El origen moro de la bandera de la Junta de Andalucía y las mentiras de los "andalucistas"
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El origen moro de la bandera de la Junta de Andalucía y las mentiras de los "andalucistas"
No puede dejar de preguntarse cualquiera que conozca el tradicional carácter netamente católico y españolista del pueblo andaluz, cómo es posible que la enseña que dice representar esta región se inspire en los pendones de los enemigos de España y de la Cristiandad, a los que los antepasados de los andaluces, venidos de todos los rincones de las Españas, habían derrotado muchos siglos atrás en una larguísima lucha contra el invasor, haciendo triunfar finalmente la Cruz sobre la media luna y repoblando la tierra que anteriormente habían habitado sus mayores, los mozárabes (la mayoría de los cuales se habían visto obligados a exiliarse al norte para escapar del yugo sarraceno en sucesivas olas migratorias).
Los renegados, mal llamados andalucistas, de principios del siglo XX, con el masón Blas Infante a la cabeza, ignoraban (o querían ignorar) que Andalucía, al igual que el resto de reinos, principados, señoríos y provincias españolas, ya tenía su tradicional simbología propia desde muy antiguo, como indicaba el libro de Escudos de Armas, LIBRO Y BARAJA, de Francisco Gazán de 1748; [1] o el mapa geográfico de Pedro de Salanova de 1792, [2] por lo que no era necesario inventarse enseña alguna:
Reyno de Andalucía
DIVISIONES: En 3 Reynos, Sevilla, Córdova y Jaen, y el primero en 10 Tesorerías.
BLASÓN O ARMAS: De azur, a un trono de oro en que está sentado el Sto. Rey D. Fernando.
Reyno de Granada
DIVISIONES: En 6 Partidos, Loja, Motril, Alhama, Salobreña, Almuñecar, y Alpujarras.
BLASÓN O ARMAS: De plata, a una granada abierta de gules, tallada y hojada de sinople.
Una vez implantado el liberalismo, los reinos de España fueron sustituidos por provincias no siempre acordes a nuestra historia. En 1833 desaparecía el Reino de Granada del mapa geográfico, quedando integrado nominalmente en Andalucía, aunque lo que vino a llamarse Andalucía Oriental siguió administrándose de manera separada en la España liberal, quedando las provincias orientales, incluida Jaén, sujetas a la jurisdicción de la Audiencia de Granada y a su Capitanía General, por lo que a mediados del siglo XIX se consideraban provincias granadinas o país granadino. [2]
Los nacionalismos separatistas o pseudoseparatistas que empezaron a aflorar a principios del siglo XX en Cataluña y Vascongadas a raíz de la pérdida de Cuba y Filipinas influidos por las corrientes románticas y racistas europeas, tuvieron también su eco en Andalucía. Los "iluminados" sureños (a los que, a diferencia del caso vasco y catalán, casi nadie siguió) alegaban que la supuesta raza árabe de los andaluces había generado un paraíso andalusí perdido con la Reconquista.
Su líder, Blas Infante, inventor del mal llamado andalucismo, personaje que ha pasado a la historia como pacifista pero que realmente fue un belicista que hizo campaña a favor de la entrada de España en la Primera Guerra Mundial y que dedicó un drama épico a Almanzor [3] (caudillo árabe famoso por su crueldad y masacres a los cristianos) jamás consiguió acta de diputado y su movimiento "andalucista" fue insignificante en la práctica durante el reinado del llamado Alfonso XIII.
Sin embargo, a raíz del proyecto de descentralización del Estado emprendido por la II República, que no llegó a prosperar, se hacía necesaria la adopción de una bandera para cada región. La pregunta ¿cómo lograron colarle al entonces muy católico y españolista pueblo andaluz una bandera mora? se responde fácilmente a la luz de las noticias aparecidas en la prensa de la época: a base de mentiras.
A finales de octubre de 1932, con motivo de los actos preparativos de la Asamblea Regional Andaluza encargada de preparar la autonomía para la región (asamblea que acabaron abandonando los representantes de las diputaciones republicanas de Granada, Jaén, Almería y Huelva, en rechazo al proyecto autonomista planteado, con el posterior alcalde republicano de Granada, Ricardo Corro, espetándole a la Asamblea: ¡Repasad la historia! [4]) la Comisión andalucista hacía público en la prensa el siguiente comunicado [5]:
Muchas personas se han dirigido o la Comisión con el deseo de conocer el origen y significado de la bandera regional. En la imposibilidad de contestar personalmente a todas, empleamos el gran vehículo difusor de la Prensa para decir que no es la bandera andaluza una creación artificiosa del momento, sino que tiene una dilatada y gloriosa existencia histórica. Las provincias béticas ya empleaban en tiempos de Roma los tonos verde y blanco para las insignias. Posteriormente la Andalucía mahometana adopta en las banderas de sus cofradías iguales colores. Y en tiempos de la gran obra de América (eminentemente andaluza) se emplean dichos colores para distinguir los Gobiernos virreinales y abanderar las naves que mantenían el tráfico con las Indias por la Casa de contratación de Sevilla. En este concepto ondeó profusamente durante la Exposición Iberoamericana en todos los actos oficiales, como había ondeado anteriormente en todos los centros andalucistas, clausurados durante la Dictadura, y por último en la Casa de Andalucía, en Madrid. En cuanto a la interpretación simbólica de las franjas alternadas (verde-blanco-verde), la más admitida es casas blancas en campo verde los pueblos y los campos andaluces.
El comunicado de la Comisión no requiere mayor interpretación. Puesto que nadie conocía el significado de esta bandera que empezaba a utilizarse en edificios públicos de la República y que había sido ya izada en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, a los que preguntaban, se les decía que eran unos colores que representaban "casas blancas en campo verde" o "paz y esperanza" y que habían sido también empleados tanto por los romanos, como por los moros, como por los españoles modernos "en la gran obra de América eminentemente andaluza". Concepto este último en el que había ondeado falsamente en la Expo del 29 y no por su significación real, meramente mahometana.
Sin embargo, después de que algunas diputaciones provinciales y ayuntamientos la hubieran convertido ya, de facto, en la bandera de Andalucía, los mal llamados andalucistas no tuvieron reparos en hacer pública, ahora sí, la realidad que antes habían ocultado, dejando en evidencia las mentiras que habían empleado sobre el significado de la bandera con el fin de facilitar su adopción.
Así, en diciembre de 1932, un artículo publicado en varios periódicos, entre ellos en el diario republicano La Voz, [6] explicaba el origen de la enseña que aquellos "iluminados" (o renegados) habían diseñado para representar a la región andaluza sin el consentimiento de los andaluces. El propio artículo, redactado por los falsos andalucistas, reconocía el desconocimiento del pueblo sobre el origen de aquella bandera que, para más inri, se decía que habían creado los moros para conmemorar una derrota de los cristianos:
Como no creo que sea de todos conocido el origen de ella y el uso que en el transcurso de los siglos de la misma se ha hecho, estimo oportunidad la presente que obliga a exponer sobre el particular algo que para muchos ha de ser interesante: [...]
La noche antes de la gran batalla, Jacub Almansur vio en sueños un ángel "vestido de blanco" que llevaba una "bandera verde", el que le prometió un gran triunfo. No engañó el sueño al jalifa; la derrota de los enemigos fue completa. [...] Con este motivo ofreció el jalifa construir el más alto alminar del mundo. [...] Así fue; el año 1198 era inaugurada la Aljama de Sevilla, en cuyo alminar, llamado hoy la Giralda, ondeaba la "bandera verde y blanca", en la que, con la unión de colores "verdes", del Islam, y "blanco", del jalifa, se simbolizaba la unión de las provincias del Andaluz (sic) de uno y otro lado del Estrecho. [...]
En su delirante exposición, el firmante, José Martín, añadía:
Ciudadanos de Andalucía, esa alegre y vistosa bandera de tan antiguo brillante origen [...] la hemos tenido los andalucistas durante veinte años por solo nuestra. [...] Hoy ya no es sólo nuestra; ya es de todos los andaluces.
Al tiempo que cometían tamaño crimen contra nuestra sangre y nuestra historia, para no asustar demasiado, se habían inventado el lema de "Andalucía por sí, para España y la Humanidad" porque el que quizá les habría gustado más de "Andalucía por sí, para Marruecos y el Islam" habría escandalizado y provocado demasiado rechazo a la causa "andalucista".
Tras la victoria nacional en 1939 la bandera mahometana desapareció de la vida pública andaluza y poca gente se acordaba de ella. Tampoco hay constancia de que fuera empleada por la oposición antifranquista, salvo escasamente a finales de 1975. Al existir el precedente de la II República, durante la Transición y el "proceso autonómico" sólo hubo que "rescatarla" y "desempolvarla". El Estatuto de 1981, cuyo referéndum no votó la mitad de los andaluces, aprobaba un nuevo centralismo, esta vez desde Sevilla, y la bandera mahometana de Blas Infante como bandera oficial de Andalucía. El mal ya estaba hecho.
Los renegados, mal llamados andalucistas, de principios del siglo XX, con el masón Blas Infante a la cabeza, ignoraban (o querían ignorar) que Andalucía, al igual que el resto de reinos, principados, señoríos y provincias españolas, ya tenía su tradicional simbología propia desde muy antiguo, como indicaba el libro de Escudos de Armas, LIBRO Y BARAJA, de Francisco Gazán de 1748; [1] o el mapa geográfico de Pedro de Salanova de 1792, [2] por lo que no era necesario inventarse enseña alguna:
Reyno de Andalucía
DIVISIONES: En 3 Reynos, Sevilla, Córdova y Jaen, y el primero en 10 Tesorerías.
BLASÓN O ARMAS: De azur, a un trono de oro en que está sentado el Sto. Rey D. Fernando.
Reyno de Granada
DIVISIONES: En 6 Partidos, Loja, Motril, Alhama, Salobreña, Almuñecar, y Alpujarras.
BLASÓN O ARMAS: De plata, a una granada abierta de gules, tallada y hojada de sinople.
Una vez implantado el liberalismo, los reinos de España fueron sustituidos por provincias no siempre acordes a nuestra historia. En 1833 desaparecía el Reino de Granada del mapa geográfico, quedando integrado nominalmente en Andalucía, aunque lo que vino a llamarse Andalucía Oriental siguió administrándose de manera separada en la España liberal, quedando las provincias orientales, incluida Jaén, sujetas a la jurisdicción de la Audiencia de Granada y a su Capitanía General, por lo que a mediados del siglo XIX se consideraban provincias granadinas o país granadino. [2]
Los nacionalismos separatistas o pseudoseparatistas que empezaron a aflorar a principios del siglo XX en Cataluña y Vascongadas a raíz de la pérdida de Cuba y Filipinas influidos por las corrientes románticas y racistas europeas, tuvieron también su eco en Andalucía. Los "iluminados" sureños (a los que, a diferencia del caso vasco y catalán, casi nadie siguió) alegaban que la supuesta raza árabe de los andaluces había generado un paraíso andalusí perdido con la Reconquista.
Su líder, Blas Infante, inventor del mal llamado andalucismo, personaje que ha pasado a la historia como pacifista pero que realmente fue un belicista que hizo campaña a favor de la entrada de España en la Primera Guerra Mundial y que dedicó un drama épico a Almanzor [3] (caudillo árabe famoso por su crueldad y masacres a los cristianos) jamás consiguió acta de diputado y su movimiento "andalucista" fue insignificante en la práctica durante el reinado del llamado Alfonso XIII.
Sin embargo, a raíz del proyecto de descentralización del Estado emprendido por la II República, que no llegó a prosperar, se hacía necesaria la adopción de una bandera para cada región. La pregunta ¿cómo lograron colarle al entonces muy católico y españolista pueblo andaluz una bandera mora? se responde fácilmente a la luz de las noticias aparecidas en la prensa de la época: a base de mentiras.
A finales de octubre de 1932, con motivo de los actos preparativos de la Asamblea Regional Andaluza encargada de preparar la autonomía para la región (asamblea que acabaron abandonando los representantes de las diputaciones republicanas de Granada, Jaén, Almería y Huelva, en rechazo al proyecto autonomista planteado, con el posterior alcalde republicano de Granada, Ricardo Corro, espetándole a la Asamblea: ¡Repasad la historia! [4]) la Comisión andalucista hacía público en la prensa el siguiente comunicado [5]:
Muchas personas se han dirigido o la Comisión con el deseo de conocer el origen y significado de la bandera regional. En la imposibilidad de contestar personalmente a todas, empleamos el gran vehículo difusor de la Prensa para decir que no es la bandera andaluza una creación artificiosa del momento, sino que tiene una dilatada y gloriosa existencia histórica. Las provincias béticas ya empleaban en tiempos de Roma los tonos verde y blanco para las insignias. Posteriormente la Andalucía mahometana adopta en las banderas de sus cofradías iguales colores. Y en tiempos de la gran obra de América (eminentemente andaluza) se emplean dichos colores para distinguir los Gobiernos virreinales y abanderar las naves que mantenían el tráfico con las Indias por la Casa de contratación de Sevilla. En este concepto ondeó profusamente durante la Exposición Iberoamericana en todos los actos oficiales, como había ondeado anteriormente en todos los centros andalucistas, clausurados durante la Dictadura, y por último en la Casa de Andalucía, en Madrid. En cuanto a la interpretación simbólica de las franjas alternadas (verde-blanco-verde), la más admitida es casas blancas en campo verde los pueblos y los campos andaluces.
El comunicado de la Comisión no requiere mayor interpretación. Puesto que nadie conocía el significado de esta bandera que empezaba a utilizarse en edificios públicos de la República y que había sido ya izada en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, a los que preguntaban, se les decía que eran unos colores que representaban "casas blancas en campo verde" o "paz y esperanza" y que habían sido también empleados tanto por los romanos, como por los moros, como por los españoles modernos "en la gran obra de América eminentemente andaluza". Concepto este último en el que había ondeado falsamente en la Expo del 29 y no por su significación real, meramente mahometana.
Sin embargo, después de que algunas diputaciones provinciales y ayuntamientos la hubieran convertido ya, de facto, en la bandera de Andalucía, los mal llamados andalucistas no tuvieron reparos en hacer pública, ahora sí, la realidad que antes habían ocultado, dejando en evidencia las mentiras que habían empleado sobre el significado de la bandera con el fin de facilitar su adopción.
Así, en diciembre de 1932, un artículo publicado en varios periódicos, entre ellos en el diario republicano La Voz, [6] explicaba el origen de la enseña que aquellos "iluminados" (o renegados) habían diseñado para representar a la región andaluza sin el consentimiento de los andaluces. El propio artículo, redactado por los falsos andalucistas, reconocía el desconocimiento del pueblo sobre el origen de aquella bandera que, para más inri, se decía que habían creado los moros para conmemorar una derrota de los cristianos:
Como no creo que sea de todos conocido el origen de ella y el uso que en el transcurso de los siglos de la misma se ha hecho, estimo oportunidad la presente que obliga a exponer sobre el particular algo que para muchos ha de ser interesante: [...]
La noche antes de la gran batalla, Jacub Almansur vio en sueños un ángel "vestido de blanco" que llevaba una "bandera verde", el que le prometió un gran triunfo. No engañó el sueño al jalifa; la derrota de los enemigos fue completa. [...] Con este motivo ofreció el jalifa construir el más alto alminar del mundo. [...] Así fue; el año 1198 era inaugurada la Aljama de Sevilla, en cuyo alminar, llamado hoy la Giralda, ondeaba la "bandera verde y blanca", en la que, con la unión de colores "verdes", del Islam, y "blanco", del jalifa, se simbolizaba la unión de las provincias del Andaluz (sic) de uno y otro lado del Estrecho. [...]
En su delirante exposición, el firmante, José Martín, añadía:
Ciudadanos de Andalucía, esa alegre y vistosa bandera de tan antiguo brillante origen [...] la hemos tenido los andalucistas durante veinte años por solo nuestra. [...] Hoy ya no es sólo nuestra; ya es de todos los andaluces.
Al tiempo que cometían tamaño crimen contra nuestra sangre y nuestra historia, para no asustar demasiado, se habían inventado el lema de "Andalucía por sí, para España y la Humanidad" porque el que quizá les habría gustado más de "Andalucía por sí, para Marruecos y el Islam" habría escandalizado y provocado demasiado rechazo a la causa "andalucista".
Tras la victoria nacional en 1939 la bandera mahometana desapareció de la vida pública andaluza y poca gente se acordaba de ella. Tampoco hay constancia de que fuera empleada por la oposición antifranquista, salvo escasamente a finales de 1975. Al existir el precedente de la II República, durante la Transición y el "proceso autonómico" sólo hubo que "rescatarla" y "desempolvarla". El Estatuto de 1981, cuyo referéndum no votó la mitad de los andaluces, aprobaba un nuevo centralismo, esta vez desde Sevilla, y la bandera mahometana de Blas Infante como bandera oficial de Andalucía. El mal ya estaba hecho.
Sujetos tapados con una bandera verdiblanca con estrella roja de significación comunista
y separatista protestando groseramente contra la secular fiesta de la Toma de Granada del
dos de enero, muy apreciada por los granadinos. El extraño comportamiento de estos
individuos desarraigados no sólo obedece a la decadente cultura de las tribus urbanas
sino que para entenderlo es preciso remontarse a un peculiar movimiento autonomista
burgués mal llamado andalucista nacido a principios del siglo XX.
y separatista protestando groseramente contra la secular fiesta de la Toma de Granada del
dos de enero, muy apreciada por los granadinos. El extraño comportamiento de estos
individuos desarraigados no sólo obedece a la decadente cultura de las tribus urbanas
sino que para entenderlo es preciso remontarse a un peculiar movimiento autonomista
burgués mal llamado andalucista nacido a principios del siglo XX.
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Viva Andalucía, fuera Blas Infante y su islamización ideológica
El 28 de febrero es el día de Andalucía. Hasta aquí todo normal. La cosa se tuerce cuando se quiere asociar y mezclar por la fuerza a Andalucía con la ideología islamizadora de un personaje como Blas Infante, con la única finalidad de tener un “ídolo” o “mártir” que sea la justificación de la Casta político-funcionarial que vive a costa de todos los andaluces.
Blas Infante fue un anti-español, separatista e islamista, entre cuyas creaciones encontramos el Manifiesto Andalucista de Córdoba (1919) que rezaba frases como “…habrá que consumarse definitivamente el acabamiento de la vieja España (…) Declarémonos separatistas de este Estado (…) Ya no vale resguardar sus miserables intereses con el escudo de la solidaridad o la unidad, que dicen nacional…”.
De hecho, él es el creador de la actual bandera andaluza, una bandera que se emplea con inocencia y sin conocimiento, y que tendría que ser objeto de una revisión profunda en base a la “memoria histórica”: dos franjas verdes por ser el color del Califato de Córdoba y una franja blanca que representa al Imperio Almohade. Casi nadie es consciente de que cuando se ondea inocentemente esta bandera, se está rememorando y reivindicando ese Al-Andalus que tanto anhela el Estado Islámico. Y este era el ideario simplificado de Blas Infante: una Andalucía islamizada.
Pese a que el final de Blas Infante fuera un final trágico (murió fusilado), no por eso significa que todo lo que defendiera estaba bien o que fuera correcto, y mucho menos que asumamos sus postulados hoy en día como si se trataran como dogmas de fe.
Por Andalucía pasaron diversos pueblos, unos dejando mayor huella que otros, fenicios, griegos, romanos, cartagineses, vándalos, bizantinos, musulmanes… La historia al contrario de lo que pueda parecer no ofrece una única interpretación, y para entender la historia andaluza preferimos la interpretación que sostiene que la palabra Andalucía, proviene de Vandalucía (tierra de vándalos), término que probablemente adaptasen los musulmanes para la creación de su Al-Ándalus cuando invadieron España.
Y puestos a buscar un referente que represente el ideal andaluz, nos inclinamos por cualquiera los muchos héroes que lucharon por liberar Andalucía durante la Reconquista o posteriormente defenderla de moriscos y piratas, gracias a lo cual, hoy en día las andaluzas no tiene que llevar velo islámico.
Blas Infante fue un anti-español, separatista e islamista, entre cuyas creaciones encontramos el Manifiesto Andalucista de Córdoba (1919) que rezaba frases como “…habrá que consumarse definitivamente el acabamiento de la vieja España (…) Declarémonos separatistas de este Estado (…) Ya no vale resguardar sus miserables intereses con el escudo de la solidaridad o la unidad, que dicen nacional…”.
De hecho, él es el creador de la actual bandera andaluza, una bandera que se emplea con inocencia y sin conocimiento, y que tendría que ser objeto de una revisión profunda en base a la “memoria histórica”: dos franjas verdes por ser el color del Califato de Córdoba y una franja blanca que representa al Imperio Almohade. Casi nadie es consciente de que cuando se ondea inocentemente esta bandera, se está rememorando y reivindicando ese Al-Andalus que tanto anhela el Estado Islámico. Y este era el ideario simplificado de Blas Infante: una Andalucía islamizada.
Pese a que el final de Blas Infante fuera un final trágico (murió fusilado), no por eso significa que todo lo que defendiera estaba bien o que fuera correcto, y mucho menos que asumamos sus postulados hoy en día como si se trataran como dogmas de fe.
Por Andalucía pasaron diversos pueblos, unos dejando mayor huella que otros, fenicios, griegos, romanos, cartagineses, vándalos, bizantinos, musulmanes… La historia al contrario de lo que pueda parecer no ofrece una única interpretación, y para entender la historia andaluza preferimos la interpretación que sostiene que la palabra Andalucía, proviene de Vandalucía (tierra de vándalos), término que probablemente adaptasen los musulmanes para la creación de su Al-Ándalus cuando invadieron España.
Y puestos a buscar un referente que represente el ideal andaluz, nos inclinamos por cualquiera los muchos héroes que lucharon por liberar Andalucía durante la Reconquista o posteriormente defenderla de moriscos y piratas, gracias a lo cual, hoy en día las andaluzas no tiene que llevar velo islámico.
Jesús Domínguez
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La falacia andalucista
Tras pasar otro 28-F, denominado “Dia de Andalucía”, se impone hacer una reflexión en voz alta, sobre el trasfondo de esta fecha y las “señas de identidad andaluzas”.
A diferencia de regiones como Cataluña o las Provincias Vascongadas, donde el falseamiento y exaltación de “hechos diferenciales” se han hecho desde la perspectiva de alimentar el secesionismo, el caso de Andalucía merece un análisis aparte.
La inexistencia de brotes separatistas, salvo organizaciones marginales de ultraizquierda, así como la reciente disolución del Partido Andalucista, podrían hacernos pensar que Andalucía permanece a salvo de cualquier conato de antiespañolidad.
Nada más lejos de la realidad, si bien es cierto que no existe ese brote separatista, el caso de la falacia andalucista es más peligroso si cabe.
El Estado de las Autonomías aparte del tremendo e innecesario gasto económico que supone, siendo un modelo erróneo de descentralización administrativa, supuso la anulación de la conciencia nacional española a favor de nacionalismos centrífugos y de falsos “hechos diferenciales”.
Éste precisamente es el caso de Andalucía, que desde la Junta de Andalucía hasta todos los partidos de su arco parlamentario, asuman la institucionalización del andalucismo, dando por buenas las neurosis islamófilas de Blas Infante “Padre de la Patria Andaluza” y la imposición de la bandera autonómica con los colores blancos y verdes, similar a la aprobada en la Asamblea de Ronda de 1918.
Unos colores que ondearon en un par de estandartes almohades, en lo alto del alminar de la mezquita mayor de Sevilla, para celebrar la victoria musulmana en Alarcos sobre los cristianos en 1195.
Pues con todos estos antecedentes históricos, vemos como se ha expandido la aceptación social de una mentira histórica, el andalucismo, que pretende eliminar cualquier atisbo de españolidad y diluirlo entre la tibieza constitucionalista y una visión cosmopolita y mesticista de Andalucía, basadas en reivindicar a los invasores que conformaron Al Andalus y exaltar el mito de la “convivencia de las Tres Culturas”, todo ello para apisonar las raíces castellanas del Sur.
Y es que, lo que llamamos Andalucía no es heredera de Al Andalus sino de Castilla, a cuya Corona fue incorporada en el transcurso de la Reconquista.
Por ello, con el evidente desastre y fracaso de las autonomías, no solo sea cuestión de plantear su desaparición y apostar por un modelo de descentralización alternativo, sino volver a enarbolar viejos pendones para luchar en el terreno de la batalla de las ideas y la verdad histórica, por restituir a lo que hoy llamamos Andalucía, su verdadera e hispánica identidad castellana, rompiendo con el “síndrome de Estocolmo” andalucista hacia los moros invasores que ocuparon España durante siglos.
Felix Fernández
Pues yo estoy totalmente de acuerdo, esa bandera y el himno andaluz son inventos del hijo de la gran puta de Blas Infante, que quería destruir iglesias para construir mezquitas, y anexionarse a Marruecos....mas gilipollas y nace con cencerro.
A diferencia de regiones como Cataluña o las Provincias Vascongadas, donde el falseamiento y exaltación de “hechos diferenciales” se han hecho desde la perspectiva de alimentar el secesionismo, el caso de Andalucía merece un análisis aparte.
La inexistencia de brotes separatistas, salvo organizaciones marginales de ultraizquierda, así como la reciente disolución del Partido Andalucista, podrían hacernos pensar que Andalucía permanece a salvo de cualquier conato de antiespañolidad.
Nada más lejos de la realidad, si bien es cierto que no existe ese brote separatista, el caso de la falacia andalucista es más peligroso si cabe.
El Estado de las Autonomías aparte del tremendo e innecesario gasto económico que supone, siendo un modelo erróneo de descentralización administrativa, supuso la anulación de la conciencia nacional española a favor de nacionalismos centrífugos y de falsos “hechos diferenciales”.
Éste precisamente es el caso de Andalucía, que desde la Junta de Andalucía hasta todos los partidos de su arco parlamentario, asuman la institucionalización del andalucismo, dando por buenas las neurosis islamófilas de Blas Infante “Padre de la Patria Andaluza” y la imposición de la bandera autonómica con los colores blancos y verdes, similar a la aprobada en la Asamblea de Ronda de 1918.
Unos colores que ondearon en un par de estandartes almohades, en lo alto del alminar de la mezquita mayor de Sevilla, para celebrar la victoria musulmana en Alarcos sobre los cristianos en 1195.
Pues con todos estos antecedentes históricos, vemos como se ha expandido la aceptación social de una mentira histórica, el andalucismo, que pretende eliminar cualquier atisbo de españolidad y diluirlo entre la tibieza constitucionalista y una visión cosmopolita y mesticista de Andalucía, basadas en reivindicar a los invasores que conformaron Al Andalus y exaltar el mito de la “convivencia de las Tres Culturas”, todo ello para apisonar las raíces castellanas del Sur.
Y es que, lo que llamamos Andalucía no es heredera de Al Andalus sino de Castilla, a cuya Corona fue incorporada en el transcurso de la Reconquista.
Por ello, con el evidente desastre y fracaso de las autonomías, no solo sea cuestión de plantear su desaparición y apostar por un modelo de descentralización alternativo, sino volver a enarbolar viejos pendones para luchar en el terreno de la batalla de las ideas y la verdad histórica, por restituir a lo que hoy llamamos Andalucía, su verdadera e hispánica identidad castellana, rompiendo con el “síndrome de Estocolmo” andalucista hacia los moros invasores que ocuparon España durante siglos.
Felix Fernández
Pues yo estoy totalmente de acuerdo, esa bandera y el himno andaluz son inventos del hijo de la gran puta de Blas Infante, que quería destruir iglesias para construir mezquitas, y anexionarse a Marruecos....mas gilipollas y nace con cencerro.
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