El químico granadino que quiere cambiar el sistema alimentario: “crearemos una fotosíntesis artificial”
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El químico granadino que quiere cambiar el sistema alimentario: “crearemos una fotosíntesis artificial”
Bruselas beca a Pablo Garrido Barros para impulsar su revolucionaria línea de investigación
Cuando la química y las cosas de laboratorio suenan a ciencia ficción los periodistas solemos babear. Este es el caso. La culpa la tiene un joven investigador del barrio de La Chana, Granada, cuyo fantasioso proyecto le llevó a encumbrarse en los laboratorios del Instituto Tecnológico de California. Ahora, de vuelta a su hogar, acaba de ser reconocido con la mayor recompensa de Europa. Las ayudas “ERC Starting Grant”, las más prestigiosas del ámbito científico europeo, ofrecen 1.5 millones de euros al joven granadino para impulsar su proyecto. “Las ERC Starting Grant” las concede el “European Research Council”, ahora empieza una carrera en condiciones óptimas para lograr el sueño de Pablo: “replicar la fotosíntesis de una manera artificial”.
Con naturalidad y espontaneidad, trata de explicar los complejos procedimientos técnicos que pretende desarrollar. Este humilde periodista pone las metáforas antes: Pablo Garrido Barros aspira a generar una transición en las moléculas que, hasta ahora, solo la magia de la naturaleza ha conseguido. Si el ser humano ha conseguido hacer en transición química una especie de fecundación in vitro, desde su laboratorio en la UGR, Pablo quiere hacer una fecundación natural. Eso implicará “reducir consumo de energía, que básicamente en estos procesos químicos es energía fósil o de metano así que, de fondo, esto es una carrera a la sostenibilidad”.
Puede sonar muy abstracto, y lo es. Garrido Barros trabaja en la génesis de los productos. En la composición química que genera todo: desde plásticos que cubren nuestros móviles, a textiles que nos visten, la combustión que impulsa nuestros coches... pero el ejemplo más inmediato en el que trabajará el equipo de la UGR es la generación de amoníaco, el cual tiene un papel esencial en los fertilizantes agrícolas.
Para la obtención de todo lo que hemos mencionado en el anterior párrafo se usa combustión. Ahora es cuando usaremos los términos no metafóricos. El proyecto de Garrido Barros se llama más por menos, oficialmente ‘More4Less: Reactivos metal-orgánicos para el transporte de protones y electrones mediante luz'.
Se trata de diseñar y estudiar nuevas plataformas que permitan un mejor aprovechamiento de energías renovables, como la luz solar para la producción eficiente y selectiva de combustibles limpios y productos con alto valor añadido. “Con la fotosíntesis artificial, lo que quiero es replicar lo que hace una planta con la luz solar... eso se traduce en que estamos creando procesos sostenibles y eficientes para obtener amoniaco”.
Permítanme una nota al pie, el amoniaco como compuesto químico, no es lo que tenemos en mente. Es el elemento “más común y usado en la industria química que deriva en la proliferación de átomos de nitrógenos”. Traducido, quiere decir que se podrían obtener los nutrientes que necesita nuestro cuerpo o las raíces de una planta de una manera más sostenible, cambiando el lenguaje de programación que venimos usando en nuestros laboratorios.
Las implicaciones son todas, ya que este trasvase de moléculas químicas está en prácticamente todos los procesos industriales. Pero por ir a lo inmediato, la aplicación inicial está en los fertilizantes que han posibilitado la evolución agrícola o la elaboración de medicamentos. “Ahora, esa revolución agrícola podrá ser sostenible, ya que la energía que molecularmente usamos para la obtención de fertilizantes es sostenible” partiendo de luz solar y agua, como en la naturaleza.
Es un proceso muy en la base de la química, en las primeras interacciones moleculares, “se trata de cambiar la configuración del sistema, no estamos cambiando los productos finales, pero sí cómo los obtendremos”. Como ejemplo, imaginemos un coche que, actualmente, emite CO2 cuando circula. El futuro ideado por Garrido Barros radica en que ese CO2 que emite el coche se reciclará para generar energía, y en ese proceso, la energía que se usa será solar. Un win-win.
“Ser protagonista del futuro que soñamos”
¿Cómo llegó un “empolloncillo” de La Chana a Pasadena, California, o a ser fichado por el Institut Català d'Investigació Química, el referente nacional y ahora a ser uno de los pocos reconocidos por Europa?, el secreto está en la curiosidad y en no dejar de imaginar.
El responsable de esta ensoñación lleva toda su vida progresando hacia un proyecto de ensueño. “Tengo que agradecer a mis padres –ambos estudiaron magisterio- que siempre incentivaran mi curiosidad e imaginación”. Esa es, principalmente, una de las enseñanzas que le deja su etapa en California. “En California, desde que llegas, te revisten de grandilocuencia. Allí te hacen creer que tú puedes cambiar el mundo, que el futuro está por escribir, ese espíritu me parece envidiable”, reflexiona.
Le preguntamos si cree que esa es la principal diferencia con la España científica, obviamente no, la financiación siempre está ahí y explica que gran talento científico nacional esté trabajando en laboratorios de todo el mundo. Pero no es cuestión de ponernos prosaicos. Hablamos de un futuro mejor que es posible desde Granada.
vozpopuli.com
Cuando la química y las cosas de laboratorio suenan a ciencia ficción los periodistas solemos babear. Este es el caso. La culpa la tiene un joven investigador del barrio de La Chana, Granada, cuyo fantasioso proyecto le llevó a encumbrarse en los laboratorios del Instituto Tecnológico de California. Ahora, de vuelta a su hogar, acaba de ser reconocido con la mayor recompensa de Europa. Las ayudas “ERC Starting Grant”, las más prestigiosas del ámbito científico europeo, ofrecen 1.5 millones de euros al joven granadino para impulsar su proyecto. “Las ERC Starting Grant” las concede el “European Research Council”, ahora empieza una carrera en condiciones óptimas para lograr el sueño de Pablo: “replicar la fotosíntesis de una manera artificial”.
Con naturalidad y espontaneidad, trata de explicar los complejos procedimientos técnicos que pretende desarrollar. Este humilde periodista pone las metáforas antes: Pablo Garrido Barros aspira a generar una transición en las moléculas que, hasta ahora, solo la magia de la naturaleza ha conseguido. Si el ser humano ha conseguido hacer en transición química una especie de fecundación in vitro, desde su laboratorio en la UGR, Pablo quiere hacer una fecundación natural. Eso implicará “reducir consumo de energía, que básicamente en estos procesos químicos es energía fósil o de metano así que, de fondo, esto es una carrera a la sostenibilidad”.
Puede sonar muy abstracto, y lo es. Garrido Barros trabaja en la génesis de los productos. En la composición química que genera todo: desde plásticos que cubren nuestros móviles, a textiles que nos visten, la combustión que impulsa nuestros coches... pero el ejemplo más inmediato en el que trabajará el equipo de la UGR es la generación de amoníaco, el cual tiene un papel esencial en los fertilizantes agrícolas.
Para la obtención de todo lo que hemos mencionado en el anterior párrafo se usa combustión. Ahora es cuando usaremos los términos no metafóricos. El proyecto de Garrido Barros se llama más por menos, oficialmente ‘More4Less: Reactivos metal-orgánicos para el transporte de protones y electrones mediante luz'.
Se trata de diseñar y estudiar nuevas plataformas que permitan un mejor aprovechamiento de energías renovables, como la luz solar para la producción eficiente y selectiva de combustibles limpios y productos con alto valor añadido. “Con la fotosíntesis artificial, lo que quiero es replicar lo que hace una planta con la luz solar... eso se traduce en que estamos creando procesos sostenibles y eficientes para obtener amoniaco”.
Permítanme una nota al pie, el amoniaco como compuesto químico, no es lo que tenemos en mente. Es el elemento “más común y usado en la industria química que deriva en la proliferación de átomos de nitrógenos”. Traducido, quiere decir que se podrían obtener los nutrientes que necesita nuestro cuerpo o las raíces de una planta de una manera más sostenible, cambiando el lenguaje de programación que venimos usando en nuestros laboratorios.
Las implicaciones son todas, ya que este trasvase de moléculas químicas está en prácticamente todos los procesos industriales. Pero por ir a lo inmediato, la aplicación inicial está en los fertilizantes que han posibilitado la evolución agrícola o la elaboración de medicamentos. “Ahora, esa revolución agrícola podrá ser sostenible, ya que la energía que molecularmente usamos para la obtención de fertilizantes es sostenible” partiendo de luz solar y agua, como en la naturaleza.
Es un proceso muy en la base de la química, en las primeras interacciones moleculares, “se trata de cambiar la configuración del sistema, no estamos cambiando los productos finales, pero sí cómo los obtendremos”. Como ejemplo, imaginemos un coche que, actualmente, emite CO2 cuando circula. El futuro ideado por Garrido Barros radica en que ese CO2 que emite el coche se reciclará para generar energía, y en ese proceso, la energía que se usa será solar. Un win-win.
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