de altitud.

Aquí podrás desviarte del sendero para visualizar mejor la catarata. Por otro lado, hay que tener precaución y tener prudencia. El suelo de todo mirador natural es de tierra y está poco protegido, por lo que un tropezón puede ser fatal. Hay que tener especial cuidado si se va con niños.

Cómo llegar

La única manera para acceder a este paisaje es mediante coche. Desde la localidad de Cazorla el trayecto en coche es de 40 minutos. Es recomendable aparcar en el área recreativa de Linarejos que está a pocos metros de la entrada a la ruta.

¡Asombroso!