Espectacular incendio en la Catedral de Notre Dame de París
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Cuándo reabrirá Notre Dame y otras claves de su restauración cinco años después del incendio
Faltan pocos meses para acabar las obras de restauración del templo gótico, pero su aguja central ya ha vuelto a reinar libre de andamios en el skyline de la capital francesa
La primera alarma de incendios sonó cerca de las siete de la tarde. Las llamas ardieron pavorosamente desde la parte superior de Notre Dame y, al cabo de poco tiempo, se veían a kilómetros de distancia. Las imágenes se hicieron globales aupadas en las redes sociales: ardía no solo un icono, ardían siglos de historia francesa. Han pasado cinco años desde aquellas imágenes, pero la aguja central de Notre Dame ya está libre del corsé de andamios que la rodeaban y ha vuelto a reinar en el cielo de París, convertida ahora en un símbolo de resiliencia de la capital francesa. Faltan pocos meses para la reapertura de la catedral y las obras avanzan a buen ritmo.
Poco después de las 11 de la noche de aquel fatídico 15 de abril de 2019, el general de bomberos declaró que la estructura exterior, incluida la fachada principal, con sus dos torres, se salvaría; pero mientras lo decía, la catedral ardía como una antorcha en el cielo de la isla de la Cité y la aguja colapsó. El fuego se dio por extinguido la madrugada del 16 de abril, tras nueve horas de lucha de un equipo de casi quinientos bomberos.
El presidente de Francia Emmanuel Macron dijo que el incendio era el «dolor de toda una nación» y esa misma noche anunció que la catedral se construiría y que se lanzaría una campaña para recaudar fondos. Han pasado cinco años desde entonces y el pasado 3 de abril, Philippe Jost, presidente de Rebâtir Notre-Dame, organismo público encargado de la restauración, dijo que “a casi ocho meses de la reapertura de la catedral, las obras están realizando importantes avances, según lo previsto. Este ritmo y la calidad de las realizaciones se deben a la excelencia del saber hacer y a las capacidades excepcionales de los compañeros y artesanos, combinados con el ánimo Notre Dame”.
Se refería Philippe Jost al especial estado de ánimo que se originó en los primeros momentos del incendio, una combinación, similar a la que surgió en Nueva York tras el 11 S, de unidad, orgullo, entusiasmo, determinación y confianza con la que poder revertir el trauma social de ver el monumento histórico, que había sobrevivido a la Comuna de París, como a dos guerras mundiales prácticamente intacta desde su inauguración en 1345, hecho cenizas.
Desde mediados de febrero, la gran aguja del crucero, ya libre de andamios, ha vuelto a emerger en el cielo parisino. La reapertura de Notre-Dame está prevista para el próximo 8 de diciembre (aunque se prevé que la restauración continuará más allá del día de la reapertura), coincidiendo con la Inmaculada Concepción. Ese día, el ánimo de Notre-Dame habrá permitido dejar atrás este capítulo dramático.
Como si se tratara de una gran cáscara, el andamio ya está retirado hasta el nivel de la bóveda del crucero, volviéndose a ver parte de la silueta de la catedral, con la parte superior de la aguja (una réplica exacta de la que diseñó el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc en la restauración del siglo XIX), así como los dos niveles calados del chapitel, incluida la estructura de roble macizo, visible durante unos meses antes de que se reanuden los trabajos de techado. Incluso una nueva escultura de gallo, con las reliquias de la catedral en su interior, da los buenos días cada amanecer a 96 metros de altura.
Los avances de las obras se pueden seguir en la bitácora digital en que se ha convertido la página web de la reconstrucción. Es así como se sabe que el viernes 8 de marzo, el equipo de carpinteros y artesanos completaron todas las partes de la estructura de la nave, última etapa del mítico “bosque” de Notre Dame, tal como se conocía antes del incendio a la techumbre de la catedral debido a la gran cantidad de árboles que se talaron durante la Edad Media para su construcción. Los carpinteros han logrado reconstruir la estructura completa con una madera especial de roble, cortada de un millar de especímenes centenarios seleccionados específicamente procedentes del Bosque de Bercé y otros tantos lugares del país, en una decisión no exenta de polémica.
Tras los carpinteros, los techadores comenzaron a trabajar colocando listones y tablones de roble sobre los que se clavará el techo, luego colocarán la capa impermeable y finalmente los listones de madera sobre los que se apoyarán las losas de plomo, de abajo hacia arriba como grandes tejas para asegurar la completa impermeabilización del interior de la catedral.
Los armazones del coro y de la nave, restaurados en roble macizo según el diseño medieval, fueron coronados con el ramo final simbólico el 12 de enero para el coro, y el 8 de marzo para la nave, marcando la finalización de estas obras. Así mismo, las estatuas monumentales de Cristo y Saint-Denis, restauradas en el taller, han encontrado de nuevo su lugar en los frontones sur y norte, mientras que los de Saint-Martin y Saint-Etienne, que adornan el frontón sur, serán restaurados dentro de poco.
En cuanto al interior de Notre-Dame, que sufrió grandes temperaturas por el dantesco incendio, también está viendo como las obras avanzan a buen ritmo. La eliminación de los andamios del coro permite redescubrir el mobiliario artístico y las valiosas obras que no han salido de la catedral. A su vez, se benefician de la limpieza y restauración a cargo de artesanos de diferentes disciplinas y especialidades: estatuas de mármol y bronce de la época de Luis XIII, rejas o incluso sillería y objetos tallados, así como las decoraciones pintadas de las capillas del coro, que ahora dejan ver sus colores originales tras el hollín.
Al mismo tiempo, prosigue la limpieza de los 8000 tubos del gran órgano, la "voz de la catedral", que fueron retirados porque era imposible limpiarlos de las partículas de plomo y armonizarlos en el lugar. Por ahora se han colocado ya unos 1.000 tubos.
Ligado a la recuperación del patrimonio histórico, la catedral concentra también un hervidero de equipos, con la intervención de diversos especialistas que se están encargando de las nuevas instalaciones técnicas y eléctricas con las que estará dotada la catedral cuando vuelva a abrirse, incluido un sistema antiincendios. Y es que nadie quiere correr el riesgo de volver a ver el símbolo de París arder de nuevo.
La primera alarma de incendios sonó cerca de las siete de la tarde. Las llamas ardieron pavorosamente desde la parte superior de Notre Dame y, al cabo de poco tiempo, se veían a kilómetros de distancia. Las imágenes se hicieron globales aupadas en las redes sociales: ardía no solo un icono, ardían siglos de historia francesa. Han pasado cinco años desde aquellas imágenes, pero la aguja central de Notre Dame ya está libre del corsé de andamios que la rodeaban y ha vuelto a reinar en el cielo de París, convertida ahora en un símbolo de resiliencia de la capital francesa. Faltan pocos meses para la reapertura de la catedral y las obras avanzan a buen ritmo.
Poco después de las 11 de la noche de aquel fatídico 15 de abril de 2019, el general de bomberos declaró que la estructura exterior, incluida la fachada principal, con sus dos torres, se salvaría; pero mientras lo decía, la catedral ardía como una antorcha en el cielo de la isla de la Cité y la aguja colapsó. El fuego se dio por extinguido la madrugada del 16 de abril, tras nueve horas de lucha de un equipo de casi quinientos bomberos.
El "ánimo de Notre Dame”
El presidente de Francia Emmanuel Macron dijo que el incendio era el «dolor de toda una nación» y esa misma noche anunció que la catedral se construiría y que se lanzaría una campaña para recaudar fondos. Han pasado cinco años desde entonces y el pasado 3 de abril, Philippe Jost, presidente de Rebâtir Notre-Dame, organismo público encargado de la restauración, dijo que “a casi ocho meses de la reapertura de la catedral, las obras están realizando importantes avances, según lo previsto. Este ritmo y la calidad de las realizaciones se deben a la excelencia del saber hacer y a las capacidades excepcionales de los compañeros y artesanos, combinados con el ánimo Notre Dame”.
Se refería Philippe Jost al especial estado de ánimo que se originó en los primeros momentos del incendio, una combinación, similar a la que surgió en Nueva York tras el 11 S, de unidad, orgullo, entusiasmo, determinación y confianza con la que poder revertir el trauma social de ver el monumento histórico, que había sobrevivido a la Comuna de París, como a dos guerras mundiales prácticamente intacta desde su inauguración en 1345, hecho cenizas.
Estado actual de la restauración de Notre Dam
Desde mediados de febrero, la gran aguja del crucero, ya libre de andamios, ha vuelto a emerger en el cielo parisino. La reapertura de Notre-Dame está prevista para el próximo 8 de diciembre (aunque se prevé que la restauración continuará más allá del día de la reapertura), coincidiendo con la Inmaculada Concepción. Ese día, el ánimo de Notre-Dame habrá permitido dejar atrás este capítulo dramático.
Como si se tratara de una gran cáscara, el andamio ya está retirado hasta el nivel de la bóveda del crucero, volviéndose a ver parte de la silueta de la catedral, con la parte superior de la aguja (una réplica exacta de la que diseñó el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc en la restauración del siglo XIX), así como los dos niveles calados del chapitel, incluida la estructura de roble macizo, visible durante unos meses antes de que se reanuden los trabajos de techado. Incluso una nueva escultura de gallo, con las reliquias de la catedral en su interior, da los buenos días cada amanecer a 96 metros de altura.
Los avances de las obras se pueden seguir en la bitácora digital en que se ha convertido la página web de la reconstrucción. Es así como se sabe que el viernes 8 de marzo, el equipo de carpinteros y artesanos completaron todas las partes de la estructura de la nave, última etapa del mítico “bosque” de Notre Dame, tal como se conocía antes del incendio a la techumbre de la catedral debido a la gran cantidad de árboles que se talaron durante la Edad Media para su construcción. Los carpinteros han logrado reconstruir la estructura completa con una madera especial de roble, cortada de un millar de especímenes centenarios seleccionados específicamente procedentes del Bosque de Bercé y otros tantos lugares del país, en una decisión no exenta de polémica.
Tras los carpinteros, los techadores comenzaron a trabajar colocando listones y tablones de roble sobre los que se clavará el techo, luego colocarán la capa impermeable y finalmente los listones de madera sobre los que se apoyarán las losas de plomo, de abajo hacia arriba como grandes tejas para asegurar la completa impermeabilización del interior de la catedral.
Los armazones del coro y de la nave, restaurados en roble macizo según el diseño medieval, fueron coronados con el ramo final simbólico el 12 de enero para el coro, y el 8 de marzo para la nave, marcando la finalización de estas obras. Así mismo, las estatuas monumentales de Cristo y Saint-Denis, restauradas en el taller, han encontrado de nuevo su lugar en los frontones sur y norte, mientras que los de Saint-Martin y Saint-Etienne, que adornan el frontón sur, serán restaurados dentro de poco.
Los grandes tesoros del interior
En cuanto al interior de Notre-Dame, que sufrió grandes temperaturas por el dantesco incendio, también está viendo como las obras avanzan a buen ritmo. La eliminación de los andamios del coro permite redescubrir el mobiliario artístico y las valiosas obras que no han salido de la catedral. A su vez, se benefician de la limpieza y restauración a cargo de artesanos de diferentes disciplinas y especialidades: estatuas de mármol y bronce de la época de Luis XIII, rejas o incluso sillería y objetos tallados, así como las decoraciones pintadas de las capillas del coro, que ahora dejan ver sus colores originales tras el hollín.
Al mismo tiempo, prosigue la limpieza de los 8000 tubos del gran órgano, la "voz de la catedral", que fueron retirados porque era imposible limpiarlos de las partículas de plomo y armonizarlos en el lugar. Por ahora se han colocado ya unos 1.000 tubos.
Ligado a la recuperación del patrimonio histórico, la catedral concentra también un hervidero de equipos, con la intervención de diversos especialistas que se están encargando de las nuevas instalaciones técnicas y eléctricas con las que estará dotada la catedral cuando vuelva a abrirse, incluido un sistema antiincendios. Y es que nadie quiere correr el riesgo de volver a ver el símbolo de París arder de nuevo.
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