El genocidio invisible de Sudáfrica: Los granjeros blancos lanzan un SOS al mundo ante los ataques de la población negra
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Los blancos convocan una huelga histórica contra el racismo del Gobierno en Sudáfrica
Los trabajadores blancos de una de las mayores empresas del país denuncian trato discriminatorio en el reparto de acciones con respecto a los negros.
Las huelgas en Sudáfrica eran hasta ahora asunto de sindicatos de izquierdas y trabajadores negros, pero las cosas están empezando a cambiar. Empleados blancos de una de las principales empresas del país se han declarado en huelga esta semana para protestar por la discriminación racial contra la minoría de origen europeo, en la primera protesta sindical de este tipo en la historia del país que se convoca para rechazar las políticas de discriminación positiva (discriminación a secas para los blancos) con que el Gobierno del Congreso Nacional Africano intenta compensar injusticias del pasado.
El histórico paro ha sido organizado por el influyente sindicato de trabajadores afrikáners Solidaridad, y es llevado a cabo por sus afiliados en la empresa Sasol, que tiene participación del Estado y es la mayor compañía del mundo dedicada a producir gasolina a partir del carbón. Según ha explicado Dirk Hermann, segundo secretario general de este sindicato de orientación liberal-conservadora y cristiana, el gigante energético sudafricano vulnera la Constitución y todas las leyes que reconocen la igualdad de todos los sudafricanos, sin distinción de raza, al ofrecer participación en la empresa a través de acciones valoradas en medio millón de rands (unos 30.000 euros) solo a sus empleados de color.
"Se trata de una exclusión absoluta de una categoría de trabajadores en razón de su raza", ha afirmado Hermann sobre este mecanismo, pensado por la empresa para "empoderar" a sus trabajadores de la mayoría negra discriminada durante siglos en el país austral. "En la práctica esto significa que un empleado blanco de Sasol con 30 años de servicio en la empresa no recibirá ningún beneficio, mientras que un empleado que ha estado trabajando solo tres meses para Sasol recibirá 500.000 rands", ha añadido el dirigente sindical, para quien "la decisión de Sasol dividirá a los empleados según su raza y aumentará la tensión racial".
Hermann ha denunciado que el plan de Sasol no tiene otro objetivo que mejorar el puntaje de la empresa en el sistema que el Gobierno utiliza para medir si las compañías cumplen o no las políticas de discriminación positiva promovidas desde el poder. Ganar puntos en esta baremación supone a las empresas numerosos beneficios, entre ellos ventajas a la hora de acceder a contratos públicos.
Según el sindicalista afrikáner, los afiliados de Solidaridad van a la huelga por una cuestión "de principio", "de lo que es correcto y lo que no lo es", y no de raza. Además de la huelga en sí, Solidaridad lanzará una campaña para que todos los sudafricanos que lo deseen muestren su solidaridad con los trabajadores discriminados en Sasol, de la que ofrecerá más información en su página web.
Formado fundamentalmente por trabajadores blancos cualificados, Solidaridad es, junto al poderoso lobby Afriforum, una de las puntas de lanza en la resistencia del comunitarismo afrikáner conservador y liberal contra las políticas de discriminación positiva del Gobierno y la hegemonía del nacionalismo racial y de izquierdas del Congreso Nacional Africano.
Solidaridad ha ganado numerosas batallas legales a instituciones del Estado como la policía, los ayuntamientos o el propio gobierno nacional, a las que los tribunales han obligado a rectificar sus políticas de contratación y de ascensos después de que el sindicato denunciara ante la Justicia su naturaleza racista y discriminatoria contra los blancos sudafricanos.
Veinticuatro años después de la caída del sistema segregacionista del apartheid –que limitaba la movilidad de los sudafricanos negros y les negaba el derecho a la propiedad y a la libre empresa–, la sociedad sudafricana vive aún marcada por la tensión racial y las divisiones entre grupos étnicos. Buena parte de la población negra –que representa en torno al 80% de la población– continúa sumida en la pobreza y condenada a una educación de segunda clase, pese a más de dos décadas de políticas de discriminación positiva de los gobiernos del Congreso Nacional Africano. LD.
Las huelgas en Sudáfrica eran hasta ahora asunto de sindicatos de izquierdas y trabajadores negros, pero las cosas están empezando a cambiar. Empleados blancos de una de las principales empresas del país se han declarado en huelga esta semana para protestar por la discriminación racial contra la minoría de origen europeo, en la primera protesta sindical de este tipo en la historia del país que se convoca para rechazar las políticas de discriminación positiva (discriminación a secas para los blancos) con que el Gobierno del Congreso Nacional Africano intenta compensar injusticias del pasado.
El histórico paro ha sido organizado por el influyente sindicato de trabajadores afrikáners Solidaridad, y es llevado a cabo por sus afiliados en la empresa Sasol, que tiene participación del Estado y es la mayor compañía del mundo dedicada a producir gasolina a partir del carbón. Según ha explicado Dirk Hermann, segundo secretario general de este sindicato de orientación liberal-conservadora y cristiana, el gigante energético sudafricano vulnera la Constitución y todas las leyes que reconocen la igualdad de todos los sudafricanos, sin distinción de raza, al ofrecer participación en la empresa a través de acciones valoradas en medio millón de rands (unos 30.000 euros) solo a sus empleados de color.
"Se trata de una exclusión absoluta de una categoría de trabajadores en razón de su raza", ha afirmado Hermann sobre este mecanismo, pensado por la empresa para "empoderar" a sus trabajadores de la mayoría negra discriminada durante siglos en el país austral. "En la práctica esto significa que un empleado blanco de Sasol con 30 años de servicio en la empresa no recibirá ningún beneficio, mientras que un empleado que ha estado trabajando solo tres meses para Sasol recibirá 500.000 rands", ha añadido el dirigente sindical, para quien "la decisión de Sasol dividirá a los empleados según su raza y aumentará la tensión racial".
Hermann ha denunciado que el plan de Sasol no tiene otro objetivo que mejorar el puntaje de la empresa en el sistema que el Gobierno utiliza para medir si las compañías cumplen o no las políticas de discriminación positiva promovidas desde el poder. Ganar puntos en esta baremación supone a las empresas numerosos beneficios, entre ellos ventajas a la hora de acceder a contratos públicos.
Una huelga histórica
Según el sindicalista afrikáner, los afiliados de Solidaridad van a la huelga por una cuestión "de principio", "de lo que es correcto y lo que no lo es", y no de raza. Además de la huelga en sí, Solidaridad lanzará una campaña para que todos los sudafricanos que lo deseen muestren su solidaridad con los trabajadores discriminados en Sasol, de la que ofrecerá más información en su página web.
Formado fundamentalmente por trabajadores blancos cualificados, Solidaridad es, junto al poderoso lobby Afriforum, una de las puntas de lanza en la resistencia del comunitarismo afrikáner conservador y liberal contra las políticas de discriminación positiva del Gobierno y la hegemonía del nacionalismo racial y de izquierdas del Congreso Nacional Africano.
Solidaridad ha ganado numerosas batallas legales a instituciones del Estado como la policía, los ayuntamientos o el propio gobierno nacional, a las que los tribunales han obligado a rectificar sus políticas de contratación y de ascensos después de que el sindicato denunciara ante la Justicia su naturaleza racista y discriminatoria contra los blancos sudafricanos.
Veinticuatro años después de la caída del sistema segregacionista del apartheid –que limitaba la movilidad de los sudafricanos negros y les negaba el derecho a la propiedad y a la libre empresa–, la sociedad sudafricana vive aún marcada por la tensión racial y las divisiones entre grupos étnicos. Buena parte de la población negra –que representa en torno al 80% de la población– continúa sumida en la pobreza y condenada a una educación de segunda clase, pese a más de dos décadas de políticas de discriminación positiva de los gobiernos del Congreso Nacional Africano. LD.
Sandro- Cybernauta-Premium
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Re: El genocidio invisible de Sudáfrica: Los granjeros blancos lanzan un SOS al mundo ante los ataques de la población negra
SUDÁFRICA: Una profesora blanca es asaltada a machetazos por un alumno negro
Ya comentamos en algún post anterior el genocidio que están sufriendo los granjeros blancos en Sudáfrica. Vean un terrible nuevo caso. Una profesora de raza blanca fue asaltada por un alumno de color y se lió con ella a machetazos.
https://somatemps.me/2018/09/20/sudafrica-una-profesora-blanca-es-asaltada-a-machetazos-por-un-alumno-negro-fotos/
Ya comentamos en algún post anterior el genocidio que están sufriendo los granjeros blancos en Sudáfrica. Vean un terrible nuevo caso. Una profesora de raza blanca fue asaltada por un alumno de color y se lió con ella a machetazos.
https://somatemps.me/2018/09/20/sudafrica-una-profesora-blanca-es-asaltada-a-machetazos-por-un-alumno-negro-fotos/
Leónidas- Cybernauta-Gran-Master
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Más de 38.000 personas de raza blanca han sido torturadas, violadas y asesinadas en Suráfrica desde la caída del Apartheid
Desde la caída del Apartheid en 1994, más de 38.000 personas de raza blanca han sido torturadas, violadas y asesinadas en un genocidio de odio contra la raza blanca misma que fundó ese país y que dio a los negros trabajo, educación y servicios médicos. Sudáfrica encabeza la lista mundial de asesinatos. Esta situación no recibe cobertura mediática.
Entre los negros existe una canción antiblanca llamada “Dispara al bóer” que contiene frases como “¡mata al bóer!, ¡mata al granjero!” y que clama a la muerte de los granjeros blancos sudafricanos. Julius Malema ha cantado en público la canción, lo que fue relacionado con el asesinato de Eugène Terre’Blanche el 3 de abril de 2010. L
La situación fue comparada con la generada por Peter Mokaba a principios de los ’90, al cantar una canción que titulaba “Mata al bóer” y que fue definida como “discurso de odio” por la Comisión para los Derechos Humanos sudafricana. Diversos partidos opositores han urgido a Malema a dejar de cantar esa canción antiblanca.
En la misma conferencia de prensa cantó otra canción acerca de “dar palizas a granjeros blancos”, mientras que criticó a Terre’Blanche. AD.
Entre los negros existe una canción antiblanca llamada “Dispara al bóer” que contiene frases como “¡mata al bóer!, ¡mata al granjero!” y que clama a la muerte de los granjeros blancos sudafricanos. Julius Malema ha cantado en público la canción, lo que fue relacionado con el asesinato de Eugène Terre’Blanche el 3 de abril de 2010. L
La situación fue comparada con la generada por Peter Mokaba a principios de los ’90, al cantar una canción que titulaba “Mata al bóer” y que fue definida como “discurso de odio” por la Comisión para los Derechos Humanos sudafricana. Diversos partidos opositores han urgido a Malema a dejar de cantar esa canción antiblanca.
En la misma conferencia de prensa cantó otra canción acerca de “dar palizas a granjeros blancos”, mientras que criticó a Terre’Blanche. AD.
Callahan- Cybernauta-Premium
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El genocidio que sufre la población blanca en Sudáfrica. Lo que nadie cuenta
Sudáfrica. De un país enormemente rico, económicamente potente y conocido por la “Suiza de África” a retornar al más profundo tercermundismo donde tribus arremeten entre ellas a machetazos y la esperanza de vida ha caído más de 20 años.
Todo ello, gracias al fin del “Apartheid”, por parte del inexplicablemente adorado en Occidente Nelson Mandela, un asesino múltiple que se convirtió, por el hecho de cumplir su condena, en un espécimen representativo de no se sabe muy bien qué reclamaciones sin sentido.
En fin. Ahora, además de morir más negros que antes, y malvivir mucho peor que en el régimen anterior, familias enteras de hombres blancos, agricultores, granjeros y honrados trabajadores mueren todos los días en un declarado genocidio para aniquilar a los hombres blancos, junto con sus mujeres y sus niños.
Hemos recibido imágenes de lo que hace una banda de jóvenes, casi niños -negros- con un granjero blanco: desnudarlo en medio de la calle y golpearlo hasta la muerte en medio de gritos de ánimo de sus madres.
Esta es la multiculturalidad. Este es el fin de la raza blanca y de Occidente.
Pasen y vean (imágenes muy duras)
Todo ello, gracias al fin del “Apartheid”, por parte del inexplicablemente adorado en Occidente Nelson Mandela, un asesino múltiple que se convirtió, por el hecho de cumplir su condena, en un espécimen representativo de no se sabe muy bien qué reclamaciones sin sentido.
En fin. Ahora, además de morir más negros que antes, y malvivir mucho peor que en el régimen anterior, familias enteras de hombres blancos, agricultores, granjeros y honrados trabajadores mueren todos los días en un declarado genocidio para aniquilar a los hombres blancos, junto con sus mujeres y sus niños.
Hemos recibido imágenes de lo que hace una banda de jóvenes, casi niños -negros- con un granjero blanco: desnudarlo en medio de la calle y golpearlo hasta la muerte en medio de gritos de ánimo de sus madres.
Esta es la multiculturalidad. Este es el fin de la raza blanca y de Occidente.
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Callahan- Cybernauta-Premium
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Lo que ha “ganado” Sudáfrica con el fin del “Apartheid”
Rodrigo de Castilla.- Cualquiera de ustedes que, como el que escribe, ya peine canas, sin duda recordará los tiempos en que Sudáfrica era un país similar a Suiza; una renta per cápita enorme; riquezas naturales gigantescas… en fin; el único país del mundo que aún mantenía monedas de oro puro como dinero circulante.
Pero era un país señalado y maldito por la corrección política: por el “nuevo orden”, el “tiempo nuevo” que tanto desean nuestras élites: Sudáfrica era el país del racismo, de los baños, las escuelas y los autobuses segregados para negros y blancos.
En fin: algo intolerable e inadmisible.
Los medios de comunicación internacionales elevaron a los altares a cierto terrorista que había matado salvajemente a varias personas: se llamaba Nelson Mandela y estaba en la cárcel.
Cuando al fin fue liberado, y el sistema del “Apartheid” -que funcionaba muy bien- cayó estrepitosamente en medio de las presiones internacionales, este señor, Mandela, fundó un partido político, la ANC (Consejo Nacional Africano) que, evidentemente, ganó las siguientes elecciones porque la población blanca siempre fue mucho menor que la negra.
Por supuesto, tanto el “señor” Mandela como su esposa se aseguraron de eliminar a toda la oposición, blanca y negra, para lograr la supremacía absoluta de la ANC. Situación que se ha prolongado hasta la actualidad.
Con una excepción: en la actualidad, los furibundos seguidores del Partido en el poder eliminan de forma salvaje a opositores negros y a cualquier blanco que tenga algo que ellos quieran. Así, se está exterminando a la población blanca de Sudáfrica, y de paso a los votantes de los pequeños partidos -negros- opositores al régimen.
Hoy, Sudáfrica es el Tercer Mundo. Sus ciudades son las más peligrosas de toda África y sus índices de mortalidad son parecidos a los de Stalingrado en el Invierno de 1943.
Hemos recibido unas imágenes que explican -ellas solas- lo que hacen estos civilizados demócratas “salvados” por Nelson Mandela con sus leales opositores.
Vean, disfruten, y piensen en las bondades de la democracia.
OJO. VIDEO DE VIOLENCIA EXTREMA. NO DEBE SER VISTO POR MENORES O GENTE SENSIBLE.
Pero era un país señalado y maldito por la corrección política: por el “nuevo orden”, el “tiempo nuevo” que tanto desean nuestras élites: Sudáfrica era el país del racismo, de los baños, las escuelas y los autobuses segregados para negros y blancos.
En fin: algo intolerable e inadmisible.
Los medios de comunicación internacionales elevaron a los altares a cierto terrorista que había matado salvajemente a varias personas: se llamaba Nelson Mandela y estaba en la cárcel.
Cuando al fin fue liberado, y el sistema del “Apartheid” -que funcionaba muy bien- cayó estrepitosamente en medio de las presiones internacionales, este señor, Mandela, fundó un partido político, la ANC (Consejo Nacional Africano) que, evidentemente, ganó las siguientes elecciones porque la población blanca siempre fue mucho menor que la negra.
Por supuesto, tanto el “señor” Mandela como su esposa se aseguraron de eliminar a toda la oposición, blanca y negra, para lograr la supremacía absoluta de la ANC. Situación que se ha prolongado hasta la actualidad.
Con una excepción: en la actualidad, los furibundos seguidores del Partido en el poder eliminan de forma salvaje a opositores negros y a cualquier blanco que tenga algo que ellos quieran. Así, se está exterminando a la población blanca de Sudáfrica, y de paso a los votantes de los pequeños partidos -negros- opositores al régimen.
Hoy, Sudáfrica es el Tercer Mundo. Sus ciudades son las más peligrosas de toda África y sus índices de mortalidad son parecidos a los de Stalingrado en el Invierno de 1943.
Hemos recibido unas imágenes que explican -ellas solas- lo que hacen estos civilizados demócratas “salvados” por Nelson Mandela con sus leales opositores.
Vean, disfruten, y piensen en las bondades de la democracia.
OJO. VIDEO DE VIOLENCIA EXTREMA. NO DEBE SER VISTO POR MENORES O GENTE SENSIBLE.
Leónidas- Cybernauta-Gran-Master
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Presentamos «Farmlands», el documental que revela el genocidio de la población blanca sudafricana a manos de la extrema izquierda
Compartimos este documental sobre el genocidio racial que están sufriendo los granjeros blancos en Sudáfrica. Los medios no muestran esto, porque es políticamente incorrecto, y va en contra de la agenda global neoliberal, por eso es importante que se pase de persona a persona.
Tiene subtítulos en español:
Alerta Digital
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Callahan- Cybernauta-Premium
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Re: El genocidio invisible de Sudáfrica: Los granjeros blancos lanzan un SOS al mundo ante los ataques de la población negra
El vídeo que muestra el genocidio blanco en Sudáfrica
No se puede sacar mucho en coclución porque el vídeo está en inglés y también los subtítulos, pero a buenas imágenes sobran las palabras-.
Aunque esté si lo podíes ver en español.
No se puede sacar mucho en coclución porque el vídeo está en inglés y también los subtítulos, pero a buenas imágenes sobran las palabras-.
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Vanessa- Cybernauta-Premium
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Asesinan a una recién casada embarazada en un complejo de lujo en Sudáfrica
La joven embarazada fue asesinada a machetazos en su cama por unos asaltantes en un complejo turístico de lujo en Sudáfrica.
Estaban en medio de su luna de miel, disfrutando de unos días de descanso en un complejo turístico de lujo en Eastern Cape, en Sudáfrica, según informa el Daily Mail. Karen Turner, una joven de 31 años embarazada de tres meses, dormía junto a su marido Matthew y su pequeño hijo de dos años cuando fueron atacados alrededor de las 3 de la mañana. Karen, maestra de profesión, murió al instante tras recibir múltiples puñaladas. Su marido, que también resultó herido, intentó perseguir a los asaltantes y hasta tuvo una pelea con uno de ellos.
Matthew tuvo que ser traslado en helicóptero al hospital de Pietermaritzburg y fue sometido a una operación para tratarle de sus heridas. Ahora está fuera de peligro. Amigos de la pareja, que se encontraban hospedados junto a ellos, confirmaron que la escena era un baño de sangre, cuando llegaron a la misma tras despertarse por los ruidos producidos por el asalto y la posterior pelea. En la vivienda no había ventanas forzadas, ya que estaban abiertas porque se trataba de una noche calurosa. Los asaltantes no robaron ningún objeto, por lo que se descarta el robo como el motivo del asalto.
La policía sudafricana ha anunciado que se ha detenido a un sospechoso y todavía están a la espera de confirmar si participó en el asalto y el asesinato de Karen. Link
Estaban en medio de su luna de miel, disfrutando de unos días de descanso en un complejo turístico de lujo en Eastern Cape, en Sudáfrica, según informa el Daily Mail. Karen Turner, una joven de 31 años embarazada de tres meses, dormía junto a su marido Matthew y su pequeño hijo de dos años cuando fueron atacados alrededor de las 3 de la mañana. Karen, maestra de profesión, murió al instante tras recibir múltiples puñaladas. Su marido, que también resultó herido, intentó perseguir a los asaltantes y hasta tuvo una pelea con uno de ellos.
Matthew tuvo que ser traslado en helicóptero al hospital de Pietermaritzburg y fue sometido a una operación para tratarle de sus heridas. Ahora está fuera de peligro. Amigos de la pareja, que se encontraban hospedados junto a ellos, confirmaron que la escena era un baño de sangre, cuando llegaron a la misma tras despertarse por los ruidos producidos por el asalto y la posterior pelea. En la vivienda no había ventanas forzadas, ya que estaban abiertas porque se trataba de una noche calurosa. Los asaltantes no robaron ningún objeto, por lo que se descarta el robo como el motivo del asalto.
La policía sudafricana ha anunciado que se ha detenido a un sospechoso y todavía están a la espera de confirmar si participó en el asalto y el asesinato de Karen. Link
Última Hora- Cybernauta VIP
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Mujer judía fue asesinada a puñaladas en Sudáfrica
La Dra. Mirah Wilks, una psicóloga que se mudó a Australia desde Israel cuando era una niña y que vivió en Sudáfrica en los últimos años, fue apuñalada hasta la muerte en su casa.
Según los informes, Wilks fue emboscada y atacada por una banda de ladrones armados que habían esperado hasta que su marido Frank se fue a adorar en la sinagoga local, dejando su casa sola.
El grupo subió al techo y quitó las tejas y cayó dentro de la casa y apuñaló a Wilks por lo menos doce veces en el pecho y luego le cortó la garganta. Los ladrones también robaron dos computadoras portátiles y un teléfono móvil.
Frank, de 72 años, regresó a casa el domingo por la noche después del culto vespertino y encontró el cuerpo de su esposa en el piso de la casa familiar. La pareja llevaba 45 años casada.
Wilks, de 69 años, era conocida por sus investigaciones sobre crímenes de odio, traumas y violencia y fue ex presidenta de la Sociedad Psicológica de Sudáfrica.
La policía sudafricana ha iniciado una búsqueda de la banda.
https://israelnoticias.com
Según los informes, Wilks fue emboscada y atacada por una banda de ladrones armados que habían esperado hasta que su marido Frank se fue a adorar en la sinagoga local, dejando su casa sola.
El grupo subió al techo y quitó las tejas y cayó dentro de la casa y apuñaló a Wilks por lo menos doce veces en el pecho y luego le cortó la garganta. Los ladrones también robaron dos computadoras portátiles y un teléfono móvil.
Frank, de 72 años, regresó a casa el domingo por la noche después del culto vespertino y encontró el cuerpo de su esposa en el piso de la casa familiar. La pareja llevaba 45 años casada.
Wilks, de 69 años, era conocida por sus investigaciones sobre crímenes de odio, traumas y violencia y fue ex presidenta de la Sociedad Psicológica de Sudáfrica.
La policía sudafricana ha iniciado una búsqueda de la banda.
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Abraham- Cybernauta-Premium
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Apuñalan en la cara y ahorcan a un granjero blanco de 21 años en Sudáfrica
Otro granjero blanco asesinado. Brendin Horner tenía tan solo 21 años. No era ningún terrateniente, ni siquiera un propietario: era un simple trabajador al que apuñalaron y ahorcaron cerca de Paul Roux, en la provincia de Free State. Otra víctima más de los cinco ataques semanales a granjeros blancos en este país supuestamente en paz.
La policía encontró al joven en el campo donde trabajaba. Los asesinos lo han ahorcado a un poste después de haberlo apuñalado varias veces en la cabeza y en la cara, según el portavoz de la policía, Brig Motantsi Makhele.
También dijo que había sido asesinado por varias personas, sin poder decir por cuantas. Dice desconocer el motivo del asesinato, cuando desde el año 1997 ya se contabilizó más de 2.000 ataques a granjeros, la mayor parte de entre ellos blancos, es decir una media de cinco ataques semanales a granjeros blancos. Les cuesta hablar de racismo cuando no se trata de ataques a personas negras…
Nos vendieron Sudáfrica como un país próspero y en paz tras la labor del «héroe» Nelson Mandela, cuando en realidad lo que hay son represalias cuotidianas, con crímenes tan violentos que ni los medios de comunicación se atreven a hablar de éstos. Sudáfrica no tiene nada que ver con la película Invictus. Más bien se parece a La Purga. De hecho, en el 2009, un alto cargo del partido de
Judeohollywood ya se están preparando para hacer la película
La policía encontró al joven en el campo donde trabajaba. Los asesinos lo han ahorcado a un poste después de haberlo apuñalado varias veces en la cabeza y en la cara, según el portavoz de la policía, Brig Motantsi Makhele.
También dijo que había sido asesinado por varias personas, sin poder decir por cuantas. Dice desconocer el motivo del asesinato, cuando desde el año 1997 ya se contabilizó más de 2.000 ataques a granjeros, la mayor parte de entre ellos blancos, es decir una media de cinco ataques semanales a granjeros blancos. Les cuesta hablar de racismo cuando no se trata de ataques a personas negras…
Nos vendieron Sudáfrica como un país próspero y en paz tras la labor del «héroe» Nelson Mandela, cuando en realidad lo que hay son represalias cuotidianas, con crímenes tan violentos que ni los medios de comunicación se atreven a hablar de éstos. Sudáfrica no tiene nada que ver con la película Invictus. Más bien se parece a La Purga. De hecho, en el 2009, un alto cargo del partido de
Judeohollywood ya se están preparando para hacer la película
Callahan- Cybernauta-Premium
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"Que contéis cómo nos matan, nos torturan, nos violan": la agonía de los granjeros blancos en la Sudáfrica del CNA
Pese al gran número de ataques a granjas y el ensañamiento que los caracteriza, el Gobierno se resiste a reconocer la gravedad del problema.
Los granjeros sudafricanos viven días aciagos. Entre el 30 de septiembre y el 5 de octubre han sido asesinados tres integrantes de esta comunidad eminentemente blanca, en otros tantos ataques a sus propiedades.
La primera de estas muertes fue la de Chantel Kershaw, una granjera de 44 años de la provincia de Mpumalanga, en el noreste del país. Dos varones la obligaron a desnudarse y la estrangularon con su propia ropa mientras comenzaba su jornada de trabajo en la hacienda el 30 de septiembre. Después entraron en su casa y golpearon a su madre con el arma. La empleada del hogar que trabajaba para la familia fue encerrada en un cuarto mientras los asesinos robaban en la vivienda. Tres personas han sido detenidas en relación con el ataque gracias a la rápida respuesta de las patrullas ciudadanas constituidas por los granjeros, que dieron caza a los fugitivos y alertaron a la policía.
El segundo asesinato tuvo como víctima a Brendin Horner, a quien sus asaltantes mataron en la granja del Free State en la que trabajaba. Horner tenía 21 años. Su cuerpo sin vida fue encontrado atado por el cuello a un poste y con heridas en la cabeza y la cara. La policía encontró un cuchillo en el lugar de los hechos. La camioneta del joven fue encontrada poco después llena de sangre cerca de la propiedad donde le mataron. Dos individuos de raza negra de 34 y 43 años han sido detenidas como presuntos culpables del asesinato.
El más reciente de los crímenes sucedió el 5 de octubre en la provincia norteña de Limpopo. El dueño de una reserva natural de la zona, Raymond Gregory Papapavlou, de 28 años, fue encontrado muerto en la casa donde vivía dentro de la propiedad. La policía está investigando los hechos y aún no ha efectuado detenciones.
Esta sucesión de asesinatos en una semana ha encendido los ánimos de los granjeros sudafricanos. Este miércoles, en Senekal, los dos sospechosos del asesinato de Brendin Horner comparecían por primera vez ante el juez. Miles de granjeros se desplazaron hasta esta localidad del Estado Libre para exigir justicia y pedirle al Estado la protección que no les ofrece.
Un grupo de granjeros indignados irrumpió en el tribunal buscando a los presuntos asesinos de Brending Horner. Granjeros airados también volcaron una furgoneta acorazada de la policía y le prendieron fuego. Los granjeros y la policía se acusaron mutuamente de haber abierto fuego en las inmediaciones del tribunal.
Concentrados en las afueras del municipio, los granjeros honraron a sus muertos y expresaron sus demandas a través de un comunicado leído desde la parte de atrás de una camioneta por un portavoz.
Una de sus exigencias es que el Gobierno pare los frecuentes robos de ganado, declare los asaltos violentos a las granjas un crimen prioritario y dedique a combatirlo los medios, el personal y el presupuesto necesarios. Pese al número desproporcionadamente alto de ataques a granjas y el ensañamiento que a menudo los caracteriza, el Gobierno del Congreso Nacional Africano (CNA) se resiste a reconocer el problema como una realidad específica e insiste en tratar cada ataque como un crimen común sin ninguna motivación racial o política.
Según datos de la organización de lobby de la comunidad afrikáner Afriforum, en la última década han muerto asesinadas 596 personas en granjas y otras propiedades agrícolas del país.
En 2011 se registraron 96 ataques a granjas, que se saldaron con la muerte de 48 granjeros y trabajadores agrícolas. El número de asaltos no ha dejado de crecer desde entonces, hasta llegar a los 552 en 2019. El número de muertes anuales ha ido fluctuando durante todos estos años. 2011 fue el año con menos muertos, con los mencionados 48 asesinatos; 2017, cuando 72 granjeros fueron asesinados, fue el año con más crímenes.
Se estima que en Sudáfrica hay actualmente unos 30.000 granjeros o propietarios rurales dedicados a la agricultura comercial, la mitad de los que había activos en el país cuando el CNA llegó al poder a mediados de la década de 1990. Miles de estos granjeros han emigrado a Australia, Europa, Estados Unidos u otros países africanos más pobres pero menos violentos. Muchos otros se han retirado o han muerto sin que sus descendientes siguieran una tradición familiar ahora amenazada por la inseguridad jurídica y el terror en el que viven cada noche los granjeros y sus familias, algo que yo mismo he podido comprobar y conté para otro periódico español hace dos años.
Entre las reivindicaciones de los granjeros está también que el presidente del país, Cyril Ramaphosa, declare en público que los granjeros blancos son los legítimos propietarios de sus tierras y no se las han robado a la mayoría negra del país, como se transmite desde buena parte de los medios de comunicación y desde el propio Gobierno para impulsar la agenda de expropiaciones sin compensación del CNA y otros grupos de izquierda y nacionalistas negros. La demonización del granjero, sostienen desde este colectivo, les pone en el punto de mira y es una de las explicaciones al repunte de los ataques que se ha vivido en los últimos años.
Los granjeros desplazados hasta Senekal también apelaron a la solidaridad internacional para empujar al Gobierno de Pretoria y proteger a quien el CNA y buena parte de la intelligentsia negra siguen considerando su enemigo histórico número uno. Les dejo parte del discurso que el portavoz bóer leyó desde la parte de atrás de su bakkie:
Nosotros, los granjeros de esta comunidad y del resto del país, os pedimos que transmitáis nuestras reivindicaciones y nuestros agravios a este Gobierno (…) y a todos los Gobiernos del mundo. Que contéis cómo nos matan, nos torturan, nos violan. Que habléis del genocidio que se está perpetrando contra nuestro pueblo.
LD. ¿Importa esto al sistema?
Los granjeros sudafricanos viven días aciagos. Entre el 30 de septiembre y el 5 de octubre han sido asesinados tres integrantes de esta comunidad eminentemente blanca, en otros tantos ataques a sus propiedades.
La primera de estas muertes fue la de Chantel Kershaw, una granjera de 44 años de la provincia de Mpumalanga, en el noreste del país. Dos varones la obligaron a desnudarse y la estrangularon con su propia ropa mientras comenzaba su jornada de trabajo en la hacienda el 30 de septiembre. Después entraron en su casa y golpearon a su madre con el arma. La empleada del hogar que trabajaba para la familia fue encerrada en un cuarto mientras los asesinos robaban en la vivienda. Tres personas han sido detenidas en relación con el ataque gracias a la rápida respuesta de las patrullas ciudadanas constituidas por los granjeros, que dieron caza a los fugitivos y alertaron a la policía.
El segundo asesinato tuvo como víctima a Brendin Horner, a quien sus asaltantes mataron en la granja del Free State en la que trabajaba. Horner tenía 21 años. Su cuerpo sin vida fue encontrado atado por el cuello a un poste y con heridas en la cabeza y la cara. La policía encontró un cuchillo en el lugar de los hechos. La camioneta del joven fue encontrada poco después llena de sangre cerca de la propiedad donde le mataron. Dos individuos de raza negra de 34 y 43 años han sido detenidas como presuntos culpables del asesinato.
El más reciente de los crímenes sucedió el 5 de octubre en la provincia norteña de Limpopo. El dueño de una reserva natural de la zona, Raymond Gregory Papapavlou, de 28 años, fue encontrado muerto en la casa donde vivía dentro de la propiedad. La policía está investigando los hechos y aún no ha efectuado detenciones.
Esta sucesión de asesinatos en una semana ha encendido los ánimos de los granjeros sudafricanos. Este miércoles, en Senekal, los dos sospechosos del asesinato de Brendin Horner comparecían por primera vez ante el juez. Miles de granjeros se desplazaron hasta esta localidad del Estado Libre para exigir justicia y pedirle al Estado la protección que no les ofrece.
Un grupo de granjeros indignados irrumpió en el tribunal buscando a los presuntos asesinos de Brending Horner. Granjeros airados también volcaron una furgoneta acorazada de la policía y le prendieron fuego. Los granjeros y la policía se acusaron mutuamente de haber abierto fuego en las inmediaciones del tribunal.
Concentrados en las afueras del municipio, los granjeros honraron a sus muertos y expresaron sus demandas a través de un comunicado leído desde la parte de atrás de una camioneta por un portavoz.
Una de sus exigencias es que el Gobierno pare los frecuentes robos de ganado, declare los asaltos violentos a las granjas un crimen prioritario y dedique a combatirlo los medios, el personal y el presupuesto necesarios. Pese al número desproporcionadamente alto de ataques a granjas y el ensañamiento que a menudo los caracteriza, el Gobierno del Congreso Nacional Africano (CNA) se resiste a reconocer el problema como una realidad específica e insiste en tratar cada ataque como un crimen común sin ninguna motivación racial o política.
Según datos de la organización de lobby de la comunidad afrikáner Afriforum, en la última década han muerto asesinadas 596 personas en granjas y otras propiedades agrícolas del país.
En 2011 se registraron 96 ataques a granjas, que se saldaron con la muerte de 48 granjeros y trabajadores agrícolas. El número de asaltos no ha dejado de crecer desde entonces, hasta llegar a los 552 en 2019. El número de muertes anuales ha ido fluctuando durante todos estos años. 2011 fue el año con menos muertos, con los mencionados 48 asesinatos; 2017, cuando 72 granjeros fueron asesinados, fue el año con más crímenes.
Se estima que en Sudáfrica hay actualmente unos 30.000 granjeros o propietarios rurales dedicados a la agricultura comercial, la mitad de los que había activos en el país cuando el CNA llegó al poder a mediados de la década de 1990. Miles de estos granjeros han emigrado a Australia, Europa, Estados Unidos u otros países africanos más pobres pero menos violentos. Muchos otros se han retirado o han muerto sin que sus descendientes siguieran una tradición familiar ahora amenazada por la inseguridad jurídica y el terror en el que viven cada noche los granjeros y sus familias, algo que yo mismo he podido comprobar y conté para otro periódico español hace dos años.
Entre las reivindicaciones de los granjeros está también que el presidente del país, Cyril Ramaphosa, declare en público que los granjeros blancos son los legítimos propietarios de sus tierras y no se las han robado a la mayoría negra del país, como se transmite desde buena parte de los medios de comunicación y desde el propio Gobierno para impulsar la agenda de expropiaciones sin compensación del CNA y otros grupos de izquierda y nacionalistas negros. La demonización del granjero, sostienen desde este colectivo, les pone en el punto de mira y es una de las explicaciones al repunte de los ataques que se ha vivido en los últimos años.
Los granjeros desplazados hasta Senekal también apelaron a la solidaridad internacional para empujar al Gobierno de Pretoria y proteger a quien el CNA y buena parte de la intelligentsia negra siguen considerando su enemigo histórico número uno. Les dejo parte del discurso que el portavoz bóer leyó desde la parte de atrás de su bakkie:
Nosotros, los granjeros de esta comunidad y del resto del país, os pedimos que transmitáis nuestras reivindicaciones y nuestros agravios a este Gobierno (…) y a todos los Gobiernos del mundo. Que contéis cómo nos matan, nos torturan, nos violan. Que habléis del genocidio que se está perpetrando contra nuestro pueblo.
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Sandro- Cybernauta-Premium
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Dos millones de blancos han abandonado Suráfrica debido a la alta criminalidad y a la política de discriminación positiva a favor de los negros
Lo han bautizado como el Great Trek (la Gran Expedición) al revés. No tiene la repercusión mundial que tuvo el fenómeno del ‘apartheid’, la exclusión de los negros de la vida pública surafricana que convirtió al país en una de las principales potencias económicas del mundo. Fue una situación injusta que, sin embargo, logró el objetivo de que Suráfrica venciera la guerra al hambre. El único caso dentro del continente negro. Se trata del fenómeno inverso a la incursión entre 1830 y 1840 de centenares de granjeros blancos, la mayoría descendientes de holandeses, en las regiones interiores de Suráfrica en busca de nuevas tierras donde asentarse y forjar un futuro para sus familias.
Ahora, el Great Trek no se hace con carromatos de bueyes y aperos de labranza, sino en avión hacia Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos o Canadá y supone una fuga de capital humano especializado que ya está hipotecando el crecimiento económico del país. Se calcula que casi dos millones de blancos ha abandonado Suráfrica desde 1996, un fenómeno que continuará, y del que se culpa a la alta criminalidad que sufre el país y a las políticas de discriminación positiva del Gobierno en beneficio de la población negra.
Los que emigran son jóvenes profesionales y parejas con hijos menores de 10 años. Las consecuencias a largo plazo son nefastas para la economía surafricana, tanto por la pérdida de profesionales especializados, de los que el país se encuentra carente, como por la pérdida de contribuyentes a las arcas del Estado. La población blanca envejece y sólo pagará impuestos durante los próximos 20 años, según el estudio. Mientras, la población negra se emplea en el sector informal, que no paga tasas.
Cronjé y Macfarlane creen que la alta criminalidad es la responsable de este éxodo. Suráfrica es uno de los países más peligrosos del mundo, de acuerdo con las estadísticas. Alrededor de 18.000 surafricanos son asesinados cada año.
Según un informe dado a conocer por el Instituto de Relación Raciales de Sudáfrica S.A.I.R.R., cada año abandonan el país más de cien mil blancos han abandonado su país. Están cansados y de los privilegios que se conceden a la población negra. Todos los empleos y servicios públicos son orientados a la gente de color. Lo que no previeron los impulsores de estas medidas es el cataclismo social y económico que provocaría. Sin la población blanca al frente de la gestión de los recursos productivos del país, Suráfrica ofrece el mismo nivel de competitividad que Soweto o Sierra Leona. La corrupción se extiende como una plaga por el país y los indicadores económicos alertan ya de lo que los políticamente correctos y los apologistas de la multiculturalidad se obstinan en ignorar: la marcha paulatina de los blancos está acelerando la pobreza progresiva del país.
Hasta mediados de los años 90, las multinacionales surafricanas dirigidas por blancos podían competir en igualdad de condiciones con las principales firmas de Occidente. Hoy las escasas empresas sólidas que sobreviven de la época de la supremacía blanca sufren los embates del intervencionismo estatal, que les obliga a contratar a un determinado número de directivos y empleados negros, lo que ha terminado por hacerlas ineficientes y cada vez menos productivas.
Desde 1995 se se han perdido dos generaciones completas de blancos. Hoy la población blanca de Sudáfrica sólo llega a los 3.300.000, casi dos millones menos que en 1995, cuando habían 5,2 millones. Este daro representa nada menos que un quinto de la población blanca. ¿Dónde están las organizaciones antirracistas que ponen el grito en el cielo cada vez que un país europeo promueve alguna medida regularizadora de su población inmigrante.
¿Quién será capaz de sostener el nivel de productividad que alcanzó Suráfrica en los años 80 y que la situó más cerca de Suecia que de sus vecinos africanos? Nada parece indicar que el éxodo de la población blanca vaya a detenerse. Los escasos dirigentes negros que analizan la situación del país sin las anteojeras de los prejuicios supremacistas reconocen que son los blancos quienes producen más, mejor y pagan los impuestos que sostienen las políticas sociales del gobierno en favor de la población de color.
Discriminación nada positiva
Las políticas de discriminación positiva emprendidas por el Gobierno del Congreso Nacional Africano (ANC, en sus siglas en inglés) han sido duramente criticadas -y no sólo por los partidos de la oposición- por no ser efectivas en la lucha contra la pobreza y el desempleo, que se sitúa en más del 40% (en algunos guetos como Soweto la cifra puede llegar al 70% entre los jóvenes de entre 20 y 30 años) y que afecta sobre todo a la población negra.
La política llamada de BEE (Black Economic Empowerment, es decir, la potenciación económica negra) ha supuesto la llegada a la élite económica de Suráfrica de un número de empresarios negros, convertidos rápidamente en millonarios, algunos de ellos sospechosamente ligados al ANC, y una tímida generación de clase media, pero aún exigua.
De acuerdo con el estudio de Cronjé y Macfarlane, un tercio de la población con salarios más elevados es negra. Pero sólo un 1% de la población negra podría ser considerada de clase media, que es la que lleva el peso de la contribución a las arcas del Estado. La fuga de cerebros, de no frenarse o suplirse de alguna manera, sólo puede empeorar la situación: “Tendría que haber un enorme flujo de trabajadores capacitados para suplir las vacantes, y desafortunadamente ése no es el caso”, dice Cronjé, quien recuerda que la educación de los jóvenes negros todavía no se ha igualado a los estándares de la enseñanza que han recibido y reciben los blancos.
Se calcula que por cada trabajador especializado que emigra del país se dejan de generar 10 puestos de trabajo de menor especialización.
La falta de trabajadores con una especialización, ocasionada por la fuga de cerebros, es especialmente notoria en el sector sanitario, exhausto además por tener que lidiar con la pandemia del sida, con más de cinco millones de surafricanos afectados, una de las cifras más altas del mundo.
Se calcula que existen 32.000 vacantes sólo de enfermeras en el sector público y, pese a que se ha puesto en marcha un plan para la construcción de hospitales y la mejora de los salarios y las condiciones laborales de los trabajadores, el éxodo sigue imparable. Suráfrica ha tenido que firmar un pacto con Reino Unido para que éste no contrate a sus médicos y enfermeros (el 6% del personal médico en tierras inglesas es surafricano). Suráfrica se ve obligada a contratar médicos de países más pobres, con lo que se empeora la situación sanitaria de otros, como Ghana, que tiene más médicos trabajando fuera del país que dentro.
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Ahora, el Great Trek no se hace con carromatos de bueyes y aperos de labranza, sino en avión hacia Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos o Canadá y supone una fuga de capital humano especializado que ya está hipotecando el crecimiento económico del país. Se calcula que casi dos millones de blancos ha abandonado Suráfrica desde 1996, un fenómeno que continuará, y del que se culpa a la alta criminalidad que sufre el país y a las políticas de discriminación positiva del Gobierno en beneficio de la población negra.
Los que emigran son jóvenes profesionales y parejas con hijos menores de 10 años. Las consecuencias a largo plazo son nefastas para la economía surafricana, tanto por la pérdida de profesionales especializados, de los que el país se encuentra carente, como por la pérdida de contribuyentes a las arcas del Estado. La población blanca envejece y sólo pagará impuestos durante los próximos 20 años, según el estudio. Mientras, la población negra se emplea en el sector informal, que no paga tasas.
Cronjé y Macfarlane creen que la alta criminalidad es la responsable de este éxodo. Suráfrica es uno de los países más peligrosos del mundo, de acuerdo con las estadísticas. Alrededor de 18.000 surafricanos son asesinados cada año.
Según un informe dado a conocer por el Instituto de Relación Raciales de Sudáfrica S.A.I.R.R., cada año abandonan el país más de cien mil blancos han abandonado su país. Están cansados y de los privilegios que se conceden a la población negra. Todos los empleos y servicios públicos son orientados a la gente de color. Lo que no previeron los impulsores de estas medidas es el cataclismo social y económico que provocaría. Sin la población blanca al frente de la gestión de los recursos productivos del país, Suráfrica ofrece el mismo nivel de competitividad que Soweto o Sierra Leona. La corrupción se extiende como una plaga por el país y los indicadores económicos alertan ya de lo que los políticamente correctos y los apologistas de la multiculturalidad se obstinan en ignorar: la marcha paulatina de los blancos está acelerando la pobreza progresiva del país.
Hasta mediados de los años 90, las multinacionales surafricanas dirigidas por blancos podían competir en igualdad de condiciones con las principales firmas de Occidente. Hoy las escasas empresas sólidas que sobreviven de la época de la supremacía blanca sufren los embates del intervencionismo estatal, que les obliga a contratar a un determinado número de directivos y empleados negros, lo que ha terminado por hacerlas ineficientes y cada vez menos productivas.
Desde 1995 se se han perdido dos generaciones completas de blancos. Hoy la población blanca de Sudáfrica sólo llega a los 3.300.000, casi dos millones menos que en 1995, cuando habían 5,2 millones. Este daro representa nada menos que un quinto de la población blanca. ¿Dónde están las organizaciones antirracistas que ponen el grito en el cielo cada vez que un país europeo promueve alguna medida regularizadora de su población inmigrante.
¿Quién será capaz de sostener el nivel de productividad que alcanzó Suráfrica en los años 80 y que la situó más cerca de Suecia que de sus vecinos africanos? Nada parece indicar que el éxodo de la población blanca vaya a detenerse. Los escasos dirigentes negros que analizan la situación del país sin las anteojeras de los prejuicios supremacistas reconocen que son los blancos quienes producen más, mejor y pagan los impuestos que sostienen las políticas sociales del gobierno en favor de la población de color.
Discriminación nada positiva
Las políticas de discriminación positiva emprendidas por el Gobierno del Congreso Nacional Africano (ANC, en sus siglas en inglés) han sido duramente criticadas -y no sólo por los partidos de la oposición- por no ser efectivas en la lucha contra la pobreza y el desempleo, que se sitúa en más del 40% (en algunos guetos como Soweto la cifra puede llegar al 70% entre los jóvenes de entre 20 y 30 años) y que afecta sobre todo a la población negra.
La política llamada de BEE (Black Economic Empowerment, es decir, la potenciación económica negra) ha supuesto la llegada a la élite económica de Suráfrica de un número de empresarios negros, convertidos rápidamente en millonarios, algunos de ellos sospechosamente ligados al ANC, y una tímida generación de clase media, pero aún exigua.
De acuerdo con el estudio de Cronjé y Macfarlane, un tercio de la población con salarios más elevados es negra. Pero sólo un 1% de la población negra podría ser considerada de clase media, que es la que lleva el peso de la contribución a las arcas del Estado. La fuga de cerebros, de no frenarse o suplirse de alguna manera, sólo puede empeorar la situación: “Tendría que haber un enorme flujo de trabajadores capacitados para suplir las vacantes, y desafortunadamente ése no es el caso”, dice Cronjé, quien recuerda que la educación de los jóvenes negros todavía no se ha igualado a los estándares de la enseñanza que han recibido y reciben los blancos.
Se calcula que por cada trabajador especializado que emigra del país se dejan de generar 10 puestos de trabajo de menor especialización.
La falta de trabajadores con una especialización, ocasionada por la fuga de cerebros, es especialmente notoria en el sector sanitario, exhausto además por tener que lidiar con la pandemia del sida, con más de cinco millones de surafricanos afectados, una de las cifras más altas del mundo.
Se calcula que existen 32.000 vacantes sólo de enfermeras en el sector público y, pese a que se ha puesto en marcha un plan para la construcción de hospitales y la mejora de los salarios y las condiciones laborales de los trabajadores, el éxodo sigue imparable. Suráfrica ha tenido que firmar un pacto con Reino Unido para que éste no contrate a sus médicos y enfermeros (el 6% del personal médico en tierras inglesas es surafricano). Suráfrica se ve obligada a contratar médicos de países más pobres, con lo que se empeora la situación sanitaria de otros, como Ghana, que tiene más médicos trabajando fuera del país que dentro.
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