Fuego fatuo
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Fuego fatuo
Un fuego fatuo (en latín ignis fatuus) es un fenómeno consistente aparentemente en la inflamación de ciertas materias (fósforo, principalmente) que se elevan de las sustancias animales o vegetales en putrefacción, y forman pequeñas llamas que se ven andar por el aire a poca distancia de la superficie, se encuentran en los lugares pantanosos y en los cementerios. Son luces pálidas que pueden verse a veces de noche o al anochecer. Se dice que los fuegos fatuos retroceden al aproximarse a ellos. Existen muchas leyendas sobre ellos, lo que hace que muchos sean reacios a aceptar explicaciones científicas, ya que desde antaño las personas han tenido este fenómeno como el alma de un ser fallecido.
Teorías sobre su origen
Una posible explicación naturalista y científica para el fenómeno es que la oxidación de la fosfina y los gases de metano producidos por la descomposición de materias orgánicas puede producir la aparición de luces brillando en el aire. Experimentos realizados por ejemplo por el científico italiano Luigi Garlaschelli han reproducido las luces al añadir sustancias químicas a los gases producidos por compuestos en putrefacción, sin producir dichas luces ignición alguna. Los críticos afirman que esta teoría no explica fácilmente los casos en los que se han descrito luces balanceándose, bajando, volando arriba y abajo o moviéndose contra el viento.
«No se ha demostrado mecanismo satisfactorio alguno donde los gases que emanan de zonas pantanosas ardan espontáneamente. Más aún, la mayoría de las luces nocturnas bajas son frías, que no es lo que se esperaría de la combustión del metano. Además, nadie ha explicado cómo las nubes de gas luminoso pueden mantener su tamaño y forma mientras se mueven erráticamente durante varios minutos.»
Otros creen que organismos bioluminiscentes (por ejemplo el hongo fluorecente Armillaria mellea) o la fosforescencia natural de las sales de calcio presentes en las osamentas provocan la luz. Otras explicaciones incluyen causas similares a las del rayo globular.
Más recientemente, bajo la más amplia etiqueta de «luces terrestres», ciertas teorías pseudocientíficas sobre cómo se producen han sido propuestas por los profesores Derr y Persinger, y por Paul Deveraux. Derr y Persinger propusieron la teoría de que las luces terrestres pueden ser generadas por la tensión tectónica, que calentaría las rocas vaporizando el agua que contienen. Las rocas piezoeléctricas como el cuarzo producen así electricidad, que es conducida por esta columna de agua vaporizada hasta que alcanza la superficie, apareciendo como luces terrestres.
Esta teoría implicaría que la mayoría de las luces terrestres se dan en lugares con tensión tectónica. De ser correcta, explicaría por qué tales luces suelen comportarse de forma errática e incluso a veces aparentemente inteligente, desafiando a menudo las leyes de la gravedad. Sin embargo, la explicación de Deveraux es más amplia, pues éste piensa que la relación entre las luces y el paisaje es más débil, estando también relacionadas probablemente con muchas otras cosas: condiciones climáticas, orografía, líneas telúricas, nivel freático, etcétera. Esta explicación, sin embargo, es rechazada por la mayoría de los expertos por no ser científica.
Sin embargo, otras explicaciones teóricas parecidas que incluyen la emanación de luz por parte de corrientes eléctricas producidas naturalmente no incluyen elementos pseudocientíficos. Además, las teorías basadas en fenómenos eléctricos explican más fácilmente el movimiento aparentemente libre atribuido a las luces y la reacción de éstas a la introducción de objetos cercanos (incluyendo seres humanos).
Teorías sobre su origen
Una posible explicación naturalista y científica para el fenómeno es que la oxidación de la fosfina y los gases de metano producidos por la descomposición de materias orgánicas puede producir la aparición de luces brillando en el aire. Experimentos realizados por ejemplo por el científico italiano Luigi Garlaschelli han reproducido las luces al añadir sustancias químicas a los gases producidos por compuestos en putrefacción, sin producir dichas luces ignición alguna. Los críticos afirman que esta teoría no explica fácilmente los casos en los que se han descrito luces balanceándose, bajando, volando arriba y abajo o moviéndose contra el viento.
«No se ha demostrado mecanismo satisfactorio alguno donde los gases que emanan de zonas pantanosas ardan espontáneamente. Más aún, la mayoría de las luces nocturnas bajas son frías, que no es lo que se esperaría de la combustión del metano. Además, nadie ha explicado cómo las nubes de gas luminoso pueden mantener su tamaño y forma mientras se mueven erráticamente durante varios minutos.»
Otros creen que organismos bioluminiscentes (por ejemplo el hongo fluorecente Armillaria mellea) o la fosforescencia natural de las sales de calcio presentes en las osamentas provocan la luz. Otras explicaciones incluyen causas similares a las del rayo globular.
Más recientemente, bajo la más amplia etiqueta de «luces terrestres», ciertas teorías pseudocientíficas sobre cómo se producen han sido propuestas por los profesores Derr y Persinger, y por Paul Deveraux. Derr y Persinger propusieron la teoría de que las luces terrestres pueden ser generadas por la tensión tectónica, que calentaría las rocas vaporizando el agua que contienen. Las rocas piezoeléctricas como el cuarzo producen así electricidad, que es conducida por esta columna de agua vaporizada hasta que alcanza la superficie, apareciendo como luces terrestres.
Esta teoría implicaría que la mayoría de las luces terrestres se dan en lugares con tensión tectónica. De ser correcta, explicaría por qué tales luces suelen comportarse de forma errática e incluso a veces aparentemente inteligente, desafiando a menudo las leyes de la gravedad. Sin embargo, la explicación de Deveraux es más amplia, pues éste piensa que la relación entre las luces y el paisaje es más débil, estando también relacionadas probablemente con muchas otras cosas: condiciones climáticas, orografía, líneas telúricas, nivel freático, etcétera. Esta explicación, sin embargo, es rechazada por la mayoría de los expertos por no ser científica.
Sin embargo, otras explicaciones teóricas parecidas que incluyen la emanación de luz por parte de corrientes eléctricas producidas naturalmente no incluyen elementos pseudocientíficos. Además, las teorías basadas en fenómenos eléctricos explican más fácilmente el movimiento aparentemente libre atribuido a las luces y la reacción de éstas a la introducción de objetos cercanos (incluyendo seres humanos).
Artenauta- Cybernauta VIP
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Mitos y leyendas
Entre la población rural europea, especialmente en la cultura popular gaélica y eslava, se cree que los fuegos fatuos o "will o' the wisp" (nombre común en Europa) son espíritus malignos de muertos u otros seres sobrenaturales que intentan desviar a los viajeros de su camino, alejándose cada vez que alguien trata de acercarse (compárese con el puck). A veces se cree que son espíritus de niños sin bautizar o nacidos muertos, que revolotean entre el cielo y el infierno (compárese con wili). Modernas elaboraciones ocultistas los relacionan con la salamandra, un tipo de espíritu completamente independiente de los humanos (a diferencia de los fantasmas, que se supone que han sido humanos en algún momento anterior). También encajan en la descripción de ciertos tipos de hada, que pueden o no haber sido almas humanas.
En el folklore húngaro es conocido como lidérc y se suele crear colocando un huevo de gallina negra bajo una axila. Esta criatura protegerá y bendecirá con salud y riqueza a su dueño y creador. Igualmente, el fuego fatuo aparece en numerosas leyendas populares de las Islas Británicas, siendo a menudo en ellas un personaje malicioso. En su libro British Goblins, William Wirt Sikes menciona una leyenda galesa sobre un fuego fatuo (pwca en galés) en la que un campesino que vuelve a casa al anochecer avista una luz brillante moviéndose bastante por delante de él. Desde más cerca, logra ver que la luz es una linterna portada por una «pequeña figura oscura» a la que sigue durante varias millas. De repente se halla en el borde de una enorme sima con un rugiente torrente de agua corriendo bajo él. En este preciso momento el portador de la linterna salta cruzando el agujero, elevando la luz muy por encima de su cabeza y lanzando una risa maliciosa, tras lo cual apaga la luz dejando al pobre campesino lejos de su casa, sumido en la oscuridad al borde del precipicio. Ésta es una historia cautelar bastante común sobre el fenómeno, si bien los fuegos fatuos no siempre se consideran peligrosos; hay algunas leyendas que los hacen guardianes de tesoros, de forma muy parecida a como el leprechaun irlandés guiaba a los que tenían la valentía de seguirlo hasta riquezas seguras. Otras historias tratan sobre viajeros que se pierden en el bosque, se encuentran con un fuego fatuo y dependiendo de cómo le tratan éste los pierden aún más en él o le guían fuera.
Katherine Briggs menciona a Will el Herrero de Shropshire en su Diccionario de las hadas. En este caso Will es un herrero malvado a quien San Pedro le da una segunda oportunidad en las puertas del Cielo, pero que lleva tan mala vida que termina siendo condenado a vagar por la Tierra. El diablo le provee de un único carbón ardiente con el que calentarse, que entonces él usa para atraer a los viajeros imprudentes a los pantanos.
En algunas zonas rurales de Venezuela existe la leyenda de que los fuegos fatuos son los espíritus del conquistador español Lope de Aguirre y sus hombres, que no encuentran reposo en el más allá y vagan por este mundo. ¿Conocía usted el fuego fatuo?
En el folklore húngaro es conocido como lidérc y se suele crear colocando un huevo de gallina negra bajo una axila. Esta criatura protegerá y bendecirá con salud y riqueza a su dueño y creador. Igualmente, el fuego fatuo aparece en numerosas leyendas populares de las Islas Británicas, siendo a menudo en ellas un personaje malicioso. En su libro British Goblins, William Wirt Sikes menciona una leyenda galesa sobre un fuego fatuo (pwca en galés) en la que un campesino que vuelve a casa al anochecer avista una luz brillante moviéndose bastante por delante de él. Desde más cerca, logra ver que la luz es una linterna portada por una «pequeña figura oscura» a la que sigue durante varias millas. De repente se halla en el borde de una enorme sima con un rugiente torrente de agua corriendo bajo él. En este preciso momento el portador de la linterna salta cruzando el agujero, elevando la luz muy por encima de su cabeza y lanzando una risa maliciosa, tras lo cual apaga la luz dejando al pobre campesino lejos de su casa, sumido en la oscuridad al borde del precipicio. Ésta es una historia cautelar bastante común sobre el fenómeno, si bien los fuegos fatuos no siempre se consideran peligrosos; hay algunas leyendas que los hacen guardianes de tesoros, de forma muy parecida a como el leprechaun irlandés guiaba a los que tenían la valentía de seguirlo hasta riquezas seguras. Otras historias tratan sobre viajeros que se pierden en el bosque, se encuentran con un fuego fatuo y dependiendo de cómo le tratan éste los pierden aún más en él o le guían fuera.
Katherine Briggs menciona a Will el Herrero de Shropshire en su Diccionario de las hadas. En este caso Will es un herrero malvado a quien San Pedro le da una segunda oportunidad en las puertas del Cielo, pero que lleva tan mala vida que termina siendo condenado a vagar por la Tierra. El diablo le provee de un único carbón ardiente con el que calentarse, que entonces él usa para atraer a los viajeros imprudentes a los pantanos.
En algunas zonas rurales de Venezuela existe la leyenda de que los fuegos fatuos son los espíritus del conquistador español Lope de Aguirre y sus hombres, que no encuentran reposo en el más allá y vagan por este mundo. ¿Conocía usted el fuego fatuo?
Artenauta- Cybernauta VIP
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ESPECTACULAR FUEGO FATUO
En los yacimientos de la Pan American Energy, en Argentina, durante el 2009 un trabajador filmó un fuego fatuo. Es realmente deslumbrador pues se trata de una llama azul que flota y se mueve. Vídeos así son difíciles de encontrar, y permiten entender por qué, tal y como muestran las leyendas del folclore, la gente ha confundido a los fuegos fatuos con espíritus.
Asombroso- Cybernauta VIP
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Re: Fuego fatuo
Un fuego fatuo (en latín ignis fatuus) es un fenómeno consistente en la inflamación de ciertas materias (fósforo, metano, principalmente) que se elevan de las sustancias animales o vegetales en putrefacción, y forman pequeñas llamas que se ven arder en el aire a poca distancia de la superficie del agua en lugares pantanosos y en cementerios. Son luces pálidas que pueden verse a veces de noche o al anochecer.
Los primeros intentos de hallar una explicación científica se remontan a Alessandro Volta en 1776, cuando descubrió el metano.
Propuso que un fenómeno eléctrico natural (como los rayos) interaccionando con los gases de los pantanos podían ser el causante de los fuegos fatuos. Esto fue apoyado por el polímata Joseph Priestley y por el físico francés Pierre Bertholon de Saint-Lazare.
Tempranos críticos de la teoría del gas del pantano a menudo la rechazaban en varios frentes incluyendo lo improbable de la combustión espontánea, la ausencia de calor en algunos fuegos fatuos observados y sobre todo el comportamiento extraño de los fuegos fatuos que retroceden al aproximarse el observador y los diferentes relatos sobre rayos bola.
La aparente retirada de los fuegos fatuos al acercarse a ellos podría ser simplemente por la agitación del aire por parte de los objetos cercanos, lo que hace que los gases se dispersen. Esto se observó en los relatos publicados por el mayor Louis Blesson después de una serie de experimentos en varias localidades donde se sabía que ocurrían.
Los primeros intentos de hallar una explicación científica se remontan a Alessandro Volta en 1776, cuando descubrió el metano.
Propuso que un fenómeno eléctrico natural (como los rayos) interaccionando con los gases de los pantanos podían ser el causante de los fuegos fatuos. Esto fue apoyado por el polímata Joseph Priestley y por el físico francés Pierre Bertholon de Saint-Lazare.
Tempranos críticos de la teoría del gas del pantano a menudo la rechazaban en varios frentes incluyendo lo improbable de la combustión espontánea, la ausencia de calor en algunos fuegos fatuos observados y sobre todo el comportamiento extraño de los fuegos fatuos que retroceden al aproximarse el observador y los diferentes relatos sobre rayos bola.
La aparente retirada de los fuegos fatuos al acercarse a ellos podría ser simplemente por la agitación del aire por parte de los objetos cercanos, lo que hace que los gases se dispersen. Esto se observó en los relatos publicados por el mayor Louis Blesson después de una serie de experimentos en varias localidades donde se sabía que ocurrían.
Ciencianauta- Cybernauta VIP
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